Apuntes sobre la conquista del desierto

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CARLOS J FREYTAG

APUNTES SOBRE LA CONQUISTA DEL DESIERTO



APUNTES SOBRE LA CONQUISTA DEL DESIERTO

“¿Por cuál razón el litoral había quedado bárbaro, desierto y selvático y porqué las campañas centrales, de Córdoba para adelante, gozaban de la vida sentada y civil del agricultor, con una población dilatadísimas que en todas partes se mostraba sumisa a las leyes y coherente con el gobierno general? La razón era que el territorio argentino, desde Jujuy a Córdoba y a Cuyo, había sido ya transformado y asimilado a la vida civilizada por una conquista anterior a la de los españoles; y que éstos, al tomarlo para sí, no habían hecho otra cosa que fijar sus asientos y constituir una autoridad en los centros mismos creados por la conquista anterior de los quichuas, mientras que en el litoral, España había tenido que afrontar el desierto y la barbarie primitiva, contra la cual luchó por dos siglos y medio (de 1535 a 1810) sin que sus esfuerzos hubieran logrado en Buenos Aires, en Santa Fe y en el litoral consumar la obra, que había encontrado hecha en el interior. Así pues, cuando los conquistadores españoles descendieron de la altiplanicie al territorio que hoy nos pertenece, no hicieron otra cosa que establecer la autoridad de sus armas en los caminos y en los centros de vida civil con que el imperio peruano había civilizado el país y constituido ya una sociedad administrativa y agrícola, que por su propio organismo y su cultura se prestaba fácilmente al predominio de la raza conquistadora europea, pues ya docilitada y sujeta a trabajar sedentariamente bajo el imperio de la ley y del organismo público dominante. Con este orden admirable que establecía una verdadera red sobre los vastos territorios que trataban de absorber, sienta el núcleo de la conquista en los lugares donde hoy se halla Córdoba. Punto admirablemente escogido para extenderse hasta el Paraná y cerrar así, desde la Cordillera hasta el Carcarañá, la red en que querían sujetar a los guaraníes y a los araucanos bajo el cetro del Cuzco, esa Roma americana, cuyo nombre significa también urbs et orbs, centro y corazón del mundo. “Muchos, mal preparados quizás por lo insustancial de las ideas europeas acerca de la etnología y de la historia americana, desprovistos de antecedentes bastante sólidos para alcanzar la extensión de los problemas que conciernen a las civilizaciones sudamericanas, estarán no poco dispuestos a tomar como un cuadro de pura fantasía el que acabamos de trazar sobre la robusta y gigantesca potencia a que había llegado la nacionalidad de los quichuas bajo el reinado de Huayna Capac, padre de Atahualpa y de Huascar.” “Pero cuando hayan seguido las pruebas concluyentes que arroja el idioma de la topografía argentina, cuando hayan reflexionado que una lengua no se estampa jamás sobre la vasta extensión de un continente, nombrando los cerros, los ríos, los valles y dejando en ellos los nombres de sus templos, de sus fortalezas y de sus ciudades, sin que la raza que la habló haya dominado socialmente a esa tierra, será preciso que convengan en la magnificencia y en la verdad de los hechos”. “Sería por demás analizar la serie numerosa de puestos con que se ha eternizado en la nomenclatura local aquella potente colonización que permanece todavía llena de vida en el lenguaje familiar de los santiagueños y en de las aldeas y las granjas apartadas de las fronteras de Catamarca, de la Rioja y de Córdoba.” “Es bien visible, pues, el majestuoso movimiento y la prepotencia con que las colonias incásicas se habían asimilado y civilizado las regiones que actualmente son argentinas antes que los españoles entrasen a conquistarlas”. “Concentrados en las alturas de Bolivia, los ejércitos del Inca, siguiendo quizás las huellas de una raza anterior y congénere, cuyos restos pudieron ser los calchaquíes y los aymarás , descendieron a las tierras argentinas con un concierto admirable y con una habilísima estrategia, que por sí sola denota el alto desarrollo social y administrativo que les había dado posesión de todos los recursos militares con que operan los pueblos civilizados, para concentrar y desenvolver con algún grande propósito las líneas estratégicas y


topográficas de un país extenso”. “No hay muchas naciones de quienes la historia pueda referir grandeza igual a la que se revela aquí por la lengua en la concepción y en la ejecución de sus operaciones” “Los quichuas, no conquistaban como se ve ,a la manera de los tártaros de Tamerlan o de Gengiskan, torrentes humanos que se desprendieron de un centro bárbaro y que barrieron a su paso el suelo dejándolo yermo y yerto. Ellos, por el contrario, llevaban consigo el culto a la ley, la disciplina y los hábitos de la vida sedentaria que constituyen el orden civil y religioso de los pueblos civilizados a la manera de los fenicios y de los romanos”. “Si los quichuas no nos hubiesen preparado el terreno para recibir el germen de la vida social y cristiana, hoy no tendríamos ese germen ni sus resultados, como no lo han tenido los pampas, ni Arauco, ni el Chaco, cuya conquista ellos estaban en vía de realizar cuando fueron detenidos por la mano de Europa y por los decretos inescrutables del destino” (destacado por mí). “La civilización española absorbió, devoró y después de haberse opilado con las opulencias del banquete que halló servido, quedó como las boas, en el sopor de una digestión difícil y enfermiza. Ella, empero, nada creó sino los puertos marítimos improvisados por el comercio europeo, y cuyo desenvolvimiento verdadero no procede sino del impulso dado por la guerra de la emancipación”. “Los telares, la agricultura, la metalurgia, la minería, la irrigación, la vida civil, las artes, las postas, todo estaba ya formulado. Con la conquista, así en la América del Sur, como en el reino árabe de Granada, todo lo que era industria, libertad y labranza, comenzó a desaparecer. El cristianismo fue el único elemento nuevo traído por la sociedad española, que vino como germen de vida a proporcionar los medios de la regeneración moral y comercial en cuya senda entramos los descendientes de los colonos europeos por la revolución social que produjo la guerra de sucesión” (destacadas en negrito; es mío). “Geografía histórica del Territorio Argentino - Historia de la República Argentina” Vicente Fidel López


El reconocimiento a la existencia de las culturas originarias de nuestra América ha sido un elemento fundamental para entender el devenir histórico de nuestra época. Esto era un elemento olvidado, negado una y otra vez, para hacer una historia mezquina, mentirosa, que escondía muchas de las verdaderas intenciones. Como dice un distinguido dirigente indígena ecuatoriano , Luis Macas, estábamos juntos pero estábamos de espalda, no nos veíamos, faltaba el diálogo entre las culturas. Quizás como un contrapeso a ese olvido, a ese desconocimiento, hemos considerado muchos de los acontecimientos como un producto del odio racial hacia los indígenas, absolutizando ese elemento, de lo cual ha surgido una especie de metodología de análisis que se parece mucho a la lucha de clases, claro que ahora se trataría de una lucha entre culturas, la indígena y la blanca europea o descendiente de ella. Es como se puede apreciar otra forma del reduccionismo. Esta forma de entender la cuestión produce una especie de encasillamiento donde los europeos o sus descendientes son responsable de por sí, por ser blancos. O como decían los indios de las pampas, por ser cristianos.

