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Poesías

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Programación

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A BARBATE, LOS TOREROS DE LA MAR Y A SU MEJOR FANAL: LA VIRGEN DEL CARMEN

Barbate, aroma de los verdes pinares, sal y dorada arena de los mares, paraíso del turista que busca baños de hospitalidad, rayos de sol, chapuzones en ese espejo que es su mar y disfrutar de su gastronomía donde el atún es plato principal.

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Es su marisma muy linda, estero callado, Trafalgar que no sé si se hunde en la mar o por el contrario emerge como proa de barco que se levanta potente y fuerte ante la amenaza de temporal. Escenario de aquella histórica y gloriosa batalla que ningún español olvida jamás.

En el archivo de los fondos del mar, pecios de naos de todos los tiempos guardan lecciones para a nuestra patria muchísimo amar.

Tu Parque Natural de La Breña, coronado, como es normal en la roca, por la Torre del Tajo de sillares de piedra. Es ese monte muy singular pues, la misma sal se hace dulce y Las Marismas que son como las últimas lágrimas de aquella Laguna de La Janda que aún seca sigue estando viva.

El rey de Barbate, es el atún rojo que hace que, desde tiempo inmemorial, sea almadraba y, sumado a la bella faena de la traíña son el espíritu y la vida del pueblo que desde los albores de su existencia en el mar encontró la mayor riqueza, pero también, Barbate desgarrado llora cuando queda en el piélago el pescador que nunca regresa.

Con la aurora al puerto llegan los barcos pesqueros, siempre guiados por la Patrona, La Virgen del Carmen, que unas veces llora y otras muchas goza cuando arriba con la pesca y esos marineros que su familia aguarda feliz y loca. Cuando embarcan, si van lejos, hasta que en el horizonte se borra la silueta del barquito, desde las ventanas de su alma, al verlos que singladura emprenden, salen hondos suspiros, blancos pañuelos bordados en los corazones de los que quedan tierra adentro con la madeja de esperanzas, fuertes y multicolores hilos. Son los nautas pescadores solo esto, de la inmensa mar hijos y sus novias, esposas o compañeras bien saben que es cierto por eso, disfrutan ellos por los acuáticos caminos, porque su madre la quieren aunque su vida puede ir al cielo sin volver a ver su río, su pueblo y sus pinos, pero saben que la mar es para los suyos pan y, por lograrlo esos bravos se convierten en toreros de las olas, esos singulares toros que embisten con fiereza.

¡Oh, caro Barbate, ya viene julio y en su corazón trae los días de fiesta más grandes, los consagrados a tu Virgen del Carmen! Atiborradas y llenas están las calles, todo el pueblo a recibir sale a esas bonitas fiestas que vuelven para quedarse. Bares, chiringuitos llenos, gente que se divierte; turistas que acalorados en Caños de Meca quedan con el solo veste de su piel. Los barquitos con banderines y grimpolas esperan al resguardo de las olas para llevar a dar un paseo por la mar a la que siempre con los barbateños está, en la costa y en alta mar, nuestra adorada y amada Virgen del Carmen a la que tiran pétalos de flores y le entonan salves marineras y canciones que dicen: “ Virgen del Carmen, te queremos, eres la Madre de Barbate; somos todos pescadores y tejedores de redes ; te rogamos siempre nos ampares de temporales con nuestras oraciones y preces”.

Hay trasatlánticos, mercantes, cruceros pero mucho darían ellos por ser como nuestros barquitos pesqueros que tienen su mejor puerto en este Barbate que tanto queremos.

José Reinaldo Pol García (LUGO)

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DESPUNTANDO EL ALBA

Mientras va despuntando el alba y el día va clareando sonando las trompetas y tambores tocando

Mi Carmela hace presencia entre su pueblo vibrando bajo tus pies, clavellinas rosales y nardos.

Con tu cabeza coronada y un impoluto manto vas derramando tu gracia con tu hijo entre tus brazos. ¡Salve, mi Capitana! Mi Estrella de los Mares con esa divina cara envidia de rosas y azahares.

Mi Carmela, hoy sales del templo para tu pueblo bendecir, pasear entre las aguas y disfrutamos de ti.

Redoblen las campanas y que griten el gentío ¡Viva la Virgen del Carmen patrona del pueblo mío!

Juani Ramos (Juanaka)

UN PUEBLO TE CLAMA

Bendita corona que cubre tu pelo mi preciada estrella de los mares que a ti veneramos y pedimos consuelo.

Postrado cantamos la salve tú, que acoges mis rezos , tus brazos son mi consuelo, tus lágrimas enjuagan mi alma, nos brindas paz y sosiego.

Mi Carmen la más amada por cualquier marinero entre luna y caracola entre olas y bamboleos.

Que tus manos apacigüen los mares turbulentos y sirva tu escapulario como escudo ante el tormento.

Un pueblo hoy te clama mi morena de ojos negros como resplandece tu cara cuando abandonas el templo.

