El manuscrito encontrado en Ciempozuelos

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Temas: Psiquiatría Teoría social


Guillermo RENDUELES OLMEDO

El manuscrito encontrado en Ciempozuelos Análisis de la historia clínica de Aurora Rodríguez

Fundada en 1920

Nuestra Señora del Rosario, 14, bajo 28701 San Sebastián de los Reyes - Madrid - ESPAÑA morata@edmorata.es - www.edmorata.es



El manuscrito encontrado en Ciempozuelos Análisis de la historia clínica de Aurora Rodríguez

Por Guillermo RENDUELES OLMEDO


© Guillermo RENDUELES OLMEDO

Edición original del autor con el mismo título publicada en 1989 por Ediciones Endymion con ISBN 84-7731-023-8 y depósito legal M-363-1989.

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© EDICIONES MORATA, S. L. (2017) Nuestra Señora del Rosario, 14 28701 San Sebastián de los Reyes (Madrid) www.edmorata.es - morata@edmorata.es Derechos reservados ISBNpapel: 978-84-7112-843-0 ISBNebook: 978-84-7112-844-7 Depósito Legal: M-17.090-2017 Compuesto por: Sagrario Gallego Simón Printed in Spain - Impreso en España Imprime: ELECE Industrias Gráficas, S. L. Algete (Madrid) Cuadro de la cubierta: Tono Bross adaptada de la portada de la edición original de 1989 con ilustraciones de César Bobis.


Contenido

Nuevo prólogo........................................................................................ ¿Olvidar a Aurora-Hildegart?, 9.—Las Polgár: tres genias del ajedrez, 10.—Aurora y la genealogía feminista, 11.—Amor y Pedagogía: la enfermedad pedagógica de Unamuno, 12.—¿Recuperar la memoria o imaginar el pasado?, 13.—La Realidad del Encierro, 15.—Patogenia y Patoplastia: Aurora y la Eugenesia, 17.—Del Falansterio al Panóptico, 19.

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Introducción ..........................................................................................

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El manuscrito. Copia de la historia clínica número 6.966........................

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CAPÍTULO 1: La forja de una loca .......................................................... ¿Quién fue Aurora?, 53.—El sistema familiar de Aurora, 55.—Hegel y Antígona, 58.—La novela familiar de Aurora Rodríguez, 59.

53

CAPÍTULO 2: Y en El Ferrol nació un niño ................................................

67

CAPÍTULO 3: Frente a la familia, falansterio............................................

77

CAPÍTULO 4: La Inmaculada Concepción de Hildegart .......................

85

CAPÍTULO 5: La vida pública de Hildegart ............................................

97

CAPÍTULO 6: Un crimen por razón ..........................................................

115

CAPÍTULO 7: La disputa entre la cárcel y el manicomio. ¿Está loca Aurora?.............................................................................................

129

CAPÍTULO 8: La mortificación del alma en la cárcel ............................

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CAPÍTULO 9: La segunda vida de Aurora: de la utopía manicomial a Frankenstein ..................................................................................... Reglamento de régimen interno, 144.—Normas generales a seguir en la Unidad, 145.—Horarios a cumplir en la Unidad, 146.—Normas para el dormitorio, 146.—Normas para el aseo y el WC, 147.—Comedor, 147.—Sanciones, 148. Anexo ..................................................................................................... Informe psiquiátrico, 169.—Autoanamnesis, 169.—Exploración somática y psíquica, 179.

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Nuevo prólogo ¿Olvidar a Aurora-Hildegart? La reedición de un libro lejos de casa, junto a una indudable satisfacción narcisista, actualiza un debate sobre los dilemas del deber de recordar y el miedo a caer en la repetición anacrónica. BENJAMIN1 nos exhorta a la memoria, a que no se pierdan esas crónicas de los vencidos que alimentan desde el relato del crucificado el débil poder mesiánico que le es concedido a cada generación. Cuando llegue el día de la liberación mesiánica, la mirada atrás, y el recuerdo de las derrotas, será el relato que totaliza la historia que los de abajo pueden oponer a la Historia de los vencedores que hoy conocemos bajo ese nombre académico. Recordar derrotas y convertirlas en fuerzas redentoras es la consigna de BENJAMIN que propugna tejer, con todos esos relatos de los vencidos, una especie de relatos secretos que sustenten la esperanza de los de abajo de que sus sufrimientos no serán insignificantes, no serán florecillas atropelladas por el tren del progreso. Frente a ese deber de memoria, NIETZSCHE nos alerta contra su sobredosis, y nos aconseja un uso pragmático: la historia no es maestra de nada, y depende del fin para el que sea usada. Frente a los capaces de enfrentar el eterno retorno y aguantar la repetición del sufrimiento como ley de la vida que conduce al superhombre, la confianza en el progreso histórico, y sus fábulas hagiográficas, sirven para que los pusilánimes eludan sus deberes de cambiar el mundo, y dejarlo fluir hacia esa mejora natural. Que el deseo de crear un genio, que Aurora encarnó en su tiempo, sea un proyecto anacrónico, queda negado por sus continuas reactuali1 Toda la obra de BENJAMIN está iluminada por esas metáforas mesiánicas como sinónimo de Revolución. Su insistencia en ese deber de memoria, frente a la justificación del sacrificio de los de abajo por las locomotoras del progreso y de la historia, es su principal aporte al pensamiento marxista.

