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Fondo Editorial Eduardo Sifontes

COMARCA Revista Cultural Nº 6 Primer semestre 2012

Director Alberto Rodríguez Carucci Jefe de Redacción Gonzalo Fragui Consejo de Redacción Edmundo Aray Dougla Bohórquez Ana Rojas Héctor López Hermes Vargas Arturo Mora-Morales Diagramación Angela Linares

Amalia Mazaglia Contraportada Rafael Rojas Depósito Legal PP200602ME2255

El año 2011 estuvo marcado por una serie de situaciones que han conmovido al mundo tanto por los cambios ocurridos en Túnez y Egipto como por las escaladas de violencia perpetradas especialmente en Libia y Siria, con evidente participación de las potencias occidentales. Al mismo tiempo se discutió en Naciones Unidas el reconocimiento al Estado Palestino y arreciaron las amenazas contra Irán, colocando así a varios países árabes en circunstancias críticas. En el ámbito mediático, aquellas potencias han invocado y argumentado razones y justificaciones políticas, pero las inocultables crisis económicas por las que ellas mismas atraviesan parecen revelar que en verdad tratan de apoderarse de los recursos energéticos de los países atacados, en función de equilibrar sus maltrechas economías a expensas de aquellas naciones agredidas y en un intento desesperado por aliviar el resquebrajado modelo hegemónico que representan. Esas acciones pudieran repetirse en corto plazo sobre los países que impulsan transformaciones en América Latina y el Caribe, región donde -como es ampliamente conocido- existen grandes reservas de hidrocarburos que también son codiciadas por las mayores economías planetarias, especialmente en coyunturas de crisis como la referida. En este número COMARCA ofrece un artículo de Ignacio Ramonet sobre los peligros que entraña esa situación para la democracia y para el equilibrio del planeta en el contexto de la crisis económica mundial, y aporta a la vez un trabajo del politólogo venezolano Miguel Jaimes, quien reflexiona sobre la realidad petrolera en nuestra región advirtiendo sobre la peligrosidad que podría tener en ésta el accionar político de algunas potencias. En concomitancia con ese enfoque, Mariano Alí señala el problema de las representaciones de los hechos, la conformación de opiniones —y sus legitimaciones como verdades— al ser sometidas a las manipulaciones mediáticas interesadas por parte de las grandes potencias y sus instrumentos de información. Otro segmento de esta edición está dedicado a las resonancias de los países árabes en la cultura artística y, como es habitual, se dan a conocer contribuciones literarias de autores nacionales y extranjeros. El dossier latinoamericano trae esta vez una figura fundacional, Andrés Bello, del cual se incluyen dos textos fundamentales, así como un conjunto de trabajos sobre su escritura y pensamiento que pueden revelar la vigencia e importancia de su legado. Iluminan esta entrega obras de los artistas plásticos María Amalia Mazaglia (portada) y Rafael Rojas (contraportada), complementados con un portafolio, en páginas interiores, del fotógrafo Tolele. Esta publicación ha sido posible gracias a la decidida iniciativa de la Editorial El Perro y La Rana, que -desde este número- acomete la empresa de hacer de COMARCA una revista de presencia y circulación nacional, esfuerzo al que se unen la consecuente cooperación del Fondo Editorial “Eduardo Sifontes” del Estado Anzoátegui, y del poeta Tarek William Saab, Gobernador de esa entidad.


La gran regresión Ignacio Ramonet / Pág. 3 Petrocaribe diplomacia del crudo Miguel Jaimes / Pág. 6

Sutil colonización Ernesto Pineda / Pág. 56 Pulsiones libias y palestinas Mariano Alí / Pág. 70 Antología de poesía Palestina

Nuestro ideal: la creación de la cultura americana Andrés Bello / Pág. 14 Bello y la emancipación cultural / Pág. 16 Andrés Bello y la independencia intelectual de Hispanoamérica Pedro H. Ureña / Pág. 17 Bello, entre los humanistas Mariano Picón-Salas / Pág. 20

Samih Al Qassim / Pág. 73 ● Mahmud Darwish / Pág. 73 Tawfiq Az-Zayad / Pág. 74 ● Fadwa Tuqan / Pág. 75 Salim Jabran / Pág. 76

Poetas venezolanos le cantan a los pueblos árabes Ramón Palomares / Pág. 78 ● Gustavo Pereira / Pág. 80 Tito Nunez Silva / Pág. 81 ● Gabriel Jiménez Emán / Pág. 82 ● Tarek William Saab / Pág. 83 ● José Jesús Villa Pelayo / Pág. 85 ● Gonzalo Fragui / Pág. 86 ● Gastón Fortis / Pág. 88 Javier Alexander Roa / Pág. 89

La ausencia de Bello Mario Briceño Iragorri / Pág. 26

Fábulas Octavio González / Pág. 91 Nicacio y sus deberes José Gutiérrez Sánchez / Pág.94 Poemas Hugo Mujica / Pág.96 Poemas Carlos Ildemar Pérez / Pág. 98 Poemas Renato Rodríguez / Pág. 100 Poemas Pável Egüez / Pág. 103 Poemas inéditos Nazim Hikmet / Pág. 105 Dos textos sobre Hikmet Gonzalo Fragui / Pág. 110

Andrés Bello: obra, vida y actualidad Arturo Uslar Pietri / Pág. 28 Andrés Bello, un clásico Ludovico Silva / Pág. 30 Andrés Bello y el destierro Domingo Miliani / Pág. 32 La mirada de Bello Ana Pizarro / Pág. 36 Bello: independencia intelectual, lengua y estudios literarios Alberto Rodríguez Carucci / Pág. 40 Andrés Bello y su lucha contra el colonialismo cultural Lubio Cardozo / Pág. 47 ¿Bello conservador? Carlos César Rodríguez / Pág. 50

La poesía de Jorge Valero David Cortés Cabán / Pág. 113 Poesía de María Ángeles Pérez Carlos Danez / Pág. 117 Ensayo sobre el poeta Carlos Rodríguez Ferrara María Fabiola Di Mare / Pág. 121 El diario como género literario Sol Linares / Pág. 128 Tres relaciones entre arte y escritura Chemané Arias / Pág. 132

Fragmentos de escritores sobre Bello Miguel Acosta Saignes / Pág. 52 César Rengifo / Pág. 53 * Vicente Gerbasi / Pág. 53 Andrés Bello guerrero de la palabra, prócer de nuestra poesía Mercedes Franco / Pág. 54 La piel del tiempo, Porfafolio fotográfico Tolele / Pág. 56

De la vida y aventuras de la Ballena, entrevista a Edmundo Aray sobre El Techo de la Ballena Anita Tapias y Félix Suazo / Pág. 136 Entrevista a Luci a lamana y Liliana Blaser Sergio Suigza / Pág. 148 Los pájaros se van con la muerte Edmundo Aray / Pág. 153

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Reseñas Vanessa Márquez, Karelin Buenaño José Gregorio González Márquez / Pág. 155 Coma Co Comarca marc ma rcaa


La gran regresión Ignacio Ramonet

Está claro que no existe, en el seno de la Unión Europea (UE), ninguna voluntad política de plantarle cara a los mercados y resolver la crisis. Hasta ahora se había atribuido la lamentable actuación de los dirigentes europeos a su desmesurada incompetencia. Pero esta explicación (justa) no basta, sobre todo después de los recientes “golpes de Estado financieros” que han puesto fin, en Grecia y en Italia, a cierta concepción de la democracia. Es obvio que no se trata sólo de mediocridad y de incompetencia, sino de complicidad activa con los mercados. ¿A qué llamamos “mercados”? A ese conjunto de bancos de inversión, compañías de seguros, fondos de pensión y fondos especulativos (hedge funds) que compran y venden esencialmente cuatro tipos de activos: divisas, acciones, bonos de los Estados y productos derivados. Para tener una idea de su colosal fuerza basta comparar dos cifras: cada año, la economía real (empresas de bienes y de servicios) crea, en todo el mundo, una riqueza (PIB) estimada en unos 45 billones1 de euros. Mientras que, en el mismo tiempo, a escala planetaria, en la esfera financiera, los “mercados” mueven capitales por un valor de 3.450 billones de euros. O sea, setenta y cinco veces lo que produce la economía real... Consecuencia: ninguna economía nacional, por poderosa que sea (Italia es la octava economía mundial), puede resistir los asaltos de los mercados cuando éstos deciden atacarla de forma coordinada, como lo están haciendo desde hace más de un año contra los países europeos despectivamente calificados de PIIGS (cerdos, en inglés): Portugal, Irlanda, Italia, Grecia y España.

Lo peor es que, contrariamente a lo que podría pensarse, esos “mercados” no son únicamente fuerzas exóticas venidas de algún horizonte lejano a agredir nuestras gentiles economías locales. No. En su mayoría, los “atacantes” son nuestros propios bancos europeos (esos mismos que, con nuestro dinero, los Estados de la UE salvaron en 2008). Para decirlo de otra manera, no son sólo fondos estadounidenses, chinos, japoneses o árabes los que están atacando masivamente a algunos países de la zona euro. Se trata, esencialmente, de una agresión desde dentro, venida del interior. Dirigida por los propios bancos europeos, las compañías europeas de seguros, los fondos especulativos

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europeos, los fondos europeos de pensiones, los establecimientos financieros europeos que administran los ahorros de los europeos. Ellos son quienes poseen la parte principal de la deuda soberana europea2. Y quienes, para defender –en teoría– los intereses de sus clientes, especulan y hacen aumentar los tipos de interés que pagan los Estados por endeudarse, hasta llevar a varios de éstos (Irlanda, Portugal, Grecia) al borde de la quiebra. Con el consiguiente castigo para los ciudadanos que deben soportar las medidas de austeridad y los brutales ajustes decididos por los gobiernos europeos para calmar a los “mercados” buitres, o sea a sus propios bancos... Estos establecimientos, por lo demás, ás, consiguen fácilmente dinero del Banco Central Europeo al 1,25% de interés, y se lo prestan restan a países como, por ejemplo, España o Italia, al 6,5%... De ahí la importancia desmesurada urada y escandalosa de las tres grandes agencias as de calificación (Fitch Ratings, Moody’s y Standard tandard & Poor’s) pues de la nota de confianza nza que atribuyen a un país3 depende el tipo dee interés que pagará éste por obtener un crédito o de los mercados. Cuanto más baja la nota, más ás alto el tipo de interés. Estas agencias no sólo suelen equivocarse, vocarse, en particular en su opinión sobre las subprimes que dieron origen a la crisis actual, ual, sino que, en un contexto como el de hoy, represenepresentan un papel execrable y perverso. Como es obvio que todo plan de austeridad, de recortes

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y ajustes en el seno de la zona euro se traducirá en una caída del índice de crecimiento, las agencias de calificación se basan en ello para degradar degrada la nota del país. Consecuencia: éste deberá dedicar más dinero al pago de su d deuda. Diner Dinero que tendrá que obtener recortando aún m más sus presupuestos. Con lo cual la actividad eeconómica se reducirá inevitablemente así com como las perspectivas de crecimiento. Y entonces, entonce de nuevo, las agencias degradarán su nota nota... infernal ciclo de “economía de guerra” Este infern explica por qu qué la situación de Grecia se ha ido degradando tan drásticamente a medida que su gobierno multiplicaba los recortes e impom nía una férrea austeridad. De nada ha servido el sacrificio de d los ciudadanos. La deuda de Grecia ha bajado al nivel de los bonos basura. baj De ese modo mo los mercados han obtenido lo que querían: que sus propios representantes accedan directamente al poder sin tener que dire someterse a elecciones. Tanto Lucas Papadee mos, mos primer ministro de Grecia, como Mario Monti, Presidente del Consejo de Italia, son banqueros. Los dos, de una manera u otra, han trabajado para el banco estadounidense Goldman Sachs, especializado en colocar hombres suyos en los puestos de poder4. Ambos son asimismo miembros de la Comisión Trilateral. Estos tecnócratas deberán imponer, cueste lo que cueste socialmente, en el marco de una “democracia limitada”, las medidas (más privatizaciones, más recortes, más sacrificios) que los mercados exigen. Y que algunos dirigentes políticos no se han atrevido a tomar por temor a la impopularidad que ello supone. La Unión Europea es el último territorio en el mundo en el que la brutalidad del capitalismo es ponderada por políticas de protección social. Eso que llamamos Estado de bienestar.


Los mercados ya no lo toleran y lo quieren demoler. Esa es la misión estratégica de los tecnócratas que acceden a las riendas del gobierno merced a una nueva forma de toma de poder: el golpe de Estado financiero. Presentado además como compatible con la democracia... Es poco probable que los tecnócratas de esta “era post-política” consigan resolver la crisis (si su solución fuese técnica, ya se habría resuelto). ¿Qué pasará cuando los ciudadanos europeos constaten que sus sacrificios son vanos y que la recesión se prolonga? ¿Qué niveles de violencia alcanzará la protesta? ¿Cómo se mantendrá el orden en la economía, en las mentes y en las calles? ¿Se establecerá una triple alianza entre el poder económico, el poder mediático y el poder militar? ¿Se convertirán las democracias europeas en “democracias autoritarias”?

Notas. 1 Un billón = un millón de millones. 2 En España, por ejemplo, el 45% de la deuda soberana lo poseen los propios bancos españoles, y los dos tercios del 55% restante, los detentan establecimientos financieros del resto de la Unión Europea. Lo cual significa que el 77% de la deuda española ha sido adquirida por europeos, y que sólo el 23% restante se halla en manos de establecimientos extranjeros a la UE. 3 La nota más elevada es AAA, que, a finales de noviembre pasado, sólo poseían en el mundo algunos países: Alemania, Australia, Austria, Canadá, Dinamarca, Francia, Finlandia, Países Bajos, Reino Unido, Suecia y Suiza. La nota de Estados Unidos ha sido degradada, en agosto pasado, a AA+. La de España es actualmente AA-, idéntica a la de Japón y China. 4 En Estados Unidos, Goldman Sachs ya consiguió colocar, por ejemplo, a Robert Rubin como Secretario del Tesoro del Presidente Clinton, y a Henry Paulson en esa misma función en el gabinete de George W. Bush. El nuevo presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, fue también vicepresidente de Goldman Sachs para Europa de 2002 a 2005.

Ilustración: Yavuz Kuluz

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PETROCARIBE Diplomacia del crudo

Miguel Jaimes

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¡Hay una nueva geopolítica geoestratégica diplomática de los hidrocarburos venezolanos! Esta, hace referencia a la nueva oportunidad que representa la alianza de los países del área del Caribe Oriental en el continente americano (arco caribeño) como modelo de integración social: Petrocaribe. Integrado por las naciones de Cuba, República Dominicana, Antigua y Barbuda, las Bahamas, Belice, Dominica, Grenada, Guyana, Honduras, Jamaica, Surinam, Santa Lucía, Guatemala, San Cristóbal y Nieves, San Vicente y las Granadinas y Haití incorporando el concepto de geoestrategia como un subcampo del conocimiento dentro de la geopolítica, representada en un tipo de política pública exterior, fundamentada por factores geográficos que informan, restringen o afectan la planificación militar, política o económica de un Estado o Nación. Petrocaribe en su gestión representa la evolución del conocimiento administrativo, basado en lo racional, lo empírico y

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holístico, para dar una connotación que bien pudiese denominarse gerencia en tiempos postmodernos. En este contexto, los hidrocarburos y su posicionamiento energético representan una materia prima de indudable valor geoestratégico (local, regional y global) que requiere de una gerencia compleja y de avanzada. Y en forma particular, PETROCARIBE, como representación regional de la alianza del arco caribeño de naciones, incorpora la oportunidad de lograr un intercambio equitativo y justo bajo principios de solidaridad y complementariedad, en cuanto a los recursos de la cesta energética. La alianza del arco caribeño en torno a la comercialización de hidrocarburos, tienen una visión-acción geoestratégica y de gestión compleja, representada en un proceso integral que puede promover la eliminación de asimetrías sociales, fomentar calidad de vida e inspirar una participación efectiva de los pueblos en la conformación de su propio destino.


La geopolítica petrolera de la Cuenca del Caribe, contiene antecedentes resaltantes, uno primordial lo presentan los graves problemas sociales, acompañados por economías débiles, estos, configuran requerimientos geopolíticos que puede establecer planes de cooperación a base de relaciones de mutuo respeto y equidad para incentivar un intercambio de las potencialidades de sus cuantiosos recursos naturales e importancia de su formidable situación estratégica ante los grandes centros de poder mundial. Este comentario podría considerarse premonitorio en el establecimiento del acuerdo conocido bajo la fórmula PETROCARIBE. El gobierno venezolano está realizando el planteamiento de un nuevo proyecto geoestratégico energético para toda la región de Latinoamérica y del Caribe, (Petroamerica: Petrocaribe, Gran Gasoducto del Sur y Petrosur) esto refundamenta una redefinición de las relaciones ya existentes, realizando una cuantificación de los recursos y potencialidades de los países que conforman la región, para después establecer esquemas de complementariedad económica, social y cultural. El anillo estratégico del Caribe, resurge en la organización PETROCARIBE, integrada primeramente por catorce países de la región caribeña, (hoy, suman dieciocho) tras la firma del correspondiente Acuerdo de Cooperación Energética en el año 2005 en Anzoátegui-Venezuela. Considerada como una iniciativa de cooperación energética solidaria, integrada con el objetivo de dar respuesta a las asimetrías en el acceso a los recursos energéticos. Así, con esta propuesta geoestratégica se pretende establecer un nuevo esquema de intercambio con características de ser favorable, equitativo y justo para las naciones caribeñas consumidores de energía; en un todo articulado con las políticas energéticas de las diversas nacionalidades participantes, incluyendo no sólo el uso de los combustibles fósiles, sino también de fuentes alternas como la energía eólica y solar, entre otras. La tropical zona es un enclave de importancia geoestratégica dentro de la región cari-

beña, ubicada en las tres placas tectónicas: sur de Estados Unidos con la cercanía de un canal transoceánico en el istmo de Centroamérica, (Canal de Panamá) una de las más importantes líneas marítimas de comunicación del mundo. Sin embargo es una región constantemente amenazada con el equipamiento de una armada fuerte que salvaguarda los intereses de los EE.UU con el fin de asegurar en este océano parte de su prosperidad. La Cuenca del Caribe podría ganar importancia global, especialmente por el existente canal de navegación a través de Centroamérica, para compararla con el Mar de China Meridional (Mar del Sur). Por esta razón de geoestrategia petrolera de la Cuenca del Caribe, es importante resaltar los estudios de Mahan, quien fuera un oficial y geoestratega de la Marina de los EE.UU., planteo que Cuba es la llave o país clave para tener acceso al Golfo de México, además, controla tres entradas para el Caribe, a saber, la península de Yucatán, las Islas de Barlovento y el Pasaje de Mona. Además, expresa que Jamaica y las Antillas presentan el siguiente nivel de importancia estratégica en el Caribe. Varios autores coincidentes en estudios sobre la República Cooperativa de Guyana, encontraron una ubicación actual de carácter geoestratégico, lo que es muy relevante por la coyuntura política que vive Suramérica, sobre todo por limitar al norte con el Mar Caribe, en el cual existen intereses de cinco potencias. La

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región caribeña es uno de los pocos sectores en el planeta donde aún coexisten colonias o protectorados, con posiciones de ultramar de Francia, Holanda, Inglaterra y los EE.UU., los cuales configuran un importante sistema de presión geopolítica. Ahora bien, al ingresar en Petrocaribe, esta cadena de islas tendrían un ahorro de aproximadamente 45 millones de dólares anuales, lo que les permitiría equilibrar su balanza de pagos, ya que al igual que otros países del Caribe, también Guyana recibiría petróleo venezolano en condiciones preferenciales. Al igual que la Comunidad del Caribe (CARICOM), Guyana mantiene buenas relaciones con Venezuela y Cuba, toda vez que ambos países proporcionan importante asistencia a la región, como por ejemplo el apoyo de Cuba a Haití con médicos cubanos. En Guyana, se percibe que los EE.UU. favorecen a otras regiones más alejadas geográficamente, pero más cerca de sus intereses nacionales, en detrimento de las naciones latinoamericanas y caribeñas. En el estudio de la geopolítica petrolera de los países que ocupan la Cuenca del Caribe merece resaltar la particularidad del caso de Haití. En este país, recientes investigaciones geológicas demuestran que existen importantes reservas de petróleo, las cuales han sido muy poco evaluadas, sin embargo, países como EE.UU., Francia y Canadá, quienes aprovechándose de los desastres naturales que ha sufrido el país, estimulando la propagación de una suerte de “balcanización” de la isla, así garantizar el control a futuro de sus riquezas minerales. Importantes autores, también dan referencia sobre descubrimientos recientes de reservas petroleras en el mar territorial de Cuba, bajo la forma de grandes campos petroleros, recientemente encontraron el decimo segundo pozo petrolero más grande del mundo, dado en concesión a Rusia y China para su explotación, Obviamente, los últimos campos petroleros mencionados también serían objetivos del control de países con grandes requerimientos de energía, pero la situación social y política

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de Cuba es diametralmente opuesta a la existente en Haití, esto hace que su tratamiento sea diferente y más complejo. La realidad geoestratégica mundial del petróleo y el gas natural, considera que dichas materias primarias seguirán aportando la mayor parte del consumo mundial de energía primaria en las próximas décadas, con la concentración de dicho consumo principalmente en Latinoamérica, Estados Unidos, la Unión Europea y la región oriental-meridional del continente asiático. A lo anterior, se añade el hecho de que las reservas probadas de petróleo y de gas se encuentran localizadas en su mayoría en el Golfo Pérsico, El Magreb, Oriente Medio, Rusia, Asia central, África y en América Latina en Venezuela. Así, la realidad actual muestra que los grandes países consumidores dependen cada vez más de las regiones productoras abastecedoras de recursos energéticos vitales para sus economías y sus formas de organización social. Con esto surge una especie de encrucijada donde convergen estrategias de grandes países, rivales por el acceso a los recursos y la pugna de múltiples actores relevantes (gobiernos, compañías y operadoras petroleras, intermediarios comerciales y agentes financieros) por lograr sus objetivos. Continuando con la geoestrategia del petróleo, este es vital para el funcionamiento tangible del mundo real. La flexibilidad en cuanto a la utilización del petróleo ha hecho del mismo un artículo extraordinario, el cual es usado como fuente de energía, lubricante, materia prima para fabricación de plásticos y fertilizantes. Incluso, algunos argumentan que el petróleo es demasiado valioso para ser empleado como combustible, actualmente mueve casi los seiscientos millones de vehículos en el mundo entero. Todas estas consideraciones son relevantes por cuanto el petróleo es un material de importancia estratégica, el cual ha sido objeto, desde el siglo pasado, de confrontaciones geopolíticas para su acceso, control y distribución, aún cuando la intensidad de los requerimientos


energéticos de la economía global no han disminuido, el creciente consumo de petróleo delinea una creciente dependencia global. Ahora bien, la distribución del petróleo desde los campos petroleros a las refinerías y hacia los consumidores finales no puede ser interrumpida bajo ninguna circunstancia, si ese hecho ocurriera, se producirían graves consecuencias políticas y económicas para una economía global vulnerable y altamente dependiente del petróleo. En cuanto a la República Bolivariana de Venezuela, en las Líneas Generales del Plan de Desarrollo Económico y Social de la Nación 2007-2013, se encuentran dos separatas tituladas: “Nueva Geopolítica Nacional” y “Nueva Geopolítica Internacional”. En esta última, se plantea un desafío en materia energética, debido a los objetivos planteados en términos del impulso y promoción del mercado de los hidrocarburos y sus derivados Como modo de introducir el conocimiento de los términos geopolítica y geoestrategia, es importante señalar que el camino, alternativa o como quiera llamársele a la acción seleccionada para avanzar desde el presente hacia el futuro, se denomina en términos generales como “Política”, mientras que la “Estrategia” sería “el arte de hacer que la fuerza concurra para alcanzar las metas de la Política”. Por extensión, se podría establecer que es preciso caracterizar la situación actual y en función de sus resultados visualizar el escenario deseado a futuro, el objetivo final, por lo que la situación actual y la escenario deseado son fundamentales para definir lo geopolítico y por ende, diseñar las geoestrategias. Ahora bien, acompasado al estudio de la geopolítica petrolera se encuentra el desarrollo conceptual sobre la geoestrategia petrolera. El estudio mancomunado de la teoría del Estado, la geopolítica y la geoestrategia se relaciona con el poder del Estado, el cual, en el momento actual trasciende al ámbito local y nacional hacia el marco regional o mundial, con su correspondiente influencia decisoria sobre los emprendimientos de negocios.

Dos aspectos resaltan el sentido de trascendencia enunciada, por una parte, el vertiginoso progreso técnico científico de las comunicaciones, y por el otro, los conflictos de antaño limitados geográficamente que hoy presentan la tendencia a influir en las relaciones comerciales de un mundo globalizado. En cuanto a la aplicación de los principios en la gerencia de la complejidad en la industria petrolera, y particularmente, en los acuerdos o convenios de integración energética, presentan algunos aportes en tal sentido, los cuales permiten aproximarse a un marco de antecedencia referencial. Una referencia importante que pretende acercar los conceptos de la gerencia de la complejidad al negocio petrolero está en la definición del sistema petrolero internacional: asimilable al capitalismo contemporáneo, encuentra la noción modernista de un desarrollo desigual y combinado de las organizaciones, es decir, una suerte de dialéctica fraccionalización /integración, con pérdida de la capacidad para profundizar la extensión de su lógica a los estratos sociales y a las áreas geográficas, ocurriendo un ejercicio de aislamiento sistemático y rechazando cualquier cosa que no tenga éxito para integrarse a su lógica. Mientras que cuando se hace referencia a la posmodernidad se comenta sobre la capacidad del ser humano para poder conocer realmente el contexto, con el correspondiente cuestionamiento sobre la existencia de un entorno como tal, siendo susceptible de ser descifrado para sustituirse por un planteamiento de una serie de verdades o realidades que existen fraccionadas dentro del variado mundo de las subjetividades individuales. Un aspecto fundamental del posmodernismo, en el campo organizacional, se refiere al rompimiento de la inercia absolutamente institucionalizada en nuestros días en los países industrializados, rescatándose la idea de que una totalidad no puede ser segmentada, porque en toda realidad se encuentran conexiones. Los valores postmodernos se relacionan con lo relativo, la diversidad, lo subjetivo, el

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placer, el presente, el sentimiento, la estética y el pasotismo. Existe evidencia sobre algunas organizaciones latinoamericanas que se encuentran en estado de transición desde el modelo de la modernidad hacia la posmodernidad, siendo uno de los rasgos distintivos, sin embargo la característica subyacente denominada como la perplejidad, argumenta el vacío dejado por la era postindustrial, esto al destronar proyectos sociales y utopías de la modernidad, bajo la forma de una infinidad de proposiciones contradictorias que luchan entre sí, sin ningún éxito para cumplirse, en lo que se pudiera denominar como una cultura de los cambios rápidos. En los pasos organizacionales del posmodernismo se señala: la conciencia por la calidad y la orientación al mercado, la planeación de los esfuerzos organizacionales, el pensamiento estratégico, el control y seguimiento a través de la evaluación del desempeño, la participación del personal,

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el trabajo en equipo, el entrenamiento y desarrollo de los recursos humanos, la conciencia y práctica del empleo de tecnología avanzada, la transmisión del mejoramiento y los valores participativos, entre otros. Dicho modelo cultural es de fugacidad inmediata, es decir, consistente en una multiplicidad de proposiciones y ofertas que no se auto-excluyen, las cuales son alimentadas por constantes cambios en los patrones del consumidor, privilegiando los canales masivos e impersonales y redes tecnológicas; cambiando patrones de asociación y socialización de grupos humanos, modalidades laborales y la comprensión de una realidad virtual. Así, se expone una conceptualización de la organización o institución posmodernista, enmarcada dentro del pensamiento complejo, en función de mostrar cuanto de la misma existe o se da en la actualidad de la industria petrolera venezolana y particularmente en los convenios de asociación estratégica de suministro


de petróleo por bienes o servicios (sentido de integración social). Si las organizaciones o instituciones fueran un mundo de realidades parciales y subjetivas, el mundo posmoderno sería el mundo de las vías de alta velocidad, mientras que el mundo tradicional lo sería de caminos. Al llegar el posmodernismo a las organizaciones latinoamericanas, por supuesto, las ideas básicas del modernismo no serán más válidas si las mismas quieren ser competitivas en un mundo más interdependiente y globalizado. El cambio organizacional se está palpando cuando las organizaciones están pasando una época donde el orden pertenecía al sistema y era necesario aceptar reglas, una nueva era donde los sistemas estarán subordinados a la fuerza de las diferencias individuales. En este sentido, se percibe como los movimientos de reivindicación de diversos grupos reclamando sus derechos, afectando no solamente las definiciones existenciales de las organizaciones, sino también sus patrones conductuales, colocando en jaque mate a la organización burocrática, mientras se diseminan los centros de poder, mediante la incorporación de las visiones individuales y de los talentos, con la flexibilización de los procesos de toma de decisiones. Todo lo anterior denota el reto de la posmodernidad debido a que las decisiones implican riesgos, donde el caos, la diversidad y la imprevisibilidad forman parte del juego de las decisiones. Lo anterior nos lleva a la premisa del posmodernismo en cuanto al requerimiento de asumir la necesidad de la gerencia bajo un ambiente de incertidumbre, aceptando que el conocimiento está limitado, con la correspondiente restricción en la capacidad para establecer generalizaciones con verdadero significado, y por tanto, la posibilidad de establecer verdades universales. La industria petrolera venezolana, PDVSA, está señalada como la corporación que novedosamente ha introducido un nuevo papel de

intercambio en el arco de islas que conforman la región del Caribe Oriental. Hablamos de una recién impactante realidad encontrada con los nuevos filones (yacimientos) que conforman la cuenca caribeña desde Haití hasta Cuba, lo cual señala la reciente cualidad interregional desarrollada desde Venezuela, desde la cual primeramente se construye una nueva importancia geográfica, geoestratégica y geopolítica, bajo nuevas premisas de seguridad y defensa, integración, comercialización y recién visión de desarrollo con mirada solidaria para la región en cuestión. Aún cuando le resulte difícil a la mayor potencia del área –EE.UU- una nueva versión de comercialización está a punto de empezar en el área acuática, producto de los recién descubrimientos en Cuba, donde encontraron el decimo segundo bolsón de crudo más grande del planeta y en Haití acaban de encontrarse una mega reserva de petróleo y gas tan grandes como las de su vecino: Venezuela, esto en la isla más deprimida del Caribe. Estas nuevas reservas una vez aceptadas en el escenario mundial de los hidrocarburos, estarían anunciando desde sus glocalidades y excelentes ubicaciones más sus cercanías frente a importantes centros de consumo mundial, mas la importancia de navegabilidad por los estrechos del Caribe, su seguro posible anuncio de incorporarse al cartel de los más grandes petroleros: la Organización de Países Exportadores de Petróleo. Si Petrocaribe está permitiendo desarrollar una nueva valoración de la materia prima más importante del planeta, condescendiendo a aporte de crudo con visión de ayuda y apertura de nuevos mercados, lo cual ha significado la reconquista geográfica entre países vecinos, sin dudas, la región presenta una vital importancia, aún, cuando los EE.UU ya introdujeron veinte mil marines en Haití, aprovechándose por la situación del reciente devastador terremoto de enero del dos mil diez. Asistimos pues, a una nueva historia petrolera en el Caribe Oriental, donde la bienvenida, bien podría sorprendernos…

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Tomado de: www.pluma yfusil.com

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Andrés Bello Pedro Henríquez Ureña Mariano Picón Salas Mario Briceño Iragorry Arturo Uslar Pietri Ludovico Silva Domingo Miliani Ana Pizarro Alberto Rodríguez Carucci Lubio Cardozo Carlos César Rodríguez Miguel Acosta Saignes César Rengifo Vicente Gerbasi Angélica María Salas G.

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NUESTRO IDEAL:

La creación de la cultura Americana

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La Universidad va a ser un cuerpo docente; y según las provisiones del decreto supremo, va a serlo de un modo que, a mi juicio, concilia dos grandes miras: la de dirigir la enseñanza en el sentido de la moralidad y la utilidad pública, y la de dejar a los profesores universitarios la independencia y libertad que corresponden a su alta misión. Pero no se debe olvidar que nuestra ley orgánica, inspirada –en mi humilde opiniónpor las más sanas y liberales ideas, ha encargado a la universidad, no sólo la enseñanza, sino el cultivo de la literatura y las ciencias; ha querido que fuese a un tiempo universidad y academia; que contribuyese por su parte al aumento y desarrollo de los conocimientos científicos; que no fuese un instrumento pasivo, destinado exclusivamente a la transmisión de los conocimientos adquiridos en naciones más adelantadas, sino que trabajase –como los institutos literarios de otros pueblos civilizados- en aumentar el caudal común. Este propósito aparece a cada paso en la ley orgánica, y hace honor al gobierno y a la legislatura que la dictaron. ¿Hay en él algo de presuntuoso, de inoportuno, de superior a nuestras fuerzas, como han supuesto algunos? ¿Estaremos condenados todavía a repetir servilmente las lecciones de la ciencia europea, sin atrevernos a discutirla, a ilustrarlas con aplicaciones locales, a darles una estampa de nacionalidad? Si así lo hiciésemos, seríamos infieles al espíritu de esa misma ciencia europea, y la tributaríamos un culto supersticioso que ella misma condena. Ella misma nos prescribe el examen, la observación atenta y prolija, la discusión libre, la convicción concienzuda. Es cierto que hay ramos en que debemos, por ahora, limitarnos a oírla, a darle un voto de confianza, y en que nuestro entendimiento –por falta de me-

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dios- no puede hacer otra cosa que admitir los resultados de la experiencia y estudios ajenos. Pero no sucede así en todos los ramos de literatura y ciencia. Los hay que exigen investigaciones locales. La historia chilena, por ejemplo, ¿dónde podrá escribirse mejor que en Chile? ¿No nos toca a nosotros la tarea, a lo menos, de recoger materiales, compulsarlos y acrisolarlos? Y lo que se ha hecho hasta ahora en este solo ramo, bajo los auspicios de la universidad, las memorias históricas que cada año se le presentan, lo que se ha trabajado por un distinguido miembro de la universidad en la historia de la Iglesia chilena, lo que ha dado a luz otro distinguido miembro sobre la historia de la Constitución chilena, ¿no nos hacen ya divisar todo lo que puede y debe esperarse de nosotros en un estudio peculiarmente nuestro? Pocas ciencias hay que, para enseñarse de un modo conveniente, no necesiten adaptarse a nosotros, a nuestra naturaleza física, a nuestras circunstancias sociales. ¿Buscaremos la higiene y patología del hombre chileno en los libros europeos, y no estudiaremos hasta qué punto es modificada la organización del cuerpo humano por los accidentes del clima de Chile y de las costumbres chilenas? Y un estudio tan necesario, ¿podrá hacerse en otra parte que en Chile? Para la Medicina está abierto en Chile un vasto campo de exploración, casi intacto hasta ahora, pero que muy presto va a dejar de serlo, y en cuyo cultivo se interesan profundamente la educación física, la salud, la vida, la policía sanitaria y el incremento de la población. Se han empezado a estudiar en nuestros colegios la historia natural, la física, la química. Por lo que toca a la primera de estas ciencias, que es casi de pura observación, aun


para adquirir las primeras nociones, se trata de ver, no las especies de que nos hablan los textos europeos, sino las especies chilenas, el árbol que crece en nuestros bosques, la flor que se desenvuelve en nuestros valles y laderas, la disposición y distribución de los minerales en este suelo que pisamos y en la cordillera agigantada que los amuralla, los animales que viven en nuestros montes, en nuestros campos y ríos, y en la mar que baña nuestras costas. Así, los textos mismos de historia natural, es preciso –para que sirvan a la enseñanza en Chile- que se modifiquen y que la modificación se haga aquí mismo, por observadores inteligentes. Y dado este paso, suministrada la instrucción conveniente, ¿no daremos otro paso más, enriqueciendo la ciencia con el conocimiento de nuevos seres y nuevos fenómenos de la creación animada y del mundo inorgánico, aumentando los catálogos de especies, ilustrando, rectificando las noticias del sabio extranjero, recogidas por la mayor parte en viajes hechos a la ligera? El mundo antiguo desea en esta parte la colaboración del nuevo; y no sólo la desea: la provoca y la exige. ¿Cuánto no han hecho ya en esta línea los angloamericanos? Aun en las provincias españolas de América y bajo el yugo colonial, se han dado ejemplos de esta importante colaboración: el nombre del granadino Caldas, que jamás visitó la Europa, y el de Molina, que adquirió en Chile los conocimientos a que debió su reputación, figuran honrosamente en las listas de los observadores que han aumentado y enriquecido la ciencia. ¿No seremos nosotros capaces de hacer en el siglo XIX lo que hizo en el XVI el jesuita español José de Acosta, cuya Historia Natural y Moral de

las Indias, fruto de sus observaciones personales, es consultada todavía por el naturalista europeo? Y si lo somos, ¿se condenará como inoportuna la existencia de un cuerpo que promueva y dirija este cultivo de las ciencias? Lo dicho se aplica a mineralogía, a la geología, a la teoría de los meteoros, a la teoría del calor, a la teoría del magnetismo, la base de todos estos estudios es la observación, la observación local, la observación de todos los días, la observación de los agentes naturales de todas las estaciones sobre toda la superficie del globo. La ciencia europea nos pide datos: ¿no tendremos siquiera bastante celo y aplicación para recogerlos? ¿No harán las repúblicas americanas, en el progreso general de las ciencias, más papel, no tendrán más parte en la mancomunidad de los trabajos del entendimiento humano, que las tribus africanas o las islas de la Oceanía? Yo pudiera extender mucho más estas consideraciones, y darles nueva fuerza aplicándolas a la política, al hombre moral, a la poesía y a todo género de composición literaria: porque, o es falso que la literatura es el reflejo de la vida de un pueblo, o es preciso admitir que cada pueblo de los que no están sumidos en la barbarie es llamado a reflejarse en una literatura propia y a estampar en ella sus formas. Pero creo que basta lo dicho para que se forme idea de que el doble cargo que la ley orgánica impone a la universidad no es una concepción monstruosa ni prematura, y que podemos y debemos trabajar en ambos con utilidad nuestra y con utilidad común de las ciencias… (*) Nuestro ideal: la creación de la cultura latinoamericana, 1848.

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Bello

y la emancipación cultural

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“En 1823, antes de las jornadas de Junín y Ayacucho, inconclusa todavía la independencia política, Andrés Bello proclamaba la independencia espiritual: la primera de sus Silvas americanas es una alocución a la poesía “maestra de los pueblos y los reyes” para que abandone Europa –luz y miseria- y busque en esta orilla del Atlántico el aire salubre de que gusta su nativa rustiquez. La forma es clásica; la intención es revolucionaria”. Así se expresaba el maestro dominicano Pedro Henríquez Ureña en su conferencia “El descontento y la promesa” pronunciada en Buenos Aires el 28 de agosto de 1926, después incluida como texto primordial en su libro Seis ensayos en busca de nuestra expresión (1928). Diecisiete años después Henríquez Ureña amplió estas consideraciones en su libro Las corrientes literarias en la América Hispánica (1945), varias veces reeditado desde entonces. El texto que sigue es parte de ese trabajo, todavía fundamental para comprensión de las letras de nuestro continente. En sus páginas el estudioso antillano expande aquellas primeras apreciaciones sobre la poesía de Andrés Bello, a la vez que la sitúa en el conjunto de su obra intelectual, revelando la amplitud, alcances y significación de la misma en el marco del proceso emancipatorio.

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Andrés Bello

y la Independencia Intelectual de Hispanoamérica Pedro Henríquez Ureña

El deseo de independencia intelectual se hace explícito por vez primera en la Alocución a la Poesía de Andrés Bello (1781-1865), la primera de sus dos Silvas Americanas. Bello había ido a Inglaterra en 1810, junto con Bolívar, en representación de los patriotas de Venezuela. Su Alocución apareció como una especie de programa editorial (¿y quién, si no un hispanoamericano, habría hecho otro tanto?) en las páginas iniciales de una revista que él y el colombiano Juan García del Río (1794-1856) publicaron en Londres, en 1823, con el título de Biblioteca Americana. Muchos años después, el argentino Juan María Gutiérrez, crítico e historiador de la cultura, reprodujo el poema como introducción declaratoria en nuestra primera gran antología la América Poética (Valparaíso, 1846). Comienza con una invocación a la musa en seis versos de silva, en los que el juego delicado de las vocales da fresca calidad a las viejas imágenes pastoriles. Requiere a la musa para una “vuelta a la naturaleza”, invitándola a que abandone Europa, la “culta Europa”, “región de luz i de miseria”, “que tu nativa rustiquez desama”, y vuelve a la “grande escena” del mundo de Colón, do viste aún su primitivo traje la tierra… Como Emerson en su conferencia sobre The American Scholar (1837), piensa que “hemos prestado demasiada atención a las cortesanas musas de Europa”. Procede a describir la riqueza natural del Nuevo Mundo y la proeza de los libertadores que estaban librando aún su última campaña. Eran éstos nuevos temas de poesía. Las pacíficas sombras imperiales de Virgilio y Horacio son sus guías en este intento revolucionario, juntamente con los escritores

dieciochescos que hacen literatura de los temas científicos: camino prometedor del que por desgracia nos hemos alejado. De su estilo se ha dicho que es clásico, concebido dentro del molde romano, con un toque del aroma nativo de nuestro suelo. La Biblioteca Americana apareció sólo durante 1823. En 1826, Bello y García del Río comenzaron otra revista, el Repertorio Americano. Éste duró hasta 1827 y publicaba, como la Biblioteca, artículos sobre temas muy diversos, ciencias naturales, puras y aplicadas, historia y arqueología, política y economía, educación y gramática, arte y literatura. Como la Biblioteca, también publicó en sus páginas iniciales un poema de Bello, La agricultura en la zona tórrida, segunda de sus Silvas Americanas. Aquí vuelve a pintar, con mayor detenimiento que en la Alocución, la riqueza natural de las tierras tropicales, esa zona “que al sol enamorado circunscribe el vago curso”, y esboza un futuro próspero para las jóvenes naciones, si están dispuestas a consagrar sus esfuerzos al cultivo del suelo. Concluida ya la guerra de independencia, Bello tiende la mano, franca y desarmada, a los españoles. Sus famosas descripciones de las plantas, lo mismo nativas que aclimatadas, que crecen en los trópicos son una curiosa mezcla de detalles realistas y alusiones clásicas: el algodón despliega al aura leve las rosas de oro y el vellón de nieve…. … el maíz, jefe altanero de la espigada tribu…. … el cacao cuaja en urnas de púrpura su almendra… el ananás sazona su ambrosía…

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A veces cae en conceptos un tanto enredados, al viejo estilo de Góngora y Calderón, reliquia de sus gustos de adolescente. Por lo general, su verso es más elocuente que poético, al menos para la sensibilidad de nuestros días. Acaso necesitamos en la América hispánica un crítico de la escuela de T.S.Eliot que nos haga volver a gustar las virtudes, de nuestros escritores neoclásicos del siglo XVIII y de principios del XIX. Lo cierto es que, si Bello escribe aquí y allá versos prosaicos, con frecuencia alcanza una concisión de palabra muy efectiva dentro de la tradición latina de lo sentencioso. No escribió Bello muchas poesías originales. Espíritu muy original, como veremos, tenía más de erudito que de poeta. Curioso de toda literatura, tradujo o imitó muchos tipos de poesía, desde Plauto y los Nibelungos hasta Byron y Hugo. Su traducción del Orlando innamorato Comarca Comarca

de Boiardo goza fama de ser la mejor versión española de una epopeya italiana. En ocasiones toma un poema de una lengua extranjera y lo adapta a las circunstancias de su propia vida. El ejemplo más notable de su rifacimento (1843) de La prière pour tous de Víctor Hugo (1830). Fue nada menos que Menéndez y Pelayo quien dijo que el poema de Bello es más hermoso que el hermoso poema de Hugo. A mí juicio, el poeta francés queda muy por encima en la primera parte, auténticamente inspirada, de La prière pour tous, pero las nueve partes siguientes abundan en repeticiones. Bello utilizó sólo las cuatro primeras, siguiendo un procedimiento que nos parece extraño y difícil de reconstruir: no parafrasea el poema verso por verso, ni siquiera estrofa por estrofa; compone su obra con pensamientos e imágenes tomados del francés y a menudo colocados en diferente orden, añade multitud de detalles nuevos con continuas referencias a su propia vida –tales como la mención a su hija muerta, Lola –y concluye con dos estrofas muy personales en que habla de su vejez y de la proximidad de la muerte. El tono del poema es enteramente distinto. En Hugo, el poeta es


un padre, pero un hombre joven; cuando pide a su hija que ruegue por todos los hombres, lo hace con toda la exuberancia de la juventud, tanto lírica como retórica. Su poema está escrito al caer la tarde, y nos deja la impresión de una brillante puesta de sol en primavera. Bello había pasado ya de los sesenta cuando tuvo la idea de rehacer el poema para su hija menor, y según vamos leyéndolo encontramos en él esa claridad mezclada de tristeza del crepúsculo otoñal. No existe aquí la complicada sintaxis latinizante y la tendencia en ocasiones epigramática de su obra primera. Su verso tiene ahora un ritmo lento y una limpidez de estrella. En eell te terreno erudición, Be-terr ren eno o de lla a erud dic i ió ón,, laa obra de Be B dee ca calidad excepcional. Nacido Carallo ll o es e d cali l da dad d ex exce epc p io ona n l. N acid ac ido o een nC araar adisfrutó ciudad una cas, ca s, d isfr is f ut fr u ó en eesa sa ciu uda dad d de d u na eeducación duca du caci ción ón extraordinariamente ex xtr trao aord ao rdin rd i ar in aria iame ment ntee amplia. ampl am plia iaa. Había Habí Ha bíaa estudiabí esstu tudi diaado clásicos, leyes; d llos os clá lásico os, fi fillosofía losof o ía y ley of eyes es;; a esto añadió estudio dee esto o añadi d ó el estud ud dio d ciencias naturales, las cien nciiass natur ural ales es,, qu quee acrecentaría a receent ac n aría a través tra ravé véss de ssu u amistad Humboldt. amis ista t d co ccon n Hu Humb mbol olldt dt.. En Londres En Londr dress ((1810-1829) 1810 18 0-1182 829) 9) James Mill cconoció onociió a Ja Jame mess M ill l y a Holland, entre otros Lord dH olla ol land nd,, en nd entr tree ot o ross ro hombres distinguidos, h ho m ress di mb dist stin i gu in guid idos id os, y Briffrecuentó fr ecuent ntó ó el Museo Mus useo eo B ritánico. tánico o. De De IInglaterra ngla ng late terr rraa

fue llamado a Chile (1829), donde actuó como consejero legal del gobierno en asuntos exteriores y en parte reorganizó la educación pública, especialmente la Universidad, de la que fue presidente en 1843. Fue el principal autor del Código Civil chileno (1855), el primero original en este hemisferio, y escribió uno de los primeros tratados sobre derecho internacional en que junto a la teoría se estudiaba buen número de tratados y casos reales (1832). En su Filosofía del entendimiento sigue una ruta intermedia entre las muchas islas tentadoras del pensamiento inglés, acercándose unas veces a Hume, otras a Berkeley o a Hamilton, y anticipando en ocasiones a John Stuart Mill. En sus pand detenidas investigaciones literarias procedió d de te ccon co n originalidad y atrevimiento. Demostró el origen orig or ig latino medieval de la asonancia, considerada entonces como exclusiva peculiaridad dera de de la poesía española, y probó su existencia en d francés apoyándose en poemas que el aantiguo n leyó ó en manuscritos cuando aún no se había editado la Chanson de Roland. En su edición y edit ed it estudio del Poema del Cid, tarea que comenzó es stu en Londres en 1827 y terminó en Chile el año L de ssu muerte, emprendió, con bastante éxito, del texto del siglo XII partiendo la rrestauración e manuscrito del XIV; con buen sentido acepdell m de tó la la irregularidad de la versificación como evidente; dent de n descubrió las influencias de la epopeya francesa; rastreó las versiones prosificadas de fran primitivos poemas españoles en las crónilos p cas históricas y sostuvo la procedencia de los cantares de gesta extensos sobre los romances ca ant n breves. Por último, en su Gramática de la lengua brev española (1847) y en sus Principios de ortología y espa métrica (1835) fijó el estudio de la lengua y de métr mé poesía sobre una base de hechos que una su p cciega ci eg adhesión a los modelos latinos impedía ver, v en los últimos tiempos, aun cuando los ve gramáticos y prosódicos del siglo XV, Neg brija y Encina, habían tomado originalmenb tte el buen camino. La Gramática de Bello sigue siendo, cumplidos los cien años, la más g completa descripción sincrónica de nuestra co lengua y una de las mejores de cualquier idiolen le n moderno. ma m

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Bello, entre los humanistas

Discurso en el homenaje a Andrés Bello en el Instituto Colombiano de Génova, 1959.

