Francisco MICHAVILA
Mi París
Fundada en 1920
Comunidad de Andalucía, 59. Bloque 3, 3º C 28231 Las Rozas - Madrid - ESPAÑA morata@edmorata.es - www.edmorata.es
Mi París
Por Francisco MICHAVILA
© Francisco MICHAVILA
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En memoria de mi padre, Francisco Michavila Paús, quien me transmitió su amor por París.
ÍNDICE
PREÁMBULO .............................................................................
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PRIMERA PARTE 1. VIAJE DE IDA. AQUEL PARÍS QUE ME ABRIÓ LOS OJOS ......
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2. LA ESTATUA DE DANTON ..................................................
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3. EL DRUGSTORE DE SAINT-GERMAIN ................................
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4. EL ANFITEATRO POINCARÉ ...............................................
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5. UNA VISITA A LA EMBAJADA .............................................. 121 6. TRAS LOS PASOS DE VICTOR HUGO ................................... 143 7. FIESTA EN LA MAISON DU LIBAN ...................................... 169 8. EN LA “RIVE DROITE” ....................................................... 191
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9. ENTRE JUSSIEU Y FONTAINEBLEAU ................................. 215 10. UNA DECISIÓN IMPORTANTE .............................................. 237 SEGUNDA PARTE 11. EL REENCUENTRO ............................................................. 263 12. PASIÓN POR LA EDUCACIÓN ............................................... 301 13. UN REGALO DE LOS DIOSES ............................................... 337 14. ENTRE EL AYER Y EL MAÑANA .......................................... 375 NOTAS BIOGRÁFICAS ................................................................. 405
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PREÁMBULO
Mi París no pretende ser un libro autobiográfico, aunque se base en experiencias y vivencias acaecidas en diferentes etapas de la vida de quien lo escribe. Se trata de un relato novelado, donde se dan cita unos hechos reales junto a otros inventados. Una narración que recoge aconteceres y pensamientos sobre la ciencia, la educación y la política que tienen a París como escenario. Pero París no es solo el escenario donde ocurren, sino el motor de construcción de la personalidad del autor de la obra. Un París vivo, donde hechos históricos, descritos con solemnidad, se combinan con anécdotas personales, relatadas con ironía o un cierto humor. El autor narra, al inicio, la vida parisina de un joven idealista recién llegado de Madrid, imbuido de una profunda vocación por la Ciencia, apasionado en extremo por el conocimiento científico, pero que no se sustrae a lo que ocurre a su alrededor, como son la política, la literatura o la lucha de los exiliados españoles en la capital gala por la recuperación de la libertad en su tierra. Con el paso del tiempo, poco a poco, a lo ©
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largo de las páginas de la obra se va perfilando la formación de su pensamiento y su evolución, desde el tiempo de estudiante universitario en el Barrio Latino hasta el final de su labor como profesor y responsable de política universitaria en España. El relato discurre de ese modo en tres etapas de su vida, con tres ritmos distintos, el primero impulsivo, apasionado, seguido de otro de plasmación de sus sueños juveniles en realidades universitarias, y uno último reflexivo, en el que reafirma y atempera sus posiciones e ideales. En consonancia con esas tres fases de la existencia, la obra se estructura en catorce capítulos agrupados en dos partes. En la parte primera del libro, estos valores son vistos con los ojos del joven que sueña con transmitir su pasión a los demás. Luego sigue la madurez, en la segunda parte, primero en unos años en que París es visto por el autor desde la distancia, pero sin nunca olvidar su recuerdo tal como auguraba Hemingway a quienes habían vivido allí de jóvenes, para finalmente culminar, a modo de cierre de su peripecia vital, con el retorno a esa ciudad que tanto ama: París. A lo largo de las páginas del libro aparecen diversos personajes del mundo intelectual, científico y político con los que el autor comparte hechos de su vida o mantiene diálogos que el texto incluye. Son fundamentalmente franceses: Jacques Delors, Claude Allègre, Francis Gutmann, Anne Hidalgo, Jean Mandel, René de Possel, Jacques-Louis Lions, Laurent Schwartz, Pierre-Arnaud Raviart, Olivier Pironneau, Gerard Petiau, Jean-Jacques Payan, Michel Barat, Françoise Allaire y Jacques Levy, entre otros. A los que se suman españoles como Joan Lerma, Federico Mayor Zaragoza, Gustavo Suárez Pertierra, Emilio Llorente, Jaume Pagès, Manuel Escudero, ©
