ÍNDICE
Llamada, Lorenzo Meyer e Ilán Bizberg, 15 La visión general, Lorenzo Meyer, 19 El hilo conductor: cambio y resistencia, 19 El contexto amplio. Del mundo bipolar al mundo unipolar, 21 El México del neopopulismo y la crisis estructural, 27 Fin de un modelo económico, efectos sociales y aceleración de ritmo del cambio político, 30 La tecnocracia, última etapa del régimen posrevolucionario, 32 El cierre del ciclo histórico, 35
Introducción, Ilán Bizberg, 39 De la protección a la apertura comercial, Gustavo Vega Cánovas, 51 La política comercial de México desde la segunda guerra mundial, 51 El tránsito del modelo de sustitución de importaciones al de promoción de exportaciones (1985-1994), 55 Racionalidad política del nuevo modelo de promoción de exportaciones, 64 Los alcances y logros del nuevo modelo de promoción de exportaciones, 65 El dinamismo del comercio exterior mexicano y su participación en el PIB, 65 La creciente importancia de las exportaciones de manufacturas, 67 El desempeño exportador y la crisis de 1995, 70 La recuperación económica por medio del comercio exterior, 71 Los acuerdos comerciales de México, 74 El Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), 74 El TLCAN a más de una década, 75 Comportamiento por sectores, 77 Sector manufacturero, 78 La industria automotriz, 78 La industria textil y de confección, 80 La industria electrónica, 82 El sector agrícola, 83 Retos y oportunidades de la diversificación comercial, 84 América Latina, 84
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UNA HISTORIA CONTEMPORÁNEA DE MÉXICO: LAS POLÍTICAS
El Tratado de Libre Comercio con la Unión Europea, 88 México y Japón, 90 Comercio internacional y crecimiento económico. Evaluación, 92 Las maquiladoras, 94 Índice de figuras y tablas, 96 La política industrial: ¿beneficios corporativos o fortalecimiento económico nacional?, José Luis Méndez, 97 Periodo 1964-1982, 97 La política de Industrialización Sustitutiva de Importaciones (ISI), 98 Evaluación, 110 Política económica, empresarios y crisis económicas, 112 Periodo 1982-1988, 113 La política industrial, 113 Evaluación, 116 Periodo 1988-2006, 116 La política industrial, 118 Evaluación, 129 Política social, María del Carmen Pardo, 133 Modelo de desarrollo y política social, 134 El Estado benefactor, 135 La política social en México, 138 El atraso rural y la política social, 141 El PIDER, 143 Balance del PIDER, 146 La política social y la abundancia, 150 El COPLAMAR, 151 Balance de COPLAMAR, 156 Crisis y política social, 157 Los sismos y la respuesta institucional, 161 Desmantelamiento de programas sociales, 162 Dádivas presidenciales, 164 El PRONASOL, 166 Balance del PRONASOL, 170 Reivindicaciones tardías, 173 El PROGRESA, 175 Balance del PROGRESA, 178 Índice de tablas, 182 Drogas, narcotráfico y política en México: protocolo de hipocresía (1969-2000), Froylán Enciso, 183 Politización de las drogas, 183 La reacción mexicana, 184
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ÍNDICE
Aprehensiones, 190 El primer narcostar, 191 La banda de las Bolas de cocaína, 195 Un líder mexicano, 196 El Cochiloco y Pedro Avilés, 197 Un estilo de vida sienta sus reales, 198 La guerra contra las drogas (1981-1989), 200 Las políticas, 200 La complicidad oficial con los “casi empresarios”, 211 Algunos emprendedores, 213 Michael Ludiwin Walters, 213 Juan N. Guerra o la simiente del llamado “cártel del Golfo”, 214 El Rafa y don Neto, 214 El Azul, 215 Miguel Ángel Félix Gallardo, 216 Las consecuencias: a veces silencioso el desastre social, 219 El consumo de drogas, 221 Las drogas y el libre mercado (1988-2000), 223 El combate a las drogas durante el periodo neoliberal, 224 La era de los “cárteles”, 237 Alcances del narcotráfico, 240 Lavado de dinero y deterioro productivo, 241 Los periodistas, 242 Políticas culturales y educativas del Estado mexicano de 1970 a 2006, Bernardo Mabire, 247 Definiciones básicas, 247 Importancia de las políticas culturales del gobierno, 248 El Estado constructor y educador: antecedentes y primeros pasos, 251 Un balance de la etapa anterior a 1970, 255 Echeverría y el nacionalismo tercermundista, 259 López Portillo y su país respetable, 266 De la Madrid y la austeridad como expiación, 268 Salinas y la tensión detrás del triunfalismo, 270 Zedillo y la debacle del antiguo régimen, 279 Fox y la desilusión de la democracia, 283 Apreciación general, 290 Profesión de fe, 293 Fondo y forma de la política exterior de México, Humberto Garza Elizondo, 297 La política exterior de México hasta 1968, 298 El escenario internacional, 298 Factores que condicionan la política exterior de México, 299 La función de la política exterior de México, 302
