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La poesía es una señora empastada en verde

La poesía es una señora

EMPASTADA EN VERDE

Etienne Fajardo*

Shutterstock

D Desde niño, la poesía me vuelve loco. El mundo fascinante

de los sentidos que se mezclan y se interconectan para crear nuevos d significados me parecía una suerte de magia, de arcano creador que si contiene al mundo entero al tiempo que lo reinventa. Como profesor, en contie cambio, no puedo contar el número de veces en las que me he sentido completacambio, no pued mente pequeño y frustrado ante la imposibilidad de transmitir a un grupo de jóvenes el mente pequeño y frust placer de las caleidoscópicas palabras. Mis colegas tienen mucha más suerte que yo (suerte es placer de las caleidoscópicas el nombre que algunos dolidos damos al oficio) y logran, con más talento, enamorar a los chavales el nombre que algunos dolidos d de otros misterios del universo. En contraste, mis alumnos no pueden ver la hora en que su profesor se de otros misterios del universo. En calle y deje de intentar llenarles el coco con sinécdoques y onomatopeyas. calle y deje de intentar llenarles el c ¿Qué estoy haciendo mal? ¿Qué estamos todos haciendo mal? ¿Es que acaso esa “arma cargada ¿Qué estoy haciendo mal? ¿Qu de futuro” nada tiene ya para las nuevas generaciones, hambrientas de inmediatez? de futuro” nada tiene ya para las n

estoy cierto, por otro lado, de que estos mismos chicos acuden por gusto a abrevar de otras fuentes similares. Hallan, en otras muchas manifestaciones culturales, satisfactores que, si estuvieran presentados en verso y por escrito, les parecerían indigestos. Por ejemplo, les atrae el uso de la rima en el éxito musical del momento. Se admiran ante las metáforas que usa, frecuentemente, la publicidad. Disfrutan descifrar códigos secretos al estilo James Bond. Y son seducidos por las polisemias planteadas en algunas películas bien hechas.

No, estos muchachos no son alérgicos al pensamiento poético, pero yo he sido muy exitoso en alejarlos de la poesía per se. Tal vez, este infame logro no sea del todo atribuible a mí o a mis métodos. Probablemente me ayudó la

* Maestro en Literatura y Creación Literaria y coordinador de Cultura e Innovación en la Escuela Tomás Alva Edison.

“Expresión”, “sentimientos”, “verso”, “ritmo y rima”. Nadie contesta nunca “un juego”. Y es posible que ahí esté la raíz de mi problema. En mi personal definición, poesía es un juego que consiste en romper las reglas del lenguaje para generar nuevos sentidos. Mis alumnos, sin embargo, están adiestrados en un canon opuesto. Sacaron de algún lado que los poemas sirven para las gran para volcar sentimientos incontenibles.

Son excepcionales los muchachos que se autoperciben como dolorosos profesionales o como genios incomprendidos. Los hay, claro, pero son los me- nos. La mayoría quiere distinguirse del grupo mediante una cuidadosa estandarización. Ser el más normal de todos para ser, también, el más aceptado. Para ellos, la poesía representa una excentricidad de la que no es prudente darse el lujo. Para los cachorros de cualquier especie, el juego es la forma en la que descubren el entorno y desarrollan las habilidades necesarias para su en la escuela rimas y canciones. Su sentido de lo poético se despierta y disfruta memorizar textos en que la palabra abre las puertas del sonido, del sentido y de la imaginación. En esa etapa, la i.ytimg.com/vi/mg MMX 2gz9 T 4/maxresdefault.jpg poesía aún no se llama poesía, pero el lenguaje es un territorio lúdico y lleno de posibilidades. primaria, esas aproximaciones, le encantan. En preescolar, la poesía aún no se llama poesía, pero el

Hay, sin embargo, un momento de su desarro- lenguaje es un territorio lúdico y lleno de posibilidades llo en el que sus profesores nos afanamos para que éste “valore la importancia” de Lope, de Quevedo y de Juana Inés de la Cruz. Tapizamos al poeta con fechas, estilos y escuelas, con rasgos estilísticos y con una cosa que, bien mirada es muy divertida, pero cuyo nombre irremedia produce bostezos. Retórica suena a política. Política, a mentira. Nada, en to- do caso, que uno quiera aprender. Al encumbrar la poesía como la más sublime de las expresiones, la condenamos al polvo y al abandono. La subimos a —Es que ahora ya nadie quiere leer poemas.

para despojar a Góngora de esa cara de monografía y dar a los chicos el tiem

…las horas, que limando están los días, los días, que royendo están los años.

Habría que dejarlos paladear el sabor de las aliteraciones, no como un ejercicio de identificación de recursos, sino como un juego puramente sensorial. Permitir que el sentido se revele por sí solo, y únicamente cuando el placer físico de las palabras en los labios ha agotado ya todas sus instancias. Podríamos darles oportunidad de poner música a los dos versos, de hacerlos porra, de convertirlos en un jingle comercial, de bailarlos… en fin, de hacer lo que cada uno de ellos requiera según su particular forma de aprendizaje, para que sea su cuerpo, y no su mente, la que encuentre el esquema de acentos.