Mariano Picón Salas

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Los primeros sesenta años del siglo XIX –por lo menos hasta que q llega g el Positivismo con su promesa sa a de de progreso p og pr o reeso o material a hacer más más cautelocau a teelo osas las gentes- son s n en so n laa América Latinaa de de exe ex trema tensión huhumana, como sii el desgarramiento t to revolucionario o que sufrió Europa después del Liberalismo y del Romanticismo, y hasta de los primeros brotes del Socialismo utópico, se dilatara entre no-sotros en espaacio más áspero, ro, ro en más angustiosa tios ti o a coyuntura existenxisteenn cial. Cambios y formas f rmas fo as de vida que en Europa uro r pa se desenvolvieron en largo argo trecho dee ssiglos, iglos, see preciig pitan, desde entonces, en la trama de nuestro acontecer. Se estaban formando las nacionalidades o definiéndose los Estados nacionales como en la Europa del siglo XV, pero, al mismo tiempo, tratábamos de adaptar las leyes e instituciones democráticas que se esparcieron por el mundo después de la Revolución Francesa. Los impulsos del Estado y de la Sociedad moderna chocaban con las costumbres arcaicas. Con la Revolución comenzada en 1810, que rompió el viejo orden feudal del coloniaje, de uno a otro extremo del mundo latinoame-

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ricano –desde México hasta la Argentina- las gentes iniciaron la marcha y la guerra heroig ca que consumará nue nuestra separación de d las metrópolis europeas para originar las nuevas repúblicas. Pero –como lo P decía d cí de c a eel mismo Bolívar, el gran caballero trágico, el paladín trágii tr desvelado de la Indesv dependenciaera d pe de más más fácil ganar la guerra guer que fundar entre entr t e grupos y estructuras sociales truc uct contradictorias, el cont orden orde de y paz de los Estados nacientes. Esta ta ¡Qué variedad de biografías y destibiog g nos nos en esos hombres bres que en tan drabr mático má áti ticc tiempo son los de loss protagonistas pr nuestra n nu esstraa Historia! Hay heroicos loss Libertadores Liibeerta que todavía qu ue a veces veecess mueren m jóvenes Bolívar, o son víctijóvene n s como Bolív ív mas de la traición, la asechanza y la envidia, como Sucre, Carrera o Morazán. Hay los grandes condottieros, salidos de la aventura y de la guerra, que se erigirán en régulos y caudillos de los nuevos Estados, como Flores, Santa Anna y Santacruz, y los tiranos, sombríos y misántropos, como el Dr. Francia, o crueles, como Juan Manuel de Rozas. Hay también los escritores, poetas, educadores y maestros de ese turbulento mundo en confusión que se llaman, por ejemplo, Andrés Bello, José Joaquín Olmedo, José María de Heredia, y la primera


generación romántica de 1830, en quienes el anhelo literario se mezcla con el terrible deber político, como los jóvenes argentinos de la “Asociación de Mayo”. Formar una patria es para ellos no sólo la mística nacional y libertaria, aquel “espíritu de los pueblos” que buscó con tanta pasión el Romanticismo, sino la gran Utopía moral, los arquetipos de razón y belleza con que quieren superar la violencia e injusticia que prevalecían en nuestra vida colectiva. Aun la emancipación política se frustraría, pensó el viejo maestro de Bolívar, aquel audacísimo pensador llamado Simón Rodríguez, si no se completaba con una radical reforma en las almas. Quizás el tiempo histórico de esos primeros educadores, poetas y escritores de la América Hispana se resume en tres verbos que brotan con suma insistencia en su lenguaje: combatir, llorar, construir. Se ha combatido en las guerras de Independencia contra el régimen colonial español; se combate también cuando la voracidad de repartirse el mundo y la presión de las grandes potencias pretende en América nuevas aventuras imperialistas, pero se lucha, asimismo, contra la tiranía doméstica y contra el estado de desigualdad y de atraso en que, a pesar de las Constituciones liberales o del novísimo Código Civil que cancelarían las viejas leyes de privilegio, viven inmensos grupos de población autóctona. Este combate está mojado de llanto, ¡y cuántos “lamentos de proscrito”, a ejemplo de un José Mármol o un José Eusebio Caro, escriben los poetas de nuestro siglo XIX! Se es proscrito porque fue necesario salir a buscar a tierras extrañas la libertad que negaba la propia, pero hay otros proscritos quienes, como el cubano Zenea, expresan, como los grandes románticos de Europa, la trágica ruptura del hombre con un mundo hostil. El poeta es entonces peor “que un pájaro perdido”. El hombre, en su combate existencial, dejó de ser el dueño del mundo, o este dueño “no sabe al levantar todos los días en qué desierto plantará su tienda”.Como soldando semejantes extremos de dolor y de lucha, el escritor y el poeta

invitan entonces a “construir”. Piensan que la Historia de América que no se ha realizado con la plenitud de la historia europea, que es escaso pasado y borroso presente, puede ser, en cambio, opulento futuro. Y una albozada profecía será también tema insistente de nuestra poética americana desde las Silvas de Andrés Bello hasta las Odas seculares con que Leopoldo Lugones celebra ya en el siglo XX el Centenario de la independencia argentina. Pocos hombres y vidas encarnan ese esfuerzo de la cultura hispanoamericana en que la adversidad debe ser vencida por la esperanza, como la figura tutelar de Andrés Bello. Será a su manera otro Libertador de la servidumbre y el atraso colonial, a quien no bastó, como a Bolívar, el horizonte de su pequeña patria, porque era preciso librar en todo el continente de habla española la batalla una e indivisible por la libertad y el espíritu moderno. Aunque estos dos hombres excelsos sean tan diversos por su temperamento (fogoso y fulgurantemente intuitivo, el de Simón Bolívar; apacible y sereno, el de Andrés Bello), acaso coinciden en la vocación universalista y en el prospecto que deben cumplir las naciones americanas en la nueva Historia del mundo. El problema era mayor que rebelarse contra el régimen colonial de España, ya que el espíritu mismo de esa rebelión fue vencer el enclaustramiento y acelerar el cambio hacia mejores y libres formas de vida. El solo “autoctonismo” que levantaron contra España, en el siglo XVIII, algunas revueltas indígenas americanas –a ejemplo de la de Tupac-Amaru en el Perú- no era tesis suficiente, porque entre la historia actual y el pasado legendario se interponía un hito de ruinas. No bastaba – como fue el sueño de Tupac-Amaru- que un indio descendiera, como sus abuelos míticos, hasta el valle del Cuzco, y, en nombre del Sol, se proclamase Inca, ni, como en las revueltas de Yucatán, que Jacinto Canek invocara los viejos guerreros mayas, que ya sólo parecían vivir en las estelas y los relieves rotos de las viejas piedras. A la historia, como resurrección de un irretornable pasado, se opondrá

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en la hazaña de Bolívar y en la pedagogía de Bello la historia como adición de todas las experiencias y, al mismo tiempo, prospección de futuro. Si en el siglo XVI los conquistadores iban a rescatar en las huacas peruanas y en los templos de los aztecas un ensangrentado botín de oro y se repartían los tesoros de Moctezuma y Atahualpa, había otro botín pacífico que nuestros criollos de fines del siglo XVIII y comienzos del XIX querían traerse de Europa: un más suntuoso y útil botín de cultura. O, dentro de la ideología liberal que contribuyó a configurar el movimiento de Independencia, junto con la formación de las nuevas repúblicas, habría un nuevo cambio de productos y de ideas entre ambas zonas del mundo. Ya no sólo se pesarían en las aduanas de Cádiz o de Sevilla los metales y los bálsamos que trajeron los navíos, ni se decidiría en el Palacio Real de Madrid lo que habrían de hacer y pensar los americanos, porque ellos también necesitaban, en una etapa fundamental de su desenvolvimiento, las máquinas y libros de Londres o de París. No en balde desde fines del siglo XVIII empezaron a recorrer Europa muchos hispanoamericanos andariegos, deseosos de conocerlo todo, de estudiarlo todo y de alegar ante las Cortes, en despachos de primeros ministros y tertulias de filósofos, esta nueva causa del hombre americano. ¡Cuántas revoluciones, cuántas utopías, en que las ideas del Iluminismo trataban de adaptarse a nuestro ambiente y naturaleza, viajaron en aquel equipaje de conspirador y gentil hombre, de don Francisco de Miranda, el más hábil, atrayente e imaginativo entre los precursores de la Independencia! Y cuando en 1810, en una casa de Londres, al lado a Miranda, ya anciano de soñar y de conspirar, comparecen otros dos criollos del valle de Caracas: Simón Bolívar y Andrés Bello, simbólicamente se prefiguraba la historia inmediata. Eran ellos quienes, sin otros calificativos, habrían de llamarse el Precursor, el Libertador, el Educador. Revolucionar es educar, parecía consigna deducible del pensamiento iluminista que los había inspirado. Los impulsos del “Iluminismo” ya

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se consumen y limitan en Miranda, mientras que Bolívar y Bello –veintitantos años más jóvenes- advierten ya la nueva tormenta y directa historicidad que ofrecerá el Romanticismo. La occidentalización era así el camino consciente y necesario de nuestra cultura republicana. Negar a Fernando VII o insurgir contra el sistema colonial no era negar la lengua española ni la tradición cristiana arraigada en América. Cuando Bolívar escribe en tan brioso y coloreado idioma español, parece cabalgar al ritmo de su prosa dinámica, en aquellos caballos árabes que los conquistadores llevaron al Nuevo Mundo, y en que los llaneros y los gauchos hubieron de montarse para el combate de muchas leguas que terminó en los Andes del Perú. Cita de caballeros y centauros para una hazaña que era el reverso emulador de la conquista. Cuando en su vida longeva, testigo de un tremendo cambio histórico, Andrés Bello escribe sus tratados más importantes, pudiera compararse con aquellos humanistas del Renacimiento español, albaceas, asimismo, de una grande Historia revuelta, y para quienes la buena lengua y la claridad del pensamiento escrito eran los más eficaces instrumentos de la razón, y en medio de la violencia con que nacía el mundo moderno, querían descubrir los caminos de la concordia. Si en empuje y hazaña Bolívar superaba a Hernán Cortés, Bello tomaba, perfeccionándola, trocándola en norma y pedagogía de pueblos nuevos, la tradición de los humanistas. Si con la Gramática de Nebrija, la más armoniosa y compuesta lengua española del Renacimiento fue a dilatarse en el Imperio de los Reyes Católicos, con la Gramática de Bello, América quiere hacer del idioma otro instrumento de emancipación espiritual. Ya no es sólo Castilla la que forja el idioma, sino también –como lo dice en el prólogo de su libro- Chile o Venezuela. Con las lenguas indígenas, que se estancaron en los vocabularios de los misioneros, no era posible orientarse en la compleja vida moderna. No era así comparable el caso de la América insurgente con las rebeliones coloniales de Asia en el presente siglo, cuando por ejemplo,


en Vietnam, Birmania o la India, los pueblos nativos se liberaron de sus tutores europeos. En el mundo asiático, la ocupación, más que la colonización, no destruyó la continuidad de las religiones y culturas ancestrales, y tampoco se produjo la simbiosis o el vivo mestizaje entre invasores e invadidos. Y, sin embargo, cuando estas poblaciones asiáticas, trocadas en Estados modernos, quieren comunicarse entre sí y salvar sus fronteras lingüísticas, ¿no buscan en el Inglés o el Francés la lengua necesaria de comunicación internacional? Andrés Bello –y en esto coincidía Bolívarentiende la Independencia no como ruptura con la cultura de Occidente, cuyos primeros reflejos nos llegaron a través de España, sino como libre afirmación de todo lo que deberíamos aprender de ella aún, para que nos ilumine en el descubrimiento de nuestra realidad. Poeta, lingüista, educador y legislador, este primero y quizá el más alto de nuestros hombres enciclopédicos pide a esa cultura las formas, fundamentos y estilo de una armoniosa vida civil. Larga andanza había cumplido el hombre que saliendo de los claustros todavía coloniales de Caracas, de la dulce poesía de égloga virgiliana de sus versos de juventud, se adiestra en Londres para una titánica tarea de educador de pueblos. Consuela sus desgracias personales, los años de escasez económica, la guerra inexpiable que azota los campos de Venezuela y que por largos años le mantiene casi sin contacto con los suyos, estudiando como desvelado escolar de todas las horas. ¡Y cuánto necesita estudiar! Las lenguas modernas, después de dominar las clásicas; la Filosofía que tan fresca renovación había logrado en las primeras corrientes, románticas e historicistas; el Derecho nuevo que se esparció por Europa con la Revolución y las guerras napoleónicas; la Historia, la Filosofía. Ha comentado los viajes de Humboldt, segundo y admirable descubridor de la naturaleza de América; ha merecido la amistad de Bentham y Stuart Mill. Ha estudiado los más arcaicos monumentos literarios de la lengua española y realizará el pri-

mer gran análisis filológico del Poema del Cid. Seguirá en los estudios lingüísticos el camino que trazan en la Europa de entonces un Bopp y un Burnouf. Pero es al mismo tiempo, en Inglaterra, el plenipotenciario sin sueldo de una tormentosa América Latina que se emancipaba de España y adonde era preciso llevar los rudimentos de la organización democrática. Cuando, con otros hispanoamericanos errantes, inicia en Londres la publicación del Repertorio Americano, está trazando el prospecto de la nueva cultura continental. Y es así, durante diecinueve años de residencia inglesa, el lector que cada día sale más tarde, con sus cuadernos llenos de notas, de la biblioteca del Museo Británico. Está forjando su botín de conocimientos, de técnicas y métodos intelectuales, que ha de esparcir con mano benévola de gran sembrador cuando se le llame –ya en el otoño de su vida- a trabajar y enseñar en Chile. Los dioses le premiaron con vida larga y con suma pasión de conocer, como la vida de Goethe. A veces le llaman el “Virgilio” de Colombia, de la gran Colombia de Bolívar, porque, como el poeta latino, después de las guerras civiles de Roma, quiere que se levante el ara pacis del trabajo, el estudio, la cultura. Cargará sobre sus hombros una tarea de aquellas que el genio estético de los griegos ennoblecía transportándola al mundo poético de los mitos. Es casi un viajero mitológico el que con sus enciclopedias, tratados y manuscritos ha surcado los arrecifes helados del Cabo de Hornos y desembarca en las playas chilenas un día de 1829. En los treinta y seis años que todavía ha de vivir –tiene entonces cuarenta y ocho- le esperan y le siguen, para no sentirse viejo, las varias generaciones que pasan por la Instituto Nacional y por la Universidad de Santiago. Dará a la naciente nación chilena el Código, la Constitución, la Gramática; el Logos y la Ley en que se equilibra toda sociedad civil. Y como teme la desunión entre hermanos, como el caudillismo localista amenaza romper la unidad del origen, fundamenta, asimismo, un Derecho internacional de los nuevos Estados, base acaso de aquella futura anfictionía con

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que soñaba Bolívar. Hablar bien, pensar bien, legislar bien, evitar en nuestros juicios y actos las causas de error que engendra el fanatismo ciego o el entusiasmo irrazonable eran en su pedagogía un camino para ser justos. Está enamorado de aquellas “jóvenes naciones” que evoca en poemas de tan puro y noble lenguaje, y quiere engrandecerlas por la virtud y la cultura. Así, su obra de filólogo, de crítico literario, de legislador, de tratadista de Letras y de Filosofía, es para la América de entonces el nuevo organum aristotélico, la suma enciclopédica con que avanzaremos hacia la vida y el pensamiento modernos. Si su fineza intelectual deshace con agudo análisis algunos “idola” de la tradición y la historia anterior -¡qué gracia tiene, por ejemplo, su homilía contra la retórica puramente escolar y formalista de un Hermosilla!-, también precave a la juventud contra lo demasiado declamatorio e informe de algunas obras románticas. A ejemplo de Goethe, quisiera que toda la novedad de su siglo pudiera expresarse en forma tan limpia y serena como la del mundo clásico. Acaso, para Bello, también el Estado puede ser una obra moral y estética, y no es extraño que coincidiendo con su magisterio intelectual, la República de Chile fuera en el siglo XIX el país más sosegado, de más respetuoso orden jurídico, dentro de la levantisca comunidad sudamericana. “Bolívar tiene que hacer en América todavía”, dijo José Martí, y lo mismo puede afirmarse de nuestro gran humanista. En sus obras no sólo se consume una actividad, sino se abre el prospecto de las nuevas faenas que debe cumplir la América Hispana al salir del tutelaje colonial. La tarea ya cumplida engendra la Utopía y el plan de mañana. En las palabras iluminadas de Bolívar se prevén las pruebas y trances que aún debe vivir el continente en el camino de su libertad e integración necesarias. En el magisterio de Bello se planifica otro sistema de salvación por la Cultura. Muchos trabajos suyos, como el admirable discurso con que inaugurara hace más de cien años la Universidad de Chile, trazan una

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pauta de estudio para las generaciones que han de sucederse en la dirección de nuestros pueblos. Si en el proceso dialéctico de la Historia la libertad democrática debía sustituir al autoritarismo y obediencia colonial, hay una pedagogía de esa libertad que no es dádiva gratuita, sino deber, justicia y desvelo de cada día. Previene Bello a los hispanoamericanos, en más de una sonada polémica histórica, contra la engañosa esperanza que puede engendrar el desorden. Tampoco –como lo hubieran querido algunos ciegos autoctonistas- podía escindirse América del común destino de la civilización occidental, y principalmente de aquella familia de pueblos latinos más próximos a nosotros por el linaje y afinidad histórica. Más que España en guerra civil e Italia preparando el combate de su risorgimento, es la Francia de esos primeros sesenta años del siglo XIX la más autorizada maestra de los pueblos latinos, y estudia esa renovación de Francia en las Ciencias humanas por el valor ejemplarizante que asume para la cultura de Hispanoamérica. Pero continúa glosando a sus empiristas ingleses, que le enseñaron tanta precaución intelectual ante las contradicciones y errores del mundo, y no ignora tampoco a los alemanes titánicos, que desde Kant, Goethe y Schiller hasta Hegel marcaron la más esplendorosa eclosión del alma germana. Se aprende de Europa no sólo por el lujo o placer erudito, sino porque aplicando sus métodos podremos descifrar nuestro propio enigma americano. Contra los cerrados nacionalismos de otras épocas, el mundo ya entraba en una edad de comprensión universalista. Si el Humanismo retrae el pasado a las vivencias y sensibilidad contemporánea, también debe comprender la específica realidad de cada tiempo. Pero, ¿es que todo auténtico humanismo no convierte en vida y experiencia comunicable, lo que sólo podría ser erudición? Así, en nuestro Andrés Bello la cultura no es soberbio trofeo de intelectual solitario, sino servicio público y tarea pedagógica que nuestra América naciente exigía de sus hombres mejores.


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La ausencia de Bello Mario Briceño Iragorri

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Se había ausentado Bello de Caracas desde 1810, cuando fue a Londres para asesorar a Bolívar y a López Méndez en las gestiones emprendidas cerca del gobierno inglés, con el fin de obtener ayuda para nuestra independencia. Allá permaneció el grande hombre al servicio del país. Allá sufrió privaciones y angustias. “Carezco de los medios necesarios aún para dar una educación a mis hijos; mi constitución, por otra parte, se debilita; me lleno de arrugas y de canas; y veo delante de mí, no digo la pobreza, que ni a mí ni a mi familia nos espantaría, sino la mendicidad”. Tal escribía el sabio en 1826 a su amigo el Libertador Presidente de Colombia. En vano esperó que se le mejorase de dotación; en cambio, Chile, con mirada rapaz, supo lo que el hombre valía, y le propuso trasladarse a Santiago con el goce de un salario que le libraba de cotidianos apuros. Cuando tardíamente Bolívar escribió su patética carta a Fernández Madrid, ya estaba decidido el destino del sabio. Chile, y no Venezuela, sería la nación afortunada que recibiera directamente los frutos de la sapiencia de Bello. Es de imaginar que Don Andrés, cuando tomó la ruta del Sur, pensaba volver algún día a Venezuela. La presencia de Caracas y de los amigos en su obra literaria y, especialmente en sus epístolas, denuncia la constancia de un afecto inquebrantable hacia la lejana Patria. Pero, es necesario intentar un análisis sereno en el espíritu de Bello, para concluir desvistiéndole cualquier sombra de desafecto echada sobre el ánimo del egregio varón por ligeros críticos. De Venezuela en 1830 había sido arrojado el propio Libertador. A Santiago debió llegar esta noticia como acerado puñal que hiriera el corazón del ausente y lo previniese a peores

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impresiones. Un día del año 35, al desdoblar la prensa llegada en el último paquete, se impuso que Vargas había sido echado también por una revuelta en que se declaró que el mundo es de los audaces y valientes. En 1843 supo que el insigne Baralt se había partido al Viejo Mundo con el desaire de los poderosos, en razón de no haber acomodado su magnífica Historia a los intereses de los gobernantes. Con estos signos, ya sabía Bello lo que vendría después. En el silencio de su mundo interior, conversaba consigo mismo acerca del destino de su Patria nativa, y por nada hubo de espantarse ya cuando supo cómo los mismos hombres que el 24 de enero de 1848 prepararon el enjuiciamiento de Monagas y habían provocado el choque entre pueblo, representantes y soldados, se plegaron al día siguiente, por el miedo y la amenaza, ante la engreída voluntad del dictador en cierna, que cruzó los brazos cuando se asesinaba las instituciones. ¿Qué tenía que hacer él en este mundo de intrigas y caídas que era y seguiría siendo el mundo venezolano? ¿Valdría algo su débil voz en medio del huracán de las pasiones y en medio de la confusión de las ambiciones desbordadas? Mientras más arreciaba la tempestad venezolana, más firme se tornaba, en cambio, el fundamento de su amable vida chilena. Él sabía lo que le ofrecería su amada Patria. Cuando murió, Juan Vicente González, después de angustiosas reflexiones, declaró con la responsabilidad de su palabra iluminada; “Salvóse el Nestor de las Letras”. Y se salvó, porque no regresó en cuerpo para su martirio en Venezuela. Su obra fraguó a distancia de Caracas, pero en el corazón de la gran Patria americana. Para ella elaboró y enunció leyes que la guiasen en la relación internacional; leyes que protegiesen el convivio civil entre los hombres; leyes


que ordenasen filosóficamente el pensamiento; leyes que ayudasen, en fin, a expresar con claridad y con fijeza ideas y sentimientos. Su destino de hombre americano tenía firme asidero y recio afinco en cualquier sitio del nuevo mundo, donde Rocinante, Sancho y Don Quijote tengan seguro pienso y sosegado sueño. Sobre lo continental, se sintió universal. Él veía, en cambio, en su modestia, que al crecer su fama, estaba creciendo, también, la fama de su suelo natal. Y esa fama que enaltece a un continente, Caracas la pregona con orgullo. Jamás un hijo ausente devolvió mayor dádiva a la madre feliz.

Extracto del texto recogido en el libro El retorno de Bello. Caracas, Tip. Americana, 1951.

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Andrés Bello:

OBRA, VIDA Y ACTUALIDAD Arturo Uslar Pietri

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Boileau, desde el siglo XVII, había fijado en su Arte Poética las que habían de ser las normas críticas rígidas del neo-clasicismo. Su procedimiento había consistido en llevar hasta el extremo de dogmas absolutos las ideas que Horacio había expuesto en su Epístola a los Pisones. El cetro de las artes quedaba en las secas manos de la razón, el sentimiento y la emoción estética, no sólo pasaban a segundo plano, sino que eran considerados como indeseables y corruptores elementos para la obra literaria. “Rien n´est Beau que le vrai… mais la nature est vraie”, había afirmado con pomposa solemnidad. Pero esa naturaleza verdadera sobre la que quería hacer reposar la verdad del arte, no era la naturaleza, sino una abstracción. Una abstracción de la que quedaba descartado todo, lo individual, lo concreto, lo particular, es decir todo lo verdadero, para no atenerse sino a las características absolutas, constantes y universales. Es decir, que el tema del arte debían constituirlo sentimientos, conflictos y pasiones que fueran verdaderos para todos los países y todos los tiempos. Así llegaron a desaparecer los hombres de la literatura para ser reemplazados por el hombre abstracto, y lo natural racionalizado ocupó el sitio de la verdadera naturaleza. La influencia de Boileau se extendió a toda la Europa afrancesada y constituyó el credo literario del racionalismo. Cada país tuvo su legislador poético. Ingleses, alemanes, españoles, siguieron el ejemplo neoclásico. A las remotas posesiones americanas llegó también el imperio de los nuevos principios estéticos. En la Caracas en que Bello se forma la doctrina literaria que le enseñan sus maestros es la de la poética de Boileau adaptada por Luzán. Que es la que le

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enseña a mirar a Filis en la ribera del Arauco. Sin embargo el imperio de este dogmatismo doctrinario nunca llega a ser completo en el espíritu de Bello. Recibe de él todo lo que le parece verdadero o útil, pero se aparta en cuanto significa repudio total de la tradición viva y olvido y negación de lo local y particular. Bello no llega a aceptar totalmente el criticismo neoclásico, porque en él es muy poderoso el sentido de lo histórico. Él no cree en una literatura absoluta, universal, constante y válida por igual para todos los pueblos. Cree, más bien, en las letras como expresión de una sociedad determinada en un momento determinado. Esto es precisamente lo que más lo acerca a los románticos y lo que en cierto modo, en algunas cosas, como en sus estudios de literatura medieval, lo hace un verdadero precursor del romanticismo hispánico. Su aceptación de lo histórico y su tendencia de lo ecléctico, lo colocan, desde la época de Londres, en una posición avanzada que es la de la crítica, que va a predominar después de la revolución romántica. La crítica de Bello es siempre relativa. Se aleja de lo absoluto y de lo dogmático. Trata de comprender y explicar las obras en relación con sus autores y con las épocas en que fueron escritas y no de acuerdo con un sistema de principios inmutables. Es predominante en él, como lo hemos visto, el fin didáctico y formativo, porque su pensamiento y su obra de escritor están dirigidos por el propósito de educar a su América y de ayudar a la mejor formación cultural de sus pueblos. Didacticismo, americanismo y romanticismo se tocan en su obra de un modo constante,


y vienen a ser como el resultado res esul ulta tado do de de su manera de entender sus su us debedebe de be-res de intelectual para con con su co gente y para con su tiempo. mpo po. Estos rasgos le dieron n una unaa extraordinaria modernidad dad da d a su pensamiento en su época. épo poca ca. Mientras los unos dogmatigm mat atiizaban en nombre de las reglas reg e las clásicas, como Hermosilla, s lla, si a y otros proclamaban la anarquía ana narq rquí uíaa y el olvido del pasado y de toda d regla, como Sarmiento, B Bello ello trataba de armonizar lo que ue había de verdad en ambas posicioiccio iones extremas y se esforzaba por comprender y explicar las distintas formas en que los hombres habían entendido la belleza en los distintos os tiempos. Esos mismos rasgos son lo que le dan validez actual ctual al a su ejemplo y a su pensamiento. El es el americaano abierto a todo lo que viene del mundo, para recibirlo, sin servilismo, y adaptarlo a las necesidades de su gente. No es un imitador de Europa, no es el sectario de una parcialidad ultramarina, es un hombre que busca la verdad más allá de las exageraciones y negaciones de las escuelas y de las modas, y que antes que pensar en sí, en su obra y en su fama, piensa en el bien de los que le están encomendados. Esa actitud de Bello sigue siendo la más recomendable y propia para los hombres de pensamiento de Hispanoamérica y ese ejemplo que él nos da sigue conservando su validez. No se debe hablar de su crítica, como cosa aparte y distinta de su poesía, o de su obra didáctica, o de su investigación científica. Hay

que hablar que habl ha bllar de la obra de Bello como a su vida. dee un n todo, todo to d , unido u Espontáneamente vino a los Espo p ntán labios labi b os de los l primeros que estudiaron tudi iaron on sus escritos epítetos taless como: c m Néstor, patriarca, co príncipe, p pr íncipee, fundador, que son que tienden a todos nombres no ensalzar y destacar los fines prácticos de enseñanza, establecimiento b bl ecimiento y guía que deterlos más de sus trabaminaron lo que parece tan jos. Este rasgo, r aantiguo, an tiguo, o es precisamente uno los que le da más valide lo dez americana en su tiempo y su mayor actualidad en el nuestro. América fue y continúa siend tierra de fundación, do hoya h ho ya de afluentes y aluviones, de misioneros, v vi on nes e , campo c de mestizaje culvasta em eempresa p pr sigue en proceso, “petural que si humano” que queño género g busca su s camino. obra de Andrés Bello, Esaa o o es vida que es que qu ue es e vida, v obra, y enseña de la ob braa enseñaba ense se manera más válida y presente los deberes y los trabajos que corresponden al hombre de pensamiento en nuestra América. Su manera de entender y cumplir los deberes de su tiempo es lección abierta para que todos entendamos y cumplamos los deberes del nuestro, y para que, por sobre todo otro título, le sigamos tributando el que mejor le corresponde y más le place: el de Maestro.

Fragmento del ensayo “Los temas del pensamiento crítico de Bello”, recogido en el libro Letras y hombres de Venezuela”, Caracas, Monte Ávila, 1995.

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Un clásico

ADRÉS BELLO,

Ludovico Silva

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¿Era Bello un clásico, era un romántico, era un manierista? La pregunta no sólo inquiere por su producción poética, sino también por su producción como científico literario, es decir, como filólogo y como crítico. La respuesta, para mi, es terminante: Bello era un clásico, un clásico con todas las de la ley. En su introducción a los poemas de Bello, el poeta Fernando Paz Castillo termina preguntándose: “¿Clásico? ¿Romántico? Bello no se abanderizó, ni quiso abanderizarse… no lo abandericemos nosotros”. Es muy loable no querer abanderizar a Bello, entre otras razones porque él mismo se declaraba aparte de todas las disputas escolásticas. Sin embargo, si lo caracterizamos como un escritor clásico no estamos confinándolo a una escuela, sino a un estilo, a una manera de ser escritor que está por encima de las disputas históricas de las sectas literarias. Curtius hacía una distinción entre lo que él llamaba el “clasicismo ideal” y el “clasicismo normal”. El clasicismo ideal es el que logran muy pocos autores, que pueden ser considerados como paradigmas o modelos eternos. El clasicismo normal es el que logran una serie de autores que proceden literariamente de acuerdo a la norma griega de la mesura, el equili-

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brio, la ponderación, la no afectación, la sobriedad en el empleo de figuras y recursos estilísticos, pero sin llegar a las alturas sublimes de los clásicos ideales. Hay que tener en cuenta que Curtius, dentro de esta clasificación, incluye dentro de los clásicos normales nombres como el de Cicerón, es decir “el mejor prosista de la tierra”, como lo llamaba Menéndez Pelayo. Aunque la distinción de Curtius no me satisface del todo, creo que sería justo incluir a Andrés Bello entre los clásicos normales. Lo era por esencia y presencia, tanto en sus creaciones poéticas como en su pensamiento crítico. No me toca aquí juzgar sus poesías. En cuanto a su actitud crítica, es notoria la presencia de rasgos enteramente clásicos o apolíneos. Bello no se deja jamás vencer por la pasión. Al modo de los antiguos estoicos, practica en sus juicios una ataraxia, una especie de suspensión de todas las pasiones violentas que deja el paso libre al juicio sereno y equilibrado. Pero su eclecticismo no debe entenderse como una postura que no esgrime o asume definiciones claras y tomas de partido. El parti pris es una constante de Bello como crítico, tanto si juzga a los antiguos como a los modernos. Bello procede, inicialmente, con una gran modestia. Cuando nos va a hablar de literatu-


ra griega, nos dice que lo que va a hacer, poco más o menos, es parafrasear al helenista alemán Schoell. Sin embargo, bien pronto nos damos cuenta de que Schoell no es más que una guía esquemática sobre la cual desborda Bello toda su enorme sabiduría sobre la literatura griega. Lo propio ocurre cuando expone la literatura latina. Bello nos dice que se va a guiar fielmente por los autores de la Biographie Universelle, en especial por Villemain. Pero en realidad no hará otra cosa que contradecir y rectificar continuamente a los autores de esa Biographie. Bello consigna sus juicios particulares sobre cada uno de los autores e historiadores. Así sus juicios sobre Virgilio y Cicerón y Ovidio son verdaderos modelos de juicio crítico. Bello no se extasía ante los clásicos hasta el punto de perder la respiración y el aplomo; por el contrario, espesa sabiamente lo que hay de bueno o de malo en cada uno, empezando por el mismo Homero. Es sorprendente comprobar cómo Bello trata con igual mesura y ponderación tanto a los antiguos como a los modernos. Naturalmente, a la hora de juzgar al acartonado Hermosilla o al delicuescente Cienfuegos, Bello emplea un tono irónico que no llega a emplear cuando juzga a las grandes figuras del pasado. Pero ello pertenecía a su naturaleza de ser humano. Tal vez por eso le gustaba tanto citar el célebre verso de Terencio: “Homo sum: Humanum nihil a me alienum puto”. En efecto, nada humano le era ajeno a este gran hombre americano, a quien Menéndez Pelayo comparó con los antiguos patriarcas o fundadores de pueblos, por el estilo de Abraham. Y eso fue en realidad Bello para nuestro continente: un poderoso y sabio patriarca al que todavía no hemos logrado superar.

----------------* Fragmento de “Andrés Bello y la crítica literaria”, incluido en La interpretación femenina de la historia y otros ensayos. Caracas, Ediciones Centauro, 1987.

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Adrés Bello y el destierro Domingo Miliani

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En un hermoso texto, escrito durante su exilio en Nueva York, para el curso de Literatura Venezolana que dictaba en Columbia University, Arturo Uslar Pietri imagina un Andrés Bello de 46 años, ya canoso y de andar lento, por las calles de Londres. Construye la imagen del hombre que relee y casi rehace estrofas completas del Mío Cid1. Ensayista y poeta giran en torno a la idea empática del intelectual que, por una u otras razones, se ve de pronto desarraigado de su patria. En Uslar es un golpe de Estado. Su epílogo sería la dictadura de Pérez Jiménez. En Bello, el ostracismo, además de prolongado, es definitivo. Uslar sigue destejiendo la historia hasta ubicar a Bello en el instante de su partida de Caracas y lo vislumbra con los ojos “fuertemente llorando” cuando mira por última vez el valle tendido al pie del Ávila. Pero la realidad es otra. El joven humanista sale de Caracas con una tarea precisa: Secretario de la misión diplomática ante el gobierno británico, junto a Simón Bolívar y Luis López Méndez. Ya en Caracas había estudiado, hablaba y traducía correctamente el inglés2. Fue el motivo para que lo eligiesen en la misión a Europa. Bolívar regresó al poco tiempo para sumergirse en la guerra emancipadora. López Méndez permaneció en Europa hasta 1821, para venir

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a entregar sus huesos a la tierra chilena de Curacaví en 1841. Venezuela declara su Independencia el 5 Bello tenía apenas un de julio jul ulio lio o de 1811. 1 aaño en Londres. La efímera república venezolana dura hasta 1812. La lucha contra España se habrá de prolongar hasta 1821. Bello queda a merced de aquella incertidumbre. Estudia los clásicos griegos en la biblioteca personal de Francisco de Miranda. Flaquea. Quiere irse a España, pero su carta a la Regencia nunca obtiene respuesta. Escribe a Cundinamarca una u correspondencia que no llega a destino; otra remitida l a Argentina, con respuesta de d aceptación, lo hace mirar hacia la América pero no se h decide a viajar. Entretanto la d situación de hostilidades hissi panoamericanas con España se hace pano oam m cada d día más compleja. El solitario poeta sigue en Londres mirando con tristeza el alejamiento de un retorno. Finalmente es invitado en 1829 a residenciarse en Chile y asume la determinación del viaje. Parte en el bergantín “Grecian” el 14 de febrero de 1829 y llega a Valparaíso el 25 de junio. Es Chile la mano que se tiende desde sus mismos años londinenses, cuando trabaja en la legación presidida por el guatemalteco Antonio José Irisarri. La solidaridad americanista entre los desterrados que comparten el territorio inglés fue una muestra de integración real. Y Bello constituyó por su prestigio y su cultura un centro de atención permanen-


te. Los contactos con José María Blanco White y otros amigos entrañables pueden seguirse en un extenso epistolario. Desde Caracas, en abril, José Rafael Revenga le escribe instándolo a volver a Colombia:”...véngase usted a participar de nuestros trabajos y nuestros escasos goces. ¿Quiere usted que sus niños sean extranjeros al lado de todos los suyos?”. Apenas dos meses después, escribe a José Fernández y Madrid las primeras impresiones sobre Santiago. Su amigo le contesta en septiembre y le transcribe párrafos de reconocimiento y afecto expresados por Bolívar, en correspondencia desde Quito, dirigida a Londres. Por lo tanto no llegó nunca antes a manos de Bello. Dice el antiguo discípulo: “Últimamente se le han mandado a Bello tres mil pesos para que pase a Francia; y yo le ruego encarecidamente que no deje perder a ese ilustrado amigo en el país de la anarquía. Persuada usted a Bello que lo menos malo que tiene América es Colombia, y que si quiere ser empleado en este país, que lo diga y se le dará un buen destino. Su patria debe ser preferida a todo; y él, digno de ocupar un puesto muy importante en ella. Yo conozco la superioridad de este caraqueño contemporáneo mío: fue mi maestro cuando teníamos la misma edad; y yo le amaba con respeto. Su esquivez nos ha tenido separados en cierto modo, y por lo mismo, deseo reconciliarme: es decir, ganarlo para Colombia”3. Aquella rectificación era demasiado tardía. Bolívar entraba en el ocaso con su gran sueño a cuestas: la Gran Colombia que empezaba a desgajarse. El destierro comenzaba para él, justo en el momento en que otra vida estaba germinando para Bello. Habían pasado 19 años desde el día en que viajaron juntos a Londres. Se cruzan otra vez los destinos de una proscripción cuyo espacio es la escritura. Las interpretaciones conjeturales hilvanan en los lectores el qué hubiera sido. Recepción crítica o arrepentida, pero tardía. José Gaos dirá que Bello, de haber sido inglés figuraría como padre de la Escuela Escocesa de Filosofía. Juan Vicente González, apenas a un mes de la muerte de Bello, escribe en 1865 su Meseniana “24 de noviembre” para

exclamar: “¡Salvóse el príncipe de las letras de América de la gloria del martirio!”. Es el final de una reflexión acerca del destino que habría esperado al humanista en caso de haber permanecido o regresado a Venezuela. Su viaje a Chile en 1829 le otorga un territorio y una ciudadanía generosos. También lo será su entrega al trabajo de educador y pensador, de periodista y político, pero sobre todo de fundador amoroso de esta Casa donde hablamos para recordarlo. Aquí va emergiendo el gran rector de una conciencia de país, el legislador de una ética ciudadana; el custodio de una lengua para uso de los americanos. El destierro es entonces una construcción acumulativa de nostalgias poéticas y epistolares. Su ansia de retorno es leit motiv del poeta. El primer texto donde aparece fue escrito en Londres en 1820. Permaneció inédito hasta la publicación de sus Obras Completas en Caracas (1952). Se titula “El proscrito” y dice: No para mí, el arrugado invierno Rompiendo del duro cetro vuelve mayo La luz al cielo, a su verdor la tierra. No el blanco vientecillo sopla amores O al rojo despuntar de la mañana Se llena de armonía el bosque verde Que a quien el patrio nido y los amores De su niñez dejó, todo es invierno. El sentimiento de desarraigo, las privaciones, se canalizan en un proyecto de poema mural que titularía América y del cual sólo completó dos grandes temas: “Alocución a la poesía” y “La agricultura de la zona tórrida”4. En el primero, reaparecen imágenes borrosas de la Caracas natal, curiosamente alternadas con referencias al Cauca de Colombia, la Cruz del Sur y el cielo austral. La mayor parte del texto remite a la desolación ocasionada a la capital venezolana por el terremoto de 1812 y a la de toda la subregión andina, fustigada por la guerra de independencia grancolombiana. Ya en Chile, emprende la redacción de otro vasto poema titulado “El proscrito”, posiblemente la fecha de escritura es 1844 ó 1845. Han transcu-

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rrido, pues, 17 años de vida austral y 35 desde que salió de Caracas. En 1832 el Parlamento chileno lo había declarado “chileno legal”, con lo cual disfrutaba de todos los derechos de ciudadanía. Pero la nostalgia guardada en lo íntimo vierte al poema. Y el hombre lleno de honores, Rector universitario, legislador respetado, tiene al rescoldo de la memoria los ojos vueltos de nuevo a la raíz primera. Escribe entonces: Naturaleza de una madre sola, Y da una sola patria ... En vano, en vano Se adopta nueva tierra; no se enrola El corazón más que una vez; la mano Ajenos estandartes enarbola; Te llama extraña gente ciudadano... ¿Qué importa? ¡No prescriben los derechos del patrio nido en los humanos pechos5

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Para aquel tiempo, Andrés Bello tenía 63 años de edad y su conciencia estaba clara en algo: el destierro era definitivo. La posibilidad de pisar de nuevo tierra venezolana era remota. Su ambivalencia en el sentimiento de patria trasciende del verso a la correspondencia familiar. En 1846 escribe a su hermano Carlos: “¡Cuántas veces fijo la vista en el plano de Caracas, creo pasearme otra vez por sus calles,

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buscando en ellas sus edificios conocidos y preguntándoles por los amigos, los compañeros que ya no existen...! ¡Daría la mitad de lo que me resta de vida por abrazaros, por ver de nuevo el Catuche, el Guaire, por arrodillarme sobre las lozas que cubren los restos de tantas personas queridas! Todavía tengo presente la última mirada que di a Caracas desde el camino de La Guaira. ¿Quién me hubiera dicho que, en efecto, era la última?”. Los destinos se cruzan. La historia de dos pueblos, el chileno y el venezolano, discurre atravesada de esa nostalgia recurrente, de hombres sencillos aventados al desarraigo por las turbulencias. Los poetas dejan el testimonio en su escritura. Los lectores repasamos una y otra vez nuestras sangres y afectos entrelazados y muchas veces al leer estos versos o estas cartas nos estamos leyendo allá, en lo hondo.

NOTAS 1 “Andrés Bello, el desterrado”, en: L Letras y Hombres de Venezuela. Méjico, Fondo de Cu Cultura Económica. 2 En una carta de John Robertson, fec fechada en Curazao “C el 2 de febrero de 1809, se lee: “Creo que usted no tendrá dificultad alguna en aprend aprender nuestra lengua con la ayuda de la Gramática de la que usted acusa recibo, tanto más cuando usted h ha hecho tan gran XXV v. 1, p.5). progreso” (Bello, O.C. 1984, t. XXV, 3 Cf. Oscar Sambrano Urdaneta. “C “Cronología chilena de Andrés Bello”. En: Bello y Chile Chile. Tercer Congreso del Bicentenario. Caracas, La Casa de Bello, 1981, v. II, p.p. 493-517. 4 “¡Oh, quien contigo, amable Poesía,/del Poe Cauca a las orillas me llevara/y el blando aliento respirar me diera/de la siempre lozana pr primavera/que allí su reino estableció y su corte!/¡Oh si ya de cuidados enojosos/exento, por las márge márgenes amenas/del Aragua moviese/el tardo incierto p paso;/o reclinado ocaso/bajo una fresca palma en la llanura,/viese arder en la bóveda azulada/tus cuatro lumbres bellas/oh Cruz del Sur....” (OC, I, 1, pp 47-48). 5 “El proscrito”. En.: Poesías.. O.C. O.C., 1981. t,I,p.604.


La mirada de Bello Ana Pizarro

Nos interesa apuntar en este Andrés Bello de hoy –en este Bello que han mirado con ojos tan eruditos los investigadores que me han precedido - las formas de un discurso intelectual, y literario en particular, que constituyéndose en expresión de un momento histórico tan crítico como el del proceso emancipador, adquiere el carácter de un proyecto histórico en el que nos sentimos hoy insertos. Nos interesa, como primera afirmación, observar en Bello el discurso de América. No es una afirmación nueva. Nos interesa sin embargo observarla como una afirmación de base que, al mismo tiempo que es proposición explícita y organiza la vida misma de Bello definiendo su proyecto histórico, va más allá de la proposición conceptualizada para organizar una forma de discurso literario que responde al proceso cultural e ideológico del continente. En primera instancia, pues, la búsqueda de un discurso de América. En este sentido el intento de Bello deja de lado posibles nacionalismos estrechos para llevar adelante el proyecto globalizador de perspectiva continental en que estaban inmersos los mayores constructores del proceso emancipador. En medio de la actividad militar y bélica, la cultura había tenido escasa cabida. Se había desarrollado fundamentalmente la forma instrumental para el período de lucha: el pe-

riodismo. Es así como surge en esta época una cantidad superior de periódicos a la que había existido en la época colonial: la Gaceta de Buenos Aires, El Despertador Americano en Guadalajara, el Semanario de Caracas, El Correo del Orinoco, La Aurora de Chile, entre tantos. Desde el extranjero se lanzan también importantes publicaciones, y vemos a Andrés Bello publicando, junto al colombiano Juan García del Río, las dos grandes revistas: Biblioteca Ameri-

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cana (1823) y Repertorio Americano (1826 -1827). Importante para nuestras observaciones es el carácter de estas revistas. Ellas no se limitan a defender la causa de la independencia, sino que entregan información de temas diversos de índole científica con el fin de difundir la ilustración en América. Es decir, son revistas que apuntan a una reivindicación americana en lo político y en lo cultural al mismo tiempo que entregan la dimensión propia de la ilustración europea. Es el momento, 1823, en que Bello lanza su proclama literaria en la Alocución a la poesía, importante orientación de una forma de quehacer literario continental: Tiempo es que dejes ya la culta Europa, que tu nativa rustiquez desama, y dirijas el vuelo a donde te abre el mundo de Colón su grande escena.1 El carácter de proposición explícita, que evidentemente imprime al texto un tono discursivo, da paso a textos de mayor frescura – dentro de lo que la formalización neoclásica se lo permite- en La Agricultura de la Zona Tórrida. Aquí se logra, en importantes momentos, el que la proposición referida de paso a la proposición incluida en un quehacer poético. Los dos textos forman parte del gran poema América, que Bello no llega a concluir. Abrigo den los valles a la sedienta caña; la manzana y la pera en la fresca montaña el cielo olviden de su madre España; adorne la ladera el cafetal; ampare a la tierra teobroma en la ribera la sombra maternal de su bucare; aquí el vergel, allá la huerta ría…

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Estas proposiciones, que constituyen la concreción en lo literario del proyecto ideológico general de la “emancipación mental” del continente, no se mueven en terreno fácil.

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Están siendo lanzadas en un medio cultural profundamente influido por la colonización hispánica y en condiciones a todas luces precarias para su desarrollo. El escritor argentino Esteban Echeverría señala sobre esto: …todos los hombres capaces, a causa del estado de revolución en que se encuentran absorbidos por la acción o por las necesidades materiales de una existencia precaria, no pueden consagrarse a la meditación y recogimiento que exige la creación literaria, ni hallan muchas veces medios para publicar sus obras.2 Dentro de esa escasez, la consideración de la cultura europea como el nivel superior y “modelo” cultural es normal en el intelectual latinoamericano. En este sentido y bajo el modelo “civilizador” de la cultura urbana, que es cultura europea, frente a la “barbarie” rural que es cultura autóctona, que se pronuncia Sarmiento en su ya clásico Civilización y barbarie: Vida de Juan Facundo Quiroga (1845). Visión dicotómica que se prolongará posteriormente en el hermoso texto Los Sertones, del brasileño Euclides da Cunha, cuya opinión no deja de traslucir sin embargo la admiración romántica de la barbarie. En este marco contextual, la proposición de Bello de asentamiento del quehacer literario en modelos continentales tiene un carácter revolucionario, como es revolucionario el proyecto de “emancipación mental”, que podría traducirse en aquello de la “búsqueda de nuestra identidad” que Pedro Henríquez Ureña señaló tan justamente para lo literario con la frase “en busca de nuestra expresión”. Hemos tocado la poesía de Bello al situar este problema. Pero no sólo en las silvas se encuentra el intento de definición de un discurso americano. Este se ha definido mucho antes, y ya en su Resumen de la Historia de Venezuela, de 1809, se está apuntando a este objetivo. Tampoco esta definición es patrimonio de su obra literaria. Hay en Bello una actitud fundamental en esta línea que define su quehacer global.


