Primera edición de Centrifugados

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centri ugados Primer encuentro de literatura perifĂŠrica

Ediciones

5Liliputienses



centri ugados Primer encuentro de literatura perif茅rica Mercado de Abastos de Plasencia 13, 14 y 15 de marzo de 2015

Ediciones 5 Liliputienses Isla de San Borond贸n, abril de 2015


Asociación Cultural Ediciones Liliputienses Isla de San Borondón, España Intenta la cuadratura del círculo: José María Cumbreño elblogliliputiense@gmail.com elblogliliputiense.blogspot.com Depósito Legal: CC-000111-2015 Edición no venal Impresión: Estugraf


Para テ]gel Campos Pテ。mpano, in memoriam.



PALABRAS PRELIMINARES Entre el 13 y el 15 de marzo de 2015 se celebró en Plasencia un encuentro de editores y escritores independientes. El nombre, Centrifugados, fue idea de la poeta malacitana Isabel Bono y creo que definía muy bien lo que pretendía ser: la demostración de que la periferia es un espacio en el que pueden confluir maneras muy diferentes de entender la creación literaria. Meses y meses de trabajo se resolvieron en un fin de semana mágico. Porque no sólo los invitados estuvieron espléndidos, sino que además acudieron muchas personas relacionadas con el mundo del arte que consiguieron crear un ambiente como pocas veces hemos tenido en una región tan alejada de todo como ésta. No quiero que se me olvide dar las gracias al Ayuntamiento de Plasencia, a la Universidad de Extremadura, a Estugraf Impresores y, sobre todo, a Juan Ramón Santos y Julio Pérez. Plasencia debe estar muy orgullosa de tenerlos al frente de la cultura de la ciudad. Este libro aspira a recoger parte de lo que allí pudo respirarse durante esos días. José María Cumbreño

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VIERNES 13 DE MARZO

17:00 horas. Inauguración del encuentro. Apertura de la feria de editoriales independientes 17:30 horas. Concierto de Le Parody. 18:40 horas. Perdidos. Un lugar para encontrar. Retrato de la generación perdida de la literatura española. Por Demian Ortiz y Pablo Cerezal. 19:45 horas. Mesa redonda. La edición de poesía en España. Modera Álvaro Valverde. Intervienen Ferran Fernández (Luces de Gálibo), Pepo Paz (Bartleby) y Javier Sánchez Menéndez (La Isla de Siltolá). 21:15 horas. Cierre de la independientes.

feria

de editoriales

22:45. La Puerta de Tannhäuser. Lecturas de Héctor Hernández Montecinos, Javier Pérez Walias, Manuela Temporelli, Ferran Fernández y Felipe Zapico.

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SÁBADO 14 DE MARZO

10:00 horas. Apertura de la feria de editoriales independientes. 10:30 horas. Taller de elaboración de libros cartoneros dirigido por Sandra Carvajal, de la editorial Ultramarina. 11:00 horas. Poetas sin prelavado: Elena Román. 12:00 horas. Límites y transferencias entre el lenguaje cinematográfico y el literario. Una charla con el escritor y director de cine David Yáñez. 13:00 horas. Poetas sin prelavado: Irene Gruss. 14:00 horas. Cierre de la feria de editoriales independientes.

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17:00 horas. Apertura de la feria de editoriales independientes. 17:30 horas. Taller de tuneo de libros dirigido por el poeta Luis Felipe Comendador, de la editorial LF Ediciones. 18:00 horas. El poeta y su editor. Una conversación entre Juan Carlos Mestre y Emilio Torné. Modera Jordi Doce. 19:30 horas. Mesa redonda. La edición de narrativa en España. Modera Gonzalo Hidalgo Bayal. Intervienen Miguel Casasola (Ártese quien pueda), Carlos Rod (La Uña Rota) y Marino González Montero (De la luna libros). 21:00 horas. Cierre de la independientes.

feria

de editoriales

22:45. La Puerta de Tannhäuser. Lecturas de Jesús Ge, Silvia Terrón, David Trashumante, Ángel Manuel Gómez Espada y Manuel del Barrio Donaire.

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DOMINGO 15 DE MARZO

10:00 horas. Apertura de la feria de editoriales independientes. 10:30 horas. Taller de escultura en libros dirigido por la artista María Chocarro. 11:00 Poetas sin prelavado: Miriam Reyes. 12:00 horas. Presentación de la Antología 2013-2014 del Taller de la Poesía y del Relato de la Red Regional de Talleres Literarios (AUPEX-AEEX-Gobierno de Extremadura) 12:45 horas. Poetas sin prelavado: Carmen Camacho. 14:00 horas. Cierre de la feria de editoriales independientes y clausura del encuentro.

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PRENDAS DELICADAS



Cisco Bellabestia

Todos mis textos tienen almax digestión asistida digresión provocada y lugares comunes donde duendes y ojos azules copulan y bajo el disfraz de Robocop hay humano. Todos mis textos tienen almax e ibuprofeno dan dolores de cabeza y cabecean dolorosamente gastan pilas alkalinas que se oxidan en cal blanca la misma que forma estalactitas en subterráneos y cloacas del mismo color que destinta el papel. Todos mis textos ven la tele abrazan el mando a distancia frotan channel más y channel menos vol más y vol menos y circundan el mismo botón rojo que apaga y enciende las falsas ventanas.

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Carmen Camacho LA POSMODERNA

Mi musa moderna enarca la pierna, se cimbra, se ondula, se comba, se achula, con el ringorrango rítmico del tango y recoge la falda detrás. RAMÓN MARÍA DEL VALLE-INCLÁN

Llevo toda la vida sin masticar, embuchando sin morder el desgaste de las cosas. Soy incapaz de hacer algo más si me entran ganas de emprenderla a traganta-das; inmediatamente palidezco del mareo y entonces voy, y al engullir, noto como si me subiera a lo más alto del monte Helicón y agitara los brazos así, eufórica de instante. Rápida. Luego vuelvo a mis cosas, desconcen-trada, desconcertada, desalquilada. Enfadada, insatisfe-cha, insaciable. Degluto el rastro de cualquier cosa que encuentre a mi paso: sombras tiradas en las aceras, restos mortales de los hijos que Cronos devora, alas de mosca, cartas rotas, botones, altillos de armario, tapas

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de yogur, currículos que voy encontrando en la basura, pellejitos de altramuz. Sin descanso trago billetes de vuelta usados, besos sin lengua, compresas de mar, trozos de temario, brozas de consejo. Lo socarrado de las paellas, el olvido del mundo, tildes diacríticas, la tizne de los cacharros que no friego. Pero solo un poco, un poco minúsculo, un micropoco. Porque tengo por glotis un trozo de pan tierno mojado en yema de huevo, no sé tragar profundidades. Tal vez sea ese el motivo de mi afición al vaso chato, a las liras chiquitas. Padecer tragaderas y tenerlas tan pequeñas crispa la moral más que cualquier otro vicio, por muy lascivo que este sea. Aquí no hay lujuria de ménade que valga, habrá, yo qué sé, ansiedad, prisa, ojos abiertos, hipertensión, falta de redondeles. Ya he probado con todos los propósitos de enmienda. Una pena. De nada servirán estos parches de campo, los paseos a lomos de mi centauro, el equipo de psicólogas, las flexiones de lengua. Remedio no hay. Deshabituarme implicaría quemar a llama azul esta casa con todos sus retales, conmigo dentro. Llevo mal de esta situación que el polvo no tenga colores. Y me lo tengo que comer, como el cocido sin sal de la abuela, como un pezón sin henna, como un domingo entre cuatro paredes sin decorar.

