AFLORAN LOS RESTOS DE LA

Afloran los restos de la capilla de los Quintanilla en el jardín arqueológico de la Casona de Puerta Castillo

La creación del jardín arqueológico en el interior de la Casona de Puerta Castillo, actual Centro de Interpretación del León Romano, ha aflorado el debate y el análisis sobre la primitiva construcción de la iglesia y parroquia de Santa Marina, levantada en el siglo XIII, lo que la convierte en una de las más antiguas de la ciudad. En un extremo del jardín arqueológico y adosados a la cara interior de la muralla romana se encuentran los restos de esta primitiva iglesia románica, que fue abandonada en la segunda mitad del siglo XVIII para trasladarse a la vecina iglesia del convento de los jesuitas expulsos, donde se instalaría –y aún permanece– la parroquia de Santa Marina. En el interior de esta iglesia se conservan algunos restos ornamentales de la primitiva parroquia. En un lateral de la primera iglesia de Santa Marina se levantaba la suntuosa capilla renacentista de los Quintanilla Flórez o Tapia, de la cual ha sido posible hacer una reconstrucción ideal a partir de las descripciones que se conservan en archivos y que en 2003 recopiló el investigador y escritor leonés Taurino Burón Castro, en su libro 'La parroquia de Santa Marina la Real de León', editado por el Ayuntamiento. El autor del dibujo que recrea la capilla de los Tapia es Ángel García González. Este dibujo, junto al de la recreación de la primitiva iglesia puede verse en el interior del Centro de Interpretación del León Romano.

Restos de la primitiva iglesia de Santa Marina y de su adosada capilla de los Quintanilla Flórez

RIVALIZAR CON LOS QUIÑONES

Las familias nobles leonesas siempre han rivalizado entre sí a la hora de diseñar sus capillas funerarias, construidas en el interior de las iglesias más importantes de la ciudad. Es el caso de Pedro de Tapia, del linaje de los Quintanilla Flórez, quien diseñó su capilla en la iglesia de Santa Marina para rivalizar, por ejemplo, con la poderosa familia de los Quiñones, que disponían de capillas funerarias en la cercana iglesia de San Isidoro, en el convento de Santo Domingo o en el más lejano de San Claudio. En la capilla de Santa Marina se llegaron a enterrar hasta el siglo XVIII al menos dieciocho miembros ilustres de la familia Quintanilla Flórez, todos con el apellido Tapia.

OT6 Conservar y proteger el medio ambiente y promover la eficacia de los recursos

EL DIBUJANTE ÁNGEL GARCÍA GONZÁLEZ HA RECREADO EL INTERIOR ORIGINAL DE LA SUNTUOSA Y COLORIDA CAPILLA (S. XV)

DESCRIPCIÓN DE LA CAPILLA

Excavaciones arqueológicas realizadas en la década de los ochenta del pasado siglo hallaron los restos de esta capilla, situado en la zona del evangelio de la primitiva iglesia de Santa Marina. La capilla fue levantada en piedra y cubierta con bóveda y su subsuelo fue utilizado para enterramientos, como era lo normal de la época. La familia que levantó esta capilla fue la del vizconde de Quintanilla de Flórez y el primer enterramiento fue el de uno de sus miembros más destacados, Pedro de Tapia, fallecido en 1448. Burón Castro describe en su libro la capilla: “El fundador del primer enterramiento en la iglesia fue Pedro Tapia, fallecido en el año 1448, quien después de haber labrado la capilla y entierros de la parroquial de Santa Marina al lado del evangelio y hecho su sepulcro de piedra de sillería en un nicho debajo de un arco, pintada la parez de color azul con estrellas de oro y una tabla del descendimiento encima de todo, embebida en el mismo arco”. En la misma descripción se añade que “en la cornisa de la capilla todo entorno hay un letrero de letras de oro que dice: `Esta capilla fizo a su costa Pedro de Tapia, maestre de la sala del rey Don Juan el segundo, dexó doce misas en memorias cada año`”. Tras el traslado de la parroquia a la actual iglesia de Santa Marina se aceleró la destrucción de la primitiva parroquia y de la capilla adyacente. Hoy solo quedan los restos de sus cimientos y paredes, que acaban de ser consolidados y pueden ser visitados. •

Dibujo de Ángel García González, que reconstruye cómo debió ser la capilla.