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Fernando Gurrea o José Alcina. Incluso otros personajes singulares como Billy el Niño o Julio Rodríguez. Junto a ellos, el autor incorpora en el texto diversos personajes de la vida cotidiana, unos son compañeros de las clases en el campus de Jussieu, otros amigos, y otros personajes ficticios, franceses, españoles y de varios países más, con cuya creación facilita el diálogo cuando no el debate entre ideas contrapuestas o visiones culturales distintas de París y su mundo. También reflexiona el narrador sobre la influencia de grandes pensadores en la construcción de su mundo de valores e ideas; es el caso de Victor Hugo, Albert Camus, Gustave Flaubert, Georges Danton, Aristide Brian, Jean Jaurès, Jean Moulin, André Malraux, Jean Monnet, Ernest Hemingway, John Dos Passos, Manuel Azaña, Miguel de Unamuno, Max Aub, Salvador de Madariaga o Pablo Neruda. Todos ellos tenían en común haber nacido o vivido en la capital gala. El libro constituye una aproximación a lo que ha significado y significa la ciudad de París y muchos de sus más ilustres habitantes durante los últimos doscientos años. El autor es un caminante inagotable que diariamente recorre las calles de París, cruza sus puentes, las orillas del Sena y sus bouquinistes, se detiene para admirar la belleza de sus lugares de mayor esplendor artístico, busca los sitios donde acaecieron hechos históricos que cambiaron el curso de la historia de Europa. Lo hace de manera especial en el Barrio Latino, donde vivía el autor en su primera etapa parisina, en un estudio situado en una quinta planta cerca de la Place de la Sorbonne, una ubicación como la que Stefan Zweig calificara años antes como ideal para impregnarse de las esencias de la capital gala. ©
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Pero también el autor se siente atraído por otros barrios parisinos situados en la Rive Droite, como es el caso de Le Marais donde busca, y encuentra, el espíritu de Victor Hugo, que tanto le fascina. De igual manera se detiene en las ideas y las acciones de diversos personajes a los que la ciudad debe su imagen y honra su recuerdo. En el relato tienen cabida las razones por las que se erigió la estatua de Danton en Saint-Germain o las iglesias que recogen los restos de Descartes o Pascal. Ello le da pie para resaltar la importancia histórica e intelectual de un grupo notable de científicos, pensadores y políticos. También se ocupa de ilustres visitantes de la capital gala en épocas anteriores. Entre estos aparecen en la obra diversos literatos españoles y la Generación perdida norteamericana, que también tiene un lugar especial en el texto, como igualmente ocurre con las librerías del Barrio Latino. Ediciones Morata ha hecho posible la publicación del manuscrito que elaboró el autor a lo largo de los meses de encierro a causa de la epidemia que ha azotado nuestras vidas durante el pasado 2020, un tiempo propicio para la introspección debida al aislamiento. El interés de la editorial por la obra y el esmerado proceso de edición que ha llevado a cabo merecen especial reconocimiento y gratitud. El papel de Paulo Cosín no ha sido tan solo de director de Ediciones Morata, ha ido más allá, compartiendo los desvelos del autor y cuidando personalmente todos los detalles sin importarle el tiempo empleado. Quien esto ha escrito aspira a no defraudar esa confianza, así como la del lector que se adentra en la lectura del texto. Gracias también a Pedro Badía y Antonio María Ávila que han creído que merecía la pena que viése la luz la plasmación en forma de libro de la relación que establece el autor con ©
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“su París”, y le han animado y ayudado a publicarlo. Los consejos y el apoyo constante de Badía ha sido fundamentales para el autor. A la contribución fotográfica de Lourdes Eraso, eficiente y entrañable compañera de trabajo del autor en la Embajada en París, se debe la portada del libro de tanto simbolismo parisino. Y otro agradecimiento a gran escala para Mayte Llorente que con sus habilidades con el teclado de un ordenador y su revisión crítica y rigurosa de los textos ha mejorado en mucho el libro. El lector comprobará que en las páginas que siguen se resalta la trascendencia y el valor que tienen para nuestra civilización europea la educación, la audacia, el coraje, la razón y la tolerancia. En definitiva, este es un libro que va dirigido a todos aquellos que no han abandonado la esperanza de construir un mundo mejor.