En él se inserta su Gramática, su Código Civil, su quehacer como educador, su vida entera. Bello pertenece a un momento histórico en que América, dentro de todas sus contradicciones, es un proyecto. Él asume este proyecto en lo que él es: un intelectual de acción, y lo asume cabalmente. Asume, desde su perspectiva de intelectual y humanista, la historia y en ella el proyecto histórico de la unidad de América que se vierte en la necesidad de, como él mismo señala, “alimentar el entendimiento para educarle y acostumbrarle a pensar por sí”. “La América –dice Bello en 1836- desempeñará en el mundo el papel distinguido a que le llama la grande extensión de su territorio, las preciosas y variadas producciones de su suelo y tantos elementos de prosperidad que encierra”. La confianza en un destino único del continente, que anima los grandes textos del pensamiento político de la época, se expresan a nivel intelectual en lo que será el proyecto de emancipación mental. En la reflexión que de este proceso hace el autor del Discurso Inaugural de la Universidad de Chile está señalado ya el mecanismo de aprehensión crítica del legado cultural universal que tan magistralmente puntualizará más tarde José Martí en aquello de “Injértese en nuestras repúblicas el mundo, pero el tronco ha de ser el de nuestras repúblicas”. Nuestro Bello, en el ya clásico para la historia y la reflexión de América Discurso Inaugural, habla de aprehender la ilustración europea con un “proceder analítico, único medio de adquirir verdaderos conocimientos”. En nuestro siglo el mismo problema acosará la reflexión continental, y los brasileños del Modernismo encontrarán para el mecanismo una expresión maravillosa: hablarán de “antropofagia cultural”. La evidencia de la vida cultural de Occidente constituye allí una realidad que integramos para expresarla en un nuevo producto; para ello es necesario el proceder analítico. En el caso del venezolano, su vida misma, su proyecto intelectual, evidencian la mecánica de nuestra cultura. Salido de esta Caracas que ama y añora profundamente, surgido de

maestros tan doctos como Fray Cristóbal de Quesada, va al Londres metropolitano, eje necesario -por situación histórica y económica en el mercado- del movimiento ideológico del momento. Su ida a Chile, ese enorme impulso que dio Venezuela a nuestro país en el siglo XIX, constituye una acción coherente del venezolano que, amando profundamente a su país, tuvo al mismo tiempo –uno de los primeros- la dimensión de la patria continental. Como segunda aproximación a la escritura literaria de Bello, que es por cierto expresión de su discurso intelectual, nos interesa apuntar que se trata de una escritura que se construye en contradicción. Su contradicción surge de la propuesta de un discurso americano que se va organizando, paradójicamente, en formulaciones de metros, ritmos, estrofas, e imaginería europea clásica. El autor de la Alocución a la poesía es también un historiador de la literatura latina, traductor de Horacio y de Plauto, de Byron y de Víctor Hugo. La raigambre revolucionaria de sus proposiciones americanistas se ahoga en una formalización neoclásica que las está negando. El señalamiento de dejar la culta Europa en aras de la emancipación cultural del continente se entrega con el instrumento propio de lo que se rechaza: con el neoclásico. Nos interesa esta contradicción que caracteriza al discurso de Bello porque lo sitúa como un hombre ubicado en una coyuntura histórica muy precisa, que accede a la expresión de lo que esta coyuntura es, dentro de la literatura erudita. Para valorar sus textos en su real dimensión hay que situarlos junto a textos coetáneos que, apuntando a intereses comunes –herencia también de “las luces” europeas- no logran la dimensión del gran venezolano: pensemos en la Oda al Paraná de Manuel José de Lavardén, en la Oda a la Piña de Manuel de Zequeira y Arango, en Las frutas de Cuba de Manuel Justo de Rubalcaba. La única ruptura total del momento de la emancipación no la entrega la poesía erudita –ni siquiera la voz del exilio jesuita que expresaba, desde 1767, fuera del continente, la

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conciencia de América-; la entrega la poesía popular , mucho más alejada del circuito de de colonización cultural en que, por razones obob bvias, está inmersa la primera. Es el caso, cono on cretamente, de la poesía gauchesca del Río o de la Plata. Esta contradicción del discurso literario ari rio de Bello expresa cabalmente la gran contratradicción ideológica del momento histórico que vive América en la coyuntura que se ha dado ado o en llamar “la ruptura del pacto colonial”. S Soobre el problema del tránsito del sistema coloolonial mercantilista al modelo de dependencia nciia ligado a la agro-exportación, dependencia del capitalismo inglés, existe, como sabemos, co copiosa bibliografía en las ciencias sociales la latinoamericanas de hoy. Bástenos señalar qu quee la ruptura del pacto colonial en donde llas as oligarquías locales han acumulado el poder der suficiente como para hacer cristalizar los m moo ovimientos independentistas contra la Corona, ona, on a, que ahoga sus posibilidades reales de comermerme rcialización, no significa un proceso de ruptura uraa ur absoluta con la estructura del poder anterior: ior: io el poder de la Corona pasa a las burguesías síaas criollas, la estratificación social persiste en n su profunda jerarquización, el Estado se construtrruye sobre la rémora de importantes instituciocio ones coloniales. Es así como los estados nacientes evidenden en-cian la proclividad a la nueva metrópoli, qu quee no sin perspectivas ciertas había alentado o la subversión antiespañola. Dice sobre esto M Maario Arrubla: La ocupación de España por los ejércitos itos napoleónicos vino a brindar así la ocasión ión propicia para convertir en realidad política a lo que en términos económicos se venía gestando ndo d desde décadas atrás: la independencia con re ress pecto a España y el paso a una forma colonial nial superior presidida por los imperialistas inglegle-ses. Éstos habían desarrollado una industria tria tr que no necesitaba del acompañamiento de la lass armas ni del control político para asentarr su u supremacía en los países latinoamericanos […] Le bastaba y sobraba la “libertad de comercio” cio” ci o para arrasar […] con toda la industria nativa. va.3

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Esta contradicción histórica que vive el continente en en la primera priime m ra mitad del siglo sig glo XIX X tiene, evidentemente, eviide d nt ntem men nte, su expresión exp presión ideológica ideollógic icaa en el cambio camb mbio o de de modelo cultural. culltu tural. Se niegaa el patrón patró ón hispánico hisp hi spánicco en función función de una u a un expresión expresió ión n cultural cu ult l urall propia, pro r pia, pero de hecho hech ho no se hace haace sino transitarr del modelo hispánico his ispánico all modemode d lo francés, impuesto cultural im y literariamente desde la revolución francesa fraanc n esa y vehiculizado por Inglaterra. E explicable, pues, Es dentro dee este ccontexd ntro d de ontex-to, encontrar en nco ont n rar la forma del discurso o que señalamos see ñalamo m s en Bello. Bel e lo. Se S trata de la conntradicción quee expreexpr ex p esa u un proceso n pr roc oceso o que, que, proyectánproyectándose como revolucionario en n lo lo político, po olí líti tico, deja deja de ja a iintactos ntactoss los nt nexos base nexo ne xoss de d bas a e dee laa situación colonial situaciión ó colonia i l ia y que en el nivel de laa cultura tiene una expree sión coherente. ó coh o erente.. sentido, En este sent tiid do, eell americanismo de Bello Bello tiene dos lecturas lecturras posibles: posible l s: por una parte p rte la propuesta pa propu puesta concreta que él mismo mismo hace, por otra otr t a la lectura de d una n expresión exp presiión quee en en su contradicción misma pone con ntradicción pon o e en evidencia contradicciones evid ev dencia las contradiccione n s propias del período dee la eemancipación a d el p eríodo do d mancipación n dee América. Amériica. Hay Haay en él una u a mirada un que qu ue mira mira r y hay hay y también una mirada que ve. que vee. Hemos Heemo m s aludido alud al udid i o a la contradicción con o trrad a icción del discurso del del di isc scur urso so iintelectual nteelec nt electu tuall d ell gran ve-


nezolano, y la hemos situado como propia de un momento histórico. Queremos apuntar todavía algunas ideas sobre esto y recordar que Bello llevó adelante su lucha en una coyuntura histórica muy difícil: la coyuntura ideológica de encuentro entre la escolástica colonial –el pensamiento inquisidor de la colonia- y la entrada del pensamiento racional –la ilustraciónen gloria y majestad del continente. Estamos en los años en que los textos de la racionalidad son calificados de “textos perniciosos” y, como señala un informe de la época, la peste fraguaba por “aquella gavilla de sediciosos llamados filósofos que procuraban la anarquía del género humano”. Tierra firme se conmovía con las proposiciones abiertamente subversivas de los escritos racionales. En esta lucha en contra del oscurantismo es que surgen las proposiciones del venezolano. Su función de educador y fundador de la Universidad de Chile adquiere similar significación. Bello vive, pues, un momento histórico que nos remite necesariamente a imágenes de nuestro presente. Esto señala una caracterización de la época expuesta por Ildefonso Leal, referida a la Universidad de Caracas: Los sucesos de los años 1810-1811, la lucha armada contra el régimen monárquico, el entusiasmo mostrado por algunos catedráticos y estudiantes por sustituir las autoridades españolas e instalar la República, obligaron a los jefes militares realistas y a las autoridades universitarias nombradas por éstos a dictar una serie de medidas encaminadas a mantener la fidelidad de la Universidad a la Corona española. Se ordenó que los catedráticos arrancaran “de las manos de sus discípulos los libros perjudiciales opuestos a la Religión, al Estado y pública tranquilidad”, ofrecieron premios para los estudiantes que delataran a los sospechosos de poseer ese tipo de literatura política y hasta se autorizó al gobierno para que allanara la de los colegiales cuyos padres estuvieran comprometidos con el movimiento emancipador.4 Dentro de este marco, la posición, la asunción de una intelectualidad activa en Bello ,

con toda su contradicción, que es la de su época, nos lo evidencia como un hombre que asume desde la perspectiva del intelectual, entera y cabalmente la historia. Este último texto nos lo acerca aún más. Sentimos en Bello la capacidad de insertarse y producir en un momento de la universidad y de la historia que nuestro presente conoce. Más aún, sentimos que su mirada desde fuera de la patria le permite adquirir una dimensión más reflexiva y total del continente. Acción ejemplarizante para quienes, desde este exilio forzado, debemos llevar la reflexión por encima de la provincia y lograr darle dimensión de mundo, que es dimensión de humanidad.

Caracas, noviembre de 1981. * Este texto fue presentado como conferencia en la Casa de Bello, de Caracas, en el marco de las conmemoraciones por el Bicentenario del Nacimiento de Don Andrés Bello. Ana Pizarro, investigadora chilena, residía entonces en Venezuela, donde trabajaba como docente de la Universidad Central de Venezuela. Un original de la conferencia fue entregado por la autora al director de esta revista, que ahora publica el texto por primera vez en Venezuela.

Notas: 1 Todas las citas de Bello pertenecen a la edición de su Obra literaria. Caracas, Biblioteca Ayacucho, 1979. 2 Citado por Jean Franco. La cultura moderna en América Latina. México, Editorial Joaquín Mortiz, 1971. p. 11. 3 Mario Arrubla. Estudios sobre el subdesarrollo colombiano. Medellín, La Carreta, 1978. pp. 76-77. 4 Ildefonso Leal. “Andrés Bello y la Universidad de Caracas”. En: Ildefonso Leal (Comp.). . Bello y Caracas. Homenaje de la Universidad Central de Venezuela. 1979. pp. 557-603.

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Bello: Bello:

Independencia intelectual, lengua y estudios literarios

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El proceso revolucionario separatista obedeció, entre otras causas, a una serie de expectativas que veían los sectores económicamente más fuertes -encarnados en los blancos criollos- en las posibilidades de aplicación de los modelos económicos, y organizativos en general, que para inicios del siglo XIX ya eran practicados con éxito por las clases dominantes en Francia, Inglaterra y los Estados Unidos. En nuestra América, para posibilitar la aplicación de aquellos modelos se hacía necesario liquidar la dominación colonial española, y en esa orientación se vieron obligados los patriotas a dirigir la lucha que -si bien se adelantaba en medio de tensas discusiones internas- se guiaba por la línea predominante de resolver la problemática global hispanoamericana, para lo cual se hacía necesario entender sus contextos en el marco de sus propias contradicciones y especificidades. La lucha por la independencia se prolongó desde 1810 hasta 1825, un período durante el cual los insurgentes tuvieron que combatir frontalmente al imperio español, que controlaba todas las estructuras legales que regían el Continente. Igualmente, tuvieron que enfrentar a los sectores sociales que internamente representaban a la metrópoli. Cuando se produjo el triunfo político-militar de los patriotas se dio una progresiva sustitución de las clases dominantes peninsulares, que fueron relevadas por criollos propietarios, los cuales constituyeron un patriciado terrateniente -instalado principalmente en el medio rural- que fue después incapaz de dirigir los cambios económicos y sociales que demandaba la población trabajadora compuesta por indígenas, mestizos y afroamericanos que habían sido expoliados sin pudor por los gobernantes coloniales. Sin que existieran las condiciones propicias para

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Alberto Rodríguez Carucci

impulsar cambios sustanciales, los criollos se dieron a la tarea de estabilizar su poder transitando cualquier vía. América ingresaría, así, de modo incipiente, y expuesta sin defensas a la recolonización, en el contexto económico del capitalismo. En el plano de la cultura, la mentalidad neoclásica cedía ante el impulso de la mentalidad romántica, que había sido uno de los elementos ideológicos del separatismo, junto con las ideas de la Ilustración. Surgió una intelectualidad que, situada dentro de la burguesía liberal dominante, practicó sin embargo cierto americanismo militante que contribuiría poco a poco -no sin obstáculos- a forjar las primeras bases de la identidad cultural de una nueva América acechada tanto por Inglaterra como por los Estados Unidos. Con la necesidad de conseguir el camino correcto para alcanzar la independencia política había surgido la necesidad de conquistar la independencia intelectual, así como la independencia literaria, en particular. De ese modo lo explica José Antonio Portuondo cuando afirma que “la emancipación política de América de sus metrópolis europeas, en la primera mitad del siglo XIX, trajo consigo, de modo inevitable, la necesidad de hallar una nueva expresión, una emancipación literaria, acorde con la política, que dijera, con acento americano, la nueva visión de la realidad de una humanidad que pugnaba por surgir trabajosamente en la inmensidad multinacional del Nuevo Continente”.1 En ese proceso, y formando parte de la intelectualidad americanista militante, el venezolano Andrés Bello había publicado durante su exilio en Londres, en 1823 (paradójicamente, casi el mismo año de la proclamación de la Doctrina de James Monroe) su poema “Alo-


cución a la poesía”, en el cual proclamaba la primera declaración de la independencia intelectual en Hispanoamérica.2 En ese poema Bello exhortaba a la “Divina poesía” en estos términos: “tiempo es que dejes ya la culta Europa,/ que tu nativa rustiquez desama” y, de seguidas, la invitaba a dirigir su vuelo hacia el mundo americano, abierto a las perspectivas nuevas de la literatura y de la vida independientes. Esta actitud americanista de Bello se hizo extensiva a otras disciplinas, a otras prácticas de la actividad cultural. Dentro de esa práctica ofrecería ideas de emancipación en el campo de las leyes, de la política, de los estudios gramaticales, filosóficos y de los estudios filológicos, produciendo una apertura hacia la búsqueda autónoma de las especificidades culturales, como lo requería la realidad hispanoamericana de su tiempo.

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Estudiaremos entonces algunos aportes de Andrés Bello, del cual se conocen de manera general sus principales textos poéticos, jurídicos, ensayos literarios, escritos filosóficos, traducciones, artículos y discursos, mientras sigue siendo casi desconocido en lo que se refiere a sus criterios americanistas para el estudio de nuestra literatura. Con toda su formación europea, Bello no dejó de reflexionar sobre nuestro Continente sino que, al contrario, lo asumió como una realidad hacia la cual se orientaban todas sus actividades intelectuales y todos su esfuerzos cotidianos. El aprendizaje del cual logró apropiarse en Europa no se convirtió en un elemento diversionista sobre su vocación americana, sino que reforzó su capacidad cognoscitiva en

función de sus aportes para Hispanoamérica. Como en otros campos del saber de su época, Bello dedicó tiempo para escribir artículos sobre la literatura de nuestro Continente, y dejó comentarios de interés sobre “La victoria de Junín”, de Olmedo, sobre la poesía de José María Heredia, sobre “La Araucana” de Alonso de Ercilla, o sobre Impresiones de viaje, de Sarmiento, entre otros numerosos artículos y ensayos sobre las literaturas europeas antiguas y modernas. Aquí nos interesa particularmente poner de relieve el hecho de que Bello siempre estableció una coherente relación entre los rasgos culturales de los pueblos, sus realidades específicas y sus expresiones literarias. Así lo expresó en diversas ocasiones como, por ejem-

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plo, en su Discurso conmemorativo del Aniversario de la Universidad de Chile, el 29 de octubre de 1848, donde reflexionaba en estos términos: “… o es falso que la literatura es el reflejo de la vida de un pueblo, o es preciso admitir que cada pueblo de los que no están sumidos en la barbarie es llamado a reflejarse en una literatura propia, y a estampar en ella sus formas”.3 “En esa correlación literatura-realidad social, que no llegó a explicar en detalles, Bello apoyó sus consideraciones sobre la necesidad de estudiar nuestras expresiones literarias desde las perspectivas de nuestra vida y nuestras experiencias hispanoamericanas. En esa posición escribió desapasionadamente en su artículo “Autonomía cultural de América”. “… el hombre que sirve de asunto a nuestra historia y a nuestra filosofía peculiar, no es el hombre francés, ni el anglosajón, ni el normando, ni el godo, ni el árabe. Tiene su espíritu propio, sus facciones propias, sus instintos peculiares”.4 Agregando más adelante: “… nosotros somos ahora arrastrados más allá de lo justo por la influencia de la Europa, a quien, al mismo tiempo que nos aprovechamos de sus luces, debiéramos imitar en la independencia del pensamiento”.5

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Con estos criterios Bello elaboró otros, que de algún modo aclaraban los anteriores. En su artículo “Nuestro ideal; la creación de la cultura americana”, escrito en el marco de la lucha por la institucionalización republicana, una vez concluida la guerra contra España, Bello esbozaba la necesidad de construir una concepción nueva del trabajo universitario, y exponía: … no se puede olvidar que nuestra ley orgánica […] ha encargado a la universidad, no sólo la enseñanza, sino el cultivo de la literatura y las ciencias; ha querido que fuese a un tiempo universidad y academia; que contribuyese por su parte al aumento y desarrollo de los conocimientos científicos; que no fuese un instrumento pasivo, destinado exclu-

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sivamente a la transmisión de los conocimientos adquiridos en naciones mas adelantadas, sino -como los institutos literarios de otros pueblos civilizados- en aumentar el caudal común. Este propósito aparece a cada paso en la ley orgánica, y hace honor al gobierno y a la legislatura que la dictaron. ¿Hay en él algo de presuntuoso, de inoportuno, de superior a nuestras fuerzas, como han supuesto algunos? ¿Estaremos condenados todavía a repetir servilmente las lecciones de la ciencia europea, sin atrevernos a discutirlas, a ilustrarlas con aplicaciones locales, a darles una estampa de nacionalidad? Si así lo hiciésemos, seríamos infieles al espíritu de esa misma ciencia europea, y la tributaríamos un culto supersticioso que ella misma condena. Ella misma nos prescribe el examen, la observación atenta y prolija, la discusión libre, la convicción concienzuda.6 (Subrayado nuestro). Como puede advertirse, Bello no propone directamente la elaboración de una teoría literaria autónoma, pero sí asoma la necesidad de que nuestro saber se adecue a los objetos de estudio particulares que ofrece la realidad hispanoamericana, en función del “aumento y desarrollo de los conocimientos científicos; que no fuese un instrumento pasivo, destinado a la transmisión de conocimientos adquiridos en naciones más adelantadas, sino –como los institutos literarios de otros pueblos civilizados- en aumentar el caudal común”. Bello declaraba, a su manera, un descontento ante el epigonismo eurocentrista de gran parte de la intelectualidad hispanoamericana de su tiempo, y asentaba su proposición de emprender en el ámbito de la universidad republicana una tarea de independización de los criterios, pero haciendo síntesis de lo ya conocido de la civilización europea. Invitada a dejar el servilismo repetitivo de enfoques europeos, atreviéndose a discutirlos y a criticarlos. Larvariamente, aparecía la opción independiente de estudiar nuestras expresiones culturales, entre ellas la producción literaria, con autonomía en la observación consciente de


nuestros textos, sin “c ““culcultos supersticiosos” a las l s la preceptivas literarias as del viejo mundo. Por eso, a pesarr de haber sido si-tuado por las historias literarias, como o un neoclásico quee evidenciaría ciertoss matices del romantitiicismo, Bello no se aco acocogió ciegamente a esas ass co ccoorrientes, ni en su poesía oesíía ni oe en su crítica de textos. to os. Así Así s lo lo advirtió Arturo Uslar ar Pietri, Piet P Pi iet etri, etri, i, quien quie qu iien n explicaba al respecto: “Bello no llega a aceptar totalmente el criticismo neoclásico, porque en él es muy poderoso el sentido de lo histórico. Él no cree en una literatura absoluta, universal, constante y válida por igual para todos los pueblos. Cree, más bien, en las letras como expresión de una sociedad determinada, en un momento determinado”7. Insistimos en esa afirmación, ateniéndonos a los propios criterios de Bello, quien -pese a que siempre se le ha situado como un neoclásico determinado por su formación y por “las influencias” de la literatura y la filosofía grecolatinas, y pese a que en ocasiones diversas se le ha considerado como un punto de inicio del romanticismo hispanoamericano- no es del todo susceptible de tales clasificaciones, pues tuvo -incluso en el propio proceso de su producción literaria- una clara tendencia hacia el equilibrio independiente. Yo no encuentro el arte en los preceptos estériles de la escuela, en las inexorables unidades, en la muralla de bronce entre los diferentes estilos y géneros, en las cadenas con que se ha querido aprisionar al poeta en nombre de Aristóteles y Horacio, y atribuyéndoles a veces lo que jamás pensaron […]; creo que hay un arte que guía a la imaginación en sus más fogosos transportes; creo que sin ese arte la fantasía, en vez de encarnar en sus obras el tipo de

bello, aborta esfinges, llo be ell creaciones enigmáticas cre eaa Esta es y monstruosas. m mi fe literaria. Liberm ttad en todo; pero yo no veo libertad, sino n eembriaguez literarria, en las orgías de la l imaginación.8 Bello seguidamente aclaraba su m idea id dee de la libertad, afirmando man nd d que la entendía como […] a o “contrapuesta ““cc laa docilidad docilidaad d servil que lo recibe todo t d sin in examen” exameen” n y también opuesta “a la desarreglada licencia que se revela contra la autoridad de la razón y contra los más nobles y puros instintos del corazón humano”. De esa manera desaprobaba tanto al neoclasicismo como al romanticismo, si ellos eran asumidos a través de mimetismos formales facilistas y mecánicos. Contra esa práctica insistía proponiendo la vía del análisis consciente que produce conocimientos verdaderos, y aunque Bello no elaboró nunca un concepto que definiera aisladamente lo que él entendía por literatura (tal vez por su evidente resistencia a las abstracciones)9 si se refirió en cambio, en repetidas ocasiones, a las funciones que -según su modo de ver- debía desempeñar esa actividad intelectual: … que posee de un modo peculiar y eminente la cualidad de pulir las costumbres; que afina el lenguaje, haciéndolo un vehículo fiel, hermoso, diáfano, de las ideas; que […] nos pone en comunicación con la antigüedad y con las naciones más civilizadas, cultas y libres de nuestros días; que nos hace oír […] los acentos de la sabiduría y la elocuencia extranjeras; que […] purifica el gusto, y concilia con los raptos audaces de la fantasía los derechos imprescriptibles de la razón; que forma la primera disciplina del ser intelectual y moral, expone las leyes eternas de la inteligencia a fin de dirigir y afirmar sus pasos, y desenvuelve

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los pliegues profundos del corazón para preservarlos de extravíos funestos, para establecer sobre sólidas bases los derechos y los deberes del hombre.10 Resulta entonces evidente que Bello concedía a la literatura una particular importancia, ya que la consideraba como un efectivo factor revolucionario por su potencialidad transformadora del comportamiento moral del hombre en sociedad. Por eso expresó en una oportunidad que “la literatura es el reflejo de la vida de un pueblo”, y que cada pueblo “es llamado a reflejarse en una literatura propia, y a estampar en ella sus formas”. Una de esas “formas” fundamentales sería precisamente el lenguaje, con el cual los pueblos elaboran todos sus productos literarios. Esta correlación la estableció Andrés Bello en algunos de sus trabajos sobre problemas del lenguaje, pero lamentablemente no la desarrolló como estudio particular.11 Para presentar aquí una exposición coherente, es necesario recordar una vez más el americanismo de Bello, tanto el de su poesía como el de sus ensayos. El quería una literatura y una lengua emancipadas para los habitantes de Hispanoamérica, y para alcanzar ese propósito por vías propias, entendía como básico el uso de la lengua castellana adecuándola al proceso histórico y cultural del Continente, donde podría alcanzar su desarrollo autónomo. En ese orden de ideas escribió en el “Prólogo” a su Gramática de la lengua castellana: No tengo la pretensión de escribir para los castellanos. Mis lecciones se dirigen a mis hermanos, los habitantes de Hispanoamérica. Juzgo importante la observación de la lengua de nuestros padres en su posible pureza, como un medio providencial de comunicación y un vínculo de fraternidad entre las varias naciones de origen español derramadas sobre los dos continentes. Pero no es un purismo supersticioso lo que me atrevo a recomendarles. El adelantamiento prodigioso de todas las ciencias y las artes, la difusión de la cultura intelectual, y las revoluciones políticas, piden cada día nue-

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vos signos para expresar ideas nuevas…12 La decisión de escribir para los habitantes de Hispanoamérica, un continente en rápidas transformaciones después de la independencia política, llevó a Bello a entender que las transformaciones históricas también se manifestaban en cambios lingüísticos, cada vez más característicos de la sociedad particular a la que pertenecían: El habla de un pueblo es un sistema artificial de signos, que bajo muchos respectos se diferencia de los otros sistemas de la misma especie; de que se sigue que cada lengua tiene su teoría particular, su gramática. No debemos pues, aplicar indistintamente a un idioma los principios, los términos, las analogías en que se resumen bien o mal las prácticas de otro. Esta misma palabra idioma(*) está diciendo que cada lengua tiene su genio, su fisonomía, sus giros; y mal desempeñaría su oficio el gramático que, explicando la suya, se limitara a lo que ella tuviese de común con otra, o (todavía peor) que supusiera semejanzas donde no hubiese más que diferencias, y diferencias importantes, radicales.13 Bello percibió con plena claridad que las realizaciones lingüísticas de cada pueblo tenían sus especificidades, irreductibles a las del habla de otros pueblos. Allí parecía percibir que cada “práctica de la lengua castellana” -como solía escribir- tiene una dimensión espacio-temporal propia, a la cual representa. Así, la literatura hispanoamericana, en tanto que es también “práctica de la lengua castellana”, se constituía en objeto de observaciones cuyo marco espacial-temporal sería también restrictivo y delimitador de las peculiaridades culturales de cada pueblo que la produjese. Respecto de la relación que Bello vio entre “habla” y literatura escribió Amado Alonso en su “Prólogo” a la Gramática: Hablar bien es hablar con arte, con el solo límite y barrera de la vitanda afectación. En realidad, apenas si en algunos casos hace Bello diferencia entre el bien hablar de la gente educada y la lengua escrita li-


teraria, como si p para araa ar él el bien hablar abla ab larr fuese un ideal eal y la buena lenngua literaria su real cumplimiento. Así es como la gramática de Bello es directamente gramática dee la lengua literaaria, con extensiosioones al uso domésomés om é tico que las g gentes e tess en educadas hacen ella. en de el ella la.144 Podría observarse vars va rsee que qu Bello B ll Be llo o entendía cada hecho literario como la resultante de un proceso de cambios que puede transformar el bien hablar en producto literario, plasmado en una escritura. Aunque sus posiciones son valiosas, como por ejemplo las de su americanismo, su conciencia de las “prácticas de la lengua” y de las funciones de la literatura en su proyección social, Bello no llegó a construir un modelo analítico estable frente a la literatura. Al menos no a un nivel que pudiera permitir explicaciones sobre su modelo metodológico. Sus trabajos sobre literatura, es decir, lo que suele considerarse como su labor de crítico, se formalizó –como escribió Julio Planchart- “en una prosa clara y límpida, modelo de prosa didáctica, un gusto acendrado y fino […] un acervo exegético extraordinario y una honestidad arraigada en el nervio más profundo de su carácter”15 A lo anterior habría que agregar la práctica constante de su impulso polémico, ejercitado en las renombradas discusiones que Bello sostuvo con José Joaquín Mora y con Sarmiento. Los ensayos sobre literatura que Bello escribió no trascendieron el nivel reproductivo del proyecto ideológico contenido en su americanismo, y por esa razón la función de su crítica fue básicamente pedagógica, ética.

llegó a desarrollar No lleg N bases científicas las b sobre las cuales pasob recía sostenerse, y re een consecuencia ccumplió una labor doctrinaria, presentando los que consideraba los mejores eejemplos, en los ccuales se unían la subjetividad estesu ticista ti icis expresada en tipo glosa, un discurso dis objey en n la la descripción d propios de tiva de de los los rasgos r en cierto cada a texto, tex e to t detectados dete análisis cuyas bases metodológicas corresponderían aproximadamente a las que caracterizan a las investigaciones filológicas. Sobre esta actitud que Bello asumió ante la literatura hispanoamericana, afirmó con sentido polémico el ensayista cubano José Antonio Portuondo, refiriéndose a la importancia de aquel como precursor de la crítica en nuestro Continente: … era en realidad, no obstante sus estrechas relaciones con la política conservadora, un verdadero revolucionario en el campo de los estudios literarios. Bello, que había proclamado ya, desde 1823, la independencia intelectual de Hispanoamérica, puso también las bases para la liberación de la crítica de sus coyundas retóricas. Frente a la anárquica explosión romántica, afincó en la filología las bases del juicio literario y dio a su gramática, “para uso de los americanos”, fundamentos filosóficos tomados del empirismo inglés. Intentó asimismo liberar a la métrica española de su vieja servidumbre a la prosodia latina, padecida desde los tiempos de Nebrija. La vastedad de sus empeños limitó su eficacia, y sus discípulos, con la excepción de Caro, fueron más gramáticos y filólogos que críticos literarios.16

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NOTAS José Antonio Portuondo: “Literatura de la emancipación y emancipación de la literatura”, Revolución y cultura, La Habana, noviembre de 1974, Nº 27, pp. 68-71. 2 Así lo reconoció Pedro Henríquez Ureña en “El descontento y la promesa”, en sus Ensayos, La Habana, Casa de las Américas, Col. Literatura Latinoamericana, Nº 20, 1983. Aquí vale la pena observar que el mismo año en que Bello da a conocer su “Alocución”, el norteamericano William Ellery Channing escribe: “It were better to have no litterature than form ourselves unresistingly on a foreing one”. (“Sería mejor no tener literatura que formarnos sin resistencia sobre las bases de una extranjera”) Ideas parecidas expresaría también el destacado Ralph Waldo Emerson ante la influencia europea sobre la literatura norteamericana. 3 Andrés Bello: Obras Completas, t. VIII, Caracas, Ministerio de Educación Nacional, 1956, p. 353. 4 Andrés Bello: “Autonomía cultural de América”, El Araucano, Santiago de Chile, 1848. Reproducido en el libro Lecturas hispanoamericanas. Puerto Rico – Nueva Cork, Plaza Mayor Ediciones, 1973, p. 77. 5 Ibid, pp. 77-78. 6 Andrés Bello: “Nuestro ideal: La creación de la cultura americana”, Actualidades, Caracas, 19771978, Nº 3-4, p. 247. 7 Arturo Uslar Pietri; Prólogo sobre “Los temas del pensamiento crítico de Bello”, en Andrés Bello: “Temas de crítica literaria, Obras completas t. IX, Caracas, Ministerio de Educación Nacional, 1956, p. XLVII. 8 Andrés Bello: “Discurso pronunciado en la instalación de la Universidad de Chile, el 17 de septiembre de 1843”, en Pedro Grases: Antología de André Bello, Caracas, Kapeluz Venezolana, 1954, p. 109. 9 Juan David García Bacca plantea al respecto, en su prólogo al tomo III de las Obras Completas de Bello, que éste no llegó a elaborar una acabada y sistemática concepción estética, ni lo hizo siquiera a manera de esbozo, debido tal vez a su orientación pragmática heredada en gran medida del empirismo inglés, que lo hacía reacio a las abstracciones, incluyendo las de la estética literaria de su tiempo a las cuales conocía bien aunque no las integró como práctica intelectual. 10 Andrés Bello: “Discurso…”, Pedro Grases: op.cit, p. 105. 11 Un trabajo valioso e interesante es “Filosofía del entendimiento”, sobre la relación entre imágenes y signos (lo que Bello llamó “ideas-signos”), efectuado desde una perspectiva semántica de gran agudeza que hace al ensayo particularmente útil para el estudio de algunos aspectos del lenguaje litera-

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rio, Véase Andrés Bello, Obras Completas, Caracas, Ministerio de Educación, 1951, t. III. Una interpretación de ese trabajo desde un enfoque que serviría para polemizar con García Bacca (véase nota 9), es el estudio de Javier Sasso, “Lo general y lo abstracto en Bello”, Revista Nacional de Cultura, Caracas, septiembre-octubre 1978, Nº 238, pp. 10 a 22. 12 Andrés Bello: Gramática, O. C.; Caracas, Ministerio de Educación, 1951, t. IV. 13 Andrés Bello: “Prólogo” a su Gramática…, p. 6. 14 Amado Alonso: “Introducción a los estudios gramaticales de Bello”, en Andrés Bello: Gramática, O.C.; t. IV, p. XVIII. 15 Julio Planchart: “Estudios sobre críticos venezolanos”, Temas críticos, Caracas, Biblioteca Venezolana de Cultura (Col. Andrés Bello), 1948, pp. 287292. 16 José Antonio Portuondo; “Situación actual de la crítica literaria hispanoamericana”, en Cuadernos Americanos, México, septiembre-octubre, 1949, Nº 5, pp. 238-248. *Idioma: En griego, peculiaridad, naturaleza propia, índole característica. (Nota de Bello).


Andrés Bello

Y SU LUCHA CONTRA EL COLONIALISMO CULTURAL Lubio Cardozo

Transcurrió la infancia y la adolescencia de Bello en Caracas (1781-1810) durante los años del último esplendor del imperialismo español. Contemplará luego, en su alongada permanencia de Londres (1810-1829), donde amplía y solidifica su formación intelectual, la derrota militar y política del imperio, por la acción y el pensamiento de los hispanoamericanos. Si bien en Caracas desempeñose el joven Bello como oficial mayor de la Capitanía General y algunas de sus composiciones líricas, las más leves en su carga poética, reflectan su amistad por España, concebirá ya en Europa como la genuina independencia de las nóveles repúblicas hispanoamericanas no sólo definíala la disyunción política de la metrópoli sino también la ruptura del cordón umbilical del espíritu con España, su diferenciación en las leyes, en la naturaleza del estado, en las instituciones, en el arte, en la estructura social, el régimen político, en definitiva la cultura de las jóvenes naciones la expresión auténtica de sus raigales realidades y y peculiaridades geográficas, históricas, sociales, étnicas debería reflejar. Tal postura y tal pensamiento caracterizadores de muchos de los escritos de Bello entre los precursores de las luchas de los latinoamericanos contra el colonialismo cultural y en la fortificación de un ethos propio colóncalo. Pero constituye Bolívar innegablemente el antecesor indisputable de la tesis de una cultura propia, levantada sobre la realidad natural y social de las antes colonias españolas, independientes de Europa y de Norteamérica. No otra significación las siguientes palabras de la Carta de Jamaica, escrita el 6 de septiembre de 1815, portan:”Nosotros somos un pequeño género humano; poseemos un mundo aparte; cerrado

por dilatados mares, nuevo en casi todas las artes y ciencias aunque en cierto modo viejo en los usos de la sociedad civil”. O en el Discurso de Angostura del 15 de febrero de 1819: (…) “no somos europeos, no somos indios, sino una especie media entre los aborígenes y los españoles”, (…) “Meditad bien vuestra elección Legisladores. No olvidéis que váis a echar los fundamentos de un Pueblo naciente que podrá elevarse a la grandeza que la naturaleza le ha señalado, si vosotros proporcionáis su base al eminente rango que le espera. Si vuestra elección no está presidida por el genio tutelar de Venezuela que debe inspiraros el acierto al escoger la naturaleza y la forma de gobierno que váis a adoptar para la felicidad del Pueblo”. La deuda de cumplimiento social y la conciencia de ello en todo escritor latinoamericano progresista siempre ha sido grande; más en el momento histórico de Andrés Bello ésta la significaba el reto de hacer donde casi todo había quedado desecho, izar un mundo sobre los escombros del colonialismo español. Las viejas y sapientísimas civilizaciones indígenas fueron casi completamente devoradas por la conquista y la colonización. Todo aguardaba por recrear, por rehacer, en la organización cultural hispanoamericana. Debían volcar sus conocimientos e inteligencia hacia las antiguas colonias, volver caras al Nuevo Mundo y transformarse necesariamente en polígrafos y educadores, guías espirituales de sus pueblos aquellos escritores afortunados quienes habían podido adquirir una vasta formación intelectual. Representó el sino de casi todos los intelectuales contemporáneos de Bello, correspondioles esa hermosa parcela del destino, la reconstrucción cultural de la desvencijada

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Hispanoamérica después de la Revolución de Independencia. Define todo lo anterior el espíritu de las silvas americanistas de Bello. Un llamado a captar el desafío de la creación de la cultura humanística Latinoamericana –Alocución a la Poesía- y una invitación a la reconstrucción de los bienes materiales del Continente desde el río Bravo hasta la Patagonia –La agricultura de la zona tórrida-. Las silvas de Bello publicadas en Londres un contenido hispanoamericano auténtico revelan no sólo en el describir la realidad geográfica e histórica del Nuevo Mundo de las ruinas del imperio colonial español en América resurgido sino además en el plantear la problemática de su siglo, conflictos y contradicciones cuyos elementos nucleares encarnábanlo la avasallante expansión de la cultura europea y el enfrentar y propugnar el desarrollo de una cultura propia. Son los poemas del llamado de Andrés Bello a la fundación de un movimiento humanístico hispanoamericanista. Hay a lo largo de su airosa y profunda silva Alocución a la Poesía una permanente prédica, la incitación a escribir obras capaces de universalizar y perennizar, al travéz de la lírica, la historia, la geografía y la problemática hispanoamericanas. Y no resultó vana su convocación, muchos significativos escritores por el camino real de su llamado continuaron. Acorde con Juan García del Río, Luis López Méndez, Agustín Gutiérrez Moreno, Pedro Creutzer, Andrés Bello en Londres, en 1823, edita su primera revista de aliento hispanoamericanista, integradora, Biblioteca Americana Comarca Comarca

o Miscelánea de Literatura, Artes y Ciencias. En el “Prospecto” de la publicación nítidamente expresados los objetivos aparecen: “La política española tuvo cerradas las puertas de la América por espacio de tres siglos a los demás pueblos del globo; y no satisfecha con privarla de toda comunicación benéfica con ellos, la impidió también que se conociese a sí misma”. (…) “En una palabra, examinar bajo sus diversos aspectos cuáles son los medios de hacer progresar en el Nuevo Mundo las artes y las ciencias, y de completar su civilización; darle a conocer los inventos útiles para que adopte establecimientos nuevos, se perfeccione su industria, comercio y navegación, se le abran nuevos canales de comunicación y se le ensanchen y faciliten los que ya existen; hacer germinar la semilla fecunda de la libertad, destruyendo las preocupaciones vergonzosas con que se alimentó desde la infancia; establecer sobre las bases indestructibles de la instrucción el culto de la moral; conservar los nombres y las acciones que figuran en nuestra historia, asignándoles un lugar en la memoria del tiempo; he aquí la tarea noble, vasta y penosa que nos ha impuesto el amor a la patria. Cabalgó sobre iguales propósitos El Repertorio Americano, la otra revista londinense de Bello y sus amigos, publicada durante los años de 1826 y 1827. Avócase en buena medida el programa de estudio de la nueva universidad chilena, en gran parte organizado por Bello, al conocimiento y divulgación de la realidad cultural,


de la tipicidad en muchos aspectos de la vida de ese país del hemisferio austral. Quedó así claramente expresado en su discurso leído en la instalación de la nueva universidad, la republicana, de Chile, el 17 de septiembre de 1843: (…) “Porque en éste, como en los otros ramos, el programa de la Universidad es enteramente chileno: si toma prestadas a la Europa las deducciones de la ciencia es para aplicarlas a Chile. Todas las sendas en que se propone dirigir las investigaciones de sus miembros, el estudio de sus alumnos, convergen a un centro: la patria”. El párrafo doce del “Prólogo” a su Gramática de la lengua castellana destinada al uso de los americanos, publicada en 1847, con estas frases comienza: “No tengo la pretensión de escribir para los castellanos. Mis lecciones se dirigen a mis hermanos, los habitantes de HispanoAmérica”. Resultaba muchos más compleja la elaboración de una gramática del idioma castellano dentro de las proposiciones de Bello en sus contiendas contra el vasallaje cultural en Hispanoamérica, supo sin embargo manejar dos criterios ambos con una concepción progresista de la cultura. Así como, por una parte, significaba una idea de avanzada defender la unidad de las noveles repúblicas independientes enlazadas mediante un idioma común, “vínculo de fraternidad”, el castellano, el cual era preciso fortalecer, enriquecer, cuidar, para eludir una estúpida fragmentación dialectal cuyo resultado a la larga representaríalo la aparición de “embriones de idiomas futuros” aislantes, incomunicadores, separadores de los pueblos hispanoamericanos; de igual manera los hispanohablantes reproducir de una manera servil la lexicología, las inflexiones y las combinaciones del castellano peninsular no podían. Durante más de tres siglos de hablar y escribir el castellano los habitantes del Nuevo Mundo descendientes de indios, españoles y negros, habían producido indudablemente un valioso enriquecimiento y fortalecimiento de la lengua de Castilla. Bello lo reconoce, lo predica, lo enfatiza y lo

hace cuerpo –vera ratio- de su Gramática y tal cual lo escribe en el penúltimo párrafo del “Prólogo”. “No se crea que recomendando la conservación del castellano sea mi ánimo tachar de vicioso y espurio todo lo que es peculiar de los americanos. Hay locuciones castizas que en la Península pasan hoy por anticuadas y que subsisten tradicionalmente en Hispano-América ¿por qué proscribirlas? Si según la práctica general de los americanos es más analógica la conjugación de algún verbo, ¿por qué razón hemos de preferir la que caprichosamente haya prevalecido en Castilla? Si de raíces castellanas hemos formado vocablos nuevos, según los procederes ordinarios de derivación que el castellano reconoce, y de que se ha servido y se sirve continuamente para aumentar su caudal, ¿Qué motivos hay para que nos avergoncemos de usarlos? Chile y Venezuela tienen tanto derecho como Aragón y Andalucía para que se toleren sus accidentales divergencias, cuando las patrocina la costumbre uniforme y auténtica de la gente educada. En ellas se peca mucho menos contra la pureza y corrección del lenguaje, que en las locuciones afrancesadas, de que no dejan de estar salpicadas hoy día aun las obras más estimables de los escritores peninsulares”. Constituyó la primogénita hornada histórica de hombres constructores de naciones, constructores de patrias, “alfareros de repúblicas” de Hispanoamérica la llamada generación de la Revolución de Independencia. Militares, intelectuales, juristas, estadistas, economistas, poetas, periodistas, educadores, todos pese a sus divergencias y contradicciones fielmente la causa independentista encarnaron hasta sus últimas consecuencias con las armas, con sus escritos, con sus ideas, con la cátedra, la tribuna, el periódico, las leyes. Y la liberación política de las colonias, la ruptura definitiva de la dependencia colonial con la metrópoli de entonces, España, se logró. Andrés Bello el procerato civil representaba, parte de su obra a las luchas contra el vasallaje cultural de Hispanoamérica está dedicada.

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¿ BELLO ? Conservador

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No merece Andrés Bello esa imagen de conservador que le labraron en su bicentenario natal algunos de sus más tenaces admiradores. Y menos merece ser víctima de una ficción que lo coloca en el siglo XX con pensamientos que corresponden al siglo XIX y hasta del mismo siglo XVIII. La necesaria conclusión de tal anacronismo es que Bello sería hoy enemigo de las llamadas, con poco tino, “ideas exóticas”. Apartemos en lo posible esa campaña envolvente, y comencemos por las cosas más sencillas. La primera es que un hombre capaz de moverse con zancadas de siglos no puede ser liberal ni conservador, con el sentido que normalmente damos a estas palabras. Bello es un humanista, pariente intelectual de Goethe, como lo calificara Rosenblat. Bello, nacido y educado en la Caracas colonial, se suma de una vez a la Independencia. Y si Bolívar, que fue su juvenil discípulo, y López Méndez lo llevan de secretario de la comisión que va a solicitar el apoyo de Londres, no es sólo por su inteligencia y cultura nada comunes, sino además por la confianza que él merecía a los revolucionarios. Y allá, en Londres, se queda de portavoz de la independencia en los círculos diplomáticos e intelectuales del movimiento revolucionario hispanoamericano. Bello no es hombre de acción en el campo de batalla pero es hombre de acción en el campo del pensamiento, pues comparte con la gente de armas una misma fe en el destino de América y unos mismos propósitos para alcanzarlo. Por eso sus batallas son libradas en el silencioso mundo interior. En la Alocución a la Poesía, por ejemplo, Bello canta la guerra, y no puede cantar una guerra quien no la lleva en el corazón; y en ese mismo poema los críticos han encontrado además la declaración de la

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Carlos César Rodríguez

Independencia intelectual del continente. En 1926 escribe Pedro Henríquez Ureña: “Antes de las jornadas de Junín y Ayacucho, inconclusa todavía la independencia política, Andrés Bello proclama la independencia espiritual”. Tiempo es que dejes ya la culta Europa que tu nativa rustiquez desama. Y el ensayista dominicano agrega con su natural tino y brevedad: “la forma es clásica; la intención es revolucionaria”. En realidad esa forma clásica y esa intención revolucionaria están presentes en buena parte de la obra de Bello. De su serenidad no hablemos, pues siempre ha sido axiomática. Su imagen tradicional en Chile es la de un rector casi olímpico, casi emparentado con los dioses. La intención revolucionaria, en cambio, pasa casi inadvertida, sugerida apenas, como toda intención auténtica. La obra más conocida de Bello, en cantidad y calidad, viene después de la Batalla de Ayacucho, cuando concluye la guerra emancipadora. Lo revolucionario ahora no es hacer la guerra, ni cantarla; lo revolucionario es ganar la paz. La tarea ciclópea es la construcción de los estados americanos, de las jóvenes naciones. Por eso después de Ayacucho su lección es diferente. En 1826 hace el elogio virgiliano de la paz en la Silva a la Agricultura de la Zona Tórrida, cuyo mayor elogio, según el escritor Alfonso Cuesta y Cuesta, son las palabras con que Neruda se refiere a las primeras Odas Elementales: “No hago sino picotear en la gran parra de Bello”. Allí en el poema, Bello ordena cerrar “las hondas heridas de la guerra” y buscar la libertad, no en las batallas fratricidas, sino en los campos de mieses y rebaños, donde ella habita.


Después, en Chile, Bello tiene iene lla a pl plen plena enaa co connfianza del Estado. Se opone, sin sin embargo, emb mbar argo go, en en 1839 a la decisión del gobierno o conservador cons co nser erva vado dorr dee combatir la confederación peruano-boliviana, eru r an anoo-bo boli l vi vian ana, pues consideraba esa guerra un u atentado ateent ntad ado contra la fraternidad hispanoamericana. e ic eric er i an anaa. Hispanoamérica es ahoraa más má que nunca nu un ncca su ideal, el propósito de sus obligaciones. obli ob ligacion nes. Su u Gramática de la lengua castellana, la a, destinada all lan uso de los americanos es, paraa Amado A ado Alonso, Am Alon nso, so, “una de las mejores gramáticas icas as dee los los tiemlo tiem mpos modernos en cualquier lengua”; leng ngua”;; su Código Civil, chileno, superior e or a erio los códigos europeos de entonces, o cess, onc ha sido patrón de códigos americam ricamer nos; su Oración por Todos, lo acerca ace cerc r a rc a su admirado Víctor Hugo, y ser serr romántico en aquellos tiempos p s era pos po era una forma más de ser revolucionario. o c io oluc ol iona nari r o. ri ¿Dónde está entonces el conservatismo ons n erva v ti t sm mo de Bello? Señalemos por último aquella t timo ti aqu queel ellaa permanente disposición suya y para ya paara r rereecibir las nuevas corrientes del d pensamde peensaamiento. Acaso en esa infinita capacidad a apacid dad ad de de aprender y enseñar, de asomarse mars ma rsee al a mundo del mañana, está la más más alta má alltaa y clara lección que Bello lega ga a ga las jóvenes naciones. Su palabra abraa ab sigue siendo eminentemente e n tee hispanoamericana, iberoameriericana, añadiríamos hoy, como o lo o muestra en la estrofa final dee su u poema Silva a la Agricultura de de la la Zona Tórrida: ¡Oh jóvenes naciones, que ceñida alzáis sobre el atónito occidente ntee de tempranos laureles la cabeza! ezaa! honrad el campo, honrad la simple vida del labrador y su frugal llaneza. eza. eza a Mandato que todavía está es essperando la debida obediencia. a.

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Más jucios sobre

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ANDRÉS BELLO y sus obras

Bello fue para la cultura venezolana lo que Bolívar para la lucha libertadora. En tal sentido la certera expresión de Edoardo Crema, cuando le ha llamado “Libertador Artístico de América”, desborda las lindes del arte. Porque Bello es, en lo cultural, expresión de todas aquellas fuerzas que, acumuladas en Venezuela, pudieron expandirse en forma tal que salieron en busca de campos distintos para luchar por la libertad, no ya del propio

país, sino de otros. Si la conciencia que había adquirido la clase de los criollos, la pujanza de los sectores populares y la decisión de los desposeídos, produjeron a Bolívar; los viajes de los propios criollos a Europa, su curiosidad intelectual, el conocimiento de sucesos extranjeros, y el aporte de los “navíos de la ilustración”, dieron a Bello. Por eso, veo a Bolívar y a Don Andrés como dos expresiones, en terrenos distintos, de un mismo proceso de crecimiento: el uno, por sus capacidades y preparación, dio libertad con la espada; el otro, con su talento reposado y su afición a las penumbras creadoras, dio la obra eminente que en lo mental correspondía a la Venezuela libertadora y creadora de nacionalidades.

