Un grillo en mi cuarto de Live Mantovani
Live Mantovani es una persona que habla con los grillos. Naci贸 el 6 de marzo del 1934. Toc贸 el piano y, despu茅s de tener hijos y nietos, dice que se olvid贸... pero no lo creemos.
Live Mantovani 2013 Queda totalmente admitida la amorosa reproducción parcial o total de esta obra por cualquier medio, con absoluto permiso escrito de la titular de los derechos. Ediciones NoMolestar Ilustraciones: Deby Martell Edición: María José Bonavita Diagramación: Paula Kumrich
Primera parte
Vivir los deseos y agotarlos es el destino de toda existencia.
I El niño nace y el mundo le da la bienvenida. Trabajo duro y prolongado. Un parto peleado por ambos. El niño alentaba a la madre y la madre entregaba todo. Salió a ver la luz antes del anochecer. Misterio de un deseo cumplido y el gesto de una despedida en el mismo instante de nacer. Trabajo compartido, trofeo del desapego. Instante mágico, proyección de un amor que nunca muere, que siempre crece y, a la luz del dolor, es más dulce. Un acto místico de una entrega que se despoja de todo; de todo lo propio, abriendo un espacio único al porvenir, a lo que naciendo es permaneciendo. La madre le dio expresión cuando escuchó su llanto, comprobando que al llegar al umbral lo único que los separaba era la misma fisura que los unía.
6
II Cae una estrella, hace un surco en el desierto y brota agua. Yo estaba ahí, en ese lugar sediento. Coincidencia la tuya, la mía, la nuestra. Habernos encontrado, azar, destino, karma. Lo llamaríamos un acto casual pero es mucho más que eso; es sorpresivo, mágico, donde situaciones y circunstancias distintas coinciden extrañamente. Alguien dijo que ahí, en ese instante, es cuando Dios nos visita de incógnito. Nos abre un umbral que conecta cosas sueltas que se unen sin estructura previa y funcionan en perfecta sintonía como una composición musical. Nadie la escribió, se hizo sola o quizá fue la coincidencia. Y se abre otro camino que nos sugiere muchos interrogantes. A veces es huésped de paso, a veces se queda y concreta. No es algo más, es algo único. Coincidimos.
7
III La lluvia cae sobre la grieta seca, llora su pena y la tierra la consuela. Para trazar huellas, la tierra necesita de esas lágrimas que caen del cielo. Ella sabe que es un tiempo de espera sin poder y sin saber; espera de una ausencia y una respuesta que es presencia en la lluvia. La necesita y la lluvia seca sus lágrimas en ella. La lluvia está sola y la tierra le da la bienvenida y el hospedaje es un manantial abierto a la posibilidad. El triunfo de la creación. La tierra se abre, espera ser fecundada para la ofrenda de sus dones; solo con la lluvia podrá anunciar y prometer para no ser cenizas del olvido. Lluvia y tierra juntas son la celebración de lo necesario. Una espera y la otra llega para completar el ciclo primario de la naturaleza.
8
IV El otro es la expresión de un mundo posible. Existe desde el momento en que se produce el encuentro entre el espermatozoide más varonil y el óvulo más receptivo. Solo con esa mirada amorosa, la unión toma forma y deja de ser un proyecto para transformarse en realidad. El niño nace y busca la mirada de su madre. A partir de esa comunión tendrá noción de existencia. En la mirada del otro nos reflejamos y reconocemos, revelándose la emoción de estar vivos. Sin ella recorremos el camino de las sombras como algo que está en este mundo pero que no pertenece a él. Lo propio viene con la mirada del otro, es la condición primera para ser nosotros mismos. Si el otro no nos da su hospedaje, solo seremos el silencio de la noche. Ese otro que no podemos llamar por no saber su nombre, por no hablar su idioma. Entonces se ausenta, calla y nos deja huérfanos de identidad. La mirada del otro nos habla con un silencio lleno de significados y nos brinda la posibilidad de salir de nosotros mismos y trascender. La mirada del otro nos anticipa futuros, fundando comienzos.
