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¿cuál es el problema con el porno?

¿Cuál es el problema con el porno?

Tratándose de pornografía las opiniones son variadas. Hemos compilado los argumentos más comúnmente usados por los defensores del porno.

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1. “El porno es sólo una fantasía, no es real”

El porno no es sólo una fantasía. Una fantasía tiene lugar en la mente. Una escena protagonizada por una mujer siendo ahorcada, no pudo existir de no haber una mujer de carne y hueso ahorcada, para el disfrute del hombre espectador. Cuando actos de violencia sexual y crueldad son ejecutados sobre los cuerpos de mujeres, esto deja de ser una fantasía; se convierte en realidad.

Es importante hacer notar que muchos actos sexuales en la pornografía son de naturaleza violenta, actos que las mujeres informan ser dolorosos y degradantes, que no disfrutan y aún más, actos que los hombres no esperan que ellas disfruten. Seguramente esto nos lleva a cuestionarnos, ¿por qué la crueldad, humillación y agresión sexualizada por hombres en contra de mujeres, son una fantasía?, ¿por qué este trato deshumanizante hacia las mujeres excita sexualmente a los hombres consumidores?

Como Robert Jensen explica, “los hombres obtienen algo muy concreto de la pornografía: orgasmos…pero tiene un costo; ese costo es nuestra propia humanidad”.

2. “Seguro, cierto porno es malo, pero no demonices toda la industria”

Algunas veces los defensores del porno argumentan que sus críticos escogen con pinza los peores y más extremos casos. Sin embargo, nuestro enfoque es hacia la pornografía más consumida, que en años recientes se ha vuelto más violenta que nunca. La investigadora Rebecca Wishnant notó que, “en la pornografía popular actual, la agresión contra las mujeres es la regla más que la excepción…[esto] es tan regular que sería difícil que un consumidor regular pudiera evitarla”.

Algunos de los actos asentados en la pornografía popular son descritos por la investigadora Maree Crabbe: arcadas inducidas mediante felación, sexo anal heterosexual, eyaculación en la cara y pechos de las mujeres, doble penetración, en la que una mujer es penetrada vaginal y analmente al mismo tiempo. La pornografía popular promueve la dominación de la mujer por el hombre, en ella las mujeres son llamadas frecuentemente perras, putas, prostitutas y “basureros de semen”. Es chocante lo racista y sexista que es. En cualquier otro medio, dichos estereotipos causarían conmoción, pero en el porno son aceptados.

En un estudio de contenido realizado el año 2010, respecto a la pornografía que mejor se rentaba y más se vendía en USA, se encontró que la agresión física y verbal en contra de las mujeres es rampante, la agresión física tiene lugar en el 88% de las escenas, y de ello, el 94% de la agresión física y verbal es dirigida a la mujer.

Uno no tiene que ir más allá de las estadísticas proveídas por la propia industria pornográfica, como en Adult Vídeo News, para darse cuenta que los vídeos porno más vendidos incluyen violencia sexualizada hacia las mujeres, misoginia, incesto, racismo y pornografía pseudo-infantil, con títulos como (advertencia, contenido explícito):

“Penetración profunda con niñas jóvenes, Gape me 2 [se refiere a abrir el ano de forma tal que luego de la penetración no se cierra], Quiero penetrar el culo de tu hija (16), Ella no estaba lista, Mi nuevo padrastro negro (21)”

3. “Las mujeres también ven porno”

Las investigaciones demuestran que los hombres son mucho más propensos a ver porno para excitarse sexualmente y masturbarse, que las mujeres. Y aunque la vasta mayoría del porno está hecho para hombres heterosexuales, algunas mujeres ven porno.

En ABC, la psicóloga Laura McNally señala que “en efecto, algunas mujeres gustan del porno. La mayoría de la gente obtiene placer de hábitos que en último término son dañinos, como el alcohol, el tabaco o las drogas. Las mujeres no tienen un imperativo moral especial de apoyar solo a industrias que cumplen los propósitos del feminismo”.

