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Almonte, Rociana y El Rocío, por Julia Gutiérrez

ALMONTE, ROCIANA Y EL ROCÍO

Hablar de las relaciones entre las poblaciones de Almonte y Rociana es hablar de vecindad, de familia, de identidad, pero es, en mi opinión, hablar de algo con nombre propio: El Rocío.

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Por motivos de cercanía, existe una idiosincrasia común que poseen los pueblos de una misma zona, en este caso el Condado de Huelva, una manera de percibir el mundo, de entenderlo. Unos 14 kms. y 20 m. separan físicamente ambas localidades. Distancia propicia para que se establezcan lazos importantes. El sentimiento de pertenencia y arraigo a una tierra con sol, con la cercanía del mar y las brisas de Doñana, son señas de identidad que marcan el carácter de la población almonteña y rocianera. Almonte y Rociana han sido siempre localidades amigas, el flujo entre las personas de ambos municipios ha sido y es constante. Por razones de amistad el contacto es permanente, los lazos familiares son también importantes, familias de Rociana que un día se instalaron en Almonte y viceversa (en mi caso, mi familia es la de la unión entre Isabel “la del Mellizo” y Antonio “el Rocianero”), alianzas por motivo de trabajo y, por supuesto, fruto de este contacto tan cercano, parejas y nuevas familias que se crean, hijos e hijas que nacen con ambas identidades en ellos y dan continuidad a estos vínculos aun cuando dentro de las similitudes también existan las diferencias. Es ésta, sobre todo, una relación de respeto mutuo, de simpatía, del fluir inconsciente de lo que simplemente ocurre.

Foto familiar paseíllo Almonte

Culturalmente y como parte de nuestras tradiciones, como decía al principio, existe algo que nos liga de manera muy especial y es El Rocío, fuente de donde brotan, yo creo, las relaciones más estrechas. Yo recuerdo cuando la Hermandad de Rociana atravesaba Almonte haciendo el paseíllo, cómo los almonteños y almonteñas nos esperaban en las calles y nos saludábamos con especial cariño, cómo en la parada en El Chaparral, compartíamos cantes y vino con la alegría y confianza de quienes se saben, se reconocen y se sientan a la mesa de una misma casa. Recuerdo con simpatía el saludo entre mi padre y Alejandrina que no faltaba en la puerta de su casa año tras año, amiga de juventud de mi padre y de un amigo íntimo suyo almonteño, Curro Miguel. También El Rocío como enclave, como punto de encuentro no sólo en la Romería, como paraje natural donde acudimos los rocianeros con frecuencia y donde también contamos con amistades afincadas allí todo el año.

El próximo año será el centenario de nuestra Hermandad y estoy segura de que el pueblo de Almonte acercará a su patrona a nuestra casa de esa manera especial que ha hecho siempre y que tanto le agradecemos, y estoy segura también de que El Rocío seguirá siendo manantial fructífero de unión, presente y futura, entre los dos pueblos.

¡¡Amig@s de Amonte, a disfrutar de la feria!!

Julia Gutiérrez

Llegada de la Virgen a la Hermandad Rociana

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