9
V Lo que se perdió en la sombra ahora ve la luz para vencer con amor a la muerte. Crear para no morir. El hombre muere o se recicla. Qué tan lejos está para estar cada vez más presente. Qué lugar transformador habita para que la ausencia se haga presencia. Todo lo que hizo, todo lo que le perteneció pasa a tener una carga simbólica; un juego que franquea un espacio entre lo que fue y lo que es. Será que el orden aparente de las cosas no es el único orden.
10
VI De pronto experimento un placer desconocido. Mi casa está en el medio de un desorden total, dada vuelta y todo fuera de su lugar. Sin compromiso de orden, cualquier espacio está bueno para guardar lo que sea. Transitar este caos me resulta liberador y me pregunto por qué el caos tiene tan mala prensa. Hurgar en las cosas viejas y darles permiso para salir del encierro. Cada una tiene un mensaje y una historia diferente. Los objetos nos llaman, nos atrapan como si tuvieran vida propia. Son ataduras simbólicas con marca registrada. Cambiar cada cosa en su lugar por cada cosa en cualquier lugar. Tirar las cosas viejas que alguna vez fueron útiles y ahora son recuerdos. Ya no quiero que el pasado me hable más. Basta de mensajes atávicos que persisten y no me dejan avanzar. No se me cae un lagrimón, pasado ¡ya fuiste! Quiero el presente que promete un futuro. La casa de la memoria no tiene ventanas, solo espejos. No quiero mirarme en ellos nunca más. Basta de venerar lo que fue. ¡Que linda mi casa sumida en el caos como un orden a descifrar!
11
VII Abrazarse hasta que los huesos crujan, hasta que la respiración sea un jadeo, hasta que la nada se transforme en algo, hasta que la vida nos de su plusvalía, su desborde. En ese abrazo renacemos y nos creamos en una suerte de alquimia, dando cuerpo a lo incorpóreo. Lo que se perdió en la sombra vuelve a ser gracias a ese abrazo prolongado que ahora ve la luz... la luz de la palabra y puede hablar. Deja de ser lejanía, deja de ser deseo; toma forma de entrega y de renuncia. Renuncia a ser dos para ser uno en el efímero tránsito de un sueño soñado.
12
VIII Un hombre, una mujer y dos copas de fino cristal. Eran copas encantadas; al frotarlas desparramaban sonidos como poesía. Colmadas de vino y hamacándose dibujaban olas de color morado con un perfume que invitaba a soñar. El vino compartido tiene una magia especial. Cruzaban sus brazos y mirándose a los ojos brindaban por la vida, por el amor o quizá por un encuentro tardío. Ella parecía embriagarse en ese ondular prometedor de momentos intensos; despertaba sus sentidos y agudizaba sus instintos. Él respondía con la misma sed que tiene una grieta en la tierra árida. Era un ritual cargado de deseos contenidos, después de una larga espera. Sus figuras estaban tan cerca que se fundían en una, equiparando la sexualidad humana con la fuerza divina que fertiliza la tierra. Un pintor podría haber eternizado ese momento haciendo uso de una indiscreción invasiva. Brindo por los pintores indiscretos. Cuando el pleito se haya consumado y las copas estén vacías, habrán reforzado las energías creadoras abriendo el vientre de la tierra, colmándolo de semillas, transformando ese ritual en una obra de arte.
13
IX Frente a mí y acariciándolo tengo un manojo de flores de diferentes colores. Rojas, blancas y amarillas. Les hablo, me miran fijo y me parece entender que, cada una en su idioma, me aportan para crecer. Las elegí para mí y ellas me eligieron. Nos gastamos en cumplidos, ellas y yo, y yo contigo. Te las quiero regalar para borrar tus enojos. Sonar es también sonarse transformándolo en poema. Puede ocurrir, tal vez, por el solo placer de robarte una sonrisa. Deja de cargar las tintas en lo que dije o dijiste. Investiga para adentro. Para afuera ya lo hiciste. Acercáte, ya no voy a retarte. Solo te voy a pedir que te olvides de enjuiciarme, que me aceptes como soy, total... ya no vas a cambiarme.