Medidas drásticas con la métrica

soneto tiene versos de once sílabas. Ellos, disciplinados, las contaban en sus cuadernos y adornaban cada línea con guirnaldas de ondas representantes de cada corte silábico. Luego contaban las curvitas. Luego sumaban una cuando terminaba en palabra aguda. Luego restaban una cuando terminaba en palabra esdrújula. Y así, seguramente, aprendieron a contar, pero el texto les daba igual. Una vez, les pedí que ellos escribieran un soneto, y ¡pobres! Se afanaban infructuosamente tratando de hacer caber sílabas en formatos, como quien resuelve sudokus.

Me pareció que eran imprácticos. Les expliqué que en lugar de fijarse obsesivamente en las sílabas, deberían hacerlo en los acentos. Me ignoraron; los acentos eran aún más difíciles de manejar. Y si todo ese sufrimiento se aplicaba a la primera línea, pensar en catorce era ya una quimera. De rimar, ni hablamos. —Sirve para que disfrute la poesía. —Entonces —dijo mi otra voz interna— no estás ni cerca de lograrlo.

En otra ocasión, dejé de lado la idea del producto “soneto”. Me concentré TAN ta ta ta TAN ta ta ta TAN ta, jar en el pizarrón o moverse a ritmo. Algunos, sin proponérselo, encontraron BLAndo de muJEres y traiCIOnes…” “El QUE con lobos ANda a aullar se enSE a llenar el ritmo con palabras que les venían aleatoriamente a la mente. Incluso, había casos en los que el hilo tenía cierta lógica.

Ayudó también escribir en el pizarrón una serie de bloques léxicos con los que se puede iniciar un verso con tal estructura (los COches…, herMOSa…, QUÉ parece…? aLUMbra… etc…). Entre cantar, bailar y probar palabras en el relativo desorden del salón de clases, estaba cumpliendo, al menos en los muchachos pueden componer, sin presión, al menos un par de versos. En endecasílabo heroico y que se puede usar para construir sonetos, ya es camino cuesta abajo.

Actividades similares pueden realizarse siguiendo diferentes patrones de interacción. En pares, los alumnos pueden formar diálogos fantásticos, construyendo una frase uno primero y el otro después. Podría hacerse en grupos, y mientras alguien reproduce la métrica con las palmas, los demás lenguacldvmonica.files.wordpress.com dicen frases conforme se les van ocurriendo. Si se cuenta con dispositivos electrónicos, es buena idea grabar los ejercicios para que los estudiantes tengan un registro de sus versos endecasílabos. Éstos servirán en etapas subsecuentes cuando el objetivo final En pareja, los alumnos pueden formar diálogos fantásticos, construyendo sea, ahora sí, escribir un poema. una frase uno primero y el otro después

La máquina de hacer metáforas

No sólo de sonido vive el verso, también de sentido. Y ésa es, al menos para mí, la parte más emocionante de la poesía. No quiero ser, sin embargo, de esos

Los recursos literarios no sirven para ocultar significados, más bien, para potenciarlos o para hacerlos estallar como fuegos artificiales. Explicar metáfo —Los “delantalitos blancos” se refieren a la panza de los reptiles.

El sentido figurado es muy sencillo de explicar en la vida cotidiana. Un refrán tampoco causa tanta resistencia. Cuando vemos en la televisión una oficina

representada como jungla, o la calle transformada en un videojuego en el que tres autos se desplazan en modo simple, el código cifrado no resulta un obstáculo para la comprensión de los diferentes significados. Pero, nuevamente, basta que digamos lenguaje poético para que una niebla oscura descienda sobre el aula.

Supongo que la palabra metáfora es muy grandota y muy intimidante. Pero combinar sentidos es una habilidad natural para los seres humanos. Los alum parece una cabeza a una cacerola? Hacer esta pregunta en el salón de clases

Activar el pensamiento poético de los pupilos no es tan difícil. Por lo tanto, conviene empezar por ahí mucho antes de atacarlos con glosas y teorías. Además, fomentar la creatividad metafórica de un chico demuestra claramente la utilidad de la poesía en una sociedad pragmática y ayuda a eliminar el mito de que la literatura es una buena costumbre pero que no sirve en el mundo real. humano a crear invenciones fantásticas y a resolver problemas imposibles. almohada, semáforo, ratón, kleenex, foco, iPhone, balón, tortuga… Los alumnos en pares, comparan sus tarjetas. Cada pareja debe hacer una lista con la mayor cantidad de cosas en común entre los dos objetos descritos en su tarjeta. Es que son blancos, que se pueden meter en los rincones, que son difíciles de asir, que el pelaje del ratón brilla como la mayonesa… En algunas ocasiones necesito ayudar a los alumnos a empezar. fácilmente comparar los ojos con las estrellas o la sonrisa con las perlas; está adiestrado por la cultura pop para ello. Sin embargo, nadie le ha dicho que también se vale describir al esquivo ratón del laboratorio como si fuera la resbaladiza mayonesa. Al darle una oportunidad de hacerlo, le abrimos una autopista hacia el pensamiento creativo y lo ayudamos a liberarse del deber ser.

Los chicos pueden, después, comparar sus listas. Comentamos juntos los tinente preguntar, ya no qué significan los delantalitos blancos de los lagartos

Quizá la pregunta que deberíamos hacernos, cada vez que un poema apare

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