Algunas mujeres participan en actividades e industrias que son sexistas y dañinas para las mujeres en su conjunto. Que algunas mujeres sean partícipes, no cambia la realidad de que la violencia sexualizada en contra de las mujeres en la pornografía, impacta el estatus de las mujeres en general, tanto en su proceso de producción como de consunción por los hombres.

Muchas mujeres, sin embargo, dan cuenta del impacto negativo del porno, en particular del efecto negativo en sus relaciones personales y matrimonios, y la presión de verse y actuar de acuerdo a la estética pornográfica. De hecho, el porno ha sido nombrado como factor en el aumento de prácticas tales como depilación brasileña y cirugías estéticas, incluyendo la labioplastía, en la medida que mujeres y niñas comparan sus vulvas a las de las mujeres en la pornografía.

Médicos han reportado a niñas de 12 años con heridas sexuales, inspiradas por el porno, y mujeres y niñas informan ser presionadas a someterse a actos indeseados y humillantes que han sido normalizados por la pornografía.

Las mujeres son perjudicadas tanto en la producción como en el consumo de pornografía. En cambio, la industria del porno perjudica a hombres y niños de diferentes maneras. A medida que la industria de la pornografía se dirige agresivamente a los posibles espectadores, incluidos los niños, éstos tienen cada vez más dificultades para controlar su consumo de pornografía.

La pornografía convencional proporciona mensajes distorsionados sobre hombres, mujeres, relaciones y sexualidad, lo que socava el desarrollo sexual saludable y el sentido de conexión en las relaciones. Los actores porno masculinos a menudo son musculosos con penes grandes, lo que deja a hombres y niños sintiéndose inadecuados. El uso de la pornografía puede provocar vergüenza y autodesprecio por muchos hombres y niños, y muchos de ellos comienzan a hablar abiertamente sobre el impacto en su salud mental y en su percepción de las mujeres.

Los hombres y niños que usan pornografía a menudo informan que tienen dificultades para tener relaciones íntimas. Después de masturbarse, habitualmente con pornografía en una pantalla, algunos hombres tienen problemas para excitarse mientras participan en encuentros sexuales de la vida real y pueden informar una falta de atracción sexual hacia las parejas femeninas. Esto puede incluir la participación en actos sexuales con su pareja, pero la necesidad de pensar en escenas pornográficas para mantener la excitación y el funcionamiento sexual.

4. “Estas fiscalizando/humillando/dictando lo que adultos que consienten pueden hacer”

Estamos haciendo en un análisis crítico de una industria que, por dinero, explota y deshumanizada a mujeres y niñas. Dicho análisis puede incluir preguntas tales como, ¿por qué los hombres usuarios de porno encuentran placer al consumir violencia o subordinación y humillación de otra persona?

Es relevante analizar la noción de “adultos que consienten”, teniendo en cuenta que muchos de los actos más populares en la pornografía son violentos, degradantes y actos que la mayoría de mujeres no hallan placenteros.

Muchos de los actos comunes en la pornografía son diseñados para infligir el máximo daño físico posible en las mujeres. En efecto, basándose en el material promocional de las películas más populares en el sitio de AVN, pareciera ser que el daño perpetrado en los cuerpos de las mujeres es una forma eficiente de atraer a hombres consumidores (advertencia, lenguaje explícito):

“Rojo, brillante prolapso anal” “Anos abiertos” “Prolapso rectal” “Su ano empalado en su erección”

“En Pure Filth [pura suciedad] sabemos exactamente lo que quieres, y te lo damos. Chicas siendo penetradas por el culo hasta que sus esfínteres estén rosados, blandos y totalmente reventados. En la tienda, le esperan pañales de adultos a estas putas una vez que su trabajo haya terminado” (Copia promocional de “Putas destrozadas analmente”)

5. “Es problema de los padres evitar que sus hijos accedan al porno”

Aunque ciertamente los padres deben tomar un rol activo, tener conversaciones apropiadas a la edad de sus hijos e hijas, y aprender acerca de seguridad en las redes, se ha vuelto casi imposible para los padres evitar que sus niños sean expuestos a imágenes y mensajes pornográficos, debido al avance de la tecnología y al espacio público cada vez más saturado de pornografía.

