Evaluación del inglés en p1

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La evaluación del inglés en P1 Ërika del Pino Barcelona 2013


En la adquisición de una segunda lengua (L2) es inverosímil pensar que partimos de cero , ya que poseemos unos cocimientos comunicativos y de índole lingüística previos procedentes de la lengua materna (L1) que condicionan inevitablemente el proceso de aprendizaje de este nuevo idioma. El hablante no nativo tiende a trasladar , consciente o inconscientemente, como estrategia de aprendizaje, rasgos de esa primera lengua a la lengua en proceso de adquisición. La presencia de estos rasgos en la interlengua del alumno ha recibido diferentes denominaciones, entre ellas la mas mas frecuentemente utilizada es la de transferencia. La transferencia juega un papel nada despreciable en los procesos de asimilación de una lengua extranjera puesto que constituye una experiencia previa y un rico bagaje en el conocimiento y habilidades del que el alumno dispone a la hora de enfrentarse a la L2. Pero ¿qué ocurre si este alumno debido a su desarrollo madurativo no puede echar mano de esta estrategia como estrategia de aprendizaje?. Es decir, ¿cómo consigue un niño de alrededor 12 meses enfrentarse al proceso de aprendizaje de una lengua diferente a su lengua materna? Para ello hay que reflexionar sobre cuáles son los procedimientos fundamentales de aprendizaje que emplea el niño para aprender una lengua, ya sea L1 o L2: la imitación y la creatividad. Por imitación el niño logra constantes aproximaciones a las distintas formas de hablar que proliferan a su alrededor. Por otro lado, a través de la creatividad, va descubriendo que hay de común entre estas formas de hablar, va intuyendo el sistema de la lengua, y aunque no tenga la capacidad de formularlo lo aplica. Si bien la creatividad parece tener bastantes puntos en común con la transferencia, la diferencia primordial es que la transferencia aplica una experiencia o bagaje interior aprendido de la L1, mientras que la creatividad va vislumbrando patrones externos, extraídos de otras personas y formas de hablar. Aceptando el funcionamiento de los anteriores mecanismos, el aprendizaje de la lengua por parte del niño no deja de ser un hecho prodigioso. Hay que considerar que cuando se habla del aprendizaje lingüístico del niño estamos ante una expresión que se refiere a dos capacidades distintas que no conviene mezclar ni confundir. El conocimiento de la lengua implica el desarrollo de la capacidad activa, a través de la cual el niño se expresa, y la pasiva mediante la que el niño comprende. Es evidente que el dominio pasivo de la lengua precede y supera al dominio activo, y que la relación entre ambas capacidades encierra muy a menudo cierta complejidad. Como se ha explicado anteriormente, el niño en su desarrollo entra en contacto con variedad de modelos lingüístico que le son proporcionados por las distintas hablas, y en nuestro caso, las distintas lenguas en la que se expresan las diferentes educadoras con las que se relaciona. En su proceso de imitación no se dedica a imitar a cada uno de sus interlocutores, si no que a través de las distintas lenguas el niño capta el sistema, por lo menos en lo fundamental y dentro de los límites de sus posibilidades.


