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Qué importa

Qué importa si han descubierto miles de constelaciones y asteroides, o que en el universo haya basura cósmica de tanto satélite inútilmente destruido, que da vueltas sin sentido aparente alrededor del universo, lejos de toda percepción, si a fin de cuentas solo se trata de ingentes cantidades de chatarra sin utilidad.

Qué importa que existan otros mundos similares al nuestro si cuando el hombre pueble su superficie, tras viajar durante años a la velocidad de los neutrinos, su primera labor será parcelarla, la llenará de policías y de gente salvaje que se mata por un dios, una nación y una enseña.

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Qué importa que las religiones te prometan la eternidad en la gloria cuando se produzca la resurrección, si es suficiente un segundo de gozo, por ejemplo, con el beso de una mujer dulce y hermosa para que te sientas inmortal sin necesidad de morirte.

Qué importa si el ser humano se considera el dueño del mundo, con una inteligencia que le permite inventar la maquinaria más perversa de exterminio, si un estúpido microbio, tiene capacidad para fulminar toda la humanidad en un par de días.

Qué importa si los políticos riñen por tener más poder, sean de un bando u otro, y que esto te obligue a discutir con los amigos si tomas partido, si con solo llamar al camarero y pedir otra ronda de cañas y espetos el mundo será mejor.

Qué importa si los sabios dicen que somos una mezcla de azufre, hidrógeno, oxígeno y carbono, si todos esos ingredientes te llevan a conmoverte con la Venus del espejo de Velázquez, los versos de Machado o la luminosidad de un cuadro de Sorolla.

Qué importa si la formulación de las cuatro leyes de los agujeros negros nos han acercado a casi tocar la piel de Dios si la caricia de una mano femenina te hace sentirte un dios.

Qué importa que la NASA enviara un objeto a 6.600 millones de kilómetros de la tierra — no sé con qué intención— si no puedes remediar las lágrimas de una niña hambrienta en el Zaire.

Qué importa el descubrimiento de la bomba de neutrones y la fibra óptica, si una noche de botellón y frenesí puede llevar a miles de jóvenes a un coma etílico.

A fin de cuentas todos los sueños que tuviste en tu juventud y las conquistas de la era moderna, se resumen a jugar una partida de dominó en el hogar del jubilado y centrar tu estado de ánimo en el resultado óptimo del análisis de orina y el de colesterol; todo lo demás da lo mismo.

Nono Villalta

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