Ni tanto ni tan poco.

Creo que es el momento de reflexionar para darle a cada elemento su sentido. Una mala metodología nos lleva a erróneas conclusiones. Justamente este tema de la Conquista del Desierto, que es un tema tan importante no sólo para nuestro país, sino para la historia indígena de nuestra América, nos da la oportunidad de reflexionar en este sentido. Con respecto a este acontecimiento se ha dicho que el objetivo era apoderarse de la tierra de los indios, cosa que por supuesto sucedió; entonces así entendido esto no solo como resultado sino como objetivo principal se trataba de una guerra contra el indio, y a través de él, una guerra con sentido económico, ya que las tierras eran los medios de producción de la época en la Argentina, y por cierto tenían un gran valor económico. Bueno, como yo he manifestado en muchas oportunidades, el indio tenía la desgracia de hallarse sobre unas tierras extraordinariamente valiosas para la agricultura y la ganadería, pero que para él no tenían ningún valor en ese sentido porque no era ni ganadero ni agricultor. Tenían un valor de coto de caza y recolección y además un sentido espiritual que estos pueblos le dan al territorio donde viven. Todo esto es cierto. Pero si nos reducimos a entender lo sucedido solo con este argumento económico vamos a tener una idea muy limitada de lo que sucedió durante y después de la Conquista del Desierto. Lamentablemente la historiografía frecuentemente cae en este reduccionismo donde lo económico es lo único que existe y a esto ha contribuido el marxismo que exagera lo económico, mejor dicho lo material, hasta convertirlo en el leit motiv de todos los actos históricos, como también ciertas corrientes liberales no marxistas para quienes lo económico es lo más importante que le puede interesar a los seres humanos. (por ej, el desarrollismo) Yo creo que para entender lo sucedido hay que ampliar esta visión simplista para referirse a otros aspectos como los proyectos políticos de la época entre los que está la organización de un Estado Nacional, que es un propósito recurrente de los dirigentes políticos argentinos desde la sanción de la Constitución de 1853, y en ese camino hay que tener en cuenta los conflictos con los países vecinos, en este caso, con Chile, con quien había una cuestión pendiente por espacios territoriales disputados. Aires.

Pero para eso es mejor hacer un poco de historia sobre cuál era la situación política al sur de Buenos

Los territorios pampeanos, al sur de Buenos Aires, estaban -en su mayor parte -en poder de dos núcleos de indígenas los que ejercían un especie de señorío sobre los mismos. Por una parte existía la Confederación ranquelina cuyo cacique principal era Paine y luego su hijo Panghitruz Güor, más conocido como Mariano Rosas, por haber sido bautizado así por Juan M de Rosas. La Confederación ranquelina tenía su sede en Leuvucó, un lugar clave porque era una punto nodal, confluencia de caminos.

Y por otro lado y más al Sur en las Salinas Grandes existía la Confederación araucana, cuyo cacique


principal era Calfucurá, que era posiblemente la más populosa de las dos. Y aunque ambas eran dos núcleos separados, y se recelaban entre sí, eso no era obstáculo para llevar a cabo acciones en conjunto, como malones a territorio blanco, etc. Ambos caciques principales eran muy avezados en la guerra de malones, verdaderos generales, que durante mucho tiempo fueron invencibles para la guardia nacional. Calfucurá había venido del otro lado de la cordillera, es decir, desde el territorio actual de Chile (año 1830), como una expedición comercial . Pertenecían a la parcialidad de los araucanos como se los conocían entonces. El año 1834 fue la el último de los nueve viajes comerciales que emprendieron. Pero este último, disfrazado de objetivos mercantiles, en realidad tenía el propósito de conquistar el territorio y ultimar a los caciques que allí gobernaban. Es así que mediante engaños y abusando de la buena confianza de los caciques Rondeau, Melin y Alún, los mandó asesinar y así se inició la conquista de la tierra de los borogas, que era la parcialidad que ellos conducían e integraban. Se apodera de los territorios y desaloja a los anteriores habitantes indígenas y los empuja hacia el norte, casi en la frontera con los blancos. Estos indígenas, como un producto de su propia supervivencia, pero también por el odio hacia quienes los desalojaron, se alinean con los militares nacionales y se transforman en los indios amigos, que luego participarían en acciones militares contra los mismos indígenas. Así lo relata el testigo Santiago Avendaño, joven cautivo de los indios: “La conquista del país de los borogas tuvo culmen en los meses de Junio y Diciembre de 1836. Calfucurá se encontraba en la plenitud de su poder que había usurpado. Mientras tanto, los indios que habían emigrado a las fronteras se consagraron a defenderlas, haciéndose dignos de ser contados en el número de nuestros mejores soldados de línea, por su intachable fidelidad, su actividad en el servicio, y por el orden que guardaban en su vida privada. Collinao y su pequeña tribu prestaron en el Bragado importantes servicios. Y casi todos han sucumbido en defensa de nuestros intereses, sin que ningún gobierno haya hecho mención jamás de su mérito”. (pag 37) Memorias del ex cautivo Santiago Avendaño- P.Meinrado Hux

Las vinculaciones de Calfucurá con el territorio de Chile eran permanentes. Una de las actividades que realizaban los indígenas de la Patagonia era llevar el ganado mostrenco que existía en estas tierras, que se contaba por millares, hacía los pasos fronterizos con Chile, a través de rastrilladas que sólo ellos conocían y venderlos a los establecimientos chilenos, quienes por un precio vil los adquirían y convertían en tasajos que luego enviaban a distintos sitios. De allí que se diga- jocosamente- que la Guerra de Secesión norteamericana se hizo con carne argentina ya que eran quienes adquirían el tasajo como vitualla de guerra Cuando el ganado mostrenco se terminó, se intensificaron los malones, que eran verdaderas empresas militares para apoderarse del ganado que existía en poblaciones blancas más o menos cercanas a la frontera del indio. No sólo ganado sino también se apoderaban de las mujeres y los niños blancos que resultaban así cautivados y muchos permanecieron mucho tiempo en cautiverio y otros nunca regresaron a su lugar natal. Eran estos malones un verdadero despojo porque lo obtenido era producto del trabajo de los blancos que resultaban así robados en sus pertenencias y en sus parientes más queridos. “El tráfico de caballos desde las pampas argentinas hasta las tierras chilenas fue un comercio que se practicó a partir del siglo XVIII. Esto explica – en gran medida- el afincamiento en estas tierras de los araucanos, más tarde denominados mapuches, que llegaron hasta aquí debidos a la abundancia de animales y que los van a convertir en un elemento del comercio con los saladeros chilenos.