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Introducción La vida y la muerte de Aurora Rodríguez, y de su hija Hildegart, se cierra no sólo con el más rotundo olvido, sino con las tergiversaciones también más rotundas. En el único libro editado sobre ellas —Aurora de sangre—, el excelente periodista Eduardo de Guzmán escribe: Recluida en la cárcel de mujeres para el cumplimiento de su condena, Aurora Rodríguez permanece en ella durante tres años. Según parece en 1936, y en los días confusos y caóticos del comienzo de la guerra civil, sale o escapa de su prisión. ¿Qué es de ella después? Lo ignoro, porque nadie me habla con posterioridad de la madre de Hildegart, ni sé que se haya publicado nada acerca de su destino o paradero. Es posible que haya muerto… No cabe descartar, sin embargo, la posibilidad de que haya sobrevivido a los treinta y nueve años transcurridos desde que mató a su hija.

Las razones de ese olvido son tanto más extrañas cuanto que Hildegart es una de las pocas forjadoras de teorías importantes e innovadoras del feminismo español de los años treinta, la única, por ejemplo, citada por Havelock-Ellis, tanto en los aspectos más ideológico-críticos relativos a la familia patriarcal y al machismo, como en las técnicas sexuales, o en la aplicación de la vasectomía para el control de la natalidad, técnica que, todavía en 1943, le parecía un signo de locura al psiquiatra que entrevistó a Aurora. La producción teórica de Hildegart supera la cincuentena de opúsculos, y algunos de ellos, como Venus ante el Derecho, Sexología o La rebeldía sexual de la juventud, constituyen un material casi único del moderno feminismo español. El olvido, pariente cercano de la represión, puede tener otra fuente importante. Hildegart y Aurora militaron en el PSOE desde 1928. La primera publicó artículos durante la dictadura de Primo de Rivera —tenía 15 años de edad— de forma asidua en El Socialista, y perteneció a la izquierda juvenil de ese partido junto a Santiago Carrillo, Poncela, Sendín, llegando a estar procesada y posteriormente amnistiada por la República. Como tendremos

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ocasión de ver, en 1932, con la publicación de ¿Se equivocó Marx?, un libro que era una de las primeras críticas del abandono de la teoría revolucionaria por parte del Partido Socialista, aporta su testimonio contra todo el arribismo y el afán de trepar que se dispara en este partido con posibilidades de gobierno y que, por encima de la razón concreta que asiste a Hildegart de no apoyar a Azorín en la candidatura a diputado por el PSOE, la llevó a ser expulsada del partido; y revela, al mismo tiempo, su perspicacia para el análisis concreto de una situación muy similar a nuestro presente. La salida de Hildegart hacia la ideología libertaria y al partido liberal priva a nuestra historia de otro de los soportes teóricos posibles en el área del comunismo. El arco del olvido parece cerrarse con la etiqueta de locura que los psiquiatras atribuyen a Aurora, y con la reducción del problema de la relación entre madre e hija, y sus múltiples mediaciones, a un problema de clasificación psicopatológica y peritación forense. Una vez más se da la paradoja de que entrar en ese mundo psicopatológico lleva consigo asumir la conveniencia del olvido: mientras que los peritos de la defensa, que constituyen los máximos representantes de la izquierda psiquiátrica de la época, desde Lafora a Sacristán, mantienen la locura paranoica pura de Aurora, la peritación de la acusación, Vallejo, Piga —la psiquiatría tradicional— afirma su responsabilidad, uniendo su voz a la de la propia Aurora que siempre quiso ser considerada sujeto intencional de su crimen: se negó, incluso con violencia, al intento de ser descalificada y reducida a la consideración sintomática de sus acciones, por lo que gritará una y otra vez su lucidez, su triunfo en el crimen. Se pone de relieve de este modo uno de los asertos críticos de HORKHEIMER: en el mundo administrado totalitariamente por el capital industrial no existen escondrijos. Si Horkheimer piensa que Verlaine sería objeto en nuestro mundo de la asistencia social, Aurora, lejos de ser aceptada y castigada como alguien que rompe los límites, debería ser clasificada como loca. Esta cancelación psiquiátrica de la vida de Aurora sume en la sospecha toda la obra de Hildegart, quitándole realidad, patologizándola, y confundiendo los “delirios reivindicativo-paranoides” de la madre, con la producción teórico-crítica de la hija en un todo homogéneo, donde el sueño revolucionario conduce a la locura y, al final, reduciendo todo el interés de los psiquiatras no a los contenidos de ese pensamiento, sino a las clasificaciones de la patología formal del mismo. Este trabajo va a intentar justamente dar la vuelta a esa reducción en el mismo sentido en el que lo hizo Basaglia cuando trató de invertir el método psicopatológico de Jaspers. A diferencia de Basaglia, Jaspers proponía poner entre paréntesis la realidad, y analizar únicamente formas y contenidos de pensamiento. De esta manera, a partir de los productos literales de esa práctica reductora que el anónimo psiquiatra del manicomio de