Igualmente su obra de científico y educador estuvo encaminada a ese mismo fin. Durante mucho tiempo se ha creído que Bello fue un ser encerrado en la torre impenetrable de su sabiduría. Que realizó labor sólo para sabios y eruditos. A tal creencia ha contribuido en mucho la poca divulgación de sus obras. Sin embargo, nada más incierto que eso. Bello no fue nunca un sabio de gabinete, excluido de su tiempo histórico, ni ajeno a las necesidades populares, antes que eso puede afirmarse que toda su obra se consagró a despertar conciencias y a lograr para las grandes mayorías un cada vez más alto nivel de bienestar y cultura. Aun aquellas de sus obras que aparecen como

para eruditos y minorías llevan el aliento de servir a la causa mayoritaria. Cuando Bello realiza sus obras gramaticales lo hace pensando en servir al pueblo y en particular al pueblo americano. Sabe él la importancia del idioma como elemento conformador de la nación, como uno de sus rasgos característicos. Comprende que América, sujeta luego de su independencia a un ritmo creciente de inmigración, está expuesta a una deformación idiomática que con el tiempo puede hacer que en sus diversos países se llegue a hablar jergas cada vez más lejos del castellano, lo que provocaría un anarquismo idiomático y consecuencialmente un entorpecimiento en el desarrollo e

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Miguel Acosta Saignes / 1952.


interc intercambio inte rcam ambi bio o económico econ ec onóm ómic ico o y cultural cult cu ltur urral y un un resquebraresq re sque uebr braa jami ja mien ento en to o de de la unidad uni nida d jamiento espiritual espi es piiri ritu tual al de de sus s s países. su paaís íses Pero Peero del dell mismo missmo modo mod entiende entien en ende de que que el el idioma idiom no o es es algo algo o quieto, qui u eto, pétreo, pétreo o

sino que cada día se enriquece y evoluciona, y que es el pueblo el que lo conforma constantemente mediante su uso histórico. Atendiendo a esos conceptos claros, se da a la tarea de reglamentar por medio de una gramática ese lenguaje castellano que en América evoluciona y se enriquece cada día.

César Rengifo / 1953.

En n el e campo ca amp mpo o de de la l poesía, poes po esía íaa, que que es e la l zona lúcida del del alma, alm lma, a, Andrés And n ré Bello Bell Be llo o no solamente sol o amen entee es un gran graan ejemplo, ejem ej empl pllo, sino sin que es el primer ejemplo que aparece en nuestros países, porque es el primer latinoamericano que nombra con el verbo de la poesía los elementos que constituyen nuestra naturaleza y conforman el alma de nuestro pueblo. Andrés Bello es el que nombra por primera vez lo venezolano en la poesía. ¿Pero en qué forma nombra Bello lo venezolano? Lo hace con un lenguaje clásico, con el mismo lenguaje que él había leído en los libros que en aquellos tiempos coloniales llegaban de Europa, con un lenguaje que en el Viejo Mundo es el producto de una lenta y acendrada evolución de las formas literarias. Bello no podía expresarse de otro modo porque él, como todo verdadero artista, era fiel a su tiempo. He aquí algo que los poetas venezolanos deben tomar muy en cuenta cuando hablan de Bello y es-

pecialmente cuando se habla de la proyección de su obra en nuestra poesía contemporánea. Bello nombró en poesía lo venezolano con el lenguaje de su tiempo, con la sensibilidad de su época. Nosotros estamos en la obligación de tener presente a Bello como un gran ejemplo, pero no podemos imitarlo porque nuestro tiempo no nos lo permite, porque la evolución de las concepciones estéticas nos obliga a someternos a ella. La mejor manera de honrar la memoria de Bello es haciendo una poesía que responda íntimamente a nuestro tiempo, así como Bello hizo su poesía de acuerdo con el estilo y la sensibilidad de su época. Lo ejemplar de Bello en poesía consiste en que fue él quien vio por primera vez y expresó nuestra naturaleza, iniciando así el camino de nuestra tradición poética. Nuestro deber es continuar su ejemplo , pero de tal modo que la poesía venezolana no permanezca en una situación estática, sino que cada vez más se hunda en nuestra tierra y descubra nuevos valores que enriquezcan el alma venezolana.

Vicente Gerbasi / 1953.

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Mercedes Franco

Andrés Bello

Guerrero de la palabra, prócer de nuestra poesía. Fundación Casa de las Letras Andrés Bello, 2011. 31 p. Angélica María Salas G.

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El gusto por la historia no nace con cada persona, sino que se puede cultivar a través de diferentes maneras y la literatura es una de ellas, por medio de esta se puede recrear la vida, la obra o algún aspecto de un personaje o hecho histórico. De este modo parece entenderlo Mercedes Franco, escritora venezolana Licenciada en Letras, egresada de la Universidad Central de Venezuela, quien bajo el presente título nos ofrece nuevamente una maravillosa recreación literaria del tema histórico. Es esta una breve historia en prosa en la cual Andrés Bello, en su función de narrador protagonista, se dirige a sus receptores en tono amigable para hacerlos sus confidentes y referirles lo ocurrido en su vida: desde su primer encuentro con los libros, en la imponente biblioteca del Convento de las Mercedes; su primer amor: María Josefa Sucre, a quien nunca olvidaría; su primera misión diplomática hacia Londres junto a Bolívar y a Luis López Méndez; el reencuentro con su discípulo Bolívar, luego de lograrse la Independencia. Luego continua con su visión de vida, dedicado a la enseñanza, la patria y a la poesía, tal como se enuncia en su obra poética y en el siguiente fragmento del libro: “Muchos piensan que las luchas y guerras se resuelven siempre con las armas. Pero hay otras formas de combatir: con las ideas, con la palabra”, en estas líneas se consolida la idea planteada en el subtitulo Guerrero de la palabra, prócer de la poesía. De esta manera se articula la importancia de la palabra por sobre la acción, lo cual sintetiza la idea de cultivar el intelecto como un valor equiparable al de la gesta heroica de otros próceres de la nación. Desde luego también resalta la cuidada diagramación donde se emplea para la portada un dibujo original de un niño de doce años, e imágenes que corresponden a dibujos, óleos y daguerrotipos, además de las muestras de las primeras obras de Bello, todo esto enmarcado un

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fondo al es estilo del papel antigu uo, patinado p antiguo, por el tiempo. E Efectos importantes, pues en los libros para jóvenes y niños nii las imágen ne nes posibilitan u una segunda lectura, esto le permite consolidar la información contenida en el texto, asimismo amplia el rango informativo para ubicarse mínimamente dentro del contexto histórico y social del personaje histórico. El retrato “literario” de Bello es abordado a partir de su dimensión histórica, política, literaria, económica y afectiva como resultado de una investigación profunda sobre el tema, de este modo se concentra un conjunto de acontecimientos y acciones que dan como resultado una imagen polifacética de Andrés Bello. En consecuencia esta obra no solo resulta adecuada para la lectura de jóvenes y niños, sino también para aquellas personas poco experimentadas en lo relacionado a la función e importancia de la historia y de sus protagonistas. Al final del texto se ofrecen unos fragmentos de Alocución a la poesía y Silva a la agricultura, invitando así a conocer la obra poética, a lo cual se le agrega una síntesis sobre la vida y costumbres de la Caracas de aquella época. Mediante esta sencilla historia, que aporta una contribución al campo literario e histórico, se ofrece un cuadro bastante completo de un venezolano que participó también con su intelecto a la causa independentista, a la vez que se redimensiona y amplia la visión tradicional de la historia y del proceso de lucha, casi siempre reducido a la exposición del combate en el campo de batalla, además de proporcionar una información de manera amena para un público que comienza a iniciarse en la lectura, en la vida y requiere de materiales novedosos y ligeros para poder pensar por sí mismos.


Bello en el Panteón: El panteón conserva una escultura, en homenaje a Andrés Bello.

Bello y su esposa Isabel Dunn, fotografiado en su biblioteca. En Chile.

Grabado de Bello, aparecido en el primer número de la Revista Americana, publicación cultural editada en Santiago de Chile.

Busto realizado por el artista francés Auguste François, sirvió de base a la estatua realizada por Nicanor Plaza.

Retrato de Bello en su biblioteca, hacia 1862.

Retrato de Michelena, hecho en vida de don Andrés, el más utilizado en la bibliografía Venezolana.

El famoso retrato que Monvoisin hizo de Bello en 1844, capta algo de la serenidad melancólica del personaje.

Don Andrés según una fotografía que muestra el aspecto que mantuvo en sus últimos años.

Retrato al oleo de Bello de autor Anónimo, pintado en Santiago de Chile en 1864.

Estatua de Bello en el interior de la Universidad de Chile.

Grabado de Andrés Bello por F. François. Paris, 1870.

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Tolele La piel del tiempo

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Oswaldo Durán (Tolele) Nacido en Tostos municipio Boconó del Estado Trujillo. Licenciado en Ciencias Sociales (Universidad de Carabobo) En su trabajo como fotógrafo ha participado en diversas exposiciones individuales y colectivas, su trabajo fotográfico ha sido seleccionado para portadas de libros y revistas. Su obra ha sido reconocida en: • SALÓN DE ARTES VISUALES CIUDAD DE CORO Y DEL CARIBE en el 2006 y el 2007 específicamente en el museo de Coro Estado Falcón. • REPRESENTACIÓN EN EL ESTADO TRUJILLO PARA EL CERTAMEN MAYOR DE LAS ARTES Y LAS LETRAS, Capítulo Artes Visuales 2006-2007 • REPRESENTACIÓN EN EL ESTADO TRUJILLO PARA EL CERTAMEN MAYOR DE LAS ARTES Y LAS LETRAS, Capítulo Artes Visuales Tercera edición 2008 • SELECCIONADO PARA REPRESENTAR AL ESTADO TRUJILLO EN LA EXPLOSIÓN BICENTENARIA 2011 • SELECCIONADO EN LA VI BIENAL DE MARACAIBO 2011. FUE GALARDONADO CON EL PREMIO FOTOGRAFÍA DE LA X BIENAL SALVADOR VALERO DE ARTE POPULAR 2010-TRUJILLO.

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La colonización sutil (Occidente sobre el Oriente árabe)

Ernesto Pineda Díaz

I. En el diario que solía llevar Ernesto Guevara de La Serna, en el que detalló su permanencia guerrillera en la Sierra Maestra, se narra un episodio que desde nuestra deliberada mirada creemos pertinente destacar en el contexto de este artículo. El Che relata un momento en el que había quedado solo y al ser descubierto por soldados del ejército cubano huye en vez de combatir. Luego, ya en el sosiego nocturno escribe: “Sentí algo que nunca antes sentí: la necesidad de sobrevivir. Tendré que corregir eso la próxima vez”. Sin duda el Che Guevaratenía certeza de la trascendencia de su lucha y de la necesidad de su sobrevivencia, sin embargo estuvo dispuesto a morir en su empeño por construir la sociedad que él consideraba necesaria, lo cual finalmente sucedió.No obstante, más allá de sus logros o fracasos materiales, el guerrillero heroico ha tenido luego de su muerte un innegable y manifiesto éxito en algo que tal vez nunca se propuso: el símbolo de su imagen se ha desterritorializado y convertido en el emblema mundial de las luchas que hoy, más de cuatro décadas después, persiguen las mismas reivindicaciones políticas, sociales, económicas y culturales por las cuales él combatió. Este fenómeno, la vigencia del Che Guevara fuera de su contexto original, tiene gran vigencia en las rebeliones populares que actualmente se están suscitando en el mundo árabe. En todas las manifestaciones de Túnez,Egipto,

Jordania, Marruecos, Palestina y Yemen se enarbolan banderas, se exhiben afiches, se visten franelas y se usan prendasimpresas con la imagen del Che Guevara. A su alrededor se reúnen las más dispares preTúnez ferencias y apasionadas manifestaciones: fervor religioso y ateísmo, viejas y nuevas generaciones de ciudadanos, poesía y acción revolucionaria, sacrificio y exaltación del héroe mártir (muy adecuado a algunas de las creencias árabes).Los países árabes de hoy parecen estar dispuestos a todas las posibles expresiones de protesta contra el poder. Es, una vez más, el mundo oprimido y empobrecido pasando factura. Más allá de las inclinaciones políticas o ideológicas, y por encima de los modelos económicos, se trata, quizás, de un rechazo a las estructuras del poder y de un atentado contra sus modos de dominación. Lo que llama la atención es que el mundo árabe no carece de figuras revolucionarias históricas, hombres que enfrentarona los imperiosy que intentaronreivindicar a sus pueblos. Sin embargo, es el rostro del Che Guevara, un emblema de Occidente, y más precisamente de América Latina, el símbolo de la lucha árabe de hoy. En este breve artículo intentaremos precisar cómo la figura del Che Guevara ha penetrado en esta región de Oriente (mundo árabe) al punto de adquirir la relevancia que hoy percibimos en algunos medios de comunicación mundiales, y por qué creemos que esto es una consecuencia de lo que consideramos

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Egipto

modos sutiles, ingeniosos y agudos, de colonización de Occidente sobre Oriente. Para ello nos apoyaremos en algunas de las propuestas que hace Edward Said en su texto Orientalismo(2003), en el que aborda el problema de la construcción de un Oriente colonizado por los ojos imperiales de Occidente.

II. Con el fin de contextualizar nuestras opiniones, ofrecemos una evidencia gráfica reciente del fenómeno que nos proponemos abordar (la fuente de estas fotografías son diversas páginas web):

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III. Todas estas insurrecciones poseen un manifiesto carácter popular. Son movimientos espontáneos y masivos, no la organización de partidos o frentes políticos. No hay una clara orientación ideológica o política. Es posible que el propio Che Guevara no consideraría revoluciones lo que hoy acontece en aquellas naciones, pues no poseen una ideología definida. No responden a una orientación socialista, ni siquiera islamista, su naturaleza política radica, en todo caso, en que efectivamente responden a una visión Comarca

del mundo. Son revueltas populares nacionalistas que responden más bien a lo que Antonio Gramsci llamó “subversivismo”, manifestaciones de descontento, pero incapaces de crear un nuevo orden político. Sin embargo, destaca el hecho de que a pesar de desarrollarse en el norte de África y el Medio Oriente, muy distantes de nuestro continente, es el Che el símbolo de su reclamo de justicia y reivindicación social. Esto nos lleva a preguntarnos: ¿qué es lo que ha convertido a ese artefacto cultural, la imagen del Che Guevara, en un símbolo de la lucha árabe?Ante esta interrogante con seguridad podríamos encontrar respuestas diversas, todas fundamentadas en coherentes argumentos históricos y culturales, pero nos inclinamos a pensar que la más definitiva es lo que él representa, su valor simbólico: el guerrero apasionado y entregado a una causa frente a la todo poderosa maquinaria del capitalismo, la dignidad de la lucha y el sacrificio en favor de causas nobles y sociedades más justas. De allí, tal vez, su valor emblemático para la oposición que hoy día ejercen muchos pueblos árabes contra sus corrompidos gobiernos de tendencia neoliberal, que en muchos casos sirven más y Palestina mejor a los intereses particulares y extranjeros que a los de sus propios connacionales.

IV. En la década de los sesenta del siglo XX,todo el continente americano, norte, centro, sur y el Caribe, fue vanguardia en el mundo por el cúmulo de eventos y procesos políticos, sociales y culturales que aquí se originaron: la Revolución cubana y los movimientos insurgentes, la rebelión de los afroamericanos, la violencia política y las protestas pacifistas,


el movimiento Beatnik, el Boom literario, la Teología de la liberación, las repercusiones del Mayo francés y de la guerra en Vietnam, diversas insurrecciones, mucha controversia y una corriente contracultura. Numerosos factores hicieron de este continente el centro de grandes convulsiones con contundentes repercusiones en nuestras propias sociedades y en el mundo entero. En este contexto histórico y a partir de su muerte (ejecución, sería más acertado decir) surgió el mito del Che Guevara, que ha sobrevivido y parece tener hoy tanta o más vigencia que entonces. ¿Pero cómo llega la figura del Che al mundo árabe? Su principal acercamiento a esta región del mundo se produjo en el año 1965, de la mano del estadista egipcio GamalAbdelNasser, un gran arabista, entre ambos al parecer existía una franca admiración. Sin embargo, las apariciones de Guevara en Egipto fueron escasas y fugaces debido a la dinámica de su lucha revolucionaria. Lo que en realidad determinó su presenciaen los países árabes con el vigor que hoy parece tener fue, paradójicamente, la avasallante penetración del imperio estadounidense en esa región del mundo. Es durante la etapa posterior a la Segunda Guerra Mundial, décadas de los cincuenta y sesenta, cuando el poder de esta potencia mundial desplaza a los hasta entonces imperios dominantes en la región, Francia, Inglaterra, Italia y Alemania. El motivo principal fue —aún lo sigue siendo— el interés económico por sus ingentes recursos petrolíferos. La presencia estadounidense en el mundo árabe le dio continuidad, aunque con algunas variantes, a unas estructuras de dominación ya existentes desde siglos atrás. Llegaron así al norte de África y a esa zona de

Marruecos:

Asia —al igual que al resto del mundo—todos los valores y antivalores de esta sociedad norteamericana: sus métodos y prácticas, su economía y forma de vida, productos y alimentos, lengua, música, publicidad, cine, y cultura en general. Así, las formas de colonizar fueron evolucionando. Ya no eran sólo invasiones militares ni imposición de la fuerza (aunque aún hoy esa práctica no ha desaparecido), sino que la dominación se produciría entonces a partir de la alteración del orden económico y cultural, un modo invisible, enmascarado y, por ende, más perJordania verso, una forma más sutil de colonización. Esto constituye parte de lo que Edward Said, estudioso cultural de origen palestino, ha denominado Orientalismo: una práctica de poder que construye a Oriente a partir de la mirada y el filtro cultural de Occidente. Ya desde antes este fenómeno se había producido, pero es con la modernidad y el surgimiento de los procesos de globalización que adquiere el relieve y la trascendencia que hoy ha llegado a tener. El resultado de esta influencia ha sido una hibridación cul-

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tural en la que a pesar de no haber desaparecido las nociones de cultura hegemónica y cultura subalterna, sí se han venido matizando provechosamente estos conceptos. La penetrante presencia de Occidente en el contexto de la cultura material, ideológica y cultural del mundo árabe determinó un nuevo estilo de coloniaje: el dominio subliminal del pensamiento, basado fundamentalmente en las diferenciasy en la “oferta” de alternativas culturales. De acuerdo con la propuesta de Said, el Orientalismo es: “un estilo de pensamiento que se basa en la distinción ontológica y epistemológica que se establece entre Oriente y Occidente.” El Orientalismo se fundamenta en la pretensión de dominar y re-organizar culturalmente a Oriente. Es un proceso mediante el cual Occidente ha logrado mantener sus diferentes formas y grados de hegemonía. A través de este procedimiento Oriente termina por adquirir los valores que le “ofrece” Occidente. La afiliación a estos nuevos valores es voluntaria, no coercitiva, de allí su carácter sutil, y hasta “sublime”, pues su tarea conlleva la noble intención “civilizatoria” hacia unas culturas consideradas como “atrasadas”. Por supuesto que civilizar en este caso significa lograr que ellos sean cada vez más parecidos a Occidente, es decir, homogenizarlos. Esto se logra a través de lo que Gramsci (citado por Said) llamó el “consenso”, proceso mediante el cual los estados nacionales y sus instituciones (la sociedad política) son penetrados por las estructuras de la cultura occidental dominante, y estos a su vez van incidiendo sutilmente a través de la cultura y la educación en las so-

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ciedades civiles, saturándolas de nuevas significaciones culturales. Ahora bien, el hecho de usar al Che Guevara como imagen insustituible en las rebeliones árabes contra sus propios gobiernos, y por extensión contra la influencia de Egipto gobiernos extranjeros, posee desde nuestro punto de vista, y en términos semióticos, una doble estructura significante, y representa al mismo tiempo una contradicción. La primera de estas estructuras es de carácter superficial, pues funciona como lo que una instancia inmediata parece ser, y que ya hemos descrito: el Che como símbolo de lucha en el mundo entero, con todas las etiquetas y valoraciones críticas que se le puedan hacer. La segunda estructura posee una esencia más profunda, y se puede abordar desde una perspectiva muy distinta pues posee otras connotaciones: los pueblos árabes enarbolando un emblema latinoamericano significa que el Oriente se apropia de los símbolos de Occidente, lo cual puede leerse también como: Occidente imponiendo sus valores simbólicos sobre Oriente. Es decir, en este caso específico Occidente le dice —sin decirlo— a los árabes: ustedes gozan de la libertad de manifestarcontra sus gobiernos y están en el deber ciudadano de hacerlo si así lo consideran, pero háganlo con nuestros emblemas, asuman nuestros valores como propios. El Oriente ha naturalizado tanto el imaginario que Occidente le ha impuesto que ha terminado sirviéndose de ese legado para reproducirlo según un nuevo uso al desterritorializarlo de su lugar de origen. La contradicción de todo esto radica en que por tratarse de protestas nacionalistas, en parte son también contra Occidente y contra las consecuencias dela imposición del sistema


capitalista en sus sociedades, pero al mismo tiempo es el más irreverente símbolo político, social y cultural anticapitalista de Occidente, el Che Guevara, el utilizado para la protesta. Todo esto parece tener visos de ficción en una realidad construida por la publicidad y los medios de difusión del capitalismo. La poderosa presencia de empresas transnacionales, como Mac Donals, el cine de Joligud, y la bebida Coca Loca, por sólo nombrar tres de las más emblemáticas, son extraordinarias evidencias de como la publicidad y los productos estadounidenses inciden en las sociedades del mundo. Irónicamente es esa misma publicidad, la de un estado y una sociedad imperialista contra la cual el Che combatió, la que ha dado a conocer su imagen en cada rincón del mundo y lo ha convertido en el símbolo que es hoy. Oriente se apropia de un símbolo que en su origen fue antimperialista, pero que la globalización ha resignificado dándole otros usos y dimensiones. Para finalizar, hoy preguntamos desde Occidente: ¿si la sociedad estadounidense ha impuesto sus símbolos y valores sobre Oriente, por qué entonces Latinoamérica, que es también parte de Occidente, la de mayor pujanza en la actualidad, no habría de llevar igualmente sus símbolos políticos e ideológicos a la cultura del mundo árabe? Mucho se puede

argumentar que el Ch e G uevara es por antonomasia el emblema de lucha en el mundo entero, pero pocose percibe la real significación que subyace bajo una bandera impresa con la imagen de este revolucionario en manos de los pacíficos, aunque indignados y enardecidos, manifestantes egipcios, tunecinos, jordanos o yemeníes. Concluimos con una cita de Hayden White que en buena medida parece reflejarlo que hasta ahora hemos Yemen querido expresar: «No importa si el mundo es concebido como real o solamente imaginado; la manera de darle sentido es la misma (...) en mi opinión experimentamos la ‘ficcionalización’ de la historia como una ‘explicación’ por la misma razón que experimentamos la gran ficción como un esclarecimiento del mundo que habitamos junto con el autor. En ambos reconocemos formas gracias a las cuales la conciencia constituye y coloniza el mundo que busca confortablemente habitar.» En este caso el “autor” del que habla White es Occidente (las potencias occidentales), construyendo el mundo que desea y que le conviene. Por otro lado, “el mundo que busca confortablemente habitar” es, para efectos de nuestro análisis, el Oriente árabe, cada vez más occidentalizado y asumiendo como propios los valores occidentales. Son, en definitiva, modos sutiles de colonización.

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P uls one Libias y Palestinas i

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Poco se dice desde las trasnacionales de los medios de comunicación del carácter beligerante que se le ha otorgado a un grupo de forajidos que cometen todo tipo de delitos en territorio libio. Preocupa sobre manera como la ONU, La Liga Árabe, la Unión Europea han pretendido revestir con un aura de legitimidad las vejaciones que se cometen contra el pueblo libio. Recuerdo de qué forma los acólitos de la Casa Blanca atacaron al Presidente Chávez cuando solicitó que se reconociera la beligerancia a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia. Textualmente el líder de la Revolución Bolivariana exhortó a Uribe que: “si usted le reconoce a las FARC estado de beligerancia por ejemplo, y las FARC lo aceptan, las FARC de inmediato entrarían en los protocolos de Ginebra. No podrían utilizar el secuestro, por ejemplo (...) Yo no comparto el secuestro me parece horrible” (tomado de www.telesurtv. net). De inmediato los medios de “comunicación” de la derecha internacional se cartelizaron para atacar aquella valerosa posición de Chávez la cual fue planteada con el único propósito de constituir un camino para la paz en Colombia. Muy pocos aceptaron el debate sobre sí se le debía o no calificar de esa manera a este grupo armado; menos aún apareció alguien desde la ONU, UE, OTAN o la Casa Blanca diciendo que los rebeldes, los alzados en armas por décadas, los que estaban en contra del status quo político colombiano, tenían derecho a usar la violencia para concretar reivindicaciones políticas, económicas o sociales en ese país suramericano. Como apreciamos, las terminologías, las categorías discursivas y sus significados son relativas y se legitiman o se deslegitiman de acuerdo al prisma mediático con que se les difunda a la población. Sé de las grandes diferencias que existen entre

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Mariano Ali

la guerra que padecen los Colombianos y el neocolonialismo que sufre Libia. Es obvio que dista mucho de parecerse un forajido montado en un 4 x 4 disparando con una ametralladora punto 50 made in USA, a un Raúl Reyes tendiendo puentes con sectores de la comunidad colombiana y otras en el mundo para recuperar la paz; en las antípodas están las consignas, los graffitis que emiten los aliados de la OTAN y los comunicados difundidos por las FARC; sus contenidos aunque escritos al fragor de la violencia tienen connotaciones diferentes. No se trata de tener posturas obtusas, poco sensatas sobre lo que ocurre en Libia. Es necesario denunciar la doble moral y complicidad que existe en la comunidad internacional al manosear los términos y roles que se presentan en un conflicto con el objeto de beneficiar a las grandes potencias en el mundo. Peligroso es ver como los preceptos del derecho internacional público se dejaron a un lado para que un grupo de bisoños asesinos tomaran por asalto la soberanía Libia, mientras sus mentores mueven sus piezas con hilaridad desde la Casa Blanca y la OTAN como si estos nefastos hechos fueran parte de una nueva promoción de MacDonald´s donde por cada “cajita feliz” de municiones entregada a estos improvisados forajidos, el capitalismo saca pozos de petróleo liviano. Monroe y el espejo libio: En democracia no importan sólo los fines, sino que son imprescindibles los medios que se apliquen para alcanzar los objetivos, aunque estén desvinculados o atenten contra los derechos de la población. La injerencia contra Libia carece de legitimidad por las estrategias inhumanas y belicistas usadas por quienes se creen con el derecho de matar en nombre de la


libertad. Más allá de los errores cometidos por Gadafi, más allá de la supuesta desvinculación de la masa con su líder, nada puede justificar que un grupo de naciones aticen las contradicciones internas de la sociedad Libia para concretar sus objetivos políticos, económicos y sobre todo energéticos. Lo que ocurre en Libia no puede asumirse como algo ajeno a nuestra realidad. Venezuela es la principal reserva de petróleo en el mundo (296.501 millones de barriles), por encima de Arabia Saudí (264.516 millones de barriles) y eso más que un atributo nos coloca en la mira de quienes nos ven como un botín de guerra. El caso Libia debe acti activar todas nuestras estras alarmas d e - fensivas, más aún cuando uando el Congresista demócrata, Ed Markey, ey, reconoció el pasado do 21 de agosto que Esstados Unidos está en Libia por ell petróleo. El Pentágono necesita energía nergía para sostener su estatus status quo, esto más que ser una mera apreciación radical de mi parte, está sustentado en datos concretos, por ejemplo, para David Paravisini, experto petrolero y ex embajador bajador de Venezuela en el Estado libio, déficit io EEUU tiene un déficit de entre 14 y 12 millones de barriles diarios de crudo debido a que sólo produce 6 millones de b/d y consume aproximadamente 20 millones de barriles por día. Venezuela representa el 11 % de las importaciones de crudo que hace los Estados Unidos, eso equivale a un millón y medio de barriles que todos los días salen de la tierra de Bolívar para las costas del mismísimo Imperio. Como vemos el “Destino Manifiesto” de Monroe se ha redimensionado y no sólo se circunscribe en afirmar la clásica prédica de “América para los americanos”, en la actualidad esa frase adquiere otras connotaciones y en el caso nuestro, de Libia y de otras naciones no alineadas con la subordinación

exigida desde la Casa Blanca, esa idea manejada por Monroe, quinto presidente de los Estados Unios, suena peligrosamente en estos momentos a “petróleo para los norteamericanos en cualquier lugar del mundo que esté” o “soberanía de otras naciones para los norteamericanos a costa de lo que sea, incluso de la muerte de miles de inocentes”. Lecciones para no dejarse manipular: Sobre los diferentes elementos discursivos y tendencias editoriales que convergen en los conflictos políticos en Medio Oriente y tener en cuenta el África, es importante i sesgo ““natural” que existe del tema nuestra conciencia. Cuando nos en nu aproximamos a una realidad de apro este tipo la hacemos desde valoraciones occidentales. Partiendo racio presunciones entronizadas por de pr siglos en cada uno de nosotros siglo orientadas a otorgarle legitimiorie dad según el modelo político y formas de gobierno impulsadas for desde los preceptos de la Revodes lución Francesa o en algunos casos la “Revolución” estadounidensse. Cuando decimos que una nación ubicada en esa parte del mundo es o no democrática, recuerde que esa conclusugestionada por interpretaciones sión está sugesti del concepto mismo que tenemos sobre la democracia, el cual ha sido posicionado por los actores e instituciones que le han dado forma y praxis al término; además tiene una fuerte carga de “legitimación” en la sociedad, por lo que los medios de “comunicación” entienden de esta categoría política. En tal sentido, con el objetivo de conocer un poco más las manipulaciones mediáticas que subyacen a lo que ocurre en Palestina, Siria, Libia, Egipto, Irak, Afganistán, sugiero revisar el ensayo “Cubriendo el Islam”, del prestigioso escritor palestino Edward Said, quien de manera aguda nos adviertió sobre “cómo los medios de comunicación y los expertos determinan nuestra visión

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del mundo”. Esas pequeñas batalles culturales entre oriente y occidente, entre lo que es o no legitimo políticamente, entre lo veraz y falso, pasan casi siempre por el prisma de las agencias de noticias internacionales: su sensacionalismo, la ubicación de los roles de quiénes son las victimas y los terroristas, Said nos ilustra en su libro que en este sentido de las cosas hay una conjura superpuesta por los intereses de los dueños de los medios y su complicidad con las potencias del mundo occidental.

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Las trampas de la ONU: ¿Qué más podemos decir sobre Palestina y su derecho a existir soberanamente sin el asedio del Sionismo? Hemos dado cifras, ejemplos de masacres, opiniones de quienes han sufrido el apartheid israelí; no obstante, nada parece suficiente para despertar la conciencia sobre este tema que nos debe convocar a todos a su defensa y cuestionamiento. Estamos ante una actitud arrogante por parte de las potencias mundiales las cuales aniquilan toda posibilidad de diálogo para construir la paz en Medio Oriente. Las opciones que tienen los palestinos para poder sobrevivir después de la emboscada establecida por el Consejo de Seguridad de la ONU son pocas y una vez más las circunstancias se perfilan en declarar la resistencia general de su pueblo. De cualquier manera los palestinos y palestinas tienen derecho a defenderse ante los ataques sistemáticos ejecutados por el sionismo como política de estado. Obama en la ONU le habló al mundo con la petulancia de costumbre pero esta vez con el cuidado de no perturbar a quienes sostienen su reelección el año próximo y la política estadounidense. Sabe bien que de inclinarse a favor de los palestinos los congresistas de los EEUU colocarán todos los obstáculos posibles para que no permanezca otro periodo en la Casa Blanca. El debate palestino-israelí siempre se ha centrado en dirimir la convivencia mutua; pero poco o nada se dice sobre la ingerencia de Estados Unidos, este aspecto, aunque a primera vista parece descabellado, lo cito porque a estas alturas en las que el sio-

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nismo ha violado todas las normativas y derechos en el mundo, pone en evidencia que la nación de Jefferson y Washington es sólo una mera entelequia dominada por los Israelitas, quienes hacen y deshacen lo que les viene en gana para concretar sus objetivos. Palestina en Internet: Con el objetivo fundamental de contrarrestar la manipulación de los medios del sionismo y sus aliados, nace en el estado Mérida el portal www.palestinasoberana.org.ve En este sitio podrás ver videos, entrevistas a combatientes por la causa Palestina, además si te animas, puedes enviar tus artículos de opinión sobre la lucha que libran los pueblos en el Medio Oriente. Según se puede leer en este sitio de la red Palestina Soberana, es “una organización sin fines de lucro que impulsa la defensa de los derechos humanos, la soberanía y autodeterminación del pueblo palestino”; además, señalan los integrantes de este colectivo desplegado no sólo en Mérida sino en otros estados del país y América del Sur, que ellos quieren a través de este sitio en Internet cumplir con la “función estratégica de denunciar el genocidio que ejecuta el Estado de Israel contra las palestinas y palestinos. Mancomunando esfuerzos con movimientos sociales, organizaciones no gubernamentales, medios de comunicación alternativos; etc., articulando acciones con el fin de romper el cerco mediático establecido por las grandes corporaciones de medios de comunicación en el mundo”. Palestina Soberana emerge como una opción ante la recalcitrante apología del sionismo que existe en el conservadurismo merideño (de oposición y de algunos seudo revolucionarios). Este portal viene a refrescar y a darle espacio a aquellas voces que han sido censuradas, vilipendiadas por denunciar la tortura que, como política de Estado y ante la ceguera de la ONU, comete el Estado de Israel en Palestina. La Invitación es para que ingreses, consultes, leas, critiques y si te animas, escribas sobre la lucha de un pueblo que da ejemplo de resistencia y dignidad a todos en el mundo.


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oesía alestina

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SAMIH AL QASSIM (1939)

Los labios cortados Yo habría podido relatar la historia del ruiseñor asesinado yo habría podido relatar la historia… si ellos no me hubieran cortado los labios.

MAHMUD DARWISH (1941-2008)

En espera de los que volverán Mi gente plantó sus tiendas en la arena y yo estoy despierto con la lluvia soy el hijo de Ulises el que esperó el correo del Norte me llamó un marinero, pero yo no he partido he amarrado los barcos y he subido a la cima de una montaña -Oh roca en la que oró mi padre para que fuera abrigo del rebelde yo no te vendería por diamantes yo no me iré yo no me iré Las voces de mi gente hienden el viento, sitian las ciudades -Oh madre, espéranos en el umbral nosotros regresamos Este tiempo no es ya como ellos imaginan el viento sopla según la voluntad del navegante y la corriente es vencida por la embarcación ¿qué has cocinado para nosotros? Nosotros regresamos han robado los jarros de aceite Oh madre y los sacos de harina

trae las hierbas de los pastos tenemos hambre los pasos de mi gente resuenan como el suspiro de las rocas bajo una mano de hierro y estoy despierto con la lluvia En vano escruto el horizonte me quedaré en la roca… en la roca inconmovible.

Luna de invierno Cogeré tu cadáver mártir haré fundir en sal y azufre después lo tragaré como té como aguarchirle como un poema en el mercado de la mala poesía y diré a los poetas Oh poetas de nuestra gloriosa nación yo soy el asesino de la luna de la que ustedes eran los esclavos.

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TAWFIQ AZ-ZAYAD

Escrito en el tronco de un olivo

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Porque yo no hilo lana porque yo estoy expuesto cada día a órdenes de arresto y mi casa está expuesta a las visitas policíacas a las pesquisas a las “operaciones de limpieza” porque me encuentro en la imposibilidad de comprar papel grabaré todo lo que me sucede grabaré todos mis secretos en un olivo del patio de mi casa yo grabaré mi historia y el retablo de mi drama y mis suspiros en mi jardín y las tumbas de mis muertos y grabaré todas las amarguras que borrará un décimo de las dulzuras por venir grabaré el número de cada caballería despojada de nuestra tierra el emplazamiento de mi aldea, sus límites las casas dinamitadas mis árboles arrancados cada florecita aplastada los hombres de los que se han regodeado en descomponer mis nervios y mi hálito los nombres de las prisiones las marcas de todas las esposas cerradas en mis puños las botas de mis carceleros cada juramento arrojado a mi cabeza

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y grabaré Kafr Kassem yo no lo olvidaré y grabaré Dir Yassin tu recuerdo me devora y grabaré hemos alcanzado la cima de la tragedia la hemos alcanzado grabaré todo lo que me descubre el sol me murmura la luna lo que me narra la tórtola en los pozos cuyos enamorados se han exiliado para que lo recuerde me quedaré de pie para grabar todo el retablo de mi drama y todas las etapas de la derrota de lo infinitamente pequeño a lo infinitamente grande en un tronco de olivo en el patio de mi casa


FADWA TUQAN (1917-2003)L

La peste Cuando la peste se propagó en mi ciudad yo salí con el pecho desnudo gritando la dureza de las tristezas a los vientos: Soplad oh vientos y traednos las nubes haced caer la lluvia para que purifique el aire de mi ciudad para que lave las casas, las montañas y los árboles Soplad oh vientos y traednos las nubes y que la lluvia caiga que la lluvia caiga.

Me basta estar en su regazo Me basta con morir en mi país estar aquí enterrada y disolverme y anonadarme resucitar hierba en la tierra resucitar flor que cortará un niño crecido en mi país me basta con estar en el regazo de mi patria tierra hierba flor.

Suspiros ante la ventanita de los pases (En el puente Allenby) Detenerse ante el puente para pedir pasaje ¡ah! pedir el pasaje estupor el aliento cortado suspendido en el horno del mediodía siete horas de espera ¿quién cortó las alas al tiempo?

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SALIM JABRAN (1947)

El hombre ahorcado Se podía ver, en algunas ferias en Israel, juguetes que representaban… un árabe ahorcado.

Un hombre ahorcado juguete para niños se vende en los mercados No… no se venden ya no los busques que tu niño comprenda que ya se han acabado Oh espíritus de los muertos en los campos de concentración nazis el hombre ahorcado no es un judío de Berlín el hombre ahorcado es un árabe como yo de mi pueblo que tus hermanos cuelgan Perdón no tus hermanos los aspirantes a nazis en Sion Oh espíritus de los muertos en los campos de concentración nazis si supieran ustedes si supieran ustedes

A Sartre Si se degüella a un niño y sus verdugos tiran su cadáver en el fango ¿te encolerizarás? ¿qué dirás tú? Soy palestino cada año me degüellan cada día cada hora ven observa bien la barbarie minuciosamente muchos espectáculos y el menor es que mi sangre corre… corre

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Habla ¿por qué te has vuelto insensible? ¿no tienes nada qué decir?

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oetas venezolanos Ple cantan a los pueblos Árabes RAMÓN PALOMARES (1935)

Palabras por el Líbano Ah los que están ahora solos y extraviados en desolación, casas revueltas, pedazos de ventanas, sillas por los escombros ¿y los ausentes, los que todo llenaban? Ah los que miran a ninguna parte en medio del ruido Los que no escuchan ruido alguno pese a los tenebrosos estruendos Mi casa se rodea del más profundo desaliento Las gentes que medran de esta orgía no pertenecen a lo que llaman raza humana La muerte los emplea, el mundo los odia, son entelequia de la desgracia En sus pantallas, señalando nuevas propiedades abren mapas esmeradamente sangrientos ¡Dueños del mundo!

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Los poetas de Afganistán escriben con fusiles entre las piedras Y los poetas iraquíes desandan entre la diáspora y la resistencia Y los poetas palestinos sueñan con una carga de explosivos encima de su pecho Y los poetas del Líbano están hoy de guardia como paramédicos y guerrilleros árabes, persas; de las secas murallas, del Simún y el desierto Los bendice el gran Omar Khayyam, Khalil Jibram Khalil los bendice Aparte de rogar por mujeres y hombres y niños de la dulzura y el amor Aparte de exclamar No más niños reventados por las bombas El sentimiento y la razón se preguntan ¿dónde estaban los señores de los Estados poderosos, de los Estados más pequeños pero muy importantes y de los supremos organismos de Paz y Concierto?

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Han muerto como siempre en esta nueva temporada de huracanes, muertos de peste, de asustadiza complicidad. Sin embargo, con estruendo y fanfarrias Estados Unidos, Inglaterra, Israel aparecen en el proscenio; brindan por la amistad de los asesinos y se prometen borrar de sus tierras al Islam, a los árabes y los persas, ahogarlos de explosivos y arenas y arrojarlos al mar, La mesa está servida –dicen. Y cuántas almas vivas, edificios, refugios, habitaciones, aeropuertos y puentes entre polvo y pedrusco harán volar –se prometen. Veremos. No es tan fácil. Cuando se trata de la argamasa, del hierro y de la piedra, puede ser. En cuanto al amor, el sacrificio y la fe inquebrantable, es otra cosa. No pasarán (Mérida, agosto 2006)

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GUSTAVO PEREIRA (1940)

Palestina Cuanto solloza a nuestro lado es sólo nuestra imaginación Saltan los niños por el aire pero la muerte no existe Ruedan los corazones desterrados como bocanadas de sangre Pero esto no es más que la imaginación Oh, maligna escenografía de lo eterno Espacio del dolor Nada sosiega el llanto Pero el llanto no existe Bajo los cuerpos fluyen cuerpos de insectos ávidos Y sobre los cadáveres pacen Los invisibles De ellos es el Reino del Espanto No tienen otro rostro que la muerte Pero la muerte no existe no existe No existe ¡Oh, despreciable treta de la inclemencia!

La partida Como quien pesa cada minuto de su funeral para repartirlo en pedazos Vino un tiempo de horror trajeado de fulgores Vino un tiempo meticuloso como analista imperial a cuyo cerebro trepan cada noche enemigos Vino un tiempo entreabierto al engaño al azufre y al lodo Vino un tiempo en litros de veneno dispensados como se ofrece una rosa Vino un tiempo de bebedores tristes y de navíos desmantelados bajo las estrellas Vino un tiempo de metales erigidos para tapiar todo sueño Vino un tiempo deshonrado por el pozo sin fondo de los ríos en pena Vino un tiempo en música de rock ahogado en su arrebato Un tiempo acariciado sólo por los amargos Un tiempo de fantasmas sin sombra Vino un tiempo gastado y transitorio ausente de toda pradera recién amanecida Un tiempo implantado a golpes de grito y de metralla Espesándose vaciándose quebrándose desciende hacia su tumba porque la vida le ganará la partida.

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(Equinoccial, 2008).

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TITO NÚÑEZ SILVA (1946)

Holocausto 2006 Todo ese cine: ojos hundidos cuerpos famélicos miradas tristes ropas austeras de perenne luto El cuento de David el hermoso cuento de David el solidario diezmo el susurro de un rezo inacabable ¡Y ese maldito Hitler enloquecido siniestro! Roncos estamos todavía de tanto gritar contra el fascismo. Otra vez David pierde el balón la estrella pasa al terreno de Goliat. Ah, sufrido pueblo sodomizado por el oro Ah, mercaderes de engañosas tarimas extendiendo el mapa universal del dólar Ah, valientes gladiadores convertidos en celadores de malls y bóvedas bancarias Hoy son otros los diezmados Usura y ambición llenan de sangre la gloria y el tesón de las hambrunas Es la traición Y mientras enrojecen las aguas del Jordán el cabrón de Texas levanta junto a sus viejos parientes londinenses la copa embriagante del petróleo (Barquisimeto, agosto 2006)

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GABRIEL JIMÉNEZ EMÁN (1950)

Plegaria El rostro de la niña muerta en la calle ciega El rostro de la niña ciega en la calle muerta El rostro de la calle muerta en los ojos de la niña viva La niña viva abre los ojos hacia la calle para ir a la escuela El niño abre sus ojos en la mañana Lava su cara Muerde su pan y bebe su leche para ir a la escuela Y luego sueña con tocar su violín Tiene una esperanza este niño Tiene una esperanza tatuada en los ojos Quiere ser feliz en la escuela quiere aprender a tocar violín Quiere conocer a una niña y enamorarse de ella. La niña viva tiene otra esperanza Quiere sembrar flores en los prados y tener una floristería En su calle para vender flores a los enamorados En sus ojos se abren capullos de siemprevivas y geranios Ella también quiere enamorarse y formar una familia Tener niños que vayan en paz a la escuela

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Las bombas caen a pocos kilómetros Destruyen la calle donde queda la escuela Destruyen los violines y las flores Entierran la esperanza en el Líbano en Siria en Gaza en Israel Los ojos de los niños explotan Arden con un combustible de sangre Los ojos de los niños grandes se llenan de odio Los ojos de los hombres de las madres y de las abuelas que parieron todos estos pueblos Cambian ahora la dulzura por la amargura Cambian los sueños por llamas que incineran la fe Incineran a un Dios que ya no puede más Dios avergonzado cae de rodillas A implorar perdón por la humanidad Y se pone a rezar en las zanjas En los despeñaderos y en las calles bombardeadas Donde las almas de los niños van a visitarle Para llorar por todo este horror Por toda la miseria del mundo Ahora concentrada en la garganta Del Oriente Medio.

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TAREK WILLIAM SAAB (1963)

Piedras de Jericó A los caídos de Vargas y de Jericó

1 Reclinamos las armas para orar por un momento dominios en una tierra áspera

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Un mapa destruido en los inviernos impidió ejercer la piedad

Galopar en un caballito de mar

El final fue abolir todo destierro

como una música de árboles rotos meciéndose dentro de las aguas

ser una lluvia o una carpa estrellada en la medianoche

la inclemencia cabalga su desdicha

fuimos litoral pozo de piedras que nos conmueve y / traiciona

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2 En la cima el martirio es un cielo rodeado de alambradas y púas cerca pasa un río invisible bajo el lodo aparecen cadas pintadas que los pájaros hacen

Asomado a la ventana Entreví en el fango los cuerpos maltrechos los restos del ganado el arcoiris el portal algún juguete flotando sin dueño Las casas suspendidas en el aire los destellos y el surco de un río que en silencio nos reintegra invictos al sueño

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Comarcca Comarca


5 “No elegimos el precipicio esta sabana blanca de rocas colgantes amanecimos en una estación doliente con el peso de la montaña en mis ojos yo corría por el puerto y vi a mis padres pasar en un cajón negro aun sin entender

7 Por qué nacimos vamos aventados de un lugar a otro

lancé pañuelos a su paso…”

por dentro son astros y no cirios en la errancia Una heredad nos mantiene intactos

6 Otra inteligencia otro perdón concluye en la resisencia

Invencibles asombrando a los árboles por esta voluntad infinita de vivir

el fuego libera la debacle e inventa al rocío Morir en la fe es nuestra ley mi reparo

8 absolutorio

Nadie regresa El viento solo alzando harapos calcinados algún navío hundido en la cólera trae restos de banderas Los ciervos queman lejos sus hazañas en las varas de un campo olvidado no hay granos ni lamentos en el frío

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Sólo un niño aterido en los tejados lanza piedras a la noche.

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JOSÉ JESÚS VILLA PELAYO (1965) Un cielo de fósforo blanco Siempre me gustó escuchar música country. Miranda Lambert. Y su canción Cuerdas nuevas: “Agarré la rueda y apunté al oeste. / Empaqué lo bueno y dejé el resto./ Conduciré hasta encontrar la pieza perdida . / Tú dijiste que no llegaría muy lejos con un tanque de gasolina / y un corazón vacío”. Dice el Coro. En este hemisferio humano de gadgets, wallpapers o e-cards apenas sé qué hacer. Apenas sé qué decir. Mis amigos no me sirven. El aire de la calle es menos líquido. Estoy detenido en un punto, escuchando a Miranda Lambert. Sospecho mis próximos pasos. En esta comarca de blocs y desktops espero con ansia alguna noticia. Calles y edificios destrozados por la ira de las bombas. Los ángeles se acercan desde el cielo. Y no hay nada que la humanidad pueda hacer. Tal vez sólo queda, como en la canción de Miranda Lambert, “un tanque de gasolina y un corazón vacío” en medio de la esquiva crueldad de la Tierra. Me abandona Goethe. Me abandona Dante. Y el cielo de Belona, la ciudad de la guerra, con sus lanzas nocturnas. Platón ya no me sirve. Quirón tensa su arco. Anoche, en la madrugada, cayeron lilas sobre las cabezas de los niños. “Pero tengo todo lo que siempre necesité”, dice una de las estrofas. Tal vez tenga razón. Mientras las bombas destrozan Beirut. Mientras las bombas destrozas Gaza. Qué puedo hacer. Mirar. Tan sólo mirar.

