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¿QUIÉN ES EL MAESTRO?
PODER SIN CARÁCTER: PELIGRO POTENCIAL
LA UNCIÓN Y EL PODER DE DIOS
Guía de Adoración e Intercesión Edición 131 • Diciembre 2019
Suplemento de Edificación para el Cuerpo de Cristo A.M.M. de Rony Chaves
UN MATERIAL IMPORTANTE PARA LÍDERES
Horeb la formación del líder
Contenido LOS DOS GRANDES PROPÓSITOS DE DIOS EN LA FORMACIÓN DE UN Pág. 04 HOMBRE EL PODER Y EL CARÁCTER: Pág. 05 LO PROFÉTICO Y LO APOSTÓLICO PODER SIN CARÁCTER: Pág. 06 PELIGRO POTENCIAL
Mientras me encontraba en México ministrando a predicadores y lideres en el Congreso organizado en la capital por el Profeta Oscar Venegas , tuve la dirección del Espíritu Santo de compartir un tema sencillo pero muy importante para los que inician el caminar en la “Senda Apostólica”. Al tema le titulé: “El proceso formativo de un ministro apostólico”. Este era un tema, de ubicación para líderes; con la enseñanza tendrían claro el panorama u horizonte futuro. Ellos podrían saber en qué punto del camino estaban, cuánto les faltaría por caminar y que vicisitudes o sorpresas les esperarían en el trayecto. La respuesta a la predicación fue tan satisfactoria, que creí conveniente entregarle a los lectores de Arpas y Copas parte de ese material en 2 Ediciones . Sé que ayudará a miles de líderes para entender el proceso de formación en que se encuentran. Sé que el material les traerá paz, ayuda y mucha luz. Disfrútalo.
LA UNCIÓN Y EL PODER DE DIOS Pág. 07 EL PODER Y LA UNCIÓN: Pág. 08 ACTIVACIÓN E IMPARTICIÓN
La Esencia de Todo: “Pero yo os digo la verdad: Os conviene que yo me vaya; porque si no me fuera, el Consolador no vendría a vosotros; mas si me fuere, os lo enviaré. Y cuando él venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio. Aún tengo muchas cosas que deciros, pero ahora no las podéis sobrellevar. Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir. El me glorificará; porque tomará de lo mío, y os lo hará saber. Todo lo que tiene el Padre es mío; por eso dije que tomará de lo mío, y os lo hará saber”. Juan 16:7,8, 12-15 En la etapa final del Ministerio de Jesús con Sus discípulos, El anunció su muerte a ellos y también Su resurrección. El les preparó proféticamente para los momentos de Su agonía y de Su victoria sobre la muerte. El sabía que humanamente no entenderían, esos acontecimientos sin ayuda de Dios. Por eso también les anunció el favor del Altísimo, enviándoles en su tiempo al Espíritu Santo para guiarles hacia toda verdad y para proveerles de la iluminación necesaria para entender con claridad esos misterios espirituales. El les anunció: “Os lo enviaré”. Desde luego, El hablaba del Espíritu Santo, a Quien el texto sagrado llama El Consolador. Este término procede del término griego Parakletos, cuyo
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significado define mucho Su función; Parakletos significa: “otro como yo, llamado a estar cerca de” Jesús define al Espíritu como el Parakletos de la Iglesia y del creyente, uno co-igual a El; es decir, como El en Dignidad, Majestad y Autoridad, para estar a nuestro lado y a nuestro favor. El término Consolador, también define mucho en el castellano parte de Su función.
El Espíritu sería enviado para cumplir una tarea de Consolador; esto es, Su trabajo principal sería el de consolar, animar, fortalecer, guiar y levantar al creyente. Por tal razón, Jesús le dice a Sus discípulos: “Os conviene que yo me vaya; porque sino me fuera, el Consolador no vendría a vosotros”. Por la monumental tarea guía y de consolación interior del Espíritu en cada creyente, era beneficioso la ida de Jesús al padre, la cual
abriría milagrosamente la venida del espíritu en cada creyente, era beneficiosamente la venida del Espíritu a cada creyente. El Espíritu Santo entonces, habitaría en el corazón del hombre de fe y le guiaría en su caminar cristiano con éxito. Esta función de Consolador del Espíritu Santo es maravillosa para nosotros, y realmente, dependemos de ésta para tener victoria como hijos de Dios en la vida. Mas Jesús nos deja marcada otra tarea para el Espíritu del Señor en nosotros, la cual es no menos impresionante que la anterior, esta tarea consiste en enseñarnos todas las cosas. Aleluya. El Parakleto sería enviado para estar al lado nuestro para consolarnos y ser nuestro ayudador y fortalecedor pero también para ser nuestro Guía, Mentor y Maestro. Jesús dijo vehementemente a sus discípulos: El me glorificará; porque tomará de lo mío, y os lo hará saber. La tarea primordial del Espíritu Santo en la Iglesia la podemos definir fundamentalmente como una labor de Consolación y Edificación o Enseñanza. Una vez que un hombre le abre su corazón a Jesús pidiéndole Su perdón, Su salvación y Su transformación, guiado por el Espíritu Santo; este individuo entra ene el Proceso Divino de la Regeneración y Nuevo Nacimiento. Es el mismo espíritu el que lo convence de pecado y de la necesidad de Jesús como su Salvador; es el
Apóstol Rony Chaves mismo Espíritu el que lo hace nacer de nuevo, lo regenera y viene a morar en él: “Pero cuando se manifestó la bondad de Dios nuestro Salvador, y su amor para con los hombres, nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo, el cual derramó en nosotros abundantemente por Jesucristo nuestro Salvador”. Tito 3:4-6 Es el mismo espíritu Divino el que lo cuidará como si fuera su madre en sus primeros meses de creyente. El también lo cuidará, le protegerá y le enseñará los caminos en que debe andar en su etapa de niño y adolescente espiritual; también será su maestro cuando madure y cuando alcance la plenitud ministerial. El Parakleto Divino será su Guía y Consolador; también será Su Maestro Apostólico en el Proceso formativo en que Dios le colocará para hacer de cada creyente “el hombre apostólico o la mujer apostólica” que usará como líder en Su Casa para levantar a las nuevas generaciones. El Espíritu, el Parakleto, El será el Maestro en nuestro proceso apostólico de formación. “Os he dicho estas cosas estando con vosotros. Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho”. Juan 14:25-26
“..el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas...” Juan 14:26
04 EDICIÓN 131 | Horeb la formación del líder LOS DOS GRANDES PROPÓSITOS DE DIOS EN LA FORMACIÓN DE UN HOMBRE “Estaba Eliseo enfermo de la enfermedad de que murió. Y descendió a él Joás rey de Israel, y llorando delante de él, dijo: ¡Padre mío, padre mío, carro de Israel y su gente de a caballo!” 2 Reyes 13:14 Dios tiene muchos y grandes planes para Sus hijos, Sus hijos proféticos. Al salvarnos y llamarnos a servirle, inicia también una “Escuela” especial de formación ministerial que no termina nunca; mientras estemos vivos, El nos seguirá enseñando. En ese proceso de formación del Espíritu santo, alcanzamos muchas metas y tenemos grandes logros; pero, sobre todo lo obtenido, El Señor persigue dos grandes propósitos con aquel o aquellos a quienes El decidió hacer un hombre o ministro apostólico y profético. Dios hará de cada uno de los que llamó: “Un carro de fuego” (un carro de Israel o fuerza direccional profética para un país, pueblo o región). ¡Aleluya! Jehová persigue hacer de ti y de mí, el “carro de Israel o fuerza conductora” que tu ciudad o país necesitan y el “padre mío” de las nuevas generaciones que se van levantando para subir al “escenario profético” preparado para éstas.
la dirección divina para la nación mediante profecías específicas. El venía a ser el “conductor nacional”, su “motor militar”, su “eje direccional”, “su estratega de guerra” y “su general con la voz de mando” del Cielo. Amén. El Plan Divino al inscribirnos en Su “Escuela de Formación Ministerial”, o al matricularnos en Su “Escuela del profeta”, era y es, hacer de cada uno de nosotros un “motor y eje direccional” para nuestra familia, congregación, ciudad y nación. Dios ha planeado darnos las enseñanzas por el Espíritu que se necesiten para formarnos a Su imagen y nos dará las experiencias más completas para tomarnos de la mano e introducirnos en Su Discipulado ApostólicoProfético para capacitarnos y formarnos hasta que lleguemos a ser “el carro de la nación”; esto es, los poseedores de la dirección nacional al poseer la profecía y la visión de Dios “para nuestra tierra”. El segundo gran propósito: un padre generacional “La Escuela formativa” de Jehová persigue un glorioso segundo gran propósito, es madurarnos en carácter y espíritu para que lleguemos a ser “verdaderos padres generacionales del Ministerio”; los “padre mío” de las nuevas generaciones; para que maduros y preparados por Dios, seamos capaces de levantar a otras generaciones bajo la misma unción profética que nos ha sido dada por el señor. Con el primer gran propósito de Dios, al hacer de cada líder un “carro nacional o fuerza conductora”, Dios lo que persigue es activar en Sus ministros los dones del Espíritu al máximo de su potencial, es desarrollar su sensibilidad auditiva, sus dones vocales y las manifestaciones de Su poder sobrenatural traducido en milagros sorprendentes.
