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Del capítulo 3000 y otros mitos

Es evidente la precarización laboral en México, sobre todo, en el sector cultural.

La precarización corresponde a diferentes fenómenos, entre ellos, la concentración y centralización de los presupuestos (públicos y privados) y la jerarquización, que generan la exclusión y discriminación laboral por clase social, etnicidad, orientación sexual, género, condición migratoria, religión, etcétera. Asimismo, es posible identificar la fragmentación política del sector, la ausencia de organizaciones dedicadas a investigar y difundir de manera permanente y rigurosa el tema, las reacciones a casos específicos locales y no a las políticas públicas, como también el uso de herramientas obsoletas de negociación como los petitorios, recolección de firmas o cartas de repudio; si bien estas acciones visibilizan el problema, no son coercitivas y carecen de consenso, dinamismo, legalidad y formalidad.

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La inestabilidad y fragilidad de las actividades culturales, así como el estancamiento de economías creativas se han acrecentado a raíz de la pandemia por covid-19.

La reacción del Estado para con este sector se ha probado francamente ineficiente; de hecho, los últimos meses de trabajo en el sector cultural oficial han sido los más cuestionados, quizá no solo en esta administración, sino incluso en los últimos sexenios.

Revisemos…

PRIMER MITO: EL PODER DE LA CULTURA

El pasado 1 de diciembre se cumplieron dos años del nombramiento oficial de Alejandra Frausto Guerrero como titular de la Secretaría de Cultura, aunque su labor comenzó tiempo atrás, incluso previamente al periodo de la llamada transición: durante meses, se llevaron a cabo encuentros y mesas de trabajo con los actores más destacados del sector. Así surgió El poder de la cultura, documento en el que se resumen y aclaran las principales propuestas morenistas para con la cultura y las artes.

Panfleto informativo de trabajadores no basificados

Uno de los principales objetivos del “manifiesto” cultural lopezobradorista era (nunca lo han sido) garantizar el acceso a la cultura de forma equitativa para todos los individuos, en especial a quienes forman parte de grupos marginados o cuentan con alguna discapacidad. En la presentación —firmada por Frausto — se puede leer:

A lo largo de la historia no se ha registrado ninguna transformación social que no haya sido acompañada de una renovación cultural. El arte es una oportunidad para replantearnos prácticas, hábitos e ideas que dan forma a nuestro pacto social. Por ello, a lo largo de los últimos meses hemos convocado a diversos sectores de la comunidad cultural con la misión de escucharlos e imaginar en conjunto el horizonte futuro. La política de la escucha es la mejor práctica para sustituir la política de la visión única y reivindicar el servicio público. Los dilemas que se plantean no son menores: pasan por reconciliar objetivos, presupuestos, alcance, transparencia, inclusión, ambición y sentido práctico de la acción en el campo cultural desde la institución pública […].

Entonces, se puede aseverar que la propuesta es generar, desde el Estado, una acción colectiva que permita crear herramientas, dinámicas y contextos para el ejercicio de los derechos culturales. Además se realizan propuestas y sugerencias en favor de prácticas éticas e incluyentes de trabajo; en ese sentido se habla, por ejemplo, de redistribución de la riqueza cultural y creación de comunidades culturales… el texto resalta que la política cultural está concentrada en Ciudad de México y en unas cuantas zonas urbanas [y personas] y que la mayoría de las y los mexicanos tiene acceso limitado a las manifestaciones culturales y creaciones artísticas que ocurren y concurren en el país. Luego entonces, resulta incomprensible que el proyecto más ambicioso de esta administración esté desarrollándose, precisamente, en la capital del país. Chapultepec: Naturaleza y Cultura, cuyo director intelectual es el controvertido artista Gabriel Orozco. Ha sido desde su concepción una obra urbana ecológica y cultural que, evidentemente está por encima de la capacidad de un artista. La falla está en la opacidad del nombramiento de Orozco para realizar un proyecto que no es nuevo y que ha sido materia de investigación de arquitectos y urbanistas por más de quince años. Tal es la magnitud de la obra, el impacto sobre la vida social y la economía nacional, que el coordinador debe entender que sus acciones están y deben estar a la orden del escrutinio público, que debe rendir cuentas del uso de cada centavo designado (público y privado), transparentar cada acción y cada omisión.

Manifestación de la Asamblea de Trabajadores no Basificados del Instituto Nacional de Antropología e Historia. 22 de enero del 2021

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