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Pregón de Fiestas del Pilar 2019

PREGÓN

PREGÓN DE LAS FIESTAS DEL PILAR 2019

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Pregonera: Rosa Fraile Escriche

Buenas tardes, Guapísimos y Guapísimas.

Sra. Alcaldesa y autoridades, Peñeros Mayores, Fragatinas y Fragatinos mayores e infantiles, personas que han hecho posible este acto, familia, amigos, vecinos de Fraga y ciudadanos del mundo, benvinguts/as.

Primero quiero agradecer la confianza y la oportunidad para poder participar en este acto. Es un honor, un privilegio y un orgullo dar la bienvenida a las Fiestas de Fraga. Gracias por dar luz a lo que represento, que es la acción social, el factor humano y la ayuda a los demás.

Hay Fragatinos de nacimiento y hay Fragatinos de corazón. Yo soy Fragatina de corazón.

Mis raíces son fragatinas y desde que nací, he estado ligada a Fraga. Mis padres, Javier y Maruja, siempre venían a Fraga y me inculcaron el amor por la ciudad. Cuando era una niña y veníamos desde Madrid a veranear a Fraga a casa de mi familia, iba a la huerta. Eso era el paraíso para unos niños de ciudad: Fruta autentica, acequias para bañarse, y viajes con tractor hasta la vaquería más cercana. Por las tardes iba a casa de mis otros abuelos, con mis primos, otro paraíso para un niño: los “futbolines del So Fraile”, en el Segoñe, que era unos recreativos y tienda de chuches. Mis hermanos y mis primos nos comíamos chuches a montones, todas las que cabían en las manos y en los bolsillos. ¿Quién se quería ir de Fraga después del verano? ¡Nadie! Mis hermanos y yo hacíamos manifestaciones para no irnos.

Fui creciendo y mi madre me “acoplo”, literalmente, al grupo de las amigas de mi prima Dori. Por aquel entonces, yo era muy tímida, no hablaba mucho. Ellas me ayudaron, con mucho cariño, a que hablara y participara. Lo hicieron tan bien, que no he dejado de hacerlo hasta ahora. Ellas me presentaron, con todos los respetos a los presentes, al chico más guapo de Fraga, para mí. Aquí también tuvieron un papel fundamental los amigos y amigas de la Peña un “Mai pense en tot”, porque hacían las mil y una para que habláramos y quedáramos. Hicieron tan bien su labor que ese chico, es ahora mi marido, Enrique. A través de ellas y ellos, conocí, “Lo Pilá”, inigualable en fiestas y la marcha bailonga de Fraga. ¿Quién se quería ir de Fraga? ¡Nadie!

Mi madre, Maruja Escriche, nos llevaba a todas las actuaciones o ensayos de la Rondalla, que por cierto, estaría muy orgullosa de sus “niños”, ahora ya maestros de la Rondalla, y en lo que ha convertido, símbolo de orgullo y folclore de nuestra tierra, allá dónde va.

Un día, tuve que decidir si Madrid o Fraga, y elegí: Fraga. Durante estos 16 años: Me he casado con Enrique y he tenido dos hijos Fragatinos, Hugo y Sara. Vivir en Fraga me da la oportunidad de poder conciliar mejor la vida familiar y laboral, dar paseos en plena naturaleza, disfrutar de un rio espectacular y llegar a trabajar en 5 minutos. A mis amigas de toda la vida, se han sumado otras más, que me enriquecen como persona y aprendo de ellas. A mi familia, se ha sumado, la familia de mi marido, que me ha acogido con cariño.

Soy psicóloga y he tenido la oportunidad trabajar en la rica variedad asociativa de la localidad y desarrollarme plenamente como profesional. Empecé trabajando en Caritas Fraga, atendí a personas inmigrantes, aprendí del voluntariado de Caritas, a ACOGER Y A MIRAR desde el corazón al Ser Humano que tenía delante, sin Juzgar. Trabajé en la Asociación de Fibromialgia y Fatiga crónica, una enfermedad que no es muy vista. Allí aprendí a ESCUCHAR, no juzgar y ¡A AMAR vestirme de Faldetas!. Esta asociación participa en el Día de la Faldeta realizando una estampa. Poder participar desde dentro de la fiesta y descubrir como hacían las cosas nuestros abuelos, es algo maravilloso. Fui voluntaria de Cruz Roja, allí estuve con grandes amigos.

Trabajé en Ayuntamiento de Fraga, dando talleres de educación afectivo sexual, emocional y de convivencia estando en todos los centros de educación secundaria de la ciudad. Conocí a muchos jóvenes, con un gran potencial. Los jóvenes, son nuestro mejor activo y tenemos la obligación entre todos, de educar en valores, en igualdad, respeto a la diversidad, consumo responsable y sexualidad sana. Hay que conseguir ser un pueblo que se sienta orgulloso de no necesitar denunciar ninguna agresión sexista porque nuestros jóvenes sepan vivir unas fiestas con libertad y respetuosas con todas y todos.

Actualmente, trabajo como psicóloga en la Asociación española contra el cáncer, mi labor es acompañar a personas en diferentes etapas de la enfermedad y de trasformar el sufrimiento en amor. Trabajo con un montón de personas maravillosas, muchas de ellas han pasado por un cáncer, o son familiares. Gente que trasforman el sufrimiento y el miedo en ayuda mutua. Valoro mucho el trabajo de los miembros de junta que trabajan durante todo el año, dando esperanza y fuerza a otros muchos, admiro a las personas voluntarias, y me sorprende gratamente que un pueblo entero salga a la calle cuando la entidad propone cualquier actividad. Por eso ensalzo la labor que hacen todas las asociaciones, que son muchas y variadas de nuestra ciudad, gracias al trabajo altruista se construye la sociedad y son el alma de un pueblo.

Yo conozco y participo en una Fraga solidaria, que

actúa y que acoge. Una Fraga, que mantiene su riqueza lingüística, tradiciones culturales y respeto hacia sus mayores.

Y término, con una propuesta para unas fiestas en

convivencia: que saquemos lo mejor de nosotros y nosotras (poner la mano en el corazón gesto de sacar lo mejor del corazón), que miremos lo mejor del ser humano que tenemos delante, bailemos, riamos y lo que más me gusta, nos abracemos.

¡BONES FESTES DEL PILAR!

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