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3 EL DRUGSTORE DE SAINT-GERMAIN
La République est un grand acte de confiance et un grand acte d’audace1. Jean JAURÉS, 1903. Discours à la jeunesse, Lycée d’Albi.
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La República es un gran acto de confianza y un gran acto de audacia.
E
N la esquina del Boulevard Saint-Germain con la rue de Rennes se hallaba el popular Drugstore de Saint-Germain, que fue reemplazado en los inicios del siglo XXI por una tienda de Armani. Tenía una terraza acristalada que me acostumbré a frecuentar los fines de semana, si disponía de un par de horas libres. Sus mesas eran pequeñas, muy pequeñas, individuales o, a lo sumo, para un par de personas; de ese tamaño tan propio de las cafeterías parisinas y sus terrazas en las aceras. Allí ubicado sentía como si adquiriese el papel privilegiado de un observador que escrutaba cuanto acontecía en ese cruce de calles. El lugar se había convertido en el centro neurálgico del quartier. Enfrente, al cruzar el bulevar, se encontraban los Cafés de Flore y Les Deux Magots. A su derecha, la iglesia de Saint-Germain, con su pequeña plazoleta. Justo en la casa al lado del Drugstore, la conocida Brasserie Lipp. Cuando un viernes o un sábado escapaba de la rutina de los horarios establecidos por mi obsesión planificadora, y a la que me obligaba ese sentido trascendente que hice la razón de ©
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ser de mi vida parisina y la cita cotidiana con el estudio de los textos y los apuntes matemáticos, me convertía en espectador de la vida en el bulevar y, en especial, prestaba todo el interés de los sentidos a la contemplación de un escenario urbano rico en contrastes. Mi visita al Drugstore se convirtió poco a poco en una costumbre muy placentera. Allí iba, con un ejemplar de Le Monde bajo el brazo, a satisfacer mi apetito goloso. La carta tenía una variada oferta de helados de gran tamaño, entre los que destacaba el denominado Chocolat Rock, mi preferido, todo de chocolate negro, el bizcocho y el helado, que estaban bañados por una deliciosa salsa caliente del mismo sabor. Desplegaba Le Monde a la búsqueda de conocer qué acontecía por otros lares, a la vez que me transformaba en un curioso de cuanto ocurría en los dos cafés de la otra acera. Siempre llenos. Con frecuencia, entraban o salían de ellos personajes extravagantes de todo tipo, al menos, en su vestimenta. De una cuidada excentricidad. Tres años más tarde de mis andanzas por aquellos lares, el conocido terrorista Carlos —su nombre verdadero era Illich Ramírez Sánchez— lanzó una granada al local que ocupaba el restaurante y la terraza del Drugstore matando a dos personas e hiriendo a otras treinta y cuatro. Así se originó el ocaso de uno de mis lugares preferidos en la Rive Gauche. Cuantas veces he pasado posteriormente por ese lugar no he dejado de recordar con añoranza las horas felices de aquellos días en ese Drugstore y, sobre todo, sus deliciosos helados. La Brasserie Lipp ha constituido desde sus orígenes, a finales del siglo diecinueve, un lugar de culto —con sus mesas corridas, bastante incómodas, y un salón decorado con buen gusto— para comer con amigos, especialmente las viandas alsacianas. Choucroute, principalmente. En aquel tiempo estaba ©
