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LA CORRUPCIÓN Henry Castro Obsesivos días circulares, como en la década de los Ochentas, con de la Madrid, el estado intenta enfrentarse a la corrupción que amenaza con desaparecerlo. Como entonces, regresamos a las andadas. Cuando hablamos de la enfermedad de un ser vivo, sea un semoviente y una persona, debemos de ser específicos si queremos combatir los males que aquejan al enfermo. El clínico, debe de recurrir a análisis profesionales y serios de diversos tipos para poder hacer un diagnóstico general y un orden en la aplicación de tratamientos dietéticos, químicos o bioquímicos, cirugías, procesos postoperatorios, terapias, etc. Etc. Así como tratamos a las enfermedades, debemos de enfocar la corrupción. ¿Y qué es la corrupción? Adelantamos una definición. La corrupción es un término con el que se identifica un fenómeno de desintegración de los tejidos de un ser muerto. Un cuerpo corrupto es aquel que está en perfecto estado de descomposición orgánica para su reintegración al medio ambiente. El término aplicado a una sociedad, por similitud, tiene muchos matices, que por su complejidad, da lugar a terapias que no llevan a ningún lado, en todo caso, a aumentar el proceso de descomposición social. Una experiencia dolorosa en México, fue el periodo presidencial de Miguel de La Madrid, el cual encabezo su mandato con el lema, “la Renovación Moral de la sociedad””. En su tiempo, los ingenuos creyeron en las palabras demagógicas del candidato primero y presidente después, ciudadano De la Madrid; la realidad nos mostró, que su gobierno, continuó con la corrupción heredada de López Portillo, y sembró las bases de los actos de corruptela seguidos por Salinas y los demás príncipes, incluyendo desde luego a los proveniente del PAN, el tal señor Fox y el ciudadano Calderón. La ironía de la historia, se repite cuando en el régimen de la Renovación de la Sociedad, se publica un libro muy interesante sobre la corrupción, editado por el Fondo de Cultura Económico, editorial del gobierno. Escrito por un notable abogado norteamericano: W. Michael Reisman, “”? Remedios contra la Corrupción?”” (Cohecho, cruzadas y reformas). FCE 1982.De la Madrid, como es costumbre en México, hizo compaña, ofreciendo limpiar los establos enlodados por López Portillo, sobre todo, con la Política Petrolera, que llevo al país prácticamente a la quiebra.
Más como toda revolución que se inicia de arriba para abajo. Monto el teatro para el enriquecimiento de su familia, de sus amigos, de su partido, a través del desmantelamiento de la banca comercial que había sido estatizada por Portillo, y de la privatización de mil empresas de estado, que fueron señaladas seguramente por el índice de fuego del Banco Mundial. Índice que era el de Margaret Thatcher. La corrupción social, comienza, por las costumbres de la sociedad, y estas costumbres tienen que ver con su nivel cultural y sus creencias religiosas. El sistema de creencias, dado por el nivel cultural es el abono fundamental de la corrupción de un estado. Todo estado para llamarse como tal, según el pensamiento aristotélico, tiene que tener un sistema de leyes que rigen la conducta de la sociedad incluyendo la conducta de sus gobernantes. Pero eh aquí dice Reichman, que hay dos tipos de leyes. La ley mítica y la ley práctica. (Mítica lex y práctica lex). La primera es la que está escrita y forma parte de las historias nacionales, la segunda, es la que realmente rige a la sociedad y la que todos practican y respetan cada día. Digamos que es la ley de la costumbre. Vivimos según esta hipótesis o modelo, en medio de dos regímenes jurídicos, el constitucional, y el real. El primero es el mítico, el segundo es donde habita la corrupción. Es el ámbito en donde la constitución no llega, porque la sociedad en su conjunto y su gobierno en particular. No la dejan llegar.