14
X Detrás de cada paso, su sombra. Detrás de cada respiro, su aliento. De cada sol, de cada luna, su calendario. El tiempo, el tiempo mío, el tiempo tuyo, el de todos y el de todas las cosas. Para que su recorrido no sea solo cenizas, hace falta la voz del poeta que lo narre, que lo desentrañe para seguir encarnándonos, para que lo cuente y lo transmita. El mito nació con el tiempo y él lo convierte en una iniciación. Nos da su rotación de sombra y de luz, de luz y de sombra. Ha sido antes, es presente, será futuro que es esperanza y posibilidad. Cada día nos da su entrega y nos promete el siguiente, pero el tiempo engaña porque sabe que lo posible es el instante, porque el presente se agota. El tiempo es tiempo poético, por eso solo puede sostenerse en el mito que habla de orígenes confirmando su existencia. No se refleja a sí mismo y se entrega al mito, él le da forma y color. Tiempo es una palabra, un hombre, un mundo; es la naturaleza, un brote verde y una planta que muere, no tiene explicación literal. El tiempo de una rosa no es el mismo que el efímero tiempo de una mariposa. A veces se muestra generoso y nos regala nueve meses, que es la única espera donde lo reemplaza la impaciencia, donde el futuro es un presente. El tiempo encendió un sueño y ahora espera para comenzar su trabajo.
15
XI Recorriendo caminos, buscando horizontes prometedores, viviendo los sueños logrados y fallidos, pero míos. Sentir que pertenecemos a este mundo y a nosotros mismos. El cielo como techo. Elevar nuestra fe hasta donde nuestro conocimiento interior nos permita. Cuando liberamos silencios, nuestra mente instala alternativas para no sentirse vencida; es cuando la razón es solución pero lejos está de la salvación. La salvación le da sentido a nuestra existencia. El hombre es portador de lo posible, tiene que ver, vislumbrar hasta lo no pensado. La razón y la imaginación se complementan, entonces el hombre se convierte en creador. Siembra el desierto, expande semillas, mueve el tiempo hacia una meta y crea una historia. Estamos frente al hombre nuevo que promete otro destino y nuevos valores espirituales. La voz del poeta nos dice: olvidarse de las verdades aprendidas, hay otras verdades que trascienden las existentes. Estamos solos, a la espera de otra realidad y de nuevas constelaciones.
16
XII Debiéramos tener en cuenta cómo las pequeñas cosas de todos los días inciden en el camino de una vida. Un segundo antes o un segundo después es, a veces, el fin o el comienzo del resto de ese camino. Me pregunto cuánto valen unos segundos en el total de un destino.
17
XIII Permaneciendo, no huyendo, es como el hombre puede encontrar solución a sus problemas. Es el creador de su destino y, como todo creador, es un ser de la espera... espera lo aún por nacer. Es un espacio sin palabras y, en el mientras tanto, se nutre de sus muchos recuerdos donde lo que esperó llegó. Le consuela saber que si antes fue, otra vez será. Es el paso intermedio entre un deseo y su realización. Entro al bar, pido un café, ruego para que el mozo tarde en alcanzármelo de modo que la espera no duela tanto. Siempre la incertidumbre acompaña a la espera y ese lugar de no saber me agobia. Movimientos lentos y estudiados; abro el sobre de azúcar, revuelvo despacio, imagino la figura que tiene que llegar. Visualizo. Alguien me dijo una vez que haciendo este ejercicio con empeño, lo que uno desea se hace realidad. Está caliente ¡qué suerte la mía, el café está de mi lado! Espero y siempre espero la temperatura ideal. Finalmente, de a pequeños sorbos, comienzo a gastarlo. De a poco, para que dure. No me gusta estar sola cuando espero, un sentimiento de desamparo me invade y es como si la vida se deteniese. Guardo el último sorbo y deposito en él toda mi esperanza de ver llegar y así poner fin a mi ansiedad. Cuando algunas nubes negras comienzan a envolverme con el último sorbo de un café cansado de acompañarme, llega el premio y la figura aparece. Ya no es una idea, es la realidad misma entendida como acontecimiento feliz de un encuentro deseado. 18
XIV En un lugar destacado de la casa luce un portarretratos que resalta la importancia que esa foto tiene para su dueña. En ella se ven dos mujeres. Una es un canto a la vida, ejemplo de la cultura y sabiduría; la otra aparece en un plano un poco más atrás. Las dos tienen el cabello rubio. La del segundo plano rodea a la otra con su brazo en un gesto de afecto. Atrás, como telón de fondo, un gran ventanal deja ver un parque colorido por la cantidad de flores donde todo es luz. A un lado, una mesita con dos copas y un plato con dulces y alfajores. Dos masas con crema, una está mordida. Quién habrá sido…
19
XV Sentimientos encontrados, confusión emocional. Querer llegar más y más lejos, extender el camino y alargar la vida para que quepa en ella todo lo que se desea. Realidad deseada, esperada, desprolija, quizá sin tiempo ni medida, a puro corazón. El río está calmo, adormecido, sin ganas. De pronto una brisa quiso despertarlo, no alcanzó. Tuvo que ser un viento fuerte, convincente, atrevido, llevando todo lo que se encontraba en su camino y que con tanta calma había guardado el río en su lecho.