Levantarme, otra vez. A la humanidad le falta “una pieza perdida”. Caen sobre los rizos de los niños. Y qué puedo hacer por ti, corazón. La arena del desierto está cerca, como Miranda Lambert, con su largo cabello de oro. Sobre las nubes. Mientras las bombas destrozan Beirut. Mientras las bombas destrozan Gaza. Algo peor, las señales del sol sobre nuestros rostros. Los templos. Los fragmentos. La matanza de los niños de Caná. Y qué puedo hacer por ti, corazón de pájaro. Tal vez correr hacia donde las bombas han abandonado un claro, una luz. El reino de los F-6s. Quizá tan sólo me basten “un tanque de gasolina y un corazón vacío”. No lo sé. Necesito el ojo de los cuervos. La fortaleza de Beowulf (“… que posee en su puño / este hombre noble la fuerza terrible / de treinta guerreros…”) para huir de Amarillo, Texas; de Beirut o de Gaza. Siguen sobre mis hombros las alas de los cedros. Y qué puedo hacer por ti, corazón. No hay cedros en la ciudad. Necrópolis [NekrÖpolij] es el segundo nombre de Beirut, Tiro, Caná o Gaza. “Pero tengo todo lo que siempre necesité”. Para correr hacia un cielo de fósforo blanco. La matanza de los niños de Caná. Un cielo sin turbinas y acero. ¿Para qué leer Le magazine littéraire, aquel artículo “El deseo, de Platón a Guilles Deleuze”? Quirón tensa su arco. En la cresta de los edificios. Es el mejor lugar para esconderse.

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GONZALO FRAGUI (1960)

María Falulla Las flores del patio cambiadas por uranio empobrecido Los dátiles de la longevidad arrasados por armas prematuras La cuna de las cunas convertida en la tumba de las tumbas. Museos saqueados Mujeres violadas Hombres torturados Niños huérfanos Son los trofeos del Ave Negra de Cinco Picos. Ni las arenas del desierto fueron suficiente para los voraces No sé de armas No pido paraísos con ríos de miel, agua o vino No sé cómo ayudar Pero a miles de kilómetros el dolor me alcanza

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Si tuviera una hija hoy le pondría por nombre María Falulla.

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El gallito de Gaza El gallito de Gaza sabe muchos de bombardeos Pocas madrugadas habrán pasado donde sólo se oiga su canto el rumor del mar o el gemido de los amantes. Pero el gallito de Gaza no se arredra A pesar de las explosiones de los disparos de las bombas de fósforo el gallito de Gaza no abandona su canto. No es un canto de celebración como tampoco son fuegos artificiales los que caen sobre las escuelas sobre las cunas de los niños y sobre los combatientes que se defienden desde las trincheras El gallito de Gaza sabe mucho de bombardeos Por eso no cree en la calma de estos días Muy bien sabe que cierta paz es peor que muchas guerras El gallito de Gaza sigue alerta Sabe que su canto (lo único amable en el amanecer de Gaza) es también un acto de resistencia. (2009)

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GASTÓN FORTIS (1967)

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Cuando digo Palestina y un chorro de sal Rocas y centellas saltan de mi pecho Debo confesar que el impulso primero es romper a llorar, Pero hay allí, tanto ojo sin su rostro Tanto dedo sin su mano, tanta pierna sin su cuerpo En fin, tanto cuerpo sin su alma. Todo revuelto, todo confuso, todo regado por las calles Todo entre llamas por las calles Todo explotando por las calles. Y lo que hace un minuto fue una sonrisa Ahora es muerte Y lo que hace un minuto fue una caricia Ahora es muerte Y la escuela, la casa, el parque, la plaza, la biblioteca, el hospital, la oficina Todo Todo Todo Ahora es muerte, Entonces, ya no es posible llorar Cuando digo Palestina. Me queda, eso sí Este chorro de sal, rocas y centellas Que misil al fin hecho con las manos Vuela como un ave atormentada Buscando desde el cielo, el perverso corazón Del imperio de Israel

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JAVIER ALEXANDER ROA (1968)

Letanías de la sagrada destrucción Imperio Norte Americano Grupo de los Ocho Bomba de neutrones Trasnacionales Transnacionales Genocidas del planeta tierra

ten piedad ten piedad ten piedad óyenos escúchanos Tengan misericordia de nosotros

Presidentes de los países del mundo Tengan misericordia de nosotros Narcotraficantes y sicarios de los inocentes Tengan misericordia de nosotros Ejércitos con uniformes olivas de la OTAN Tengan misericordia de nosotros Santo F-16 Santo B-52 Santos misiles de los misiles ruega por nosotros Madre del holocausto Madre de las ráfagas de metralla Madre del hambre Madre del SIDA Madre del invierno ácido Madre de trata de blancas Madres de los submarinos atómicos Madre de la corrupción Madre de la cocaína Madre de los CLOM Madre de las desgracias ruega por nosotros Virgen de los mutilados Virgen del monóxido de carbono Virgen de los principitos poderosos Virgen del cigarrillo Virgen fiel del Whisky ruega por nosotros Industrias destructoras de la capa de ozono Jueces sin justicia Niños abandonados ruega por nosotros Vaso de sed Vaso de la deshonra Vaso de las frustraciones ruega por nosotros

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Rosa radiactiva Columnas de asfaltos Columnas de fuegos violetas Casa desraizada de la faz de la tierra Arca de la discordia Puerta del infierno Cielo sin estrellas Cuerpos de los muertos Agua con sal de aerosoles Agua con contaminaciones químicas Hospitales de los afligidos ruega por nosotros Reina del racismo Reina de la homofobia Reina de los delincuentes de cuello blanco Reina de las bolsas plásticas Reina del colesterol Reina del fascismo Reina de los cruceros Tomahawk Reina del Crack Reina de los animales extinguidos Reina de las iglesias genocidas ruega por nosotros Reina de los medios de comunicación pagados para castrarle la conciencia a los pueblos ruega por nosotros Reina de los transexuales ruega por nosotros Países del tercer mundo que se mueren de desidia Perdónalos G-8 Países del tercer mundo que se mueren entre bombas de uranio Perdónalos G-8 Países del tercer mundo que se mueren en esclavitud de los otros Perdónalos G-8 Roguemos todos por la salvación de la Santa Trinidad: muerte, muerte, más muerte Roguemos por nosotros para que seamos dignos de alcanzar felizmente el último día de la creación.

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Fábulas Fábulas Octavio González

El primer hombre y la montaña En el albor de los tiempos, el primer hombre que habitó la tierra se acercó a la montaña a punto de hacer erupción, y le dijo: -Gran montaña, soy el primer hombre de este planeta y vengo a bautizarte: te llamarás Volcán. La montaña sonrió ante la ingenuidad del hombre y a cambio de escupir fuego derramó leche al ver que era un bebé. -¿Por qué derramas leche y no fuego?- le preguntó él desconcertado. -Porque no soy una montaña, soy una ubre de vaca y veo que te has confundido. -¿Y por qué piensas que me he confundido? -Porque en verdad no eres un hombre sino una pulga aferrada a mis mamas- contestó muerta de risa la vaca.

Los encantadores de serpientes Dos encantadores de serpientes se encontraron con el grave problema de que por aquellos tiempos las serpientes escaseaban y ellos casi no podían trabajar ni mantener a sus familias. Por eso un día en que se toparon con una gran cobra que vagaba por las afueras de la ciudad se abalanzaron sobre ella sin tomar la previsión de hechizarla antes con la música de sus flautas. De allí que el encantador que la tomó por la cabeza sufrió de inmediato una fuerte mordida, y después de recuperarse un poco del efecto turbador del veneno, le dijo a su compañero:

-¡Esta serpiente es mía! Me la merezco por haber padecido su dolorosa mordedura y su veneno infernal. -Eso no significa nada- le respondió el otro-, yo también me la merezco por haberla tomado por la cola mientras tú le sujetabas la cabeza. -Bien- argumentó el primero luego de razonar cuanto iba a decir-, si la serpiente también es tuya, agárrala entonces por la cabeza para que demuestres que en verdad te pertenece. El hombre vaciló en hacer cuanto le proponía el otro encantador, pero como las serpientes brillaban por su ausencia y el hambre arreciaba por la falta de trabajo, tomó a la cobra

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por la cabeza y sufrió por igual el efecto de sus colmillos. -¡Ahora la serpiente es mía!- dijo el segundo encantador apenas comenzó a recuperarse del veneno adormecedor. -Eso no es del todo cierto, pues fíjate que en este momento soy yo quien tiene sujeta a la serpiente por la cola: ¡la cobra es mía! Entonces el segundo encantador le propuso al primero que si quería quedarse con la serpiente debería demostrarlo tomándola de nuevo por la cabeza y asumiendo el riesgo de ser mordido una segunda vez, cuestión a la que el hombre accedió mientras el compañero tomaba de nuevo a la serpiente por la cola aduciendo que también le pertenecía. Y así se fueron intercambiando los dos extremos hasta que el veneno los fue matando lentamente y la cobra se fue alejando de allí pensando alegre en el buen tiempo que la esperaba porque los encantadores de serpientes también comenzaban a escasear.

El origen del centauro

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Hace ya mucho tiempo Pegaso sintió el deseo de abandonar los aires y ser más lento para asentarse en un sitio fijo y formar una familia. <<Soy demasiado veloz como para tomarme las cosas con calma y fundar algo estable -se decía mientras surcaba volando el espacio-, pues tengo dos alas inmensas y cuatro patas ligeras que me impiden andar de forma más sosegada y me hacen ir siempre con muchísima prisa>>. Entonces bajó a la tierra buscando cambiar el rumbo de su agitada vida y logró separar al caballo del ave con gran esfuerzo. Luego el ave voló de nuevo al cielo y el caballo se quedó para siempre aquí abajo. De esta forma conoció una hermosa yegua y tuvo con ella varios hijos que a su vez tuvieron varios hijos, hasta que un día recordó su condición viajera y sintió nostalgia de las alturas. <<Necesito volar de nuevo como lo hacía antes, ya que he cumplido con creces mi misión terrena>>, pensó, pero no pudo

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encontrar ningún ave que quisiera complacerlo. Sólo un poeta que se cruzó en su camino convino en fundirse con él y a partir de allí el caballo cobró alas nuevas y ahora vuela con forma de centauro aunque permanezca unido a la tierra.

El puerco espín y la creación -¿Cuál es tu gran orgullo?- le preguntó un pavo real que presumía de ser el animal más hermoso de la creación a un puerco espín solitario. -Sé que soy feo, espinoso y repugnante- le respondió el puerco espín-. Y sé también que además no puedo comparar mi áspera pelambre con tus suaves plumas, pero a cambio de ello tengo la satisfacción de haber sido el animal más útil durante la creación. -¿Utilidad?, ¿qué significa eso?- preguntó el pavo real reconociendo que desconocía la palabra-. Ya sabes que cuanto yo hago es pavonearme por ahí y mostrar a los cuatro costados la belleza tornasolada de mi plumaje. -Sí, ya sé que nunca has trabajado debido a tu esbeltez y gran colorido, en cambio yo serví de mucho en aquellos primeros días rudos de la formación del universo. -¿Y qué fue lo que hiciste como para sentirte tan orgulloso? -Serví de mucho al Señor- contestó satisfecho de su condición sufrida el puerco espín-, porque cuando él estaba tejiendo al mundo y necesitaba cambiar de aguja, dejaba enterrada en mi espalda la aguja usada.


El cíclope y la luna En tiempos remotos, cuando el cíclope se estaba formando y aún no poseía el único ojo que lleva en el rostro, vagaba en penumbras por la inmensidad como un ciego y tropezaba de continuo con todo lo que se cruzaba en su camino. Así recorrió la tierra entre desventuras y torpezas, desgarrones y caídas, hasta que una noche sintió sed y se inclinó a beber en las aguas serenas de una laguna donde la luna llena se reflejaba. El cíclope hundió sediento su cara en el agua y cuando la sacó comprobó con agrado que la luna se le había quedado pegada en mitad de la frente. Por ello los cíclopes que bebieron de la laguna cuando en el cielo había media luna siempre nos andan picando el ojo, y ello explica también que aquellos que abrevaron en noches sin luna continúen buscando el suyo sin lograr encontrarlo.

El último telegrafista Al ver en lo alto de la copa a un pájaro carpintero que llevaba puesta en su cabeza una visera negra, un niño curioso que jugaba bajo el árbol se detuvo impresionado y lo interrogó: -Señor, sería tan amable de decirme por qué lleva esa vieja visera en su cabeza. -Porque el mundo está enmudeciendo- le respondió el pájaro carpintero mientras seguía picoteando una rama del árbol. -Pero a cambio del silencio que usted dice yo escucho el sonido de su pico.

-Por supuesto que lo escuchas, pequeño, pues mi misión en la vida es comunicar con música. ¡Tac tec toc! -¿Comunicar con música? -Sí, comunicar con música. ¡Tic tuc tac! -¿Pero quién es usted, acaso un poeta?- le preguntó el niño en medio de su ingenuidad. -Sí, tal vez soy un poeta- respondió el pájaro-; aunque debo reconocer que en verdad soy el último telegrafista. -¿El último telegrafista? -Sí, el último telegrafista. -¿Y qué es un telegrafista? -Un telegrafista es un ser que envía telegramas. -Ahora entiendo- agregó el niño-, pero puede decirme por qué es usted el último ser que envía telegramas. -Porque los telegrafistas están desapareciendo de la faz de la tierra con la llegada de la informática y los correos electrónicos. -¡Ah, pero no me dirá que la informática y las telecomunicaciones de internet no tienen sus ventajas! -Por supuesto que sí las tienen: la velocidad y la interconexión mundial son, por ejemplo, algunas de sus grandes ventajas; pero a cambio de ello se está acabando la música en el mundo con la implantación única de estos medios silenciosos que a su vez nos han traído tanto progreso. -Entonces quiere decir que usted no está contra el progreso, ¿no es cierto? -Claro que no estoy contra el progreso, querido; yo sólo intento que no se olvide lo bueno que tuvimos en otros tiempos en que la armonía y la musicalidad de los sonidos eran inseparables de la palabra. El niño continuó escuchando la agradable melodía que producía en las alturas el último telegrafista con su pico, y antes de despedirse a proseguir su feliz camino de juegos y de ensueños, le prometió al pájaro carpintero que de ahora en adelante combinaría sus correos electrónicos con sonoros telegramas. ¡Tac tec tic! ¡Tic tuc tac! Ilustración: Framtho Salager

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Nicasio y sus deberes José Gutiérrez Sánchez

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Nicasio se ajustó los pantalones, los remendados, los de estar en el conuco, frunció más su estómago hasta la medida de su cintura delgada, la hebilla los aseguró, respiró con comodidad y, con la costumbre de siempre, antes de salir se persignó quitándose el sombrero, primero miró cerca, por ahí, tanteando con sus ojos encontró la llave, antes había pensado en martillar el candado pero lo salvó al encontrarla donde menos esperaba; luego extendió sus miradas, las más largas: una para el horizonte, otra para el cielo, porque sin mirar para arriba él no podía pronosticar el tiempo, Nicasio se equivocaba muy poco, en las lluvias era seguro, miraba la distancia de las nubes entre sí, el color y el espacio de luz del cielo y seguro decía “hoy llueve”, y el aguacero caía. Nicasio se acomodó el machete al cinto y salió a inspeccionar los linderos con sus cercas de alambre porque ya le habían puesto quejas; las vacas y las mulas las cabeceaban buscándole por donde abrirle huecos y salirse a mordisquear las hierbas del camino, a comer hojas altar y hacerle daño a los vecinos, consigo llevaba alambre de púas, clavos, martillos y grapas, porque sin estas herramientas no se parecía a un campesino que todo andaba enderezando y cortando bejucos, además de un taparo lleno de agua. Nicasio todavía guapo, iba silbando a un ritmo elemental, de esos silbidos pegajosos que lo hacen costumbre en los caminos. El potro de pasear la finquita rebuznó como queriendo apurarlo, el animal también le gustaba salir para probar algunas matas de las que no había dentro de sus potreros. El animal grandote y de un solo color, más oscuro en el lomo y mansurrón, no parecía servir para la carga pesada, menos para llevarlo lejos, sólo le trabajaba por ahí cerca, como para llevar a su

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amo a buscar otros animales como los cochinos que hacían gran daño a los sembradíos. -Ya estamos en menguante, ahora es bueno para sembrar. Dijo. Se saboreaba Nicasio porque por su garganta bajaba caliente los tragos de café, el que cosechaba y molía allí, al haber buena cosecha vendía dos o tres quintales que le servía para otras cosas, ya había negociado un cilindro nuevo. Nicasio cogió por un atajo no tan enmontado, apenas un hilillo de camino se veía, el caballo lo veía bien, se daban la mano el monte de una orilla con la otra, pero el caballo pasaba a ojos cerrados y brincaba sobre piedras, para eso era bueno. El taparo donde llevaba el agua Nicasio ya iba por la mitad, llevaba sed aunque no iba sudado porque iba montado en el caballo que sí sudaba en la cuestecita, a veces el animal iba quedado como contemplando el conuco. A los animales les gusta mirar el verde frondoso de los caminos para saborear todo y dejar la hilera de excrementos. Por momentos, los caballos parecen que van dormidos porque se saben de memoria los caminos; los resabios se lo sacan con una puyada de las espuelas. Desde que salió del rancho, Nicasio llevaba la boca llena de chimó, por el camino iba escupiéndolo y, con la manga de la camisa que no se sabía de qué color era por los remiendos, se secaba la boca, a Eustaquia le costaba lavarla y quitarle las hojas que como engomadas se le pegaban a la ropa y hasta en la piel. Nicasio llevaba un poyero de tela donde metía las arepas calientes y, algún trozo de carne seca como avío, cuando pasaba por la quebrada que se estaba secando, ya la comida iba fría pero se la comía con ají del bueno, del picante, el ají calienta las comidas. Si Nicasio se sentía cansado se bajaba del caballo y sobre un montón de hojarasca bien sombrea-


da descansaba; arriba se veía el cielo por los huequitos del follaje, unos pájaros nerviosos daban sus conciertos, cortos, de dos melodías: piojuil, ioo, ioo, conjunil, oil, al caballo le daba ganas de echarse, pero no había revolcadero para él, se quedaría por allí, mirando árboles y halando ramas. El perro inquieto corría y volvía, para él vendría algunos huesos, el caballo comería yerbas, rebuznaría, relincharía, miraba al amo, se haría el desentendido. Luego Nicasio seguía por la orilla del conuco revisando linderos, si una cerca tenía medio hombro caído, la reparaba. -Por aquí brinca un animal. Dijo. Nicasio no fumaba, se lo prohibió la tos, hacía trasnochar a su mujer, una noche se vio bajito, el ahogo fue doble, levantado sobre almohadas pudo respirar, el chimó sí lo continuó, le hacía menos daño, lo alegraba, en una cajita hecha por él lo llevaba, de un cacho de res la fabricó. El chimó lo recomendaba contra la picada de insectos y para ponerle a los niños en los ombligos para sacarles el pasmos y los vientos helados del estómago. Nicasio escupió tres veces para renovar esa pasta negra, una pelotita se puso detrás de los dientes delanteros, un mosquito lo hizo estornudar pero no se escapó, se limpió las manos con hojas tiernas, el mirar más allacito vio algo sospechoso, el perro se acercó con cuidado, latió con furia, avisando, la hojarasca se movía, el hombre vio una rabiamarillo amenazante. Nicasio cogió una rama gruesa, la limpió y de dos golpes quedó muerta, el perro se le acercó de nuevo, confiado, la olisqueó y, como no le interesó la dejó quieta, totalmente muerta. Una pava grande se asentó en el guamo, en una rama débil se equilibró, el hombre al pie del árbol la miró, ambos se miraron, el hombre peló por su morocha, el animal más presto, voló, las ramas quedaron agitadas con violencia, cayeron hojas secas, pedacitos de palos podridos. Nicasio ya había pensado cómo arreglarla en un sanchocho: yuca, auyama, cebollón y cilantro tenía sembrado alrededor de su rancho; sólo un sabor frustrado quedó en sus labios.

- Se me escapó la bicha. Dijo. Y miró con esperanzas el follaje. Una oleada de lluvia lo agarró en el monte, pero pasó en estampida como si la persiguieran, sólo una lloviznita se quedó meciendo en las hojas. Nicasio se preparó para regresar, lo hizo por otro camino, muchos caminos tenía su finca, ya bejuqueados, para eso cargaba su machete para abrirse paso, al caballo le daba igual cualquier camino, ramas altas y bajas tenían para lanzarles sus mordiscos y seguir contento, a pasos largos. El perro se adelantaba como inspeccionando el camino, en la lomita los esperaba. Ahogado bajaba el arroyuelo. Ya el sol estaba lejos, lo había tapado el cerro de más allá, el que oscurecía las tardes. Nicasio llegó a lomo del caballo, Eustaquia le tenía café con una pregunta seca: - ¿Se mojó? Los aperos del animal quedaron en la caballeriza al cuidado del viento que le secaba el olor a sudado. Nicasio dijo: - Cansa el monte, pero hice el trabajo. Gracias a Dios. En un banco a medida de sus espaldas descansó, respiró fuerte con su silbido de reposo, luego pasó a la chorrera de la acequia y se puso liviano, de ahí pasaría a la cocina donde la mujer raspaba las arepas. El caballo buscó su revolcadero, se fue a la artesa pero prefirió la mata de pasto que tenía a su alcance, la noche le cortó la mirada. Nicasio miró el cielo, bajito por la oscuridad, trancó la puerta, la noche quedó también puertas adentro, él se metió en la cama, pero esperó a su mujer que se demoraba en la cocina, Nicasio hizo esfuerzo para no dormirse, pero sus deseos quedaron junto al sueño. Ilustración: Framtho Salager

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oemasde

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Hugo Mujica Poeta y filósofo argentino

En plena noche

Orillas

También en plena noche la nieve se derrite blanca

Afuera ladra un perro a una sombra, a su eco o a la luna para hacer menos cruel la distancia.

y la lluvia cae sin perder su transparencia.

siempre es para huir que cerramos una puerta, es desierto la desnudez que no es promesa

Es ella, la noche, la que nos libra de los reflejos,

la lejanía de estar cerca sin tocarse como bordes de la misma herida.

la que nos expande las pupilas. Lo que busca con su bastón el ciego es la luz, no el camino.

Adentro no cabe adentro, no son mis ojos los que pueden mirarme a los ojos, son siempre los labios de otro los que me anuncian mi nombre.

Lo que el abrazo abarca Gotea el grifo y algo de la piedra se va en el agua,

Más hondo

muere como si fuese humana.

Hay vidas en las que el alma se abre más hondo que donde esas vidas laten,

Buscamos retener lo que en el otro se va yendo, lo que a veces se derrumba pero es apenas la despedida lo que el abrazo abarca.

se abre como un relámpago sin cielo ni trueno,

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como una herida sin pecho o un abismo donde la belleza es alba.

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Alba Quieto, como no moviéndose para que la sangre no rebase la boca

Hace apenas días Hace apenas días murió mi padre, hace apenas tanto.

quieto, como sintiendo un pájaro herido en la palma de la mano sin cerrar la mano sin abrir los ojos. Hay una fe que es absoluta: una fe sin esperanza.

Cayó sin peso, como los párpados al llegar la noche o una hoja cuando el viento no arranca, acuna. Hoy no es como otras lluvias hoy llueve por vez primera sobre el mármol de su tumba. Bajo cada lluvia podría ser yo quien yace, ahora lo sé, ahora que he muerto en otro.

Viento en el viento Viento en el viento, llueve sobre el mar y ni crece ni disminuye el agua. Desnudo se es todo rostro: un tajo es siempre un tajo entero.

Nace el día Nace el día bajo un cielo despejado, la claridad en la que todo se muestra, lo que hacia ella brota y lo que su misma luz marchita. Todo nacer pide desnudez, como la pide el amor, como la regala la muerte.

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Carlos Ildemar Pérez Tomados del Poemario ganador de la mención poesía de la Bienal Nacional Miguel Ramón Utrera, 2011

Entre las ramas más ayer Vino el turpial Vino al surco Sentenció la tarde completamente Y ni de noche El sol se fue Cuando de niño

La auscencia está de ganas Se hizo del ruego Una memoria Gajo de sol Cuando iba al repique de la sombra

A solas hasta el quiero

Otra vez al vaso Se lo bebieron A pecho los difuntos ajenos

Desnudo en cada uno vengo A trozos he dicho Puesto del revés Con el alarido en constancia

Quieta da un olvido Parece cosa de un recuerdo Se la nombran al temor

Acuclillo la luz Pasa mejor por este abrazo Su haz de hacernos Para después del quicio

Nos hablaban de ella feliz como de la muerte Cortaba la respiración Cuando quería Claro que podía destrozar Y ser certera

Por mi madre Que no hay soledad que valga

Diariamente parece eterno

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El sol cuando estaba sin cabeza Se metía a buscarla de pronto En nuestra casa Como un animal degollado Que sangra mucho Porque le toca morir De un grito a otro destello

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Al parecer supo respetar Que anduviéramos semidesnudos Y descalzos Como si aún No nos hubiera parido nadie


De rigor mortis otra visita No había más muerte para morirse Y era suerte más que nada Tener la tardanza de nuestra parte Respiraba ajena si es que respiraba Andaba quieta Entre lo que podía andar Quiso dejarnos Y nos dejó intactos Es que ni se atrevió A hurgar en el abandono de alma De nuestros corotos

Provinciano cósmico

Cristiano más adentro Caímos en dios Más arrodillados que un zócalo Y cuesta arriba diciéndonos Por aquí el cielo pregunta por ustedes El luto definitivamente no tiene Nada que envidiar A la luz apagada

Según parece no estoy muerto Antes de tiempo Sino premuerto Delante de los míos De allí que a pesar de mi sonrisa No sea más que un fantasma

He dolido cuanto duelo a veces como otra felicidad El hilo imita la curva de la sangre La sangre parece sangre “Cristo aparecido aparecela” Los demás desaparecieron Sin desaparecer Porque no llegaron a decir Me voy a ir infinitamente El corazón siempre está Al atreverse a jurar Y decir que respira ¿Dónde estoy cuando estoy? ¿Por qué finalizo En el encantamiento de estos escombros? Un trago de feliz más bien cenizas Es lo que soy Mientras parezco toda la desnudez

Dejarse Cáscara de nubes Casi nada Descontemos los días Con el temor de seguir siendo Cuál ventana si no la hubo Y de este modo la recuerdo Dejo irme Es bueno no ser tanto Cabeza para qué me tienes A mí ¿A vos no te pasó marzo? ¿Qué fue entonces ese alarido por los cielos? Lejanía vení Llega de lejos lejanía Para que estés pendiente Cuando a mis manos Me las obliguen a estar arrinconadas En la fosa del pecho

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Renato Rodríguez

De otra demora Anima mia come sei amarrita Par delicatesse j´ai perdu ma vie Nicht alle Wege fur alle Wege Pale were the lips I kissed Mientras más masa más mazamorra

1965 Por las mañanas con los ojos aún turbios por la última pesadilla calculaba la distancia que me separaba del peñasco negro aquel cercano a los samanes antes de encender mi pipa Miraba los altos riscos que me ofrecían desde lo lejos sus sensaciones transparentes y me prometía ir allá era mi único propósito Nunca fui y le daba la espalda al joven sol Mi sombra ocultaba al desperezo de los grillos y la algarabía de las mariposas que habían escogido la mañana para morir me recordaba de que era hora. La rosa hipotecaba sus espinas el caballo antes de beber contemplaba sus nuevos colmillos en la superficie recordando las praderas menos pedregosas de su juventud El equilibrio era más delicado que la relojería de mi corazón Mientras la media luna coronaba aún la cima de los anhelos la serpiente y el ave peligrosa se acercaban el pez plateado presentía la nota más aguda de cada escala La piedra lanzada hacia el vacío fallaba el blanco y el envés de un deseo señalaba el camino fragoroso que conduce hacias las casas de los extraños hacia una peluquería sin parroquianos Entonces difería todo mi regocijo

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Ya soy el propietario del desierto

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1967

1966 La estrella encendida por la ira estalla en un acre conflicto de colores sacrílegos saturado hasta el límite de cada estridencia sobrepuesta a mi imagen la imagen de una aspiración más horizontal de antemano los ojos enfocados en la viga parto de la fragancia ociosa de la rosa el dedo de ciernes despierto comenzando el ademán de bendecir mi guitarra de asegurar un buen día al rechazo implacable al umbral de la espera me detengo ya casi al borde del comienzo con el gesto inconcluso sin vigor por la traición de todas las imprecaciones cotidianas Tras la sorda fractura de la más respetable quimera Sin deseos de continuar tornando cada instante en milagro con la crueldad monótona de las gotas de lluvia interminablemente las horas permanecen al servicio de la desproporción solemne de la edad de crepúsculo

Los colores de la tarde últimos sobrevivientes de una era gloriosa o de una gran matanza vienen contando antes de desaparecer la biografía de los hechos y su orden exacto sin olvidar que algunos ocurrieron simultáneamente y otros… pudieron simplemente haber tenido lugar Los colores de la tarde al violar mis ventanas por enésima vez hablan constantemente del instante apenas ido y de la fragancia cuyas últimas trabas es casi preciso adivinar y de un naufragio Los colores de la tarde saben de memoria como los papagayos la historia de la última hoja que cayó del árbol el otoño anterior Los colores de la tarde ya superada la postrera euforia son los únicos que saben dónde y cuándo ocurrirá mi última reencarnación

1968 Detrás de la ventana hay un rumor que no me pertenece una larga punzada al sur de mi omóplato -sonoridad remota del ensueñoy un minutero fatigado atisba más allá de mi séptimo encuentro un ocre agosta las raíces de todo atardecer y la ceniza cortabas deslumbrado de fabricar eclipses -sensación tumultuosa del acasoque desvanece tras el rebaño nuevo de las ilusiones

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1969 Ala sombría del pomposo abanico -clorofila en el fraude del deliriovislumbrando la entraña remota sumergida en los pliegues de un estentóreo púrpura se apoya en el bastón apátrida y en la penumbra herida resaca la amargura el celofán donde estalla glorioso el más reciente adiós de la gaviota

1970 Borrosa como la memoria alguna los vientos –cuando los vientos del otoño acopian hojasla nube de ilusiones irrumpe el recuerdo fractura su extravío en los muros de piedra el laberinto de una nueva experiencia y gime la mano arboladura nueva del ensueño se estremece cuando el ángel naufraga tras consumar la capitulación

1971

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La arena bajo el peso del pie milagroso humedecida esponja y cruje -azul ardiente la espesura hiende hiere la luz la umbrosa intimidad del regreso perenne del cangrejo y la piedra desciende involuntariamente

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Pavel Egüez

Pintor y muralista ecuatoriano

Dibujos efímeros

(A Pilar Bustos quien afiló mi mano. A Ulises Estrella que, con su proyector de cine, dibujó en mi imaginación).

Quién nos enseña a dibujar ? Nadie Ni Leonardo d Vinci Ni Picasso El primer dibujo Como decía Guayasamín Es con la leche de la madre Luego jugando con la tierra, aire, fuego, agua Mis primeros dibujos Eran verdes Con hojas de perejil Sobre las paredes del jardín De la casa donde nací en Quito De esos dibujos de mi infancia Quedó lo más importante Su olor Dibujaba sobre los cristales En la ventana de esa misma casa Mirando al Pichincha En los vidrios polvorientos De los automóviles En los cristales Con el hálito húmedo Luego con el grafito La punta seca, la tinta china, el óleo

Hasta llegar hoy A la Galería de Arte Nacional Y presentar 5000 dibujos-instantáneos en iPad

Aparato que este ultimo año Se ha convertido en otra Ventana al Guayara Repano El dibujo no está en las sabanas No importa con que está echo Ya que no es materia Sino IDEA Instante pensamiento Simultaneidad El dibujo es como la respiración (Pese a que el dibujante aprende a contener la respiración a que no se debilite la línea )

Todos los seres Dibujamos Aun Sin quererlo

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El dibujo no es el esqueleto De la pintura, la escultura o la arquitectura

Las hormigas, las aves, culebras Los gatos encorvaron La línea a que sea más sensual Humanidad dibujo interminable Dibujamos con la caricia para el amor Y seguimos dibujando para el odio y la guerra Dibujamos en la memoria Para dar forma a los recuerdos Incluso El cielo dibuja Con humo de nube

El dibujo es La huella efímera De nuestro Andar Mirar Sentir Soñar.

Picasso apagaba la luz Y con el pico del fuego Rasgaba las tinieblas Y dibujaba

Galería de Arte Nacional. Caracas, 13 de octubre de 2011

Reverón se llenaba de luz Goya de tinieblas Matisse de alegría Van Gogh de girasoles Lam de junglas Rivera de Fridas Y Frida de dolor El dibujo es todo Y NADA Se disuelve en la poesía de Juan Calzadilla Se eterniza en un cobre de Zitman Se ablanda en el reloj de Dalí Se mueve en Soto y Cruz Diez Rompe el aire con la batuta de Dudamel Se hace barroco en Carpentier Rayuela en Cortazar Gordo en Botero Esbelto en Giacometti

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El dibujo es Hueso de la poesía Sin poesía no hay dibujo O sea Es el polvo que irá Al vientre de la vasija de barro

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El poema de Tania

(También se conoce como El Poema de la Partisana o fragmento del Cuarto Libro, del poemario PAISAJE HUMANO DE MI PATRIA)

Nazim Hikmet

(…) En el primer día de diciembre en Petrichevo, alrededor de la ciudad de Vereiya, los alemanes colgaron a una chica de 18 años encima del cielo azul como nieve Las chicas a los 18 años se comprometían con sus novios pero a ella la colgaron. Estaba en Moscú. Era joven comunista, era partisana. Amaba, comprendía, creía y actuó. La niña se balaceaba con la cuerda en su cuello, fue una persona grandiosa. Como pasar las hojas de la novela “Guerra y Paz” las manos de la joven en la noche nevada cortaron los cables del teléfono de Petrichevo, después quemó un establo de 17 caballos del ejército alemán. Al otro día la partisana fue capturada. En una nueva misión la partisana fue capturada de repente, cercada por la espalda. El cielo lleno de estrellas, el corazón de velocidad, la vena de pulso la botella de gasolina y el fósforo a punto de encender. Pero el fósforo no encendió. Quiso tomar su pistola. Se abalanzaron. Se la llevaron. La trajeron. La partisana esperó de pie en el centro del cuarto:

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su bolso sobre su hombro, un gorro de lana en su cabeza, en su espalda un manto, un pantalón de algodón y botas de fieltro. Los oficiales miraron a la partisana más de cerca: como a una almendra en su concha La chica en lana, algodón y fieltro como un retoño. En la mesa la tetera hierve. Una pistola, 5 cinturones de cuero sobre el mantel ajedrezado, y una botella verde de coñac. Hay chorizo de cochino y migajas de pan en el plato. Los dueños de la casa fueron enviados a la cocina. La lámpara fue apagada. La cocina estaba de un rojizo fuego de hogar. Y un olor a cucaracha aplastada. Los dueños de la casa: un niño, una mujer y una anciana, se juntan uno al otro: están lejos del mundo solos, contra lobos y aves en una montaña no habitada. Llegan algunas voces de al lado: Preguntan: - Dice “no sé” Preguntan: - Dice “no” Preguntan: - Dice “no digo” Preguntan: Dice “no sé”, dice “no”, dice “no digo”. Y la voz que olvida todas las palabras menos estas tres es como la piel de un niño sano que es lisa y recta como un camino entre dos puntos.

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Un chasqueo de cinturón de cuero al lado: La partisana calló. Sonaba como sobre su piel desnuda. Los cinturones chasquean uno tras otro.

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Cuando las culebras saltan al sol silban. Un joven oficial alemán llegó a la cocina. Se sentó en una silla. Tapó sus orejas con sus manos. Y con sus ojos completamente cerrados se quedó inmóvil hasta el final del interrogatorio. Al lado continúan chasqueando los cueros Los dueños de la casa contaron: 200 veces… El interrogatorio empezó de nuevo: Preguntan: dice “No sé” Preguntan: dice “No” Preguntan: dice “No digo” La voz orgullosa ya no es lisa es ronca como un puño ensangrentado. Mandan a salir a la partisana. No tenía el gorro de lana en su cabeza, ni el manto en su espalda, ni su pantalón de algodón, ni las botas de fieltro en sus pies. Tenía una braga y una camisa. Sus labios se hincharon de tanto morderse con sus jóvenes dientes blancos. Había sangre en sus piernas, en su cuello, en su frente. Sus brazos amarrados detrás, sus pies desnudos en la nieve, a sus lados bayonetas la partisana caminaba. La llevaron a la vivienda de Vasili Klulik Se sentó en un banco de madera Frunció el ceño Quiso agua. El guardia no lo permitió. Los soldados alemanes vinieron. Se apiñaron alrededor de ella como insectos, le murmuraron, le maltrataron. Uno encendió un fósforo debajo de su mentón, otro rayó su espalda con un puñal hasta que el hierro estuvo ensangrentado. Después se fueron a dormir. El guardia ordenó a salir a la calle a la partisana.


Un niño mira a través del vidrio con sus redondos ojos azules. Olvidará lo que ha visto, crecerá, se casará en una noche de verano o una tarde aparecerá de repente en su sueño una joven chica cuyos pies pisan las estrellas en la nieve. Debajo de la nieve de lado a lado hay una calle completamente sola. Sobre la nieve la partisana: sus pies desnudos, sus brazos amarrados detrás, tiene una braga y una camisa, camina al frente de las bayonetas de un extremo a otro. El guardia tenía frío, regresaron a la vivienda. El guardia se calentó, salieron. Duró desde las 22 hasta las 2. A las 2 cambió de guardia y la partisana quedó en el banco sin moverse. La partisana tiene 18 años. Sabe que van a asesinarla. Morir y ser asesinada: en su fuerte rencor no hay mucha diferencia Ella tan sana y tan joven no tiene miedo y no se entristece por morir. Mira sus pies desnudos: hinchados, agrietados, congelados y rojizos. Pero la partisana está fuera de dolor. Está en su piel en su cólera y en su creencia. De vez en cuando recuerda a su madre. Recuerda sus libros escolares. Recuerda un jarrón de tierra brillante con flores azules al frente del cuadro de Ilich. Recuerda su infancia, es muy reciente. Los colores de sus vestidos cortos

casi se pueden tocar. Recuerda el primer bombardeo aéreo. Recuerda los batallones de trabajadores que se van a la frontera y los niños corriendo detrás. De vez en cuando recuerda la parada de tranvía donde se despidió de su madre. Recuerda una reunión del komsomol, eso es muy reciente. El vaso de agua sobre el mantel rojo y su voz entrecortada. Ahora recuerda su voz directa contra el enemigo, que dijo “no” que dijo “no digo” que ocultó su nombre para no delatar nada. Su nombre era Zoe, pero les dijo “mi nombre es Tania” (Tania. En la cárcel de Bursa su foto está frente a mí. En la cárcel de Bursa. Quizá no escuchaste el nombre de la ciudad Bursa. Mi Bursa es una ciudad verde y suave. En la cárcel de Bursa su foto está frente a mí Ya no es el año 1941 Es el año 1945 Ya no están a las puertas de Moscú Nuestros, vuestros, todos los humanos honorables del mundo están luchando a las puertas de Berlín. Tania, como tú querías a tu patria yo también quiero a la mía. Tú fuiste komsomolka, fuiste joven comunista, yo soy un comunista viejo que tengo 42 años, eres rusa, soy turco, pero somos dos comunistas. Te colgaron porque quisiste a tu patria, yo estoy en la cárcel porque quiero a mi patria. Yo estoy vivo, y tú estás muerta. Hace tiempo que ya no estás en el mundo

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y además estuviste muy poco aquí: solamente 18 años. No te saciaste del calor del sol. Tania, eres partisana que cuelga, soy un poeta que está en la cárcel. Eres mi hija, mi camarada. Me inclino respetuosamente ante tu foto: Tus cejas son delgadas tus ojos como almendras, en esta foto no es posible saber de qué colores son. Pero me escribieron que fueron de color castaño oscuro. En mi patria hay muchos ojos de ese color. Tania tu pelo es muy corto, no hay diferencia con el de mi hijo Memet. Tu frente es muy larga, como luz de luna, da tranquilidad y sueño al humano. Tu cara es fina, y tus orejas un poco grandes. Todavía tienes cuello de niña: se puede pensar que ningún hombre te ha abrazado. Y hay un adorno en tu cuello: que linda mujercita.

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Llamé a mis amigos, miran tu foto: Tania, - tengo una hija de tu edad. Tania, - mi hermana es de tu edad. Tania, - la chica de quien me enamoré es de tu edad. Mi país es caliente las chicas se convierten en adolecentes más rápido. Tania, - Nosotros somos amigos de chicas que tienen tu edad en la escuela, fábrica, campo. Tania,

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tú moriste, fueron asesinados tantos hombres honorables y siguen siendo asesinados, pero yo, siento que decirlo es como una vergüenza, pero yo, estoy vivo en la cárcel sin peligro en la lucha desde hace 7 años.) Por la madrugada visten a la partisana, pero ya no tenía botas, gorra ni su manto se los quitaron. Le llevaron su bolso: dentro las botellas de gasolina, fósforos, balas, sal y azúcar. Pusieron el bolso en su hombro. y las botellas en su cuello, Un escrito colgaron en su pecho: “PARTISANA” Construyeron el cadalso en la plaza del campo. La caballería sacó sus espadas la infantería rodeó Trajeron campesinos a la fuerza. Una caja encima de otra, dos cajas de pasta. Encima de las cajas el lazo final de la cuerda con grasa. La partisana fue subida al cadalso. La partisana tiene los brazos amarrados a su espalda se mantiene erguida debajo le pasaron una cuerda. Le pusieron su cuello coqueto, largo en la cuerda. Un oficial curioso, un oficial tiene una cámara: Kodak un oficial tomará la foto. Tania dijo a los campesinos de Koljoz: -

Hermanos, no se aflijan hay que ser valientes no permitan los fascistas quemen, destruyan, maten…


Un alemán le pega a la partisana en la boca, cae sangre de la cerrada boca blanca, de la joven chica. Giró hacia los soldados y siguió: -

Nosotros somos doscientos millones. ¿Se pueden colgar 200 millones? Yo puedo morir Pero los nuestros vendrán . Ríndanse, que aún tienen tiempo…

La gente del koljoz lloraba. El verdugo puso la cuerda. Ahorca su cuello de cisne. Se pone de pie firme y HUMANA dice a la vida: -

Camaradas, adiós. Camaradas, la lucha será hasta el final. Escucho el sonido de las herraduras ¡vendrán los nuestros!”

El verdugo dio una patada a la caja pasta. a de pasta a. Las cajas se fueron rodando. Y Tania colgó.

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anéctotas

SOBRE EL POETA TURCO

Nazim Hikmet

Gonzalo Fragui

Nazim Hikmet y 1.Carlos Augusto León A finales de los años cincuenta se encontraron en un sanatorio de Moscú el poeta turco Nazim Hikmet y el poeta venezolano Carlos Augusto León. Carlos Augusto va a escribir después: “Juntos vimos pasar / por las ventanas del sanatorio / todo el invierno / entre los pinos rusos / llegar la primavera”. Inmediatamente ambos poetas se hicieron muy amigos. Mientras mejoraban en salud, los poetas pasaban días enteros conversando sobre poesía y política en aquel tranquilo lugar. Pero, un día, la habitual paz se vio perturbada por la intempestiva presencia de militares que ocuparon todas las instalaciones y causaron una conmoción general. Minutos más tarde llegó un viejito con dificultades para caminar que se apoyaba en unos jóvenes soldados. Carlos Augusto y Nazim se miraron. Sin decir nada se preguntaron quién sería aquel amable e indefenso anciano que era escoltado por militares del más alto rango.

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Después de varios días, los poetas vencieron la curiosidad y decidieron visitar al nuevo huésped. Llegaron a la habitación y encontraron al viejecillo que estaba siendo atendido en ese momento por una enfermera. Los poetas saludaron y preguntaron si podían pasar. Hablaban en francés. (Nazim sabía francés y

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ruso. Carlos Augusto había vivido en Francia) El anciano, en perfecto francés, respondió que sí y los invitó a sentarse. Inmediatamente preguntó quiénes eran. Primero habló Nazim. -¡Nazim Hikmet!- exclamó el anciano- es un placer conocerlo, yo he leído su poesía. Yo amo la poesía, incluso tengo escritos algunos versos. Después habló Carlos Augusto, quien dijo que era poeta venezolano. -¡Venezolano!- volvió a exclamar el anciano, y ahora habló largamente de su admiración por Simón Bolívar. Nazim no lo podía creer. Carlos Augusto tampoco. Quién podía ser aquel anciano a quien reverenciaban militares soviéticos y que, además de ser poeta, conocía de poesía universal y amaba a Simón Bolívar. Ante la ansiedad, ambos poetas preguntaron al mismo tiempo: - Disculpe la molestia, pero ¿quién es usted?. El anciano respondió con sencillez: - Me llamo Ho Chi Minh.


Las semillasde

2.-

En marzo de 1933 fue encarcelado en Bursa, Turquía, el poeta Nazim Hikmet. La celda era tan pequeña que Nazim, muchos años después, va a decir en su Autobiografía: “… necesité seis meses para recorrer cuatro metros cuadrados de sombrío hormigón”. Una celda diminuta donde el poeta va a permanecer solo e incomunicado. Tenía una puerta de hierro, con una ventanita para pasar la comida y, al fondo, una pared que daba a la calle, con una ventana semiarábiga de barrotes en lo más alto, por donde entraba aire fresco y un poco de sol. En los días de lluvia, Nazim miraba los charcos de agua en el patio del penal donde se reflejaban los tejados rojos, las nubes, las pa-

Nazim Hikmet redes, y su corazón se alegraba con la llegada del sol. Por las noches, a través de la ventana, se conformaba con mirar la claridad de las estrellas, pero no podía escribir. No tenía cómo. Apenas grababa, con sus uñas, el nombre de la amada en la correa del reloj. El carcelero no permitía pasar ni un lápiz ni un libro, mucho menos la máquina de escribir. Sólo entraba la comida, la única razón por la cual se abría, de vez en cuando, la ventanita de la puerta de hierro. El carcelero depositaba la bandeja con comida fría, casi incomible, y luego se marchaba. Pero un día, se celebraba algún aniversario de la República, el carcelero no sólo trajo

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comid comida d digna sino abrió la que incluso i puerta puer rtt de la celda, se quedó qued dó ó conversando un rato raa y regaló una manzana manzan n al poeta. A pesar dee su aparente durreza, re za, el poeta poeett vio ternura en del carcelero. los ojos d El poeta disfrutó manzana y lande su m d zó las la semillas a un rincón. Pasaron los rin n días, dí íaa el carcelero volvió a su normavo oll lidad, lida ad d no permitía diálogo alguno ni diá áll hacía ha acc favores, pero inesperadamente in nee las lla as semillas empezaron a germinar. za ar Ell poeta juntó tierrita con el polvo del piso de lla celda, guardó parte de su sed para compartir la escasa agua y, al cabo de unos días, vio que unas delicadas planticas luchaban por abrirse paso a la vida. Como pudo, el poeta pidió al carcelero que le llevara un envase con un poco de tierra. El carcelero se negó de entrada, después preguntó la razón. El poeta le mostró las maticas. Le dijo que eran de la manzana que él le había regalado. El carcelero dijo que estaba prohibido, pero al rato regresó con un pequeño envase de plástico que contenía tierra. Colocó el envase donde diariamente ponía la comida, cerró con dureza la ventana de hierro y se marchó sin decir nada.

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El poeta, que no tenía nada que hacer, sembró cuidadosamente las maticas en el envase. Pero, como el sol no llegaba al piso, y mucho menos al rincón donde nacían los pequeños manzanos, el poeta diariamente alzaba el envase con una mano y lo ponía a la altura de la ventana para que las maticas tomaran sol. Cuando se cansaba con una mano el poeta seguía con la otra. Un día el carcelero lo descuComarca

brió y le preguntó qué hacía. Nazim le dijo que estaba dándole sol a las maticas. - Tenía que ser poeta, fue el único comentario del carcelero. Pasaron las semanas y el recipiente empezaba a quedarle pequeño a los manzanos. El poeta no sabía qué hacer. Así que un día esperó al carcelero y le dijo que se los llevara, que los sembrara en el patio de la prisión o donde él quisiera. El carcelero dejó la comida, miró receloso el envase y aceptó las maticas, más por fastidio que por otra cosa, y se marchó. Cuando Nazim salió en libertad se fue inmediatamente al exilio. Sin embargo, una amnistía general le permitió regresar, años más tarde, invitado por estudiantes de Estambul. Los periodistas lo entrevistaban y, los periódicos, que antes lo habían vetado,, ahora p publicaban largos reportajes, con fotografías, donde el poeta anunciaba que estaría ía unos meses en el país, dando recitales citales y conferencias. Una mañana, mientras desayunaba y hojeaba el periódico, el mesonero o del hotel le entregó una pequeña cesta con manzanas. El poeta preguntó a qué se debía esa deferencia. El mesonero señaló a un señor que se encontraba raba parado en la puerta erta del restaurant. Nazim se dirigió a la entrada y agradeció eció al señor por ell obsequio. - No tiene nada que agradecerme, decerme, le dijo el señor, esas manzanas las sembró usted. Era ell carcelero de Bursa.