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Con todo, sigo en lucha. Desde hace unos meses Dioscórides, mi doctor —una eminencia— me recomien-da tomar cada semana infusiones de azafrán, juntar los pies al vivir, regresar, y me receta a mala letra el alivio a mi garganta:

POETAS (masticables)

Pierde el tiempo y gano ganglios: siempre me acabo tragando a algún rapsoda, que luego se me repite y me recita dentro, en alta voz. Ando atronada.

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LIMPIEZA MUNICIPAL Tiembla contigo este universo de roca y mar soñando. RAÚL QUINTO

Pasa lento al caer la tarde, removiendo la arena prometida, el operario de la limpieza municipal, y con su máquina gigante arrastra colillas, platos de plástico, tapaderas de yogur, cáscaras de maná, latas y botellines; clínex cagados, monedas, la sandalia del pescador, las astillas que revientan al fuego de los espetos, los entrañables bolsillos de las camisas baratas donde los apóstoles guardan su paquetico winston. Bolas de bingo, las pelotas de jugar a las palas, el paso que perdió la más torpe del aeróbic-playa. El sabor amargo de los aceites bronceadores, dátiles podridos de la Palma del Bien y del Mal, pestañas waterproof, plumas de gaviota o arcángel, naipes marcados y la popular lágrima que cayó en la arena, reducida a esas horas a grano de sal. El tintineo del carrillo de los helados, la bandera azul, el guantazo matriarcal que esquivó un querubín, el pregón de las almendras, el éxito del verano, palabras que desecha la gente cuando escribe mensajes de móvil. El cartel de Prohibido el

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paso. Propiedad privada. Las mesas del chiringuito Miguel, dos biquinis tendidos en el balcón del apartamento 12-L y la pancarta que se desprendió de la avioneta haciendo caer sobre una blanca hurí todo el peso de Rebajas en Almacenes Mérida. Urbanizaciones costeras, la autovía del Medite-rráneo, un pelirrojo borracho de Friburgo, el Algarrobi-co, Tokio, el senado, la Banca Vaticana, el Costa Concordia. Todos los sillones de mando que, inquietan-tes, aparecen en las películas vueltos de espaldas, y que el Hombre Invisible coloca cada tarde bajo su sombrilla sixtina para remojarse los pies en la orillita del mar. Amanece. Las farolas del paseo marítimo apuran la última oscurana. El operario de la limpieza municipal regresa caminando a casa. Posa con sigilo las llaves sobre el taquillón. Mientras moja la madalena en la leche fría comienza a escuchar los sonidos gástricos de los pisos vecinos: bajantes, cisternas, despertadores, crujidos de parqué. Y se mete en la cama. Suspira, resignado. Mañana, al caer la tarde, Adán, Eva, Caín, Set, Jared, Enoc, Matusalén, Lamec, Noé y los cuñados y las nueras y todos sus bastardos habrán vuelto un día más a expulsar el Paraíso.

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Pablo Cerezal

Me han nacido un puñado de páginas, un regato de frases, un brote de momentos y un atardecer de amigos… CENTRIFUGADOS ha desordenado el detergente de los sentimientos para exponer una colada de latido y fulgor al sol extremeño. A vosotros, compañeros y amigos, os dedico estas páginas aún inéditas deseando que puedan formar parte del siguiente centrifugado al que decidáis regalar vuestros abrazos… ¡gracias! FRAGMENTO DE BREVE HISTORIA DEL CIRCO Amaneces al invierno feroz de este mundo despejando las dudas de un anochecer incauto, y tu voz desgarra los fulgores de estrellas que no se atreven a brillar para no asustar al cielo. El hospital despereza el sudor de heridas y lamentos de un día perdido entre vendajes, sondas, goteos y suturas que no quieren decir su nombre. Y tú describes tu presencia con la metáfora quieta del llanto primero. Yo, aletargado por el cínico festival de luces de la sala de partos, asisto a tu nacimiento.

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Surges de un naufragio de vísceras como pétalos de rosas que nunca germinaron espinas, reclamando tu pequeño espacio en un mundo que se precia de regalar a cada uno el suyo. Tu madre te regala el punzón incierto de un dolor de siglos con el que tú decides hacer celofanes de regalo y pajaritas de tiempo. Afuera, los voceros del apocalipsis continúan su prédica huérfana de esperanza y podrida de futuros que no llegan. Yo, dentro, embadurnado de la asepsia azul cobalto del paritorio, asisto al apocalipsis de vida y milagro de tu nacimiento, hijo, mientras tu madre se desmadeja en arrumacos de lágrima y desvanecimientos de emoción que nadie ya, salvo tú, podrá reverdecer en el pasto breve de las pupilas. Nos has nacido, hijo. Lo has logrado. Has estrechado tu osamenta de río para verterte en el caudal de miedo y ternura de nuestras vidas, aquí afuera, donde la luz, hoy, es milagro que abreva en tus labios de beso y latido. Y ya no somos más una mujer y un hombre. Porque, al rugir la alarma benévola de tu llanto, hemos acudido prestos al incendio de una nueva vida. Nos has nacido, Munay, hijo, ya digo.

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Miguel Casasola ORIGEN III Un hombre solo con la soledad a cuestas qué puede ser sino un hombre que aspira a ser un hombre y enfrenta las horas todas las horas como un tarro de sal sal un tarro de sal a punto de volcarse en el centro de la boca porque hay sed de vida y así surgen también esos pétalos azules que pretenden ser evocadores y libres como puro viento borrar la herrumbre provocada y el hastío hastío hastío hastío de ser igual y lo mismo el día y la noche y obtener una y otra vez sólo el tarro de sal respirar sal comer sal y luego tanto pétalo azul que es autoengaño azul azul azul como el aire al que se aspira como el viento al que se aspira como el hombre que no se es calmar el hueco la sed

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Manuel del Barrio Donaire

PAROXETINA

La primera vez que tomé paroxetina fue en 2005. Me la recetó el médico de cabecera después de llorar en la consulta. La tomé durante 6 meses. Me recuperé rápido, el sol volvió a salir, regresé a las clases de literatura, dejé a mi novia por otra. La segunda vez que tomé paroxetina fue en 2009. Estuve tomándola un año entero. Fui a un psicoterapeuta, empecé a correr todos los días, me alimenté de forma equilibrada. Mi novia me dejó por otro. Ahora he vuelto a tomarla. No sé cuándo podré dejarlo. Voy al psicólogo todas las semanas, voy al psiquiatra cada 2 meses para que evalúe mi tratamiento y mi estado mental.

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Según mi psiquiatra la cosa va para largo. La cosa va para largo porque la vida es larga y es jodida y psicosomatizo cosas chungas y lloro en la consulta del psicólogo y no puedo dormir y me obsesiono con mi cuerpo y me observo en el espejo por si tengo algo. Busco lunares, puntitos, molestias internas, cáncer, sida, hepatitis, taquicardias, amagos de infarto. No sé qué estoy haciendo aquí, soy joven, soy listo, estoy bueno. ¿Qué mierdas me pasa doctor? No tienes nada, dice el médico. Estás bien. ¿Que estoy bien? Una mierda estoy bien. Llevo meses sin encontrar la solución, sin poder levantarme de la cama, sin leer a Don DeLillo. ¿Has tenido relaciones sexuales de riesgo?