20
XVI Se terminó el asfalto. El camino que sigue es de tierra, la lluvia de ayer lo ha enlodado. Despide un cautivante aroma a tierra mojada. Habrá que hacer huella para habitarla o no podré conocerla. Un camino desconocido. El umbral de un trazo primero, la aventura de un recorrido diferente. Haciendo huella, el camino se ofrece porque algo nace en la huella misma. La que buscamos o la que viene en nuestra búsqueda. Cuesta hacer la huella pero sin combate no hay armonía ni reposo. Es el camino hacia la identidad, al yo más profundo, a ese que incorporamos cuando nacemos y del que escapamos segundos después.
21
Segunda parte
La vida se va y los recuerdos vuelven. Extra単a paradoja querer olvidar y volver por lo olvidado.
XVII Es tarde, el sueño no viene. Me dispongo entonces a tener un encuentro con la hoja muda de mi cuaderno. Para que comience a hablarme, acomodo la lámpara de forma que la ilumine y la saque de su letargo. No le da la luz a la hoja, solo a la sombra de mi mano que interfiere en la escritura. La cambio de lugar una y otra vez, fútil intento. Otra mano invade y no parece ser la mía. Es la sombra, nítidamente dibujada. ¿Es un mensaje, una señal oculta? No lo sé. Resignada, la incorporo a mi escritura para develar el secreto. Se interpone entre el papel y mi pensamiento desde un extraño lugar. Ahora la sombra se dibuja en posición de ofrenda, como las manos de los pobres donde solo cabe la pobreza, o la forma del cuenco del mendigo para sostener la miseria del mundo. Esa sombra también es mía, mi mano la proyecta; guarda los secretos de todo lo que escribí en mi vida. Dialoga con ella y la completa sin agotarla con su presencia. Es un símbolo evocativo al que no le interesa el presente, le inquieta el pasado; por eso molesta, interfiere, tiene mucho para decir. Aún lo que no puede oírse. Quizá escriba su propio texto que no tiene que ver con lo que quiere escribir mi mano. ¿Cuál de las dos es más real? La sombra evoca recuerdos pasados, olvidados para mi mano pero no para su sombra que los atesora permaneciendo. Me desnuda, ¿será por eso que la esquivo? Porque es mi huella, mis heridas y mis cicatrices y en ella están presentes. Mi yo oculto, mi conciencia, un hueco en mí en el que puedo encontrarla cuando no la vea para recordarme cosas olvidadas. Que somos una siendo dos. Voy a concederle el don para que sea ellaquien escriba. Mi mano será su instrumento, un texto asistido por esa sombra, no habrá resistencia.
24
XVIII Busco y busco la medicina que me ayude a encontrar el camino perdido. Intento volver a pisar huellas anteriores, momentos donde todo convivía armoniosamente. El cuerpo y la mente en un mismo mensaje. Vuelvo la mirada hacia atrás y solo veo las huellas del silencio, de un vuelo caído. Huellas que no puedo retener ni poseer y que me enseñaron el gesto de la despedida. Quizá me esperen algunas otras. Más cansadas, menos ambiciosas. Alejadas de aquellas que nos dejaron su fecundidad en la ausencia.