La juventud se encuentra con la pornografía en revistas en el supermercado, gasolineras, diarios, en vídeos hiper-sexualizados, comerciales soft-porn y en la cultura popular en general. La industria publicitaria en Australia se regula a sí misma, desechando frecuentemente reclamos por avisos inspirados en el porno, incluyendo anuncios de clubes de strip y SexPo, fuera de las escuelas, determinando que ese contenido no es inapropiado para niños.

Muchos niños encuentran porno incluso por accidente, otros son expuestos a porno hardcore en casa de amigos o hasta en el colegio. Expertos creen que la edad promedio de exposición al porno son 11 años. Los días en que era difícil acceder al porno se han ido —ahora es imposible evitarlo—. Desafortunadamente, no todos los padres están en condiciones o dispuestos a tomar las medidas necesarias para evitar que sus hijos sean expuestos a la pornografía. Creemos que todos los niños tienen derecho a una infancia libre de pornografía, y que el gobierno y los legisladores deben sostener estrategias para asegurar el interés de todos los niños.

6. “Tú solo eres anti-sexo”

Los propulsores de las industria del sexo usualmente califican las críticas a la pornografía como oposición al sexo. Esta es una táctica baja, que mezcla el abuso sexualizado de mujeres en la pornografía, con el sexo, como si fueran la misma cosa.

Los defensores de la industria del sexo arguyen que quienes son críticos de la misma simplemente están reprimidos, son cerrados de mente y estirados tratándose de sexo, como si participar u obtener ganancias de la explotación de mujeres fuese progresivo.

Si se supone que el porno representa libertad, ¿la libertad de quién representa?, ¿libertad para las mujeres reducidas a agujeros que los hombres pueden brutalizar?, ¿para la gente de color, sometida a estereotipos racistas y convertidas en fetiches? Pareciera que está ‘libertad’ está limitada a los hombres que obtienen ganancias del porno y lo consumen, hombres que encuentran sexualmente gratificante ver a mujeres reducidas y abusadas. Esta es la libertad por la que luchan los defensores de la industria del porno.

Quienes apoyan una posición anti-porno reconocen que la pornografía es la mercantilización de la sexualidad humana. Es producido por una industria que no se preocupa de la liberación o sexualidad auténticas, sino maximizar sus ganancias. Como la profesora de sociología y escritora Gail Dines argumenta, “la pornografía es al sexo, lo que McDonalds es a la comida. Una versión plástica, genérica de lo que es real”. Quienes están en contra de la pornografía reconocen que la industria lastimas a las mujeres, también a niños y hombres, que tiene efectos negativos en la sexualidad, en el desempeño sexual, las relaciones, salud mental y que lastima relaciones sexuales saludables, intimidad y conexiones humanas. Como señala la Doctora Dines, “no puedes ser pro-porno y pro-sexo. Tienes que escoger uno”.

Algunas personas erróneamente creen que la pornografía son solo imágenes de cuerpos desnudos, o de adultos que consienten teniendo sexo. La realidad es bastante diferente, el porno está constantemente enviando mensajes acerca del poder entre hombres y mujeres, sexualiza la dominación y agresión masculinas y la subordinación de las mujeres. En vez de hacer el amor, Gail Dines sugiere que el porno es sobre hombres “haciendo el odio” a las mujeres. No es sexo, es explotación sexual. Como nuestra amiga One Angry Girl dice, “comparar el porno con el sexo es como golpear a alguien con una sartén y decir que estas cocinando” .