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Introducción

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Ciempozuelos realiza con Aurora, en ese diálogo singular que transcurre en los primeros años de su encierro, en el que se constituye en una enferma interesante, hasta esos largos años en los que la institución total logra destruir lo que de humano había en Aurora, intentaremos ver cómo, en una segunda vida manicomial, sobrevienen las ideas directrices, la utopía que guió su vida y, haciendo de derrota victoria, tratará de reformar el manicomio, la psiquiatría, y la higiene mental; y veremos también como, de nuevo, lo real la destruye, y la destina a terminar su vida, en 1956, tras reducirse a hacer muñecos de trapo del tamaño de un hombre, a los que intenta dar vida. Lo que une esas dos vidas, la extramanicomial, en la que Aurora trata de cambiar el mundo, y esa segunda vida, en la que intenta cambiar el manicomio, es un deseo que continuamente puja por imponerse a la realidad histórica, transformando a la Aurora real en una persona a quien los fantasmas y la ley del deseo, sin llegar a realizarse, “insistieron”, y dominaron durante toda su existencia. Es esta reconstrucción del polo subjetivo de su historia lo que intentaremos abordar en este trabajo: las autoimágenes, la novela familiar, las atribuciones de una realidad persecutoria con independencia de su pertenencia a la historia o a la fantasía. Es esa perspectiva la que adopta Freud cuando escribía a Fliess: si mis enfermos me engañan, si los traumas sexuales no existieron, su deseo es real.

Así pues, menos que la familia real, que dió lugar a los niños-prodigio guiados por Aurora, nos interesa más la novela familiar que ella transmite a su sobrino y a su hija, los mitos que, al ser elaborados por Aurora, resuelven y determinan conductas que sin esos relatos serían inexplicables. En esta búsqueda del texto, que subyace bajo lo histórico, nuestras fuentes, junto a la producción pública firmada por Hildegart, son, en primer lugar, ese material psicopatológico ya nombrado del informe pericial, junto con la historia psicopatológica, la historia clínica, una especie de manuscrito encontrado en Ciempozuelos, que ofrecemos íntegro y literal, pero también un trabajo de campo realizado en esa sociedad fría que todo manicomio constituye, considerado aquí con actitud antropológica: entrevistas con locas que convivieron con Aurora —y que aún continuaban encerradas en Ciempozuelos—, monjas que la cuidaron, un psiquiatra que la conoció. Finalmente, intentaremos encontrar atribuciones fantásticas que giraban en torno a un estereotipo, la señora que mató a su hija, y que rodearon a Aurora en esos veintiún años de segunda vida manicomial.

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El manuscrito Copia de la historia clínica número 6.966

Enferma: Aurora Rodríguez Carballeira Natural: de El Ferrol del Caudillo (Coruña) Ingreso: el 24 de diciembre de 1935. A petición del Tutor y en virtud de orden de la Audiencia. Diagnóstico: ¿Paranoia? ¿Esquizofrenia paranoica? 30-04-42. 28-12-35. Desde que ingresó muy amable y correcta con todos. Por complacer a las hermanas ha estado el otro día en la Exposición del Santísimo. Sólo lo hizo por condescender y demostrar así su agradecimiento a ellas. No tiene el menor interés por los actos que en la iglesia puedan efectuarse. El día que las Hermanas se lo indiquen irá a Misa, pero sólo por complacer y observar. Nos pide que sólo figure su nombre en los asuntos oficiales, en todos los demás desea que se la llame Ara-Saiz… Ara quiere decir piedra de altar-de sacrificio y Saiz, la verdad, por ser ésta la diosa de la verdad. Esta mañana ha estado por el jardín tomando el aire, ha charlado con una hermana. Al decirle ésta que no tenían vacaciones, que se pasan todo el año en contacto con las enfermas, ha experimentado un dolor en el alma: Solicito para ellas un descanso de dos meses por lo menos. No lo hace por cuestiones sociales, no se parece en nada a la cuestión de los socialistas, es exclusivamente por humanitarismo. Es un desgaste nervioso grandísimo. Su trato continuo con enfermas mentales les hace adquirir un hábito de tutela para el trato, y del que luego no pueden desprenderse, y tratan con igual tutela al enfermo que al cuerdo. (Desde luego teniendo