¡El carro de Israel y su gente de a caballo! Esta expresión hebrea, no es fácil de entender a primera vista, pero su significado es realmente importante para comprender el proceso formativo del Espíritu en nuestro ser. La expresión “carro de Israel y su gente de a caballo” es una expresión muy judía aplicada en la Biblia a Elías primero, y luego a su sucesor Eliseo, pero muy usada en relación a los profetas maduros del Señor. Esta expresión era usada para denotar que el hombre para quien se usará, era como en el caso del profeta Elías, “la fuerza conductora nacional de Israel” mediante la profecía que Dios le entregaba a él para combatirla con la nación judía. El profeta señalado sería sin ninguna duda marcada y definido por esta expresión; él sería en la práctica e influencia, el “eje motor o la fuerza direccional” para el Pueblo de Dios, al cual el Remanente fiel escucharía y se dejaría conducir por él. El que un hombre fuese reconocido como “el carro de Israel” significaba que el Pueblo de Dios había reconocido en él a un ministro profeta o la unción profética activa en él, y sobre todo, la unción divina presente en su vida y Ministerio. Para Israel, como lo fue Moisés, Elías o Eliseo; ese profeta ungido, era el receptor de
Al tratarnos y enseñarnos en Su “escuela de Formación Ministerial”, el Señor desarrolla con fuerza en nosotros la “parte ministerial” con sus dones activos y las expresiones o manifestaciones de Su gran poder. Pero aunque es maravilloso, no es suficiente para nuestra graduación como “ministros o líderes” maduros y equilibrados; es decir, “ministros o líderes formados apostólica y proféticamente”. Dios para lograr Su gran meta con nosotros Sus siervos, trabajará fuertemente en nuestro interior para moldear nuestro carácter a la imagen del carácter de Jesucristo el Hijo del Dios Viviente. Amén. En el libro de 1 reyes 19; la Biblia registra una experiencia particular con respecto a este tema. Es el caso de Elías y la “Escuela Formativa Ministerial de Jehová” en la cual este profeta es entrenado por largos años para ser el “carro de fuego de Israel” y el “padre mío” de nuevas generaciones. A esta “Escuela”, yo la llamo en uno de mis anteriores libros, “La Escuela del Profeta”. Allí, Dios preparó a Elías para enfrentar a Acab, rey de Israel, quién representa a los gobernantes impíos que en todos los tiempos han perseguido a los profetas de Dios y han tratado de controlar o manipular a Su pueblo. Acab es tipo del político que hace alianzas con el poder religioso y ocultista para estorbar el mover del Espíritu y el caminar de la Iglesia. Acab representa al liderazgo político y religioso (aun hasta Evangélico) que se ha dejado seducir por un poder de “control de autoridad” que llamamos también “poder jezabélico o jezabelítico”.
Acab representa hombres o mujeres en autoridad pero con abuso o perversión de la misma; pero por sobre todo, representa un espíritu demoniaco; Jehová prepara a Sus siervos ministerialmente hasta forjar en ellos el “líder o guerrero espiritual” diestro en los milagros divinos y en el caminar en la sobrenaturalidad del Señor. Ellos son “el carro de Israel”, o “el carro de México o de Guatemala; ellos son el carro de fuego de Costa Rica o de Suiza o de Argentina, etc”. Dios los ha pasado por Su “Escuela” y por experiencias específicas para desarrollar su habilidad de profetizar de activar milagros y resurrecciones; en esta primera mitad de la Escuela, Jehová les llama, les entrena y desarrolla en ellos su perfil y efectividad ministerial. Literalmente hace la “fuerza conductora nacional” de un país o región, capacitados por Su espíritu para vencer dondequiera que esté a este espíritu anticristiano de Acab. Gloria al Señor.
Mas en la segunda etapa de la formación de la “Escuela “de Jehová, el trabaja para formar en Sus siervos, el carácter, el templo, el dominio propio y la madurez; material necesario para enfrentar al espíritu de Jezabel, fuerza demoniaca de control de autoridad cuyo accionar va dirigido contra la cabeza de los profetas. En esta etapa de formación, al igual que con Elías en la cueva, el Señor nos adiestra para vencer nuestros temores, nuestras carencias interiores y la duda o desconfianza que pudieran quedarnos dentro con respecto al cuidado, protección y autoridad de jehová: En esta fase formativa del Espíritu, Dios nos revela Su cuidado para con nosotros, Su amor y Su favor; también nos muestra Su compresión por nuestra fragilidad humana y nos da a pesar de nuestras vidas y Ministerios. ¡Aleluya! Es en la cueva, en el caso de Elías, donde Jehová forjó para Eliseo su “padre mío”; allí, en ese salón de clases del Gran Maestro, ya sea cueva, monte o desierto, forjará en muchos de nosotros al “padre mío de las generaciones”. Amén.
Apóstol Rony Chaves camino y sólo allí, el profeta, el “hombre de Dios”, estará listo para ungir a los reyes de las naciones, a los profetas emergentes que continuarán su visión, que es la de Dios, y para levantar a la nueva generación de hijos de los profetas adoradores. Es sólo después del viento tempestuoso, del fuego impetuoso del gran terremoto alrededor de la cueva que Elías y quienes sean llamados por el Todopoderoso como “padres ministeriales” para “transferir” la “unción a ellos dada” y a “impartir” e “poder” profético y apostólico a ellos otorgado. “Y le dio Jehová: Ve, vuélvete por tu camino, por el desierto de Damasco; y llegarás, y ungirás a Hazael por rey de Siria. A Jehú hijo de Nimsi ungirás por rey sobre Israel; y a Eliseo hijo de Safat, de Abel-mehola, ungirás para que sea profeta en tu lugar”. 1 Reyes 19:15-16 Cuando el “hombre de Dios”, el Profeta o Apóstol, o el líder en formación, aprueba la “Escuela de Dios”, permitiendo el ser formado interiormente y ministerialmente, haciendo de él, el “ministro equilibrado y humilde”, es entonces cuando podrá levantar a los adoradores proféticos que cambiarán el destino de su tierra. Cuando el “hombre de Dios” se ha humillado y sujetando al Espíritu Santo, dejando en Sus manos la formación de su carácter y Ministerio, haciéndole un “poderoso carro de Israel (carro de batalla y sobrenaturalidad); y un “padre mío, padre mio” para las generaciones de hijos proféticos, que se cumplirá un “Supremo Propósito Divino”, hacer de él el “ministro apostólico maduro y equilibrado” que era necesario desarrollar como “padre espiritual” para activar a su siguiente generación. “Y yo haré que queden en Israel siete mil, cuyas rodillas no se doblaron ante Baal, y cuyas bocas no lo besaron”. 1 Reyes 19:18 Es después de la Cueva y no antes, que sus hijos ministeriales o hijos proféticos recibirán su manto y su misma unción, pero en doble porción por el Espíritu Santo. “Cuando habían pasado, Elías dijo a Eliseo: Pide lo que quieras que haga por ti, antes que yo sea quitado de ti. Y dijo Eliseo: Te ruego que una doble porción de tu espíritu sea sobre mí. Y tomando el manto de Elías que se le había caído, golpeó las aguas, y dijo: ¿Dónde está Jehová, el Dios de Elías? Y así que hubo golpeado del mismo modo las aguas, se apartaron a uno y a otro lado, y pasó Eliseo. Viéndole los hijos de los profetas que estaban en Jericó al otro lado, dijeron: El espíritu de Elías reposó sobre Eliseo. Y vinieron a recibirle, y se postraron delante de él”. 2 Reyes 2:9,14-15
“Y aconteció que yendo ellos y hablando, he aquí un carro de fuego con caballos de fuego apartó a los dos; y Elías subió al cielo en un torbellino. Viéndolo Eliseo, clamaba: ¡Padre mío, padre mío, carro de Israel y su gente de a caballo! Y nunca más le vio; y tomando sus vestidos, los rompió en dos partes”. 2 Reyes 2:11,12
Los “hijos ministeriales” de aquellos que se han logrado graduar en la “Escuela de Dios”, recibirán a través de sus “padres ministeriales”, por “impartición y transferencia espiritual”, la misma unción “profético-apostólica” dado a sus padres por Jehová, y ésta, en “doble porción”; y se moverán en el mismo poder de sus antecesores ministeriales para activar un día al igual que ellos, a las nuevas generaciones.
Es sólo después de las lecciones formativas de la “Cueva” de la “Escuela del Profeta o Escuela de Jehová”, que Elías retorna al Camino convertido en un “verdadero padre generacional”. Sólo en este punto del
“Estaba Eliseo enfermo de la enfermedad de que murió. Y descendió a él Joás rey de Israel, y llorando delante de él, dijo: ¡Padre mío, padre mío, carro de Israel y su gente de a caballo!” 2 Reyes 13:14
“¡Padre mío, padre mío, carro de Israel y su gente de a caballo!” 2 Reyes 2:12
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EL PODER Y EL CARÁCTER: LO PROFÉTICO Y LO APOSTÓLICO
Apóstol Rony Chaves “Así que ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino conciudadanos de los santos, y miembros de la familia de Dios, edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo, en quien todo el edificio, bien coordinado, va creciendo para ser un templo santo en el Señor; en quien vosotros también sois juntamente edificados para morada de Dios en el Espíritu”. Efesios 2:19-22 Es importante por el enfoque de este libro recalcar que Jehová Dios trabaja arduamente en aquellos que son llamados a servirle con dos grandes propósitos, hacer de cada uno de ellos, un “carro de Israel o fuerza conductora” de su hogar, congregación o ciudad; y producir en cada uno de ellos un “padre o madre” para nuevas generaciones. Esta labor encomendada al Espíritu Santo prepara al “hombre de Dios” en dos direcciones específicas: en lo “ministerial” y en su “ser interior”; esto es, lo capacita para fluir en el poder sobrenatural de Dios y de Sus milagros y lo forma internamente hasta hacerlo un ministro maduro, humilde y equilibrado. Gloria a Dios. En este nuevo capítulo señalaremos la relación que existe en esta tarea del Espíritu entre el “carro de Israel” y el poder fluyente de Dios, y entre el “padre mío, padre mío” de generaciones y el carácter bien formado. El carro de Israel y el poder de Dios Un espíritu demoniaco que ha trabajado en todas las épocas en contra del Pueblo de Dios para controlarle o destruirlo es el “espíritu de Acab”, señalado con este nombre al relacionarlo con la historia bíblica de 1 Reyes 17, 18 y 19. En realidad, esta fuerza diabólica es un “espíritu de control de autoridad y destrucción de lo profético”, el cual trata de operar en la Iglesia hoy para obstruir el mover del Espíritu, para reducir a cero la fe de los creyentes y su credibilidad en lo sobrenatural de Dios. Es un espíritu que permea y afecta negativamente denominaciones, grandes organizaciones religiosas y evangélicas actuando bajo la base del fundamentalismo, la tradición y el humanismo secular. Su tarea es desvirtuar lo Apostólico y lo Profético en la Casa de Dios, tanto como le sea posible, es un espíritu, los hombres y mujeres de Dios deben ser capacitados en el conocimiento vivencial y práctico del poder divino y de la sobrenaturalidad de Dios. Cada experiencia otorgada por Jehová a Sus alumnos o discípulos persigue un fin específico, enseñarles a conocerle a El y a la forma en que El opera Su infinito poder. Cada vivencia que los lleva a ver en acción el poder creativo y sus milagros, trae una lección nueva acerca de la grandeza del Señor y de la manera en sobrenaturalmente el resuelve las circunstancias más difíciles que enfrentan Sus siervos o Su Pueblo. ¡Aleluya! “Viendo Jehová que él iba a ver, lo llamó Dios de en medio de la zarza, y dijo: ¡Moisés, Moisés! Y él respondió: Heme aquí. Y dijo: No te acerques; quita tu calzado de tus pies, porque el lugar en que tú estás, tierra santa es. Y dijo: Yo soy el Dios de tu padre, Dios de Abraham, Dios de Isaac, y Dios de Jacob. Entonces Moisés cubrió su rostro, porque tuvo miedo de mirar a Dios”. Éxodo 3:4-6 Cada profeta de Dios desde la antigüedad fue preparado para fluir con el Señor en la esfera de los milagros y Su poder divino. El caminar en la sobrenaturalidad del Reino de