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La política exterior de México en 1997, 304 El nuevo escenario internacional, 304 Factores que condicionan la política exterior de México, 306 La función de la política exterior de México, 320 Índice de figuras y tablas, 327 Las relaciones con Asia-Pacífico, Gabriel Székely y Francisco Haro, 329 Agenda global, 330 Las relaciones bilaterales, 333 México y China: los logros de tres décadas, 333 Vacilaciones y avances en la relación con Corea del Sur, 337 La relación estratégica con Japón, 340 El trilateralismo y la relación con las economías de Asia-Pacífico, 345 Estados Unidos en la relación de México con Japón, 345 El mercado de Estados Unidos, la inversión y el comercio con Japón, China y Corea, 346 Comercio e inversión de empresas mexicanas en Asia-Pacífico, 351 México y Asia-Pacífico en el nuevo siglo, 353 La política exterior de México hacia América Latina, Ana Covarrubias Velasco, 361 Guerrillas, revoluciones y el socialismo en el poder, 362 México y los gobiernos revolucionarios. El acercamiento, 363 Los desapegos, 368 México y los movimientos guerrilleros en los setenta y los ochenta, 370 El libre comercio y la integración económica, 373 La promoción de la democracia y la protección de los derechos humanos, 378 Tradición e inconsistencia, 379 Titubeo y cambio, 381 Europa, distante pero necesaria, Lorenzo Meyer, 385 El trasfondo histórico, 386 La difícil relación hispano-mexicana, 387 Albión, de central a relativamente secundaria, 389 Francia o el imperialismo fallido, 390 Alemania. De conspiraciones, guerras y recuperación, 392 El telúrico 1968 y la marcha de Europa, 394 La integración, 399 Las relaciones de México con el actor colectivo, 403 Las relaciones bilaterales en la última etapa, 406 España, 407 Alemania, 409 Gran Bretaña, 411 Francia, 412 Índice de figuras y tablas, 415
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ÍNDICE
Notas, 417 Bibliografía general, 467 Nota editorial para los apéndices, 475 Mapa 1. Negociaciones comerciales que tiene México, incluyendo tratados de libre comercio, acuerdos de complementación económica y acuerdos para la promoción y protección recíproca de las inversiones, 476-478 Tabla I. Las importaciones, las exportaciones, el comercio y la balanza comercial de México con Estados Unidos, 1968-2006, 479 Figura 1. Inversión extranjera directa en México por país, 1994-2006, 480 Figura 2. Inversión extranjera directa en México por sector, 1994-2006, 481 Figura 3. El PIB manufacturero de México y sus componentes, 1993-2006, 482-483 Figura 4. Participación de las exportaciones en la producción manufacturera mexicana, 1993-2006, 484 Tabla II. Tipo de cambio del peso mexicano frente al dólar estadunidense, 1964-2006, 485 Tabla III. Tasa de interés al final del periodo, 1968-2006, 486 Figura 5. Evolución de la pobreza en México, 1950-2006, 487 Tabla IV. Porcentaje nacional de personas pobres según el tipo de pobreza y grado de urbanización, 2000, 2002 y 2004, 488 Tabla V. Índice de desarrollo humano por entidad federativa y nacional, 1950-2006, 489 Tabla VI. Erradicación de cultivos de marihuana y amapola, 1968-2006, 490 Tabla VII. Aseguramientos de marihuana, cocaína, goma de opio y heroína, 1968-2006, 491-492 Tabla VIII. Aprehensiones de nacionales y extranjeros, 1968-2006, 493 Tabla IX. Indicadores sobre educación en México, 1950-2006, 494-495 Tabla X. Sueldos de los maestros de educación primaria y secundaria, 1998-2005, 496 Tabla XI. Grado promedio de escolaridad de la población de 15 años y más, por entidad federativa, 1976-2006, 497-500 Tabla XII. Evolución de la eficiencia terminal en diferentes ciclos educativos, 1978-2007, 501-520 Tabla XIII. La absorción en diferentes ciclos educativos, 1976-2007, 521-548 Tabla XIV. Número de escuelas primarias, secundarias, técnicas y universidades en la república, 1968-2007, 549-551 Tabla XV. Presupuesto de ingresos y egresos de la UNAM, 1968-2006, 552-557 Tabla XVI. Patentes concedidas en México, 1968-2006, 558-559 Tabla XVII. Las economías del Pacífico, 560 Tabla XVIII. Relaciones de México con países asiáticos del Pacífico, 561 Tabla XIX. Principales tratados, convenios y acuerdos de México con países del Pacífico, 1831-2006, 562-582 Tabla XX. Oficinas especiales de gobiernos de Asia-Pacífico en México, 583 Tabla XXI. Intercambios comerciales de México con el Pacífico, 1960-2005, 584-586 Tabla XXII. Maquiladoras en el comercio de México, 1985-2005, 587 Tabla XXIII. Empresas de Asia-Pacífico por sectores de la economía mexicana, 588 Tabla XXIV. Inversión extranjera directa de empresas de Asia-Pacífico en México, 1994-2005, 589-590
