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Antonia Álvarez Beltrán, Premio Patitas
Toñi forma parte del mundo carnavalero desde que su madre la paseaba antes de nacer y escuchaba coplas de los carnavales del Zoilo, esos carnavales que su padre canturreaba con voz bajita y su madre en el trajín de la casa no se perdía detalle. Por algo es “Toñi la del corte”, toda una gran carnavalera.
¿Cuándo años llevas en esto del Carnaval?
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Cuarenta años en cabalgatas y grupos callejeros; también he salido en el teatro Gran Vía formando parte de una comparsa en 1979: “Los Cubancheros” con Diego Neto y siete amigas más formando parte de la puesta en escena; incluso algunas aún salen conmigo en la cabalgata. Toda mi vida y además formo parte de la trinchera, (30 años) cosiendo para comparsas y murgas) como tantas mujeres.
Dices que eres de la parte de atrás. Una de tantas personas que formáis la intendencia carnavalera.
Muchas somos… siempre suelen salir en los lugares apropiados para ello informativamente hablando, los de delante, pero hay más personas detrás de las que imaginas. Como yo, cientos.
Supongo que para coser a un grupo debe de haber una comunión entre tú y quien organiza.
Supones bien. He de confesar que a veces el trato con alguien determinado es un poco difícil, pero, la inmensa mayoría, son las menos. Trato de captar todo lo que me van diciendo, a veces…. ¡uf!, pero la sintonía se la cogemos muy bien. Al final todo sale a pedir de boca. Cuando veo en el teatro o la calle el resultado de mi obra, me emociono. A veces una lágrima se pierde por la mejilla.
Coses disfraces hasta para Ayamonte. ¿Cuántas agrupaciones este año?
Para Ayamonte una agrupación. Para Isla Cristina una comparsa: Elías Casanova, además el traje de la coronación de la corte infantil y… a mi grupo que somos 27 personas, la Peña Los Retales, mi peña. Tres trajes; la cabalgata, martes de disfraces y entierro de la sardina.
Premio Manuel Fragoso “El Patitas”. ¿Qué supone para ti?
La satisfacción que se le da a una trayectoria que solamente no ha sido mía y me explico. Ántes he referido la trinchera; esas personas que me ayudan; las que hacen que me sienta útil para cortar diez disfraces en una noche y coserlos. La felicidad compartida de un grupo de amigas a las que considero mi familia. A mi familia carnal que han sabido compaginar mi vida carnavalera y familiar. Me siento tan satisfecha que dedico este deleite a toda mi familia; la dentro y la de al lado de mi corazón.
¿Conociste a Manuel “El Patitas”?
Claro que sí; nos asomábamos a la puerta de la casa para ver cuando venia disfrazado; era la admiración de propios y extraños; ¡qué maravilla…! en el Bar Relente, hacía que la gente se desparramara de risa con sus cosas, tan serio y tan simpático a la vez. Y como persona una gran persona. Cuántos Patitas deberán haber en el carnaval de calle.
¿Qué le falta al carnaval de calle?
Le falta la espontaneidad, no debería de ser tan programado. Ahora es demasiado encorsetado; la gente disfrazada no va a disfrutar. Parecen que les falta chispa. No es lo de antes. Se que hay que evolucionar. Pero, ¿esta es la evolución? Por ejemplo: en las viudas carnavaleras; no me gusta tanta organización personal, para mí la esencia es la chispa, no con tantas bases y poco reír. Deberían de quitar de la cabalgata el alcohol y fumar, eso sí que debería estar prohibido
¿Carnaval el de antaño o el de ahora?
Se han perdido las vivencias de la unión entre los que íbamos en los grupos que hacíamos todo nosotros mismos, desde las escarchas en la cara, hasta el pegamento para los gorros. Recuerdo el año de “Las Medusas”; no encontrábamos la tela y el material adecuado; y el Pañerito nos trajo de Sevilla un kilo de escarcha y salimos del aprieto. Ahora, todo se encuentra por Internet, es demasiado hecho, demasiado impersonal.