los Cielos era necesario para un profeta o patriarca esto, era lo que realmente lo definía como “escogido” de Dios. El trabajo formativo esencial del Espíritu Santo consistía entonces, en enseñarle a los “ungidos del Señor” a conocer a Dios y Su poder para fluir en éste y beneficiar así al “Pueblo elegido” con milagros, portentos y maravillas. Para lograr este objetivo primordial, Jehová colocaba al “ungido” en medio de circunstancias difíciles o adversas para mostrarle Su capacidad de resolución y Su extraordinaria autoridad y poder creativos. La Biblia es abundante en pasajes que nos ilustran lo anteriormente señalado; Moisés fue uno de aquellos personajes que el Espíritu preparó en la montaña y en el desierto para activar el “gran poder divino” contra los enemigos de Israel en el proceso de la liberación de la nación de manos de Egipto: “Jehová dijo a Moisés: Extiende tu mano hacia el cielo, para que haya tinieblas sobre la tierra de Egipto, tanto que cualquiera las palpe. Y extendió Moisés su mano hacia el cielo, y hubo densas tinieblas sobre toda la tierra de Egipto, por tres días. Ninguno vio a su prójimo, ni nadie se levantó de su lugar en tres días; mas todos los hijos de Israel tenían luz en sus habitaciones.” Éxodo 10:21-23 La verdad presentada en este capítulo se repite con Josué, sucesor de Moisés; milagro tras milagro sucede en la toma de Canaán, la Tierra Prometida a Israel. El gran líder de la nación fue entrenado por años al lado de Moisés para operar en la sobrenaturalidad de Jehová a favor de Su Pueblo. Amén. “Mas el asalariado, y que no es el pastor, de quien no son propias las ovejas, ve venir al lobo y deja las ovejas y huye, y el lobo arrebata las ovejas y las dispersa. Así que el asalariado huye, porque es asalariado, y no le importan las ovejas. Yo soy el buen pastor; y conozco mis ovejas, y las mías me conocen”. Josué 10:12-14 Muchos son los profetas a quienes Dios capacito para fluir en Su poder, entre ellos están: Elías, Eliseo, Gedeón, Pablo, Samuel, etc. La formación del “hombre de Dios” para fluir en lo sobrenatural y en el poder de Jehová; es la formación ministerial; lo demostrativo del Reino. Esta capacitación en Su Ministerio para operar en milagros, dones, manifestaciones y poder divino es la parte demostrativa del Reino de Dios. Por cuanto es necesario que el Reino sea demostrado, que el poder del que está sentado en el trono sea manifiesto, es que el Espíritu Santo capacita a hombres en la tierra para fluir en ese poder y así dejar evidencia o demostración con milagros del infinito poder del Reino de Dios. Lo Profético ineludiblemente es lo “demostrativo” del Reino y está íntimamente relacionado con el poder del Espíritu, con Sus dones, milagros, operaciones y manifestaciones sobrenaturales. Cuando el “hombre de Dios” fluye con el poder de Dios produce milagros y maravillas que demuestren el reino, significa que, él está capacitado en Lo Profético, en lo “demostrativo” de Dios. La “unción profética” del Espíritu está relacionada estrechamente con la activación del poder sobrenatural del Trono Celestial. Jehová prepara a Sus ungidos para que conozcan el poder de las palabras proféticas
en sus bocas, les muestra la potencia de Su provisión, de Su protección y la de Su resurrección. Cada hombre de Dios va siendo entrenado para caminar en Lo Profético y fluir en el poder divino a través de su obediencia y sumisión al Espíritu Santo. Lo inadmisible Por eso hoy al igual que ayer es inadmisible la idea de algunos “teólogos” que presentan a la Iglesia de Jesucristo como un organismo sin capacidad de obrar milagros y sin el ingrediente esencial de sobrenaturalidad que Dios le dio para hacer de Su Casa, un organismo vivo y capaz de demostrar con milagros y sanidades que pertenecen a un Reino Superior al de este mundo y que la faculta para destruir las obras del diablo con la autoridad a ella entregada por el Espíritu del Señor. No podemos aceptar como algunos pretenden que hoy no hay profetas en la Iglesia; éstos son y han sido esenciales para mantener activo el fluir de los milagros y del poder sobrenatural de Jehová en medio de Su Pueblo y a través de los siglos. El poder de Dios está íntimamente relacionado a los profetas y a la unción profética; el poder de Dios se relaciona estrecha e ineludiblemente a Lo Profético o demostrativo del Reino del Todopoderoso. Amén. El “padre mío” y el carácter del Reino Nadie es Apóstol sólo por una profecía; ésta tan sólo anuncia su llamado o su oficio futuro en el Reino de Dios. Un Apóstol surge de un proceso de formación de años. Su oficio demanda u trato interior profundo y muchas experiencias de intimidad con el Señor. Las responsabilidades del “oficio del Apóstol” requiere que a quien se le reconozca como tal, sea un ministro reconocido, con trayectoria y muchas huellas de su probada labor ministerial. Por eso lo Apostólico aunque está relacionado con lo “gubernamental y administrativo” del Reino, con “orden y autoridad divinos”, con ministerios u oficios, con ungidos, asignaciones, revelaciones o visiones específicas del Trono, no puede estar separado de la formación o maduración del carácter de los Apóstoles y del Pueblo de Dios. Por la envergadura de lo que significa el Fundamento Apostólico en la Iglesia, tanto los ministros del Señor, (Apóstoles u otros oficios) como la Iglesia en general, deben ser moldeados y madurados por el Espíritu Santo en su hombre interior y carácter para producir de nosotros, ministros equilibrados y maduros; esto es, “apostólicos”, capaces de operar en el poder profético de Dios con el balance necesario para traer edificación al Cuerpo de Cristo y a las Naciones con el ejercicio correcto de los dones y Ministerio asignado a cada uno por el Señor. El carácter de Cristo en nosotros es necesario Es de trascendental urgencia que todos los creyentes líderes de la Iglesia entendamos que es necesario que El Espíritu del Señor forme en nosotros el carácter de Jesucristo. Si no nos dejamos moldear internamente a Su imagen, el ejercicio del Ministerio inmaduramente puede perder el propósito para el que fue diseñado y puede convertirse más bien en perjudicial para las nuevas generaciones al mostrar un modelo de ministerio altivo, autoritario, abusivo, materialista y orgulloso. El Espíritu Santo tiene como gran meta en nosotros reproducir el carácter del Hijo de Dios para que ejerzamos el Ministerio y sus dones en el espíritu correcto con la misma actitud de humildad, amor y compasión que Jesús lo haría.
“...pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo,..” Hechos 1:8
Pablo le llama a esta maravillosa labor, “el fruto del Espíritu”; la manifestación exterior de Jesús y su carácter. ¡Aleluya!. “Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley. Pero los que son de Cristo han crucificado la carne con sus pasiones y deseos. Si vivimos por el Espíritu, andemos también por el Espíritu. No nos hagamos vanagloriosos, irritándonos unos a otros, envidiándonos unos a otros”. Gálatas 5:22-26 Lo Apostólico en la Iglesia no es sólo el poseer visión o estrategias del Reino; no implica sólo el tener poder y dones operando o cinco ministerios activos y orden divino; significa mucho más que eso, debe ser, además de lo señalado anteriormente, que la Iglesia ha madurado de la mano del Espíritu hasta obtener humildad, sumisión, balance, compasión, dulzura y amor para poder fluir en el Poder divino agradando a nuestro Padre Celestial. El fundamento de Apóstoles y Profetas El Apóstol Pablo nos enseña en el libro de los Efesios en el capítulo 2 que la Iglesia del Señor está siendo edificada por el Espíritu como una “casa espiritual”, cuyo fundamento ha sido opuesto por Apóstoles y Profetas. Desde mis puntos de vista, ese fundamento puesto no consiste sólo en los ministros de los primeros años de la Iglesia, sino que, además de todo ese excelente material hay: que añadir la activación constante del fluir del poder divino y sus milagros. También junto al constante operar del poder demostrativo del Reino, debemos entender que implica una permanente labor del Espíritu formando el carácter del Pueblo del Señor para producir un abundante fruto del Espíritu; según ya vimos, esto significa una maravillosa manifestación del carácter de Cristo en medio de Sus hijos y a través de Sus hijos. ¡Aleluya! El fundamento que ha sido puesto por Apóstoles y Profetas es lo Apostólico y lo Profético, esto es la formación del carácter maduro y la capacidad del fluir el poder divino; lo que hemos llamado, lo gubernamental y lo demostrativo del Reino de Dios. Amén. No debemos olvidar nunca que el ejercicio de la autoridad de Dios en nosotros para fluir en el poder divino equilibradamente (lo Gubernamental o Apostólico y Lo Demostrativo o Profético) debe resultar del aprender a ser “leones” viviendo primero como “corderos”. La autoridad debe emanar siempre de la humildad del espíritu y de la humillación constante ante el Trono de Dios.
Si queremos tener la autoridad del León de Judá y caminar en Su poder sobrenatural, debemos aprender primero a ser corderos. Poder y carácter, traen balance, lo Profético y lo Apostólico en la Iglesia y sus líderes, traen equilibrio, amor y edificación. Amén.