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Tabla XXV. Distribución por rama económica de la inversión de empresas de Asia-Pacífico en México, 1999-2005, 591-595 Tabla XXVI. Comercio de México con economías seleccionadas de Asia Pacífico por tipo de bienes, 596-597 Tabla XXVII. Inversión extranjera directa de Asia Pacífico por entidad federativa, 1999-2005, 598 Tabla XXVIII. Inversión directa de Europa (Reino Unido, Alemania Federal, Suiza, Francia, España, Suecia, Holanda e Italia), 1960-2006, 599-600 Tabla XXIX. Comercio de México con Europa, Estados Unidos y el total, 1960-2006, 601-602 Cronología: marco histórico contemporáneo, 603 Índice analítico, 631 Referencias de los colaboradores, 687
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INTRODUCCIÓN Ilán Bizberg
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as grandes transformaciones analizadas en el primero de los tomos de esta Historia implicaron cambios igualmente radicales en la mayor parte de las políticas públicas, tanto las dirigidas al ámbito interno como hacia el exterior, que son el contenido de este cuarto volumen. Los capítulos contenidos en este libro analizan con detalle las políticas comerciales, industriales, sociales y exteriores del Estado mexicano. En el registro de la política exterior se estudian las políticas orientadas hacia las regiones del mundo con las que tenemos más relaciones: Latinoamérica, Asia Pacífico y Europa. Hay que explicar dos ausencias notables en este volumen, la relación política con Estados Unidos ya ha sido tratada en el primer tomo, en la medida en que la relación de esta potencia con nuestro país ha sufrido una de las principales transformaciones en las últimas décadas. Por otra parte, las escasas relaciones que tenemos con África nos han llevado a no incluir un capítulo sobre el tema. En el primer capítulo, Gustavo Vega describe la manera cómo desde principios de los años cincuenta hasta la mitad de la década de los ochenta el gobierno de México, al igual que muchos otros países en desarrollo, especialmente América Latina, implementó una estrategia económica basada en la sustitución de importaciones. Esta estrategia estuvo centrada en el proteccionismo comercial y en la intervención gubernamental en la economía. Este modelo de desarrollo se desmorona con la crisis de la deuda de 1982. A partir de ese momento se inicia una política de promoción de exportaciones que implicó que el país se convirtiera en una de las economías más abiertas del mundo en desarrollo, que ingresara al GATT en 1986 y decidiera firmar un Tratado de Libre Comercio con nuestros vecinos del norte, que entró en vigor en enero de 1994. Vega ofrece una breve historia de la política comercial mexicana desde la segunda guerra mundial y de los factores que nos llevaron de una política orientada hacia el mercado interno a otra que privilegia la promoción de exportaciones. En la segunda parte de su capitulo hace una evaluación del impacto de la política de promoción de exportaciones en la primera década de su implementación. En la tercera parte discute el papel que han tenido la política comercial y los distintos tratados de libre comercio desde mediados de la década de los años noventa. En la sección final analiza la manera en la cual Estados Unidos se ha convertido en el principal mercado de nuestras exportaciones y cómo a partir de los atentados del 11 de septiembre de 2001 estamos ante el desafío de asegurar el acceso libre y estable al mercado estadunidense que incluyen, según Vega, una nueva gestión administrativa de la frontera, una nueva política comercial regional, la colaboración en materia de seguridad y una política migratoria. Durante la mayor parte del periodo de la posguerra México adoptó una estrategia de industrialización basada en la sustitución de importaciones, que pretendía desarrollar una
