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SALUDA DE LA ALCALDESA

240 HORAS DE FIESTA

Santander siempre es una ciudad amable y divertida, pero cuando se pone el traje inconfundible de fiesta por la Semana Grande, se supera a sí misma. Entre el 19 y el 28 de julio llega para quedarse esta semana excepcional de 10 días que quizás nos deje cansados, pero totalmente felices. Cientos de propuestas festivas muy distintas y decenas de miles de respuestas ciudadanas, todas ellas participativas.

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Santander decidió hace unos cuantos años tomar las calles y perderse en ellas durante su Semana Grande. Esta Semana es también muy ancha y en ella cabemos tanto los santanderinos como los miles de visitantes que nos regalan su presencia.

Cada uno encuentra en la Semana Grande su excusa favorita para divertirse: las actividades solidarias de las peñas, las casetas regionales, la Feria de Día, los conciertos, los fuegos artificiales, el circo, el recinto ferial del Sardinero, la feria taurina y un sinfín de citas lúdicas, culturales, gastronómicas y deportivas van a salpicar la ciudad a lo largo de estos días.

El pañuelo azul invade plazas, calles, parques y auditorios. Vestirse de fiesta no es disfrazarse. La prenda que más y mejor nos distingue es el pañuelo azul. Porque da mucha energía y es el símbolo multitudinario de la fiesta sana. Alrededor de las 35 casetas de la Feria de Día se desgranarán todos los planes, se encontrarán todos los amigos y familias y se compartirá todo lo bueno.

Tenemos 34 kilómetros cuadrados de ciudad. Y no quedará un solo metro cuadrado sin fiesta. Los pasacalles hacen honor a su nombre y recorrerán las nuestras, para avisarnos de que en la Semana Grande cabemos todos.

Cabemos los de todas las edades, los de todos los gustos y los de todas las sensibilidades. Diversión sana, transversal y compartida de la mañana a la noche. Oír, ver y aplaudir. Contemplar, sumar y participar. Son los verbos de conjugación obligatoria en Semana Grande.

El río de nuestra fiesta siempre desemboca en el mar Cantábrico, frente a nosotros, en las playas que anhelan los turistas y adoramos los santanderinos. Sople nordeste o sur, brille más o menos el sol, llueva o escampe, la luminosidad de la Semana Grande es inconfundible.

Y esa luz guiará también una fiesta solidaria, la que se comparte con los menos afortunados. Funciones benéficas e iniciativas altruistas completan los diez días al año más genuinos de los santanderinos.

Santander tiene marcha. Le pone buena cara al mal tiempo. Y le guiña el ojo a las coyunturas. Entre el 19 y el 28 de julio nos olvidamos del reloj, damos la espalda al estrés y paladeamos cada minuto de esta Semana que nos brinda 240 horas y un total de 14.400 minutos donde elegir.

En nombre de todos los santanderinos, queda hecha aquí la invitación a pasarlo bien. La Semana Grande llega en el momento idóneo y en la mejor compañía. Disfrutémosla.

Gema Igual

Alcaldesa de Santander

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