1 minute read
Pequeños relatos de grandes historias LEONARDO DA VINCI
De vuelta a casa, los combinó para dibujar un monstruo repugnante. Lo pintó saliendo a rastras de una cueva oscura, escupiendo veneno, echando humo y arrojando fuego por los ojos.
Cuando Ser Piero vio la pintura se sobresaltó. ¡Era terrorífica! Leonardo estaba encantado: su pintura había logrado su objetivo. ¡Se dio cuenta de que el arte le daba el poder de impresionar a la gente!
El padre de Leonardo pensó que el escudo era demasiado bueno para un granjero, ¡y lo vendió!
En 1515, Leonardo construyó un gran león mecánico, un regalo de los Médici a Francisco I, el nuevo rey de Francia.
Francisco I amaba el arte y quedó impresionado con el león. En 1516 invitó a Leonardo, de 64 años, a dejar Italia y convertirse en su pintor real.
Leonardo se mudó a Francia con su amigo más querido, Francesco Melzi. Sus preocupaciones habían terminado.
Le pagaban bien, tenía una gran casa como hogar y el tiempo y el espacio para pintar y estudiar ciencias.
Incluso hablaba a diario con el rey.
¿Está ocultando un bostezo?
El 23 de abril de 1519, escribió su última nota: su testamento. Nueve días después, murió; tenía 67 años.
Del mismo modo que un día bien empleado lleva a un sueño feliz, así una vida bien empleada lleva a una muerte feliz.