25
XIX Habían conocido el placer de descubrir caminos. El placer mueve al mundo y solamente se daba estando juntos. Le dolía el alma y para eso no había remedios; se aprieta los dientes y se sufre. Había desaparecido de su vida en un instante. Era la fuerza de gravedad que lo anclaba al mundo y ya no estaba. Desapareció como el viento que borra las huellas.
26
XX Lo oculto, lo negado, lo triste, lo sufrido. La vida se va y los recuerdos vuelven. Extraùa paradoja querer olvidar y volver por lo olvidado. Golpes bajos de la mente, recuerdos que llaman a revisar. Soy Êsta, la presente‌ soy aquella, la lejana. Queda para el final lo que estaba en los comienzos: saldar con el otro, el que no tiene rostro. Ignorarlo no sirve. El debe nunca se salda, nosotros no nos saldamos. Es un bien que se lo pueden robar. Por eso a veces me instalo en el sufrir donde no hay canje ni oferta.
27
XXI ¿De qué hablamos cuando no hablamos? Cuando el silencio te congela y las puertas de la comunicación se cierran. Cuando entenderse con otro es tarea imposible. Se golpean puertas y se pregunta: —¿Me querés escuchar? Y el silencio sigue dominando, pesado, denso, insoportable. —Estás apurado, lo sé. ¿Pero no podés hacer un alto para conversar? Y la respuesta llega, dolorosa: —¡Por favor!, sé breve. ¿Qué es ser breve? La vida abarca tanto. ¿Cómo puedo abreviar lo que siento, lo que tengo ganas de decirte? Quiero pensar lento y hablar lento, saborear cada palabra. Tanta cosa contenida, tanto sentimiento no expresado, tantos abrazos no dados porque falta tiempo. Y entonces llega la muerte. Y quizá ahí seguro vamos a poder comunicarnos desde diferentes lugares. Es impensable la fluidez verborragia que tiene la ausencia. ¿Será porque es silencio? El venerado silencio que nos conecta con todo lo que quisimos y no pudimos. ¿Entonces el silencio no es vacío? —No, está atorado de tantas cosas no dichas y no escuchadas. Quizá sea un fiel compañero que te posibilita a hablar con vos mismo, el verdadero, el único e irrepetible. Mirar para adentro y darse cuenta de todo lo que se puede decir sin hablar y también de todo lo que se puede callar. Meterse en las profundidades del silencio para comprender, aceptar y reparar. Llegar al fondo mismo de las cosas para volver a empezar. Los silencios a veces son espera, como en una pieza musical; a veces son despedidas que no siempre son finales, porque todo vuelve... siempre. El silencio de una mirada. El silencio de un payaso. El silencio del universo que busca el equilibrio en todas sus formas.
28
La entrega de un hombre y una mujer unidos por el amor, también es en silencio. La comunión nuestra de cada día, con un dios invisible a los ojos, también es en silencio. Los silencios del alma nos hospedan, nos llaman a la calma y a la reflexión para entender lo inentendible. El primer silencio es ese instante que transcurre desde que el niño es arrojado hasta que la vida dice presente, con su llanto primero. Y el último, el de la despedida, donde el silencio se invierte, y llega después y para siempre. El silencio es un plus que la vida nos regala para que, por si acaso, podamos habitarlo sin temor a equivocarnos. Es un símbolo que existe mucho antes que la palabra, porque representa el idioma universal. Si lo acompañamos puede ser fecundo y creativo. Entendido como meditación puede darnos sabiduría.
29
Hoy la muerte es noticia (A Fernando Peña) La vida jugó a la mancha con la muerte. La vida se escondía y la muerte la buscaba. Cansada, la muerte se iba pero volvía. Siempre volvía. La vida insistía, —no me va a ganar. —Siempre fuimos enemigas, la quiero lejos de mí. La vida desafiante y la muerte paciente. Un día, la vida tomada por sorpresa no calculó bien el escondite y la muerte la encontró. —No me harás desaparecer, solo crecer en el recuerdo de los que me aman. Tomadas de la mano, la vida y la muerte en un pacto de reconciliación y aceptación. Principio y fin.
