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Idiotas radicales
Odio, vejación, fundamentalismo
Algunos de nosotros conocimos los últimos estertores de la utilización de animales en la agricultura, hoy vivimos otra realidad para la convivencia entre hombre y animales. Antes era esencial la utilidad que nos proporcionaban pero pasados los años asistimos a su total desaparición por la eficacia de la nueva maquinaria que ha hecho desaparecer del mapa miles de animales y sus razas, y también una forma de vida esencial y consecuente con el medio y con siglos de manejo sostenible; pero la vida debe seguir, las vacas seguirán dando leche, las gallinas huevos, los perros ladrando y los animalistas dando ejemplo de inútiles.
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La convivencia con los animales tenía en esencia dos formas diferenciadas: los domésticos, animales que el hombre aprendió a utilizar en todo tipo de tareas comprobando que esta utilidad proporcionada no terminaba con el trabajo sino que también brindaban ocio, compañía y, cómo no, sustento; y los salvajes, como cosecha anual, que se aprovechaban para completar la siempre escasa y difícil alimentación familiar y los subproductos que estos podían ofrecer.
Los animales domésticos siempre se han criado con un único fin, su utilidad, y carecen de medios para su subsistencia independiente, pasando por tanto, por el control del hombre sin ninguna relación afectiva con quien los cría y se los come. Pero ahora la confusión en el mundo urbano es máxima en estos asuntos y tiende a radicalizarse más en posturas enconadas, con actuaciones violentas, asaltos a granjas… y una doctrina intolerante basada en prohibiciones y exclusiones tan peligrosas como cualquier fundamentalismo de los que no atienden más que a sus argumentos.
Los medios de comunicación no ayudan; la televisión avasalla con noticias sacadas de contexto y exageradas; caballos, perros, vacas o cerdos ocupan mucho tiempo en los telediarios por maltrato, y a veces con dedicación partidista hacia la hipocresía de ONGs animalistas. Otros esfuerzos contrarios en defensa de la bondad de cualquiera de los usos tradicionales de nuestros animales, o no son noticiables o no disfrutan de la dedicación o el tiempo en los medios que merecerían por numero e importancia.
Burlas, ataques de odio, deseos de muerte hacia quien no trate a los animales bajo un único prisma; mal asunto repetido en las redes sociales y que nadie parece querer remediar. Desde distintos organismos estamos pidiendo una y otra vez al Fiscal General del Estado, a las fuerzas democráticas, que se modifique y actualice en el código penal el concepto jurídico del “delito de odio”, y que la ley castigue declaraciones y actuaciones aberrantes que están haciendo mucho daño a muchas personas y que siguen circulando por internet y complementando otras de estas escorias relacionadas con vigilias veganas o asaltos a granjas.
Por otra parte, habrá que empezar a distinguir diferentes formas de defender el animalismo, si desde una óptica de mejora de los derechos y condiciones de los animales, que no deja de ser hasta cierto punto comprensible por todos y negociable, o desde la óptica del fanatismo, llegando a conductas aberrantes difundidas en demasiadas ocasiones en cualquier medio sin pudor y por personas con relaciones que parecen de pareja con sus animales domésticos, exaltando y exhibiendo un dudoso trato con sus mascotas y una nula empatía con sus semejantes.
El peligro acecha; por ejemplo con la reciente Ley de protección Animal de La Rioja, recurrida actualmente al Tribunal Constitucional, que solo entidades del sector denunciamos no consiguiendo abrir los ojos a unos políticos sumidos en pactos que nadie entiende, que no creyeron que las consecuencias de la aprobación serían tan descabelladas, saltando a la prensa de toda Europa y acabando por convertir a la sociedad civil de La Rioja en sospechosos de la mayor de las atrocidades: priorizar el bienestar animal al de las personas,
convirtiendo a los dueños en esclavos y convictos por su tenencia, incluidos a los propios animalistas, por una ley imposible de cumplir (recomiendo su lectura).
Sagrados derechos los de los animales, priorizados actualmente a los de las personas. España es un país avanzado en leyes de protección y seguridad animal. Son muchas las autonomías con leyes recién aprobadas y otras (pocas quedan) en proyecto, y lo curioso es que los mismos argumentos riojanos se repiten en todas. Parece que el “progresismo” de cierta clase política se dedica a copiar, confundiendo lo malo con lo avanzado, y otorgando más derechos a las mascotas y resto de fauna que a nuestros niños, ancianos u otras personas necesitadas de atención.
Hablando de datos, el año pasado en España nacieron 367.000 niños, y perros tenemos registrados en el país unos 9 millones, algo no nos funciona en la sociedad cuando ya hay más hogares con perros que con niños. Por otra parte la población mayor de 65 años en España se está disparando y que yo sepa las mascotas no pagan seguridad social.
Perra vida o sociedad perra. Nosotros nos opondremos a esta forma de ver la vida por una pequeña parte de la sociedad que quiere imponerse con leyes despóticas y sanciones sin cuento (ya más de dos mil en La Rioja). Los animales domésticos en su sitio y sus prioridades siempre detrás de las humanas.
Pasarán los años y no sé si asistiremos a muchas más doctrinas de este tipo. Los idiotas y cretinos siempre querrán abrazar fundamentalismos excluyentes para alejarse de una realidad de la que se están aprovechando con falso buenismo. La irresponsabilidad es de nuestros gobiernos que, con su permisividad hacia estos descerebrados zampalimosnas fans de Disney, permiten acciones cada vez más intolerantes y violentas que nos están alejando de actividades legales y regladas que forman parte de nosotros mismos.
Como alguien ya escribió: Nunca discutas con un idiota, te arrastrará a su nivel y ahí te ganara por su experiencia.
Felipe Vegue Contreras
Presidente Oficina Nacional de la Caza Presidente Arrecal