7. “Las mujeres en la pornografía eligen trabajar en la industria del sexo”

Como la sobreviviente del tráfico sexual, Rachel Moran, señala “el concepto de elegir tiene su raíz en el privilegio de una alternativa real. Cuando yo pienso en mis alternativas, eran simplemente estas: ten hombres arriba y dentro tuyo, o sigue sufriendo no tener hogar y pasar hambre. Ahora elige. Toma tu ‘decisión’”.

Algunas mujeres entran voluntariamente a la industria. En ‘Getting Off: Pornography and The End of Masculinity’, el activista anti-porno Robert Jensen argumenta, “su elección es libre, en el sentido de que nadie las amenazó con hacerles daño directamente en caso de elegir otra cosa, pero no está hecha bajo condiciones de completa libertad, dado su limitado poder en el sistema”.

Muchas sobrevivientes de la industria, sin embargo, señalan que más que ser una decisión, fue la falta de opciones lo que las llevó a elegir la industria del sexo, siendo las dificultades económicas un factor de fondo para muchas de ellas. Otras mujeres describieron historias de abuso sexual infantil, y cómo ese abuso las amoldó y preparó para el comercio sexual —se les enseñó que sus cuerpos no eran suyos, sino de los hombres, para usar y disfrutarlos— y para disociarse durante ese abuso, una habilidad útil para soportar el abuso continuo pagado por los compradores.

Otras mujeres señalan que creen haber elegido entrar a la industria del sexo, pero sin entender por completo a qué estaban pactando, o acordaron bajo ciertas condiciones que luego fueron violadas y se sintieron sin poder para objetar. Por ejemplo, las mujeres de porno de tortura del sitio Kink relatan:

“Las modelos estaban asustadas de que al expresar preocupación fuesen a perder sus trabajos. Estás en una posición en que, si no sigues las órdenes, vas a perder escenas” [Alexander] explica.

“…Concuerda con que el miedo de perder el trabajo es real. Las “listas negras” son reales”, dice. “Puede ser riesgoso hacer llamados de atención”.

“Aaliyah Avatari, que antiguamente participaba bajo el nombre Nikki Blue y famosamente perdió su virginidad durante una transmisión de Link en vivo en enero de 2011, dice que fue puesta en una lista negra luego de la escena. “Son muy minuciosos, si una modelo se queja mucho, no trabajarán con ella nunca más”.

“Me tomó meses sanar luego de perder mi virginidad” declara, “tuve que hacerme una cirugía de reconstrucción vaginal. No hubo ninguna compensación por eso. Tuve suerte de tener seguro de salud”.

Los proponentes de la industria del sexo usualmente declaran que las mujeres eligen trabajar en pornografía y prostitución, que en vez de explotación, este es un asunto sobre la autonomía corporal de las mujeres, son reticentes a discutir las elecciones de los hombres que crean una demanda del abuso de mujeres en la industria.

8. “El porno puede jugar un rol positivo en la educación sexual”

Dado el fácil acceso a la pornografía en línea y a la falta de otras alternativas apropiadas de educación sexual, el porno ha empezado a funcionar como una de las formas primarias de educación sexual para la juventud. Sin embargo, el porno es una herramienta educativa muy pobre —“una distorsión de la sexualidad basada en el respeto” según la doctora Abigail Bray y Melinda Tankard Reist, co editoras de ‘Big Porn Inc: Exposing the harms of global Pornography Industry’—. El porno falla en promover sexo seguro, consentimiento, respeto o placer mutuo. En cambio, presenta a los hombres como dominantes y sexualmente agresivos, que tienen derecho a usar los cuerpos de las mujeres de cualquier forma que deseen. Las mujeres son presentadas como objetos sexuales que jamás dicen ‘no’ y que disfrutan con dolorosas, degradantes y crueles prácticas sexuales.