Esto era posible por el perfecto conocimiento de los pasos de la cordillera de los Andes que los indios poseían, ya que se trataba de pasar por allí miles y a veces millones de reses, vacunas y caballar, lo que va a constituir un suculento comercio, del cual se van a beneficiar, sobre todo los comerciantes chilenos. Todavía hoy esos pasos- llamados rastrilladas- son desconocidos en su totalidad y se extendían desde Mendoza hasta el Estrecho de Magallanes Escuchemos a un especialista en esta cuestión: Juan María Veniard- “La gran rastrillada a Chile para el botín de los malones” “no bien propagado el caballo por la pampa y adoptado por el indígena se conoció detrás de la cordillera de los Andes el ganado equino rioplatense. Cuando este comercio llegó hasta los cristianos trasandinos, que pagaban con productos de alto valor y de buena colocación en la intermediación indígena, el panorama comercial se amplió tanto como se complicó” (..) “Junto con el ganado equino se recogía otro de poco valor como moneda de cambio: el vacuno”..”pues es sabido que no era su carne apetecida por él (el indígena) y el cuero que prefería era el de yeguarizo o el de guanaco” “El interés en el ganado vacuno pampeano estuvo en cristianos que no podrían obtenerlo fuera de la pampa con la facilidad que se reproducían allí, y que estaban altamente interesados en el comercio de sus subproductos” ..“Los hacendados trasandinos dispondrían ahora sus potreros para estacionar y dar estado a la hacienda traída de las pampas argentinas. Destinarán los animales al abasto de las ciudades y a la industria del saladero. ( abastecían hasta los mercados de EE.UU -N. de Red.)” “En poco tiempo quedan limpias las llanuras pampeanas de toda hacienda vacuna alzada y pronto caerían los indígenas sobre “el manso rodeo” de las estancias”. Ya no recogían el producto de la tierra, ahora robaban” “Todo esto se produjo en tal magnitud que llegó a constituir, en nuestra opinión, el mayor escándalo económico internacional de la historia sudamericana.” Boletín Isquitipe Nº 39 Enero del 2005

Esta opinión es también la de José Bengoa, excelente especialista chileno en temática aborigen: “Los grandes arreos de animales sacados de la Pampa Argentina eran intercambiados en los mercados fronterizos y enviados en forma de charqui, cuero y sebo a los mercados internacionales” La emergencia indígena en América Latina

Hay que imaginarse el ánimo que existiría en la población blanca saqueada y cautivada en las persona de sus parientes, para con el indio. Creo que esto hay que merituarlo a la hora de buscar explicaciones. Y también el apoyo que tendrá Roca no solo durante la Campaña del Desierto sino después, cuando ayudado de estos resultados se convierta en Presidente de la República con gran respaldo de la población civil y militar. Yo siempre pensé que estas operaciones militares que eran los malones en los cuales miles de indígenas caían sobre poblaciones mal defendidas o indefensas para apoderarse de sus ganados y personas, contaban con cómplices dentro del mismo territorio blanco. El determinar el lugar exacto de la existencia del futuro botín, los accesos, las defensas existentes, etc requiere necesariamente de una logística que los indígenas por sí solos no se podrían proveer. Y también creo que deberían ser personas encumbradas que mantenían un trato frecuente con los indios. El último gran malón fue durante la guerra de la Triple Alianza, cuando las fuerzas militares argentinas estaban ocupadas en esta contienda. El argumento fue el incumplimiento del tratado de paz suscripto durante la presidencia de Sarmiento Los indígenas se apropiaron de unas 200 mil cabezas de ganado. Esto ocurrió solo diez años antes de comenzar la Conquista del Desierto. Ahora veamos el aspecto político de todo esto. Los indígenas de la Patagonia mantenían cordiales relaciones con los saladeros chilenos y posiblemente también con las autoridades locales, ya que esta industria beneficiaba a toda la región. Pero mantenían pésimas relaciones con las poblaciones blancas del actual territorio argentino que se consideraban saqueados por ellos. Si hubiera una contienda entre los chilenos y los


argentinos ¿De qué lado irían a estar estos indígenas? ¿Existían razones para una contienda entre el gobierno chileno y el gobierno de Buenos Aires – léase el Estado Nacional?

CONFLICTOS DE LIMITES CON CHILE Este era un conflicto cierto y palpable entre los dos Estados recién constituidos. Chile en ese sentido le llevaba ventaja a su vecino porque el suyo era un Estado consolidado sin conflictos internos como sucedía en la Argentina; primero durante el gobierno de Rosas y luego entre la Confederación Argentina con sede en Paraná y Buenos Aires y más adelante el conflicto entre el Estado Nacional y las provincias interiores durante el gobierno de Mitre. Chile reclamaba los territorios australes, que equivalían prácticamente a la actual provincia de Chubut y otros sectores todavía reclamaban derechos a la Patagonia, al sur del Río Negro. Esto sucedía durante el gobierno de Sarmiento, apenas unos años antes del gobierno de Avellaneda durante el cual se concreto la expedición sobre la Patagonia. Hubo iniciativas formales de Estado a Estado en el reclamo Durante el mandato constitucional de Sarmiento, de 1868 a 1874, Chile advirtió la posibilidad de actuar en provecho propio, en función de la situación crítica de República Argentina y fue durante este período que los chilenos desarrollaron con mayor énfasis sus pretensiones territoriales sobre la Patagonia, especialmente a través de su cancillería y su representación en Buenos Aires. (pág. 154) Para el tiempo de la presidencia de Sarmiento, y con excepción de los puestos avanzados en Chubut y Santa Cruz, la colonia galesa del Chubut y el reducto de Luis Piedrabuena en la Isla Pavón, la actual Patagonia estaba despoblada. Más allá, sobre el Canal de Beagle, la misión anglicana de Thomas Bridges se amparaba en el pabellón inglés, y tuvo que esperar hasta 1884 en que el comodoro Lasserre izó el pabellón argentino en Ushuaia. Como elemento de nacionalidad perfectamente definido en el tiempo de la presidencia de Sarmiento, sólo puede conceptuarse como tal el establecimiento levantado en el río Santa Cruz. La realidad mostraba que el linde septentrional de la Patagonia era el río Negro y la última población argentina la de Carmen de Patagones. La falta de una política de ocupación del espacio vacío patagónico por parte de Buenos Aires, ha sido seguramente el estímulo suficiente para que Chile instalara una política que presumiese que sus derechos se extendían hasta el río Negro, alentada por el abandono de la región. (pág..155) Sarmiento y la Patagonia – Francisco M. Goyogana- Buenos Aires 2006 1ra Edición –

Editorial Lumiere.