¡Salve mi Patrona, mi Virgen del Carmelo! ¡Salve marinera, entre estrellas y luceros!

Juani Ramos (Juanaka)

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DÍA DEL CARMELO

Felicidades Madre, esto es el día que todo tu pueblo sale a venerarte y decirte mil veces guapa, como Tú no hay nadie; pero quiero aprovechar para felicitar a mi hijo Carmelo, tan bueno y generoso, amable, a todo el mundo socorre, es cariñoso y sencillo.

Recuerdo a esa buena madre, que tantas veces lo alababa, sacó a su hijo del alcohol, de la droga, hablaba con él andaba todo el pueblo, al final lo consiguió.

Aquel hombre que se encontró enfermo en las calles de Jerez, lo llevó al hospital, toda la noche estuvo con él hasta que se pudo superar y encontrarse bien.

Es cariñoso, buen hijo, maravilloso padre, esposo, adora a sus hijos; siempre piensa en los demás, hermano excelente, buen tío.

Eso es heredado de sus abuelos: Carmelo de la Rosa y Luis el del Sufragio, de sus abuelas que eran tres, aunque solo conoció a una, Franchi, mi querida madre; las otras, Rosario e Isabel una buena y cariñosa, otra graciosa y sencilla, Tití hoy estaría muy orgullosa de él, mi hermano José Luis, que te lo llevaste también con Rita reirá hasta reventar paseará contigo en ese barco pesquero cuántas veces te dirá viva la Virgen del Carmelo.

En el año cuarenta y siete, cuando coronaron a la Virgen del Rosario, te llevó el “Dolores Castro” y aunque el mar estaba revuelto, toda la flota iba a tu lado con tu niño encapotado. Todo Barbate a la mar, que la flota “va pa´Cai”. ¿Quién aquí se va a quedar, si la que sale es la Madre?, esa Madre que es la Reina de los Cielos, tierra y mares.

Ya lo decís, la Gitanilla del Carmelo, La mar bravía y todas las palomnas en tu barco se posaban.

Fuiste la triunfadora, la más morena y bonita por eso de Ella prenderán las oraciones de tantos labios y en flores se convertirán los piropos gaditanos.

No quiero que te olvides de auqellos que tanto te querían, yo sé que hoy estará contigo paseándose en la bahía.

De nosotros, mi marido y yo, que estamos un poquito tocados, del corazón de tía Leo y de mi amiga Marisol.

De sus hermanas también pues tienen buen corazón, una un poco tocado, pero limpio.

Cuida a mi hermano Francisco Alonso, a mis cuatro sobrinillas, una está muy lejos, protégela con cariño; cuida con bondad a ese niño travieso.

Voy a dejarte, aunque tantas cosas más te diría, pero ya es tarde y está alboreando el día, solo digo: ¡Viva Nadre!, ¡viva Madre!, ¡viva Madre!

ENCARNA FERNÁNDEZ MALIA

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MI NIÑEZ

Hoy frente a ti se me viene a mi mente la primera vez que te vi, como a tantos barbateños, con tu manto dorado, tu carita divina y tu hijo en tus brazos. Mi madre me dijo, mira pequeña esta es la virgen del Carmen, es patrona de los marineros.

De vez en cuando le rezo, qué las malas mareas y los grandes temporales no se lleven a ningún barco mar adentro. Que a todos los marineros, en ese día tan especial el 16 de julio, la acompañe en su travesía por la mar.

Y en tierra la pasean por las callejuelas de mi barrio. Hoy se ha parado enfrente de un balcón, porque Manuela, Juana e Isabel ya no están entre nosotros; Mujeres luchadoras marineras, con qué poco sacaron a sus familias enteras hacia adelante.

Hoy el oscuro ha sido muy pobre menos mal que las jarampas, y parte y media se ha podido pagar lo fiado a la tienda que nos dio de comer durante todo el mes. Eso me lo contaba mi madre frente a la virgen del Carmen. No teníamos riqueza pero si salud, jugábamos en la calles con las gotas de lluvia, en pleno invierno. Nuestra ropa mojada y aún seguíamos jugando metidos en los charcos. No teníamos ni principio ni fin, ni entrada ni salida, y la vida nos sonreía. Mi vida es tan inmensa como cada niña de aquella época. Vivíamos con la ignorancia a cuesta, ignorando los problemas de nuestros padres y de todos aquellos marineros que lucharon por tener a día de hoy mejor calidad de vida.

Voy a visitarla a su ermita a la virgen del Carmen como mi madre me enseño, la veo pasear por el pueblo, no falto ningún año. Ya falta poco para verte. Trasladan tu imagen a la lonja. Cuando entra, que emoción tan grande, mis lagrimas brillan en mis mejillas, por dentro te canto una salve María. Gritando tu nombre, ¡viva la virgen del Carmen, viva!

AUTORA ANTONIA BERNAL

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