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industria nacional mediante una política de precios, así como otras medidas de regulación de las importaciones, tales como los controles cuantitativos, los permisos previos, los precios oficiales, las medidas sanitarias, etcétera. Hacia finales de los sesenta, estas políticas provocaron graves distorsiones en la economía, en términos de desempleo, disminución del ritmo de la producción agrícola y descenso de la participación de México en los mercados mundiales de productos primarios. A partir de la crisis financiera de 1982, el gobierno de De la Madrid comenzó a liberalizar la política comercial. El primer paso importante fue la eliminación del requisito de licencia de importación para más de 2,000 categorías de la Tarifa General de Importaciones. El segundo fue el ingreso al GATT. La entrada de México a este acuerdo dio un mayor impulso a las reformas comerciales que ya estaban en marcha. Como resultado de estas medidas, en la segunda mitad de la década de los años ochenta, México se convirtió en una de las economías en vías de desarrollo más abiertas del mundo. Según Vega, uno de los principales objetivos que guió la política de liberación comercial de mediados de los años ochenta fue superar la dependencia del petróleo como principal producto de exportación y en términos generales de los productos primarios y extractivos, cuyos precios habían ido deteriorándose permanentemente. De esta manera, México se convirtió en un dinámico actor del comercio internacional, interesado en la liberalización comercial que le permitiera abrir los mercados a sus exportaciones y atraer inversión extranjera productiva al país. Es en este contexto en el que se firma el TLCAN, el acuerdo de libre comercio más importante de México. México promovió el acuerdo con Estados Unidos a fin de asegurar y fomentar el acceso de sus productos a su mercado más importante y para contrarrestar las prácticas proteccionistas que habían impedido en el pasado el acceso a algunas de las exportaciones mexicanas más competitivas. Se pensaba que la integración con un país rico como Estados Unidos brindaría otros beneficios como la transferencia de tecnología. Además, el capital financiero externo se convirtió en un recurso indispensable para las actividades productivas del país, debido a la escasez de ahorro interno y al alto nivel de endeudamiento externo. Según Vega, a pesar de los logros, México aún enfrenta enormes retos. El país todavía cuenta con una economía que excluye a la mayoría de la población de las actividades productivas con alto valor agregado. Las primeras generadoras de empleos son las industrias pequeñas y medianas, las cuales no han logrado integrarse al sector exportador. Además, las exportaciones mexicanas están siendo desplazadas de importantes sectores de los mercados estadunidense y canadiense por productos chinos e indios. Finalmente, ha crecido la incertidumbre con respecto al acceso de nuestras exportaciones al mercado estadunidense derivada de las medidas de seguridad que se han impuesto en Estados Unidos a partir de los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001. En paralelo a esta política de apertura hacia el exterior, José Luis Méndez destaca las formas en las que se modificaron las políticas económicas dirigidas hacia el interior. Este autor nos dice que en tanto que el país se abrió a la inversión extranjera y a las importaciones y se convirtió en un importante exportador, la política industrial pasó de procurar la protección a los inversionistas nacionales a una política dedicada a su promoción. Describe la política económica de la época de sustitución de importaciones, en la que el Estado protegía al sector industrial de la competencia del exterior, otorgaba subsidios a la elaboración de bienes manufacturados, e incluso llegaba a asumir su producción. Como es bien sabido, la política industrial de
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INTRODUCCIÓN