30
XXII Fuiste polvo de paso no de siembra. Pájaro, ¿dónde estás? Tiraron el árbol donde estaba tu nido. El árbol murió y el nido fue arrancado. Te entregaste confiado y te traicionaron. Talaron tu árbol, con un hacha filosa y certera; también tu alma. Pájaro, ¿dónde estás? Violaron el nido al cual pertenecías, desgarro/herida/abismo. Ya no podrás desbordar con tu canto, ni mojarte con la lluvia, ni soñar tu sueño. En tu no ser mataron tu deseo de ser. Pájaro, ¿dónde estás? Fuiste semen, germen y la vida dijo aún no. Otro árbol cuida otros nidos que vivieron en la misma huella que tú dejaste. Porque todo lo excluido vuelve siempre. Fuiste un huésped sin rostro, una esperanza y un imposible. No pudiste librar la vida porque tu nido estaba inerte. Otros pájaros elevaron plegarias para que vuelvas, para permanecer en ellos. La vida fecundó en la noche y la noche murió contigo. Las flores no pudieron amamantarte y se marchitan cuando te nombro. Escucho tu trino en la lejanía y en mis oraciones de todos los días.
31
XXIII El 28 de junio, ocho y diez de la mañana, desperté con fuertes dolores no conocidos. Me asusté un poco pero no era momento para darle lugar al miedo. Vino la ambulancia, me llevaron a un sanatorio. Más tarde me enteré de que me había dado un infarto y de que el resultado de la intervención era altamente positivo. Esto, relatado, es un hecho, una circunstancia. Pero la mente en ese momento callaba y guardaba los silencios del alma.
32
XXIV La puerta se cierra, damos dos vueltas de llave y sabemos que ese lugar ya no nos pertenece. Cómo puede ser si hasta hace un instante esa casa era mía. Siempre fue mía, era mi castillo, mi fuerte, mi autoestima... yo la hice. Más que eso, la gesté desde los rincones más escondidos hasta los espacios más generosos y confortables. Mostrarla tenía toda la carga emocional que puede tener un artista mostrando su obra. Solo me reconocía en ese contexto, con todos los que allí habitaban. El mundo exterior desaparecía cuando me cobijaba en ella. Nunca más pude decir mi casa. Ahora digo el lugar donde vivo. Ahora es un lugar, antes era mi lugar en el mundo. La última vez que la ví, la recorrí con el alma más que con la vista y me despedí. O al menos así lo creí. Hoy siento que todavía le sigo perteneciendo y escucho su reproche por haberla abandonado. Es que las paredes hablan... o al menos son testigos mudos de todo nuestro acontecer, el de nuestros hijos y, más lejos todavía, el de nuestros nietos. Otras personas vivieron en ella. Las odié. Se adueñaban de los años más felices de mi vida. A veces basta que una sola pieza del tablero cambie de lugar para que el mundo entero se sacuda a tus pies. Ya no soy la misma. Nuevo lugar, nueva gente. Y aquellas, el quiosco de la esquina, la iglesia, la calle ancha y arbolada, todas cosas entrañables que ya no están en mi vida. A veces pienso. Retirarse y observar. Tomar distancia. Recibir información sin participar y entonces, procesando lo observado, sentir que puedo, que se puede, por ejemplo, escribir nuevas historias.
33
XXV Entre lo imposible y lo posible hay una voluntad dormida y otra activa. Solo ahí radica la diferencia. La nueva consigna es la eficiencia. Todo tiene que funcionar. El hombre está preparado para todo lo que desee. Inventa máquinas que leen el pensamiento, que detectan y previenen enfermedades que nos dicen cuál es el estado de nuestra psique, que nos dan la posibilidad de no envejecer pero sí de cumplir años. Nos dicen cuál es el área física y mental a trabajar. Somos un libro abierto del que cualquiera puede hacer una fotocopia y ocupar nuestro lugar. El exilio del hombre frente a una máquina que dibuja su naturaleza.