La poesía de Jorge Valero David Cortés Cabán

Cálidas palabras deja el rumor del viento

J. V.

Entro a la poesía de Jorge Valero como quien entra a un bosque luminoso, a un espacio donde prevalence el esplendor del mundo. Y es que esta reciente antología, El verbo de los ángeles [1], nos muestra la singular obra de un poeta que ha venido haciendo una poesía llena de vitalidad y de esperanza en la vida. La esperanza es un símbolo central en la configuración de estos textos. Es decir, un símbolo de la plenitud del mundo que el poeta crea en un lenguaje solidario y directo: “…la esperanza es renacer”, nos dice; y en otro verso: “El llamado de la esperanza está allí, allí aurora la vida” (p.72). Esta visión esperanzadora del ser ya la ha destacado excelentemente la poeta y crítica María Auxiliadora Álvarez en la intruducción que acompaña estos poemas: “…una esperanza que no nace de la ingenuidad sino de la sabiduría”, nos dice (p. 20). Ciertamente, es esa sabiduría la que encarna una manera de estar en el mundo, de sentir la esencia del ser como una manifestación de la naturaleza. La vida, la naturaleza, el cosmos mismo vistos no como entidades contradictorias sino como un espacio donde las cosas confluyen armoniosamente. Una realidad en la que la mirada rescata la presencia de las cosas. De ahí que el primer poema del libro sea una especie de lectura del universo. Ya en el primer texto, “En el papiro infinito del tiempo”, se fijan los rasgos que configuran no sólo la visión poética del autor sino también su postura hacia la vida, el amor, el ser, la naturaleza, la belleza, la amistad, la esperanza y la fe en el universo que todos compartimos:

[…] Recorro los caminos de mis preguntas. Sin saberlo. Intuyo el verbo, el gesto, la mirada. Allí presente. Silencioso. Refugiado incesante en la palabra del poema. Del papiro. Del Dios fuego que aviva el divino aroma del incienso. Se enmudece el pensamiento de profanas palabras. Una imagen serena. Poesía: una constelación de sentimientos que reconstruye el amor, con el lenguaje de la noche. (p 72) La intuición así como el gesto o la mirada son signos referenciales de ese mundo. Formas de conocimientos que nos revelan un sentido esperanzador de la vida. El simbolismo que encierra la palabra “papiro” destaca una lectura del mundo y del entorno, un diálogo del autor con la realidad de las cosas: “En papiros funerarios / toco, palpo, leo, / fórmulas mágicas / de lenguas misteriosas / que recito / a la caída del sol”, nos dice (p.78). Y es que para Valero la poesía también es simultaneidad. Es decir, un acontecer que trasciende el sentido del tiempo. Toda la historia misma con sus mitos y transformaciones, con su cotidianidad, con las vivencias del amor, el dolor y la vida funden las vastas e inconfundibles huellas del presente y del pasado. Para el poeta, la escritura encarna una especie de papiro amoroso que proyecta una estética de la naturaleza y la existencia: la celebración del universo. Los ángeles, la luz, la flora y la fauna revisten el sentido de esta celebración con imágenes conmovedoras que hacen de la lectura una experien-

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cia memorable. Sin pretensión de descubrir lo que ya la naturaleza y el amor le han revelado, el poeta fija su mirada en todo lo que le rodea. Una mirada que le devuelve el paisaje por el que ha transitado. Ese camino en que las palabras, como en un acto milagroso, le traen una y otra vez el lenguaje del mundo, una poesía en la que el poeta mismo pone a prueba su intimidad, su corazón habitado por la ternura y el amor. Por un momento oigamos el pájaro que despliega su cántico en estos versos: Cántame, pájaro la balada del mar el eco del río tu música sonora y de esperanza. Entrégame tu arrullo y anima con tu canto mi nostalgia. Te espero en la orilla de la sombra coreando la tonada del sol. Los dioses fraguan tu voz, pájaro, con la luz que presagia mi destino. (“Pájaro”, p. 116)

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La luz será siempre en esta poesía de Valera una vía de conocimiento, una reiterada presencia que al igual que el pájaro, el ángel, el sol, el papiro o la piedra afirmarán esa visión de mundo. No la luz dañina o contaminada por las sombras del odio o de la muerte, sino la luz que sugiere un compromiso con lo que la vida misma le ofrece al poeta ya sea en el plano amoroso, politico, social o poético. Es decir, su destino humano forjado en la sincera armonía de ese horizonte reservado a su vida. Por eso el mundo se le ofrece como un escenario donde el presente y el pasado confluyen como en un viaje definido por la esperanza. Su pensamiento se abre hacia la imagen de la infancia como un recuerdo que proyecta sus vivencias. No para dolerse de lo que quedó atrás, sino para fortalecer su espíritu. Para expresar un sentimiento que es además representativo de la experiencia misma de su

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vida. De en esta D ahí hí que todo t d lo l que acontece t t poesía trace la visión que funda gran parte de estos poemas proyectando esa exaltación simultánea de la existencia. En este plano el hablante contempla su pasado, su estar en la esencia de las cosas que llenan de sentido su realidad humana. De este modo, esa semblanza de la infancia destaca la realidad integradora del presente como en los poemas que aparecen en la sección “El altar del recuerdo” y “El llamado del Momboy”, y de los que cristalizan más nitidamente las profundas sensaciones que marcaron la infancia del poeta: “Recuerdos de niño”, “Jolgorio en el yagrumal” o “El trapiche de Agua Clara”, todos nos dan una estampa donde lo cotidiano va dejando paso a una imagen que proyecta las cosas que un día fueron y que ahora permanecen en el recuerdo, pero sin dar lugar a ninguna amargura o resentimientos: […] III Palomas de febril aleteo merodean los techos de zinc. Acrobáticas iguanas trepan árboles centenarios y superficies vegetales.


Pericos cantan inarmónicos coros. Con la negrura de sus plumas el pájaro jumí anuncia la proximidad de la muerte. Gatos lloran en trifulcas indescifrables. Endemoniadas reyertas de perros en solares poblados de higos, mangos y cambures. IV El lechero va dejando en la madrugada cántaros de telúrico néctar en las casas de la comarca. Y el burro calmo rebuzna en voz mansa con irónico tributo a los durmientes. (“Recuerdos de niño”, p. 124) Es ésta una poesía sentida al contacto de la naturaleza y los seres que poblaron la niñez del poeta. De esas experiencias surge, en parte, la realidad que copia el paisaje de este imaginario poético: una profunda sensibilidad que estalla como una llama sobre la memoria del tiempo. Y es que el poeta ha sabido expresar la intensidad de sus experiencias con naturalidad y amor en su caminar por el mundo. La memoria de la niñez reitera estas vivencias poniendo en perspectiva la ternura de esos sentimientos, sin olvidar tampoco la vulnerabilidad del destino humano. Por eso reitero que para Jorge Valero la poesía es una gran celebración, un sentimiento que traspasa al poeta y le revela el esplendor del cosmos: “Las hojas del cambural / dialogan con las piedras / las piedras se posan / en las pupilas del manso arrollo” (p. 136); nos dice, para luego seguir en la continuidad de ese sentimiento que no conoce fronteras porque en él va el alma del poeta como una fuerza silenciosa sobre las aguas del Momboy: Un arrullo de trompetas riega sus ecos con el viento de los cañamelares. En imagen de caracol afloran siete colinas

entre nubes. Las aguas del Momboy arrullan el festín de los espíritus animan el cortejo feliz de la parranda. Los niños duermen en la espiga luminosa, sueñan golosinas en la fiesta de San Juan Bautista. (“Siete Colinas entre nubes”, p. 142) Sentir la dicha de la convivencia, sentir también la armonía del universo en todas sus manifestaciones es, en cierto modo, lo que busca la justa pureza de este lenguaje que recrea el pasado; pero además, la presencia de un “yo” consumido por el amor, porque el amor es también un motivo central de esta poesía. Un motivo que justifica el tono de estos textos. Por el amor el poeta logra expresar su íntima realidad con los seres y las cosas que inquietan su espíritu; por la poesía el pasado se le revela en la evocación de los amigos y poetas, y de los familiares y conocidos que han partido hacia un cielo más alto y luminoso. Pero el poeta canta con su ilusión y su alegría, y con su ternura y su esperanza. En su voz la poesía se transforma en “el verbo de los ángeles”, porque solo así es posible acercarse a su realidad amorosa: “El verbo de los ángeles / toca las campanas del cielo / coros nupciales / entonan himnos de amor” (p. 262), nos dice. Así, en las últimas secciones del libro (“Encantado en el retablo” y “El rito de sus aromas”) su expresión se acerca a un modo de decir más íntimo y reservado. Allí la intensidad del amor se convierte en una absoluta presencia: “Escucho el cántico de su corazón, / fuego y follaje de mar” (p. 272), reitera en estos versos, para señalar más adelante: “Danza en el jardín / de relucientes alhelíes / brilla en el mar / su transparente sonrisa” (p. 274). Esta visión personal del amor encarna un sentimiento depurado que proyecta la imagen del mundo y de la vida en la presencia del ser amado. Este sentimiento aparece aquí

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no deliberadamente sometido al erotismo de la carne pues surge como evocación amorosa en sincronía con la visión del universo. Esta imagen del amor nos transporta a otro plano en el que más que una realidad concreta lo que percibimos es el modo idealizado de un amor expresado en un lenguaje de evocaciones. Las palabras de las que el poeta se vale para crear sus imágenes ( “ninfas”, “sueños”, “cáliz”, “danza”, “coros celestes”) nos transmiten la naturaleza romántica que de esa visión: Retoña el polen en la oquedad de la tierra En el regazo del tiempo se oculta una dúctil figura Flota la alada sonrisa en el santuario de la fertilidad Levitan los cuerpos con el tono del gon Los cantos gregorianos se elevan con plegarias En la lumbre del sol se revela el misterio del amor. (“Misterio”, p. 2294)

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Las imágenes de estos poemas reflejan una u percepción idealizada idealiza excepdel amor. Con exc ción quizás del poema poe habititulado “Estoy ha tado de humedad” (p. 314), la mayoría de estos es textos nos transmiten no la realidad concreta de un erotismo que parte de una u experiencia personal sino s idealizade una concepción ideali da del cuerpo: “La ssueño / escueta en la sombra / otando flot o ando en la luz / y el vientre vien del ccrepúscupús lo” (p. 298)

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señala en estos versos: y, “¿Dónde podría encontrar / lo que no me ha sido dado?” (p. 306), reitera en este otro. Porque como hemos visto en esta lectura, el amor da la impresión de un anhelo que se manifiesta no necesariamente como una realidad física sino como un deseo sumergido en la palabra o en la mirada que busca obsesionada el perfil de ese cuerpo. Esta misma intuición recoge el concepto amoroso de su interioridad, no como una queja sino como un pensamiento guiado por la ilusión de rendirse a la belleza del cuerpo que busca poseer: “Con el paso de las horas / corre mansa el agua clara / sobre el firmamento / de su cuerpo” (p. 340). El verbo de los ángeles es un libro que traza el sentir del amor, de la vida y del tiempo en un estilo que se distingue por la evocación y el contenido de sus imágenes. Jorge Valero ha logrado exponer, con gran naturalidad y belleza, una visión que nos muestra siempre el sentido de la vida y la esperanza en la solidaridad humana. El verbo de los ángeles nos muestra que la poesía es un espacio íntimo y silencioso donde cada lector puede reencontrarse a sí mismo, o como señala la contraportada del libro: “un largo cántico celebratorio de la vida, una sólida sobrevivencia del amor y de la alegría en acto de reverenciar la dádiva abierta del mundo con igual generosidad”. Notas: 1. Jorge Valero. El verbo de los ágeles / Word of the Angels (Houston, Published by CITGO Petroleum Corporation, 2009. El libro está dividido en nueve partes. Cada una mantiene un equilibrio expresivo en relación a la temática y configuración total del texto, pero también estas secciones difieren en el tono, los matices y la confección de los versos. En el prólogo escrito por la poeta María Auxiliadora Álvarez se nos ofrece, con claridad y lucidez, un juicio valorativo de la poesía aquí reunida. La traducción de los textos al inglés ha sido realizada por la profesora Linde M. Brocato. 2. María Auxiliadora Álvarez, “El mundo iluminado de Jorge Valero: Para una poética de la esperanza”. Pág., 20.


Signos de la intimidad, en la antología poética de

María Ángeles Pérez López , a propósito de Materia reservada Carlos Danez

La intimidad al ser revelada por la palabra se vuelve poesía. María Ángeles Pérez López en Materia reservada devela una conciencia existencial empíricamente femenina que nos circunscribe a conocimientos de la naturaleza. Las palabras viven, actúan, y reaccionan, según lo elucidado en un salto al vacío, previo a su objetivación en la escritura. Así, desde la Mismidad, los significados adquieren trascendencia en el poema, e inician su viaje a la Otredad. La editorial venezolana El perro y la rana, ha publicado bajo el título Materia reservada, una antología a cargo de Luís Enrique Belmonte prologada por él mismo, de la poesía de la escritora española María Ángeles Pérez López, en la colección Poesía del Mundo, serie Contemporáneos. El prólogo que precede a la configuración de la lectura, se propone evidenciar cómo se establece, mediante momentos existenciales de la alquimia, una analítica trascendental de la relevancia exploratoria a partir de la materia, que esta autora emocionalmente transfiere en un intercambio de signos y su transubstanciación, en escritura. Al abordar una segunda lectura de esta Materia reservada, formulo una pregunta, para que me guie como cálida lumbre: ¿Acaso se puede hablar de una poética propiamente femenina y de lo que la determina? De Tratado Sobre la Geografía del Desastre (1997): TANTA flor de espuma/ y trinos amarillos para el tiempo/o frutas sugerentes… Los signos existen en tanto objetos físicos que se cosifican cartesianamente. SE que poseo algunas cosas, / ¡ay mi pequeño afán coleccionista!, / la caja desatada de los truenos, / un oscuro baúl para las lágrimas, / alicates y algún dedo de agua de algún

sitio,… Signos de los que diremos, están modalizados con una sutileza peculiar, porque en el caso de María Ángeles Pérez López, la modalización está determinada por su sensualidad, lo que no significa el alejamiento categórico de la comprensión; más bien, ésta se manifiesta como una libre necesidad interna: Yo no sé lo que haría sin la gloria del tacto, / sin la efímera gloria del tacto, /puñalada de luz en el desastre. ¿Acaso (en este caso), es un estado de conciencia de lo femenino el que colma los signos de significados? La memoria de los signos y el recorrido de sus niveles, permiten anticipar la escogencia de los sucesos, sin que se trate de una “dimensión histórica del capricho”, sino que estamos ante la presencia de una conciencia imaginativa analítica y vital. Existe desde su poesía, una continua referencia a la sangre, menstruación y totémicas alusiones rituales…hasta el vértigo inicial de mujer ceñida/ por signos, apenas roturados en su

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cuerpo. / Mi madre, y la suya, la suya de la suya/ se agachan despacio y miran en silencio/… Más adelante, con un clarividente toque de conveniencia, concluye comprometiendo al poema –sacerdotalmente- en un acto de circunscripción a la palabra: La palabra es una excrecencia más tardía, / no nos ha sido dada por igual, /ni siquiera en mi origen más cercano/ se encuentra el don de hablar y conjurar a la muerte. / Pero estoy condenada a nombrarlas a todas. Es el proceso (por estar descontento ante el fin) del viaje de la existencia a la (invariante) trascendencia, en tanto los fenómenos y sus variaciones, son explicados en un sistema de códigos, entre estados de brillo esperanzador y desesperación. El sujeto autoral es expresado por el orden cósmico del lenguaje. Este poema de exaltada sensorialidad, cargado de alegorías estéticas y simbolismo, nos permite pasar en un continuo trascendental a marcos de referencias más personales y profundas: CAEN las hojas con un fragor indescriptible escucho cómo tiemblan contra el suelo golpean las aceras salpican entre el barro de las calles escucho cómo conspiran en las ramas su estrategia de caída sus modos disciplinados de caer pueden rozar el agua y suspirarla pero se imponen nuevos métodos hermanas compañeras hijas del mismo aire que respiro escucho el ruido de los nervios exaltados excitación ante el combate las consignas reclamos ¡¡ oh modos tan exactos de caer!! miradas de arcángeles soberbios el gesto de un ángel turbador desnuda su belleza y rescatada

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El cuerpo humano es el límite entre los de adentro y lo de afuera, es un campo de com-

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bate donde convergen especies diferentes de signos. En el cuerpo se encierra el enigma de los géneros dando lugar a una gramática determinada… ¡Cómo cambiar baúles de memoria/ y muñones de tiempo sin espiga/ por dos litros de viento huracanado/con los que perfumarte la cabeza/ y ungirte oasis en vientres arenosos! Los textos abren su interpretación a la penetración sin límite, o quedan determinados al proceso temporal y luego se hace inevitable aceptar sus inmediatos desprendimientos poéticos, en los que María Ángeles Pérez López en todo caso, se pierde de vista…He tenido un llanto largo como una llaga/ que ha ido menguando, y al fin, tan pequeñito, / no queda ni el pudor de carne trasparente/ ni el pudor de haber sido/ un cerco insoslayable de células nerviosas/ tan tibias y feroces como el sexo. De La sola materia (1998):…Por eso los membrillos quedan reducidos/ a su sola materia descompuesta, / mientras sueltan sin orden, jerarquía, / la semilla perfecta en su esfericidad/…Lo cotidiano y femenino (como pre interpretación), se actualiza en signo-acto como oficio, de manera enunciada para la esencia trascendental del poema. CRUJE el andamiaje de las cosas/ cuando el viento remueve las paredes/ de su cimiento solido y compacto… Enunciados domésticos, de procesos temporales en los que ocurren eventos que son fenómenos objetivos: EN el vientre impaciente de la lavadora/ los colores se mueven por capricho/ cuando voltea la máquina, se mece, / contorsiona su línea vertebral/ sometida por leyes intrigantes/ al ajustado margen del temblor, / la sacudida, el espasmo…. La observación ve en la luz de las apariencias, para pasar por experiencia, a otra instancia donde los signos participan desde el movimiento en categorías oníricas… Componen un universo impredecible/ y juegan a que tiñen el lino, el algodón/ las telas indefensas en el inquieto espacio, / las telas que se apropian del gris, / azul marengo/… Lo cotidiano como consuetudinario suele engendrar desprecio, algo así aducía Shakespeare; sin embargo, tal flexible durabilidad y especificidad, es sometida por la poeta María


Ángeles Pérez López, a un reexamen sensorial que valoriza los signos, condensando por el logos, las energías antes diseminadas… Las cortinas reposan en su calma aprendida, / en su calma obligada y repetible, / y yo me acerco despacio hasta la cama / para rozar las sabanas, la colcha, / por si guardan memoria de la noche/ del tacto de la piel entretejida/ al pudor de la almohada, /del susurro del tiempo y de la voz/ cuando se agosta el día y su miseria… Hay en estos versos el impacto de un estilo esencial, un modo poético – quizás metódico y terapéutico - cristalizado según la frecuencia, de lo que en las últimas décadas del milenio, fueron llamados elementos urbanos. Algo tan común como la cotidianidad que no refuta lo poético y trascendente. De Ángel de la ira (1999)… El acento imposible en cada nota, / ese temblor del aire cuando vibra/ porque viene la música de lejos, / de dentro de la piedra soñadora, / de su oculto deseo por el agua… La concupiscencia del cuerpo que se deteriora, de modo cruel y degradado en el tiempo, con su música, fuego y luz. Para finalmente decir: …porque si hay que morir al menos elijamos. De Carnalidad del frío (2000)… y el tacto es una forma nutritiva/ y exacta de sentir sobre la sangre/ el viaje subterráneo de la dicha… La escritura del cuerpo requiere precisar entre deseos, lo inefable de la ferocidad en el amor. El discurso acude ceremonioso a la fabula elemental…porque la boca tiene su fiereza/ con que rasgar el centro celular/ de la carne apretada y concedida. Acude a las descripciones atávicas con libertad, al otro para peticiones dichosas y trascendentes:… Hazme aérea, volátil, vaporosa, / izada en el pináculo del tiempo. Cuenta el mito donde Tiresias, el adivino, quien fuera mujer y hombre nuevamente, fue consultado por Zeus padre de los dioses y su esposa Era, acerca de quién gozaba más el acto sexual: si el hombre o la mujer. Y Tiresias respondió que la mujer. MIENTRAS estoy subida sobre ti y juntos arqueamos la bóveda del cielo sólo puedo escuchar el rumor de mi sangre golpeando los poros, la pared de la piel, el tambor de cristal de la sangre bombeando

varios litros espesos por minuto. Cuando estoy sobre ti no pienso en casi nada, sólo siento una zona del sol que me conduce al amarillo hueco del calor, al lugar en que tiemblan las espigas antes de su recolección para la hoguera. Porque tiemblo y escucho la pulsión de la sangre como si fuese tierra que se estuviese haciendo en el horno inicial del corazón del mundo, escucho su rumor subiendo de volumen antes de su erupción en lava y en ceniza y su anverso es el génesis pero tiene también transustanciado el rostro de la muerte. Y es que mientras estoy subida sobre ti me llegan otros ecos de desastres, lo del desplome azul de las casas de Oriente que alguien cuenta en la radio, no le tiembla la boca: Afganistán es nombre de tristeza si ha habido un terremoto y no era de placer. Por eso continúo subiendo por tu pene y así estoy conjurando la caída del tiempo, la caída devastada de la gente en Tajar, la redención – que es falsa- del sufrimiento horrible porque atrapo un instante nuestra gloria insensata. La Carnalidad del frio, acaso Eros es la fría tánatos, o Eros es la gloria trascendente en el poema. Con qué exactitud es descrito el goce de la carne, el cuerpo exalta cordial su musicalidad y el placer es después negado, por ubicuas reflexiones, acerca del tanático sufrimiento en los otros. Quizás en el entorno del Paraíso, algo similar ocurrió cuando Beatriz encontró a su Dante. En la poesía erótica, creo que si existe un rasgo que es únicamente femenino, sin duda, nos encontramos en La Carnalidad del frio, ante un poema erótico contemporáneo de habla española, de los más descriptivos y precisos en su logro. De La ausente (2004)…Me declaro la ausente, / la que deja su cuerpo en cualquier sitio/ como quien se abandona con cansancio/ y parece mirar

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cada grano de arena/ que cae pesadamente mientras mide/ la ruidosa llegada del futuro, / pero en verdad escucha los quejidos/ que los otros esparcen en el viento/ como los sembradores de cizaña… La manera de nombrar de la mujer jamás, ha de ser semejante a la del hombre. Si sus cuerpos son diferentes, sus almas también lo son. Poco se puede decir de la diversidad en la percepción, pero sí es evidente en el plano expresivo, la escisión de los géneros. El cuerpo desnudo del hombre expone sus órganos púdicos, en cambio el cuerpo desnudo de la mujer los oculta, tal como Heráclito decía acerca de la naturaleza del logos, la que suele ocultarse. María Ángeles devela con profundidad la exasperación en la existencia. Notamos la presencia de comprensivas cavilaciones, cuando le escribe a un pájaro agonizante: El pájaro que viaja bajo el cielo/ y viene a golpearse contra el coche/ como quien cae rendido y se levanta, /arrastra sus cartílagos, su sombra, / su corazón caliente y separado/ en cuatro habitaciones para el aire… También le escribe a la vitalidad del niño mago y se superponen con clarividencia las imágenes:..Esconde el corazón y su agitada/ torre en que respiran las palomas/ y toca con las manos el horizonte/ mientras la tarde tiñe sus telares… Igualmente la miseria humana que en forma perenne y monstruosa, lleva a cuesta su pretérito; es descrita y enunciada: …El hombre que hemos sido en el pasado/ se acerca y nos saluda en

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su indolencia, / confunde aniversario y dolores/ reclama lo que no hay desde hace años, /escucha y llora en cansancio tosco, / paladea palabras muy remotas… María Ángeles Pérez López encarna lucidamente a la mujer que interroga lo emocionalmente incomprensible, arremetiendo contra lo inefable, para poblar de aliento la conciencia. De su escritura siempre se desprende la permanencia vital como significación, contraponiéndose a la insensatez de la existencia y al sentido tanático que es exhibido en el poema, desde su naturaleza rítmica:…un súbito aleteo en el que el tiempo/ tiembla y desaparece calcinando, / viene a ser como un cuerpo no visible, / un modo de encontrarnos sin caer… Un Mamut con conciencia de Mamut es similar a la conciencia de la poeta:..Pero después el día trae el deseo/ y viene la alegría y el antojo/ las hojas diminutas de coraje/ su apetencia herbívora y feliz/ para rumiar el tiempo y digerirlo. En toda la obra y martirio de esta primaveral escritora, encontramos una secreta musicalidad que de manera genuina e intensa, se hace mito. Resta esperar de este reseñador que la pregunta formulada al principio, no fuera fácilmente respondida, quedando entre la pregunta y la respuesta la expresión poética de María Ángeles Pérez López. Toda hipotética afirmación del intelecto es menor que cualquier verso de esta breve antología, titulada Materia Reservada.


“Más“Más allá espectros” alláde de los los espectros” La confluencia poética entre la vida y la muerte en la obra de Carlos Rodríguez Ferrara

María Fabiola Di Mare Linares Carlos Rodríguez Ferrara creaba una poesía profundamente consustanciada con las imágenes del mundo griego. Sus estudios en Lenguas y Literaturas Clásicas, sin duda alguna, le permitían esta prerrogativa que le facilitó plasmar una poesía sumergida en un mundo de misterio, algunas veces un tanto lúgubre o a veces dejando notar un resplandor de luz de ese pasado que parece remoto en su obra, su infancia. En Más allá de los espectros, el espacio semiótico en el que se desarrolla el texto es mágico y tiene profundas referencias con la noche. El lector se introduce en lo misterioso y en un ambiente lúgubre que a su vez se vincula con añoranzas y recuerdos de una infancia y adolescencia, plena de naturaleza, de olor a jazmines, de tardes de vino con su padre, de recorridos en el mercado y de ambientes de páramo montañas. Sin duda circundados por montañ alguna es una obra que q se mueve entre esas dos dualidades, el Eros dualid y el Thánatos, la vida y la muerte. La vida refulge een esa ansia felices, por recordar momentos mome tardes de alegría y de vino. La muerte, al desearla, al incansablemente buscarla inca como la única forma de liposible para un beración pos que la poeta que siente s vida es algo muy fuerte para él. Todo esto forma parte de una psiquis compleja sumergicomplej da en lo que Julia Kristeva (1997) Krist denominaría co mo una cri s i s como melancólica-depresiva. melancólica

Es por esta razón que en el presente estudio se trabajarán estas dualidades, la muerte como el descenso al Hades y búsqueda de libertad, y la vida, representada en la nostalgia por retornar a los orígenes, volver a la infancia y a la adolescencia, es decir, se observa la presencia de una situación de melancolía por el objeto perdido. En Más allá de los Espectros (1984) de Carlos Rodríguez Ferrara1, la trascendentes de sus versos se encuentran en el tema de la muerte, acompañada de nostalgia y de retorno a los orígenes. Por esa razón, se estudiará su relación profunda con La Odisea de Homero. Como una poesía de profunda intimidad, subjetiva e introspectiva, el poeta Rodríguez Ferrara representa un discurso poético configurado alrededor de la muerte, al que se le concatena la desesperanza y la nostalgia por tiempos pasados y el deseo de retornar al origen. A continuación intentaré profundizar en este tema a partir de algunos poemas que considero representativos de esta tendencia en la obra Más allá de los Espectros.

La muerte y el descenso al Hades La idea de muerte en la poesía de Rodríguez Ferrara está ceñida en torno al concepto que tenían los griegos, es decir, muy diferente a la manera en que se representa la muerte en la tradición católica-cristiana, donde existe el cielo y el infierno. Para los griegos el Hades es el destino inminente de todo aquel que muere. Tanto en la Ilíada como en la Odisea está muy bien representada esta idea puesto que tanto buenos como malos, mujeres, hombres, héroes e incluso divinidades descienden hacia el ponto oscuro donde deambulan las almas de los fallecidos. 123

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En la siguiente cita de Más allá de los Espectros se puede percibir la relación de la muerte con el descenso hacia el Hades: Ayer vi un camino descendente, Se oscurecía, goteaba hojas Todo en él temblaba, incluso hablaba lenguas muertas. Distinguí una expresión de paz en su aire. No importa, porque no estaba perdido. (p. 13).

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Se puede percibir en este poema como la muerte tiene relación con un descenso a las profundidades de la tierra, con caminos descendentes, obscuros, es decir, el Hades, el mundo subterráneo donde, según la tradición griega, descienden las almas al morir2. La oscuridad del Hades se puede también percibir en las preguntas que le hacen las almas a Odiseo al verlo: “Laertíada, casta de Zeus, ingenioso Odiseo, ¿cómo tú, ¡desdichado!, dejando la luz de tu día, a los muertos visitas en este lugar tan solemne?” (p. 172). De tal manera que con la asociación de la oscuridad, la ausencia total de luz y el descenso del camino, parece evidente que Rodríguez Ferrara se refiere al Hades, a un mundo de sombras. Simbólicamente podría suponerse que el poeta, al afirmar que no está perdido es porque reconoce estar en el reino de Hades y Perséfona. En el siguiente verso del poema Quise escribir, Rodríguez Ferrara sigue describiendo con más detenimiento ese mundo al que después

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de la muerte estarán destinadas las almas: Resultó el recuerdo de vías oscuras, temblores, y un largo camino que da vueltas y se hunde (p. 15). Nuevamente los espacios de esta poesía se refieren a la oscuridad, a la longitud de un camino descendiente, circular. Concuerda esto con la descripción que hace Dante Alighieri en su Divina Comedia sobre el infierno en caminos circulares; no obstante, este escritor italiano concuerda con el cristianismo en la idea de cielo e infierno como dicotomía que imparte premio o castigo en el más allá y como respaldo de moralidad y de buen proceder humano. Este otro transitar por la muerte, conforma una propuesta poética que se traduce en liberación profunda, en una dimensión distinta hacia la muerte. “Vivir es morirse” dirá Ramos Sucre. Para Rodríguez Ferrara, de manera paradójica, escribir es dar vida a la muerte. En su ars poética, la metáfora creadora abre múltiples sendas a la expresión de la muerte en sus versos. Pero no muerte como cese, sino como salto y comienzo, como liberación constante.3 El poema Más allá de los espectros tiene esa aura de tinieblas y expresa el llanto y la desesperación que se siente en el Hades. Más allá de los espectros se sienten cosas: pesadez en el alma; tristeza por lo hermoso. (p.16)


Quiero permanecer oculto entre columnas infinitas, pasearme entre ellas y quizás con sorpresa encontrarme. Ante mí pasean rostros blancos en un cielo de muerte que me hacen presentir lo malvado frente a los cadáveres sobre el mar, en los pájaros que caen en los brazos mutilados. (…) (p. 14). El Tártaro era la esquina más lúgubre del mundo subterráneo.4 El poeta Rodríguez podría estarse refiriendo a los muros que rodean este profundo y oscuro lugar del Hades, donde hay seres malvados y horribles imágenes mortuorias. Las referencias al mar y a las aguas profundas también están presentes en los poemas de Carlos Rodríguez Ferrara, tal es el caso del poema El mar no es misterioso:

En el Canto XI de la Odisea el llanto, la tristeza y la desesperanza se manifiestan en varias oportunidades. Las almas que Ulises encontró en el Hades se ahogaban de tristeza, al tiempo que el mismo Odiseo lloraba al ver a su madre difunta, a quien dejó viva antes de partir a Troya. Llantos que se acrecientan y tristezas hondas, acompañadas de tinieblas sombrías abundan en el mundo subterráneo, donde las almas lloran por su muerte y por todo lo que han perdido en la tierra. Dentro del Hades se encuentra el Tártaro, que sería el lugar más lúgubre y tenebroso del mundo subterráneo donde “están encerrados los titanes y todos los que en vida hicieron mal” (Gáfaro, 2002, 40). Rodríguez Ferrara estaría haciendo referencia a este lugar, el más sombrío y tenebroso del Hades, tal como se expresa en el poema Quiero permanecer oculto.

El mar no es misterioso. Sólo hay piedras, corales, peces y agua. A veces es muy oscuro tanto que da tristeza. Como un espejo refleja lo que él quiere que veamos, y si nos acercamos ¡nos perdemos para siempre! condenados y errantes. El mar no tiene Virgilio. (P.20). En el canto X de la Odisea se denota claramente que para asistir al Hades, Ulises debió ir en su navío y navegar por el Océano; tuvo que ir hasta el sitio donde vierte sus aguas el Cocito en el Aqueronte y abrir un hoyo en ese sitio y ofrecer ofrendas por todos los muertos (p. 166). En efecto, el Estigia y el Aqueronte

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eran los ríos más importantes que surcaban este mundo (Gáfaro, 2002, p. 41), de allí las constantes alusiones de Rodríguez hacia el mar o las aguas profundas y oscuras, pues no es más que referencias al ponto vinoso al que tanto se refiere Homero. El océano, el mar y el río Aqueronte son las puertas del Hades. “El Aqueronte debían cruzarlo todos los muertos para entrar por las puertas de bronce” (Gáfaro, Ídem)5. El poeta podría referirse en el verso anterior a que el acercamiento con el río Aqueronte implica una pérdida para siempre, es decir, al entrar al Hades ya no se puede salir, el alma está destinada a la tristeza y a la oscuridad, no hay escapatoria, tal y como no la tuvo Eurídice, quien se quedó en el mundo subterráneo añorando a su Orfeo. Uno de los aportes importantes de Rodríguez Ferrara es la recreación que hace del inframundo en sus versos. Muestra a la vida atenuada, enrarecida y reducida que busca sentido a través de la poesía. Su planteamiento parece una reflexión metafísica sobre la vida y la muerte.

pasado perdido. En el siguiente poema aparecen otros elementos importantes a destacar en el tópoi de la muerte:

El suicidio en Carlos Rodríguez Ferrara

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En el poema Quiero permanecer oculto resalta un inciso previo que escribió Rodríguez Ferrara, en el que hace alusión al suicidio, a su propio suicidio: “-¿Papá? -¿Sí? – Dame una cuerda” (p. 14). Carlos Rodríguez no sólo presenta una propuesta estética, sino que también deja visos de su compleja psiquis y de los temores que estaba sufriendo en esos momentos en los que quería dejar este mundo y sus realidades, para acceder a otra dimensión. Quizás la vida ya no tenía sentido para él, pues los recuerdos felices quedaron en un remoto pasado; en realidad el poeta pareciera plasmar en estos versos su honda tristeza por una pérdida irreparable.6 De tal manera que se percibe una tristeza honda que embargaba a Rodríguez Ferrara, la melancolía lo envuelve debido a ese deseo imposible de retornar al origen, a la infancia, al

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Pensé en la muerte. Inevitablemente vi locura con ella: esa libertad que se esconde profunda dentro de los ojos y bosteza a veces (p. 35) Aquí la muerte se presenta como una mujer amada, como alguien en quien se piensa, se anhela y se desea. La desesperanza y melancolía en el poeta era tan honda que sólo deseaba


sentido de la vida, se pierde la vida misma y sin aflicción (Ídem, pp. 11 y 12). El ateísmo producto de la perdida del sentido de la vida y de la desesperanza se presente en Carlos Rodríguez Ferrara de manera reiterativa, como en los versos del poema Triste sería: Triste sería no tener esperanza Y sumergirse en desgarramientos de almas, gritos de castigo y culpa.

estar con la muerte, pues la consideraba como la posibilidad de liberarse.7 La lectura de este universo simbólico del poeta nos podría llevar a la interpretación de que el mundo interior de Rodríguez Ferrara se encontraba en un estado depresivo- melancólico que lo arrojó al suicidio. Como también es factible, cohesionar, la expresión artísticofilosófica traducida en hechos, convicción de liberación y de profunda comunión con el fenómeno poético. Pareciese una inversión de caminos en lugar de escribir sobre la experiencia, se adelanta la palabra proféticamente a los sucesos, ella va adelante dando luz a los acontecimientos, en lugar de ir atrás traduciéndolos o atestigüándolos. Es un ejercicio de meditación tenebrosamente cierto, el poeta se desnuda en intenciones y en certezas luego realizadas. La depresión-melancolía está asociada a una pérdida del objeto, a la inhibición y a la asimbología (Kristeva, 1997, p. 14). Quien padece de estados depresivos se convierte en un ateo radical y taciturno y que al perderse el

Comparecer ante Minos y ver una vuelta de cola; después comprender lo ineficaz de lo físico. Esperar el día de la sonrisa de Dios. Quiero que me sonría y sentirlo, porque no creo en él, ni en las flores comidas por los culpables. (p. 45). El mismo poeta pareciera aquí describir su propio estado psíquico puesto que los versos son una representación de la desesperanza, de la tristeza y de las ansías de morir por ese objeto perdido. Se percibe también el ateismo y la muerte de Dios, pero del dios cristiano, del dios único. Es la representación de la muerte de Dios y por ende la propia muerte. Incluso el ritmo de los versos8 expresan el luto del autor. Se siente en los poemas la desesperanza, una expresión sombría y cabizbaja

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propia del depresivo- melancólico. En efecto, Kristeva (1997) también se refiere a este aspecto, aseverando que este estado sintomático produce lentitud verbal, “el inicio de la enunciación es despacioso, los silencios son largos y frecuentes, los ritmos disminuyen, las entonaciones se hacen monótonas (…)” (p. 34). De tal manera que la propuesta estética de estos poemas van en consonancia con lo que expresan: desdicha, sinsentido, desesperanza y luto. Los versos tienen una estructura gráfica vertical, que simula una caída, un descenso, de alguna manera el verso lucha con el espacio en blanco para salir, y al hacerlo, en lugar de colmar al lector, le transfiere la incertidumbre de lo desconocido, de la muerte. El poeta parecía estar atado a un momento en el que sólo la desesperanza y la muerte eran su último destino, al tiempo que deseaba nostálgica y melancólicamente retornar al origen, a esa especie de Ítaca que él recuerda en su interior, su pasado de la infancia y adolescencia temprana. Este proceso se manifiesta en el siguiente poema denominado Infancia: Mi infancia huele a jazmines en patios blanquecinos y “Letizias”en los pasos de las flores aplastadas. (p. 71). El poema dedicado al padre, llamado A Carlos César Rodríguez (papá) también expresa esa nostalgia por retornar a tardes de vino y charlas familiares:

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(…) Tardes de vino, se adornan los ojos con flores, pasean bajo los vientos. Alguien dijo: “cómo huelen al moverse”, como los vasos al romper los oídos. (…) Tardes de vino y mis recuerdos se hunden en ventanas profundas. Duele romperlas para salir; su silencio; las campesinas ahogadas de verduras sobre las plazas. (p. 85).

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Los recuerdos de estas tardes de vino y de esas reuniones con el padre parecen hundir al poeta en una profunda melancolía de la cual no puede salir. Estos últimos versos transmiten dolor y luto por la pérdida simbólica del ser amado, de ese padre que compartía con su hijo adolescente. La propuesta vital y poética de Rodríguez Ferrara coincide con la del poeta Gérard de Nerval, quien fue estudiado ttamamam bién porr Kristeva (1997). En relación a éste, la semióloga señala que estaba sumido en una crisis melacólico-depresiva a causa de la muerte de su madre.9 Nerval, al igual que Rodríguez Ferrara plasma su profunda tristeza y melancolía en el poema Desdichado. Sólo que Nerval parece ser mucho más directo en desahogar su pena y su infortunio. La propuesta poética de Rodríguez Ferrara también nos remite a aquellos versos lúgubres y desesperados del poeta Ramos Sucre, quien también en medio de la desesperación y la crisis, sucumbió a la muerte. Para culminar con este breve estudio, podría decirse que Carlos Rodríguez Ferrara establece una poética relacionada con la muerte, pero que va más allá de una propuesta estética puesto que pasa a ser una propuesta existencial, es decir, hay una comunión entre su obra y su historia de vida. La inclusión de temas grecolatinos es parte de un quehacer intertextual, se concreta como mezcla vital que traslada mundos y abre horizontes. Logro estético y vital, nítidamente en desvanecida vida y muerte como paradoja hermanadas en el arte.


Referencias Bibliográficas 1. Bachelard, G. (1978) El agua y los sueños. México: Fondo de Cultura Económica. 2. Eco, Umberto. (2007) Historia de la Fealdad. Barcelona: Lumen. 3. Gáfaro R., Alejandra. (2002) Mitos Clásicos. . Bogotá: Intermedio Editores. 4. Homero. (2000) Odisea. Caracas: Biblioteca El Nacional. 5. Jeankelevitch, V (2002) .La muerte. Valencia: Pretextos. 6. Kristeva, Julia. Sol negro. Depresión y melancolía. Monte Ávila Editores Latinoamericana, 1era edición. Caracas, 1997. 7. Misrahi, Alicia. Adiós mundo cruel. Intermedio Editores. Bogotá, 2004. 8. Platón. Diálogos Socráticos. Sexta edición. Editorial W.M. Jackson, INC. México, 1973. 9. Ramos S, José A. Antología. Biblioteca Ayacucho. Caracas, 1992. 10. Rodríguez F., Carlos. Más allá de los espectros. Editorial Ateneo. Caracas, 1984.

NOTAS

Cerca de 21 años fueron los que vivió Carlos Rodríguez Ferrara, sobre cuyo único poemario publicado, Más allá de los espectros, desdeña el desborde vital, donde cada palabra desprende alientos de vida y se desvanece en la muerte, capaz de sostenerlo solo mientras transa consigo mismo, con la insoportabilidad de la conciencia y la instantaneidad del fugaz relámpago de la existencia, dejando su consternación en cada verso. 2 En el Canto XI de la Odisea se pueden notar las descripciones que hace Homero sobre este submundo: “noche de muerte” y “tinieblas sombrías” (pp. 169 y 170). 3 El planteamiento del poeta Rodríguez Ferrara coincide con la visión de Sócrates en el Fedón, pues hay una necesidad de liberarse del cuerpo, concebido como una carga o impedimento para alcanzar la libertad y la sabiduría plena. En este poeta, la muerte está desprovista de esa visión negativa o ajena planteada por Jeankelevitch, sino por el contrario, la idea de muerte se aparece como una necesidad de cercanía que lo llevará a la liberación. 4 “Este tenebroso lugar estaba rodeado por un muro con puertas de bronce que tenían tres capas de profunda oscuridad y varios huracanes que 1

impedían cualquier intento de atravesarlas”. (Gáfaro, 2002, 40). Umberto Eco (2007) también se refiere al Tártaro como el infierno, el lugar más “tenebroso del ponto estéril (…) enorme abismo: no se alcanzaría su fondo ni en todo un año completo, si antes fuera posible franquear sus puertas” (Eco, 2007, p. 37). 5 La muerte es un viaje y el viaje es una muerte. Partir es morir un poco. Morir es realmente partir y sólo se parte bien, animosamente, cuando se sigue el hilo del agua, la corriente del largo río. Todos los ríos van a dar al Río de los muertos- Esto es sostenido por Bachelard a propósito de complejo de Caronte. 6 En relación a esta idea, Kristeva acota: El artista que se consume de melancolía es, a la vez, el más encarnizado guerrero cuando combate la renuncia simbólica que lo envuelve…Hasta que la muerte lo toca o el suicidio se le impone como triunfo final sobre el vacío del objeto perdido. (Kristeva, 1997, p. 14). 7 Según Alicia Misrahi (2004) “es precisamente el suicidio el último acto y, según lo han definido algunos suicidas, un acto de libertad en su estado más puro” (Misrahi, 2004, p. 9). 8 Kristeva (1997) manifiesta que en el depresivo “la temporalidad no discurre, el vector antes/ después no la gobierna ni la dirige desde un pasado hacia una meta futura (…) Un momento obtura el horizonte de la temporalidad depresiva o, más bien, le arrebata cualquier horizonte, cualquier perspectiva” (p. 55). Más adelante apunta que la depresión está relacionada con una dependencia respecto al tiempo (Kristeva, 1997, p. 55). 9 “Este errante infatigable que no se cansa de recorrer el Mediodía, Alemania, Austria y Oriente, se repliega por un tiempo en la cripta de un pasado que lo atormenta” (Kristeva 1997, p. 122). Nerval y Rodríguez Ferrara terminarán sus vidas de la misma manera. 10 En Rodríguez Ferrara palpita ese verso doloroso y fuerte de Ramos Sucre, en el que clama: “Yo quisiera estar entre vacías tinieblas, porque el mundo lastima cruelmente mis sentidos y la vida me aflige, impertinente amada que me cuenta amarguras. Entonces me habrían abandonado los recuerdos: ahora huyen y vuelven con el ritmo de las infatigables olas y son lobos aullantes en la noche que cubre el desierto de nieve (…). Los recuerdos dolorosos también invaden a Ramos Sucre, quien al igual que Rodríguez Ferrara, dejó ver la comunión que existía entre su obra poética y su vida perturbada.