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¿Te refieres a si he follado sin condón? Sí, he follado sin condón, he follado mucho sin condón. Pero yo no follo con cualquiera ¿vale? suelen ser amigas, o amigas de amigas, gente de bien, chicas decentes que tardan varios días en responder al mail, o que te dicen por wassap que no pueden quedar. Para mí eso es tan efectivo como un análisis. Procuro tener relaciones serias, chicas con estudios, con móviles de última generación, chicas que leen a Murakami y adoran el cine de Godard. ¿Te gusta Godard? En realidad no. No me gusta Godard. ¿Te cuesta conciliar el sueño? Sí, me cuesta dormir, no puedo dormir tranquilo, no puedo estar tranquilo, juego a la Play para no pensar, dejo de ir a clase de Teoría de la Literatura y me quedo en casa,

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intento engañar al cuerpo con pastillas y recetas, pero nada. El cuerpo es listo. El cuerpo es un cabrón. El cuerpo es inteligente. El cuerpo tiene diplomas, sabe interpretar los gráficos, guarda el equilibrio, nos avisa cuando algo no va bien. El cuerpo habla y nosotros lo escuchamos. El cuerpo tiembla, el cuerpo se nos cae, se atasca, el cuerpo dice estoy hasta la polla de esta vida y nosotros nos apuntamos a clases de yoga, salimos a correr, reducimos grasas, trabajamos menos, compramos libros de autoayuda, el cuerpo se calienta, se infecta, se inflama, se queja antes de saber que estamos mal, espera su turno en las tiendas de ropa, bebe Coca-Cola, pregunta si hay descuento, chirría, escuece, pica, le salen manchas, granos,

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hongos, fĂ­stulas, quistes, bultitos, ronchas, sarpullidos. Pero yo sigo aquĂ­. Lavo las sĂĄbanas, barro el suelo, me afeito.

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Jordi Doce

PIEDRA a Juan Soros

Vine para estar cerca de la piedra –la piedra que aguarda en cualquier camino, anónima y fiel, que vio durar soles, planetas, prodigios remotos, que sufrió el castigo de vientos volubles y fue deshojándose, menguando sencillamente, descuidando sus confines por los siglos de los siglos, balbuciendo en sueños con la boca llena –la piedra que estaba dentro de sí misma, luchando por aflorar –la piedra que poco a poco se convirtió en grumo, en grano, en polvo de escoria que el aire se lleva lejos y desciende aquí, donde no hay camino, vistiendo mis ropas y hablando en mi nombre.

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Ferran Fernández Un poema del libro en preparación Cruel fandango

MI AMOR ERA SÓLIDO Y DURO

como un bloque de granito en medio del salón lucía majestuoso y firme señalado para la eternidad me pasaba horas contemplándolo y una felicidad inagotable me brotaba por todos los poros de la piel a veces veía en su interior una hermosa figura y me imaginaba esculpiéndola para que ella también me mirase no sé cómo ni cuándo me puse manos a la obra cada día la pulía hasta que conseguí la versión más extremadamente frágil y bella del amor

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ahora tengo miedo de mirar fijamente esa delicada transparencia no sea que una brisa de mi pensamiento la derribe y la haga a単icos

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Jesús Ge

DIJE DIEGO Miente quien diga que hemos hecho recortes en educación Esperanza Aguirre El número de alumnos por clase no aumenta, se flexibiliza Jose Ignacio Wert

DIEGO DIJE DONDE DIJE DIGO DIEGO DIJE DONDE DIJE DIGO DIEGO DIJE DONDE DIJE DIGO DIGO LO QUE DIJE DIJE DONDE DIJE DIEGO DIEGO DIGO LO QUE DIJE DIJE DONDE DIJE DIEGO DIEGO DIGO LO QUE DIJE DIJE DONDE DIJE DIEGO DIEGO ¿DÓNDE DIJO DIEGO? ¿DÓNDE DIJO DIEGO? ¿DÓNDE DIJO DIEGO?

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¡DONDE DIJO EL HIJO! ¿DÓNDE DIJO EL HIJO? ¿DÓNDE DIJO EL HIJO? DON DIEGO -DON DIEGO DIGO- -DON DIEGO HIJODIJO AL HIJO DÓNDE DEJÓ EL HIGO ¡¡¿DÓNDE DEJÓ EL HIGO??!! DONDE DIJE DIEGO DONDE DIGO DIGO DONDE DIJE DIEGO DONDE DIGO DIGO DONDE DIJE DIEGO DONDE DIGO DIGO DONDE DIGO HIGO NO DIJE DIGO DIEGO

DIJE

DIJE DIEGO DIJE DIEGO DONDE DIJE DIEGO DIJE CIEGO DONDE DIGO CIEGO DIGO LUEGO DONDE LUEGO DIGO, DIGO MUERO

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MUERO LUEGO / LUEGO MUERO LUEGO MUERO / MUERO LUEGO MUERO LUEGO / LUEGO MUERO DIJE DIEGO

DONDE DIJE DIGO, DONDE DIJE DIGO, DONDE DIJE DIGO, DONDE DIEGO DIJE

DONDE DIJE NIEGO

LA NEGOCIACIÓN

DONDE DIJE NIEGO

LA NEGOCIACIÓN

DONDE DIJE NIEGO

LA NEGOCIACIÓN

DIGO AGUA DONDE DIJE FUEGO DIGO AHORA DONDE DIJE LUEGO DIGO CUEVA DONDE DIJE SUELO

NIEGO LO QUE DIJE

LUEGO NO LO DIJE

DONDE DIJE LUEGO DIEGO

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DIGO


DIGO LO QUE NIEGO

LUEGO NO LO DIGO

DONDE DIJE DIGO

NIEGO

DIJE

NIEGO LO QUE NIEGO

LUEGO NO LO NIEGO

DONDE NIEGO DIJE

DIGO

LUEGO

DIJE LO QUE DIJE

LUEGO NO LO NIEGO

DONDE DIJE DIEGO

DIGO

LUEGO

DIGO LO QUE NIEGO DONDE DIJE DIJE

LUEGO NO LO LUEGO NIEGO

NIEGO

NIEGO LO QUE NIEGO NIEGO LO QUE NIEGO

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NIEGO LO QUE NIEGO

LUEGO NO LO NIEGO LUEGO NO LO NIEGO NO LO NIEGO NO LO NIEGO NO LO NIEGO NO LO NIEGO

DONDE NIEGO DIJE

DIGO

LUEGO

DONDE DIJE DIGO, DONDE DIJE DIGO, DONDE DIJE DIGO, DONDE DIEGO DIJE

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NI DIGO DIGO DIEGO

NI DIJE DIJE

NI DIGO

NI DIJE

NI DIEGO

NI DIEGO!!


Ángel Manuel Gómez Espada

SOLILOQUIO DE UN JOVEN VOTANTE DE LA DEMOCRACIA

A veces me pregunto si no estaríamos mejor bajo el gobierno de DarthVader. Él infundía respeto y daba miedo, pero no tenía la sonrisa permanente de la hiena. No ejecutaba las hipotecas de los inocentes. Si ideaba algo, era para darle un uso determinado y bien definido. Como la Estrella de la Muerte, por ejemplo. Y no para abandonarlo como a un Resort o a una autopista de peaje tras haberse llenado las alforjas de la capa con comisiones millonarias. Sus seguidores le temían, sí. Pero al menos sabían de qué palo iba. No como estos.

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Que da lo mismo que le bailes el agua o les des coba que le tires un zapato en una rueda de prensa. Ni se les inmuta la sonrisa cínica. Él, al menos, nunca habló de democracias ni de salvar a nadie. Iba a lo suyo. Conquistaba planetas. Según corriera el viento, los colonizaba o los destruía. Si estabas con él, sobrevivías. Si te ponías contra él, eras destruido por la Fuerza. Pero no te prometía nada y luego te dejaba tirado en la cuneta. No te engatusaba para acompañarle en la victoria y luego te quitaba el trabajo y la morfina. De hacerlo, al menos te daba la oportunidad de defenderte con una espada láser. No como estas hienas, que esperan pacientemente a que termines de desangrarte para rebuscar entre los restos de tus fauces.

