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LAST mAn STAnding

Por Alejo Miranda

No lo dejaron jugar el Abierto Australiano 2022, no lo dejaron jugar el US Open del mismo año. Retrocedió hasta el séptimo escalón del ranking, cedió puntos y varios millones. Quedó rezagado en la carrera por ser el máximo ganador de la historia. Su respuesta fue contundente. Cuando parecía que Rafael Nadal se alejaba en la lucha por ser el máximo ganador de Grand Slams, Novak Djokovic rápidamente lo igualó. Primero ganó Wimbledon, ahora el Abierto Australiano en el regreso a su certamen predilecto. El futuro es impredecible, pero todo quedó servido para que se aleje en tal carrera. Durante dos décadas, Federer, Nadal y Djokovic marcaron el pulso del tenis mundial. Acapararon todos los títulos posibles, quebraron todos los récords. Se mantuvieron vigentes hasta rozar los 40 años. Mientras Nadal esté activo, no se lo puede dar por acabado. Después de ganar Roland Garros, empezó a dar señales de desgaste físico. Debió abandonar Wimbledon por una lesión abdominal, perdió temprano con Tiafoe en el US Open y una lesión en la cadera le impidió defender el título en Melbourne como hubiese querido. Djokovic, en cambio, se muestra más entero que nunca. Su actuación en Australia fue demoledora. Sólo cedió un set y no dejó ni una grieta en la final. Más temeroso: su hambre de gloria es más voraz que nunca. Como en las épicas peleas de boxeo, no gana el que pega más fuerte sino el que resiste más tiempo parado. Ventaja Djokovic.

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