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muy de moda y era frecuentado por ilustres comensales, del mundo de la política, del arte y la moda. Entre sus más asiduos clientes se hallaba el político François Mitterrand, que había sido numerosas veces ministro en los gobiernos de la IV República. En 1965, cuando se enfrentó con el General de Gaulle en las elecciones presidenciales y consiguió que tuviese lugar una segunda vuelta entre ambos, se había convertido en un referente de la oposición al gaullisme, y se valoraban como ciertas sus posibilidades de vencerlo en futuras contiendas electorales. En ese mismo año tuvo lugar un acontecimiento político de impacto internacional en la puerta de la Brasserie Lipp que conmocionó a la sociedad francesa. Mehdi Ben Barka, líder de la oposición democrática marroquí que denunciaba las arbitrariedades de la monarquía absoluta que ese país padecía y las torturas de su policía, fue secuestrado. Nunca más se supo de él, ni se encontró su cadáver. En averiguaciones posteriores se concluyó que Ufqir, en aquel momento era el ministro del Interior del régimen alauita, promovió tamaño atropello del derecho internacional, con la colaboración de algunos policías franceses. Ben Barka fue torturado, antes de ser asesinado. Este tema se convirtió en una cuestión recurrente en la política francesa, con acusaciones entre policías, políticos y agentes secretos, de la que aún hoy en día hay bastantes interrogantes sin resolver. Las historias de los cafés Flore y Les Deux Magots tienen mucho de paralelas. Lo son sus fechas de fundación, ambos datan de la década de los 80 del siglo XIX, y el poderoso atractivo que han ejercido sobre literatos, pensadores, políticos y artistas. En unos años gozó Flore de las mayores preferencias de la clientela, en otros lo hizo Les Deux Magots, aunque ©
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lo habitual fuese que quienes entraban por la puerta del primero unos días, lo hiciesen por la del segundo en otros. Iba por modas, como ocurre frecuentemente en los asuntos mundanos. El Café de Flore comenzó siendo el preferido por los clientes de extrema derecha. Así, Charles Maurras fundó en su primer piso el semanario Action Française en 1908, que se convirtió en la voz del extremismo de derechas, antisemita y enemigo de la República. Tal publicación ejerció un papel conspiratorio destacado en los últimos tiempos de la Tercera República. El café de Les Deux Magots, cuyo nombre hace referencia a dos figuritas chinas que conserva desde su fundación, y que siempre me han hecho sonreír de manera condescendiente por su simplicidad tan añeja, fue el heredero de una previa casa de licores. En los primeros años de Les Deux Magots, la literatura y el arte ocuparon un lugar más preferente entre sus asiduos que la política. Buena parte de la mejor historia cultural de París tuvo lugar en ese escenario del Boulevard Saint-Germain. Primero fue Paul Verlain y el modernismo. En 1884 Verlain publicó su libro Les poètes maudis que se ocupaba, entre otros, de escritores como Arthur Rimbaud y Stéphan Mallarmé. Ambos, conocidos a raíz de tal publicación como “poetas malditos”, también fueron habituales visitantes de Le Deux Magots. A ellos siguieron otras figuras destacadas del surrealismo literario, como Guillaume Apollinaire y André Breton. La llegada de una pléyade de escritores norteamericanos, conocidos como la “Generación perdida”, según la denominación que les dio Gertrude Stein, fue otro hecho notable. Ese grupo de literatos americanos empezaron a frecuentar los dos míticos cafés a partir de los llamados felices años 20. Truman Capote, John Dos Passos, William Faulkner, Scott Fitgerald, ©
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Ezra Paund, James Joyce..., pasaron por allí. Pero, sobre todo, acudía Ernest Hemingway. Pocas personas tan ilustres, pocos intelectuales extranjeros tan comprometidos, o escritores de tanta fama universal, han entendido y sentido París como Hemingway. En su extraordinario libro París era una fiesta, su obra póstuma de 1964, dice con una insuperable clarividencia: “Si tienes la suerte de haber vivido en París cuando joven, luego París te acompaña donde vayas, todo el resto de tu vida”. En otro momento, también añadía Hemingway que en París era “muy pobre, pero muy feliz”. O se refería a nuestro amado París, por él y por mí, como una ciudad “en la que nada era sencillo, ni