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Pero es una pena: DarthVader no se presenta en estas elecciones. Tenemos que conformarnos con lo que tenemos. Pero algĂşn dĂ­a. Y entonces.

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Marino González Montero EL ESPACIO QUE OCUPAN LAS PALABRAS

Viven en casas solas desocupadas. Si pasas por su calle las verás en los balcones llenas de geranios. Se insinúan y te invitan a subir. Cuando arriba entre vergüenza y pudicia avanzas por el pasillo y nunca hay nadie. La casa toda a oscuras y oyes algo parecido a un ruido. Será en la cocina no será. Viene

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como un vaho que sale de los cuartos: Allí la calidez de sus carnes níveas exhala el murmullo de otras veces. Se escucha su conversación crepitar levísimamente los pies desnudos pisando frágiles hojas secas de parra. Su sonrisa te hace un hueco en la cama y entras tú también desnudo en su hablar de nalgas. Las caricias son los prolegómenos del miedo. El juego con ellas un desvarío. El clímax se hace tarde y te esperan hace rato en casa. Las prisas

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te traicionan te vistes con su ropa y ya en la calle o luego en casa nadie se da cuenta que eres otro otra tu voz la que te hace

la pregunta: la eterna pregunta del pĂĄnico por no hallar respuesta a por quĂŠ demonios sabes que aquĂ­ se acaba el poema.

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Irene Gruss

MOVIMIENTO Una mujer sola frente al mar es más majestuosa que él. Puede pasar una gaviota augurando la muerte o puede caer el sol humedeciendo las lonas de las carpas hasta apagarlas, pero una mujer frente al mar mece su soledad como una dueña y no se estremece. La luz del mar tiene la importancia y el movimiento de su ánimo, de su alma. El viento suena alrededor de la mujer y la despierta: ahora se trata de la playa sin luz, una mujer, el sol caído, el sonido del mar, carpas levantadas, el viento que lo da vuelta todo.

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Gonzalo Hidalgo Bayal EL ÚLTIMO CABALLERO DE LA CRUZ INVERTIDA

Cuando empezaron a sufrir las consecuencias del asedio, los nobles se reunieron en torno al emperador para deliberar. Tras varios días de discusiones, enviaron un mensajero en busca del último caballero de la cruz invertida con órdenes estrictas de encontrarlo allá donde estuviere, ponderar el duro trance por el que atravesaban y reclamar humildemente su ayuda. El mensajero, en efecto, al cabo de mucho tiempo, lo encontró y le pintó un panorama ciertamente desolador. El caballero pudo así contemplar en la imaginación cómo los niños morían de hambre, cómo las mujeres, víctimas de la demencia, gritaban en las ventanas, cómo los hombres languidecían sin fuerzas y aturdidos por las calles desiertas de la fortaleza. Tan vivamente, de hecho, dibujó el mensajero las penalidades del imperio que el caballero, cargado de pesadumbre, decidió ponerse en camino cuanto antes. De este modo empezó el regreso a la ciudad, un regreso, por cierto, tan lento y tan difícil como nunca se ha conocido en nuestro pueblo. No sólo anduvieron largo tiempo por numerosos caminos interminables, vieron morir de agotamiento a los caballos y padecieron todas las asperezas del viaje, sino que, además, en ningún mo-

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mento superaron la certeza de la desorientación. Entretanto, el rigor del asedio se hizo insoportable, sobre todo cuando se acabó la provisión de agua y el charco más infecto y hediondo originaba entre ellos continuas peleas, de fatales consecuencias. Los nobles, entonces, se reunieron de nuevo con el emperador y estuvieron de acuerdo en que, a causa de la tardanza del caballero y ante la gravedad de los acontecimientos, se hacía de todo punto necesario, si no querían morir de hambre y de sed o, lo que aún era peor, sucumbir a los primeros brotes de la peste, adoptar con urgencia algunas medidas suplementarias. Opinaron algunos que la mejor solución, si no la única, era la rendición definitiva, pero otros, firmes defensores de la grandeza del imperio y conscientes de que entregarse al enemigo significaría con toda seguridad el principio de la propia extinción, preferían afrontar los peligros del hambre, la sed, la peste e incluso, como resultado de todo ello, la muerte, antes que arriesgarse a perder la dignidad del pueblo. De pronto, sin embargo, cuando todavía estaban en tan controvertidas deliberaciones, un centinela entró en la sala del trono y anunció que el enemigo había levantado el campamento. Todos corrieron hacia las murallas y vieron con asombro cómo, efectivamente, el enemigo no sólo daba por finalizado el asedio sino que se alejaba a marchas forzadas. Al parecer, según nos dijeron más tarde, comoquiera que ellos habían sufrido años atrás un

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azote mortal en el que habían perecido dos tercios de la población (de hecho, nos habían atacado para reconstruir su soberanía), apenas tuvieron conocimiento de los primeros brotes de peste, decidieron, sin más contemplaciones, poner tierra de por medio. Los funcionarios del emperador hicieron correr enseguida el agua por todos los acueductos de la fortaleza y los centinelas recogieron del campamento enemigo los abundantes alimentos y provisiones que, con la precipitación de la huida, habían éstos abandonado. Así pues, la primera noche tras el asedio fue una celebración intensa y exaltada de la libertad y la alegría. Y fue entonces, casualmente, con el pueblo embriagado y entregado a la euforia del desenlace, cuando el último caballero de la cruz invertida llegó a la ciudad. Ninguno de nosotros lo vio, ciertamente, por lo que bien pudiera haber ocurrido que en realidad no llegara nunca y se perdiera para siempre en pos del camino de regreso, pero, en verdad, por lo que contaron algunos, llegó aquella noche, en compañía del mensajero. Pasó ante la multitud sin que nadie, absolutamente nadie, lo reconociera. El mensajero lo condujo hasta el emperador, pero un sirviente le impidió la entrada en el palacio. Cuando exigió que lo anunciaran, el mismo sirviente se escabulló por una de las numerosas puertas del palacio, se demoró por los corredores infinitos y regresó al fin con la nueva de que el emperador, después de haber sufrido tanto, no

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deseaba ser molestado por nadie, menos aún cuando, según parece, se resarcía del dolor contemplando una pelea de grillos. El caballero insistió en la necesidad de ver al emperador, subrayando incluso la singular circunstancia de que era él, en persona, el último caballero de la cruz invertida, quien solicitaba la entrevista, y otro sirviente se perdió por las recónditas dependencias palaciegas para volver mucho después, casi al amanecer, diciendo que el emperador no deseaba ver a nadie, ni siquiera al caballero, porque, según las propias palabras imperiales, el pueblo estaba libre y no necesitaba ya, por tanto, caballeros. Ante la injusta y arbitraria negativa del emperador, el caballero, realmente abatido, se despidió del mensajero y desapareció. Se instaló en la orilla del mar, no muy lejos de la fortaleza, y llevó una vida austera, dedicada íntegramente a dos únicos pensamientos. Por una parte, rememoraba con amargura aquella afrenta en que, además de no haber sido personalmente reconocido, se habían ignorado sus fatigas. Por otra parte, esperaba que, antes o después, como ocurría cada cierto tiempo desde el principio del mundo, otro enemigo sitiara la ciudad y al emperador no le quedara más remedio que admitir su equivocación y enviara nuevamente a buscarlo. El último caballero de la cruz invertida no dudaba que ocurriría así y alimentaba su amor propio pensando que, cuando aquello, efectivamente, tuviera

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lugar, diría que no al emperador y nunca más regresaría a la ciudad. Pero lo cierto es que pasaron los años y ya nunca lo llamaron.