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en cuenta que lo de normal y anormal es una cosa relativa). Con esto se las coloca en un plano de inferioridad en relación al resto de la humanidad, algo parecido creo les ocurre a los psiquiatras. La alimentación tiene que ser aquí especial, para unos y otros, hay que tener en cuenta el desgaste de los nervios, etcétera. A ellas les falta orientación artística. Si ellas no pueden ser madres, pueden serlo de espíritu modelando, pintando, etc. Pide guantes antisépticos; son necesarios para todo; por la higiene sobre todo. Todas estas observaciones que nos hace son por sus ideas reformistas, que ya sintió desde niña. Tendría unos seis o siete años, vio golpear a un caballo, se soltó de las manos de su padre, se cogió a los pantalones del hombre y gritó pidiendo que el alcalde le devolviese los palos a éste. Antes de tomar una determinación lucha consigo misma de una manera atroz, después de esa lucha, cuando llega a una conclusión no vacila, ni repara en nada, va a la ejecución de su plan. Refiere de forma parecida y ya conocida, los hechos de la noche que mató a su hija, y que no transcribimos por falta de tiempo Cuando la maté dije… ¿Queréis su cuerpo? Ahí lo tenéis, su alma es mía y no hay quien me la quite. 30-12-35.—Cuando ingresó en la cárcel intentó a los pocos días hacer reformas. Ya años antes habló con su hija de pedir un permiso del director de la cárcel para ingresar como reclusas voluntarias, para poder observar mejor los defectos de ésta. Quería que su hija reformase todo esto. Uno de los puntos principales era la abolición de los penales y convertirlos en Sanatorios. Hace una distinción entre psiquiatras y alienistas. El primero es seguidor del espíritu, y el segundo terapeuta. Al frente de estos sanatorios estarían los psiquiatras, y, dependientes de éstos, el Cuerpo de Prisiones masculino, pero llevando gentes escogidas y religiosas, que hoy que conoce a las Hospitalarias comprende que serían las mejores. No llegaron a solicitarlo. Después de estar en la prisión, vio que las comidas iban muy condimentadas, eran demasiado saladas. Estas comidas en gentes internadas las excitarían, debían de ser más bien sosas. Las camas estaban llenas de miseria, las sábanas manchadas de sangre y flujo, y escondidos entre las ropas de la cama unos aparatos para masturbarse con ellos, y que pasaban de unas a otras con los peligros para la higiene. Las señoritas encargadas autorizaban, o por lo menos consentían, la homosexualidad. El dinero destinado a la enfermería no llegaba, porque era repartido entre unas y otras.

Todas estas cosas le hacían estar protestando continuamente. Acusa de homosexuales a algunas señoritas, después dice que casi todas. Otra

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Anexo Informe psiquiátrico D. José M. Sacristán y Gutiérrez, médico-director del Manicomio de Mujeres de Ciempozuelos, Profesor de Psicopatología del Instituto de Estudios Penales, Vocal del Consejo Superior Psiquiátrico con ejercicio en Madrid, Calle de Padilla nº 5, colegiado con el nº 1637 y Don Miguel Prados y Such, ex-Medico-Director del Sanatorio Psiquiátrico de San José, Málaga, Vocal del Consejo Superior Psiquiátrico, colegiado con el nº 4871 y domiciliado en Madrid en la calle de Miguel Ángel nº 14, requeridos por el Sr. Juez Instructor de la causa que se sigue a Dña. Aurora Rodríguez por parricidio como peritos psiquiatras para informar acerca del estado psíquico de la procesada, los que suscriben emiten en el presente informe psiquiátrico su dictamen, como resultado de la exploración y observación a que han sometido a la procesada.

Autoanamnesis Señalaremos con el detalle que nos ha sido dado poder obtener, las características más esenciales del círculo familiar de la procesada con objetos de facilitar la descripción del tipo de su personalidad. El padre, procurador, burócrata, hacía una vida relativamente aislada, poco sociable y siempre muy cauto en la elección de sus amistades. Callado, de voluntad débil, resignado de cierta vida anterior, nada luchador, serio, poco expresivo y leal, rígido en sus convicciones y de recto criterio falleció de edad avanzada de hemorragia cerebral. La madre, hija de un empleado del Ministerio de Marina, mujer de indudable imaginación y de capacidad para el estudio, cursó por propia voluntad la carrera de Magisterio que no llegó a ejercer. Era de gran energía y voluntad y poseía gran aptitud para

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