¿Cuál eran los argumentos en que se basaban los chilenos para reclamar esos territorios? Por un lado títulos históricos que se remontaban a la época del Virreinato y la Capitanía General de Chile, ya que la soberanía territorial le había sido trasmitida a las nuevas repúblicas desde los anteriores poseedores, que eran las autoridades españolas. “El nuevo virreinato no incluía el territorio patagónico. La Real Cédula de 1776 nada decía sobre los territorios del extremo sur, ni tampoco mencionaba nada al respecto la Real Cédula de 1777 que confirmó la creación del virreinato. Se menciona a Cuyo y Charcas, pero no a la Patagonia. Existen corrientes historiográficas que sostienen que la omisión es debida a que la Patagonia ya pertenecía a la gobernación de Buenos Aires, a las que se contraponen los mapas españoles de ese período que incluyen a la Patagonia como parte del “Reyno de Chile”. Por ejemplo, el mapa de Cano y Olmedilla, “geógrafo pensionado de Su Majestad”, de 1775. Los mapas posteriores a la creación del virreinato, como el del extremo sur del continente, firmado en 1798 por el secretario de la Real Armada, Juan de Langara, tampoco citan de manera alguna al Río de la Plata en las tierras australes, sino más bien, mencionan al “Reyno de Chile”. Estos antecedentes cartográficos no acreditan que el territorio patagónico haya sido auténticamente chileno con anterioridad a 1810. Constituían un espacio vacío, tierras indígenas que nunca habían sido conquistadas por los españoles, y por consecuencia, no pertenecían a Chile ni al Río de la Plata. Esa es la razón por la cual ningún mapa de la España imperial publicado por potencias europeas, deja


de señalar a esos territorios como res nullius, es decir, tierra de nadie, abierta a la conquista”. (pag 56) Sarmiento y la Patagonia – Francisco M. Goyogana- Buenos Aires 2006 1ra Edición – Editorial Lumiere.

Muy discutibles títulos históricos; que eran que esos territorios se consideraban espacios fuera del Virreynato del Río de la Plata, porque en ellos no ejercían dominios los gobiernos españoles, sino los indios. El coronel Rómulo Félix Menéndez ha señalado que del total del territorio argentino de la actualidad, en 1810 una gran parte estaba ocupada por tribus indígenas, en su mayoría nómades, que no reconocían la autoridad de ningún Estado federal ni provincial. Sin embargo, predominaban los vastos espacios desérticos en los que la presencia humana era prácticamente inexistente. Por otra parte, del mismo modo que otras regiones, todo el sur, más allá de la línea de fortines en la provincia de Buenos Aires; y del río Bío-Bío en Chile, era territorio indígena, res nullius, desde la perspectiva de los Estados europeos. El concepto de res nullius respecto de un territorio, significaba que estaba abierto a su conquista y consecuente ocupación, como lo entendían todas las potencias europeas con la excepción de España. Los mapas franceses, alemanes, británicos y norteamericanos de mediados del siglo XIX, muestran los territorios de ambos lados de la cordillera de los Andes como res nullius. Podrían haber sido ocupados por cualquier potencia y es sumamente improbable que la Argentina o Chile hubiesen tenido el poder de hacer exitosamente la guerra contra Estados europeos. Esa ocupación por potencias rectoras no tuvo lugar y la Argentina y Chile se expandieron hacia el sur. El extremo sur aunque pretendido por los españoles, nunca tuvo ocupación de la Corona y fue territorio indígena hasta prácticamente las postrimerías del siglo XIX. La jurisdicción territorial, al no existir Estado supra-provincial, estaba en duda y flujo permanente. La Argentina competiría por varios territorios, y entre ellos con Chile, por los territorios indígenas del sur Rómulo Félix Menéndez, Las conquistas territoriales argentinas, Círculo Militar, Buenos Aires, 1982.

“La creación del Virreinato del Río de la Plata muestra que del actual territorio chileno el valle central de Chile no formaba parte del área virreinal con sede en Buenos Aires, puesto que constituía una capitanía que formalmente estaba bajo la jurisdicción de Lima, aunque en la práctica era casi autónoma. Las cédulas reales de la creación del Virreinato del Río de la Plata (1776-1777) no incluyeron a la Patagonia en su jurisdicción ni la incluyeron los mapas o los españoles que es posible consultar en al Archivo de Sevilla. La Patagonia, tanto del lado del Atlántico como del lado del Pacífico, una conquista argentina y chilena, de un espacio vacío, habitado por relativamente escasa población indígena de hábitos nómades”. (pág. 59) Sarmiento y la Patagonia – Francisco M. Goyogana- Buenos Aires 2006 1ra Edición – Editorial Lumiere.

Existen varias constituciones chilenas (la de los años 1822, 1823, 1828 y 1833) que en su articulado reconocen como límites entre Chile y Argentina la línea divisoria de la Cordillera de los Andes. Esto era un documento incontrastable en contra de sus pretensiones territoriales. Pero existía otro título que podía ser ejercido y era la posesión efectiva de los territorios que los dos contendientes podían reclamarse entre sí Esto era lo que en el derecho internacional se conoce como el Uti Possidetis, principio del derecho romano, algo modificado por las costumbres posteriores; significa que aquél que detenta y demuestra la posesión efectiva del territorio tiene un derecho prioritario a él. Este principio se resume así “Poseo porque poseo”. Era , como se ve, una cuestión fáctica. La vigencia de este principio, unido a la inacción del Estado argentino en su oportunidad, le había asegurado a Chile la soberanía sobre el Estrecho de Magallanes al construir allí tempranamente una estación con población permanente.


¿La Argentina tenía la posesión efectiva del territorio de la Patagonia? Esto era algo discutible porque estos territorios estaban bajo el dominio efectivo de los indígenas patagónicos. La Argentina suscribía verdaderos tratados de paz con los indígenas que tenía que aprobar el Congreso Nacional, y en ese sentido el conflicto más que ser un conflicto interno, parecía un acuerdo con una potencia extranjera. Y Lucio V Mansilla cuenta que los indígenas saludaban en sus reuniones con la consigna “Vivan los indios argentinos”. Dado el origen de las huestes araucanas que acaudillaba Calfucurá que provenían de la República chilena y que comerciaban asiduamente con ellos. ¿Podía ser considerados la ocupación de éstos territorios como ocupados por población chilena? Adviertan Uds que si a los indígenas estas cuestiones le podían tener sin cuidado sin embargo estaban presos de un conflictos entre dos estados nacionales vecinos por la soberanía de su territorio. Y esta era una cuestión de la época, crucial, que podía ser antesala de una guerra entre vecinos. No era, indudablemente, algo de poca importancia.

EL SEÑORIO INDIGENA nia.

Designo de esta forma el dominio político de los indígenas sobre los territorios de la Patago-

Estos territorios no estaban bajo un poder unificado de los caciques principales. Cada cacique por su parte era garante de los acuerdos que suscribían y en las cuestiones generales que atañían a todos actuaban de acuerdo, pero no se podía hablar de un Estado o algo parecido. Más bien se trataba de un señorío de cada uno. Pero el Estado Argentino no tenía ingerencia en esos territorios y no ejercía un dominio efectivo. La presencia de tropas era considerado como una amenaza y salvo que hubiera un acuerdo para ingresar al territorio- como la hubo con las fuerzas militares de Lucio V Mansilla en la excursión a los indios ranqueles- toda presencia de tropas nacionales era una declaración de guerra de hecho. El coronel Rómulo Félix Menéndez ha señalado que del total del territorio argentino de la actualidad, en 1810 una gran parte estaba ocupada por tribus indígenas, en su mayoría nómades, que no reconocían la autoridad de ningún Estado federal ni provincial. Rómulo Félix Menéndez, Las conquistas territoriales argentinas, Círculo Militar, Buenos Aires, 1982.