A partir de los doce meses de existencia el niño emite sus primeras palabras, o protopalabras (" ...expresiones articuladas que ocurren en contextos definidos y que no son producto de la imitación" Stark, 1986). De la misma manera ocurre con los niños que están inmersos en una segunda lengua durante gran parte del día, como es el casi que nos ocupa. Pero, ¿qué ocurre cuando el niño en cuestión todavía no habla? ¿Es la producción lingüística el indicador de que la lengua está siendo adquirida? Y si es así, ¿estamos afirmando que si no se produce, si un niño no se expresa no conoce la lengua? Como antes apuntábamos el conocimiento de la lengua implica no sólo la expresión si no la capacidad pasiva mediante la cual el niño comprende la lengua. Pero en un entorno "académico" como es éste...¿cómo podemos evaluar la adquisición de la lengua si el niño no produce...no se comunica de manera verbal? Es evidente que la comprensión es anterior a la expresión. Pero la comprensión pasiva resulta más dificilmente evaluable. Para conseguir su evaluación, siempre imprecisa, suele hacerse uso de conjeturas y testimonios extralingüísticos. Así, al observar que el niño sonría, da palmadas o se agita alegremente ante determinadas palabras o frases interpretamos que el niño entiende lo que intentamos comunicar. Pero esta es una evaluación vaga y francamente imprecisa. La evaluación de la comprensión de la lengua L2 en niños de edad comprendida entre los 12 y los 24 meses que todavía no hablan, se ha basado fundamentalmente en la observación directa de la expresión corporal del niño. El lenguaje corporal y gestual engloba todas las manifestaciones que el niño realiza con su cuerpo. Para valorar el conocimiento de la lengua a través del lenguaje corporal hasta el momento se han tenido en cuenta como instrumentos evaluadores únicamente la ejecución de consignas y la gesticulación. Si buscamos en el diccionario consigna encontramos definiciones del tipo: ("Circular, Dar, Pasar, Recibir, Tener") f. *Orden o *instrucción de carácter general que se da, o que se transmiten unas a otras las personas que intervienen en una misión, conjura, etc. Esta consigna, esa orden, es un instrumento altamente provechoso a la hora de evaluar la adquisición de una lengua extranjera en niños que todavía no hablan. Como ventajas de este método encontramos la multitud de oportunidades que el educador tiene para practicarla y evaluarla en el día a día. Es decir, es un método efectivo y natural que se puede realizar en múltiples ocasiones y lugares. Asimismo es no sólo un instrumento para evaluar sino también ofrece un sinfín de oportunidades para ampliar el vocabulario. Por ejemplo, la consigna: "Bring me the pencil" puede constituir la consigna base para otras como "Put the pencil into the cup" o "Bring me the cup" y así sucesivamente. Por otro lado este método tiene alguna desventaja, como el hecho de que quizá el alumno decida no realizar la consigna. El desánimo no debe ser el lápiz evaluador, ya que como sugería anteriormente este método ofrece un gran número de posibilidades de realización a diario. El lenguaje gestual que engloba todas las manifestaciones que el niño realiza con su cuerpo es el lenguaje más eficaz para comunicarse con los demás y con su entorno al menos hasta los dos años. Uno de los objetivos primordiales en toda comunicación es la transmisión de cuáles son las necesidades del hablante. Durante los primeros meses o años


de vida los intentos de comunicación por parte del niño van a estar vinculados estrechamente a la satisfacción de sus necesidades básicas mediante sonrisas, movimientos o gestos. De esta manera, a través de la exploración de los propios recursos comunicativos y, en ocasiones de la imitación, el niño irá descubriendo y ampliando las formas de expresión, sus repertorios de gestos y movimientos, así como la posibilidad de organizarlos significativamente, utilizando todas sus posibilidades expresivas para comunicar necesidades, estados de ánimo o deseos. El lenguaje gestual, o corporal, es el lenguaje más natural ya que parte de la espontaneidad aunque en gran medida esté empapado de gestos emulados de las personas que conforman su entorno. Poco a poco estos gestos estarán más dotados de intencionalidad para paulatinamente encontrar a través de su cuerpo una forma de expresión propia que contribuirá así a crear un sistema válido para comunicarse con los demás y con su entorno.Para que la comunicación a través de la expresión corporal sea más eficaz a la hora de ser evaluada, se ha visto que es imprescindible el papel de su interacción con los educadores. En este sentido, por lo tanto el elemento susceptible de evaluación de la lengua es el gesto. El gesto puede ser definido como un movimiento significativo, intencional y cargado de sentido que sirve no sólo para captar el mundo circundante sino que comunica a los demás intenciones, deseos o necesidades, y en el caso de un entorno educativo, información sobre el conocimiento de la lengua. La observación de la comunicación gestual del niño ante diferentes proposiciones o momentos creados por los educadores constituye una de las tácticas básicas para la evaluación de la L2 en P1. Son dos tipos de gestos los que el educador de esta etapa evolutiva observa y evalúa de manera sistemática: el gesto representativo y el gesto simbólico. El gesto representativo surge de la capacidad imitativa del niño, ya que todo niño representa gestos que observa en los adultos. Estos gestos son altamente indicativos del conocimiento de vocabulario básico en inglés. El gesto simbólico, por otra parte, se utiliza para representar las ideas por asociación(gestos como el saludo o la despedida). En este caso la transferencia de la lengua materna empieza a adoptar un papel importante en tanto en cuanto las relaciones sociales son un reflejo adquirido en el seno materno-familiar. Como hemos comentado en líneas anteriores, hasta el momento se han estado empleando la realización de consignas y la observación del lenguaje gestual del niño como elementos evaluadores de la adquisición del inglés como L2. Debido a que estas técnicas en ocasiones se muestran como ineficaces a causa de la aparente falta de rigurosidad hemos llegado a la conclusión que es necesario averiguar si existen otras técnicas o instrumentos que legitimen los resultados en la evaluación realizada en el aula. Como resultado, y gracias al asesoramiento de una compañera, descubrimos los sistemas aumentativos y alternativos de comunicación o SAAC. Los Sistemas Aumentativos y Alternativos de Comunicación (SAAC) son formas


