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El verbo de mi pueblo

Oh gentes de Redován, el amado pueblo mío; cantar quiero a vuestro verbo, el del donaire infinito.

Un verbo ungido de luz, rural, cálido y castizo brotado de un corazón en su dulzura sencillo.

Sí, genuino e incomparable es su entrañable sonido, que de unas bocas proviene do se desborda el cariño.

Del agua en él de la acequia el rumor se oye tranquilo; de la gleba en él se advierte el olor característico.

En él va el alma de un pueblo, español y levantino; en él un raudal de vida, todo alegría y capricho.

Un verbo que siempre tuvo la chispa de lo divino, que, apresado en la Palabra, quedaría empobrecido.

Héctor Escudero Rodríguez

Redován 17 de diciembre de 2018

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