Los indígenas defendían su territorio como una cuestión de derechos históricos y era comprensible que lo hicieran. Por esa razón la autoridad y presencia del Estado Nacional en ese territorio no iba a ser aceptada. Pero –como dejamos dicho - el conflicto nacional entre un estado chileno y un estado argentino que tenían que resolver la posesión fáctica del territorio era una cuestión de mucha envergadura nacional. ¿Existía la posibilidad de conciliar ambos intereses entre los derechos históricos de los pueblos indígenas a su territorio y su señorío y la presencia del Estado Argentino en esos territorios? Si existía esa posibilidad, no me consta que estuviera en las discusiones entre las partes. ¿Eran interlocutores creíbles los indígenas para concertar un pacto duradero y efectivo?. Creo que los gobernantes de entonces no lo creían. Diez años antes frente a las dificultades de cumplir lo establecido en el tratado de paz con los indios, debido a la guerra de la Triple Alianza, los indígenas habían considerado roto el tratado y propiciado uno de los malones más grande de su tiempo. Por otro lado la debilidad de los indígenas era evidente en ese tiempo. Habían fallecido los dos grandes


caciques estrategas: Calfucurá y Mariano Rosas, apenas unos años antes. Frente a esa situación se creaba una oportunidad de derrota militar de las fuerzas indígenas confundidas y divididas. Chile por su parte se encontraba en guerra con Perú , la llamada Guerra del Pacífico- por lo cual no se esperaba que hubiera alguna intromisión militar de ese país – que tenía unas fuerzas militares bien constituidas, además. Frente a ello se abría la posibilidad de obtener un acuerdo rápido sobre límites una vez dirimida la posesión fáctica de los territorios de la Patagonia. Ese acuerdo de límites con Chile lo va a llevar adelante el Gral Julio Roca durante su presidencia con gran éxito en las reclamaciones argentinas.

Después de la consolidación y expansión hacia el noroeste, producto de la Triple Alianza contra el Paraguay, la Argentina se adelantó a la expansión de Chile hacia el norte, una década después, como producto de la Guerra del Pacífico (1879/1883 N de la R). Con el acaecimiento de esta guerra Roca aprovechó la contingencia para lanzar su Conquista del Desierto, explotando estratégicamente la circunstancia favorable presentada por el hecho de que el grueso de las fuerzas armadas chilenas se encontraban concentradas en el norte. Recién entonces estuvo consolidado el Estado argentino como hoy se concibe y desde aquel momento, ser consideradas sus relaciones como internacionales. El tratado de límites fue un corolario que ha sido considerado excepcional porque evito la guerra entre Argentina y Chile, con una frontera de tanta extensión (la tercera más larga del mundo)de dos Estados que nunca libraron una guerra entre sí. (pág. 59) Sarmiento y la Patagonia – Francisco M. Goyogana- Buenos Aires 2006 1ra Edición – Editorial Lumiere.

Conforme esto es la opinión de Felipe Pigna : La consolidación del Estado Nacional hacía necesaria la clara delimitación de sus fronteras con los países vecinos. En este contexto, se hacía imprescindible la ocupación del espacio patagónico reclamado por Chile durante décadas. Sólo la pacificación interior impuesta por el Estado nacional unificado a partir de 1862, permitió a fines de la década del 1870, concretar estos objetivos con el triunfo definitivo sobre el indio.

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LA POSESION EFECTIVA DE LAS TIERRAS ¿Quién garantizaba la posesión efectiva y rápida de las tierras arrebatadas al indio? ¿El pequeño productor farmer o el gran propietario territorial? ¿Este último que contaba con medios económicos poderosos o aquel otro que tenía una gran capacidad de trabajo personal pero poco capital? Era una verdadera y gigantesca empresa lotear las miles de leguas conquistadas al indio y establecer allí a los inmigrantes en pequeñas parcelas, que podría significar años de trabajo administrativo y además a esta gente había que asistirla con créditos o ayudas para desarrollar el trabajo agrícola y no siempre los resultados serían positivos. “Sarmiento insistía destacando “que quien dice colonización, emigración, dice distribución de la tierra inculta, poniéndola al alcance del inmigrante” y que“si se puede, ha de concederse gratuitamente la tierra, y donde ya estas concesiones no son practicables, debe ponerse al alcance de la adquisición del colono en términos cómodos”. Pero la tarea de poblar no sería fácil; se daba el caso de muchos agraciados por el gobierno con importantes extensiones de tierra, especialmente los guerreros del Paraguay, que ni se molestaron siquiera en conocerlas.” (pág.170) Sarmiento y la Patagonia – Francisco M. Goyogana- Buenos Aires 2006 1ra Edición – Editorial Lumiere.


Posiblemente son meras conjeturas las que hago ahora, pero estoy mirando todos estos aspectos que están incorporados en lo que analizamos. Por un lado estaba la confianza en la iniciativa privada de los liberales como Roca y eso favorecía el reparto de tierras a los grandes propietarios quien se encargarían por su propia cuenta de ocupar el dilatado territorio conquistado Además había que considerar un aspecto previo a la campaña que era su financiación. Muchos de los fondos que se utilizaron para la Campaña del Desierto se recolectaron de los capitalistas ricos a los que después se les retribuyó con las tierras.

UN BALANCE PROVISORIO Evidentemente que estamos hablando de la derrota militar del indio de la pampa. Si creían que iban a ganar la contienda a los blancos estaban muy equivocados. Estaban pasando por una crisis severa en su organización social y militar . Además la tecnología favorecía a las fuerzas nacionales con los fusiles remington a repetición, el telégrafo , etc Por los que dejamos expuesto, la finalidad de la Campaña del Desierto no es simplemente acabar con los indígenas y quedarse con su tierra, aunque eso fuera la consecuencia de la derrota militar . gena.

Había la necesidad política de ocupar el territorio por el Estado Nacional y acabar con el señorío indí-

Pero debe seguirse sosteniendo la idea de un genocidio indígena por las consecuencias que sufrieron las poblaciones civiles luego de la victoria militar ya que se logró el traslado forzoso de estas poblaciones para dejar la tierra libre de ocupación, con los consecuencias de sufrimiento y muerte de muchas de estas personas. “El saldo fue el de miles de indios muertos, catorce mil reducidos a la servidumbre, y la ocupación de quince mil leguas cuadradas, que se destinarían, teóricamente, a la agricultura y la ganadería.” www.elhistoriador.com.ar (Felipe Pigna)