06 EDICIÓN 131 | Horeb la formación del líder PODER SIN CARÁCTER: PELIGRO POTENCIAL “Acab dio a Jezabel la nueva de todo lo que Elías había hecho, y de cómo había matado a espada a todos los profetas. Entonces envió Jezabel a Elías un mensajero, diciendo: Así me hagan los dioses, y aun me añadan, si mañana a estas horas yo no he puesto tu persona como la de uno de ellos. Viendo, pues, el peligro, se levantó y se fue para salvar su vida, y vino a Beerseba, que está en Judá, y dejó allí a su criado. Y él se fue por el desierto un día de camino, y vino y se sentó debajo de un enebro; y deseando morirse, dijo: Basta ya, oh Jehová, quítame la vida, pues no soy yo mejor que mis padres”. 1 Reyes 19:1-4 Uno de los peligros potenciales más grandes que existen en y contra la Iglesia y las naciones son los profetas, ministros o líderes sin carácter formado y humilde. La frase usada en el mundo secular, resultante de mirar a la misma historia; “el poder corrompe”, es lamentablemente aplicable en el mundo evangélico. Quizás el poder, no necesariamente corrompa a todo el que lo tiene, pero sí, puede desajustar a más de uno, haciendo brotar de su interior el orgullo, la altivez, la soberbia y la autocracia. Cuando se posee el poder sin balance ni control; se corre el riesgo de caer en el abuso del mismo y esto puede llevar a males peores como la deshonestidad financiera, sexual y administrativa; un error induce a otro error. Muchos hombres se vuelven extremadamente autoritarios, dictatoriales y muy ególatras cuando el poder queda en sus manos. En el caso de ministros y líderes cristianos, su mayor peligro es el ser usados por Dios con gran poder y milagros y no tener un carácter humilde, maduro y dócil a El, para darle sólo a Dios la gloria y no caer en la trampa de “endiosarse” y creerse el “artista principal” de la “película”; obra que Dios mismo escribió y que ya tiene a su protagonista principal debidamente escogido; él es Jesucristo. “No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad”. Mateo 7:21-23 Las Crónicas de los reyes de Judá e Israel nos relatan muchos casos, lamentables de gobernantes de esa nación que hicieron lo malo ante Jehová, abusando de su poder y corrompiendo su camino siguiendo a ídolos y no al Señor. Ellos transgredieron la Palabra de Dios, deshonraron a Sus sacerdotes y al Templo y vivieron perdidamente irritando a Jehová y atrayendo Su castigo para la nación. Los malos ejemplos de reyes cuyos caracteres son fueron moldeados por el Creador y que se corrompieron en las sillas de poder, son muchos. Mencionemos tan solo unos pocos: Saúl, Absalón, Jeroboam el que levantó la adoración falsa en Samaria; Acab el perseguidor de profetas, Ocozías el adorador de Baal, Joram hijo de Acab, y muchos otros más. Dios, Quien es un Dios de Plan, Diseño y Propósito, trabaja en Sus ungidos para darles Su poder y usarlos con grandes señales y prodigios pero, sabiendo lo peligroso que puede ser para Sus mismos hijos que fluyen en Su poder, el ser usados de manera tan poderosa, hace que Su Espíritu Santo forje en ellos un carácter manso y humilde, que pueda
mantenerse siempre agradecido y humillado ante Dios. El carácter bien formado y maduro es el antídoto contra la soberbia, el orgullo y la rebelión del corazón. Muchos hombres de Dios podrían confundirse al tener el poder y la autoridad circunstancial en Sus manos. Moisés en cierta ocasión, registra Éxodo 2, tuvo en sus manos poder y autoridad, pero aun no había sido formado por Jehová en su carácter. En su propia fuerza él quizo libertar a sus hermanos hebreos de los egipcios provocando más bien una terrible persecución contra el. Su inmadurez casi le cuesta la vida y puso en riesgo el plan del Señor. Al huir de Egipto, Jehová se encargó de tratar su vida en el desierto hasta moldear su carácter agresivo e impetuoso a un carácter dócil, manso y tierno, necesario para asumir con madurez el liderazgo y liberación de Israel del yugo esclavizador de Egipto. La formación de su carácter le otorgó la habilidad para luego fluir correctamente en el poder sobrenatural de los milagros de Dios para vencer a los egipcios y liberar su nación del Faraón. “En aquellos días sucedió que crecido ya Moisés, salió a sus hermanos, y los vio en sus duras tareas, y observó a un egipcio que golpeaba a uno de los hebreos, sus hermanos. Entonces miró a todas partes, y viendo que no parecía nadie, mató al egipcio y lo escondió en la arena. Al día siguiente salió y vio a dos hebreos que reñían; entonces dijo al que maltrataba al otro: ¿Por qué golpeas a tu prójimo? Y él respondió: ¿Quién te ha puesto a ti por príncipe y juez sobre nosotros? ¿Piensas matarme como mataste al egipcio? Entonces Moisés tuvo miedo, y dijo: Ciertamente esto ha sido descubierto. Oyendo Faraón acerca de este hecho, procuró matar a Moisés; pero Moisés huyó de delante de Faraón, y habitó en la tierra de Madián”. Éxodo 2:11-15 El pasaje anterior, nos muestra el trágico error de Moisés al inicio de su liderazgo (tenía 40 años) con Israel. El siguiente, con más de cuarenta años después, con un carácter maduro y humilde, nos muestra a Moisés usando su liderazgo y el poder de Dios en beneficio de Israel. “Y Jehová dijo a Moisés: Extiende tu mano sobre el mar, para que las aguas vuelvan sobre los egipcios, sobre sus carros, y sobre su caballería. Entonces Moisés extendió su mano sobre el mar, y cuando amanecía, el mar se volvió en toda su fuerza, y los egipcios al huir se encontraban con el mar; y Jehová derribó a los egipcios en medio del mar. Y volvieron las aguas, y cubrieron los carros y la caballería, y todo el ejército de Faraón que había entrado tras ellos en el mar; no quedó de ellos ni uno.Y los hijos de Israel fueron por en medio del mar, en seco, teniendo las aguas por muro a su derecha y a su izquierda. Así salvó Jehová aquel día a Israel de mano de los egipcios; e Israel vio a los egipcios muertos a la orilla del mar. Y vio Israel aquel grande hecho que Jehová ejecutó contra los egipcios; y el pueblo temió a Jehová, y creyeron a Jehová y a Moisés su siervo”. Éxodo 14:26-31 A través de la historia Dios habló de Moisés como un hombre excepcional en carácter y humildad. “Y aquel varón Moisés era muy manso, más que todos los hombres que había sobre la tierra”. Números 12:3 De este Moisés se escribió al final de sus días.
Apóstol Rony Chaves “Era Moisés de edad de ciento veinte años cuando murió; sus ojos nunca se oscurecieron, ni perdió su vigor. Y lloraron los hijos de Israel a Moisés en los campos de Moab treinta días; y así se cumplieron los días del lloro y del luto de Moisés. Y nunca más se levantó profeta en Israel como Moisés, a quien haya conocido Jehová cara a cara; nadie como él en todas las señales y prodigios que Jehová le envió a hacer en tierra de Egipto, a Faraón y a todos sus siervos y a toda su tierra, y en el gran poder y en los hechos grandiosos y terribles que Moisés hizo a la vista de todo Israel”. Deuteronomio 34:7,8,10-12 Las grandes victorias de Jehová a través de Moisés a favor de Israel fueron posibles porque el “hombre de Dios” le permitió a su Dios formar su carácter para ser el instrumento que Jehová podía usar para manifestar al mundo y a Su Pueblo, Su Poder, Su Autoridad y Su Gloria. ¡Amén! Elías: un ejemplo excelente La vida y ministerio de Elías son extraordinarios para ilustrarnos el tema de este libro y de este capítulo. El fue capacitado ministerialmente por Dios para enfrentar a Acab y a los falsos profetas de Baal y Asera (ochocientos cincuenta). El capítulo 17de 1 Reyes nos enseña parte del proceso formativo de Elías en los milagros y en la sobrenaturalidad. Cuando Dios lo mueve a enfrentar a Acab y a sus secuaces, el profeta está listo; en él fluye el poder divino. El enfrentamiento de profetas y dioses está relatado en el capítulo 18, Elías tiene con su Dios Jehová una contundente victoria contra sus enemigos. “Cuando llegó la hora de ofrecerse el holocausto, se acercó el profeta Elías y dijo: Jehová Dios de Abraham, de Isaac y de Israel, sea hoy manifiesto que tú eres Dios en Israel, y que yo soy tu siervo, y que por mandato tuyo he hecho todas estas cosas. Respóndeme, Jehová, respóndeme, para que conozca este pueblo que tú, oh Jehová, eres el Dios, y que tú vuelves a ti el corazón de ellos. Entonces cayó fuego de Jehová, y consumió el holocausto, la leña, las piedras y el polvo, y aun lamió el agua que estaba en la zanja. Viéndolo todo el pueblo, se postraron y dijeron: ¡Jehová es el Dios, Jehová es el Dios!Entonces Elías les dijo: Prended a los profetas de Baal, para que no escape ninguno. Y ellos los prendieron; y los llevó Elías al arroyo de Cisón, y allí los degolló”. 1 Reyes 18:36-40
Elías vivió momentos gloriosos bajo el “poder demostrativo de Jehová”, su ministerio estaba en la cúspide en aquellos instantes. Literalmente el poder divino estaba sobre él. “Y la mano de Jehová estuvo sobre Elías, el cual ciñó sus lomos, y corrió delante de Acab hasta llegar a Jezreel”. 1 Reyes 18:46 Mas lo impresionante de esta historia nos viene a partir del capítulo 19 cuando Jezabel, la reina pagana, ocultista y adoradora de Baal, ausente en la pelea de Elías con sus profetas,
se entera de lo sucedido y le envía sentencia de muerte al profeta. Sus palabras produjeron en Elías un efecto devastador, se llenó de miedo y grandes temores invadieron su ser. El “hombre de Dios” que horas antes había derrotado a cientos de profetas de Baal, ahora huye atemorizado hacia el desierto. Allí entra en una terrible depresión pidiéndole a Jehová que le quite la vida. El hombre del poder ahora evidencia carencias profundas en su carácter; se llena de duda, temor y desconfianza de la protección de su Dios. Jezabel, un espíritu más fuerte que el de Acab amenaza al “ungido de Jehová;” su potestad maligna no caerá sólo con poder o milagros, requiere carácter y autoridad madura para ser doblegado. Por eso Jehová envía su socorro a Elías y le permite caminar largo trecho hasta la Cueva, Su salón de clases. Allí Dios, le permite quejarse, le deja que afloren en él sus raíces de temor y duda, pero le enseña, le trata en su interior hasta hacerle comprender que Jehová no tiembla ante las amenazas del diablo. Le madura en medio de experiencias profundas: viento recio, incendio y terremoto; son vivencias demoledoras mas no para Dios, El está tranquilo ante las amenazas de Jezabel. El desea que su profeta lo entienda, El siempre está en control; El sigue siendo lo Máxima Autoridad y tiene bajo Su dominio a todo el poder del infierno. ¡Aleluya! Dios opera desde el silvo apacible y suave; y quiere enseñarle a Sus siervos que aunque arrecie el mar en tempestad o las circunstancias o las circunstancias y los vientos, nos sean contrarios, no debemos preocuparnos, la paz interior deberá ser nuestra guía. Amén. Elías vive su proceso, termina la Escuela del Profeta y sale de su cueva maduro, tranquilo y confiado de nuevo en Jehová. Ahora está más completo, su Ministerio entra a la plenitud y balance que sólo Dios da. El profeta está listo para multiplicarse en otros y ser el “padre ministerial” que la nueva generación de adoradores de Jehová necesita para emerger y ser activada. Elías ahora es el “padre mío” de los siete mil que no doblaron sus rodillas ante Baal. El siguiente pasaje nos ilustra cómo Jesús responde a la presión de las circunstancias, circunstancias aun de muerte, Su carácter maduro, controlado por el Padre y lleno de paz y confianza en Su Dios es lo que le hace accionar el poder divino y controlar la situación. Así Dios quiere que reaccionemos ante la vida, para esto nuestro carácter debe ser transformado y madurado por El. “Aquel día, cuando llegó la noche, les dijo: Pasemos al otro lado. Y despidiendo a la multitud, le tomaron como estaba, en la barca; y había también con él otras barcas. Pero se levantó una gran tempestad de viento, y echaba las olas en la barca, de tal manera que ya se anegaba. Y él estaba en la popa, durmiendo sobre un cabezal; y le despertaron, y le dijeron: Maestro, ¿no tienes cuidado que perecemos? Y levantándose, reprendió al viento, y dijo al mar: Calla, enmudece. Y cesó el viento, y se hizo grande bonanza. Y les dijo: ¿Por qué estáis así amedrentados? ¿Cómo no tenéis fe? Entonces temieron con gran temor, y se decían el uno al otro: ¿Quién es éste, que aun el viento y el mar le obedecen?” Marcos 4:35-41 Jesús es nuestro modelo y meta; el Padre trabaja en nosotros Sus siervos para producir Su carácter, sólo así podemos ser usados con Su poder infinito siendo una bendición para la Iglesia y no un peligro. Amén.
“Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza...” Gálatas 5:22,23
Horeb la formación del líder | EDICIÓN 131 Apóstol Rony Chaves “…pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra”. Hechos 1:8 Sobre La Unción se han dado muchas definiciones en el pasado y todas muy aceptables; por esta razón no quiero ser dogmático o extremista con mis siguientes conceptos; tan sólo quiero expresar algunas ideas que nos ayuden a entender mejor el tema central de este libro. Diferencia entre unción y poder Hace aproximadamente veintiún años escribí un libro sobre la unción; éste fue titulado, “La Unción Delegada”. Los conceptos allí emitidos son de vital importancia para “el líder apostólico” de hoy. La pregunta: ¿Qué es la unción?, fue ampliamente desarrollada en sus primeras veintidós páginas. Allí quedó definido con muchísima claridad que “unción” no es lo mismo que “poder”. La “unción” implica que se tiene “el poder”, pero quien tiene “el poder”, no necesariamente tiene “la unción”. Para entender a cabalidad “unción y poder” veamos algunos conceptos: -Dios es Quien unge, esto implica que El realiza un acto de selección y elección concreta para escoger a un hombre para una misión específica. -El ser humano elegido, hombre o mujer, es señalado por Dios, equipado y “frotado con Su aceite” (sellado, avalado y confirmado por Jehová). -El elegido o escogido se constituye en “ungido” por esta selección y señalamiento divinos y Dios le da su aval, empeña su firma o sello divino con él al llamarle. -El “ungido” viene a ser la persona escogida y señalada para una misión específica en la tierra. Su llamamiento obedece a una necesidad que Dios quiere suplir; él debe hacer exactamente lo que se le ordena; su unción depende de su obediencia absoluta. -La unción implica que el “escogido” ahora es separado y santificado por Dios para Su obra y Misión. -El “ungido” viene a ser “el autorizado” por el Cielo para la tarea asignada; para cumplir la misma, el es “sellado o investido del poder del Espíritu Santo”. -Dios mismo se encarga de Su “ungido”, éste es “señalado, equipado y activado en el poder de Dios” (frotado con Su aceite o ungido). -La unción está íntimamente relacionada con la palabra “autorizar”, de hecho, hemos señalado ya, que “un ungido” es uno que “es autorizado por Dios para una Misión”. -Autorizar es dar facultad o poder para hacer algo; autorizar implica delegar autoridad y poder; “ungido” por tanto, es un receptor de poder divino, poder que se le otorga con un propósito y función específica. El será responsable de usar el poder y la autoridad delegada a su vida y Ministerio para lograr la misión a él asignada por el Señor. -Autorizar es también delegar; en este caso, poder y autoridad. El término delegar implicantes acciones concretas: enviar (a un lugar y misión determinados), mandar (ordenar y gobernar absolutamente), y comisionar (para cumplir propósitos y funciones específicas. Estas tres acciones están implícitas. El ungimiento de un “enviado”, él es llamado y santificado por Dios para ir a un lugar determinado por el Cielo, a cumplir una misión ya determinada; el debe ser gobernado y dirigido sólo por el Espíritu Santo para sólo cumplir la encomienda divina. Su Ministerio es equipado, ataviado de dones y poder con la única finalidad de servir para cumplir a los propósitos y funciones asignados. El ser dirigido sólo por el Espíritu Santo no significa que el ungido puede ignorar el respecto que debe tener a sus autoridades delegadas por Dios en la tierra para él. -Desprendemos de todo lo anterior que “el ungido” recibe “poder” para cumplir una misión específica; para cumplir una comisión o gestión previamente determinada por el Padre Celestial. Obviamente la elección del ungido y su misión están relacionadas
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LA UNCIÓN Y EL PODER DE DIOS estrechamente con la Visión de Dios revelada por Su Palabra con Sus diseños a seguir y Su Plan a respetar como Arquitecto del Universo. En conclusión, el “ungido o escogido”, al ser llamado para la misión asignada, recibe poder del Espíritu; él debe usarlo equilibradamente y en el espíritu correcto para la edificación del Pueblo de Dios y de las naciones. -La unción implica recibir el poder de Dios, pero tener el poder no necesariamente significa estar bajo la unción del Espíritu Santo. -Quiero enfáticamente reiterar el concepto anterior. Si la unción implica ser escogido, llamado, santificado y ungido para una misión de Dios. Si ser ungido implica que el elegido es equipado, autorizado y empoderado (recibe poder) para la tarea asignada y que su equipamiento y poder debe sólo usarlo madura y sabiamente para cumplir los propósitos, diseños y planes divinos; un hombre podría salirse de la jurisdicción de la unción por hacer lo que le de la gana sin dejarse gobernar ni dirigir por Dios para alcanzar su misión o gestión específica. Un hombre puede comenzar su caminar en el Ministerio bajo la unción y el poder divinos rumbo al cumplimiento de su comisión divina, y torcer su senda, seducido por el poder y las diversas manifestaciones del Espíritu, y terminar su asignación fuera de la unción de Dios. -El caminará con el poder el tiempo que el Señor lo permita y terminará fuera de la Unción Divina, sin propósito en su Ministerio y lejos de su destino profético. Por eso es muy importante que la Iglesia sea enseñada en estas verdades porque es imperativo que se haga con claridad la diferencia entre la unción y el poder.
que la Biblia registra de cómo circunstancialmente Jehová usó una mula para exhortar a un profeta; ese poder manifiesto en el animal, no lo convirtió en un “ungido de Dios”. ¿Para qué es el poder? El libro de los Hechos de los Apóstoles nos responde claramente a esta interrogante. En el Capítulo 1, el Señor define prioritariamente para qué es que el Espíritu Santo es enviado a los creyentes para bautizarlos y dotarlos de su poder: para Ser testigos del Reino de Dios de Su poder infinito en Jerusalén, en Judea, en Samaria y hasta lo último de la tierra. El poder de Dios nos es dado para ser testigos del amor de Dios y de la Resurrección de Jesús y de Su victoria sobre satanás. El poder Dios fluyendo en y por el creyente desata los milagros y los prodigios necesarios para mostrar al mundo el Reino de los Cielos y su extraordinario poder. Jesús, sabiendo que los primeros creyentes serían llenos del Espíritu, y que con esta llenura les sería dado poder para testificar, indicó que habrían señales que les seguirían al predicar el Evangelio: “Y estas señales seguirán a los que creen: En mi nombre echarán fuera demonios; hablarán nuevas lenguas; tomarán en las manos serpientes, y si bebieren cosa mortífera, no les hará daño; sobre los enfermos pondrán sus manos, y sanarán”. Marcos 16:17,18
-Recordemos una vez más que, la unción implica tener el poder, pero tener el poder no necesariamente implica mantenerse en la unción de Dios. El peligro de confundir el poder con la unción La mayoría de creyentes, y aun de ministros del Cuerpo de Cristo cometen el trágico error de confundir el poder con la unción. Y más preocupante es todavía que confundir cierta manifestación del poder con la unción de Dios. La unción del Espíritu Santo es como la energía eléctrica, no es el poder pero genera el poder. La energía eléctrica es tomada a través de cables de diferente grosor y para operar bajo diferentes voltajes (110, 220, etc). Esta energía plena es reducida según la necesidad y programa para hacerla funcional; al entrar en diversos equipos electrodomésticos genera poder o potencia de funcionamiento que activa cada aparato. La unción de Dios es plena, total, es inmensa, pero es transformado para ser pasada a receptores de menor capacidad, estos son los ungidos, esta unción o energía, genera poder para activar dones, milagros y prodigios. El poder que activa los milagros se hace visible o se manifiesta con esas señales, pero el poder no es toda la unción; sólo es una evidencia de la misma. Así como la energía eléctrica en una casa puede ser transformada en poder para activar o hacer funcionar una radio, la cocina, la luz, la televisión o una computadora, etc; la unción en la Casa de Dios nos es dada para manifestar de manera multiforme el poder y la sabiduría de Dios. Hay diferentes manifestaciones del poder de Dios y Su unción activa ese poder diversificado. El gran peligro de todos nosotros es confundir el poder y sus manifestaciones con la unción. Muchos hombres de Dios son usados con gran poder; curiosamente la gente dice de él: “Que hombre más ungido”. El ser usado con poder no necesariamente significa que el instrumento humano cumple los requisitos del Señor para ser su “ungido” o “autorizado”. Esta misma expresión se usa mucho cuando el que predica lo hace muy emotivamente y con gran fuerza. La gente confunde la unción con la forma en que se predica. Lo peligroso de todo esto, y por lo cuál escribo este capítulo, es porque al prevalecer tanta confusión e ignorancia en la Iglesia, muchos caen esclavizados por hombres y mujeres que fueron usados por Dios con poder y se apartaron de la visión divina, ensoberbeciéndose y volviéndose autócratas y dictatoriales. Ellos usan las señales y el poder con que Dios les usó para engañar a la gente sencilla que no sabe hacer la diferencia entre la unción y las señales del poder de Dios. Recordemos
La función del poder en el creyente esta bien específica en la Biblia: - Para echar fuera demonios. - Para hablar nuevas lenguas y activar la llenura del Espíritu en otros. - Para fluir en dones espirituales y activarlos en otros. -Para protección del creyente (cobertura contra el ataque de satán). - Para sanar a los enfermos. - Para producir milagros en nombre de Jesús. - Para demostrar la autoridad del Reino. Dios mismo, se encargará de producir las señales de su poder cuando Sus siervos predican Su Palabra: “Y ellos, saliendo, predicaron en todas partes, ayudándoles el Señor y confirmando la palabra con las señales que la seguían”. Amén. Marcos 16:20 El poder del Espíritu en el creyente provoca que ocurran milagros que asombran a aquellos que son testigos de esas maravillas: “Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos”.Hechos 4:12 Cuando caminas bajo la unción de Dios, trabajando para que la Visión de Dios se cumpla y obedeciendo en todo al Padre, entonces, el poder de Dios producirá los milagros que son necesarios para que cumplas la misión que El te dio. La unción garantiza el poder en acción. ¿Para qué es la unción? Recomiendo al lector dos de mis libros escritos recientemente, “Deja correr el Río de Dios” y La Unción del Enviado”, en ese material abordo extensamente el tema de la Unción del Espíritu Santo y sus propósitos, funciones y metas con el creyente y la Iglesia de Jesucristo. En este capítulo solo tocaremos el tema lo necesario para dar respuesta a la pregunta formulada en este subtítulo: ¿para qué es la unción?.
