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Crónica de las Fiestas del Cristo 2018

Todos los años lo mismo, pero ningún año igual

Año tras año desde hace más de 30. Llega el veintitantos de agosto y esté donde esté, me paro, hago la maleta (de pequeña se encargaba mi madre de hacérmela) y regreso. Sí, el verano ha acabado para mí a los ojos de los que me ven partir del destino vacacional, pero yo sé que no, que todavía queda una semana para despedirme de mis vacaciones. ¡Y qué bien saben esos últimos siete días!

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La cita siempre es la misma, el 27 de agosto, y con la sonrisa en la cara, el moreno en la piel y la libreta en la mano (porque yo compagino trabajo con ocio en estas fiestas) escucho el pregón y asisto atenta al chupinazo que marca el inicio de otras fiestas desde el balcón del Ayuntamiento. Otras más. O no, porque aunque todos los años es lo mismo, ningún año es igual. Y eso solo lo sabemos los vecinos de Sanse y los de Alcobendas, entre los que me encuentro, que desde niños hemos vivido, sentido y disfrutado de estas fiestas. Cuando era pequeña, mi punto de encuentro era la feria. Montarme en todos los cacharritos posibles era el único objetivo. De adolescente, el interés se marchó hasta el Anfiteatro, donde actuaban los mejores grupos del momento cada año. Y, después, si sobraba tiempo, a montar en las atracciones de la feria. Eso sí, en las de mayores, que es lo que me creía entonces que era. A partir de los 18, la música seguía formando parte de mi forma de disfrutar, pero ya no sólo la de los conciertos, sino también la de la plaza, la de la Peña de Sanse y la de la plaza donde está situado El Foro. Y ahí me he quedado sumando otras peñas como, por ejemplo, La Estafeta o la de Los Amigos, con su cocina inigualable. Y repito año tras año dejándome ver también por las casetas de la Feria donde partidos políticos, asociaciones y clubes deportivos me reciben con los brazos abiertos. Gracias de corazón por el cariño.

La procesión del Cristo de los Remedios, uno de los momentos culminantes de las Fiestas.

Los encierros infantiles, haciendo crecer a los que continuarán las tradición el día de mañana.

Todo cambia, a pesar de que todo es igual. Por ejemplo, varían los pregoneros. Este año han sido Mayte y Paco Foro, grandes amigos, que se merecen este reconocimiento de su pueblo, los que se dirigieron a los vecinos ese 27 de agosto con un discurso lleno de emoción. Su taberna es todo un referente a cualquier hora del día. En esta ocasión me quedo con las patatas con rabo de toro a la hora del aperitivo y con la noche. Charlar al ritmo de la música a las puertas de su establecimiento ya entrada la madrugada es una de las cosas que más me gustan de las fiestas de Sanse. También cambian las figuras que torean en La Tercera, la plaza de toros. Me quedo con Juan José Padilla, que se despide este año de los ruedos y que abrió la puerta grande, y con la alternativa de Álvaro García, torero del pueblo, al que deseo desde estas líneas mucho éxito en la andadura que comienza ahora cumpliendo su sueño, ser matador de toros. Lo que no ha cambiado para mí es acompañar al Cristo de los Remedios en procesión por las calles del pueblo, ni asistir cada mañana a los encierros. Eso es algo que te enseñan, que te inculcan y que, por más que pasen los años y que cambien las cosas, no modificas. Forma parte de uno. Y debo reconocer que me encanta entrar desde la calle Real al recorrido saludando a tanta gente que disfruta de Sanse como yo, buscar un sitio y ver pasar el encierro. O subirme a casa de mis amigos Antonia y Luis, que me invitan cada año a su balcón, un lugar privilegiado donde confluyen las calles Real y Estafeta. ¡Qué mérito tienen los corredores!. A veces me gustaría ser valiente solo para sentir lo que sienten ellos. Y es que creo que hay pocas cosas en las fiestas más emotivas que la cara de felicidad que se les queda una vez que ha terminado el encierro. Debe ser parecida a la que tenemos todos los demás cuando vivimos los mejores momentos de estas fiestas en buena compañía. Otra cosa ya es la cara de la última noche y más, si cae, como ha sido el caso de este año, en 2 de septiembre. De golpe, aterrizas en la realidad. Y es que, lo que tampoco cambia nunca, es que después de las fiestas de Sanse empieza el curso. Es así año tras año. Pero vamos a llevarlo bien. Seguro que si hacemos memoria de los mejores momentos de los festejos nos saldrá sola la sonrisa y volver a la rutina será mucho más fácil. Vamos a intentarlo porque esto se ha acabado. ¡Viva Sanse, vivan sus vecinos, vivan sus fiestas, viva el Cristo de los Remedios! Nos vemos en las fiestas del año que viene.

Mamen Crespo

Periodista Redactora jefe del periódico GENTE

Los encierros han sido rápidos y sin incidentes. La Plaza de la Constitución, engalanada.

La Master Fitness Class, una de las actividades protagonistas. Los conciertos han dado una muy buena nota.

El Ayuntamiento lanzó la campaña Cero Agresiones Sexuales durante las Fiestas. La Feria, repleta de gente.

Campaña en materia de venta y consumo de bebidas alcohólicas

El Ayuntamiento, en concreto la Concejalía de Salud, viene realizando durante todo el año una campaña para informar al comercio minorista de alimentación sobre la legislación vigente en materia de venta y consumo de bebidas alcohólicas. Con motivo de las Fiestas del Cristo de los Remedios se reforzó esta campaña con el objetivo de disminuir el consumo de estas bebidas, sobre todo entre los menores de edad. Bajo el lema “Si son más de las 10 de la noche o eres menor de edad yo no puedo vender, tú no puedes comprar” la campaña informa acerca de sus obligaciones a los diferentes colectivos implicados de la legislación vigente y les recuerda su responsabilidad social. Los carteles están editados en varios idiomas. Jussara Malvar, concejala de Salud, detalla que “si bien en nuestra ciudad no hay una situación grave en este tipo de consumo entre los menores nunca hay que bajar la guardia. Las campañas”, prosigue la concejala, “como ésta de prevención, que dan sus frutos a medio y largo plazo, siempre deben tener una continuidad en el tiempo para que sigan siendo efectivas”.

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