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Aria: Blute nur, du liebes Herz (soprano 9a. Recitatiu: Aber am ersten Tage (Evangelista) 9b. Cor: Wo willst du, dass wir bereiten 9c. Recitatiu: Er sprach: Gehet hin in die Stadt (Evangelista, Jesús) 9d. Cor: Herr, bin ich’s?

LA PASIÓN SEGÚN EL MAESTRO BACH

Bàrbara Duran

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ESP

Imagine por un momento que, en un abrir y cerrar de ojos, aparece colgado en su salita de estar el Guernica de Picasso. O bien que en su habitación, suspendidas sobre su cama, aparecen las bóvedas del templo de la Sagrada Familia; o que atraviesa los pasillos de la Gran Pirámide de Guiza como si fuera su casa. Experiencias, todas ellas, únicas y casi inimaginables. Pero que no dejan de ser lo mismo que escuchar la Pasión según San Mateo que escribió el maestro Bach.

Hablemos, aquí, de monumentos levantados por la destreza del hombre, de obras que sobrevivirán generaciones porque constituyen, en sí mismas, una muestra de lo que es sagrado por inalcanzable, de la fuerza misma de la creación que alimenta la vida en todas sus dimensiones. Bach escribe un tratado sobre las emociones humanas: el amor, la desesperación, la soledad, el abandono, las dudas vitales... Escribe sobre el mayor reto que tiene la vida y que es, sin duda, la muerte.

Quizás por ello esta Pasión según San Mateo levanta, precisamente, pasiones. Por todo el mundo sigue interpretándose, a menudo con carácter participativo (el público puede cantar, si así lo desea). Mientras las iglesias se van vaciando por momentos, esta obra llena catedrales, capillas, auditorios... Bach acabó esta obra para el Viernes Santo de 1727, y la revisó posteriormente. Fue representada varias veces en su vida, y es necesario tener en cuenta que el conjunto de músicos con los cuales contaba entonces no eran, ni mucho menos, los que la interpretan hoy en día. Hay también un hecho muy importante asociado a esta Pasión: en 1829, Mendelssohn la recuperó en Berlin, y este acontecimiento es considerado el primer paso para una nueva visión de la música desde la vertiente historicista que inicia una de las corrientes interpretativas más importantes a lo largo del siglo XX.

Una Pasión es un drama litúrgico, un oratorio donde los participantes no iban vestidos ni tenían un escenario con decorado. En el primer coral, la angustia existencial, el dolor y la búsqueda de redención están presentes. Pero aparecen también personajes que salen en la ópera o en una obra de teatro: el Evangelista recita la historia, está acompañado a veces por Jesús o las sirvientas, el supremo sacerdote, Pilato o bien el pueblo. Bach no deja bien parado al pueblo: es verdad que canta fragmentos de extrema belleza, pero también chilla, escupe, miente y acusa a Jesús.

El libreto original de Picander ha sido objeto de estudios; parece que libros personales de Bach, con sermones sobre la Pasión, fueron usados para las letras finalmente escogidas. El coro aparece dividido en dos partes, con roles diferentes: el coro I es el pueblo coetáneo a Jesús y el coro II representa a los testigos fieles de su muerte. El Evangelista es interpretado por un tenor, mientras que Jesús es interpretado por un barítono.

Musicalmente, Bach trabaja sobre varios esquemas formales. Por una parte, el recitativo secco o accompagnato (el bajo con clave y viola o bien con más instrumentos acompañantes) marca una diferencia teatral y expresiva con respecto a la parte narrada. Los breves fragmentos instrumentales son bellísimos, con un lenguaje formal depurado; es aquí donde Bach usa pequeños motivos que dan cohesión estilística a todo el entramado. Algunos recitativos son cantados con el continuo y flautas, o bien con el oboe, otros con violines; pero en la siguiente aria estos mismos instrumentos aparecen, vinculando cada recitativo con su correspondiente aria.

Diferentes texturas están presentes: el contrapunto, la homofonía sólida de los corales, la melodía acompañada de las arias... Joyas como Erbarme dich o la última aria Gerne will ich mich bequemen sintetizan las etapas que los seres humanos tienen que superar delante del destino inevitable: la negación, la lucha, la desesperación y, finalmente, la aceptación.

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