“Y el yugo se pudrirá a causa de la unción....” Isaías 10:27
El profeta Isaías nos da una extensa profecía sobre La Unción del Espíritu y el Mesías o Enviado del Padre en el capítulo 61 y 62 de su libro cientos de años antes de su venida a la tierra. Jesús, como Dios encarnado y Enviado del Padre, utilizó dicha profecía en la sinagoga de Nazareth según registra Lucas 4:16-30, al hacer el anuncio de que El era el Mesías esperado por Israel y enviado a cumplir Las Escrituras Divinas. Jesús, haciendo uso de Su derecho como varón en la sinagoga, se levantó a leer el libro del profeta Isaías en el capítulo 61. Una vez leído el pasaje concerniente al Mesías y a la Unción del Espíritu sobre El, enrolló el libro, lo dio al ministro y les dijo con gran autoridad: “Hoy se ha cumplido esta escritura delante de vosotros”. (Lucas 4:21). Esta expresión sacudió el lugar y a la gente; esto sólo lo podía declarar y cumplir el Mesías Prometido o Apóstol o Enviado del Padre. La Unción del Espíritu, a la que yo llamo La Unción Apostólica del Espíritu Santo o unción del Enviado estaba sobre El. Esta “Unción” le fue dada con propósitos específicos y es dada hoy a la Iglesia para desarrollarla apostólicamente mediante un proceso de transformación interior hasta convertirla en la Novia de Cristo. La Unción nos es dada no sólo para fluir en el poder de Dios, sino para operar en nuestro carácter y personalidad para hacernos la Novia madura y santa del Hijo de Dios Viviente. La Unción se mantiene en nosotros mientras caminemos en la voluntad del Padre y haciendo lo que El nos comisionó obedientemente. La unción nos trae el poder de Dios pero algunas cosas más con la misma. La Unción del Espíritu es para: -Predicar el Evangelio. -Vendar a los quebrantados de corazón. -Publicar libertad a los cautivos. -Abrir la prisión de los encarcelados. -Proclamar el Año de Jubileo espiritual de Jehová. -Ordenar el levantamiento de los afligidos de Sión y su investidura de gloria, gozo y alegría. -Transformar a los angustiados. -Reedificar ciudades, naciones y generaciones. -Activar prosperidad. -Ministrar a Jehová (adorar). -Activar la gloria de Dios y la honra sobre Su Pueblo. -Establecer descendencia para el Altísimo (linaje). -Establecer la justicia de Dios en y para Su Casa. -Sanar a Su Pueblo. -Restaurara el Remanente de Dios. -Profetizar sobre Su Nación Santa. -Establecer Alabanza entre las naciones. -Decretar nuevas cosas sobre el Pueblo de Dios. -Activar el poder creativo y transformador de Jehová. -Hacer de Su Pueblo Su Novia La Unción es más que poder; estar ungido implica mucho más que fluir en el poder y los milagros; estos son sólo parte del paquete que viene por la Unción. La Unción de Dios y su entendimiento es lo que le da dirección correcta al poder que se nos da. La Unción direcciona los dones y nos hace ministrar el poder de Dios con objetivos divinos precisos y para los propósitos del Reino, no para fines personalistas o elitistas. El poder nos sirve como señal o evidencia de la Unción; pero no es la Unción, sólo es parte de ésta. La Unción direcciona adecuadamente el poder y la autoridad de Dios, haciendo que éstos cumplan los propósitos para los que fueron dados al “ungido”. Veamos un lindo ejemplo simbólico de lo anterior: “Y le dijo Eliseo: Toma un arco y unas saetas. Tomó él entonces un arco y unas saetas. Luego dijo Eliseo al rey de Israel: Pon tu mano sobre el arco. Y puso él su mano sobre el arco. Entonces puso Eliseo sus manos sobre las manos del rey, y dijo: Abre la ventana que da al oriente. Y cuando él la abrió, dijo Eliseo: Tira. Y tirando él, dijo Eliseo: Saeta de salvación de Jehová, y saeta de salvación contra Siria; porque herirás a los sirios en Afec hasta consumirlos”. 2 Reyes 13:15-17 En este caso particular, Eliseo es quién tiene la unción y representa la Unción de Dios, el rey Joás es quien tiene el poder y la autoridad y representa el poder. La Unción es lo que le da dirección al poder para que tengamos los resultados esperados por el Cielo y se establezcan en la tierra los diseños del Señor. Amén.
08 EDICIÓN 131 | Horeb la formación del líder EL PODER Y LA UNCIÓN: ACTIVACIÓN E IMPARTICIÓN
Apóstol Rony Chaves
“Aconteció un día, que él estaba enseñando, y estaban sentados los fariseos y doctores de la ley, los cuales habían venido de todas las aldeas de Galilea, y de Judea y Jerusalén; y el poder del Señor estaba con él para sanar”. Lucas 5:17
un hombre a otro, pues aunque los varones que estaban en el Tabernáculo tuvieron esta experiencia de impartición espiritual, sólo eran sesenta y ocho. Dos quedaron en el campamento y hasta allí les llegó la unción y el poder del Señor.
“Tomando entonces Elías su manto, lo dobló, y golpeó las aguas, las cuales se apartaron a uno y a otro lado, y pasaron ambos por lo seco. Cuando habían pasado, Elías dijo a Eliseo: Pide lo que quieras que haga por ti, antes que yo sea quitado de ti. Y dijo Eliseo: Te ruego que una doble porción de tu espíritu sea sobre mí. El le dijo: Cosa difícil has pedido. Si me vieres cuando fuere quitado de ti, te será hecho así; mas si no, no”. 2 Reyes 2:810
“Y habían quedado en el campamento dos varones, llamados el uno Eldad y el otro Medad, sobre los cuales también reposó el espíritu; estaban éstos entre los inscritos, pero no habían venido al tabernáculo; y profetizaron en el campamento”. Números 11:26
A lo largo de mis treinta y tres años de servirle a Dios como predicador he visto a muchos consiervos equivocarse y confundir gravemente el hecho de ser usados con poder. Ellos creen que el moverse en el poder sanador y de milagros del Señor les da la autorización para actuar ante pastores y creyentes con grandes exigencias económicas, materiales y de toda índole. El ser usados con poder no nos da un pasaporte para el orgullo, la altivez y la prepotencia. Tristemente, la misma gente de Dios, por respeto a ese poder fluyente de Dios y por temor a desagradar y ofender al hombre de Dios, cumplen sus caprichos y hasta se dejan maltratar creyendo que hacen bien porque así le están sirviendo al siervo del Señor. Lamentablemente, sólo han cedido a las malacrianzas, a la mala educación y a los abusos de aquellos que aunque han sido llamados por Dios al Ministerio, no han sido aun tratados internamente para bien por el Espíritu Santo. Ellos son “ministros poderosos y usados por Jehová” pero inmaduros en su carácter y desequilibrados en su personalidad. Como decía mi madre, doña Elvira, “confunden la gordura con la hinchazón”, confunden poder con unción, aun falta el proceso formativo interior que los faculte para usar correcta y humildemente el poder. Algo más sobre la “Unción de Dios” No quisiera ser dogmático e intransigente con este tema, pero sí vehemente: Tener la Unción implica tener el poder; pero tener el poder no garantiza necesariamente tener la Unción y Caminar en ésta. En el Antiguo Testamento, el Señor nos muestra a través de los principios rectores en la Ley sobre sacrificios y ofrendas, que la grosura acumulada por el animal era de lo importante, valioso y simbólico. Esta grosura (Levítico 3:16), representa la unción, la cual se va acumulando a lo largo de la vida. La unción se acumula por lo que se vive, la unción nos viene al conquistar áreas de nuestra vida y del Ministerio al aplicar o vivir la Palabra de fe que predicamos. La Unción no viene por lo que sabemos sino por lo que vivimos. Vivir lo que predicamos es lo que realmente nos da autoridad en esa área de la vida (finanzas, familia, fe, etc) y nos autoriza en ese campo para ayudar a otros en necesidad en aquello donde ya nosotros tuvimos la conquista. No es lo mismo poder que autoridad. Dios nos da el poder para obrar milagros en Su Nombre y nos da una autoridad inicial en el llamado, pero la autoridad a lo largo del Ministerio emana de lo que conquistamos al aplicar y vivir los principios de la Palabra. A veces los creyentes en Cristo Jesús, no saben hacer diferencia entre poder y autoridad y entre poder y unción, pero el diablo sí conoce la diferencia y tiembla ante ministros que verdaderamente tienen la Autoridad de Dios y caminan en la Unción del Espíritu. Quisiera usar una figura para que al imaginarla tengamos una explicación sencilla y práctica de las verdades expuestas anteriormente. La Biblia