Ilustraciones: Remedios Varo

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El diario El diario:

bien íntimo, secreto público Sol Linares

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El peligro de llevar un diario es que se exagera todo, uno está al acecho, forzando continuamente la verdad. Esto lo dijo Jean-Paul Sartre entre las líneas de La Náusea, guiado por la voz de Antoine Roquetin, un personaje caracterizado por su interés histórico que trabaja sobre la vida de un burgués del siglo XVIII. Pensar en esta interpretación de Sartre me hace creer que pondera al diario como la realización de un discurso sospechoso, principalmente porque pareciera que nada ocurre sin nuestra intervención, sin que todo esté elaborado por el punto de vista de un escritor guiado por la necesidad de exponerse. Pero, si el diario siempre será una buena excusa para ensayar sobre uno mismo, cuya pretensión quizá sea glamorizar incluso nuestra materia inacabada, aunque tenga el diario todas las características de un artificio menor, es apropiado preguntarnos entonces ¿qué se exagera y qué forzamos? Al principio, en la adolescencia, los diarios nacen con el impulso de una nueva vitalidad, con el descubrimiento intempestivo de nuestro cuerpo que comienza a vivir bajo lógicas distintas a las de la infancia, o mejor, lógicas insospechadas. Posiblemente en esta etapa los diarios surjan del descubrimiento del deseo, del odio, del amor, de nuestras primeras confrontaciones con el mundo y la necesidad de reflexionar sobre él, bajo los efectos de un dolor íntimo, marcado por nuestras primeras vergüenzas, sobre todo al revelarnos como seres capaces de amar, de odiar, de vengarse, de mentir, de lastimar. Comenzamos a escribir un diario entre el pudor que deja la recién perdida inocencia de la infancia, la presión social de administrar la verdad, y a veces, la estupefacción que causa escuchar nuestra voz narran-

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do lo que vivimos, un poco mareados por la intensidad de la vida. Así pues, el diario tiene la buena intención de retratarnos, cuya realización intensifica la curiosidad de los padres a quienes también toman por sorpresa las novedades de sus hijos. Todo esto a pesar de tener la conciencia de que un diario, esté protegido con delicados candaditos o mínimas cerraduras (como construidos para pequeños secretos), no son lugares muy seguros para guardar intimidades, a lo que muchos adolescentes responden con escrituras ocultas, veladas por símbolos que establece todo un sistema paralelo al lenguaje original. Sin embargo, con los años, precisamente esta aceptación de la fragilidad de la verdad permite que la verdad no sea guardada tan celosamente y el terror a decir algo valioso sobre nosotros mismos pierde rigor, de manera que esos diarios herméticos y deleznables, que una vez cuidamos celosamente, se transforman en cuadernos más robustos y espontáneos, sin más protocolo que la fecha de nuestras anécdotas. Para entonces, se agrega otra pasión a la aventura de ejercitar un diario: el placer de contarnos. Curiosamente, la experiencia del diario es tanto más placentera en la medida en que nuestra aproximación al lenguaje materno se expande; ver las posibilidades del lenguaje propio garantiza de alguna manera una mayor claridad sobre nosotros mismos. Se trata de un fenómeno que corre paralelamente a otros. Al escribir un diario, sobre todo cuando tenemos cuidado de emparejar las emociones con la razón sin que ninguna de las dos estropee a la otra o quiera imponerse, entendemos que hay en nosotros una disposición a la apertura, una


dimensión en la que el ser retórico ampara y defiende al ser que vive; la retórica de la intimidad lo explica, y hay fe en esa explicación, hay fe en la búsqueda de la verdad, aunque finalmente el objetivo oculto no sea la verdad sino la desnudez y la constitución del ser, todo esto moviéndose alrededor de un milagro humano, de una conquista personal y única: el reconocimiento de nuestra propia voz y el poder que tiene para expresarnos. De manera que percibimos esta primera voz, sin duda, como una forma auténtica de valentía, que aunque dueña de un oculto artificio, pues elige muy bien los efectos del contarse mientras desentraña los nudos conflictivos, es, finalmente, quien genera la carga de una delicada identidad. Escribir sobre sí mismos nos imprime el refinamiento de quien se elabora silenciosamente, pensándose (ya sabemos que escribir es pensar sin hacer ruido). Por lo tanto, se tratará de una conquista dolorosa, conscientes como estamos de la indefensión de la primera persona, sin ardides que la protejan de cualquier tipo de juicios, teniendo, además, que hacerse responsable por todo cuanto dice y vive, cumpliéndose, óigase bien, un doble compromiso, aquel que no solo consiste en hacerse responsable de las consecuencias por lo contado, sino, a su vez, defenderlo. Esta especie de fatalidad convierte a nuestra propia voz en una conquista sumamente importante, porque al elegir nuestra voz como vía comunicante elegimos también un dominio sobre lo externo, es decir, también decidimos qué tipo de juicios nos afectan. A partir de entonces se funda en el escritor de su diario un juicio superior que estará atento a todo cuanto ocurre y

la forma en que le perturba, y será su voz el juez quien determinará si se trata de una experiencia auténtica, valiosa o trivial. Ahora bien, no todo lo que acontece en nuestras vidas es definitivamente sobresaliente. Se entiende entonces que el diario sea el género al que mejor le luce la trivialidad, y no por esto debemos subestimarlo, hacerlo a un lado con el gesto despectivo de que se libera de una forma de comunicación voluble, superficial y antojadiza. Se trata de una trivialidad que no será vista de esta forma, pues su íntimo escritor (y es aquí donde el diario limita con un excelente ejercicio literario), hará todo lo que esté a su alcance para narrar, con un lenguaje cada vez más apropiado, las anécdotas más triviales sin que lleguen a ser vulgares, al contrario, es el responsable de que esas experiencias alcancen una exposición bella, limpia y efectiva, aunque estemos hablando de nuestra capacidad para ahogar a un gato sin cerrar los ojos, de limpiar el baño, de la sensación del primer beso o de nuestra visión sobre los cuentos Hoffman. Nótese que es en el área de la selección de anécdotas donde interviene nuestra intuición. Desde que comenzamos el diario, se ha ido desarrollando en nosotros la perspicacia para saber qué tipo de anécdota es propicia retratar, desde qué lugar, y con cuáles tonos. Posiblemente, a partir de la captura de las anécdotas solemos forzar lo real, extraerle más de lo que plantea su circunstancia, y sin embargo, si lo entendemos tal como Sartre lo ha esbozado, implicaría también aceptar una disposición nuestra a falsear no sólo los hechos, sino las mismas emociones con las que se re-

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cibe aquella realidad. Oponerse a esta idea sería irrespetar el gran artificio del diario, que intenta recoger nuestra naturaleza a la vez que la supera. Pero quisiera ir al auxilio de la voz y del íntimo (escritor del diario), sin que deba traicionarla tan pronto como lo vea posible. Para esto es pertinente interrogarnos ya mismo: ¿Todo se cuenta en el diario? Me parece que no, salvo excepciones como las 35.000 páginas de los diarios de Anaïs Nin, y sin embargo, ¡cuánto de imaginación tienen! No podía Anaïs hacerlo de otra forma si quería demostrarse a sí misma el dominio de la libertad, que hace que sus precursores impongan un estilo al comandar por sí solos la búsqueda de ella. Pero volviendo a nuestro interés, quizá lo que se decida contar dependa mucho de la naturaleza del diario y lo que su íntimo pretenda hacer con él. Ciertamente el escritor del diario tamiza los hechos, que ordena y sistematiza en la medida en que se van contando. El escritor del diario selecciona lo que debe exagerar, simular, codificar y regular. La exageración, por ejemplo, no es un defecto per se, al contrario, es un recurso casi inocente, y busca la proyección de una emotividad que quiere ser vivida de nuevo en una futura lectura. Regular la emotividad es quizá el ejercicio por el cual el escritor de su diario aprenderá a contenerse, cuando en esta medida descubre la piedad hacia sí mismo y hacia el mundo, pues no siempre la emoción es una garantía de la realidad, y es importante que aclare que no estoy acusándola de engañosa. No lo es. La emotividad es simplemente transitoria; nos demuestra que

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un objeto visto a través de la angustia no será el mismo que visto a través del amor, o de la indiferencia, de manera que la razón cumple aquí una importante tarea, la de distanciar al íntimo del objeto y posibilitar un mejor retrato, dado que es la razón a la par de la imaginación, quien trasciende los objetos y los profundiza. Se preguntarán qué puede hacer la imaginación a favor del íntimo. Nunca he sido fiel a la idea de que la imaginación tenga sólo la mera función de trastocar, Inventar o transgredir. Pienso que es precisamente la imaginación quien se encarga de completar el sentido de todo aquello que la razón no puede abarcar. Las artes en general se valen de la imaginación para acceder a la comprensión total de los objetos, del hombre, del mundo; es la imaginación quien completa su conocer, la que expresa el lado oculto del mundo cuando la luz o la razón iluminan sólo una parte de su cara. La imaginación devela lo que no está iluminado. Entonces, la creatividad pudiera plantearse como todas las posibles soluciones que usa la imaginación para resolver la forma de iluminar, de develar la otra cara de las cosas. La razón alcanza un límite de conocimiento que la imaginación completa, es decir, la imaginación saca de sus límites a la razón y por lo tanto la proyecta, multiplicando las probabilidades y de esta forma dándole mayor profundidad a aquello que se estudia. La imaginación es conocimiento puro. Cuando imaginamos estamos conociendo las infinitas posibilidades de las cosas, es una de las formas de reflexión más sorpresiva, estimulante, y es natural encontrar personas maduras emo-


cional y psicológicamente respecto a su capacidad imaginativa. ¿Es posible esta hazaña, justo cuando el diario parece preferir las sensaciones? El diario nos da un derecho inesperado, el derecho de poder contradecirnos. Aceptarlo como un espacio para la contradicción facilita la búsqueda de nuestra unidad, precisamente porque es la contradicción la que permite que exploremos todas nuestras posibilidades. A esta altura no creo que forzar la realidad o falsear emociones sea un truco sucio del diario, aunque aparentemente su naturaleza medie entre la hipocresía y la exactitud. Nada más lejos de esto. Quien escribe un diario, o una carta, le escribe a un tercero quizá tanto o más importante que un posible lector. Y es que se escribe a sí mismo, es decir, escribe un yo real para un yo ideal. Esto nos explica, al encontrarnos frente a una carta o a un diario, la sensación latente de la búsqueda de perfección, seguramente porque quien escribe, el íntimo, también escribe para esclarecerse, como si estuviera ejerciendo una auto-galantería, sea del tipo que fuere, el diario más libérrimo, el virtuoso o intelectual, el ideológico o el místico. Esto hace del diario una trampa bondadosa, porque inicia desde un yo que, mientras más se ensaya (más se escribe), más se encuentra a la

altura de una mirada ética del conflicto, que es, quizá, conseguir la mayor expresión de su lucidez. Un diario en el cual se plantee registrar los rasgos de la locura de su íntimo, por ejemplo, se irá perfeccionando de tal manera que incluso aquella locura se verá a sí misma encausada hacia la más alta declaración, perfecta en sí misma por cuanto atañe al desmantelamiento del hombre como mito. Finalmente, los diarios acarrean una mística con los lectores, con aquellos lectores que buscan al hombre o a la mujer más acá de su obra, en el lado oculto de su inspiración. Los diarios gustan de publicarse aunque se hayan iniciado en la fe de la intimidad. Lo que en principio parece un acto egocéntrico, termina siendo el último sacrificio del yo, el último gesto de valentía ante todo un pelotón de lectores que recibirán el detalle apasionado de un ser humano, ganado para las ideas, las pasiones, la maldad, o la virtud. Porque sabemos que el lector de diarios busca encontrarse con los hombres, con lo íntimo del ser humano. El íntimo le ofrenda al lector la joya de su intimidad, de su única y conmovedora particularidad, que hace pública, gracias a lo cual muchas veces el lector se pondrá del lado de aquel hombre, de aquella mujer, aunque su propia miseria le haya condenado.

Ilustraciones: Dennis Pabón Serie transferencias y naturalezas muertas

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Arte y Escritura: tres aproximaciones

Chemané Arias Rodolfi

Este escrito plantea tres aproximaciones a la escritura como una de las ¨áreas creativas¨ o, para decirlo con el título del texto, tres aproximaciones a la relación entre ¨arte y escritura¨. Primer tema: Carácter plástico y lúdico del lenguaje

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En la biografía de un pintor victoriano hoy olvidado, Chesterton acota, en la traducción de Borges (1974/1999, p. 66): ¨El lenguaje es un hecho artístico, no científico; lo inventaron guerreros y cazadores y es muy anterior a la ciencia¨. Subraya Chesterton que la lengua no es un instrumento confiable, como el teodolito o la cámara, sino una cosa poética y peligrosa como la música o el fuego1. Es decir, el lenguaje es ¨plástico y lúdico¨ de modo originario, no por añadido, y tal carácter está presente, desde luego, en las lenguas que hablamos y escribimos hoy en día: apodos, palabras y frases de doble sentido, preguntas que disfrazan órdenes y amenazas, chistes, adivinanzas, canciones, insultos, juegos infantiles, son su despliegue. El habla cotidiana es lúdica y quizá uno de los placeres de toda persona sea jugar con las palabras, aunque no lo haga de manera totalmente conciente. Tal conciencia la podemos encontrar en los escritores, desde los llamados poetas populares hasta novelistas y ensayistas. Tomando un ejemplo, el poema de Florentino y el Diablo es un duelo de ingenio y de palabras, éstas son el cuerpo de aquél. José Martí, periodista, crítico de arte y poeta, escribió: Hay algo de plástico en el lenguaje, y tiene él su cuerpo visible, sus líneas de hermosura, su perspectiva, sus luces y sombras, su forma escultórica y su color, que sólo se perciben viendo

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en él mucho, revolviéndolo, pesándolo, acariciándolo, puliéndolo. En todo gran escritor hay un gran pintor, un gran escultor y un gran músico (Martí, 1989, p. 409). Las palabras tienen cuerpo, color, peso, textura. Para mostrarlo, bastará un par de ejemplos. Podemos comenzar con un fragmento de El Siglo de las Luces de Alejo Carpentier: y sin que la idea de la muerte acabara de hacerse lúgubre a bordo de aquella barca que cruzaba la bahía bajo un tórrido sol de media tarde tarde,, cuya luz rebrillaba en todas las olas, encandilando por la espuma y la burbuja, quemante en descubierto, quemante bajo el toldo, metido en los ojos, en los poros, intolerable para las manos que buscaban un descanso en las bordas (Carpentier, 1969/1980, p. 9). El ritmo de la frase y el juego de aliteraciones producen el efecto del sol abrasador y el vaivén de la barca. Frases de este tipo son propias de novelistas y cuentistas. Sorprende encontrarlas en escritores más bien académicos, como Mariano Picón Salas, de quien podemos tomar: ¨Geológica y antropológicamente, América merece aquel epíteto de ¨Nuevo Mundo¨ (Orbe novo) que le diera, en su elegante latín humanista, Pedro Mártir de Anglería, al informar al mundo culto del Renacimiento la sorpresa del hallazgo¨ (1944/1982, p. 21). Objetivamente, es posible transmitir el mismo dato sin el ¨elegante latín humanista¨, ¨la sorpresa del hallazgo¨, el inciso ¨Orbe novo¨ o el mote de culto al Renacimiento. Lo que cuenta académicamente son llos os datos geológicos y


antropológicos que presenta Picón Salas luego del pasaje citado para apoyar la eventual conveniencia del nombre Nuevo Mundo. Los recursos pueden ir en dirección opuesta, hacia la concisión, como en el caso del poeta colombiano Gustavo Adolfo Garcés: ¨la antena que trae/ las noticias de la guerra/ está llena de pájaros¨ (Beltrán Castillo, 2008, p. 41). Toda una civilización puede dirigir su expresión literaria en ese sentido, como en el caso del Japón. Especialmente, en la poesía se concentra lo que hemos expuesto acerca del lenguaje, su rostro de juego, su plasticidad. De ella ha dicho un poeta inglés que es más afín a las otras artes, a pesar de la diferencia de medios, de lo que es a la prosa didáctica o cualquier otro tipo de prosa (Lings, 2002, p. 9). En castellano, los poetas españoles del siglo XVII y los latinoamericanos de finales del siglo XIX son quienes han llevado hasta los extremos las posibilidades plásticas y lúdicas del lenguaje. En el segundo y tercer tema citaremos algunos de ellos.

Segundo tema: La escritura como oficio La escritura era y es un oficio, un ars, un saber hacer, en todas sus formas. El periodista, el académico,, el novelista o el poeta, p , escriben bajo técnicas téécniica as y procedimientos p oced pr edi dim imie imi ient ient ntos os determinados det eter ermi mina ina nad dos dos do

por el medio: sobran los manuales, incluso de poesía. La escritura no nace con este tipo de escritores. En un primer momento, y durante milenios, hubo escribanos, amanuenses, copistas y calígrafos. Ya que toda persona practicaba un oficio, el escritor era aquel que tenía la destreza particular de poner las palabras por escrito, fuese en documentos legales o cartas de amor; arte que muy pocos practicaban, poco útil a la vida de los hombres, pero esencial para la vida de las civilizaciones. Sin él no conoceríamos la poesía de Góngora o los Cinco Clásicos del confucionismo; sin él no habría sido posible recoger impuestos a toda la población de las riberas del Nilo. Un tipo especial de escribano es el calígrafo, quien atiende no sólo a la belleza de los sonidos y los sentidos, sino a la belleza de los caracteres. En la antigua China los pintores de paisajes eran también poetas y calígrafos. En el mundo islámico hubo escuelas de calígrafos y la caligrafía era, junto con la arquitectura, el arte de mayor importancia (Burckhardt, 2000). La imprenta hará desaparecer gradualmente al escribano y al calígrafo para dar paso al escritor y al diseñador tipográfico, al difundir entre cada vez más personas las habilidades complementarias de la lectura y la escritura. Ésta última, en concreto, realiza una operación muy extraña sobre el lenguaje: lo fijja, vuelca al mundo estático del espacio de p la página la pág ágina ina la la naturaleza nat atur tural alez lezaa dinámica dináámi mica ica del del habla hab ab en

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el tiempo. Esta fijación, que salva a las palabras del olvido, es, sin embargo, una forma de muerte: el escrito vive solo cuando es leído y para la inmensa mayoría de las personas, de más está decirlo, el mundo es más real que las palabras escritas, las cuales, como denunció Platón, no responden preguntas ni replican argumentos (Ong, 1987, p. 82). Existe de hecho una identificación psicológica entre la escritura y la muerte, la encontramos en la frase del Nuevo Testamento: ¨La letra mata, mas el espíritu vivifica¨ (2 Corintios: 3,6), o en la costumbre de colocar hojas o flores frescas a marchitar entre las páginas de los libros (Ong, 1987, p. 84). En castellano, los versos que escribiera Quevedo apuntan a esa relación: ¨Retirado en la paz de estos desiertos,/ con pocos, pero doctos libros juntos,/ vivo en conversación con los difuntos,/ y escucho con mis ojos a los muertos¨. Leer, la operación complementaria a escribir, es hablar con los muertos, retirado, en soledad.

Tercer tema: La escritura y las artes Con toda certeza los primeros artistas modernos de América Latina son los modernistas, claro está, mas no por el nombre, sino por el agudo carácter crítico y autoconciente del grupo. Esta bandada de escritores dominaba con erudición filológica toda la tradición literaria de Occidente y estaba muy bien informada de lo que ocurría en literatura, pintura, escultura, filosofía y música tanto en Europa como en los Estados Unidos. Desde luego, no desdeñaron el mundo indígena y prehispánico, ni lo que llegaron a saber de Oriente a través del arte europeo de la época. Todo en sus poemas, ensayos, artículos, cuentos y novelas, sensibleros y efectistas en la superficie, era producto de un diálogo, una reelaboración conciente de la enorme tradición cultural mencionada. Para muestra, baste un poema de Rubén Darío:

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Yo persigo una forma que no encuentra mi estilo,

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botón de pensamiento que busca ser la rosa; rosa; se anuncia con un beso que en mis labios se posa al abrazo imposible de la Venus de Milo. Adornan verdes palmas el blanco peristilo; los astros me han predicho la visión de la Diosa; y en mi alma reposa la luz como reposa el ave de la luna sobre un lago tranquilo. Y no hallo sino la palabra que huye, la iniciación melódica que de la flauta fluye y la barca del sueño que en el espacio boga; y bajo la ventana de mi Bella-Durmiente, el sollozo continuo del chorro de la fuente y el cuello del gran cisne blanco que me interroga. Este extraño poema es un soneto, que ha sido escrito, no en endecasílabos, verso por excelencia de los sonetos italianos y castellanos, sino en la adaptación del verso alejandrino francés que hicieron los poetas modernistas a la lengua castellana. Hay numerosas alusiones a elementos que eran ya coordenadas en la cultura artística y literaria: la Venus de Milo, la Bella Durmiente, la astrología, la fuente, el cisne, la flauta, la barca, etc., todo teñido de un erotismo de nuevo cuño y un aire de intimidad. El tema del poema es, nada menos, la creación artística. El lugar de reflexión sobre la creación poética es la propia poesía. A pesar de los amplios repertorios que ofrecen la iconografía cristiana y el lenguaje clásico, el tema central del arte a partir del Renacimiento es el arte: su historia, sus técnicas, sus procedimientos de representación. Esta operación crítica y refleja se despliega en la propia obra de arte, y, simultáneamente, en los escritos de teoría, crítica e historia: los tratados de Alberti y Vasari, artistas que también fueron teóricos e historiadores del arte. A mi modo de ver, las vanguardias, casi 400 años después del Renacimiento, conformarán la siguiente generación de artistas que asumirá de modo conciente y hasta las últi-


mas consecuencias el carácter reflejo del arte moderno. Las vanguardias son un gigantesco laboratorio de procedimientos y técnicas. Las propias obras y la acción creadora son las formas de autoanálisis e investigación, pero también los textos teóricos son espacio para el análisis: los manifiestos, a cargo de los poetas la mayor parte de las veces. Los escritos de Paul Klee, Kandinsky, Moholy Nagy y muchos artistas que pasaron por el Bauhaus suceden o acompañan el hacer: quizá la tarea de instruir les llevó a la escritura. Los grandes arquitectos del llamado ¨Movimiento Moderno¨ nunca dejaron de publicar catálogos, artículos, libros y manifiestos, en un esfuerzo por dar a conocer sus ideas acerca del arte y la sociedad. En nuestro país, Alejandro Otero, Carlos Cruz Diez, Carlos Raúl Villanueva, por mencionar algunos, han sentido la necesidad de escribir. Se me ocurren dos razones válidas por las que alguien puede escribir acerca de arte, sea el propio artista, un crítico o un académico. La primera se desprende de lo ya comentado: desde el Renacimiento y la imprenta el pensamiento crítico racional se vuelca sobre todo tema posible -no solo sobre la teología- y tal actividad crítica debe escribirse a fin de ser difundida y universalizada. La escritura obliga al escritor a ordenar el pensamiento y afinar las ideas, la lectura conduce al análisis: sin la difusión de tales procesos a través de la imprenta, es difícil imaginar la libertad de pensamiento y el pensamiento crítico tal como las conocemos y practicamos. La segunda razón es anterior a ésta, temporal y jerárquicamente. En el libro del Génesis, Dios da al hombre dos tareas: la primera es cultivar el jardín del Edén; la segunda, darle nombre a las criaturas (Génesis: 2, 15-20). En el Popol Vuh, los dioses destruyen los primeros seres creados porque no hablan. Estos relatos señalan y dicen sin decir que el ser humano se define por la posibilidad y la necesidad de formular el mundo y el pensamiento en palabras: nombrar, hablar. Sin palabra no hay humanidad. Para finalizar, un llamado a quienes escriben. En lo personal, entiendo la labor del teóri-

co, el historiador y el crítico de arte como una exégesis, una interpretación, un comentario, un intento de acercarse y acercar a la obra, lo cual implica una enorme responsabilidad. Lo que se escribe acerca de la obra de arte debe dar cuenta de la obra, hacerle justicia, pero en otro código, el de las palabras escritas con fines de análisis y comprensión. El escrito sobre arte debe, por sus propios medios, intentar aproximarse al calibre teórico y estético de la obra: no se puede escribir chapucerías acerca de algo que nos conmueve y si no nos conmueve, es mejor no escribir nada. Bibliografía • Argan, Giulio Carlo. (1975-1977). Arte Moderno: 1770-1970. Valencia: Ed. Fernando Torres. • Beltrán Castillo, Iván (comp.). (2008). Antología de la poesía colombiana. Caracas: Fundación Editorial el Perro y la Rana. • Borges, Jorge Luis. (1974/1999). Otras inquisiciones. Madrid: Alianza Editorial. • Burckhardt, Titus. (2000). Principios y métodos del arte sagrado. Palma de Mallorca: José J. de Olañeta, Editor. • Carpentier, Alejo. (1969/1980). El Siglo de las Luces. Barcelona, España: Editorial Bruguera. • Chesterton, G. K. (1904). G.F. Watts. ChicagoNew York: Rand, McNally & Company. • Lings, Martin. (2002). Collected Poems. Cambridge: Archetype. • Martí, José. (1989). Obra Literaria. Caracas: Biblioteca Ayacucho. • Ong, Walter. (1987). Oralidad y escritura. Tecnologías de la palabra. México, D. F.: Fondo de Cultura Económica. • Picón Salas, Mariano. (1944/1982). De la conquista a la independencia. México, D. F.: Fondo de Cultura Económica. • Rosenblat, Ángel. (1969). La primera visión de América y otros estudios. Caracas: Departamento de Publicaciones. Ministerio de Educación. NOTA For the truth is that language is not a scientific thing at all, but wholly an artistic thing, a thing invented by hunters, and killers, and such artists long before science was dreamed of. The truth is simply that the tongue is not a reliable instrument, like a theodolite or a camera. The tongue is most truly an unruly member, as the wise saint has called it, a thing poetic and dangerous, like music or fire (Chesterton, 1904, pp. 44-45) 1

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De la vida y aventuras de la

Ballena Entrevista a Edmundo Aray realizada por Anita Tapias y Félix Suazo

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Félix Suazo: Cuándo y cómo surge “El Techo de la Ballena”. Edmundo Aray: El Techo de la Ballena surge impulsado por la ebriedad. Nace en Salamanca con Carlos Contramaestre, Caupolicán Ovalles y Alfonso Montilla; el primero estudiaba Medicina y Derecho los otros dos. De la ebriedad pero también de la locura, del espíritu Rimbaudiano, de Lautremont. Carlos amó profundamente la literatura y la pintura españolas y, en general, todas aquellas manifestaciones que tuvieran una carga subversiva. Su asidero mayor: el hecho plástico. Una figura fundamental influyó en su trabajo como pintor: Archimboldo. En el período de su permanencia en Salamanca, surge un movimiento plástico: el informalismo. A Carlos lo impresionan enormemente: Tapies, Millares, Canogar. Las lecturas de Sade, Lautreamont y Rimbaud forman parte de su acervo como artista. Se trataba fundamentalmente de consumir la vida en el propio acto de la creación. Concepción que luego va a ser parte de El Techo de la Ballena; de consumir la existencia en el hecho poético, en la locura, en el humor, en la provocación, en la ebriedad. En ese magma surge El Techo de la Ballena. A nosotros nos llega la noticia de los afanes balleneros en España. Caupolicán viaja a Caracas. Luego Contramaestre. En ese entonces nos reuníamos alrededor de Sardio, un

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grupo que congregaba a narradores, poetas, pintores, críticos de cine, dramaturgos. Grupo que alzaba las propuestas de un nuevo humanismo, al tiempo que insurgía, con “espíritu polémico” contra la literatura tradicional, el “color local” de las manifestaciones artísticas, el costumbrismo, los restos del positivismo, el paisajismo y el realismo socialista. En el TESTIMONIO del Número 1 de la revista Sardio se expresaba: “Vivimos en medio de prejuicios y cofradías. Nos falta meditación, trascendencia. Nuestra escala de valores está regida por la timidez y la complacencia. Pero la cultura es algo más que el juego deleitoso de gentes que se rinden mutua pleitesía. Ella es la expresión de la historia, espejo de los júbilos y de las tribulaciones del hombre. El reino inquebrantable de la verdad”. Elegancia y pretensión, espíritu polémico. Gran parte de los miembros del grupo había tenido formación en Francia, aparte de haber adquirido buen conocimiento de los grandes poetas, plásticos y narradores latinoamericanos, ingleses e italianos. En el curso del período 1958 – 1961 con el sello de Sardio se publicaron ocho números de la revista, seis ediciones y varios libros, además de la realización de varias exposiciones. Antes del 58 algunos compañeros sufrieron de la persecución de la dictadura, así como el grupo en su conjunto pues trataba de sostener


el ejercicio de la inteligencia con afanes libertarios. En el año 61, cuando comienza a manifestarse el espíritu ballenero, y en medio de la represión del régimen de Rómulo Betancourt y de su policía del interior, Carlos Andrés Pérez, gran parte de la gente de Sardio se encontraba fuera del país: Guillermo Sucre, Adriano González León y Rómulo Aranguibel, en París, Elisa Lerner en New York, Gonzalo Castellanos en Alemania, y algunos otros en el interior. Gonzalo regresa en plena efervescencia ballenera. Es entonces cuando Rodolfo Izaguirre, Salvador Garmendia, Gonzalo y yo decidimos publicar el número ocho de Sardio con un Testimonio sobre Cuba y la inserción de los materiales de la ballena, que ya había iniciado su navegación. El número 8 de Sardio es un número francotirador de cierta manera, porque en el aparecen los primeros manifiestos de El Techo de la Ballena. Existiendo Sardio, comenzamos a conformar El Techo, a generar un movimiento de agresivo enfrentamiento a la cultura “oficializada”, gozosa de sí, de la que no escapaba Sardio. Encomendamos a Gonzalo Castellanos - el esteta, el menos politizado - que escribiera el testimonio de ese número 8, un texto sobre la Revolución Cubana que resultó ser un tex-

to incendiario. Gonzalo investigó seriamente las relaciones de Estados Unidos con América Latina, y sobre Cuba, en particular. Ese acto incendiario agitó los ánimos de muchos intelectuales, gente de la cultura nacional, y a los propios integrantes de Sardio en el exterior. A todas estas, aquí en Caracas, alrededor de la Ballena se alineaban artistas plásticos ya insertos en el movimiento del informalismo o del expresionismo, que rechazaban particularmente la pintura del abstraccionismo geométrico, dígase Daniel González, Ángel Luque, Gabriel Morera, Fernando Irazabal, Juan Calzadilla, Perán Erminy. Félix Suazo: Usted decía que El Techo de la Ballena surge impulsado por la ebriedad. ¿Cómo se manifestaba esa ebriedad en su sentido vital? Edmundo Aray: Era una ebriedad de la ebriedad, el humor de la ebriedad, sus delirios, sus improntas oníricas. Cuento: Una noche, en Salamanca, Carlos Contramaestre fue a verter sus orines cerveceros en el mingitorio, pero equivocó la ruta y fue a parar a la bodega de la tasca. Muy preocupados Caupolicán Ovalles y Alfonso Montilla porque el tiempo pasaba y Carlos no regresaba del mingitorio, decidieron buscarle. No estaba. Por supuesto, pensaron que podía encontrarse en la bodega. Al abrir la puerta escucharon un chapoteo que venía de un gran tonel. Preguntaron: ¿Carlos, Carlos, estás ahí? Exactamente. Carlos respondió: si, si, pásenme una aceitunita. Fue tal el desenfreno de natación etílica, que a las puertas de todas las tascas de Salamanca se fijo un letrero que decía: “Se prohíbe la entrada a los señoritos Carlos Contramaestre, Caupolicán Ovalles y Alfonso Montilla”. A todas estas los señoritos discutían entre la iguana ebria y el techo de la ballena. Triunfó Jorge Luis Borges y la metáfora de los balleneros: el océano es el techo de la ballena.

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La ebriedad oceánica comulgaba la complicidad con Lautreamont, Rimbaud, el mejor Artaud, Archimboldo, Sade, Dadá, Breton. Para colmo, los delirios del Capitán Ahab persiguiendo a la muerte, dígase la ballena blanca, consunción de la existencia. Félix Suazo: Según entiendo, y por la manera en que surge el grupo, se trata de escritores o personas que por lo menos tienen un sentido poético de la vida. Cómo se expresa ese sentimiento poético en el caso de los artistas plásticos. ¿Esa comunión de disciplinas, ese encuentro de lo literario y lo visual, no generaba algún tipo de tensión? Edmundo Aray: El Techo estaba conformado por un grupo heterogéneo, hoy diríamos multidisciplinario. Narradores: Salvador Garmendia, Adriano González León. Poetas: Caupolicán Ovalles, Francisco Pérez Perdomo, Juan Calzadilla, Efraín Hurtado, Edmundo Aray. Pintores y escultores: Carlos Contramaestre, Alberto Brandt, Ángel Luque, Gabriel Morera, Daniel González, Fernando Irazabal, J.M. Cruxent, Manuel Quintana Castillo, Pedro Briceño, Dámaso Ogaz, Antonio Moya, Hugo Baptista. Balleneros desde París: Roberto Sebastián Matta Echauren y Jorge Camacho (expusieron en la Galería del

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Techo). Críticos de arte: Juan Calzadilla y Perán Erminy. Críticos de cine y narrador: Rodolfo Izaguirre. Aliados desde USA: Allan Ginsberg, Ferlinguetti, Henry Miller. Amigos y compañeros en Venezuela: Jacobo Borges, Luisa Richter, Régulo Pérez, Maruja Rolando, Elsa Gramcko, Gego, Leufert, y pare de contar. ¿Un cuento sobre Jacobo Borges? Jacobo intentó un acercamiento con Sardio, en el año 57. Por aquel año hacía una pintura de contenido folklórico. Se presentó en Sardio con dos cuadros cuando se iba a inaugurar la Galería Sardio. Los dos cuadros fueron rechazados. Aquella noche acompañé durante muchas cuadras a Jacobo, desolado por que no le habían aceptado sus pinturas. ¿Cuál era el motivo? Vaya uno a saber. ¿Estampas? ¿Folkorismo? Años después Jacobo devino en un extraordinario pintor, en un artista de militancia ballenera, ciudadano de firme militancia marxista. Le sentíamos nuestro. En la Galería del Techo se presentó una de sus grandes muestras: Las Jugadoras. Distingo la herencia de Sardio en El Techo. Sardio tenía el carácter de un movimiento literario, pero también de un movimiento plástico. En él participaron artistas como Omar Carreño y Mateo Manaure, geométricos ambos. Figurativos: Figurativos Marcos Miliani y Manuel Quintana Castillo –cercano entonces a Rufino años pintó algunos Tamayo. En aquellos aq uno de ellos, “La cuadros magistrales, ma Tejedora de Nubes” (Premio en el XVII Salón Oficial Anual de Arte Venezolano, 1956). Convivían figurativos, artistas que entonces llamamos del realismo mágico, y geométricos. En el ámg bito político: social demócratas y socialistas. El Techo de la Ballena fue, E iigualmente, un movimiento literario y plástico, pero de una agresiva militancia política. Un grupo heterogéneo,


en la narrativa, en la poesía o en la pintura. Pero en todos estaba planteada la exploración del lenguaje, la experimentación, el desenfado, el espíritu subversivo. Con una concepción política de izquierda. En sus comienzos, ninguna tensión en Sardio ni en El Techo. El triunfo de la Revolución Cubana y luego el fraude de la democracia en los inicios de la IV Republica dio lugar a la discusión política, a los enfrentamientos, a los alineamientos. En la pintura dominaban los sacudimientos del informalismo. Ya existían manifestaciones informalistas cuando Carlos Contramaestre regresa a Venezuela pero con él hay una envión, una sacudida, un verdadero coletazo de ballena. El movimiento adquiere mucha fuerza y La Ballena se perfila en ese momento, fundamentalmente, como un movimiento plástico de gran riqueza expresiva y una abundante carga agresiva, acompañada por planteamientos teóricos. A lo largo del siglo XX los movimientos literarios, pictóricos, de ruptura y apertura acudieron a los Manifiestos para testimoniar sus proposiciones y enfrentamientos. Pues bien, los balleneros, como los sardianos, acudieron a los manifiestos como testimonios de su concepción de vida y del arte. Tanto en la literatura como en las artes plásticas – el futurismo, iniciando el siglo XX, por ejemplo –, los movimientos renovadores surgían a través de manifiestos, con una carga de rechazo al pasado inmediato o mediato. En el caso de El Techo es visible la influencia de los futuristas, de los dadaístas y de los surrealistas. Ya nosotros habíamos tenido algunos contactos con el propio André Bretón, al través de Jorge Camacho, pintor cubano, del propio Roberto Matta que había vivido todas las angustias y toda la protesta y todo el desenfado del surrealismo. Las primeras exposiciones de El Techo tienen la impronta del hecho plástico. De allí que hallamos escogido un garaje en El Conde, barrio de Caracas, de ámbito reducido pero de interior volcánico. Un modo de llamar la atención y de enfrentar a las formas oficiales de

hacer y de mostrar el arte y de poner en entredicho los ámbitos asépticos de los museos. El desafuero siempre estuvo acompañado por el humor. El Techo de la Ballena asumió el humor como un medio de trabajo, el humor negro, escatológicamente anticristiano, pero hoy pienso que con cierto pudor. Después de todo muchos de nosotros éramos padres de familia y no dejábamos de respetarla, a nuestra manera, claro, con toda la carga de Rimbaud. (Perdonen la sonrisa). ¿Tensiones? Ninguna, a no ser las que surgían de las diferencias del proceso creador y de las tempestades etílicas. Félix Suazo: Usted decía que siempre que hay un movimiento de vanguardia hay manifiesto, y siempre que hay un manifiesto hay un pronunciamiento, y este manifiesto sirve como instrumento de lucha, como programa. ¿Contra quién luchaba El Techo de la Ballena? Edmundo Aray: En el plano de la cultura, el enfrentamiento era fundamentalmente contra la literatura convencional, costumbrista, arribista, de oficio, contra los Salones Oficiales, la figuración blandengue, el abstraccionismo geométrico, las propuestas “colorritmicas” de Alejandro Otero, las primeras manifestaciones cinéticas de Jesús Soto. (Por cierto, cuando Soto regresó de Paris a comienzos de los sesenta declaró que deseaba incorporarse a El Techo de la Ballena. Pero nosotros no teníamos nada que ver con la obra de Soto, ni lo queríamos inserto dentro del Techo. Soto fue tan conse-

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cuente por las cosas que hacía El Techo, por sus proposiciones plásticas, por el desenfado informalista, que hizo un mural en un patio interior del Museo: acto de complicidad con las propuestas informalistas de los balleneros. Al parecer, lo desaparecieron del muro donde estaba instalado).

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Félix Suazo: ¿A qué llama usted figuración blandengue? Edmundo Aray: Te voy a contar una anécdota por respuesta. Es sobre Luis Alfredo López Méndez. Que me perdone en su tumba y que en paz descanse. Un día me llama López Méndez y me dice: ¿Usted es el señor Edmundo Aray? El mismo -le respondo-. Entonces me dice: Yo quisiera conversar con usted y con Juan Calzadilla y, si es posible, con Perán Erminy. Le digo: De acuerdo. Total que nos citó en un bar al final de la avenida Casanova. Allí fuimos. Sin mayores preámbulos nos dice, enormemente angustiado, yo quiero conversar con ustedes porque el señor Calzadilla ha atacado mi pintura. Quiero confesarles que yo vivo de ella; si ustedes siguen arremetiendo contra mi pintura voy a perder mis clientes, mis compradores, a la gente que gusta de mi trabajo. Yo se que mi pintura no tiene nada que ver con ustedes y que pueden llamarla como quiera en sus declaraciones, pero les ruego que procuren no mencionarme porque yo vivo de ella. La pintura es mi oficio, mi modo de vivir. Claro que se alargó la noche. Consumimos tragos y anécdotas. El compromiso fue cumplido como correspondía. Nunca más. ¿Blandengue?: el plácido ambiente de la llamada cultura nacional, el arte para la posteridad con su fardo de tradiciones y buen gusto, el arte como escalón o, plataforma para el reconocimiento de la sociedad culta. ¿Blandengue?: los soporiferos de la escolástica literaria y del positivismo y el modernismo trasnochados. Las postales del Ävila y las postales de jarrón. En las letras los balleneros irrumpían, de alguna manera, contra la literatura galleguia-

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na – hoy, por cierto, reconocida en su plena dimensión por muchos de nosotros –, sobre todo contra los epígonos de segunda y tercera. Nos daba piquiña el movimiento Cantaclaro (1950) y, particularmente, los realistas socialistas. En todo caso se trataba de asumir nuevos modos de expresión, una crítica acerba a una sociedad violenta que generaba una atmósfera de muerte en nombre de la democracia representativa. Empleamos cualquier medio para irrumpir contra ella, contra la sociedad como tal: el absurdo, la arbitrariedad, el arpón magmático, la lujuria de la lava. Ello significaba que el Techo de la Ballena asumía una actitud política, de burla y acidez contra la democracia representativa. Además, tenía al frente una isla en el Caribe, el movimiento del 26 de julio, un proceso revolucionario. Buena parte de nosotros se inscribe, digamos, dentro del apoyo a la revolución cubana y dentro del apoyo a la subversión política en Venezuela y al propio movimiento guerrillero. A nuestra manera, fuimos guerrilleros. Si, guerrilleros en el mundo del arte, en el mundo de la literatura y también en el mundo de la cultura política. Félix Suazo: Edmundo pero no todos los miembros del Techo de la Ballena comulgaban con la misma idea. Edmundo Aray: Claro que no, y claro que sí, cada quien a su manera. Muchos de nosotros estuvimos de visita en las cárceles, algunas largas, por cierto. Por ejemplo te doy el caso de Ángel Luque. Él fue hecho preso por ser cómplice en el secuestro del general Smolen. Ángel comete un error, que proviene de la ingenuidad. Acepta esconder al general Smolen1 en su taller, hombre ducho en el combate contra la subversión. Estuve, aseguró Smolen, a los siniestros organismos de seguridad, en el taller de un pintor de alto oficio. Ángel Luque fue a parar a Tacarigua, estuvo preso varios meses, y luego lo fueron a Europa. El Ministerio de interior era implacable. En fin, perdimos a Luque, un gran creador.


Anita Tapias: Alguien nos dijo que él se había ido muy molesto de Venezuela; incluso nos dijeron que aparte de este episodio de haber estado preso por este problema, también dentro del grupo hubo quien lo rechazó porque pensaron que él había delatado a algunos colegas. Edmundo Aray: El resentimiento de Angel fue fundamentalmente con el sector político en el cual militaba. Nosotros estábamos en la subversión y cada quien militaba de manera secreta en la organización que quisiera o en ninguna, pero participaba globalmente en el acto, en el hecho subversivo, en el enfrentamiento a la clase política dominante. De manera que el resentimiento de Ángel fue con su organización. Acaso se sintió desamparado. Nos era difícil ubicar a Ángel, se ocultaba de los venezolanos, particularmente de los que realizaban algún trabajo político. Félix Suazo: Edmundo en el año en que se realiza la exposición “Homenaje a la Nicrofilia” (1962), ese mismo año, hay sucesos políticos importantes en el país, como El Porteñazo, El Carupanazo. Generalmente los acontecimientos socio-políticos influyen también en la conducta de los intelectuales, y ya que estaban comprometidos más allá de la pintura o precisamente habían comprometido la pintura, la literatura, todo. ¿Qué sucesos marcaron la toma de posición en El Techo de la Ballena? Edmundo Aray: Los balleneros no podíamos desprendernos de nuestra existencia social, respirábamos una atmósfera de muerte, de violencia brutal. Dentro de esta atmósfera de muerte, dentro de esta violencia implacable, realmente nos sentíamos perseguidos, o provocábamos la persecución, conciente o inconscientemente. ¿Cómo responder a la muerte? Pues bien, desde Jajó – pueblo del estado Trujillo– en una medicatura rural, entre el cielo y la mon-

taña, con el puñal de los acontecimientos y el espíritu de los comedores de serpientes, Contramaestre comienza a dar cuerpo a sus delirios, sus enconos y su rechazo a los sustentadores del poder. Luego, en el matadero de Cabimas, violenta el corpus escatológico de la existencia nacional: un “Homenaje a la Necrofilia”. La materia: vísceras y huesos como medios de trabajo y de expresión. Se convirtió en consecuente visitante del matadero, luego de atender a sus pacientes en un garaje que tenía por consultorio. (Escríbase: Carlos viene del informalismo, en viniendo desde los intestinos de Archimboldo. En el período informalista trabajó con la tierra, como si trabajara con la lava, tal su materia. Explora el mundo magmático, es decir, busca, hurga la tierra, las cenizas, los restos de la muerte). El matadero se convierte en su taller, o, al menos, en su fuente plástica. Pieles, huesos, vísceras son, dice, mi materia prima. Hachas y cuchillos mis instrumentos de trabajo. Había renunciado al creyón, al pastel, a la placa, al óleo, a la brocha y a los pinceles. Quedaban sus manos y estos nuevos medios de trabajo. Las vísceras, afirmaba entonces, es materia en ebullición. En el catálogo de “Homenaje a la Necrofilia”, Carlos aparece retratado en un matadero. Pone como pie de foto: el artista en su taller. Un ciudadano de camisa blanca, impoluta. Durante varios meses trabajó como un verdadero carnicero, o bien de recolector de desechos. Para los matarifes se trataba de un mé-

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dico - bondadoso y solidario, por cierto, con sus pacientes -, y científico de gran porvenir, lustre de la región, tan sólo lustrada por el petróleo y las compañías petroleras. ¿Qué sucede? Pues, conversamos con Carlos. El pintor había armado su exposición. No requerimos de muchos tragos para afirmar que era realmente alucinante. Al amanecer, en un prostíbulo de Cabimas, con mucha cerveza, repetidos improperios contra el régimen, mucho encono y reservas de las amigas y mucho Daniel Santos decidimos hacer la exposición en Caracas y en un garaje. A los días Carlos se presentó con un camión y unos doce cuadros y varias esculturas. Tuvo suerte con la galería. Concertamos con una señora el alquiler de un garaje. Calle Villaflor, Sabana Grande. La señora amaba las expresiones artísticas. En su familia se cultivaba la pintura y la poesía. Todo un primor. Salimos de aquella visita como de la primera comunión. (Carlos comulgaba con Dios, más no con la hostia, a no ser las que recibió una y otra ocasión en las callejuelas de Salamanca). Una semana después se abrió la exposición con los bombos y platillos que corresponde a una galería en un garaje, pero también a un velorio. Vestidos de negro. Las mujeres con trajes para la ocasión. Y, por demás, con el hombre orquesta, quien

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olfateó el acto y montó su concierto hasta muy altas horas de la noche. Se bailó con afán en cumplimiento del ritual de la inauguración, pues de velorio las tripas en las paredes. El catálogo de la exposición pasó desapercibido para muchos, en aquella fiesta necrológica, que no Necrofílica, con flores amarillas, coronas exquisitas, mucho ron y cervezas adquiridos en los bares vecinos. Pero aquel catálogo interesó particularmente a los periodistas de la cadena capriles y a los sabuesos del régimen. El Homenaje a la Necrofilia irritó no solo al régimen que ya estaba incómodo por las publicaciones nuestras, particularmente por el libro ¿Duerme usted señor Presidente?, de Caupolicán Ovalles, y la exposición en Homenaje a la Cursilería. Pero no sólo molestaba al Gobierno sino también a cierta izquierda de escritorio, bufete y mariposa, que no comulgaba con los modos balleneros. Fueron muchas las discusiones -por cierto, en los bares de la calle El Colegio, en Sabana Grande- entre los políticos y los balleneros, que nos ponían en evidencia ante el enemigo principal. El Homenaje a la Necrofilia fue respuesta y testimonio de una existencia concreta: represión, tortura, desaparecidos, complicidad de los medios, violencia policial del régimen, contra violencia.


El Homenaje a la Necrofilia fue motivo de escándalo nacional en el que influyó el hecho circunstancial y el aparato del régimen. También funcionó el azar objetivo, porque los desechos del catálogo fueron encontrados en los talleres gráficos de la Universidad Central de Venezuela. Habíamos impreso el catálogo allí, con el mayor cuidado posible, con el mayor secreto, casi clandestino. Pero esos desechos fueron recogidos por algún oficiante del gobierno y llegaron a las manos de la Cadena Capriles, quien los utilizó para armar un escándalo y atacar a la Universidad, pues se consideraba a esta institucion como uno de los centros fundamentales de subversión política. Aquellos titulares a ocho columnas, y un tropel de columnistas de la decencia y la moral nos dieron mucho aire para continuar en el empeño demoledor y provocador. El artista, confirmábamos, podía dar respuestas contundentes a su existencia social. Félix Suazo: ¿Se podría decir que en este período hubo momentos de tolerancia, momentos en que los intelectuales anti oficialistas podían expresar su descontento? Edmundo Aray: La tolerancia propia de quien no quiere buscarse pleitos con los artistas ni usar las armas de la represión para cuidar la imagen de la democracia. El propio Carlos Andrés Pérez - feroz como Ministro de Interior, hombre de cuidado como Presidente – cuenta una anécdota con motivo de la publicación del libro “¿Duerme usted señor Presidente?” de Caupolicán Ovalles. Rómulo Betancourt le exige hacer preso a Caupolicán. Carlos Andrés le dice: si nosotros lo hacemos preso se va a generar un escándalo innecesario. Ese es un panfletito, un libro con un tiraje de unas quinientos o mil ejemplares. Claro, si lo ponen en las librerías, yo mando a recogerlo – léase secuestrarlo –. Aunque Betancourt estaba sumamente disgustado y quería meter en la cárcel a Caupolicán y a la gente de El Techo de la Ballena, aceptó el consejo de su Ministro. De haberse procedido conforme a Betancourt hubiera fracasado la gestión po-

licial, porque Caupolicán ya estaba a buen resguardo. Quien no escapó del carcelazo fue Adriano González León, autor del prólogo del libro. Al regreso de París fuimos a buscarlo al aeropuerto. También la Digepol. Entre la Digepol y nosotros tuvo más fuerza la Digepol y se llevaron a Adriano, quien fue a parar a los Chaguaramos, urbanización donde se encontraba la sede de aquella siniestra policía del régimen. Caupolicán se encontraba en Colombia, primero en Cúcuta y luego en Bogotá. Era un riesgo la permanencia de Caupolicán en nuestro país. Nos reunimos en Barquisimeto y le informé sobre la pronta edición del libro. Él me pregunta, atribulado: ¿qué significa eso. Y yo le respondo: Eso significa que tú vas a ser el primer exiliado de Rómulo Betancourt. Por supuesto, él entendió plenamente y se fue a Cúcuta. (Cruzar la frontera era común de la lucha política en este país). La represión se acentuó. Y el tiempo de exilio de Caupolicán se alargó. Ocasión que le permitió conocer a los nadaistas, y a los intelectuales de la revista MITO. Ciertamente, nuestro poeta fue el primer exiliado político del régimen de Betancourt, aunque no fuera por disposición expresa del Presidente, si no ballenera. Caupolicán hizo honor a su exilio. Por cierto, aquel exilio nos proporcionaba argumentos para denunciar el carácter represivo del régimen. En realidad el Gobierno perseguía a Caupolicán. A fin de cuentas lo estábamos salvando de una paliza, además de una larga estada en prisión. Meses después le publicamos un nuevo texto, edición tubular: “En uso de razón”, motivo, a su vez, para hacerle un Homenaje en una exposición colectiva, desaforada y corrosiva, que mostramos en la Librería Ulises, en Sabana Grande. Félix Suazo: Cuéntenos un poco más acerca del caso de Adriano. Edmundo Aray: Adriano fue encarcelado por haber escrito el prólogo al libro ¿Duerme usted, señor presidente? Permaneció detenido durante varios días. Poco tiempo, pues resultaron efectivas las gestiones de intelectuales

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del régimen: Juan Liscano y Simón Alberto Consalvi. Posteriormente Adriano escribió la introducción del catálogo Homenaje a la Necrofilia. Ambos textos son fundamentales pues conforman parte del cuerpo teórico de los balleneros, tanto en lo que respecta a la sociedad, al régimen de muerte, como a nuestra existencia como artistas. Esos dos trabajos tienen mucho más firmeza, basamento, fundamento teórico que los propios manifiestos balleneros. Félix Suazo: Ya que estamos hablando de fundamentos teóricos: ¿qué clase de literatura teórica y filosófica consultaban ustedes en la época? Edmundo Aray: Nosotros teníamos, en su mayoría, una formación marxista, aunque poco rigurosa. Posteriormente, fuimos consecuentes lectores del existencialismo y de los marxistas revisionistas. Ya para los comienzos de los años sesenta las propuestas de Sardio no satisfacían nuestras exigencias. Asumimos actos más subversivos en el ejercicio político y artístico. Hicimos propios a Lautremont, Sade, Dadá, Breton, Artaud, en general a los movimientos futuristas, surrealista, informalista. Convertimos a Moby Dick en especie de libro sagrado. Miramos con mayor entusiasmo la obra de los latinoamericanos: Oliverio Girondo, Enrique Molina, el chino La Torre, Vicente Huidobro, Aldo Pellegrini.