El porno le da a los hombres expectativas irrealistas al relacionarse sexualmente con mujeres. Un niño de quince años describe como el porno lo preparó para el fracaso:

“La primera vez que tuve sexo, como había visto tanto porno, pensé todas las chicas quieren esto, a todas les gusta aquello, todas lo quieren por aquí, lo aman ahí, así que traté todas esas cosas y terminó mal”

“Después de tener sexo por 20 minutos más o menos y decidí ir por sexo anal [a ella] no le gustó eso! Lo saqué. Decidí que yo quería sexo oral, traté de que ella me lo chupara [a ella] no le gustó. Me vine sobre ella, [a ella] no le gustó”

El doctor Michael Flood señala que el porno es “educación sexista”, la pornografía influencia a la gente joven en la aceptación de “construcciones sobre el género y la sexualidad sexistas y estereotípicas” y de “el entendimiento sexualizado de comportamientos en mujeres y niñas”

“Si la pornografía nos hiciera saludables, ya estaríamos sanos”. (Doctora Mary Anne Layden)

9. “El problema es que los niños tengan acceso al material para adultos”

Este dibujo, por Jacky Fleming, establece un gran punto:

http://jemym.no-ip.com/degradingtowomen.jpg

10. “A las mujeres en el porno les gusta”

Puede ser incómodo para el consumidor regular de porno reconocer su papel en la perpetuación de la explotación de las mujeres en la pornografía. Por tanto, no es sorpresivo que sea preferible creer que las mujeres en la industria disfrutan de actos sexuales dolorosos, humillantes y degradantes, en vez de reconocer que ellos encuentran goce sexual en el tratamiento abusivo de las mujeres.

Un estudio de Bridges de 2010, descubrió que, al ser agredidos que el 95% de los sujetos respondieron con expresiones de placer o neutrales. Esto no significa que actos de violencia tales como ahorcar o abofetear sean placenteros, pero si refuerza lo que las mujeres en la industria del sexo saben —que sus trabajos dependen de dar la impresión de que disfrutan de actos de agresión practicados en su contra—.

Ciertamente, los testimonios de actores tanto retirados como vigentes de la pornografía no son pocos, referidos a la violencia, ETS y el trauma que soportaron en la industria ¿Hay alguna otra industria en que esta manera de tratar a los trabajadores sea permitida?

11. “El porno ‘feminista’ o ‘ético’ es la solución”

Rechazamos la noción de que las mujeres puedan ser cosificadas, y sus cuerpos y sexualidad mercantilizados, de una buena manera, o de una forma que sea ética. La industria del porno está construida sobre violencia sexual, crueldad, humillación y brutalización de las mujeres, en pocas palabras, sobre el sufrimiento humano. La respuesta no es mejorar las condiciones de una industria así, sino abolirla.

La vasta mayoría del porno erotiza la inequidad y la violencia masculina en contra de las mujeres —el llamado porno “feminista” es estadísticamente irrelevante—. Pese a la discusión acerca de porno ético, no es el porno ético el que las personas están viendo, no es el porno “feminista” tampoco el que mantiene activa está industria de 200 billones.

El neurocientífico Ogi Ogas señala respecto a la pornografía feminista:

“Lo fascinante es que las mujeres comúnmente promueven la idea de porno feminista y socialmente quieren creérselo. Los activistas arguyen que tiene que existir más de él, las mujeres lo apoyan públicamente…pero a fin de cuentas, no es lo que les interesa mirar”.

Incluso si aceptáramos que existe algo cómo porno ético o feminista, su contenido es usualmente indistinguible del contenido del porno más popular. En un crítica al trabajo de Tristan Taormino, un supuesto pornógrafo “feminista”, se hace notar que muestras de violencia en contra de las mujeres, tales como arcadas inducidas, ahorcamiento, bofetadas e insultos misóginos, eran igualmente prevalentes en su porno ‘feminista’. “O es ético y honorable ‘jugar con’ y promover dinámicas de humillación y violencia que terrorizan, lastiman y matan mujeres a diario, o no lo es”, concluyó el reporte.