(De El cerco oblicuo)

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Víctor Manuel Jiménez Andrada BINOMIO CAUSA-EFECTO “Todo cuerpo persevera en su estado de reposo o movimiento uniforme y rectilíneo a no ser que sea obligado a cambiar su estado por fuerzas impresas sobre él.” Primera ley de Newton.

Alicia me dice que para escribir un poema tiene que llevar dos copas de más. Dos copas de más son las marcas que quedan en el asfalto cuando se frena en el límite, y ahí es donde brotan sus versos. Sus versos son endecasílabos mirados a través de una niebla espesa en una madrugada de diciembre. Distingue en sus palabras el norte de todas las brújulas y ahora espera que me confiese seguidor de la doctrina. —Si me tomo una de esas solo esbozaré disparates — le respondo.

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Me mira con lástima (o con asco). Tal vez piensa que así nunca aportaré algo digno al anaquel de los inmortales.

He oído hablar de sus famosos banquetes de hongos (alucinógenos, por supuesto) para visitar a la Reina de Corazones. Eso explicaría tantas maravillas en un solo país.

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Víctor Martín Iglesias I Everything I love is on the table The National

Para llegar aquí partimos, este momento en que levanto el lápiz del papel y me detengo pensando sin querer en estos versos, los pasos que a esta zona me han traído. Desconozco coordenadas y parámetros, así que no podré pedir ayuda y sé que, si me pierdo, nadie me echará nunca de menos: no se extrañan las palabras nunca escritas, las que quedan en el alma del grafito, en el ser agarrotado de unas teclas que no quieren ser pulsadas por mis dedos. Buscaron siempre otros, me doy cuenta, y miro hacia mis manos indefensas, esas que tanto placer me dieron y tanto se empeñaron siempre en dar.

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Las que ensucian el papel son las que quedan, las que tejen la maroma que me tiene esperando, terco y necio, en este puerto. Las que muestran a las claras mi bandera si decides que hoy también me quedo en tierra. Para llegar aquí no hubo camino, no hubo planes o estrategias. No hubo nada. Aquí está mi lapicero, con su peso evitando que la mesa eche a volar, consignando los sonidos de una noche que se acerca, cansada ya de tanto día. Hoy comí en el campus, saludé y me saludaron. Hablé con Carlos, Andrés subía la escalera, dejé en la biblioteca algunos libros. Y a su hora como dice mi contrato di mis clases, expliqué a los estudiantes el futuro: qué sencillo conjugarlo y qué complejo saber lo que nos tiene reservado.

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II

Habito una de esas urbanizaciones que las inmobiliarias suelen colocar en sus vitrinas: edificios de cartón pluma, árboles de policarbonato y carreteras de vinilo. Instalaciones deportivas, zonas verdes, un centro comercial y carril bici. Amplias avenidas en las que ser feliz o aparcar el coche. Aquí el azar no existe, ha sido confinado a cuadrículas perfectas. Doblegado a escuadra y cartabón por la voluntad de los hombres. Una calle de ida, otra de vuelta. Tras la vitrina, las personas son de plástico. Seres inertes, pintados a mano, que fingen ir a algún sitio, pasear de la mano, ser felices en las amplias avenidas o aparcar el coche.

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Libertad es disfrutar de los mejores materiales, cocina equipada, garaje y trastero. Zonas para el ocio y el descanso. Un lugar en el que alicatar el futuro hasta el techo. Un lugar en el que tal vez, por fin, empezar a reunir a la manada.

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Juan Carlos Mestre POEMA DEL LEJANO

El que desterrado por la pobreza vive sin corazón en lo lejano, y a nada atiende como suyo y es lóbrego y cansado bajo el cielo. El que sale vencido de su casa y lo arrastra la gente en su murmullo y transcurre vacío por la calle y se sienta delante de una máquina. El doloroso de razón frente a la vida que muere en la esperanza y no regresa. A este que nadie ha despedido y toma el tren un día hacia la aurora. Nadie lo sabrá, su historia es triste como un mar que nadie ha descubierto. No ha querido mirar la primavera, trabaja por volver, brotar un día como el árbol florecido que en su huerto daba sombra y destino a la mañana. Pensaréis que el cielo habrá de perdonarlo, pensaréis que el amor, ciudad y pájaros y torres sonará de nuevo campanas en sus ojos.

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Pero él, que perdido en lo lejano fue escombro de alameda, ha muerto. No lo lloréis, junto a aquel leño oscuro brotaba un manantial honrado.

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Elías Moro

HIPÓLITO

Estábamos de él hasta la coronilla, por decirlo finamente. El Liberto, que no era precisamente el más cerril de todos nosotros pero tampoco el más templao que se diga, subía el tono de la expresión hasta el “Nos tienes hasta los güevos, Hipólito”, improperio que pugnaba duramente con el “Me cago en tus muertos tos y no te cobro ni la mano de obra, Poli”, que le espetaba el Dimas a la menor ocasión. Y es que el Hipólito, también conocido por “El Académico”, era un plasta del carajo, una mosca cojonera, un redicho tocapelotas que en cuanto podía, y viniese o no a cuento, que eso a él se la traía floja, tomaba la palabra y empezaba a soltar ristras de coletillas que si bien al principio tenían su gracia (-“Hombre, “Académico”, que finolis vienes hoy. ¿Has tenío sesión?” -nos choteábamos en la cuadrilla cuando empezaba con la murga sin sospechar la subsiguiente y dañina andanada verbal en respuesta a nuestra inocente ironía), pronto nos ponía los nervios a punto de ebullición: Verá usted… Por consiguiente… En esas estamos… Lo sé de buena tinta… No obstante lo dicho por usía… Yo opino de que… Tirandillo… Apaga

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y vámonos… Qué le vamos a hacer… En esta actual coyuntura que sufrimos en suelo patrio… Lindezas de este calibre, disparadas una tras otra durante sus aterradoras e incansables peroratas diarias, habían cimentado a modo la fama del Hipólito y espantado de su lado para siempre a los tertulianos menos conspicuos y tenaces. ¡Pero cuánto daño y estragos, madre mía de mi alma, han causado las coletillas verbales y la oratoria mal entendida! Los que teníamos la pesada condena de ser sus amigos desde siempre -el hacerse pajillas en corro, el mear en grupo a ver quién llega más lejos o la tiene más grande, el haber rondado a las mismas mozas con iguales y miserables resultados crea lazos inexplicables reñidos con el más elemental sentido común- no teníamos más remedio que aguantar el chaparrón que nos caía un día tras otro sin privarnos, eso sí, que lo cortés no quita lo moctezuma, como decía aquel, de ponerle a caldo a la menor ocasión y en su misma cara. Pero el tío, que tenía más conchas que un galápago y unos arrestos fuera de lo normal, se defendía bravamente de nuestros ataques con la munición más dañina de su artillería. Una de sus réplicas preferidas ante nuestros insultos, y que nos agriaba la bilis hasta casi el encabronamiento, era esta:

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-Tales invectivas se me antojan desmesuradas, mentecatos. O bien: -Sois más simples que el mecanismo de un botijo: no tenéis estilo ni para el denuesto. Cuando no esta otra perla, gran reserva, de su inagotable cosecha: -Naufragan por mi ebúrnea epidermis, cual esquifes caducos en la galerna, indoctos gañanes, iletrados soplagaitas, bachilleres en suspenso eterno, vuestros fútiles, obtusos, hueros vocablos. Ahí sí que estábamos a esto de llegar a las manos a las bravas. Cuando empezaba de semejante guisa era como si nos hubiera mentao a la madre. Y es que la capacidad de aguante, como todo en la vida, a ver, también tiene un límite. En cierta ocasión particularmente enconada tuvimos que sujetar entre todos al Anacleto que, absolutamente fuera de sí, echando espumarajos verdes por las comisuras -era mucho de masticar hinojo el Anacleto- y los ojos inyectados en sangre y casi vueltos por la rabia, tiraba de la de Albacete con ánimo de hacer carne picada con la papada del Poli o filetearle los higadillos. Hasta ese punto nos ponía algunas veces el “Académico” de los cojones. Así que la mañana en que apareció en medio de la plaza dentro de un saco de arpillera de los de guardar el trigo, con las manos atadas a la espalda, una mordaza en la boca, molido a palos a base de bien (“Como pa ablandar un pulpo”, que dijo un gracioso), a punto de

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congelación y un letrero en el cuello que rezaba “¿Te vas a callar de una puta vez, Académico?”, un sólido muro de silencio, cual omertá siciliana y mafiosa, cual secreto de elección papal, cual conspiración política o financiera… se impuso en el pueblo, y los responsables de la fechoría, o de la hazaña, según como se mire o se entienda, que cada uno es libre pa pensar lo que quiera, estaría bueno, nunca fueron descubiertos a pesar de las pesquisas (tampoco demasiado intensas, las cosas como son, no vayas a creer que se rompieron los cuernos en la investigación, que a ellos también les tenía la cabeza modorra con tanto eufemismo y disparate) del sargento Bermúdez y sus muchachos de verde. Si hasta hubo quien sugirió que había que darles un premio a los autores del escarmiento, dedicarles una calle, una fuente, una plazuela, una rotonda, un colegio… No sé, algo lucido y vistoso; más que nada para agradecer el descanso de los paisanos. Que no se diga que en este pueblo no somos gente agradecía y de bien.

(Del libro inédito Paisanaje)

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Demian Ortiz Recuerdo como si el bálsamo del tiempo no me hubiese afectado. Cuando hace ya más de veinte años jugaba a los pies de las estanterías del estudio de mi padre. Aquellas majestuosas estanterías pobladas por los libros de los grandes de la fotografía. Y es que nunca un puñado de disparos llenó tantas bellas páginas de la Historia: Cartier-Bresson, Ansel Adams, Robert Capa, Nadar, Man Ray, Eugene Smith y tantos otros. Sus obras armadas bajo distintas suertes de encuaderna-dos, coronaban junto a la enciclopedia de Kodak de la fotografía, y otros tantos libros de diversas técnicas fotográficas y métodos de revelado de la época. Con ellos comencé a viajar, a sentir, a pensar, a observar la belleza y la crueldad a partes iguales. Y, casi sin darme cuenta, a formar mi vida en torno a la fotografía. Como profesional, pero también (y sobre todo) como persona. Buscando para cada nuevo disparo un acontecimiento marcado y viceversa. Estableciendo ese breve pero eterno nexo de vida entre el fotógrafo y el retratado. Preguntándome por las historias de las personas que viven en las imágenes de mi memoria, y tratando de formular nuevas preguntas a otros espectadores.

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Así fue como –mientras comenzaba a publicar en distintos medios, con la estela del ya casi desahuciado blanco y negro– inicié mi proyecto fotográfico Perdidos. Un lugar para encontrar. En él decidí retratar en un ambiente descontextualizado de la rutina de creación habitual a un nutrido grupo de escritores. Ocultos para el público en general, pero fundamentales en la literatura de vanguardia de los últimos veinte años en nuestro país. Situando a cada uno de ellos en un lugar en el que poder perderse, pero también encontrarse. Lugares para mostrarse a sí mismos (y a los demás), su realidad… o su ficción. Al avanzar en la realización del mismo, Perdidos. Un lugar para encontrar ha ido creciendo hasta convertirse en la génesis de un futuro largometraje documental. Comencé a establecer las diferentes conexiones e influencias de los distintos autores, y de cómo se enfrentan unidos a los molinos de viento del anonimato que los aguarda. Así nació la necesidad de realizar una crónica documental sobre las experiencias vitales de una generación de escritores que permanece totalmente invisible en las repisas de las librerías de nuestro país. Buscando nuevos disparos que fusilen perjuicios y conciencias.

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Víctor Peña Dacosta ADAPTACIÓN AL MIEDO Acostumbrarse a las molestias diarias, a que se mueran los abuelos. Hacerse a la idea de que envejecen los padres y maduran los amigos. Andar un rato por las tardes. Verse de pronto envuelto en un debate sobre hasta cuándo es mejor dar el pecho. Tener una teoría al respecto. Apuntarse a cursos de idiomas o al gimnasio, y actualizar los blogs al menos una vez a la semana. Hacer la cama siempre al levantarse y fregar antes de que se acumule: hacerse fuerte en la rutina. Ser un hombre a la hora de hacer colas: no dejar que se cuelen las marujas ni nos venza el desaliento.

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Medir la vida en estados de Facebook y la aceptación social en “me gustas”. Abrir un plazo fijo a un interés razonable y defender que conviene una reforma fiscal moderada. Seguir los partidos sin pegar voces. Hacerse chequeos de vez en cuando, que total no cuesta nada. Enterarse de cuáles son los mejores productos para mantener limpia la piscina. Irse de vacaciones con los suegros. Atender cuando oyes “señor” por la calle. Aprender a hacerse el nudo de la corbata y a arreglar los enchufes. Entender por qué sube la hipoteca. Asumir que es cada vez más difícil cumplir el sueño de hacer un trío.

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Gastar mucho menos dinero en libros, reducir el tiempo de siesta. Hablar en las reuniones de vecinos. Aprovechar los descuentos del sĂşper, preferir los conciertos en teatros, elegir cortinas de seda blancas que combinen con la mesa camilla, buscar porno duro gratis, cervezas negras y ginebras de marca, vinos con un ligero regusto a manzana de nombre extranjero. Decir que es suave pero con mucho cuerpo. Fijarse en cĂłmo va resbalando la lĂĄgrima. Usar reloj. Adaptarse, como todos, al miedo. Amortiguarlo con pastillas. Apagar el despertador antes de que suene. Ponerse camisa para ir a trabajar.

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Javier Pérez Walias

RESURRECCIÓN DE LOS SERES VIVOS

el guardián de los pinceles de agua el de la mano tendida el de la bicicleta con una volandera de colores el que puso una polilla de luz blanca en los labios de las estrellas este al que algunos señalaron con el afecto encendido de los matamoscas este dijo a las criaturas imperdibles a las rebecas de angora a las pelerinas a los guanacos que el veneno del tiempo es inexorable como una lengua de cascabel que la locomotora enloquecida del tiempo es inexorable que el silencio es una inmensa vejiga de asno que destila muerte inexorable que la mordedura lenta de los días los meses los quinquenios es inexorable como lo es el cansancio que es inexorable lo sencillamente inexorable comenzaron a resucitar las mariposas de los libros y las libélulas en las manos limpias y los caracoles y los cangrejos de luz acudió la luz a la Plaza del Ángel con toda la sal del mundo las aguamarinas de los fondos marinos se convirtieron en riachuelos de tinta en los picos encendidos de los mirlos y de felicidad saltaron por los aires todas las alarmas de los botones de

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colores estallaron de gozo todas las cremalleras de los monos todos los corchetes de los escotes de las señoras se abrieron todos los escaparates quebraron todas las funerarias desde hace mucho tiempo —desde hace una pequeña eternidad— oigo en el interior de mi cabeza un martilleo manso un acordeón manso que respira en medio de la melancolía el hijo del acordeón visitó la noche visitó las tinieblas descendió al vasto silencio de los acordeones mudos e insufló el aliento a los caballitos de mar a los manatíes y a los fuelles de la asfixia arrebol para este que llega en nombre de la respiración y guarda una caja de mixtos en su cartera de aire para encender la lluvia.