Se vuelve de esta forma, la práctica de la corrupción, algo tan congénito y natural que se convierte en el plasma en donde nace, crece y se reproduce la sociedad. Y desde luego el gobierno que es una secreción de esta sociedad. http://altacorporativo.com ICONO EDICIONES |
Siguiendo al pensamiento materialista y dialectico, estaríamos obligados a hacer una dicotomía del fenómeno corrupción. Y veríamos que siendo el hombre en general un ser social, cuya necesidad vital es producir la riqueza que debe de consumir para vivir y subsistir, se puede comprender que una forma antigua y moderna de corrupción social, es arrebatar al que produce, una parte o el total de la riqueza que produce. E iríamos a una parodia marxista, al decir, que la historia de la humanidad, es la historia de las diversas formas en que unos seres humanos, les han arrebatado la riqueza vital a otros. Así en la esclavitud, la sociedad invento la manera de apropiarse del trabajo de los esclavos. Y en la edad media, los señores feudales, convirtieron a la esclavitud en servidumbre, una forma evolucionada de explotación. Y en los tiempos del capitalismo, los capitalistas inventaron las formas de apropiarse de la riqueza producida por otros y no tan solo de la riqueza producida, sino de las tierras, las aguas, los aires y los espacios de las comunicaciones. En la medida que las sociedades evolucionan, y se educan y cultivan, Las reglas de convivencia social, son más justas y llevaderas, y la apropiación de la riqueza generada por otros, es mayormente respetada lo que da como consecuencia sociedades igualitarias, más cultas, productivas y progresistas. También pudiera construirse un modelo teórico para dimensionar el nivel de Corrupción social, a partir de establecer una “”distancia”” interpretativa y cultural, entre lo que dicta una Constitución, y la ley practica que respetan y viven finalmente los ciudadanos. Así, entre más corta es la “”distancia””, entre la ley mítica y la ley práctica, menos corrupta es una nación y un estado. Y esto es precisamente lo que observamos en México, una distancia muy grande, entre lo que dice la letra de la carta magna, lo que hacen los funcionarios públicos y lo que también hace y respeta la sociedad. La sociedad, sabe por ejemplo. Que es un bien público y que es un bien privado. Sabe también que las calles son bienes públicos. Sin embargo, los intereses privados, se apropian de los bienes públicos, las calles, los parques, las banquetas, etc. Y ni los ciudadanos, ni el gobierno, obligan a los atracadores de los bienes públicos a hacer algo, para hacer respetar la ley; La ley mítica. Y por lo tanto, saltamos a la ley práctica que es la ley del más fuerte. Y así vemos cometer el crimen, pero nos quedamos callados, porque si hablamos, el gobierno no hace nada por un lado, y por el otro, nos ganamos un enemigo gratuito para siempre, todo por intentar hacer respetar los derechos comunes. Como
este, hay miles de ejemplos que muestran el grado de deterioro de la sociedad mexicana. Por otro lado, un autor, científico de la economía. Jack Rogosinky, en su libro Mitos y Mentadas de la Economía Mexicana. Edit. DEBATE. 2012, clasifica, a partir de otros autores norteamericanos, la descomposición social en dos vertientes. La corrupción, cuando se ejerce desde el poder del estado o del gobierno en el ámbito de la burocracia o de la economía de estado y la deshonestidad, cuando se ejerce desde la ciudadanía y los sectores privados de la economía. En ambos casos, los actores, caminan los senderos de la violación de las leyes míticas o leyes constitucionales. Pero, para un observador con visión holística, las conductas son formas de corrupción. Violaciones de mandatos constitucionales, que en última instancia, afecta los derechos y la economía de los trabajadores de cualquier género, pero sobre todo, de aquellos que están produciendo la riqueza que consume la nación. México, es un país altamente corrupto, que vive espalda con espalda con otro de los estados más corruptos del mundo. Eso dicen los observatorios internacionales especializados en la búsqueda y tipificación y calificación de la corrupción. Pero ambos estados, viven su propio estado de derecho. En ellos, la generalidad respeta las leyes prácticas. Y entonces la conducta del gobierno es un reflejo de las conductas sociales. En los USA, la ley de la costumbre es prevalente en la jurisprudencia cotidiana.