La investigadora australiana, doctora Megan Tyler le dijo a ABC, que la noción de porno ético no es más que un punto de venta para la industria:

“Las aserciones sobre un porno ético, en este punto, son más bien propaganda de la industria que otra cosa, son —y esto sería reconocido con toda razón en cualquier otra industria— un lavado de imagen empresarial”.

“Es para un pequeño segmento de consumidores que quieren creer que su consumo de pornografía no es problemático y les gustaría pensar que lo que hacen es completamente diferente a lo que otros hacen, cuando en realidad todo alimenta la misma industria del comercio sexual”.

“Si existen consumidores realmente preocupados por las condiciones de quienes ejecutan el porno, sugiero dejar de ver pornografía”

Por Caitlin Roper

La mentira (de la pornografía)

La Mentira fue escrita como discurso y dado en una manifestación el 20 de octubre de 1979, en el Parque Bryant, detrás de la hermosa y antigua principal biblioteca pública de Nueva York. Usualmente este parque está dominado por consumidores de droga. Con la biblioteca detrás, marca el límite inferior de Times Square, la capital del abuso sexual industrializado de Amerika. 5000 personas, en su mayoría mujeres, marcharon en Times Square, en una demostración organizada por Mujeres Contra La Pornografía, dirigida por Susan Brownmiller, Gloria Steinem, y Bella Abzug, entre otras. La marcha inició en Columbus Circle, en la calle 59 Oeste, el límite superior del área del Times Square; la manifestación en el parque Bryant marcó su conclusión. Por primera vez, el Times Square no le pertenecía a los proxenetas; le pertenecía a las mujeres -no mujeres lastimadas y explotadas por lucro, sino orgullosas y triunfantes. La Marcha sirvió de aviso a los pornógrafos, que masas de mujeres podían levantarse y detener el tráfico organizado de mujeres y niñas que era la actividad usual en esas terribles calles. Las feministas se hicieron con el terreno, pero no lo mantuvieron”.

Todo tipo de pornografía tiene un mensaje básico, desde los residuos que vemos en todas partes, hasta la pornografía “artística” que los intelectuales llaman erótica, hasta las revistas de porno infantil que venden por debajo del mesón, hasta las suaves, brillantes revistas de “entretenimiento” para hombres. El mensaje que toda pornografía lleva es este: ella quiere; ella quiere ser golpeada; ella quiere ser forzada; ella quiere ser violada; ella quiere ser brutalizada; ella quiere ser lastimada.

Esta es la premisa, el primer principio, de toda la pornografía. Ella quiere que estas cosas despreciables les sean hechas. A ella le gusta. Le gusta que la golpeen y le gusta que la lastimen y le gusta que la fuercen.

Mientras tanto, a lo largo de todo el país, mujeres y niñas están siendo violadas y golpeadas y forzadas y brutalizada. La policía cree que ellas querían. La mayoría de la gente a su alrededor cree que querían. “¿Qué hiciste para provocarlo?”, se le pregunta a la esposa golpeada una y otra vez, para cuando finalmente se atreve a pedir ayuda o protección. “¿Te gustó?”, pregunta la policía a la víctima de violación. “Admite que en el fondo querías”, urge el psiquiatra. “Fue la energía que emitías” dice el gurú. Hombres adultos declaran que sus hijas de ocho, diez o trece años los sedujeron.

