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Noticias: 37 años del fallecimiento de Félix Rodríguez de la Fuente
37 años del fallecimiento de Félix Rodríguez de la Fuente
EL 14 de marzo de 1928 en la Burgalesa población de Poza de la Sal viene al mundo el mejor conservacionista del medio natural que ha existido, la misma fecha decidió cruelmente el destino, ya en 1980, para arrebatarnos ese tesoro humano que era el maestro Félix Rodríguez de la Fuente. Un accidente de avioneta en Alaska se llevó por delante 52 años de historia viva, de carisma y sobre todo de amor por la naturaleza, una vida dedicada a la divulgación del patrimonio natural y en especial de la fauna.
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Las grandes pasiones de Félix desde joven fueron la caza y la naturaleza, pionero conservacionista educó encandilando con su personalidad a todo un país. Nos enseñó desde el principio que la caza y la conservación no sólo son posibles, si no que son complementarias. Nos demostró que el cazador ama la naturaleza, que en todo cazador hay un conservacionista, demostrando, como él defendía, que el ser humano pleno es un depredador situado en la cúspide de la cadena trófica desde tiempos inmemoriales, y así lo demuestran por ejemplo las pinturas de Altamira.
Es debido al maestro Félix un cambio en la cultura popular sobre cómo actuar con especies potencialmente dañinas para los intereses humanos como las rapaces o el lobo, animales estos que despertaban un sentimiento especial en Félix y que supo trasmitir a la sociedad de la época, consiguiendo por ejemplo el cese de las “juntas de extinción de animales dañinos y protección a la caza” y modificando las actuaciones guber-
namentales de la época enfocándolas hacia la conservación del medio como patrimonio y riqueza natural. Fue vicepresidente de ADENA y gracias a su labor se establecieron espacios como Parques Nacionales y Naturales, su afición especial a las rapaces le llevó a conseguir espacios como el refugio de Montejo de la Vega. Disfrutaba de estos animales, y hay no pocas imágenes practicando la cetrería.
Su otra gran pasión fue el lobo, animal perseguido hasta casi quedar extinto, se le atacaba sin piedad con todo tipo de artimañas. Los tramperos, personas especializadas en capturar los animales por entonces denominados “alimañas”, utilizaban veneno, lazos, cepos y cualquier artefacto o sistema, la mayoría de ellos no selectivos, todo esto impulsados por la Administración y las gentes del campo, que en la pobreza que inundaba la España de la posguerra, una gallina o una oveja era un bien de extrema importancia para su propietario. Félix salvó al lobo de este holocausto. La percepción de la sociedad fue cambiando hacia una visión más conservadora y de la casi extinción de aquellos años hemos pasado a una franca expansión del lobo. Se estima que ha crecido en torno al 18% en 9 años y esta expansión va acompañada de los problemas inherentes al lobo que son los ataques al ganado. La caza y el lobo son compatibles y se demuestra como una herramienta de gestión imprescindible para el medio. No olvidemos que la mayor densidad de lobos en España es la Sierra de la Culebra (ZA), y en esta sierra la actividad cinegética está muy arraigada, buena parte del presupuesto de la comarca viene de esta actividad, y esta actividad no perjudica al lobo como se deduce del aumento de su población en números y en extensión.
Descansa en Paz amigo, tu recuerdo sigue muy vivo para todos nosotr@s, siempre serás Félix el de los lobos, el ecologista y Félix el cazador.