Íscar

Sobre las ruinas de anteriores fortalezas, dominando desde lo alto el pueblo y el mar de los pinares, se alza el Castillo de Íscar. La parte más antigua conservada, probablemente de finales del siglo XIII, corresponde a restos de las murallas y a la estructura interior de la torre del homenaje, dividida en cuatro niveles de madera. Defendiendo el acceso desde el páramo, se dispuso un foso excavado en las rocas calizas. En la segunda mitad del siglo XV se procedió a un refuerzo general de la torre, con fines defensivos y constructivos. En el primer tercio del siglo XVI, para evitar la ruina de la torre, fue preciso reforzar la bóveda de sillería con una robusta columna central y reconstruir totalmente el muro sur. Su fachada estaba formada por una galería porticada de columnas y arquerías de estilo gótico final, de principios del siglo XVI. La Iglesia de Santa María de los Mártires, posee tres naves entre pilares, la nave central cubierta con bóveda de cañón con lunetos y las laterales con bóvedas vaídas. A mediados del siglo XVIII se recubrieron con yeserías de triángulos mixtilíneos y rameados en su interior. Por otro lado, la Iglesia de San Martín Arcángel, uno de los más bellos monumentos del más puro estilo románico segoviano. De esta época sólo se conserva la cabecera y la parte inferior de la torre, fechadas en los comienzos de la segunda mitad del siglo XII. En su ábside, labrado en buena piedra de sillería, se abren tres ventanas con dos arquivoltas de medio

punto. Por último, la Ermita del Humilladero, situada a la entrada de la población por el camino de Cogeces de Íscar y que fue mandada construir en 1553 por la cofradía de la Vera Cruz para veneración del Santo Cristo del Humilladero.

Tampoco podemos dejar de visitar el Museo de Mariemma, gran bailarina y coreógrafa española nacida en esta localidad vallisoletana.

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