Una vez sometido militarmente los contingentes que ofrecían resistencia , el paso siguiente fue limpiar de población aborigen las extensas superficies de tierra para ser distribuidas para un uso agropecuario. Esto se hizo de la forma más cruel , haciendo traslados de estas poblaciones enormes distancias a pie sin distinción de edades, hasta llegar a los puertos y desde allí a la Isla Martín García los varones y las mujeres y niños a Buenos Aires donde los miércoles y viernes se regalaban en retiro para las familias porteñas. Trascribo esta cita extensa del trabajo de Osvaldo Bayer “Comenzar el debate histórico sobre nuestra violencia” “Un grupo selecto de hombres, mujeres y niños prisioneros fue obligado a desfilar encadenado por las calles de Buenos Aires rumbo al puerto. Para evitar el escarnio, un grupo de militantes anarquistas irrumpió en el desfile al grito de “dignos”,”los bárbaros son los que les pusieron las cadenas”, prorrumpieron en un emocionado aplauso a los prisioneros que logró opacar el clima festivo y “patriótico” que se le quería imponer a aquel siniestro y vergonzoso “desfile de la victoria” (cita a Spalding Hobart, La clase trabajadora argentina) Los indios que se salvaron de la matanza fueron enviados a trabajar a los cañaverales del Norte, para los dueños y señores del azúcar, en condiciones de absoluta explotación, o a servir durante seis años en el ejército y la marina. Las mujeres indias fueron repartidas entre las familias aristocráticas, como sirvientas y los niños dados en adopción. El diario El Nacional informa: “Llegan los indios prisioneros con sus familias. La desesperación, el llanto no cesa. Se les quita a las madres sus hijos para en su presencia regalarlos a pesar de los gritos, los alaridos y las súplicas que hincadas y con los brazos al cielo dirigen las mujeres indias. En aquel marco humano, unos se tapan la cara, otros miran resignadamente al suelo, la madre aprieta contre el seno al hijo de sus entra-


ñas, el padre se cruza por delante para defender a su familia de los avances de la civilización” Cómo debe caracterizarse jurídicamente la Campaña del Desierto: ¿Cómo una operación de guerra o como una cuestión policial de orden interno, llevado adelante por las fuerzas militares como eran las campañas militares de frontera? Esto es importante para saber cuál es la legislación que debería aplicarse a estos casos. Si fuera una operación de guerra contra un grupo invasor, debería haber previamente una declaración de guerra, lo que no existió. Incluso los aborígenes habían cumplimentado escrupulosamente el tratado de paz , por lo menos hasta la muerte del cacique Mariano Rosas y una delegación estaba en Buenos Aires para suscribir un nuevo tratado. Si fuera una operación de guerra, dentro de lo que es la guerra socialmente como un crimen, los muertos serían combatientes de uno y otro lado, que mueren en acciones de guerra. Por lo tanto le son aplicables la legislación de la guerra. Pero ello significaría el respeto a las poblaciones civiles, que no intervienen en la guerra. Evidentemente eso no sucedió porque la embestida continuo sobre las poblaciones civiles para dejar las tierras libres de ocupantes. Si se tratara de una operación policial interna los muertos deberían ser algo excepcional a los fines de mantener el orden, que se parece bastante a la situación descripta ya que los indígenas estaban mal armados con lanzas y cuchillos mientras que el ejército se valía con los modernos fusiles remington a repetición y de largo alcance y con otros medios técnicos de guerra. Claro que mantener el orden no es la precisa definición porque se trataba de subvertir el orden social con la eliminación de los indios alzados y la erradicación de las familias de sus tierras . También es cierto que la caracterización de Desierto de las tierras tiene que ver con el bajísimo índice de población existente en las mismas. Semejante extensión tampoco sustentaba económicamente las poblaciones existentes allí que estaban sujetas a hambrunas y pobrezas terribles libradas a su propia suerte y buscaban auxilio de los gobiernos. Téngase presente que el ganado mostrenco que en otros tiempos existía ya había desaparecido, que por mucho tiempo fue el sustento de estas poblaciones acostumbradas al consumo de equinos y vacunos. O sea que esas poblaciones sufrían una crisis económica pronunciada y estaban mal conducidas y organizadas. Una verdadera crisis general que fue la antesala de su ruina . Por supuesto que el racismo es un componente de la ideología de la Campaña del Desierto. El odio al indio más allá de ser una proyección de la ideología europeizante también tenía que ver con los enormes daños económicos y sociales que los indígenas producían a las poblaciones blancas. Roca mismo había sido por muchos años un poblador de la línea de fronteras – residió en Río Cuarto por muchos años – y debe hacer experimentado en carne propia los malones sobre esos campos. Sin embargo no puede caracterizarse la Campaña del Desierto como una medida llevada adelante exclusivamente contra el indio, motivado por el odio racial o apoderarse de la tierra. Así lo creían los indios y lo más lamentable de todo es que lo siguen creyendo ahora. “Hacen bien en pensar eso y venirse a mí. Nadie es mejor amigo de Uds. que yo- le decía Calfucurá a algunos indios amigos del gobierno que volvían a la Salinas Grandes (N. De la R.). Cualesquiera hayan sido los motivos por los que ustedes han sido mis enemigos, deben olvidarlos, porque somos indios y los indios no debemos ni podemos ser enemigos unos de otros. El enemigo de los indios es unos solo, el cristiano” “Calfucurá empleo , desde 1852, toda su habilidad en corromper la lealtad de sus subordinados y amigos, haciéndoles notar que gozarían en sus tierras en libertad una vez desprendidos de los cristianos, mientras que entre éstos serían siempre soldados esclavos. Que en el desierto había hermosas llanuras, hermosas aguadas, para que cada uno, cuidando sus animales, tuviese lo suyo, sin ser inquietado por nadie. Que viesen que Dios había creado una diferencia absoluta entre indios y cristianos, en su color, en sus costumbres, en su libertad y su modo de pensar. Que por mucho que quisieran confundirse con los cristianos no lo conseguirían, porque los cristianos miran como a perros a los indios que tienen entre sus manos. Que los que se mantenían en sus tierras ( las de Calfucurá N de la R) eran los que no conocían malos tratos y gozaban de esa libertad, que los cristianos no conocen. (Pág. 343/4) Memorias del ex cautivo Santiago Avendaño- P.Meinrado Hux


Como se puede ver, en estas palabras está toda la fundamentación del odio entre indios y cristianos derivado de las diferencias culturales entre ellos, pero que siempre terminaba en una hipótesis de guerra. También eso explica lo que hemos llamado el señorío indígena que no estaban dispuesto a ceder. Como hemos consignado , estaba de por medio otra serie de factores que explican la expedición militar, a los ojos de la época. Ello tenían que ver con los conflictos fronterizos con Chile y la urgencia de consolidar la posesión de las tierras patagónicas y creo que gran parte de la motivación del Gobierno Nacional tenía que ver con esto. El objetivo de consolidar los Estados Nacionales tanto del lado argentino como del lado chileno tuvieron como prisioneros a los pueblos indios de la Patagonia, quienes fueron víctimas de esta encrucijada histórica. Es lamentable que los pueblos indígenas no entendieran lo que se estaba gestando y continuaron con sus viejos planes conservacionistas cuando no tenían la fuerza suficiente para garantizar esa estrategia La suya no fue una adecuada estrategia de supervivencia.