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Mario Quintana En la estrecha oquedad que deja la escalera no cabe un ascensor Pero sí el vértigo de los pozos. La mayoría de vosotros no os asustáis al asomar el gañote a un pozo Porque no tenéis pozo al que asomarlo. La problemática nace dentro de una oquedad interior donde no cabe la solución De una máquina. Alguna vez ha habido que liberar un buitre del vientre de un caballo aún no muerto Que estaba comiendo. *** Para los que tendemos a un enamoramiento sin condiciones nos convendría haber sabido que el sedal acomete contra el vuelo como contra la caída. Demasiado sedal se ofrece al vuelo. Demasiado sedal puede acabar en caída. Acostumbrarnos a pender de un hilo es acostumbrarnos a depender de quien sujeta.

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Miriam Reyes

Este puede ser un buen lugar para esconder la vida que nunca tendremos. No llegaremos más lejos ni más cerca aquí donde yo tengo el control de lo que sucede y no cabe la decepción. Un espacio que puede expandirse o plegarse como una tela elástica o el universo que puede ser por igual hatillo o vestido como la diferencia entre la palma de tu mano abierta y un puño. -Cuando te miro se me enredan hebras en los tobillos-. Puedo levantarme y cerrar esa puerta o quedarme donde estoy y pedirte que la cierres.

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Javier Sánchez Menéndez SEGUNDA INCLINACIÓN

Amar siempre se escribe con hache intercalada. Debe ponerla en medio, entre la i y la o. No es bueno complicarse. Total si son tres días y hemos gastado cinco, para qué desatar lo imprevisible. Recuerde, amar, lo mismo que estipendio, debe escribirse así, con hache. Y debe dar igual que usted sea peluquera, cajera o cocinera. Amarse por minutos no concibe de fraudes, ni siquiera de oficios vespertinos. De día nos pela el alma y de noche la tibia. Segunda inclinación, o misión, o concierto. Tengo malas las cartas. Esta partida sobra. No dio nunca lo mismo ser letra o alfabeto. No me conviene hablar, hablar no me conviene. Aunque debo decir, si es usted quien escucha, que amar se escribe siempre con hache intercalada.

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Manuela Temporelli

EN LA PLAZA

El ganado se tumba en el sesteo a rumiar sus heridas balan incrédulos al brillo del cuchillo que viene a desangrarles. La codicia domina este remanso. Hoy, otra vez, hay sal y fuego; sangre y lluvia en las ciudades. Dónde estará ese dios que debe proteger a los incautos. Y, dónde el hombre que hace de la Ley la fórmula perfecta de lo justo. Levántate, alza tu voz al mundo, pero no olvides que pueden acallarla los mismos que te animan.

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EL DERRUMBE

La torpeza se enreda en los ijares y desbarata el túnel de tal forma que quedan sepultados topos, lombrices y un erizo que equivocó el camino ante el derrumbe. Los demás se salvaron, pero quedaron mudos. Desde entonces, el túnel sólo sirve para enterrar cabezas de caballos.

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Silvia Terrón EL CARBONO-14 DATÓ LA FECHA DE LA FRASE, PERO NO SU SIGNIFICADO Los días deberían terminar en cortes para pasar de uno a otro limpiamente, zambullidos de piscina en piscina. Sólo delatan las gotas que no alcanzaron a secarse, son pastores sin rebaño. El tiempo de ayer nada tiene que hacer, se tumba al sol y se evapora. No existen antecedentes. O el preludio, o la fuga; hay que elegir: perseguirse o convertirse en espejo. La araña en la maleta en otro hemisferio será Colón,

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una ruptura biológica. Todos los insectos aprenderán a tejer, descubrirán que no todos hacen, que lo que creyeron agua no era más que polvo. La confusión era un compendio de gestos que se ignoran, como la manzana y la bolsa, la botella y la copa. Repite, si consigues aislar un instante. Antes de la fotografía los caballos al galope eran una sábana de patas. El ojo, tan lento para buscar el mundo lo lee en el diccionario. Sin hacer hay que sentarse. El pie cerrado a medias

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crea problemas de pisar sin conseguirlo tanta hierba que se escapa, tanto asfalto en los tropiezos. Nombra un país y ya lo habremos conquistado. La gramática no opone resistencia. Pero el cuerpo siempre a medio hacer, camino de una forma que no llega, se pervierte y se sublima a cada instante: cabezazos de tiempo abriendo cuña en la materia. La palabra es el isótopo más volátil. Demos gracias a los fósiles, decidieron por nosotros. Pero el billete lleva más lejos.

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De la improvisación los músicos destilan hojas de calendario. El centrifugado es cuestión de simetría, sólo en el giro se aprende a deshacer. Que lo que no ha sido se sepa, que tenga cabida en la historia igual que la conquista, parejo a la derrota. Que cuando despertemos en territorio enemigo la melodía nos salve. Que la hora punta de las palabras nos encuentre lejos del eco, libres de fotocopias y con el sujeto bien provisto de su imán.

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David Trashumante EL RAYO Si no fuera cobarde, si, mĂĄs fuerte, en un rayo pudiera por la boca expulsar este miedo de la muerte. Antonio Gamoneda

Si por la boca Si por la boca pudiera Si por la boca pudiera pronunciar Si por la boca pudiera pronunciar esa palabra. Mejor si la escribo con la rapidez de su significado: "el rayo" Si __ ____ que no cesa le rajase a la guadaĂąa su mortaja si a La Parca mal ____ la parta y por la boca no muriera el pez si por la boca que boquea y boquea se ahogase el decir de otras palabras como se ahoga el retumbar lejano en el aire de los truenos sin nubes que los llueva sobre la lengua y su cementerio de lo dicho.

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Si por la boca fuera si por la boca saliera un gran sapo eléctrico, si callase después mi boca si apretara sus dientes veteados como el mármol de las lápidas, si, salivados, como gajos de fruta no se oxidasen los labios con cada sílaba, si por la boca el grajo, si la tormenta se arremolinara sobre el paladar seco, si de las papilas lava ardiente y la garganta tronco hueco que atravesara __ ____, si las encías, finalmente, fueran calcinadas por __ ____ antes de cerrar mis ojos con el dolor cuarteado de todas las sequías. Si por la boca Si por la boca pudiera Si por la boca pudiera fulminar a la muerte con solo nombrar __ ____ . Si me atreviera.

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Álvaro Valverde

MANOS ALBAS, 7 En memoria de Fernando T. Pérez González, editor

No es sencillo sentarse cada día en la butaca que ocupaste tú. Sobre la mesa, la carpeta negra donde anotabas los originales. Levanto la cabeza. En la ventana, la mirada se pierde en el vacío. Veo el mundo pasar con la conciencia de que todo claudica ante la muerte. En la pared, el cuadro que elegiste para rememorar otros recuerdos: un paisaje extremeño de dehesas que a su modo recrea el infinito. Enfrente están los libros que editaste con minuciosidad y con paciencia; sobrios, sencillos, elegantes, limpios, cargados de verdad y de belleza.