Por esto es difícil, detectar, donde yace la corrupción, porque sobre todo, no sabemos cómo juzgarla, no sabemos en qué momento nosotros mismos, cada uno de nosotros, está actuando de manera corrupta. Simplemente lo somos, por que observamos las leyes prácticas. Aquellas que dicen que es natural que se arrebate a otro el derecho al trabajo, al alimento, a la salud, a la vida misma, al espacio público, Sin que nadie se oponga a ello, ni la sociedad, ni el estado, ni los gremios, ni los sindicatos, ni los congresos ni los ciegos procuradores de los derechos humanos. http://altacorporativo.com ICONO EDICIONES |
Todo acto social o de estado, que afecte el patrimonio y la riqueza generada por un hombre de manera honesta, acción que afecta su alimento y el de su familia, lo mismo que los otros mínimos de bienestar, como la salud, la educación y la vivienda, todo acto de esta especie, es un acto de corrupción. Y si con esta definición a cuestas, observamos cómo operan los pseudo sindicatos, los gremios, los partidos, la justicia del trabajo, la otra justicia. Las policías, los ejércitos, nos damos cuentas del grado de corrupción que hay en México, pues esta acción corrupta, obliga a los mexicanos a migrar, a robar para sobrevivir, a vivir en perpetua agresión con el entorno, incluyendo el del medio ambiente. Hay corrupción aceptada y generalizada, cuando un trabajador del gobierno, de una empresa de Estado como Pemex, la CFE, el IMSS, etc. Gana un salario más alto, en el mismo nivel de competencia profesional que el similar trabajador instalado en una nómina privada. Esta es una de las más graves corrupciones del país. Esta diferencia fundamental, da como consecuencias diferencias profundas en los patrones de bienestar como la salud, la educación, la alimentación y la vivienda. Hay corrupción, cuando los técnicos y trabajadores de las empresas paraestatales se sirven con la cuchara grande, sueldos, prestaciones, aguinaldo y obsequios sin registro, en tanto que otros accionistas de esas paraestatales, también propietarias de ellas, mendigan por las calles de México, de Tijuana, de Juárez. De todo el país. Demostrando con su presencia pantagruélica, que se puede ser rico patrimonial constitucionalmente, pero un mendigo en la realidad, pues el estado es el primer ladrón de la nación. Y el grado de corrupción es tan alto, que ni los accionistas sociales lo saben, ni el gobierno lo alcanza a percibir, enterrando la realidad, como la cabeza de un avestruz. Hay corrupción, profunda, cuando hay desempleo en todos los niveles hasta llegar al nivel profesional, que tanto cuesta a la nación alcanzarlo. Hay corrupción, cuando el particular se confabula con el gobierno para evadir los impuestos prediales lo mismo que los demás impuestos estatales y federales. Hay corrupción, en cada instancia del gobierno, sea municipal, estatal o federal, en donde mediante el cohecho, se compran bienes y servicios como los de la construcción. A pesar de los corruptos mecanismos de concursos y licitaciones pervertidos por las famosas leyes de la química de concursos, diseñadas para prefabricar ganadores preestablecidos en cohecho. Recientemente ha quedado descubierto a nivel
internacional, los efectos de esta química malévola, en un concurso para la construcción y operación de un tren ligero entre Querétaro y el DF. Hay corrupción, cuando cada medio de información se estructura con reporteros, periodistas, editorialistas mal formados cuyo trabajo es escribir a la medida de los comerciantes o gobernantes que los sostienen económicamente. Y que mediante esta maquinaria truculenta, esconden todas las verdades del quehacer social, y se convierten en vehículos de desinformación, de desorientación, de vil propaganda y de propagación de las mentiras. Hay corrupción irreversible, cuando estos comunicadores, se eternizan en los medios por los siglos de los siglos, sin dejar espacio a otras mentes a otros ojos. La consecuencia inmediata de esta forma de corrupción económica, resulta en una alta concentración de riqueza, que medida en los índices de Gili, la de México, es una distribución más baja que la del Salvador, Colombia, Costa Rica o Brasil. Resulta en un país, inmensamente rico en recursos naturales, en riqueza organiza, pero enormemente miserable en justicia y en un equitativo reparto de la riqueza, que no significa dinero, sino mínimos de bienestar, empleo, alimento, salud, educación, vivienda. Eso dicho, una y otra vez, para que no se olvide. Hay corrupción, cuando los poderes judiciales, exaltan a jueces y magistrados, incompetentes e incapaces de impartir justicia con un alto contenido de valores morales y éticos. Donde los aparatos de justicia, se usan como elementos represores de clases sociales, privilegiando el uso de sus mazmorras a los más jodidos. Justicia asimétrica, en donde la ley se aplica diferencialmente a los eslabones más débiles del entramado social. Hay corrupción cuando se aplican leyes iguales a los desiguales.