La creencia es que la mujer quiere ser lastimada. La creencia es que a la mujer le gusta ser forzada. La prueba de que quiere está en todas partes: la forma en que viste; la forma en que camina; la forma en que habla; la forma en que se sienta; la forma en que esta de pie; ella estaba afuera de noche; ella invitó a un amigo a su casa; le dijo hola al vecino; abrió la puerta; miró al hombre; un hombre le preguntó la hora y ella se la dijo; ella se sentó en la falda de su padre; ella le hizo una pregunta sobre sexo a su padre; ella se subió a un auto con un hombre; se subió a un auto con el mejor amigo de su padre o su tío o su profesor; ella coqueteó; ella se casó; ella tuvo sexo con un hombre y la vez siguiente dijo que no; ella no es virgen; ella habla con hombres; ella habla con su padre; ella fue a ver una película sola; ella caminaba sola; ella fue de compras sola; ella sonrió; ella está durmiendo sola en casa, el hombre fuerza su entrada y aun así la pregunta es formulada, “¿te gustó?, ¿dejaste la ventana abierta con la esperanza de que alguien entrara?, ¿siempre duermes desnuda?, ¿tuviste un orgasmo?”. Su cuerpo está lastimado, esta desgarrada y siente dolor, y aun así la pregunta persiste: ¿lo provocaste?, ¿te gustó?, ¿es lo que siempre quisiste y soñaste? Sigues diciendo que no. Trata de probar que no. ¿Esas heridas? A las mujeres les gusta que les den duro un poco. ¿Qué hiciste para incitarlo?, ¿cómo lo provocas?, ¿te gustó? Un novio o un esposo o un padre o incluso, a veces, una mujer amante, creerán que ellos habrían podido resistirse -de haber realmente querido resistirse. Seguramente ella realmente quería –sí es que sucedió.

¿Qué era lo que quería? Ella quería la fuerza, ser lastimada, el daño, el dolor, la humillación. ¿Por qué lo quería? Porque es mujer y las mujeres siempre lo provocan, siempre lo quieren, siempre les gusta. ¿Y cómo es que todos cuyas opiniones importan saben que las mujeres quieren ser forzadas y lastimadas y brutalizadas? La pornografía lo dice. Durante cientos de años los hombres han consumido pornografía en secreto -sí, los abogados y los legisladores y los médicos y los artistas y los escritores y los científicos y los teólogos y los filósofos. Y durante esos mismos cientos de años las mujeres no han consumido pornografía y las mujeres no han sido abogadas y legisladoras y médicas y artista y teólogas y filósofas.

Los hombres creen a la pornografía, en donde las mujeres siempre lo desean. Los hombres creen a la pornografía, en donde las mujeres resisten y dicen que no solo para que los hombres las fuercen y usen más y más fuerza y más y más brutalidad. Hasta el día de hoy, los hombres creen a la pornografía y los hombres no les creen a las mujeres que dicen no.

Algunas personas dicen que la pornografía es solo fantasía. ¿Qué parte es fantasía? Las mujeres son golpeadas y violadas y forzadas y azotadas y secuestradas. Los actos de violencia en la pornografía son actos cometidos en contra de mujeres reales y niñas reales. La fantasía es que las mujeres y niñas quieren ser abusadas.

Y entonces aquí estamos para explicar calmadamente -para alzar la voz, gritar, bramar, aullar- que las mujeres no lo quieren, ni hoy, ni mañana, ni ayer. Nunca lo vamos a querer y nunca lo hemos querido. La prostituta no quiere ser forzada y lastimada. La ama de casa no quiere ser forzada y lastimada. La lesbiana no quiere ser forzada y lastimada. La joven no quiere ser forzada y lastimada

Y porque en todas partes en este país, diariamente, miles de mujeres y niñas están siendo brutalizadas -y esto no es una fantasía; cada día mujeres y niñas son violadas y golpeadas y forzadas- jamás aceptaremos otra vez cualquier descripción que se haga de nosotras cuyo primer principio, su primera premisa, sea que deseamos ser abusadas, que disfrutamos ser lastimadas, que nos gusta ser forzadas.

Por eso luchamos contra la pornografía donde sea que la encontramos; y lucharemos contra quienes la justifican y quienes la hacen y quienes la compran y la usan. Y no se equivoquen: este movimiento en contra de la pornografía es un movimiento en contra del silencio -el silencio de las víctimas reales. Y este movimiento en contra de la pornografía es un movimiento por la palabra -las palabras de aquellas que han sido silenciadas mediante fuerza sexual, las palabras de mujeres y niñas.

Y nunca, nunca, nos silenciaran otra vez.

Por Andrea Dworkin

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