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A propósito de la Energía
comercios
Escanea el código y descubre la buena mano de Elvira.
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Vive Malasaña Asociación de Comerciantes
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Un Café-Bar
con encanto... e historia
sta es la historia de un pequeño
Elocal inmerso en pleno Malasaña. Se encuentra en la calle Molino de Viento nº 1, justo al comienzo de la calle, tras la plaza Carlos Cambronero, que se abre al principio de la calle del Pez. Este local desde los años 80 siempre estuvo dedicado a la hostelería, al menos así consta oficialmente en los registros y licencias. Sin embargo, hasta hace unos 4 años fue una suerte de “barra americana”.
Los vecinos de la calle pueden contar y cuentan muchas historias de él, desde sus comienzos, cuando era un local con “chicas de lujo” -al estilo de los locales similares de Capitán Haya- y donde acudían todo tipo de personajes enjoyados y encorbatados, a su progresiva degeneración en un local insalubre con un cuartucho interior con cama y ducha y que regentaba una “madame” -de origen chino-, y que perseguía a las “chicas” a escobazos por en medio de la calle, por a saber que causas.
Los vecinos recuerdan a las “chicas orientales” colocadas en cuclillas en medio de la calle, semi-desnudas y hablando por teléfono, cuando no tenían clientes. Y lo que sobre todo recuerdan los vecinos son los ruidos: la música alta a cualquier hora, el ruido generalizado y las peleas en la calle, el alcohol y la droga por todas partes y las continuas sirenas de policías y ambulancias interviniendo día tras día. Eso también fue Malasaña.
Hace casi 3 años, el local fue reacondicionado por Elvira, una emprendedora que ha pretendido hacer lo que es hoy,
CAFÉS, DESAYUNOS, TAPAS, TARTAS, COMBINADOS Calle Molino de Viento, número 1 28004, Madrid
un café bar amable y con encanto. No solo ofrece productos seleccionados, elaboraciones exclusivas con el sello de calidad de una profesional de la cocina y la pastelería, sino que además lo adorna con paredes llenas de pinturas y fotografías, y una música seleccionada, para conseguir un oasis de tranquilidad; un lugar para degustar, disfrutar, poder hablar y sentirse bien.
Pero el local de Elvira es mucho más. Es pura filosofía: “la actividad comercial y la vida vecinal, tienen que ser compatibles”; el cuidar y limpiar la calle a diario, el tener una preocupación constante por los vecinos, sobre todo por no molestarles, por colaborar con ellos en el día a día como un vecino más, el no dar ocasión ni oportunidad a escándalos ni ruidos... En resumen, el ofrecer un modelo de negocio sostenible, que dedica especial atención al medioambiente y al entorno, que cuida las relaciones humanas y que pretende dar su oferta de servicios en forma de cafés, tés, comidas, tapas, tartas, bollería, dulces y salados de una forma amable y próxima.
En estos tiempos tan deshumanizados y masificados, La Vie en Doux, que así se llama, es un remanso de tranquilidad en la vorágine diaria. Todavía hoy, de vez en cuando aparece por el local algún ciudadano Chino despistado -seguramente recién llegado de su pueblo donde en algún momento alguien le contó-, preguntando tras asomar la cabeza tímidamente por la puerta: “¿aquí no chicas?”. Elvira con paciencia les sonríe y les dice “no, aquí no chicas, aquí un café y unas tartas espectaculares”. Y la vida sigue...