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Desde el Sacromonte
from Granada Turismo 2019
by editorialmic
Lindando con el Albaicín se encuentra el que para muchos es el verdadero barrio distintivo de Granada, y desde luego el más secreto y enigmático: el Sacromonte. Su nombre viene de finales del siglo XVI, cuando se hallaron en esta zona las reliquias de San Cecilio y unas misteriosas láminas de plomo con inscripciones, los Libros Plúmbeos. Para venerar estos hallazgos se construyó años después la Abadía del Sacromonte. Pero el Sacromonte tiene también una vertiente menos sagrada, que es su tradición flamenca y festiva. Hay un Sacromonte de día y otro de noche, y ambos merecen visitarse con tiempo y espíritu aventurero.
De día
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Junto a la Abadía, las Santas Cuevas. En estas cuevas-catacumba la ciudad, San Cecilia, y la imagen del Cristo de los Gitanos (una de las más veneradas de la Semana Santa). Como curiosidad, en una de las cuevas hay también una piedra que, según la tradición, da marido en el mismo año a la mujer que la bese.
De noche
Llegar al Sacromonte dando un paseo permite disfrutar de una vista encantadora de Granada, con la Alhambra y el Generalífe como referencias siempre presentes. El camino, llano y cómodo, parte del Peso de la Harina, a mitad de la Cuesta del Chapiz, y sólo conserva del vía crucis que fue, algunas cruces de piedra del siglo XVII, costeadas por los nobles de la ciudad.
Durante el paseo-mirador se ven, o se adivinan, esas viviendas que ya hace dos siglos admiraban a los visitantes: las casas-cueva del Sacromonte, donde se asentaron los gitanos granadinos en el siglo XVIII. Encaladas por dentro y por fuera y con chimeneas a modo de respiraderos, el barrio les debe, en gran medida, su especial fisonomía y mucho de su encanto. Al final del recorrido, se inicia la subida a la Abadía, en lo alto del monte. El Sacromonte es el centro neurálgico de la Granada flamenca y jonda: todos los días se celebran espectáculos organizados y, con suerte, a cualquier hora se disfruta de exhibiciones espontáneas en los bares y terrazas del barrio. Las zambras del Sacromonte -cuevas que se usan como tablaos- son el destino de muchos viajeros que no se van de Granada sin vivir una larga noche de cante y baile flamenco, cenando antes la tradicional tortilla del Sacromonte -con jamón y pimientos, entre otros ingredientes- y alegrándose el cuerpo y el alma con la música, la bebida y el ambiente de un barrio muy típico, pero nada tópico.
Para conocer la historia, evolución y costumbres del pueblo gitano y de la forma de vida en las cuevas pueden visitarse el Museo Cuevas del Sacromonte y el Museo de la Mujer Gitana, éste en el popular edificio de “La Chumbera” que, además, ofrece magníficas vistas de la Alhambra. •