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El huerto medicinal
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El huerto medicinal
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Con la revolución industrial y la migración hacia las ciudades, muchos dejaron de lado nuestra Madre Tierra, desconectando de las bondades y beneficios que nos entregaba a cambio de su cuidado. Ahora las tornas han cambiado y en una sociedad cada vez más aislada del mundo que le rodea, el regreso al campo o, al menos, a una vida más campestre ha permitido que el huerto cobre protagonismo. Independientemente de que ocupe varios metros cuadrados o tanto si convierte una pequeña terraza en un lugar frondoso, la realidad es que disfrutaremos de todos sus bienes. Dando un paseo por nuestro precioso huerto encuentras hierbas que saltan a tu paso, como la verdolaga (Portulaca oleracea), que no siempre sabemos distinguir y suele acabar desechada por parecer molestar a nuestros cultivos. Sus pequeñas hojas nos aportan grandes cantidades de vitamina E y C siendo una de las fuentes vegetales con mayor concentración de ácidos grasos omega 3. La caléndula (Calendula officinalis) está muy presente, con grandes matas repletas de flores amarillas y naranjas que atraen a los polinizadores y nos brindan sus cualidades protectoras para la piel. Las flores, maceradas en aceite de oliva, secas y trituradas, mezcladas con ceras o mantecas pueden servir, entre otras cosas, para crear una pomada que calma y cura hasta la piel más delicada… quizá por eso se le llama ‘Pomada Maravilla’. Grande y solitario encontramos el gordolobo (Verbascum thapsus), con sus flores amarillas, sus hojas firmes y peludas que podemos utilizar en infusiones para cuidar el sistema respiratorio y calmar las mucosas irritadas. Pero no hay huerto que se precie sin la presencia de la menta (Mentha), en cualquiera de sus variedades. De fácil y rápido crecimiento, llena el ambiente con su aroma fresco y estimulante. Esta pequeña hoja, tan conocida por todos, es un fantástico estimulante digestivo y solo con olerla nos ayuda a despejar la mente y activar nuestra energía. El ‘rey de los prados’ el Diente de León (Taraxacum officinale), tampoco podía faltar en nuestra era. Inconfundible por su flor y sus hojas, de él se puede aprovechar todo: comer sus flores y hojas en ensalada o hacer decocciones con su raíz. Es nuestro aliado a la hora de limpiar el organismo y ayudarnos a depurar y eliminar lo que nuestro cuerpo no necesita. Por último, pero no por ello menos importante hablamos de la ortiga (Urtica dioica). Indispensable en nuestro huerto si queremos emplearla con usos medicinales, infusionando sus hojas para depurar la sangre y ayudar en procesos de anemias. Pero también es una gran aliada para el horticultor pues con el purín de ortigas remineralizamos el suelo, fortalecemos las plantas, aceleramos la actividad de microorganismo y evitamos plagas como la del pulgón. La salud y el huerto van de la mano.