ALGUNAS CUESTIONES INTERESANTES Desde el punto de vista de la acción militar, los indígenas de la pampa constituyeron una fuerza muy importante. En general eran invencibles por las tropas nacionales debido al gran número de lanceros y que atacaban de sorpresa, muy bien montados por lo demás. Sus caciques generales como Calfucurá y Mariano Rosas eran eficaces jefes militares. Creo que esta superioridad que disfrutaron durante algún tiempo, les creo un sentimiento que después sería su ruina. Rosas llegó a convenir verdaderos acuerdos con Calfucurá gracias a lo cual su gobierno disfruto de largos años de paz con los indios. Una vez derrocado Rosas, el país vivió diez años de paz (1851-1861) debido a las buenas relaciones de la Confederación Argentina con las poblaciones indígenas pampeanas También Sarmiento suscribió tratados de paz con los indígenas; pero la guerra de la Triple Alianza contra el Paraguay le impidió cumplir los acuerdos firmados y ese incumplimiento desató feroces malones sobre las poblaciones blancas limítrofes a las fronteras. Lucio V Mansilla que escribía sobre su viaje a las tolderías ranquelinas (1870) llevaba el propósito de convencer a Mariano Rosas de que la paz era posible entre los indios y el gobierno nacional. (“Una excursión a los indios ranqueles”) “...Sea esto lo que fuere, la triste realidad es que los indios están ahí amenazando constantemente la propiedad, el hogar y la vida de los cristianos. ¿Y qué han hecho éstos, qué han hecho la civilización en bien de una raza desheredada que roba, mata y destruye, forzada a ello por la dura ley de la necesidad? ¿Qué han hecho?...” Epilogo del libro Una excursión a los indios ranqueles

Aquí está planteado el problema en toda su crudeza: la necesidad de los indios de apoderarse del ganado, que estaba en poder de los blancos (“dura ley de la necesidad” dice Mansilla) y por la otra la necesidad de los cristianos de defenderse del ataque de los indios que ponía en peligro la vida y saqueaban la propiedad de aquellos. Pero considero necesario en este punto hacer algunas puntualizaciones: si por un lado los indios necesitaban el ganado como su alimento ya que su alimento era exclusivamente cárnico, la necesidad de este ganado que se procuraban con sus malones era de la última época porque anteriormente existía este ganado mostrenco en cantidades enormes en


la geografía de la pampa. Es en la última época que empieza a escasear este ganado y la necesidad de los malones sobre territorio blanco se hace “ una necesidad”. ¿Por qué escaseaba el ganado que antes existía abundantemente en la pampa? Porque se había convertido en un objeto de comercio que los indígenas de la Pampa se llevaba en grandes cantidades a Chile a donde se vendía a los frigoríficos para tasajo y cuero, a veces a precio vil. O sea que estamos hablando de una verdadera práctica depredadora del ecosistema natural que había servido de sustento durante muchos años a esas poblaciones. Por el lado de las poblaciones blancas que estaban en la línea de los malones, todo lo que obtenían era producto de un duro trabajo ya que se carecía de medios apropiados de manera que el hecho que ocuparan tierras que antes pertenecían a los indios y que –de algún modo – legitimaban el accionar de estos últimos que las consideraban suyas, sin embargo las propiedades y familias de los colonos eran carne de cañón de los malones indígenas que se apoderaban de su ganado y cautivaban a sus esposas e hijos. De esta manera estaba planteado el conflicto como una alternativa irreductible entre la población blanca y las población india. Fíjense lo que pensaba Mariano Rosas, cacique general, de porqué el ganado le pertenecía y tenían derecho a apropiarse de él , según relata Lucio V Mansilla en “Una excursión a los indios ranqueles”

ÓIGAME Óiganme con atención. Ustedes eran muy pobres entonces; los hijos de los gringos, que son los cristianos, que somos nosotros, indios como ustedes, les hemos enseñado una porción de cosas. Les hemos enseñado a andar a caballo, a enlazar, a bolear, a usar poncho, chiripá, calzoncillos, bota fuerte, espuela, chapeado. -No es cierto-me interrumpió Mariano Rosas-; aquí había vacas, caballos y todo antes que vinieran los gringos, y todo era nuestro. -Están equivocados- les contesté-; los gringos, que eran los españoles, trajeron todas esas cosas. Voy a probárselo: Ustedes le llaman al caballo cavallo, a la vaca vaca, al toro toro, a la yegua yegua, al ternero ternero, a la oveja oveja, al poncho poncho, al lazo lazo, a la hierba hierba, al azúcar achucar y a una porción de cosas lo mismo que los cristianos. ¿Y por qué no les llaman de otro modo a esas cosas? Porque Uds no las conocían hasta que las trajeron los gringos. Si las hubieran conocido les habrían dado otro nombre. ¿Por qué le llaman al hermano peñi? Porque antes de que vinieran los padres de los cristianos ustedes ya sabían lo que era hermano. ¡Por qué le llaman a la luna quien, y no luna, como los cristianos? Por la misma razón. Porque antes de que vinieran los gringos a Buenos Aires, ya la luna estaba en el cielo y ustedes la conocían. No pudiendo Mariano (Rosas) refutar esta argumentación etnológica, me contestó irritado: -¿Y qué tiene que ver todo eso con el tratado de paz? ¿Cuándo yo le he preguntado esas cosas para que me las diga? (el subrayado es mío)

El plan de Roca fue convencer a todos que el plan “de la solución final” era el único plan posible para terminar con la amenaza del indio. “Vencedor Mitre y Buenos Aires en Pavón, el 17 de Septiembre de 1861, se encontró Mariano Rosas con un poderoso enemigo a su frente y en sus flancos, concluyendo las pacíficas relaciones que se habían mantenido con el cristiano a lo largo de diez años. Muy pronto el temido enemigo dio muestras de sus intenciones. Finalizado el año 1862, lanzó sobre el imperio una expedición armada que partió simultáneamente de Bragado, Rojas y Río Cuarto. Si bien los invasores llegaron hasta Leuvüco, los daños y las victimas no fueron muchas, en parte por la inexperiencia del jefe que los mandaba, el coronel Julio de Vedia, y en parte por desinteligencias surgidas entre los altos mandos de la expedición. En consecuencia, la paz quedó definitivamente rota, y no dejó a Mariano Rosas otra alternativa que la de organizarse para su defensa. El cacique principal puso en pie de guerra a la Nación. Desde las más apartadas regiones del Mamuelmapu llegaron los jóvenes guerreros a sostenerla. Los años de 1863 y 1864 fueron de una continua ofensiva, tendientes a demoler el poder militar y económico de los cristianos. Las expediciones punitivas –vulgo: malones – se sucedían luna tras luna, obligando al ejército de líneas a despoblar el fuerte Tres de Febrero y abandonar el Río Quinto, debiéndose replegar a los antiguos reductos del Río Cuarto y Santa Catalina. Todas las poblaciones fronterizas, de un extremo a otro de la línea, fueron teatro de escenas de pavura, quedando injuriadas y a veces arrasadas por el furor del ranquel, ávido de venganza y de libertad. Solamente la provincia de San Luis se vio libre, durante algún breve tiempo, de la muerte y la destrucción, y ello gracias a los tratados parciales concluidos en 1864 y 1866 por el gobernador Justo Daract.