nos presenta al ser humano como un ser trino: alma, cuerpo y espíritu. El cuerpo viene a ser como su estuche, donde vive un alma y su espíritu. El alma es su mente, el asiento de sus emociones y voluntad. Su espíritu es la parte inmaterial donde radica su conciencia, su intuición y el conocimiento de Dios. Si el espíritu está muerto por el pecado, ese hombre tendrá vida materiales, un alma viviendo en un cuerpo sin vida espiritual. Al no tener su espíritu regenerado por la Palabra y el Espíritu, él no apreciará ni entenderá las cosas de Dios; es un ser totalmente natural. El no es salvo no ha sido lavado por la sangre de Jesús y por lo tanto, es sólo una criatura del Señor, no Su hijo. Para tener vida espiritual necesita “nacer de nuevo” y hacer de Jesús su Señor y Salvador. Este hombre no es aun Pueblo de Dios, no es templo del Espíritu y Él no mora en él. Es como una vasija de barro o vaso de vidrio con tan sólo un poquito de agua en el fondo de la misma. A este poco de agua le llamaremos su espíritu o su vida espiritual. Imaginemos al hombre entonces, como un vaso de vidrio transparente con un poquito de agua en el fondo, ésta, es su espíritu; no hay nada en él del Espíritu Santo todavía. Cuando este ser humano oye el Evangelio, cree en la Palabra y le entrega su vida a Jesús, reconociéndole como Señor y Salvador, el espíritu Santo le hace nacer otra vez y por la Palabra, regenera su espíritu y le resucita internamente. Ese individuo viene a ser ahora Hijo de Dios, parte de Su Pueblo y templo del Espíritu Santo. Dios mismo por Su Espíritu viene a ser morada en él, ahora tiene la misma vida de Dios y Su gloriosa naturaleza. El será perfeccionado y transformado a la imagen de Jesús como hijo de Dios, la vida del Espíritu le será impartida y su propia vida será vivida ahora de manera distinta ahora a la del hombre natural de nuestra imagen anterior. El hombre que ha revivido espiritualmente se conecta con la realidad espiritual de Jehová, su conciencia se despierta y comienza a ser entendido en los caminos del Señor. Este hombre es como un vaso de vidrio transparente que tiene un poquito de agua en el fondo; sólo que, ahora le añaden otra sustancia color rojo, ese es el Espíritu de Vida de Dios. Esta nueva sustancia a cambiado el color del agua en el vaso al mezclarse. A lo largo de la vida de ese hombre, se acumulará en el vaso más agua o más sustancia roja, según el decida vivir. Si es un creyente carnal y poco adorador del Señor, desobediente y alejado de la visión y de la voluntad del Padre, sólo agua y más agua se añadirá a su vaso. Mas si a lo largo de su vida vive para Dios, se apega a cumplir Su visión y Su voluntad, convirtiéndose en un correcto adorador, más vida del Espíritu se añadirá a su vaso, más sustancia roja le será añadida. Al final del camino, tendremos dos hombres diferentes; uno, con un vaso interior lleno de agua corriente, muy natural y poco espiritual; si el compartiera de esa agua a otros mortales, casi nada de Dios podría impartir, más si muchísimo de su
naturalidad; lo cual no edificará gran cosa a quién la reciba. Ese es su nivel de unción esa es la vida del Espíritu que podrá dejar como legado a los demás (prácticamente nada). El otro hombre, el espiritual, el que caminó toda su vida haciendo la voluntad de Dios y honrando al Padre, está lleno de agua roja; y con una ínfima parte de su propia agua natural; su nivel de vida del Espíritu es muy, pero muy alta. El agua rija; representa la vida del Espíritu en él, es también su nivel verdadero de la unción de Dios. Aleluya. Desde el principio de su caminar con el Señor, al nacer de nuevo, le impartieron una medida de fe, visión y poder para que cumpliera su llamado. Caminó su vida ministerial testificando del poder del Reino de Dios, haciendo prodigios y milagros en Su Nombre, pero no se quedó allí, siguió viviendo bajo una dependencia absoluta del Espíritu Santo y acumuló de El mucho mas que el poder divino. El fue templo del Espíritu, absorbió de El Su Vida, la Vida de Dios, Su carácter, Su revelación, Su ciencia y Su sabiduría. Desde luego que también creció en las manifestaciones del poder sobrenatural del Señor, pero sobre todo creció en amor, humildad, mansedumbre y personalidad o carácter maduro y balanceado. En medio y al final del camino, este hombre podría darle del “agua roja” de su “vaso interior” a las “nuevas generaciones”, impartiéndoles no sólo poder, sino la vida misma del Espíritu Santo que Dios depositó en su espíritu por vivir para Jehová con pasión y por vivir haciendo Su voluntad. Este hombre verdaderamente caminó bajo la Unción de Dios y podría ser un maravilloso instrumento en las manos del Espíritu para impartir esa “unción o vida” a otros hombres que amen al Señor: “Entonces Jehová dijo a Moisés: Reúneme setenta varones de los ancianos de Israel, que tú sabes que son ancianos del pueblo y sus principales; y tráelos a la puerta del tabernáculo de reunión, y esperen allí contigo. Y yo descenderé y hablaré allí contigo, y tomaré del espíritu que está en ti, y pondré en ellos; y llevarán contigo la carga del pueblo, y no la llevarás tú solo.” Números 11:16,17 Cuando Dios quiere marcar a una nueva generación de líderes usualmente utiliza un instrumento humano que fluya no sólo en el poder del Espíritu, pero también en Su unción, no solo para activar su potencial espiritual con poder, sino para impartirle la vida del Espíritu o unción conquistada; esta transformar la vida del nuevo líder y ayudará a madurar su carácter. “Entonces Jehová descendió en la nube, y le habló; y tomó del espíritu que estaba en él, y lo puso en los setenta varones ancianos; y cuando posó sobre ellos el espíritu, profetizaron, y no cesaron”. Números 11:25 Es bien curioso y poderoso el mecanismo que Dios emplea para entregar Su Unción de
Es muy interesante que el texto enseña que Josué, el ayudante de Moisés, se enteró de lo sucedido en el campamento y se lo comunicó a su líder con la idea de impedir a Eldad y Medad el profetizar. La respuesta de Moisés nos refuerza el hecho de que lo que Dios impartió a los setenta ancianos fue la vida del Espíritu de Dios, es decir, la unción conquistada por el “hombre de Dios”. “Y Moisés le respondió: ¿Tienes tú celos por mí? Ojalá todo el pueblo de Jehová fuese profeta, y que Jehová pusiera su espíritu sobre ellos”. Números 11:29 Impartiendo vida y poder Al inicio de este escrito abordé dos conceptos bíblicos medulares para entender el tema central de este libro: “el carro de Israel” y el “padre mío” de nuevas generaciones. En cado uno de estos conceptos dejé claramente definido el propósito de Dios con un líder en formación; en el primero, el trabajo del Espíritu es hacer de Su líder un instrumento humano fluyente en Su poder de milagros y sobrenaturalidad. Con el “carro de Israel” se definen además de los propósitos formativos de Dios con Sus líderes, la etapa ministerial en que se encuentran y lo que podríamos esperar de su Ministerio para entregar al Pueblo de Dios. En el segundo caso, el “padre mío generacional”, afirmamos que este concepto bíblico nos muestra que el gran propósito del Espíritu de Dios con sus líderes es formar su carácter para hacer de cada uno, líderes con personalidad equilibrada y carácter humilde, capaz de ser obedientes en todo lo que Dios el Padre nos demande para hacer Su voluntad a plenitud y así ser excelentes colaboradores en la extensión del Reino. La expresión “padre mío”, aplicada aun hombre por Dios también denota la etapa de formación del Espíritu en que se encuentra y define que podemos esperar que ministre al Pueblo desde Su Ministerio. Unos, ministrarán poder y poca vida, pues están en la etapa de formación ministerial como “carro de Israel” y no han entrado en la Fase formativa y profunda de Su carácter. Por eso es que muchas veces nos asombra que hombres usados con gran poder en púlpitos y plataformas por Jesús, luego al terminar las reuniones, evidencian mucho orgullo, materialismo, y muy poca humildad y madurez espiritual. Es sorprendente encontrar hombres de Dios recién usados por el Señor obrando milagros y que se comporten tan groseros, soberbios y poco compasivos con la gente después de finalizar las reuniones de salvación y milagros. Ellos son como “carros de fuego”, fluyen en el poder de Dios, pero aún les falta el trato divino en su carácter que les hará ser tan amorosos, compasivos y humildes como Jesús. Sólo así, cumplirán efectivamente sus Ministerios. Otros “hombres de Dios”, los maduros y formados en el Escuela del Espíritu para ser “padres ministeriales” ministrarán al Cuerpo de Cristo, no sólo el Poder, pero sobretodo la unción; es decir la Vida del Espíritu depositada en ellos por Jehová el Señor. Unos hombres de Dios impartirán “vida y poder del Espíritu”; otros, tan sólo ministrarán el poder. Esto último, la Iglesia debe entenderlo bien.