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Félix Suazo: El grupo permaneció unido unos cuantos años y luego se va diluyendo: ¿esto es por consentimiento colectivo o sencillamente ya pasaban a otras formas por decisión individual? Edmundo Aray: Desde el punto de vista político aquello que se llamó guerra civil no fue tal. Ya para el año 67 el movimiento subversivo estaba completamente destrozado; la represión había golpeado seriamente a la izquierda extrema. Naufragaba el movimiento revolucionario. La social democracia se afirmaba apuntalada por la represión. Los parti-

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dos políticos de izquierda se acogen a la “paz democrática”. Al mismo tiempo se da un hecho que divide a los balleneros: el premio Seix Barral para Adriano González León, que lo obtiene con “País portátil” (1968). Para celebrar el acontecimiento nos reunimos sardianos y balleneros en el Bar Restaurant Iruña, situado cerca del Teatro Municipal. (El Iruña había sido lugar de encuentro de los sardianos por los años 56, 57 y 58, en el período de la dictadura). Se trataba de un homenaje a Adriano González León, oportunidad para invitar a la gente de Sardio que no se había incorporado al Techo de la Ballena. El festejo devino en una escisión, con todo y llanto, porque Adriano planteó que había llegado el momento en que cada quien debía realizar su propio destino personal y renunciar al destino colectivo ballenero. Nos dividimos, ciertamente. La ballena había sido seriamente arponada. Aún así mantuvo su navegación durante algunos años más, pero con el chorro a media asta, en desmedro de la locura de Ahab. La desaparición del movimiento como tal la marca esa reunión en el Bar Restaurante Iruña y el premio Seix Barral. Sin embargo, algunos de nosotros fuimos voluntaristas y decidimos mantener la navegación ballenera. Continuamos con las publicaciones, y una que otra exposición. Por esos años se incorpora Dámaso Ogaz, pintor, dibujante y poeta chileno. Con Dámaso, Caupolicán Ovalles, Juan Calzadilla, Daniel González y el pro-


pio Carlos Contramaestre logramos mantener a El Techo de la Ballena por unos años. Finalmente muere de mengua porque Carlos se va a Mérida y los delirios de Ahab dan paso al desencanto. Comenzamos a sentir un enorme vacío en la mitad del corazón. Algunos balleneros se incorporaron a las huestes felicitadoras de la social democracia. El discurso incendiario de Adriano sobre el celestinaje intelectual adquirió representatividad en el propio Adriano y unos cuantos ex - balleneros. Ante el naufragio la aventura del caminante de La Mancha, con su adarga, sin renunciar al arpón ballenero. Creamos Rocinante. En aquel momento palabra solitaria de la despedazada y encarcelada izquierda política, que abrió camino a la discusión ideológica. Edmundo Aray, Héctor Malavé Mata, Ramón Palomares y Efraín Hurtado conformamos su primer Consejo de redacción. Félix Suazo: Podría puntualizar más en torno al pintor Alberto Brandt, una personalidad vinculada al Techo de la Ballena. Edmundo Aray: Alberto Brandt fue un artista de ruptura total, un provocador a dedicación exclusiva. Para nosotros, paradigmático. Participó en la militancia ballenera. Cultivo particular amistad con Juan Calzadilla y Perán Erminy. En el Rayado sobre el Techo nº 2 hay una nota referente a Alberto Brandt escrita por Juan, traviesa, lúdica. Brandt participaba plenamente en nuestros ejercicios falsarios. Muchas de nuestros textos o manifestaciones pictóricas acreditados a alguien, tenían otra autoría. En una oportunidad organizamos una exposición en una librería, pero requeríamos de un cuadro de Alberto Brandt. En aquella circunstancia, fuimos a un mercado de víveres, compramos un kilo de lechuga, unas salchichas alemanas y una bacinilla. La instalación acreditada a Alberto fue deleite del público. Tal acto tenía que ver con nuestra propuesta de que la pintura se consumía en el propio acto de creación.

El arte es perecedero. Sólo tres pinturas y una cantidad similar de esculturas de la exposición “Homenaje a la necrofilia” escaparon del aseo urbano. Cuento una anécdota: En esa época mi hija María Julieta tenía tres años. Vivíamos en Bello Monte. En la sala del apartamento tenía dos esculturas del Homenaje a la Necrofilia, que había escogido por considerarla menos perecederas que los cuadros, fuente inagotable de gusanos desde la medianoche misma de la exposición. En atención a la verdad, Carlos no había manejado con propiedad sus instrumentos de trabajo, huesos y vísceras. No los incineró debidamente. Días después de haber instalado las esculturas oigo un grito de terror: era de Zonia Azparren, la madre de María Julieta. Pregunto: ¿qué pasa? ¿Por qué ese escándalo?. Zonia responde: ¡bota esa vaina!, ¡esto es de horror! Por los huesos de la escultura se movía a sus anchas un gusano que parecía una culebra. En medio de la histeria aquella las esculturas encontraron en un basurero su destino último. Permítanme, finalmente, una anécdota sobre Fernando Irazabal y su exposición sobre los occisos, en la Galería Mendoza. Se trataba de una exposición que sobrecogía por la manera de tratar el tema de los occisos: el humor negro y el tratamiento plástico de “sus” occisos. Figuras que prácticamente se salían de la celda del formato para agredir al espectador. Entre las piezas, Fernando hizo una que tenía la forma de “cake”, de gran pastel con excitante olor a chocolate. Rodolfo Izaguirre y Fernando se las ingeniaron para actuar en el momento de mayor concurrencia. Ambos iniciaron una discusión sobre la forma y contenido de aquella escultura pastel que culminó con este diálogo: ¿Qué es lo que tú quieres? – le preguntó Fernando –. – Pues degustar tu obra, que no es sino lo que es – respondió Rodolfo. Y con la misma echó mano a la escultura, la partió con malos modales y se comió buena parte de ella en medio del inicial estupor y posterior avidez del público. También el arte puede dar lugar a una indigestión.

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Estas dos anécdotas sirvan de homenaje a Alberto Brandt.

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Félix Suazo: Háblanos de la relación que establecieron los balleneros con otros movimientos, con otras personas afines, tanto artistas plásticos como escritores. Edmundo Aray: El Techo de la Ballena influyó en el desarrollo de la literatura, de la pintura, en la formación de grupos plásticos, de grupos literarios, en la acción política de los intelectuales. Uno de ellos fue el Círculo de El Pez Dorado, que estimulaba Jacobo Borges, Josefina Jordán y Régulo Pérez. (El local de El Pez Dorado estaba ubicado en el segundo piso de un edificio destartalado en la avenida Casanova). Mantuvo relaciones de complicidad con ellos, y participó en varias de sus actividades. Así mismo, con grupos o movimientos del exterior. El Techo se liga al movimiento Beat, a Ferlinguetti, Allen Ginsberg, Jack Kerouac, Gregory Corso. Atrajo la atención de Henry Millar, quien nos remitió un texto para su publicación en el número 4 de la Revista, número que no llegó a editarse. Mantuvo relación con los surrealistas. Bretón se entusiasmó con la gesta ballenera, al punto de decir que los auténticos epígonos del surrealismo eran los balleneros. Roberto Sebastián Matta y Jorge Camacho se consideraban de las huestes de El Techo. Ambos expusieron en la Galería del Techo. Por esos años vino Matta, invitado por la ballena. Roberto trajo su muestra en un tubo enorme envuelto sin mayores precauciones, alrededor de unos veinte cuadros. (Uno de esos cuadros está en el IVIC, en Pipe, adquirido por la institución al través de Marcel Roche, su Director en ese entonces). Posteriormente

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llevamos la exposición (La llave de los campos) a Valencia, y tal era el grado de irresponsabilidad nuestra, que para su traslado montamos aquellos cuadros en un camión, cubiertos por una lona. Imagínense la sorpresa de los directivos del Ateneo de Valencia cuando llega el camión, se quita la lona y se empiezan a bajar los cuadros como si fueran trastos. Las relaciones fueron verdaderamente estrechas con todos los movimientos, particularmente con los poetas de Tabla Redonda. Por supuesto que en Tabla Redonda había interés por parte de su dirigente mayor, Jesús Sanoja Hernández, militante del partido comunista, de establecer una marcada diferencia entre Tabla Redonda y el Techo de la Ballena. Pero la mayor parte de sus escritores se sentían ciertamente balleneros. Compartíamos la existencia. Anita Tapias: Una vez desintegrado el grupo ballenero, cada cual agarra por su vida, se pierde su espíritu iconoclasta. Es lo que se observa en muchos de ellos. Edmundo Aray: Ciertamente, se perdió. En la reunión de Bailadores, celebrada en noviembre de 1997, el balance no fue lisonjero, no podía serlo. Gran parte de la gente de la Ballena se insertó, o nos insertamos, dentro de los parámetros convencionales de la sociedad democrática, sus modos de comportamiento. Muchos han disfrutado el reconocimiento y las lisonjas del poder. Otros han permanecido fieles a sus propuestas irreverentes y libertarias. La reunión de Bailadores saldaba una deuda con Carlos Contramaestre, porque desde el año de 1995 habíamos acariciado la idea de reunir a los balleneros, dejar un testimonio, desde nuestros días, de lo que fuimos, de nuestro presente como creadores y del modo de afrontar el resto de llanto o de humor que nos quedaba.


En Bailadores registramos nuestro trabajo, revisamos la bitácora de la navegación ballenera, volvimos a leer los textos de ayer, nos encontramos, nos abrazamos, nos besamos y nos embriagamos como debe de ser. Nos dimos cuenta de que aquellos textos están tan vigentes, como lo fueron entonces, y, en segundo lugar, que como creadores no habíamos renunciado a la esencia ballenera, a su magma, a esa carga interior, de ruptura oceánica que es la Ballena. Claro que la respiración ballenera perdió fuerza. Su turbulencia se desvaneció en el océano de una existencia social mediatizada Félix Suazo: ¿Cómo fue el encuentro con Jacobo Borges en torno a la exposición “Las Jugadoras”? Edmundo Aray: A parte de las diferencias políticas, lo cierto es que Jacobo estuvo identificado con el Techo de la Ballena. Aún más: en la Galería de El Techo, su varadero último, en Sabana Grande, presentamos una exposición de Jacobo: Las Jugadoras. Jacobo vivía en Chacao, en la azotea de un edificio. Estaba en una situación económica difícil. Fui a visitarlo. Surgió la idea de presentar una exposición de su obra reciente. Por motivo de las dificultades económicas, de él como del grupo, se decidió escoger un mismo y pequeño formato. (40 x 40 cm.) Tambores, en los que la tela era sustituida por cartón comprimido. Algunos pocos cuadros de gran formato completaron aquella extraordinaria muestra. Félix Suazo: Me llama la atención, la inclinación que tenían las luminarias de El Techo de la Ballena hacia lo informal para entonces aunque habían pasado por algunos momentos de figuración como fue el caso de Jacobo. Edmundo Aray: El informalismo fue un tránsito, un período de busca, de experimentación, de investigación. Muchos de los pintores balleneros habían bebido en las fuentes del informalismo español y norteamericano. En el caso de Carlos Contramaestre correspondió a un período de tres años, pero no llegó a abando-

nar su peripecia expresionista, que le permitía ser más agresivo y directo, y con una propuesta no solo plástica sino política. El informalismo no fue la única propuesta de la pintura ballenera. Muchos de la gente del Techo asumieron el expresionismo, ensamblaron propuestas informalistas con el expresionismo. Anita Tapias: Cómo era la relación de los balleneros con lo que significaba para el momento la oficialidad: el Museo de Bellas Artes, para ese momento con Miguel Arroyo como Director, el Ateneo, la actividad de todas esas instituciones que de alguna manera representan la oficialidad? Edmundo Aray: Es cierto que los balleneros irrumpen contra la oficialidad, pero muchos de los intelectuales o artistas con responsabilidades al frente de instituciones de la cultura, entre ellas el Museo de Bellas Artes, estaban ligados afectivamente a nosotros. Miguel Arroyo no sólo fue un excelente y notable conductor del Museo de Bellas Artes, sino también un cómplice nuestro. Miguel compartía muchos de los planteamientos de El Techo de la Ballena. Disfrutaba el humor ballenero, su espíritu corrosivo. En la Sala Mendoza, con Lourdes Blanco, se hicieron algunas exposiciones de vanguardia, como la de los informalistas españoles. Allí por primera vez, disfrutamos obras de Millares, Tapies y Canogar. No fuimos mezquinos con el elogio, ni gratuitos con la crítica. Aparte de que nadie aceptaba ser confundido con el arte oficial, por mas convencional que fuera su obra. Félix Suazo: La verdad es que siento que nuestras expectativas con esta entrevista han sido colmadas. Caracas, 1999 / FIN Se refiere al Teniente-Coronel Michael Smolen, Segundo Jefe de la Misión Militar estadounidense en Venezuela. Cfr. Beatriz Sogbe. ¿Dónde Está Angel Luque?. En, “Angel Luque. Imágenes primarias: 1957-1965. Colección Museo Arturo Michelena. Caracas, Diciembre 2001-Febrero 2002 p. 3

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Cotrain Cotrain::

imagen y sociedad

(Entrevista realizada a Lucía Lamanna y Liliane Blaser) Sergio Siugza

En la Quinta El Campito, de la Avenida Las Acacias en la Urbanización La Florida de Caracas, se encuentra La Comunidad de Trabajo e Investigación “COTRAIN”, compañeras y compañeros que han registrado en miles de cintas parte de nuestra historia política y social de los últimos 34 años para plasmarla en una serie de Documentales con “mirada propia”, con nuestra identidad, además de preparar a través de Talleres de Formación a futuras generaciones de creadores audiovisuales, que según sus palabras, … “buscan contribuir a un trabajo interdisciplinario e interinstitucional en aras de hacer del trabajo en y con la imagen audiovisual, un aporte a las transformaciones necesarias en nuestro imaginario cultural y societal…”. Durante la realización del III MicroFestival 1000 Metros Bajo Tierra Mérida, Festival Internacional de Cine Subterráneo, el pasado mes de Julio, le fue entregado un reconocimiento al trabajo realizado por COTRAIN durante todos estos años. El equipo de Cine Crónica, aprovechó dicha oportunidad y tuvimos una conversación con Liliane Blaser y Lucía Lamanna, realizadoras audiovisuales y responsables de La Comunidad de Trabajo e Investigación COTRAIN….

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SERGIO SIUGZA (SS): Lilian, ¿cómo comenzó todo esto de Cotrain? LILIAN BLASER (LB): Bueno trabajamos –

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junto con otras personas- desde el año `74 más o menos. O sea que estaríamos cumpliendo 35 años. Estudiábamos en la Universidad Católica, porque habían cerrado la Central. Y ahí comenzamos un trabajo en barrio, como toda persona que quiere hacer algo por el mundo. Y luego nos fuimos hacia la comunicación porque nos pareció que era importante cambiar el todo y para cambiar el todo hay que cambiar esta cosa que llevamos aquí arriba, que es la conciencia. COTRAIN nace realmente en los años ´70. Se va transformando a través de los años, a medida que entra gente nueva y sale gente; y en el ´86, junto con Lucía Lamanna y con Milvia Fuentes, creamos COTRAIN: Instituto de Formación Cinematografía COTRAIN. Con Lucía entonces tenemos 25 años trabajando al frente de esto y estamos coordinando en conjunto el Curso Integral de Documental, que es un curso en 4 niveles, en 4 esfuerzos, en 4 módulos… que trata de -digamos- hacer, no solamente gente que sepa hacer documentales sino que sea documentalista, entendido esto como una manera de mirar el mundo y de hacer el mundo. SS: Lucía, en estos que lleva COTRAIN, ¿alguna experiencia muy fuerte haciendo documentales? ¿Cómo empezaste? . LUCÍA LAMANNA (LL): Bueno, apenas me gradué entré a COTRAIN y Lilian ya tenía en mente crear el instituto, así que, apenas


entregué mi tesis, al mes ya estábamos fundando el instituto, y… comenzamos trabajando en Súper 8, ya yo venía trabajando en Súper 8 en la universidad y realmente estaba muy, muy enamorada por tomar imágenes a través de eso que llaman “cine”. Pero, como trabajábamos siempre con lo más chiquitito, después del Súper 8 lo que vino fue el video, y es cuando se inició quizás realmente nuestro trabajo en documental, con los sucesos del 27 de febrero. Y a partir de ahí no sólo trabajaba en COTRAIN, comencé a trabajar también como asistente de montaje en varias producciones de largometraje de ficción venezolanas, y en COTRAIN en video, y luego cuando vino también todo, toda esta nueva tecnología de la computadora, siempre trabajando en montaje y cámara ¿no?... Aparte de eso, dando los cursos. Actualmente me dedico, junto con Lilian, a codirigir el Curso Integral Documental, y hay una materia que dicto, que se llama Realización Videosonora. Para mí es muy importante lo que es la parte de composición, sobre todo que, a veces dicen que si los documentalistas no componen porque lo que hacen es que toman, registran, captan y ya. Y bueno, uno capta, uno registra, pero también está buscando y por supuesto que se parte de todo un conocimiento compositivo de lo que significa tanto cámara, montaje, todo lo que llaman “parte técnica”, que para mí es más bien, que yo creo que hay que hacerla trascender, y esa es la idea en COTRAIN. Donde los estudiantes, por supuesto, adquieran una técnica, pero que la trasciendan a lo que es un nivel de composición. Uno puede hacer documentales poéticos; uno puede hacer unos documentales completamente compuestos; es decir, por eso es que somos una escuela. Lo que pasa es que tiene toda la característica, también, que Lilian ha aportado aquí y que creo que ha

sido muy importante para cada uno de nosotros, que es la escuela Humanística. Creo que esa es como la célula que dirige, que nos direcciona, que nos apunta. S. S.: Lilian, ¿cómo fue hacer documentales antes del Proceso Bolivariano y cómo es hacer documentales ahora? L. L. : Cada etapa tiene sus bellezas y sus dificultades, ¿no? …Antes de este proceso… las dificultades eran, bueno, el temor de que en cualquier momento te pudieran allanar o, sobre todo cuando estábamos haciendo el 27 de febrero, cuando lo estábamos montando, en varias oportunidades nos llevamos todo para otro sitio, porque nos vinieron a visitar del ejército y también de la policía. Siendo un instituto educativo, pues no pasó de allí, ¿no? O sea, nos pidieron una copia, dijimos que no lo habíamos terminado y la cosa no trascendió. Pero siempre uno tenía ese temor pues, de que las cosas que uno estaba haciendo iban a tener consecuencias. El tema es que son las cosas que uno cree que debe hacer y las tiene que hacer ¿no? Pero había, digamos, la posibilidad de actuar “en negativo” y yo creo que, muchas veces, para el documentalista es más fácil actuar “en negativo”, es decir, contraponerse a algo, hacer contra información, polemizar con una situación existente, que traba-

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jar, digamos, cónsono con un proceso que se está dando, en el cual uno siempre va a tener miedo de ser complaciente, o a tener miedo de no ver la realidad tal cual es, sino que, como uno quiere conservar esto que está ocurriendo, por supuesto, transformándolo y haciendo aportes críticos que puedan hacer que mejore y que vaya más allá de sí mismo, siempre uno tiene el miedo, el temor de mentir, de decir cosas que a lo mejor son más deseos que realidades. Y pasó precisamente que cuando empezó este proceso hicimos un trabajo que se llamó “Chávez 2 años” pero era una especie de tarea rendida a la sociedad, pero que no nos satisfizo como realización, y empezamos así como a ver qué mal está el mundo, y entonces hicimos el trabajo sobre Irak, sobre Honduras, sobre… los dos últimos trabajos que hicimos sobre Palestina, cada una por su lado. Pero creemos que sí, que es importante también echar la mirada hacia lo que está ocurriendo, y bueno, con las equivocaciones que una pueda cometer por el amor que le tiene a que este proceso continúe y se profundice, pues, correr ese riesgo ¿no? El riesgo de antes era, a lo mejor, que te allanaran la casa; el riesgo ahorita es el riesgo de sentirse complaciente o de a lo mejor ser hipercrítico con situaciones en las cuales a lo mejor debiera ser más comprensivo. Entonces, es como encontrar el justo… el justo tono en que hay que tratar el Proceso, ¿no? Porque sí creemos; bueno yo creo -y creo que Lucía también- que todos los procesos son perfectibles, todos los procesos tienen sus heridas y sus problemas y sus partes negativas, y creemos que la labor de un documentalista es precisamente señalar, pero señalar lo bueno y lo malo… El otro día un periodista que me estaba entrevistando decía –si hay 4 vasos y hay 3 que están llenos y 1 que está vacío yo ¿voy a centrar en el vacío?, -y yo le decía: y bueno, ¿por qué no te centras en los 3 llenos y también en el vacío?… La polarización que tenemos en este momento en el país hace que algunos solamente vean los 3 vasos llenos y otros solamente vean el vaso vacío. Y el documentalista, los medios comu-

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nitarios, alternativos o independientes, creo que tienen el deber de señalar la totalidad… En la medida de la miopía que uno pueda tener, o la hipermetropía que uno pueda tener, tratar de hablar sobre las cosas, y no solamente haciendo películas; o sea uno también habla escribiendo en las paredes, escribiendo en Aporrea, escribiendo y opinando en la calle, en conferencias, en conversatorios, o sea… y yo pienso que el documentalista es una persona que está observando la realidad de una manera lo más lúcida posible y tratando de transmitir eso. Si lo transmite con celuloide, chévere, si lo transmite con video, chévere, y si lo transmite con palabras, de alguna manera también está documentando la realidad. S. S. : Lucía… ¿Dónde se dictan los talleres de COTRAIN? y ¿quién acude a los talleres? O sea, ¿en todos estos años han percibido ustedes una media de quiénes más acuden a recibir los talleres?, ¿qué experiencia resaltarían? L. L.: COTRAIN queda en Caracas, en la Av. Las Acacias de La Florida, casa # 59, y, en cuanto a estudiantes, la verdad es que -si recuerdo- hemos tenido todo tipo de estudiantes, hasta hemos tenido abogados, quizás también por las propias maneras “cotrainescas” de establecimiento y de organización, digamos: que no todos los estudiantes han pasado por todas las materias… antes además dábamos más ficción que documental y realmente siempre fuimos sobre todo documentalistas, porque nos gusta más atrapar la realidad con la cámara, que hacer un set y hacer acciones controladas. Realmente las controlamos a través de la improvisación –entendiendo la improvisación como un trabajo del momento –como es el trabajo jazzístico- pero con todo un conocimiento de fondo, de la disciplina y también de lo que uno quiere de la realidad ¿no?... Y hemos tenido muchachos de 15 a 16 años a personas de 40 y yo he tenido estudiantes de 60 años… Digamos que ha sido muy variado y últimamente, ya quizás en los últimos años, sobre todo personas bastante jóvenes.


Quizás lo más importante también es todo este movimiento del documental, que nuestro propio país nos da un terreno abonado para poder ver la realidad, porque, independientemente de lo que pensemos, si estamos en contra o si estamos a favor de lo que está ocurriendo en el país desde el punto de vista político, social, económico… realmente hay una mirada más conciente por parte de cada uno de nosotros los ciudadanos; es más, tenemos conciencia de que somos ciudadanos, de que no solamente hay una parte del país que es “ciudadano” ¿no? Yo recuerdo, en marchas hace quizás 5 años, con Lilián –Lilián siempre ha estado grabando marchas, problemas, desastres, y en una de esas que yo he acompañado recuerdo mucho a una señora, también muy, muy mayor, y ella me decía que toda esta situación venezolana… que menos mal que ella no se iba a morir sin haber tenido los ojos cerrados. Igual que nos conseguíamos personas que son recogelatas o que venden raspados y que te podían hablar del presidente de Brasil, del presidente de Bolivia, de lo que estaba ocurriendo en Argentina, y una conciencia más de ser latinoamericanos pues, una conciencia más de lo que verdaderamente somos nosotros pues. Porque se nos ha casi que vendido toda una idea. Tenemos un… hemos tenido chips en la cabeza desde chiquitos, desde pequeños, donde tenemos unas muestras de un cine que no es el nuestro, de una mirada que no es la nuestra, y yo creo que COTRAIN… no importa si eres niño, si eres niñita, si eres muy grande, si eres muy viejito, si eres muy viejita… realmente todos estamos ahí para poder hacer talleres y poder multiplicar además, porque también la idea es –como estas mismas maneras que hemos aprendido- de que el conocimiento no es único sino que el conocimiento se multiplica, y uno lo da y también recibe… Yo tengo

estudiantes ahora que yo llamo y le digo -¡epa Adrianita, mira ¿cómo hago aquí, me puedes asesorar en tal programa que me está pasando tal cosa?... Y entonces los estudiantes también son docentes de uno. Realmente tratamos de que haya una horizontalidad, una multiplicidad y que el centro tonal no es de uno solo, es de todos… ……… L. L.: …Sí, el eslogan nuestro cuando cumplimos 10 años fue “10 años aprendiendo a enseñar” ¿no? Y creo que eso es; o sea, uno ha ido aprendiendo, ha hecho cosas bien hechas, otras regulares, y va aprendiendo en ese proceso, además la realidad cambia, la gente que viene cambia, tiene otras necesidades, otras expectativas y entonces uno tiene como que irse adaptando y amoldando. No son solamente ellos que se tienen que amoldar a un método nuestro sino que es mutuo pues, o sea, de alguna manera hay un método en COTRAIN, no es un solo método, hay diversidad entre cómo trabaja Lucía y cómo trabajo yo, y cómo trabajan otros profesores y profesoras; entonces esa diversidad de la que hablaba Lucía es bien importante, ¿no? Y, en un mundo que está tan polarizado, nosotras y la gente que ha venido trabajando en COTRAIN en general, aportamos nuestro grano de arena para tratar de hacer un mundo mejor ¿no… Que uno piensa que el mundo mejor queda a la izquierda, otras personas pueden pensar que está en otro sitio, … lo que le pedimos a toda persona que estudie en COTRAIN –o que trabaje en COTRAIN- es que tenga una actitud abierta y una actitud constructiva de un mundo distinto. O sea que no sea una persona que quiera reproducir un sistema que nos parece injusto, sino que lo quiera transformar; ahora, la manera en que piense que se deba transformar, eso es otra cosa ¿no?

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Porque en los años 80 – 90 –ahorita nos comentan- que COTRAIN era una especie de isla en la que mucha gente se protegía del neoliberalismo y de lo que andaba por ahí en el aire, ¿no?, y tenía un lugar donde discutir cosas que afuera no se discutían. Pues ahorita también a lo mejor es necesario abrir espacios de discusión sobre las osas que ocurren en Venezuela y poderlas ver, digamos, en su multiplicidad y sobre todo en su complejidad. O sea, queremos pensamiento complejo, queremos pensamiento crítico y queremos pensamiento constructivo para, digamos, que el ser humano pueda vivir en un mundo un poquito más vivible, antes de que se venga a acabar por las prácticas nocivas del capitalismo, el neoliberalismo y toda esta dinámica horrenda de la muerte ¿no?

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S. S. : Lilián: ¿Se puede decir que el primer trabajo de COTRAIN como tal fue el trabajo sobre el 27 de ferbrero? L. B. : Bueno, habíamos hecho los primeros pininos en Súper 8, como dijo Lucía, y sí, salimos a la calle el 27F; entre tanto, mientras trabajábamos el 27 –porque hubo 3 versiones- hicimos también “Convivencia, el primer congreso nacional indio de Venezuela” -se llamó- y, digamos, fueron esos 2 trabajos que hicimos en el 89, que de alguna manera marcaron un poco el destino de COTRAIN, pero también del país, ¿no? O sea, la presencia indígena en América Latina, el entender que hay otra manera de ver el mundo, que no es el de Occidente, creo que es algo que aporta ese otro mundo y ese otro ser humano que fue marginado durante mucho tiempo. Y el otro marginado durante mucho tiempo, que fue el pueblo llano, el pueblo que, digamos, vive en situaciones difíciles, pues también. O sea: ahí estaban 2 semillas de ese mundo que estamos tratando de construir ahora ¿no? Y creemos que la realidad nos vino a buscar y lo que hicimos es lo que yo siento que un documentalista, una documentalista, tiene que hacer, o sea, cuando la realidad toca a tu puerta recíbela, fluye con ella, penétrate con ella, y Comarca

trata de hacer un discurso que dé cuenta de ella con toda la honradez posible… S. S. : Y de esos trabajos documentales después del 27F; alguno que te haya hecho sentir, tal vez un poco más que otro; alguno que te haya marcado por su resultado final o durante su realización. L. B. : Sí, es difícil porque la experiencia en Honduras fue bien fuerte, la experiencia con el trabajo sobre la invasión a Irak también fue muy fuerte, sobre todo a nivel de… no porque estábamos allá sino por la información que uno iba recibiendo. El impacto de ver unos estadounidenses luchando por la paz y luchando contra su propio gobierno al que llaman “asesino” ellos mismos. El trabajo con los 2 años desde el levantamiento del Presidente ahora, Chávez, hasta la caída de Carlos Andrés, fue también un proceso de 2 años, realmente, en que uno iba de sorpresa en sorpresa y de lucha en lucha. Yo creo que cada uno tiene su belleza interior por lo que está reflejando de realidad… Ahora, mi documental más querido, si se quiere, es “El último panfleto” porque de alguna manera hubo la posibilidad ahí de romper el lenguaje mas denotativo de otros documentales. También “Vargas” fue un trabajo en donde, en estilo muy de Lucía, se introdujo en una subjetividad muy fuerte. Y bueno, yo creo que cada uno es una experiencia y es como los hijos, ¿no?, uno no puede decir que quiere más a uno que a otro porque de verdad cada uno te aportó una riqueza humana y una experiencia humana importante ¿no?.


Los pájaros se van con la muerte Edmundo Aray

Bien valió la espera de algunos años para ver LOS PÁJAROS SE VAN CON LA MUERTE en pantalla cinematográfica. Fueron muchos los avatares y no menos las exigencias de Thaelman Urgelles. Pero hela ahora en Mérida, compitiendo con más de doce películas de la última hornada de la producción nacional en el Festival de Cine Venezolano. Los pájaros se van con la muerte no es sólo una excelente obra de Edilio Peña, escenificada en Europa, en los EE.UU., y en varios países latinoamericanos, tal la atención y atracción de dramaturgos del resto del mundo. También fue acogida con entusiasmo por el público y la crítica cuando se escenificara en Venezuela. He aquí un contradiscurso de la visión tradicional que alimenta gran parte de nuestra dramaturgia. No hay concesión alguna – partícularmente en la película de Urgelles- en la puesta en escena, ni en el tratamiento de los personajes, ni ante el público amante de la recreación fácil y los requiebros comunes dirigidos a la complacencia. Obra de plena realización metafórica, provocadora de analogías, violenta, transgresora. Cerrado universo, desgarradora relación que alcanza sorprendente intensidad en cada uno de sus actos, como los alcanza la obra teatral, pero que en el cine son puntos de inflexión que recogen al espectador y le exigen afinar

el entendimiento para mayor beneficio de las sensaciones y relamo de la percepción. Obra de intensidad máxima. Sobre la obra de Edilio Peña –válida para la realización de Urgelles- escribió Leonardo Azparren, nuestro primer crítico de la actividad teatral: “El desarrollo dramático de Los pájaros se van con la muerte se sustentan en la aprensión (…) de una experiencia en su circunstancia postrera, reducida a unos linderos más sustantivos: la condición vital de dos seres cuyos polos son lo inaccesible de la trascendencia social”… La omnipresencia de María Leonzia, que pareciera amargar la existencia de los personajes, pese a la fe puesta en sus poderes, nos sobrecoge, que así lo propone el realizador con señero resultado. (Azparren destaca la capacidad de Peña para integrar la condición venezolana de los protagonistas a un nivel mucho más sustantivo y crítico que el logrado por Chalbaud en La Quema de Judas, “por cuanto ahora el fetiche (María Leonzia) es el único sentido en una vidas que Peña supo bien de despojar de contingencia”). Urgelles es un cineasta de alto oficio. Cada secuencia responde a la propuesta. Diálogos de rigor –de comportamientos habituales–. Acciones propias del individualizado padecimiento de la pobreza, de los terrores, de la

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angustia encerrada en cuatro muros, de una dramática y enconada relación. Los objetos, las imágenes, las lámparas –anunciadoras de catástrofe-, los peroles, el postigo que mira al exterior, los inquietantes juegos de madre e hija alucinan hasta el miedo, presagian la tragedia, aunque ya sea nuestra en las cadenas que apresan a la hija y que sentimos como aferradas a nuestros tobillos. El mundo está allá, afuera, en los ávidos ojos de la niña, en sus deseos por salir a respirarlo como cosa propia, pero inalcanzable. Ella presiente que ese mundo la requiere, tanto como ella requiere de ese mundo, de la libertad para caminar como los otros, de ser aire de la calle, respiración desconocida. Desesperada historia de una madre, su hija y su amante. La madre mantiene encerrada a su hija en un rancho que le sirve de vivienda, pues teme que la abandone como lo hiciera su amante y padre de la niña, brujo y adivinador, oficiante del rito de Maria Lionza. La madre reconstruye su pasado, atormentada vida junto a su hombre, abaleado por la policía, obligando a la hija a suplantar al padre muerto. Afuera obreros y maquinaria demuelen el barrio como también ocurrirá con el rancho. La destrucción irrevocable urge a la evasión. La madre desata a la hija de las cadenas que la oprimen, como ella oprimida por el pasado. “De los ojos de la madre escapan miles de pájaros que se escabullen por los orificios de la demolición y que, en su mente febril, ‘se van con la muerte’…” Los mayores elogios –pienso en Saint Jhon Perse- para la soberbia actuación del Reparto: Carlota Sosa, impecable hoja de pedernal, Daniela Bascopé, dolor en gresca siempre, perfecta, Oscar Borda, autenticidad fiera, y los de

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sostenido oficio: Ivonne Reyes, Pedro Lander, José Mantilla, Jeannette Moreno. Impecables la dirección de fotografía de Vitelbo Vásquez, la dirección de arte de Rafael Straga Zué. Rigurosa la edición de Cacho Briceño y Thaelman Urgelles. Ajustada y tensa la música de Tulio Cremisini, como el sonido de Orlando Andersen y Jorge Gutiérrez. He aquí una nueva película de nuestra cinematografía -de producción y calidad crecientes-. Las obras de la generación de ayer como de la reciente compiten con éxito en nuestro país –el Festival de Cine Venezolano, Mérida, el Festival internacional, Margarita-. Nuestros espectadores las reconocen, las aprecian fervorosamente, encuentran en ellas diversos modos de expresión, temáticas de copioso firmamento creativo. Los pájaros se van con la muerte testimonia y afirma, al tiempo que certifica a un realizador virtuoso, que hace del cine razón mayor de existencia. El Centro Nacional de Cinematografía (CNAC), la Villa del Cine, los gremios de la actividad cinematográfica, en particular la Asociación Nacional de Cineastas (ANAC) -con sus decenios de contienda por el Cine Nacional- deben sentirse satisfechos por su tarea colectiva, difícil, sí, pero de fructuosos resultados y superiores expectativas. Las películas participantes en la séptima edición del Festival de Mérida comprueban fehacientemente el avance de nuestro cine. Mérida, junio de 2011


“El último Bonche deRenato Renato” Rodríguez Tributo in memoriam al escritor venezolano Vanessa A. Márquez Vargas El 30 de junio de 2011 bajo un torrencial aguacero, de esos que no faltan en las noches merideñas, la Casa Bosset sirvió de refugio a unos cuantos lectores, amigos y allegados que movidos por la nostalgia se reunieron para rendir tributo a Renato Rodríguez. Tributo póstumo, lamentablemente, porque Renato decidió, como tantas veces, marcharse sin despedirse para armar un tremendo Bonche en algún lugar del cosmos. Gracias a la colaboración de José Javier Suárez, quien para esos días era estudiante de Letras de la Universidad de Los Andes, los presentes tuvimos el gusto de disfrutar el embrujo de las palabras de Renato, a través de una grabación de video; prácticamente una de las últimas entrevistas que el hombre/escritor concediera desde su residencia, a quienes eventualmente lo visitaban, porque Renato, el polifacético trotamundos, decidió refugiarse los últimos años de su vida en la casa humilde de un buen amigo suyo, en las montañas aragüeñas. Sin embargo, a pesar de ese “retiro” el imaginario creador de uno de nuestros más importantes escritores del siglo XX, siguió rindiendo frutos amalgamados de memoria y olvidos. En la grabación presentada Renato dejó ver, una vez más, que su vida era toda una construcción narrativa, una mezcla extraordinaria entre fábula y realidad. Yo no conocí personalmente a Renato, pero cada lectura a sus textos me permitió, y seguramente a muchos lectores también, hacer

por cada uno recorridoss fabulosos fabulo mundos posibles de esos m en sus relabien n contados contad tos, novelas novela y hasta en esos poemas poe emas ““peoemas”, que Renato no creyó el mismo m buenos. bue enos. Ahora bien, lo más interesante te eresante de esta reunión nostálgica n ostálgic acompañada por una lluvia intensa, p conocer a Renato ffue con través de la palabra a travé quienes tuvieron la de quie oportunidad de acomoportu pañarlo en vida, en pañar medio de peripecias, brindis y literatura; brindi verdaderamente imlo verd portante p por rtante de d esa noche fue saber sobre el Renato hombre que llegó a ser escritor caminando y bebiéndose el mundo. Alberto Rodríguez Carucci, Carlos Danez, Hermes Vargas y Alberto Jiménez Ure, relataron episodios compartidos de la vida de Renato, brindaron a la salud de su memoria y una vez más nos invitaron a leer, a creer en la literatura venezolana y en sus buenos escritores, más allá de los premios, los títulos, las casas editoriales y más allá de un largo etcétera que no cabe en estas brevísimas líneas. El legado literario de Renato Rodríguez está vivo y a la espera de lectores ávidos de buena literatura, de aventureros de la palabra, y desde luego de los críticos y académicos capaces de ver desde nuevas perspectivas a la narrativa del país y del continente. Aunque de forma póstuma celebramos la vida, estoy segura que Renato debe estarse gozando su último Bonche.

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La

fábula de Pálmenes -acercamientos a su poesíaKarelyn Buenaño

La poesía en Venezuela, cada vez más vigorosa y diversa, debe parte de su fuerza expresiva a los aportes de escritores apenas leídos, y menos conocidos que otros autores de su mismo contexto, madurez y trascendencia. Por esta razón, hcemos un esbozo sobre la obra de la escritora yaracuyana Pálmenes Yarza (1916-2007); mujer subversa que, junto con otras extraordinarias poetas venezolanas, hicieron de su nombre un oficio y ars poética. La poesía de Pálmenes Yarza comenzó a zurcirse a temprana edad. En 1935 obtiene su título de Docente Normalista. No en vano el primer poemario de la autora, publicado en 1936, se titula a secas Pálmenes Yarza. Su incursión en las letras venezolanas coincide con la aparición del grupo literario Viernes. En su primer libro, dedicado a la memoria de su padre, Yarza va tejiendo la mujer-ausencia, la mujer-olvido, y la mujer-silencio: He de aprender a hilar mi tela como la araña, sin telar; demarcaré en medio de la vida la armonía de ser!

Del mismo modo fue Pálmenes Yarza construyendo su palabra en la vida propia: lentamente, desde un silencio hondo y fértil hacia su transparente elocuencia. Ya podemos observar en sus inicios esos rasgos determinantes de nuestra poesía de inicios del siglo XX: de vanguardia lenta, todavía circunscrita en una especie de ensueño finisecular, aunque entonces se dejan ver la escobillada del verso libre, y un uso no tradicional de licencias poéticas, signos ortográficos, para recrear un tono poético exaltado e interiorizante. La propuesta literaria de Pálmenes continúa en los poemarios Espirales (1942) e Instancias (1947); épocas de búsqueda y florecimiento en las cuales la ausencia y la muerte inundan los espacios de la página, pero la audacia de la palabra no se detiene: Compañera: a la distancia, tu nombre es una herida de luz. Persistes con nosotros y nos sonríes en cada encuentro. Como te sonreirían las palomas de los celajes y las célicas faenas asomadas en cortejo a los aires inéditos, apareciste incorpórea en el umbral de los confines imposibles.

Cavaré la tierra con mi raíz, como la planta, y después, subirá mi fuerza al cielo y se dará en flor; génesis de la vida! La flor es la canción del árbol!

He aquí un viaje silencioso a la incorporeidad de la hilaza cotidiana, el dolor calmo de lo querido; el territorio por antonomasia de las penas efímeras. Vemos aquí como la autora se vale del recurso del poema en prosa (muy poco común para su tiempo, aunque utilizado por Bolívar en 1823 en Mi delirio sobre el Chimborazo; y luego en 1925, con la obra de José Antonio Ramos Sucre) para hilvanar sus amores.

Con mis ojos diáfanos soliviantaré la calma de la tierra en las noches largas! Hablaré conmigo;

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y cuando hable con los otros mi silencio será el lastre de las palabras suspendidas en el alma!

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Todavía en estos primeros libros se encuentran trazos de un eros velado, y algunas quejas del verso, como en este poema en dístico llamado Encuentro:: Encuentro Siento estar al desnudo frente a ti de improviso. Sorprendida en mi angustia como un pájaro herido. Quiero ser fronda ausente, revelarme en perfume; flecha de un arco tenso, disparar: ser la nube. Si la fuente supiera de la luna del alba no me daría a la fuente con mi polvo de lágrimas. Tú eres la fuente viva de mi imagen recóndita, del tallo de mi germen, del tono de mi sombra. Esperando tu signo, tu señal, tu deseo, tu nombre se hace abismo en la roca del pecho. En la lectura de los dos primeros poemarios de la autora notaremos una tendencia a nombrar los sustantivos que sugieran redondez, evasión o sinuosidad (nube, fronda, araña, perfume, luna, pájaro, roca, etc); mucho más que aquellos que hablan de figuras lineales (tallo, flecha, fuente); lo cual nos da una idea de los temas predominantes de la autora: la femineidad, lo materno, la fecundidad, el deseo femenino, la ternura, la imprecisión del instante, la fábula del aire. En cambio, los temas relacionados con las fuerzas de lo pasional, el drama telúrico, la confrontación del verbo, la presencia física del amante/amado, el padre, el hijo, todavía no cobran fuerza en este primera poesía. De estas primeras lumbres líricas, y luego de su libro en transición Elegías del segundo (1961), la autora gana el Premio Nacional de Literatura, y construye una nueva ars a través de los poemarios Contraseñas del tiempo (1974), Recuento de un árbol y otros poemas (1975), y Poemas. Recuento de un árbol. Incorporaciones de la isla (1976), en los cuales Pálmenes Yarza hace su palabra más provocadora, como testigo de toda suerte de innovaciones poéticas, y de distintas necesidades

expresivas. Consciente de que su palabra se encuentra ahora bajo cauces rápidos y diferentes, la autora escribe: escribe: yo obedezco ahora a una huella y me libero de mi ausencia. Los años en que se escriben estas obras son los mismos en los que grupos literarios como El techo de la ballena ganan espacios fundamentales en las revistas y publicaciones del país. Pálmenes Yarza es, para entonces, reconocida por su trabajo como poeta y ensayista a partir de numerosas reseñas, artículos, entrevistas y ensayos de autores como Andrés Eloy Blanco, Lubio Cardozo, Juan Liscano, Pascual Venegas Filardo, Gilberto Antolínez, Jean Aristeguieta, Vicente Aleixandre y Judit Gerendas. Conocido es el trabajo de Yarza, no sólo en el ámbito nacional sino a lo lejos, a través de antologías publicadas en España, Argentina, Chile y Yugoslavia. La poesía de Pálmenes es una larga y, no obstante, colorida elegía: en tu predio más allá de los relojes,/hay un guardián del que huyen las sorpresas,/y vigila roído de penumbras penumbras.. Se encuentran, además, bajo una espesa niebla lírica, indagaciones acerca de lo nacional, el movimiento de las calles, el cambio y la permanencia de las ciudades, la idea o el sentir de pueblo, los héroes, el obrero, el destino del inmigrante: la intemperie social-residual (Recordemos el poema Elegías del segundo dedicado a Simón Bolívar, no al mítico Libertador, más bien al héroe ausente, al hombre inacabado). Búsqueda temática que veremos con mayor pertinencia en sus últimas obras: Borradores al viento (1988); Memoria residual (1994); y Expresiones (2002). La autora y sus antologías completan la palabra final para celebrar los adioses en suma: los duelos, las pérdidas, las mudanzas poéticas, cuyo resultado sólo deviene la obra total, el Gran Poema de Pálmenes Yarza que deja para el último instante estas tres líneas: mas el horizonte talla para la boda de los amaneceres mi vaso de luces y abre la casa de mis días mejores a la danza ígnea de las siegas. Y se congregan en mí las estaciones.

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Fragmentos

para una memoria José Gregorio González Márquez

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Para el poeta, la memoria no se circunscribe al simple recuerdo de lo vivido. Pareciera que al afrontar la nostalgia desde la poesía se limitara a recordar las épocas que han marcado su existencia. Sin embargo, esto no es cierto pues en la memoria se van acumulando las imágenes que le permiten conjugar la infinidad de palabras cuyo acercamiento le llevarán a transitar por los senderos de la creación. Develar la palabra, actuar en el acto genésico de la vida, propicia el acercamiento entre el lector capaz de asumir como propio el poema y los referentes que brinda el escritor para que se eternice en el mundo de las cavilaciones y las certidumbres. En Fragmentos para una memoria del poeta José Javier Sánchez, se imbrica una red de imágenes que recorren un universo marcado por la cotidianidad; pero, que además señalan desde el pasado los embates de las voces ausentes y el acercamiento de los días desdibujados por el tiempo. La memoria deja de ser un estado de obnubilación para expresarse en una concentración de figuras cuya intención no es otra que retratar los laberintos por los que el poeta camina descifrando los enigmas a los que se enfrentará en la posteridad.

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Asumir la ausencia como un campo donde se reencuentra la palabra escrita y la visión de un pasado alterado por las vicisitudes, augura los sortilegios que acompañarán al poeta cuando viaja a su interior de la mano del destino. Pretende José Javier Sánchez en su libro, liberar los fantasmas que acecharon sus pasos y que de alguna manera le guiaron en su búsqueda de la poiesis. En su primer texto nos dice: Voy a rendir tributo a mis palabras/ a mis recuerdos de infancia/ a mis sueños truncados/ a mis fracasos y a los laureles conquistados en el tiempo/ Con ambiente festivo vendrás a mi lado/ para que juntos bebamos la fuerza de estas sencillas oraciones/ Para el poeta, la casa se configura como el lugar donde los sueños se mimetizan y concurre la fragmentación de los recuerdos que aún divididos forman un cuerpo que pervive desde la memoria arcana. El instante, momento que se destruye para dar paso a un nuevo dilema, se silencia para que emerja un desafío desde las paredes, el jardín que se traduce en la mirada fiel al pretérito. La casa es la abuela, la abuela es la casa. Las dos conforman un atado indivisible que se transforma en la heredera de la lejana infancia. En el poema Mi abuela es una casa nos dice: Mi infancia transcurrió junto a mi abuela/ que llevaba una inmensa biblio-


teca adherida a la memoria/Mi casa era un jardín encerrado en ruinas marginales de techos de zinc repletos de goteras/ El poeta intuye sin sacralizar los estigmas de su vida, un mundo que se compagina con el paso de sus alteridades. Fragmentos para una memoria es un libro con múltiples voces que irradia textos urbanos, poemas que cruzan calles, avenidas y plazas asumiendo los personajes que la cotidianidad recrea en la gran ciudad. Caracas moviéndose entre la marginalidad y su exis-

tencia cosmopolita. La Pastora, Los Mecedores son retratados por los oscuros ángulos de la cosmogonía capitalina, piel de la urbe desgastada por el tiempo, la nostalgia, la bohemía obligada, el destello de los amores infortunados y los retazos que rememora el poeta desde su corazón de amalgama./ yo sé bien de esa cara, yo sé bien/y de rostros que deambulan por la calle/ haciendo juicios a los otros de lo que ellos carecen/ Yo sé bien de amores infortunados/porque nunca llegaron a quereres/y se hicieron cenizas al momento de estrecharse las manos/o mirarse/ nos dice el poeta en su texto Delirios de la calle. Sánchez reconfigura la imagen del barrio, de su modus vivendi acercando más allá de convencionalismos, las luchas sociales que nacen de las entrañas del silencio. Su discurso poético amaina la violencia presente en Caracas para abordar el recuerdo con la visión del joven que crece en una barrida donde todo se conoce y gira alrededor de la costumbre. Desde el desamor al interés inmanente de algunas chicas que viven en su barrio, como viejo daguerrotipo se va conformando la historia de épocas vividas y que se encausa por las veredas de la memoria. En las nenas de mi barrio apunta: /Las nenas de mi barrio caminan por las calles de mi barrio como/ si lo hicieran por grandes pasarelas de Roma o de New York./Yo las he visto exhibir sus mejores trapos a un grupo de/ intelectuales de la grama que las observan en la gran subasta del deseo/ Fragmentos para una memoria es un extenso discurso donde no se omite nada del quehacer de la vida capitalina. Las venas de la ciudad se ramifican en un contexto que parte desde la visión de la casa irrumpiendo por sus calles hasta convertirse en un mundo de afinidades que el poeta inmortaliza en los textos diáfanos de su creación. Los fragmentos se unen a partir del rompecabezas de la poesía. El hombre se infiltra en la causalidad metafórica para demostrarnos el vigor de la palabra hecha equilibrio. El umbral de la calle se desvanece y alcanza los recuerdos, la agonía, los eslabones que propician la urdimbre metafísica de la memoria.

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