A comienzo de 1865, el gobierno de la República Argentina consideró insostenible la situación en la frontera, enviando comisionados a Leuvüco a solicitar la paralización de las hostilidades. Trascendente resultó para Mariano Rosas esta primera oportunidad de negociar la paz, pues inició una larga serie de especulaciones similares. Ajustándose a su calidad de agredido, exigió condiciones, demandando la entrega de yeguas, vacas y alimentos en concepto de indemnización de guerra. Sus pretensiones fueron atendidas y el 24 de mayo de 1865 sus delegados convinieron en Río Cuarto con los representantes del Gobierno Nacional un tratado de amistad, pacto que fue ratificado por Mariano y Baigorrita, en sus aduares, el 18 y 21 de Junio siguientes.

Pero el gobierno argentino no pudo cumplir con lo estipulado - entrega de raciones – afligido quizá por las graves consecuencias que le acarreaba la guerra con el Paraguay. Mariano Rosas, entonces, transcurridos dos trimestres sin compensación alguna, consideró nulos los tratados y reanudó las hostilidades sobre la frontera. Pueden calificarse de tremendas y asoladoras las expediciones lanzadas durante el año 1866. En una sola de ellas, la que se abatió sobre el departamento de Río Cuarto, el 22 de Noviembre de 1866, el botín recogido fue cuantioso, acercándose al centenar el número de mujeres cautivadas. Después de estas lucrativas invasiones, los ranqueles creyeron conveniente retirarse a sus montes a gozar de las ventajas económicas obtenidas a punta de lanza.” Crónica ranquelina de Mariano Rosas- Carlos Mayol Laferrére

“El 5 de marzo de 1872 con un ejército estimado en 6.000 combatientes, Calfucurá inicia la llamada invasión grande a la provincia de Buenos Aires.[5] Monta así una fuerza integrada aproximadamente por sus 1500 lanzas de escolta, sumando 1500 aportadas por Pincén, 1000 argentinos de Neuquén y 1000 chilenos traídos por Alvarito.[5] Sólo los ranqueles de Mariano Rosas no se someten al mando de Namuncurá, aunque peleen por su cuenta.[5] De esta forma atacan los pueblos de General Alvear, Veinticinco de Mayo y Nueve de Julio, resultando muertos alrededor de 300 criollos y robadas 200 000 cabezas de ganado.” Wilipedia- La Conquista del Desierto

Con los ranqueles hubo dos tratados más previos a la invasión militar de la Conquista del Desierto; una fue el que realizaron Mariano Rosas y Lucio V Mansilla por mandato de Sarmiento que no tuvo la ratificación del Presidente; el otro el tratado suscripto en 1872 que se extendería por seis años y que llevaron los padres Moisés Alvarez y Tomás Gallo a Leuvüco. Ese tratado fue cumplido por Mariano Rosas escrupulosamente hasta el día de su muerte. De ello da fe el siguiente párrafo de la carta que Julio A Roca le envía al Ministro Adolfo Alsina : “..Para establecer la línea a la altura del Cuero, debemos dar por rotas las paces con los ranqueles que, la verdad sea dicha, han cumplido fielmente sus compromisos, a pesar de haber quedado completamente abandonada la frontera, con motivo de la revolución de septiembre”( carta del 19/10/1875)

Dos hechos vienen a modificar el panorama del enfrentamiento con los indios: uno es el final de la Guerra de la Triple Alianza que libera las fuerzas para destinarlas a la guerra del indio. Otra es la muerte de los caciques principales Calfucurá(4 de junio de 1873) y Mariano Rosas (falleció el 18 de Agosto de 1877). El fallecimiento de los dos principales caciques indígenas pampeanos tiene que haber producido una gran debilidad en las filas de los indios. Sobre el propósito del gobierno porteño, vale tener en cuenta la siguiente cita: En el mes de octubre de 1878 vencía el tratado de paz, celebrado seis años atrás, entre ranqueles y cristianos. Estos últimos ya tenían resuelta la conquista de la pampa. A pesar de ello, una embajada ranquelina viajó a Buenos Aires, participando con toda ingenuidad en la farsa de un nuevo convenio. Empero, repetimos, la decisión estaba tomada, y sólo hacia falta ganar algunos días para llevarla a cabo. A la primera trasgresión, comprobada o no, nuestros ejército se lanzó sobre territorio ranquelino y columnas volantes cayeron raudas como el viento en el centro del propio corazón del Mamuelmapu. En ella, haciendo punta, por su calidad de baqueanos, iban una vez más, los escuadrones de “Ranqueles amigos” de la frontera. En realidad, iban como Judas a vender a Cristo, no por una moneda de plata, sino por un puñado de promesas


e ilusiones de papel, enormes en su imaginación infantil. Crónica ranquelina de Mariano Rosas- Carlos Mayol Laferrére

Hay que evitar las simplificaciones en estas cuestiones. Creer que la Conquista del Desierto se hizo solamente para apropiarse de la tierra de los indígenas es un razonamiento cierto pero insuficiente para explicar. Igualmente es insuficiente el argumento que un grupo de ricachos, la clase dominante, llevó a cabo la Campaña del Desierto por ella misma. Fue un acto consentido y apoyado por gran parte de la población del territorio argentino que consintió dicha Campaña y después lo consagró a Julio A Roca como presidente. Ese es un tema central: cómo los indígenas del Sur se ganaron el repudio de grandes sectores de la población blanca . Esa fue la llave para entrar a su territorio y después convertir ese hecho en un triunfo nacional. Los indígenas de la pampa se ganaron el repudio de un gran sector de la población blanca y así posibilitaron que se pudiera articular la Campaña al desierto. La habilidad de Roca fue hacer creer que era la única solución, la solución final. Creo que es importante considerar también que la oligarquía porteña entendió que la forma de evitar que esos terrenos pudieran ser disputados en el futuro por los chilenos era la ocupación en firme de esas tierras y aclimatar una población allí. Y la forma de avanzar en la ocupación efectiva y a su vez resolver los problemas de financiamiento de la Campaña del Desierto derivo en la promesa anticipada de tierras a los inversionistas de la Campaña.

Con nuevas tecnologías militares como los fusiles rémington a repetición y unas cabalgaduras bien cuidadas y alimentadas, con la ayuda del telégrafo que unía las líneas de tropas en su desplazamiento, el triunfo en la guerra contra el indio estaba sellado. Ahora bien la reflexión que cabe es la siguiente: ¿era realmente un conflicto irreductible entre los blancos y los indios donde uno de éstos debía desaparecer? ¿Cuál era el punto de inflexión de esta cuestión? ¿Cómo se podían integrar los indios a la sociedad blanca o interrelacionar sin perder su identidad propia? Sería un verdadero plan intercultural Los tratados entre los pueblos pampeanos y el Gobierno Nacional iniciaron un camino en ese sentido, de respeto e integración. Pero los tratados con los indígenas se hicieron sobre la base de reconocer la soberanía territorial de los indígenas, su señorío y donde el Estado Nacional estaba ausente. Esto era improcedente dentro del marco de un conflicto de límites entre dos Estados Nacionales que reclamaban el territorio como suyo.

Carlos J Freytag



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