“Entonces, habiendo ayunado y orado, les impusieron las manos y los despidieron.” Hechos 1:3
Horeb la formación del líder | EDICIÓN 131 Activando “el poder”: Impartiendo “la vida” A partir del año 200, el Señor me comisionó ir por las Naciones “activando proféticamente” al Pueblo del Señor. En estos diez años mas de setecientas ciudades de América, África, Asia y Europa fueron visitadas por nuestro Ministerio desatando el “poder profético” sobre miles y miles de líderes y ministros de Jesús en los “recorridos o rallys proféticos” denominados “Gira Profética Espíritu Santo enciende la llama”. Como “profeta y carro de fuego” formado por Dios en ese oficio por años mi deber era activar el poder de Dios en la gente; es decir, activar la “unción profética” el potencial de poder depositado por Jehová en cada líder y ministro. El poder activó el poder; el “poder divino” en el profeta o “carro de Israel”, activa dones y operaciones del poder de Dios en los hijos de Dios. Mucha gente tiene en su espíritu al recibir a Jesús como Señor y Salvador, un potencial de poder operacional del Espíritu que muchas veces permanece inactivo y del cual la mayoría no es conciente hasta que aparece un “carro de fuego” y ministra el poder de Dios y activa ese potencial. La gente cobra conciencia de su llamado, entra en una poderosa actividad ministerial, comienza a ver dones del Espíritu operando en su ministerio y diversas manifestaciones son evidentes. El “poder profético” activó su potencial. Semanas después, los testimonios son numerosos de cómo cientos de hijos de Dios están fluyendo en el poder de Dios haciendo en el nombre de Jesús, grandes prodigios y milagros. El “poder profético” activó el poder y los dones. Amén. “Mientras aún hablaba Pedro estas palabras, el Espíritu Santo cayó sobre todos los que oían el discurso. Y los fieles de la circuncisión que habían venido con Pedro se quedaron atónitos de que también sobre los gentiles se derramase el don del Espíritu Santo. Porque los oían que hablaban en lenguas, y que magnificaban a Dios”. Hechos 10:44-46 Esos miles de creyentes en Cristo Jesús que fueron activados con el poder profético fluyente de un “carro de fuego” o “Ministerio Profético”, requerirán de la formación de su carácter y personalidad para que el ser usados poderosamente por Jehová, ésto nos les haga daño por su inmadurez. Ellos necesitarán más que la “activación”, ellos necesitarán la “impartición de la vida o unción del Espíritu” a través de un “verdadero padre ministerial”, que ha sido formado por Dios para impartir vida, unción y sabiduría del
Cielo. ¡Aleluya! “Y Josué hijo de Nun fue lleno del espíritu de sabiduría, porque Moisés había puesto sus manos sobre él; y los hijos de Israel le obedecieron, e hicieron como Jehová mandó a Moisés”. Deuteronomio 34:9 Algunos activarán el poder y la llenura del Espíritu Santo en muchos creyentes según la etapa formativa en que se encuentran, otros, además de esto, ministrarán la unción y la vida del Espíritu. “Y habiéndoles impuesto Pablo las manos, vino sobre ellos el Espíritu Santo; y hablaban en lenguas, y profetizaban. Eran por todos unos doce hombres”. Hechos 19:6-7 La “activación” del potencial en el hijo de Dios viene cuando el “carro de fuego”, llámese profeta, pastor o evangelista fluye el poder de Dios depositado en su interior. Esta “activación” literalmente provoca reacciones inmediatas y decisiones trascendentes. La activación podemos verla figurativamente como cuando un electrodoméstico diseñado con una función específica está inactivo, al conectarlo a la corriente eléctrica disponible, entra en acción y funciona para aquello para lo que fue creado. “La Activación” ilumina tu propósito de existir ministerialmente y te concientiza de tu llamado divino. “La Activación” te pone en la senda de tu destino profético en Dios. La Activación te ubica y despierta en ti la pasión por seguir a Dios; te pone el hambre por Su Presencia que te llevará a la siguiente fase del Ministerio, la formación del carácter. “Partiendo él de allí, halló a Eliseo hijo de Safat, que araba con doce yuntas delante de sí, y él tenía la última. Y pasando Elías por delante de él, echó sobre él su manto. Entonces dejando él los bueyes, vino corriendo en pos de Elías, y dijo: Te ruego que me dejes besar a mi padre y a mi madre, y luego te seguiré. Y él le dijo: Ve, vuelve; ¿qué te he hecho yo? Y se volvió, y tomó un par de bueyes y los mató, y con el arado de los bueyes coció la carne, y la dio al pueblo para que comiesen. Después se levantó y fue tras Elías, y le servía”. 1 Reyes 19:19-21 Para la formación de tu carácter en el Ministerio necesitarás más que una activación o varias en el poder del Espíritu, necesitarás una “Impartición”, sí querido lector, necesitarás tú, y los demás, “ impartición de vida del Espíritu o Unción conquistada”. Para que esta impartición se dé, necesitarás; y todos necesitaremos, la ministración de “padres, maduros”, quienes no teniendo celos de los nuevos ministros emergentes, vean en el proceso de la
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Impartición de la unción de Dios en sus vidas, la oportunidad y privilegio divino de entregar el “legado de unción” otorgado a ellos por Jehová por los años de servirle a El con fidelidad. Hay entonces, una gran diferencia entre “Activación” e “Impartición”. “La Activación” despierta “el potencial de poder” en el creyente, “la Impartición” le otorga la vida y unción del Espíritu, necesaria para su transformación y madurez. Amén. “Y aconteció que yendo ellos y hablando, he aquí un carro de fuego con caballos de fuego apartó a los dos; y Elías subió al cielo en un torbellino. Viéndolo Eliseo, clamaba: ¡Padre mío, padre mío, carro de Israel y su gente de a caballo! Y nunca más le vio; y tomando sus vestidos, los rompió en dos partes. Alzó luego el manto de Elías que se le había caído, y volvió, y se paró a la orilla del Jordán. Y tomando el manto de Elías que se le había caído, golpeó las aguas, y dijo: ¿Dónde está Jehová, el Dios de Elías? Y así que hubo golpeado del mismo modo las aguas, se apartaron a uno y a otro lado, y pasó Eliseo. Viéndole los hijos de los profetas que estaban en Jericó al otro lado, dijeron: El espíritu de Elías reposó sobre Eliseo. Y vinieron a recibirle, y se postraron delante de él”. 2 Reyes 2:11-15 Ante las impresionantes y últimas palabras de Elías a su “hijo ministerial” Eliseo: “Pídeme lo que quieras que haga por ti”, su discípulo expresó lo que había anhelado por años ¡él no sólo quería caminar en el poder de los milagros, no, Eliseo quería además, el todo, lo conquistado por Elías en sus años de servicio y comunión con Dios. Eliseo quería la vida y unción del espíritu profético depositado por Jehová en su “padre Elías”. El pidió: “Quiero que una doble porción del espíritu profético (madurado) que está en ti sea sobre mí. Elías dijo: Cosa difícil has pedido, más si Jehová te concede verme cuando soy levantado de ti, así será”. Eliseo además del poder quería la “sustancia divina” necesaria para forjar su carácter y hacerla él en el futuro el “padre mío” de otras generaciones. Amén. “Estaba Eliseo enfermo de la enfermedad de que murió. Y descendió a él Joás rey de Israel, y llorando delante de él, dijo: ¡Padre mío, padre mío, carro de Israel y su gente de a caballo!” 2 Reyes 13:14
¡Señor, activa hoy a tus “padres” para que la Iglesia reciba la “impartición” “de la vida y unción del Espíritu”! ¡Amén!
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Agenda de ORACIÓN En aquel tiempo los sordos oirán las palabras del libro, y los ojos de los ciegos verán en medio de la oscuridad y de las tinieblas. Isaías 29:18 -Pedir perdón por los pecados de la nación y de sus gobernantes: idolatría, fornicación, adulterio, desviaciones sexuales, violencia, homicidios, suicidios, narcotráfico, corrupción, robo, injusticias, hechicería, y todo tipo de males y será sanada nuestra tierra” según 2 Crónicas 7.14. Decretamos que las aguas del Espíritu limpian la nación de toda inmundicia, sanándola, libertándola de toda esclavitud y ligadura. -Por los tres Poderes de la República: Poder Ejecutivo, Legislativo y Judicial. Atar espíritus de control, manipulación, corrupción, hechicería, etc Decretamos el gobierno y señorío de Jesús en las autoridades para legislar en la voluntad perfecta de Dios. -Por el Presidente de la República en su intención en aprobar la norma técnica del aborto terapéutico vía decreto. Desatar temor de Dios sobre él, desatar confusión en el reino de las tinieblas para que no sea gestada, que todo mal consejo no prevalezca. t-Por el rompimiento de Alianzas entre organismos internacionales y el gobierno que generan recursos financieros, para adoctrinar las nuevas generaciones en la ideología de género, por medio de los Centros Educativos, a través de publicidad cibernética y televisiva, etc. Atar espíritus de mentira, engaño, falsedad, distorsión de la verdad, espíritu de Sodoma y Gomorra, control. -Por el Ministerio de Educación Pública y los Programas Educativos a implementarse en el 2020. Por sabiduría de Dios, que prevalezca la buena enseñanza. Derribar todo argumento e idea basada en la ideología de genero y en el libertinaje. -Por las finanzas públicas, contra toda corrupción, manipulación y robo en el gobierno central, Ministerio de Hacienda y el de Economía, que sea dado a luz todo engaño que pretende menoscabar la verdad en el nuevo sistema fiscal de recaudación, les sea impedido en altos mandos el acceso directo a la riqueza. -Por el Desempeño de la ONU a partir del 1 de Enero del 2020: Venezuela y Brasil representarán a América Latina y el Caribe ante el Consejo de Derechos Humanos. Orar contra ideologías de izquierda, derribar fortalezas mentales, atar espíritus jesabelicos y de anticristo. Orar contra el avance de ideologías comunistas activadas desde Cuba hacia América Latina. -Por las Familias costarricenses, por su salvación y liberación. Decretamos rota toda atadura y ligadura que los tienen atados al pecado, proclamamos que sus ojos se abren para el conocimiento del Dios Vivo. -Contra el espíritu de suicidio que está operando en mujeres y hombres jóvenes, atar espíritus de muerte, mentira, engaño, desesperanza en este fin de año. Desatar el amor de Dios sobre ellos, decretando el rompimiento de todo yugo infernal. -Desatar protección sobre la niñez y juventud en época de fin de año y vacaciones. Atar y echar fuera espíritus de agresión, abuso, homosexualismo, incesto, limpiar a la niñez de toda contaminación en áreas sexuales. Orar contra enfermedades, accidentes, y todo tipo de mal. Decretamos que la Sangre de Jesús es Su protección, el fuego de Dios quema todo diseño infernal, y se establece el diseño de Dios sobre ellos. -Contra toda ola de violencia intrafamiliar, y comunitaria (entre pandillas, por pelea de territorios) y robos. Desactivar pactos por derramamientos de sangre, atar el espíritu de violencia, homicidio y muerte. Decretamos su desalojo inmediato y nula su operación. -Por la caída de bandas de narcotráfico relacionadas a los carteles mexicanos de Sinaloa, asi como bandas organizadas en la venta la menudeo y distribución. Caigan por aire, por tierra y por mar. -Por una activación en los dones de sanidades y milagros en los creyentes como señales del poder de Dios para todo aquel que no le conoce. -Por una activación y movilización de creyentes para predicar del amor de Dios y desatar su poder sanador en Hospitales, Centros Penales, Orfanatorios, Calles conflictivas, etc.. -Por una activación de la Iglesia en cumplir con la Encomienda de Hacer Discípulos, por llenura del Espíritu Santo, denuedo y valentía para compartir el Evangelio. -Por el levantamiento de Evangelistas en las Nuevas generaciones, para que sean activados en medio de las Escuelas, Colegios y Universidades del país. -Por la activación de Proyectos y Estrategias de Obra Social para el alcance de las almas. Desatar recursos financieros decretando que la riqueza del impío pasará a manos de los justos. DECLARACIÓN PROFÉTICA EN EL MES DE DICIEMBRE Declaramos sobre Diciembre el Mes de la Cosecha, proclamamos Salvación sobre las Familias costarricenses no alcanzadas, decretando rompimiento de cadenas y ataduras. Desatamos el manto del amor del Padre, revelando a Cristo como Señor y Salvador de la nación.
Profeta Dania Navarro
“Y fueron todos llenos del Espíritu Santo” Hechos 1:4