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SALUDA PRESIDENTE DEL CABILDO

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SALUDA ALCALDE

SALUDA ALCALDE

SALUDA

José Ignacio Sánchez Ballesta Presidente del Real y Muy Ilustre Cabildo Superior de Cofradías

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Al igual que hace un año, me dirijo a vosotros con el recuerdo, en primer lugar, a todos los cofrades, familiares y amigos que se han visto afectados por la pandemia que nos asola desde principios de 2020. En nuestra memoria siempre estarán aquellos que nos han dejado, con la certera esperanza de que Dios Padre los tiene acogidos en su regazo.

A nadie se nos escapa que este tiempo de restricciones y privaciones ha supuesto un serio revés para la población, en general, y para la comunidad nazarena, en particular. Ambos, vecinos y cofrades de la ciudad de Murcia, nos hemos visto privados de los dos últimos desfiles procesionales. Algo que, según cuentan las crónicas, sólo había pasado anteriormente en dos periodos: en 1909, debido a la lluvia; y de 1936 a 1938, como consecuencia de la Guerra Civil. Para la posteridad, pues, quedará este bienio 2020-2021: un lapso temporal irrisorio en términos históricos; una eternidad para la familia nazarena.

Con todo, hemos de recalcar un dato que, aunque interiorizado, no puede obviarse: frente a la realidad de la ausencia de procesiones, el recordatorio de que la Semana Santa ha seguido estando presente en nuestras vidas y en nuestras celebraciones litúrgicas. Cierto que de una forma inevitablemente diferente, pero siempre con el corazón puesto a disposición de la conmemoración, recogimiento y alegría que merecen la entrada triunfal en Jerusalén, la Pasión y la Resurrección de nuestro Señor Jesucristo. Dos años sin los pasos en las calles, que no dos años sin Semana Santa.

En este 2022 que acaba de empezar, rememoremos el Evangelio de Lucas y sintámonos como se sintieron aquellos dos discípulos que, mientras caminaban hacia Emaús, se toparon con Jesús resucitado. Vivamos nuevamente la fe como la experimentaron ellos, proclamando otra vez de la manera que está en nuestras manos la Palabra del Hijo de Dios hecho Hombre. No nos asustemos del reto que tenemos por delante, como en un primer instante se asustaron los discípulos cuando Jesús se presentó en Jerusalén para hacerles entender el cumplimiento de las Sagradas Escrituras. Y retomemos con entusiasmo ese don en que consiste nuestra labor: acercar la Buena Nueva a todos los murcianos.

Si Dios quiere, dentro de unos pocos meses tendremos la oportunidad de llevar a cabo esa tarea, tan ingente como ilusionante. Así que, con la misma dosis de responsabilidad que de júbilo, preparémonos todas las cofradías de Murcia para ese inmenso reto. Pensemos en esos que ya no están, a quienes me refería al principio. Acordémonos de los que en las décadas e incluso siglos anteriores nos precedieron en este precioso quehacer. Y, por qué no, roguemos por nosotros: que nuestro Señor Jesucristo nos conceda la motivación, fuerza y energía suficientes para que la Semana Santa de 2022 sea nuevamente el camino a través del cual tradición y fe vuelvan a abrazarse; para que la fiesta popular y el sentimiento cristiano que la impulsa no sean dos infinitas rayas paralelas que nunca llegan a juntarse; para que, en definitiva, seamos capaces de transmitir a toda la sociedad el mensaje trascendente que nos legó el Padre a través de su Hijo, cuyo resumen más perfecto se halla en las universalmente reconocidas tallas imagineras que orgullosamente cargamos a hombros.

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