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Hay corrupción, cuando se usa de los puestos públicos para hacer negocios privados. En abierta complicidad con esos factores privados, en un binario que se repite y muta cada trienio municipal o sexenio estatal y federal sin que nadie lo advierta en la ley. El binario de la corrupción que une al burócrata trianual o sexenal con un ciudadano en negocios de estado. Y en donde estos personajes cambian de escritorio de público a privado, puntualmente cada cambio de régimen. Pero se mantienen en el negocio de la corrupción, sin ser percibidos por nadie. Hay corrupción, cuando el gobierno federal, deviene en federalato y en un modelo de neocolonia medieval, y concentra todo el poder económico, fiscal, cultural y político en una sola geografía nacional. Convirtiendo al resto del país en una dilatada colonia en vez de estado federados. Hay corrupción, cuando se cierran los ojos ante las violaciones de las leyes de competencia económica y se permiten los monopolios públicos y privados que anulan toda competencia y calidad. Hay corrupción, cuando las procuradurías del consumidor, están para servir a los comerciantes sin escrúpulos, que mediante tarifas irracionales, imponen las más caras del mundo, al pueblo de México. Sean estas tarifas, del gas, el agua, la gasolina, la electricidad, la telefonía fija, los celulares, el internet, etc. Estas son formas de corrupción de las más viles, pues atacan a los efectos de los salarios reales. Lo que conduce a las familias, a la incultura, la anemia, la enfermedad y la muerte prematura. A la miseria. De pronto los demagogos de los partidos oficiales, como los del PAN, descubren la corrupción en el país, y proponen medidas inaplicables para combatirla. Ante el despropósito, los Priistas segundan la moción, y los Perredistas se apresuran a suscribir también las puntadas sin sentido ni fundamento. Hay corrupción, cuando los partidos políticos, no representan a las clases sociales que dicen representar. Porque en sus filas, no hay obreros, o campesinos, o proletariados que pugnen por un país de mayor justicia, sino que se nutren de vividores y demagogos
profesionales, sin oficio ni beneficio. Que lo único que buscan es un renglón en la nómina del gobierno, y el obsequio de las dádivas que acostumbran dar los príncipes a sus mayordomos y servidores. Hay corrupción, cuando el congreso se forma de ciudadanos de mala calaña. Dispuesta a vender los votos que aprueban leyes a la medida del dictador. La hay, cuando los ministros de la Suprema corte de Justicia de la nación, en vez de hacer justicia ante los fraudes electorales, se convierten en parte de esos fraudes. Esta lucha a la corrupción en 2014, nos recuerda puntualmente la que intento iniciar De la Madrid en 1980. Hace treinta y cuatro años; tiempo, en el que el país, en vez de sanar, se hundió más en el estercolero de la desintegración social. Las sociedades, se forman de seres vivos, y como ellos, nacen crecen maduran, brillan con esplendor, decaen, envejecen y finalmente mueren. La historia registra la larga lista de culturas que brillaron en el firmamento, y que finalmente solo quedaron en el testimonio de sus templos y obras de arte. México, ha entrado, muy tempranamente en la etapa de la decadencia y la corrupción sin límites. Racionalmente, no se ven indicios de recuperación y reavivamiento de algo que está muerto ya. La desintegración social, está en la agenda. Enorme culpa tuvo el gobierno y los príncipes que no supieron o no pudieron conducir a su nación a mejores estadios de progreso y bienestar y que por lo tanto, solo han contribuido a hacer más larga la marcha fúnebre.
