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Entrevista Manuel Blanco

Manuel Blanco:

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“Es difícil continuar con tu vida cuando has visto tanta desesperación, cuando ves cómo familias enteras dejan su vida en un país que era próspero y se aventuran a una muerte casi segura en el mar”

Texto: J.M. Romero

El ser humano es capaz de cometer hechos crueles y desgarradores, pero también de tener gestos sublimes y encomiables. Lleva siglos declarando guerras para luego fi rmar la paz. Mata y da vida. Agrede pero también defi ende. Insulta y perdona. Se trata de una especie diversa en la que parece que coexisten muchas especies dentro de la misma especie. Todas estas dualidades ocurren en el planeta a cada instante, pero hay zonas en las que se desarrollan en su máxima extensión. El colmo de la vergüenza humana tiene actualmente su eje central en Siria, donde la masacre, la violencia y la injusticia se han convertido en algo habitual y muchas familias han tenido que dejar su vida atrás para huir de tanta barbarie. Como contrapunto, hay asociaciones y voluntarios que luchan cada día para intentar ayudar a todas estas personas. El bombero camero Manuel Blanco ha visto, ha vivido y ha sufrido las consecuencias de la violencia extrema en Siria tras socorrer a los sirios y sirias que huyen de su país hacia la isla griega de Lesbos.

Antes que nada, me imagino que en el aspecto personal ya estarás un poco más tranquilo después de los meses difíciles que habéis pasado tanto tú como tus compañeros, ¿no?

La verdad es que ya me encuentro bastante más tranquilo, tanto en el aspecto personal como en el profesional, ya que mi entorno ha estado sufriendo durante estos dos largos años.

¿Cómo se fragua el viaje a Lesbos desde que surge la idea hasta que llegáis allí?

Localizamos una embarcación que nos dejó protección civil, preparamos nuestros equipos de rescate, creamos la asociación para poder tener un respaldo legal y nos aventuramos camino de Grecia.

¿Qué escenario os encontrasteis en la zona?

Superó todas nuestras expectativas, fue mucho más duro de lo que esperábamos. Hombres, mujeres y niños jugándose la vida en embarcaciones precarias. De noche y de día llegaban barcos repletos de personas a las costas griegas.

¿Nos puedes explicar en qué consistía concretamente vuestra labor en Lesbos?

Labores de rescate y salvamento en el mar y por otro lado también asistíamos a las personas que llegaban a la línea de playa.

Los medios de comunicación y los gobiernos son poco explícitos a la hora de hablar de los confl ictos en otros países y de las injusticias que provocan, ¿qué situaciones te han generado mayor impotencia?

La injusticia de que sea el mar el

que decida que una persona que viene huyendo de una guerra, muera o viva.

Después de hacer todo lo posible por ayudar a las personas que huían de la masacre en Siria, la Guardia Costera os detiene, ¿cómo recibís la noticia de que la justicia griega os había acusado de tráfi co ilegal de personas?

El 14 de enero de 2016 nos detienen ante nuestro asombro, ya que siempre habíamos estado colaborando con la guardia costera griega, nos sentimos impotentes, ya que nos encarcelaron 3 días antes de una vista en la cual se nos deja libres y dos años después recibimos la citación para presentarnos al juicio, que fue el pasado 7 de mayo de este año.

¿A qué crees que se debió esta inesperada acusación?

Aún hoy seguimos preguntándonos por qué sucedió. Nosotros al llegar a la isla nos presentamos ante las autoridades locales, guardia costera y ministerio, para informar de las labores que íbamos a realizar en Lesbos. Siempre hicimos todo según la legalidad y todos eran conocedores de ello. No sabemos si nos encontrábamos en el lugar y día equivocados cuando nos detuvieron.

¿En qué condiciones vivían las personas que se encontraban en el campo de refugiados situado en la isla griega de Lesbos?

El campo de Moria, antes de ser campo de refugiados fue una cárcel, así que os podéis imaginar cuáles eran las condiciones del campo. Personas hacinadas, con recursos básicos escasos, etc. Actualmente la situación ha empeorado, ya que muchas personas que están “atrapadas” en ese campo llegan a estar realmente desesperadas por la desocupación y las condiciones tan precarias que tienen.

Una vez vivida la experiencia, ¿sientes que ha cambiado algo en ti?

Sí, rotundamente sí. Es difícil continuar con tu vida cuando has visto tanta desesperación, cuando ves cómo familias enteras como nosotros tienen que dejar toda su vida en un país que era próspero y aventurarse a una muerte casi segura en el mar.

Es cierto que en España también existen bastantes casos de pobreza, injusticia y demás tipos de vulneración de los derechos individuales, sin embargo llevados al extremo de las experiencias sufridas por los refugiados sirios, ¿consideras innecesario que en la sociedad occidental nos quejemos constantemente de cosas sin importancia o que centremos nuestras vidas en el consumo?

Ciertamente cuando vives lo que he vivido en Lesbos todo se relativiza y te das cuenta de lo que es verdaderamente importante y necesario. Sinceramente no somos conscientes de la suerte que tenemos y de la cantidad de cosas innecesarias en nuestra vida.

¿Qué deseas en el futuro para todas aquellas personas que pudiste ayudar en Lesbos?

Que encuentren el refugio que salieron a buscar y al que tienen derecho.

-Si se presentara de nuevo la oportunidad, ¿aceptarías ir a otro país para realizar este tipo de ayuda humanitaria?

Sí, claramente iría sin dudarlo.

Para terminar con un regusto de esperanza, ¿hubo alguna anécdota o circunstancia que te provocara una sonrisa, algún gesto que llenara de luz un espacio tan sobrecargado de sombras?

Una noche cenando se nos acercó una mujer para decirnos que era la asistente de una persona muy conocida, y que llegaría a la isla en un par de días para encontrarse con nosotros. Una mañana trabajando en la playa se nos acercó de nuevo esta misma mujer y nos presentó para nuestro asombro a la actriz estadounidense Susan Sarandon, quien había oído hablar de nuestro trabajo y de otros voluntarios en Lesbos. Esto sucedió en las Navidades de 2015.

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