34
XXVI En los principios no había nada, después hubo tiempo y ser. Luego llegó la presencia de todo este mundo maravilloso que nos rodea, donde la naturaleza desborda en bondades. Hubo mundo, creación y el hombre se hizo creador. Una grieta en una pared dejaba de ser una grieta porque el hombre le daba forma y color. Era la excusa para crear y desde ahí trascendía. Pintó el mundo, escribió su historia y su límite fue siempre el otro. Creación iluminada para iluminar. Un día, de a poco, extendió sus límites y llegó la era del vacío. Cada pregunta precisa tuvo su correspondiente respuesta, sin ningún tinte emocional. Diagnóstico puro, sin más. Y el hombre, pese a toda esa perfección científica, se quedó sin respuestas. El hombre ha desarrollado poderes que ya no puede controlar y ha puesto al mundo en peligro.
35
XXVII Hay que seguir adelante con lo que uno tiene, con lo que quedó de épocas pasadas; mejorarlo en lo posible pero nunca detenerse. Sé que ya no puedo usar escaleras, siento vértigo. Bien, usaré ascensores. Soy la misma pero no soy la misma, ese es mi engaño. Me subieron los triglicéridos, ni qué hablar del colesterol, la presión alta. ¿Soy la misma?, quizá sea otra versión más antigua. Entonces, ¿a qué mundo pertenezco? ¿Al de la tecnología o al de antes, donde la lapicera me alcanzaba? ¿al mundo en el cual usaba tacos y caminaba seductoramente o a éste donde las zapatillas me permiten caminar segura y no caerme? Yo lucía un trajecito verde y me dijeron “cómo será cuando madure”. Está tan lejos ese tiempo. Mi columna respondía y mis decisiones eran firmes y tenidas en cuenta. ¿Quién soy? ¿Quién me cambió por esta versión fallada? Una caja repleta de remedios me llama todos los días y me pide que la abra. Están todos mezclados, busco y busco el que corresponde a ese día y a esa hora y, con suerte, lo encuentro. Miro esa pastillita inofensiva y me peleo con ella, me niego a tomarla porque es aceptar que el tiempo ha corrido. Pero yo no quiero correr, quiero andar lento. ¿Será que solo de la mano de esa pastillita puedo seguir mi camino? ¿Y mi yo? ¿Dónde está mi yo? ¿También envejeció? ¿Mi dignidad también me abandonó? Depender de una o de muchas pastillitas para seguir siendo. ¿A qué quedamos reducidos?, ¿a un montón de cajitas con diferentes nombres y colores? ¿Y lo humano, lo verdaderamente humano, adónde se fue? Se fue desintegrando con el tiempo hasta ser un montoncito de nada. En fin, seguiré mi camino con mi caja mágica bajo el brazo porque a pesar de mis retrocesos físicos quiero seguir caminando un poco más. “Tenés que caminar, hacer yoga, natación”, eso te dicen los que saben. Entonces, ¿yo no se nada? Hacer dieta para que el colesterol y los triglicéridos tengan valores normales; un vacito de vino, como mucho dos por día; mucha agua y la panza se infla; cuidarse cuando hace frío; mirar bien los semáforos; apretar el botón correcto del ascensor, cuidado con confundir el 5 con el 6; saludar amablemente para que te digan “que linda viejita” y no “que vieja de porquería”. Si se cae un joven es un accidente; si me caigo yo “¿no te fijás por dónde caminás?” Me fijo pero no veo, no oigo, no siento. ¿Será esa la solución? ¿No ver, no escuchar y no sentir, todo en pos de una mejor calidad de vida? Dentro de todo este recetario, ¿está incluida la felicidad? 36
XXVIII Lo más atroz de las cosas malas, de la gente mala, es el silencio de la gente buena / Ojo por ojo y todo el mundo acabará ciego / Lo que se obtiene con violencia solamente se puede mantener con violencia / Un error no se convierte en verdad por el hecho de que todo el mundo crea en él / La violencia es el miedo a los ideales de los demás / La verdad es interior.
37
Este libro se termin贸 de imprimir en el mes de noviembre de 2013, La Plata, Buenos Aires, Argentina.