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CADIG ‘El Pilar’, hogar y vida para treinta personas

El centro cumple diez años y se afana en integrarse en la vida cotidiana de La Solana

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JAvier ruiz

El CADIG ‘El Pilar’, es el Centro de Atención Integral para Personas con Discapacidad Intelectual Grave, un recurso asistencial que tiene como objetivo la atención al colectivo de personas con grandes necesidades de apoyo. Situado en la Avenida de la Romería, 48, cuenta con treinta plazas, que se distribuyen en cinco casas denominadas por colores: roja, azul, amarilla, verde y naranja, además de dos plazas de centro de día. Abrió sus puertas en 2010 y se inauguró en 2011. GACETA ha hablado con la directora técnica y psicóloga del centro, Nuria Cabello, quien destaca que el CADIG es un lugar de vida para sus treinta usuarios. Se cuenta con dos casas, una para respiro familiar, o sea, para aquellas personas que por mudanza, urgencia médica o cualquier necesidad importante necesitan de esa vivienda y donde podrán residir durante quince días. La otra está ocupada actualmente por la Asociación ‘Alas de Papel’ para terapias y tratamientos. En conjunto, las instalaciones ofrecen los tres servicios de alojamiento-convivencia, respiro familiar y centro de día. Este centro es el hogar de sus residentes, entrando algunos con 18 años y conviviendo el resto de su vida en el CADIG, donde encuentran el apoyo y la forma de vida que merecen cuando carecen de familiares o estos no tienen los recursos para sacarlos adelante. Para ello, se dispone de profesionales las 24 horas, 365 días del año, como personal de apoyo que se ocupa de levantarlos, darles de desayunar, asearlos o mover a los que tienen movilidad reducida. Para los que no necesitan del apoyo diario en estos menesteres, dichos profesionales se ocupan del acompañamiento para pasear, hacer compras o simplemente beber un refresco. “Tenemos un trato personalizado según sus necesidades”, indica la directora, que enumera al resto de profesional técnico: terapeuta ocupacional, fisioterapeuta, logopeda, psicóloga y trabajadora social. También se cuenta con enfermera y médico, además de todos los servicios complementarios de lavandería, limpieza, cocina, mantenimiento y administración.

Evolución ascendente. La llegada de AFAS

Son, por tanto, 40 personas, cada uno en su rama profesional, los que trabajan de manera cotidiana en el edificio

Los usuarios del CADIG son parte de la sociedad solanera

Activos en la vida del municipio

La línea que está siguiendo el CADIG es la progresión, poniendo el acento en la participación en actividades y en hacerse presentes en la comunidad donde viven. “Cada vez hacemos más cosas fuera del centro, participando en actos de la vida solanera”. Es habitual verles en el teatro, en la piscina, vestidos de carnaval… El CADIG tiene, por tanto, una proyección ante el municipio que es muy positiva, con una gran implicación en La Solana. La directora hace hincapié en que todo lo que les rodea es un entorno de vida que cubre sus necesidades, da felicidad, y prueba de ello son las diversas actividades que se realizan, que conlleva la alegría de los que participan y mejora el ambiente general. El desafío es normalizar la vida de los usuarios en la medida que sea posible.

a fin ofrecer el bienestar a los usuarios que cuentan con diferentes discapacidades. “Son personas que necesitan de mucho más apoyo, por eso se derivan a instalaciones de estas características como con las que cuenta La Solana”. El CADIG ‘El Pilar’ está financiado por la Junta de Castilla-La Mancha, las plazas son públicas y las familias también aportan parte de la prestación de los usuarios y usuarias, aunque la mayoría de la subvención proviene del gobierno regional. La evolución del centro, según cuenta Nuria Cabello a GACETA, ha pasado por varias etapas, no siempre sencillas. Los primeros años fueron los más difíciles, “empezó todo muy rápido, con muchas personas usuarias a la vez y requería una inyección económica muy grande”. Justo en esa época, en 2012 y 2013, apareció la crisis, las subvenciones llegaban tardías y conllevó varias situaciones complicadas. Pero justo a partir de 2013 apareció AFAS (Asociación de Familiares y Amigos con Discapacidad), con sede en Tomelloso. Una organización no gubernamental promovida por padres, familiares y personas sensibilizadas, para luchar por los derechos de las personas con discapacidad intelectual, y que comparte plenamente la misión de todo el movimiento asociativo FEAPS: “Mejorar la calidad de vida de las personas con discapacidad intelectual y la de sus familias”. De esta forma, dice, “se empezó a visualizar un cambio muy positivo, llegaban las subvenciones, se comenzaba a tener liquidez, y se empezaron a centrar en la vida de las personas, avanzando mucho en la filosofía y apoyando a los usuarios de una forma más personalizada, con proyectos de vida acordes a su situación”.

Empoderamiento e integración

Las puertas están abiertas para todas aquellas personas que quieran colaborar, voluntarios que pueden pasar momentos con los usuarios, tener amigos, relacionarse para pasear y tomar algo, “y esa es una parte de su calidad de vida”. Por suerte, en pleno siglo XXI el concepto de tener entre la familia una persona con cualquier tipo de discapacidad ha cambiado. Antes era un problema, no hacían vida social, estaban prácticamente ‘escondidos’ en las casas, se les denominaba ‘subnormales’. En este tema, Nuria Cabello, razona sobre el positivo cambio de mentalidad en familiares y allegados, que piden y exigen recursos para las personas con discapacidad intelectual y grandes necesidades de apoyo, dotando a los municipios con colegios de educación especial, residencias, viviendas y personal especializado. “Se empezaron a dar pasos hasta llegar a la actualidad y poco a poco la sociedad se ha ido adaptando a ellos”. Uno de los fines es trabajar para empoderarlos, integrarlos en la sociedad y con el entorno, llevando a cabo actividades de accesibilidad física. En resumen, según explica Nuria Cabello, la valoración del trabajo en el centro, desde su propia experiencia, es que “recompensa y motiva mucho porque los profesionales trabajamos para hacer felices a estas personas”. Los propios usuarios valoran cada pequeño detalle “y lo devuelven con creces”. Se pelea diariamente por tener una vida digna, mejorar la calidad de vida, ir a mejor, siempre avanzando y en positivo, de ahí que se esté trabajando diariamente en distintos proyectos, muchos de ellos con la sociedad solanera “lo bueno es que cada vez encontramos más puertas abiertas y eso es muy positivo”, concluye la directora.

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