siquiera ser pobre”. En la década de los años noventa, fui en varias ocasiones a Pensilvania como profesor visitante en la Penn Sate University, donde realicé varias estancias en verano, de dos o tres meses cada una. En la segunda vez que fui, tuve la oportunidad de disfrutar de amenas charlas con el Presidente de la Penn State, Graham Spanier. En una de ellas, me contó cómo, junto a su mujer, y movidos por el influjo de la personalidad de Hemingway, estuvieron en Pamplona durante las Fiestas de San Fermín, siguiendo así la ruta que había marcado el gran literato norteamericano. Vestido como los pamplonicas, corrió delante de los toros en los encierros; con orgullo, Spanier me mostró un ejemplar de un periódico de Filadelfia donde se relataba su hazaña. El carisma de Hemingway ha seducido y seduce a muchos intelectuales de todo el mundo. Años más tarde llegó Jean-Paul Sartre al lugar. Alternaba los dos cafés, pero a partir de 1939 Sartre y Simone de Beauvoir solían preferir el Café de Flore donde, incluso, Sartre tuvo mesa fija. En los años siguientes, la moda vigente marcaba que ©
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NOTAS BIOGRÁFICAS
Alcina Franch, José (València, 1922, Madrid, 2001). Antropólogo y profesor. Estudió en la Universitat de València. Profesor en las universidades de València, Sevilla y Madrid. Desde 1967, catedrático de Arqueología americana en la Universidad Complutense, y posteriormente director de su departamento de Antropología y Etnología de América. Miembro de numerosas sociedades internacionales sobre antropología americana, prolífico autor de publicaciones e investigaciones de impacto internacional. Ha tenido reconocimientos y distinciones de muchos países de América y Europa. Participó en mayo de 1975 en la reunión constitutiva de la comisión gestora de la Junta democrática de las universidades de Madrid. Allaire, Françoise fue Attachée de Cooperation Scientifique et Technique de la Embajada de Francia en Madrid desde 1976 a 1984. Su carácter emprendedor y su gran dinamismo impulsaron en gran medida la colaboración entre las universidades españolas y sus principales grupos de investigación con ©
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sus homónimos franceses. Su labor en aquellos años dejó una huella imborrable. Allégre, Claude (París, 1937). Científico y político. Geoquímico. Ha sido director del Institut du Globe de París y desde 1995 es miembro de la Académie des Sciences. Eurodiputado, en 1997 fue nombrado Ministro de Éducation Nationale. Tiene una brillante trayectoria científica en su disciplina geológica y es conocido por expresar sus opiniones sin rehuir las posibles controversias. En 1999 promovió la reunión de la Sorbonne con la que se inició el proceso de construcción del Espacio Europeo de Educación Superior. Barat, Michel (Cormeilles-en-Parisis, 1947). Filósofo y directivo universitario. Comenzó su carrera profesional en la enseñanza secundaria. Entre 1981 1993 tuvo responsabilidades directivas en París VII y en el Centre National de Formation des Professeurs de Montlignon. A continuación, fue nombrado director general del Pôle universitaire Léonard de Vinci, donde se ocupó de su puesta en funcionamiento. También ha sido vicerrector de la Nouvelle-Caledonie y rector de la Académie de Corse. Es un destacado de la Francmasonería de la que fue entre 1990 y 1993 Gran Maître de la Gran Logia de Francia. Barré, Philippe fue Conseiller pour la Science et la Technologie de la Embajada de Francia en Madrid desde 1986 hasta 1992. Apoyó decididamente, entre otras, las relaciones científicas de los grupos franceses con los españoles dedicados a la investigación y la docencia universitaria en análisis numérico. También impulsó el desarrollo de la Asociación Hispano-Francesa de Cooperación Científica y Técnica. ©
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