Solo una cirugía mayor puede salvar al moribundo. A grandes males, grandes remedios. Indonesia se abatía en la corrupción en los ochenta, entro al poder un general moralizador. Envió al cadalso a cien mil empleados del gobierno y parece que la corrupción fue controlada. Al ascenso al poder el Cónsul Napoleón Bonaparte, en el Termidor de la Revolución. Se tuvo que enfrentar a la problemática social de que miles de mendigos ambulaban por Paris y otros cientos de miles mantenían en jaque los caminos del país. Hubo de mandar a la guillotina a cien mil asaltantes de caminos para poner tranquilidad al comercio de las provincias. La aplicación de la fresca letra del Código Napoleónico urgía a la sociedad francesa. http://altacorporativo.com ICONO EDICIONES |
¿Veremos en México, un juicio como el de Nixon o de Clinton, en donde un príncipe es puesto contra la pared, para mantener la salud política de la nación?. Veremos cien o doscientos mil gobernantes de todos los niveles de México, poblando las cárceles, hoy atestadas de menesterosos? Solo eso sería el inicio del remedio. Lo demás es demagogia. Otra forma de corrupción. Habría dos caminos para reducir los índices de corrupción. Uno seria el método oriental, el chino específicamente, que se impone un plazo perentorio y altas penas a los violadores, en una vigilancia que privilegia a los agentes del estado. Tan altas las penas como la guillotina o el ajusticiamiento violento. El otro método, menos violento, es a largo plazo. Significa, cambiar desde la sociedad por medio de la educación. Educando en contenido moral más alto que hoy se tiene. No dejando a las iglesias la responsabilidad de la formación ética. Sino el estado asumiendo la total responsabilidad de una educación de calidad, que hace énfasis, en el respeto a la verdad, al patrimonio ajeno, a la ley máxima. En cuando se da el progreso, se pueden formar, tribunales y procuradurías destinadas a perseguir específicamente los actos de corrupción social y del estado. No lo delitos comunes y abierto, sino los crímenes esbozados y barnizados de conductas impecables pero que se fundamentan en cohechos y crímenes contra la sociedad. No delitos comunes de persona a persona. Sino delitos sociales de persona a la nación, a la sociedad, al pueblo. Crímenes contra el derecho de las gentes y los bienes públicos. Una sola denuncia, a un tribunal de corrupción, llevaría a la investigación para fundamentar bien el delito. Y comparecerían ante un tribunal público, insaculado en la sociedad, el acusador, y los acusados, el particular y el agente del gobierno. No se trata de una delación, sino de una acusación de violación de derechos públicos. La argumentación, estará a cargo del tribunal y del procurador designado. Del Obusman. Los crímenes una vez documentados y probados, se castigaran con penas y procesos que sirvan de ejemplo y reconstrucción de los daños sociales. Un ejemplo puede ser útil para comprender el procedimiento. Por ejemplo, Vicente Fox, cuando presidente, expidió una ley del IMSS, cargada de corrupción, pues afecta el patrimonio de los
trabajadores, sobre todos, de los más débiles de la masa derechohabientes, los de la tercera edad. Con una modificación legal, cargada de ignominia, borro de la historia y de las nóminas del IMSS, a todos los trabajadores, que hubieran dejado de tener una relación laboral, en 1990. De esta forma, el estado se robó, los ahorros de millones de trabajadores en esa condición. Dejo establecido, Fox, que el trabajador que cumpliera la edad de jubilación, y hubiera dejado de laborar en 1990, si quería jubilarse aun habiendo cumplido más de mil semanas de contribución, debería volver a trabajar y a formar una nueva relación laboral con el fin de darle de alta en el padrón de derechos. ¿Quién le da empleo a un trabajador que ha cruzado la frontera de los setenta años?. Esto nunca lo pensó Fox. Imposible de hacerlo en su limitada entendedora. Se cometió todo este crimen de corrupción, acompañado de una gran ignominia y violación de los derecho humanos. En este contexto, Fox, es un criminal corrupto típico. Que robo el ahorro de pensiones para los trabajadores, para beneficiar a los que robaron al IMSS, esos ahorros, y eventualmente a sus amigos patrones, evasores fiscales. Corrupción, es la que hace el infonavit, cuando va un trabajador a recibir sus ahorros no usado en vivienda, y después de varios lustros de trabajo. Le dan 800 pesos, debido a que le quitan tres ceros a la retención, alegando que se retuvo 800,000 pesos, pero argumentando que con Salinas se le quitan tres ceros a la cifra. Esta ignominia no tiene referentes en la historia. Hasta el más elemental de los abogados, puede argüir, que lo que se quitó a los trabajadores en forma de ahorro para vivienda, más lo que tributo el patrón. No fue dinero, sino riqueza, un pedazo de la vida. En forma de trabajo asalariado, que represento en su tiempo, riqueza que comprar. Y que lo que debe de regresarse, es el equivalente de esa riqueza quitada, traída a la fecha por cálculos inflacionarios. Y no calculando al revés, a favor de la ignominia. http://altacorporativo.com ICONO EDICIONES |
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