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Triaca
Dr. Raúl García Miranda M.V.Z. Luis Arturo García Domínguez M.V.Z. Beatriz Figueroa Andrade
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Platícame un cuento, le pedía el nieto a su “mamá grande”. Así les decimos los chichimecas a las abuelas. Mamá grande le platicó una historia sobre un perrito que quería viajar a la Luna, pero no sabía cómo. Usó un trampolín, pero no llegó; se subió a un poste, pero no llegó; trepó a un árbol y no sólo no llegó, sino que también se cayó.
Cuando el perrito estaba a punto de no volver a intentar nada, consultó con un perro viejo, sabio, con mucha experiencia. El perrito preguntó al perro viejo: «¿cómo llego a la Luna? Ya intenté todo lo que se me ocurre y no llego, estoy desesperado y frustrado. Creo que es imposible ir a la Luna.»
El perro viejo sonrió y le dijo: «ir a la Luna es muy fácil, sólo se necesita una nave espacial, un traje de astronauta, una base interplanetaria de donde lanzar la nave, hacer los cálculos adecuados para alunizar correctamente, y ya, no se necesita más.» El perrito vio entre enojado y triste al perro viejo y le dijo: «¿y de dónde voy a sacar todo eso?» El perro viejo le dijo: «es que ya lo tienes!, sólo te falta usarlo.» “¿Lo tengo?, ¿dónde?” preguntó el cachorro.
«En tu imaginación -le contestó el perro viejo- es ahí donde lo imposible se vuelve posible y viajar a la Luna o a donde sea es muy fácil.» El cachorro aprendió la lección y ahora puede viajar a cualquier lado.
Mamá grande se calló. El nieto se había quedado dormido. Apagó la lámpara del cuarto y ella también se fue a dormir. Antes se encomendó a sus antepasados, que le hablan a su pueblo en el viento de la barranca cuando silba. Con la conciencia tranquila, mamá grande se durmió también. Qué bonitos son los cuentos que las mamás grandes y los tatas (los abuelos), les platican a sus nietos, porque el final siempre es feliz y gana el bueno.
Foto: Unsplash
Recientemente, una amable lectora se comunicó con nosotros para regañarnos. Ella es de alguna playa de nuestro país. Su regaño consistió en decirnos que lo que sucede en la Academia de la Lengua Humana y Canina de Pénjamo con sede en León, lo narramos mal. Porque a veces no le gustan los finales. Nos platicó que pertenece a un grupo de amigas con las que se reunía (antes del Covid) a caminar con sus perros por la playa. Y que a sus amigas tampoco les han gustado algunos finales de lo que sucede en la Academia. A ellas sólo les gustan los finales felices, así es que nos pidió el último relato que se hubiera impartido ahí con final feliz y es con el que empieza este artículo.
Sin embargo, me gustaría aclarar que en la naturaleza narrativa que platico de lo que sucede en la Academia de la Lengua Humana y Canina de Pénjamo con sede en León, se debe entender que lo que digo, no es una reproducción exacta de los acontecimientos sucedidos.
En todo relato, como los que hago de lo que sucede en la Academia, se debe distinguir entre acontecimiento y narración. Si bien los acontecimientos realmente existen y los perros hablan y discuten y deliberan y participan y opinan y... Ellos no escriben los artículos, esos los escribo yo, es decir, yo soy el narrador.
La narración es una representación de los acontecimientos y toda representación entraña necesariamente una interpretación. Desde luego que la interpretación que hacen los perros es diferente a la que hago yo. En la Academia, el único miembro humano soy yo, (también mi esposa, pero ella es miembro honorario y no asiste nunca). Los miembros caninos son seis, así es en cada votación sobre algo que interpretamos, utilizo mi voto de calidad como presidente vitalicio en esta vida y en la que sigue (para asegurar el cargo), porque frecuentemente pierdo en los votos. Como sé que el mayor riesgo en la democracia es perder, es decir pertenecer a la minoría, pues me apropié del voto de calidad como superior a todos los demás votos.
En una narración (o en un relato) si le cuento a un perro lo que hice ayer, lo más probable es que le platique los acontecimientos o momentos que a “mi” parecer son los más importantes. En la Academia todos tenemos voz y voto. Como ya expliqué, lo de los votos
Foto: Pixabay
Foto: Unsplash no tiene importancia porque mi voto de calidad supera a todos. Sin embargo, la voz es algo que siempre se respeta. Entonces, lo que a “mi” parecer es lo más importante, a veces no es coincidente con lo que al parecer de los perros es más importante. De esta forma lo que cuento a veces es diferente a lo que cuentan los perros en las reuniones. Las diferencias sobre lo que consideramos más importante siempre las resolvemos con un abrazo y un beso, está terminantemente prohibido pelear.
Al narrar lo que sucede en la Academia, es muy probable que el relato refleje “mi” visión de las cosas que pasaron. Y “mi” visión no necesariamente es la mejor y tampoco es la visión de todos los integrantes. Desde luego que “otra” opinión, que sería una opinión canina, tiene mucho valor. Cualquier perro miembro de la Academia tiene el mismo derecho que yo de decir lo que le parece más importante y dar “su” visión de las cosas. Creemos que el francés Francois Marie Arouet, mejor conocido como Voltaire, tenía razón en su frase: “Puedo estar en desacuerdo con cada una de sus palabras, pero defenderé hasta la muerte su derecho a decirlas.”
