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ESPECIAL COVID: Dra. Isabel Correa Rosales, UGC cuidados críticos y urgencias del Hospital Regional Universitario de Málaga.

Dra. Isabel Correa “De repente nos encontramos con una catástrofe por día, parecía que se había estrellado un avión a diario”

Recuerdo el mes de febrero cuando comenzaron los primeros casos de coronavirus en Italia y me dije “ya está aquí”. Tengo la profesión más bonita del mundo y dentro de ella la mejor especialidad que se puede tener, llevo trabajando 20 años como urgencióloga en el Hospital Regional de Málaga y jamás pensé que iba a vivir lo que ha ocurrido. Estoy acostumbrada a trabajar en equipo e intento tenerlo todo bajo control. De repente iba todos los días a trabajar con MIEDO. Nunca me había pasado. Miedo al contagio porque atendía a enfermos contagiados muy críticos más jóvenes y más sanos que yo; todos los días me enteraba que un compañero se había contagiado; miedo a situaciones nuevas, escenarios nuevos, tratamientos nuevos que cambiaban por horas actuando a veces con guías poco consensuadas, tratamientos casi experimentales porque no había estudios suficientes, formas de actuar muy distintas a las habituales como trabajar con esa especie de traje de astronauta tan incómodo e impersonal resulta que hace que el contacto con el paciente sea frío y distante cuando no pueden estar con sus familiares en el momento de la despedida de toda una vida… qué triste. Recordarlo me llena los ojos de lágrimas. Sin duda fue lo peor.

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Mi compañera Yolanda se ha formado durante años en catástrofes y cada vez que hacíamos simulacros le decía que ojalá se jubilara sin ponerlos en práctica y, vaya por Dios, de repente nos encontramos con una catástrofe por día, parecía que se había estrellado un avión a diario. Transformación del hospital, la urgencia se divide en dos circuitos, coordinación con la extrahospitalaria, cambios de especialidades a otros pabellones, preparación de un hospital de campaña en Carranque, etc.

Pero me llevo experiencias muy positivas. El COMPAÑERISMO, en mayúsculas y a todos los niveles, el reconocimiento de la sociedad por nuestra labor, la solidaridad recibida en forma de ayudas por personas y empresas anónimas; gracias por esas pizzas, esas mascarillas, ese ramo de flores, esas torrijas, ese chocolate, esas pantallas, esos APLAUSOS. GRACIAS. u

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