de expresión distintas al lenguaje hablado, que tienen como objetivo aumentar (aumentativos) y/o compensar (alternativos) las dificultades de comunicación y lenguaje de muchas personas con discapacidad. Por este motivo, aunque en este casi no existe la discapacidad, este sistema ofrece diversos sistemas de símbolos, tanto gráficos (fotografías, dibujos, pictogramas, palabras o letras) como gestuales (mímica, gestos o signos manuales) y, en el caso de los primeros, requiere también el uso de productos de apoyo. Los diversos sistemas de símbolos se han adaptado a las necesidades de los niños de P1, es decir, en general son símbolos referidos a necesidades básicas, como el estado de ánimo, la alimentación o el control de esfínteres. Ver imágenes 1-3

Imagen 1

Imagen 2


Imagen 3 En el caso de los símbolos gestuales, esta técnica abarca el uso de mímica y gestos de uso común. De las cinco estrategias fundamentales que existen para indicar los símbolos gráficos hemos seleccionado dos, la selección directa y la exploración o barrido dependiente. La selección directa consiste en señalar o pulsar las imágenes directamente, con el dedo, con la mirada o con otras partes del cuerpo, para indicar los pictogramas que se quieren comunicar. Por otra parte la exploración o barrido dependiente consiste en que el interlocutor vaya señalando, uno en uno los símbolos a comunicar, hasta que niño indique con un gesto que se ha dado con el que quería comunicar. Por lo tanto, si interpretamos todo lo descrito anteriormente podemos llegar a la conclusión que la adquisición de una segunda lengua en niños de la edad que nos ocupa posee unas características muy particulares a causa del desarrollo cronológico de estos. Como hemos dicho, el aprendizaje de la lengua por parte del niño es un hecho prodigioso del cual los educadores somos altamente significativos. Es indispensable que las personas que intervengan en el proceso de aprendizaje de la lengua conozcan el momento madurativo de los alumnos y pongan en práctica las técnicas conocidas que tan bien funcionan pero que jamás deje de investigar, aprender para ofrecer a los alumnos todas las oportunidades de aprender más y mejor. La evaluación de la adquisición del inglés como segunda lengua sigue estando en un estado bastante embrionario, pero lo más importante es que los alumnos gocen de oportunidades para conocer sus propias capacidades expresivas así como así como para identificar progresivamente las expresiones de otros, lo que ampliará sus posibilidades de expresión.


Bibliografía BILLAUT,J: El niño descubre la lengua materna, Cincel, Madrid, 1982. CRYSTAL, D: Lenguaje infantil.Aprendizaje y lingüística, Médica y técnica, Barcelona, 1981. DALE, Ph.S: Desarrollo del lenguaje, Trillas, México, 1980. FRANCESCATO, G.: El lenguaje infantil, Península, Barcelona, 1971. GARVEY, C.: El habla infantil, Morata, Madrid, 1987. MOLINER, M: Diccionario del uso del español(3ª ED.) (2 VOLS.), Gredos, Madrid, 2007.


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