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LAS SEMILLAS DE DIENTE DE LEÓN SALEN VOLANDO

El humilde diente de león ha proporcionado alimento, medicinas y juegos infantiles durante millones de años.

Aparecen en el césped, en los prados, entre las grietas del suelo y a los lados de las autopistas más transitadas. Estas plantas con flores echan raíces en los lugares más inesperados. Nacen siendo flores de un color amarillo intenso y con forma de estrella y se cierran al cabo de unos días antes de volver a convertirse en esponjosas cabezuelas blancas.

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Aunque los insectos disfrutan del diente de león por sus ricos y nutritivos polen y néctar, no dependen de los animales para crecer, sino que se autopolinizan. Veamos cómo vuelan ¡y se multiplican! estas pequeñas plántulas.

EN EL PRADO VEMOS MULTITUD DE CABEZUELAS BRILLANDO.

¡Y UN RATONCITO!

LOS CIENTÍFICOS HAN DESCUBIERTO QUE LAS ESPONJOSAS SEMILLAS DEL DIENTE DE LEÓN, CONOCIDAS COMO «VILANOS», TIENEN EL TAMAÑO, LA FORMA Y EL PESO ADECUADOS PARA QUE EL VIENTO LAS TRANSPORTE LARGAS DISTANCIAS.

CUANDO SOPLA LA BRISA, EL RATÓN OLFATEA EL AIRE Y, POR DELANTE DE SU NARICITA, SALE VOLANDO UN VILANO...

MÁS Y MÁS ARRIBA... Y MÁS LEJOS...

GIRANDO SOBRE LA MARCHA.

EL VIENTO FORMA UNA BOLSA DE BAJA PRESIÓN JUSTO POR ENCIMA DE LA SEMILLA Y LA ABSORBE EN UN VIAJE LIGERO POR EL AIRE.

LOS DIENTES DE LEÓN SON DE LA MISMA FAMILIA QUE EL GIRASOL. CUANDO HAN CRECIDO DEL TODO, TAMBIÉN TIENEN UNA FLOR DE UN COLOR AMARILLO INTENSO. LA FLOR SE SECA AL CABO DE UNOS DÍAS Y SE TRANSFORMA EN LA CABEZUELA CON PELOS BLANCOS.

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