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Pero me faltas tú, mi buen amigo, y tu conversación, y tus silencios; esa forma de estar que era también tu manera de ser: el pensamiento.

Mérida, noviembre de 2005 Plasencia, marzo de 2015

Nota: No creo que pueda aportar nada mejor a este libro conmemorativo del primer encuentro placentino de Centrifugados, en el que uno moderó una mesa redonda sobre la edición de poesía en España, que un poema inédito dedicado al que fuera ejemplar director de la Editora Regional de Extremadura durante una fructífera década.

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David Yáñez

EL NIÑO SE HACE HOMBRE CUANDO SE TRAICIONA A SÍ MISMO (I)

De niño mi padre me enseñó nunca enredes tus brazos con los hilos de la cometa. Los zorros, me decía mi abuelo, se arrancan la pata a mordiscos cuando caen en una trampa. Aún así, me quedé a verla escapar de mí. Quería un recuerdo atado a mis muñecas ella, mientras se ponía aquel vestido tan corto y enseñaba sus bonitas piernas a otro hombre. Me dice que sabe cómo cuidarla cuando nos vemos. No sé qué podré enseñar al que venga tras de mí.

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EL NIÑO SE HACE HOMBRE CUANDO SE TRAICIONA A SÍ MISMO (II)

De niño mi padre me enseñó que cuando no puedas controlar la cometa tendrás que cortar la cuerda y dejarla ir. Podrás recogerla cuando se estrelle repararla y volver a empezar. Ella, sin embargo, ya raramente llama, salvo para preguntar por cartas extraviadas o alguna factura quizás todo aquello que me enseño mi padre era una mentira.

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Felipe Zapico

TONTO ÚTIL

Siempre señalando a tanto tonto útil sin darme cuenta de que yo también lo era. Lo he sido cada vez que he agitado las manos sobre mi cabeza en señal de aplauso y aprobación y lo he sido cada vez que he recorrido las calles gritando sí se puede no nos representan no hay pan para tanto chorizo o cualquiera de aquellos eslóganes que creí espontáneos arrebatadores pero estaban diseñados con la máquina de consignas al igual que cuando repartían rotuladores para escribir la revolución no será televisada mientras

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redactaban los guiones de las tertulias, los programas, las entrevistas tan vistas y lo he sido al creer en la espontaneidad de la algarada sin ver que todo era un experimento de académicos empoderados y de mueca torcida he sido un tonto útil como otros miles y miles hoy lo tengo claro al recitar una lista de candidatos a no sé qué y confirmar mis sospechas de forma demoledora en esto también todo estaba atado y bien a t a d o.

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ROPA BLANCA Y ROPA DE COLOR



CatĂĄlogo esteriotĂ­pico de caballeros centrifugados, serie de Brigitte Chinchilla.

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Nuestro estupendo pĂşblico

Marino GonzĂĄlez Montero

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Brigitte Chinchilla

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Felipe Zapico

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David Trashumante

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Miriam Reyes

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Juan Carlos Mestre

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Javier Pérez Walias y Manuela Temporelli

Héctor Hernández Montecinos y Javier Pérez Walias

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Carmen Camacho

Juan Carlos Mestre y Javier PĂŠrez Walias

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José María Cumbreño

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Luis Felipe Comendador en el taller de tuneo de libros

El público en La Puerta de Tannhäuser

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Ferran Fernรกndez

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Micro a la espera de poetas en La Puerta de Tannh채user

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Jordi Doce, Juan Carlos Mestre y Emilio TornĂŠ

Mercado de Abastos de Plasencia, el lugar del crimen.

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Antonio G贸mez y Manuela Mart铆nez.

Taller de escultura en libros

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Antonio G贸mez, Manuela Mart铆nez y Luis Felipe Comendador

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L

Le Parody

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Gonรงalo Ivo

Poema desechable

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Carmen Camacho

Carlos Rod y Brigitte Chinchilla

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Mario Quintana

Carlos Rod y Brigitte Chinchilla

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Irene Gruss

Daniel Castillo y Sandra Carvajal 112


MatĂ­as Escalera

Taller de tuneo de libros de Luis Felipe Comendador

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M贸nica Vacas y Daniel Castillo

Mesa de la editorial Luces de G谩libo

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Le Parody

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María José Molina

Luis Felipe Comendador

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David Trashumante

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Gonçalo Ivo e Imanol BÊrtolo

Interior del Mercado de Abastos de Plasencia

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Víctor Manuel Jiménez Andrada

Javier Sánchez Menéndez, Álvaro Valverde, Ferran Fernández y Pepo Paz.

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Brigitte Chinchilla

Mario Quintana, Víctor Peña Dacosta, Ángel Manuel Gómez Espada y Silvia Terrón.

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Carmen Hernรกndez Zurbano

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Elena Romรกn

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Ángel Manuel Gómez Espada, Silvia Terrón y José María Cumbreño.

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David Yáñez

Elena Román

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Manuel del Barrio Donaire, Miriam Reyes, テ]gel Manuel Gテウmez Espada y Elena Romテ。n.

Gonzalo Hidalgo Bayal, Carlos Rod, Miguel Casasola y Marino Gonzテ。lez Montero. 125


Roberto de la Fuente en el expositor de Estugraf

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ÍNDICE

Palabras preliminares, 7 Programa, 9 Prendas delicadas, 13 Cisco Bellabestia (15), Carmen Camacho (16), Pablo Cerezal (21), Miguel Casasola (23), Manuel del Barrio Donaire (24), Jordi Doce (29), Jesús Ge (32), Ángel Manuel Gómez Espada (37), Marino González Montero (40), Irene Gruss (43), Gonzalo Hidalgo Bayal (44), Víctor Manuel Jiménez Andrada (49), Víctor Martín Iglesias (51), Juan Carlos Mestre (55), Elías Moro (57), Demian Ortiz (61), Víctor Peña Dacosta (63), Javier Pérez Walias (66), Mario Quintana (68), Miriam Reyes (69), Javier Sánchez Menéndez (70), Manuela Temporelli (71), Silvia Terrón (73), David Trashumante (77), Álvaro Valverde (79), David Yáñez (81), Felipe Zapico (83).

Ropa blanca y ropa de color, 85 Catálogo esteriotípico de caballeros centrifugados, serie de Brigitte Chinchilla, 87 Fotografías de Juan José de la Rosa, 93 - 105 Fotografías de Manuela Martínez, 106 -107 Fotografías de Pepo Paz, 108 - 118 Fotografías de Sonia Marques y Ángel Manuel Gómez Espada, 119 - 125 Fotografía de Teresa Guzmán, 125 Logotipo de Brigitte Chinchilla, 127


Este libro ha sido donado por Estugraf estugraf.es comercial@estugraf.es TelĂŠfono: 682 345 619



Este libro se centrifug贸 en los talleres microsc贸picos de Ediciones Liliputienses el 17 de abril de 2015, octavo cumplea帽os de Irene.


Entre el 13 y el 15 de marzo de 2015 se celebró en Plasencia la primera edición de Centrifugados, un encuentro de literatura independiente que pretendía reunir durante un fin de semana a algunos de los mejores editores y escritores de la lengua española. Sin embargo, lo que allí pasó superó todas las expectativas, ya que al talento de las personas que integraban el programa enseguida se unió una camaradería y una complicidad que muy pocas veces se dan en un acto de este tipo. Ojalá este libro consiga retener el aire que pudo respirarse en aquel mercado de abastos.


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