No obstante, como a mí me toca narrar o relatar lo que sucede en la Academia, siempre trato de respetar los tres elementos que conforman un relato. El escenario o los escenarios, el personaje o los personajes y la trama o las tramas.
Los escenarios donde suceden cosas o acontecimientos o hechos a los miembros de la Academia son muchos. La propia Academia y sus instalaciones, las cuales llevan por nombre Guanguitiro. Porque en Guanguitiro (comunidad indígena) a un lado de Pénjamo todo se vuelve canción, y en la Academia a los perros y a mí nos gusta cantar cuando sólo nos escuchamos entre nosotros. No es porque cantemos feo, al contrario, somos bárbaros en el canto, (que conste que dije que los perros y yo cantamos bárbaro, no dije bonito ni bien) pero es mejor no arriesgarnos a ser famosos cantantes de cine, teatro y televisión.
También nos suceden cosas en escenarios como la Feria de León, exhibiciones en diversos lugares, paseos, el hogar, centros comerciales, etc.
El personaje o los personajes de las narraciones que hago sobre la Academia, siempre son respetados. A veces el personaje principal es uno de los perros que hace disertaciones elocuentes, como las que hacía mi amigo ya fallecido, el Pastor de Shetland, el “Resortín”. A veces los personajes somos todos porque “andábanos” (andábamos es cuando sólo andan humanos y “andábanos” es cuando andan humanos y perros juntos) de parranda o de paseo o lo que sea pero juntos. En la Academia somos los “muy mejores” amigos entre todos, así es que frecuentemente lo que le sucede a uno le pasa a los demás por andar juntos. A veces también hay personajes secundarios, es decir los que actúan, pero no son el personaje principal. Cuando hay este tipo de personajes desde luego que son relatados y se les da su lugar. Aún más, a veces hay personajes terciarios, es decir que están pero no actúan, en el cine se les llama “extras”, pero aún siendo terciarios se mencionan en las narraciones.
Hasta aquí, espero estar explicando, ejemplificando, orientando y otras palabras más que terminen en “ando” sobre la Academia, que a veces es mencionada con inquietud, crítica o felicitación, en sus comunicaciones con nosotros por los amables “leyentes” (la mera “verdá” no sé si exista la palabra leyentes o sólo la palabra lectores, pero ya la escribí y lo escrito, escrito está; soy terco, pues).
Sin embargo habíamos quedado que una narración o relato tiene tres partes principales: los escenarios, los personajes y la(s) trama(s). Comentar sobre la trama es lo más complicado respecto a la Academia, porque en la trama se desarrolla la acción de los personajes diversos en los escenarios también diversos.
La trama es la actividad de los personajes en los escenarios, empero, las actividades de los personajes y los escenarios pueden tener una secuencia lógica, pero también pueden tener una secuencia ilógica, sorprendente e inusitada. Las tramas de secuencia lógica son predecibles y habitualmente carecen de interés porque se
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conoce el final desde el principio y es menos atractivo continuar viendo o escuchando el relato. Las tramas de secuencia ilógica, sorprendente o inusitada son más atractivas para seguirlas, pues el desenlace se desconoce y por lo tanto no es predecible porque puede pasar cualquier cosa y entonces el interés aumenta y está.
En la Academia no hay tramas lógicas, sólo ilógicas, sorprendentes e inusitadas. No es que como narrador yo invente que así sean. Los miembros caninos de la Academia hacen que sean así. ¿Es lógico que un nativo chichimeca (o sea yo) presida una Academia de la lengua?, ¿es lógico que la Academia sea de la capital del mundo (o sea Pénjamo) pero tenga sede en la gloria (o sea León)?, ¿es lógico que la Academia sea de la lengua (entiéndase como idioma) humana y canina al mismo tiempo?, ¿es lógico creer que los perros hablen (aunque sí hablan)?, ¡”pos” no!, claro que “pos” no. Entonces no es lógico que las narraciones, con sus escenarios, sus personajes y sus tramas sean lógicas. No es lógico que sea lógico.
La Academia de la Lengua Humana y Canina de Pénjamo con sede en León, es uno de los motivos que con frecuencia usan nuestros amables lectores (mujeres y hombres) para comunicarse con nosotros. Habitualmente los comentarios son buenos, sin embargo no dejo de reconocer que a veces nos dan duro y nos critican. A veces nos preguntan cosas, nos comentan o nos felicitan, o como ahora una lectora nos dice que no le han gustado los finales infelices. También a veces me dicen que estoy chiflado (como si no lo supiera y no estuviera seguro de ello) les agradezco y me comprometo a ir al Psiquiatra a la brevedad. La Brevedad es una cantina (ahora se diría antro) a la que no puedo ir porque tiene un año cerrada por la pandemia y como ya quebró, pues seguiré sin ir.
Una vez aclarado (bueno, eso intenté) el porqué, el cómo y el cuándo de las narraciones sobre la Academia, les pido que se sigan cuidando mucho en tanto no esté controlada la pandemia. Un abrazo a todas y todos.
Organización Canófila TRIACA León, Gto. drraulgarciamiranda@outlook.com triacavet