la época de sustitución de importaciones consideraba la capacidad potencial para remplazar importaciones como el criterio para otorgar asistencia a las empresas. La política proteccionista se complementó con una alta actividad de regulación del Estado y éste se convirtió en un importante productor directo de bienes y servicios; en 1964 llegó a ser dueño de más de ochenta por ciento de las treinta empresas más importantes del país. Además, para allegarse de recursos financieros para su gasto corriente e inversiones, el gobierno federal obligaba a las instituciones bancarias a depositar un porcentaje importante de su captación en el banco central, además de que fijaba distintas tasas máximas para cada sector en función de sus propósitos de promoción. A raíz de la crisis de 1982, que significó el fin del modelo de sustitución de importaciones, cambia la coalición empresarios-gobierno que apoyaba el modelo de sustitución de importaciones y se crea una alianza favorable a la apertura comercial. Con la llegada al poder de los conocidos como tecnócratas en el sexenio de Salinas de Gortari se impone un nuevo modelo de desarrollo: se reducen notablemente el proteccionismo externo y los subsidios crediticios y fiscales, se desregula, se abre la economía al exterior y se da prioridad a las condiciones macroeconómicas estables. Según Méndez, mientras que en la política económica anterior se daba prioridad a los inversionistas, el gobierno de Salinas se orientó más por los intereses de los consumidores. Ésta fue una manera de justificar la radical apertura económica, ya que reducía los precios y abría las opciones de consumo. Por otra parte, los apoyos del gobierno federal a las empresas pasaron de estar basados en los subsidios a orientarse hacia los créditos. La apertura comercial tenía también un propósito político, se pensaba como una forma de eliminar muchas de las fuentes de clientelismo de la política industrial; un propósito en el cual fue poco eficaz. Méndez termina analizando por qué la alternancia en el poder no ha modificado la política industrial establecida por los gobiernos priístas. Describe cómo se ha producido un cambio de coalición dominante que sustituyó a aquella que favorecía el proteccionismo y que se beneficiaba de él, por otra favorable a la apertura, interesada en la exportación de sus productos y que es, además, apoyada por los organismos internacionales. Los dos siguientes capítulos, el de María del Carmen Pardo y de Bernardo Mabire, analizan los cambios en las políticas sociales, la asistencial y la cultural, respectivamente. Así como la política comercial e industrial, las políticas sociales también fueron profundamente modificadas por el cambio de modelo económico y del papel del Estado en la economía. Es bien conocido que mientras tuvo vigencia el modelo de sustitución de importaciones y se pensaba que el crecimiento de la economía se encargaría de integrar a la población a los beneficios de la economía moderna, que incluía a la seguridad social, la asistencia a los pobres era una política marginal. En tanto que el nuevo modelo ha presentado una creciente incapacidad para absorber a la población y reducir la pobreza, el gobierno mexicano se ha visto obligado a ampliar enormemente sus programas y recursos dedicados a la asistencia social. El capítulo de Pardo nos habla sobre esta evolución. En él analiza los distintos programas gubernamentales de política social. Distingue entre la política social de los gobiernos de la primera mitad del periodo estudiado, de 1968 a 1980, en los que la política social es parte de la manera en la que los gobiernos nacional-revolucionarios respondían a las expectativas de la población y la de los gobiernos “modernizadores”, a partir del sexenio de De la Madrid, en los que la política social va a ser un atenuante de las políticas de ajuste y del nuevo modelo económico. Según Pardo, a pesar de
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que los gobiernos “modernizadores” aplican una política social que se propone resolver carencias específicas de algunos grupos y sectores, no han logrado definir una política integral y de largo plazo en la que confluyan los esfuerzos del gobierno con los de otros actores. De hecho, según la autora, ambos tipos de gobierno han utilizado la política social más como fuente de legitimación y de gobernabilidad que como mecanismo para resolver el problema de la pobreza. El gobierno de Echeverría llega al poder con la idea de recuperar la legitimidad perdida por la forma como se había manejado el movimiento estudiantil de 1968. Por otro lado, pretendía sustituir el modelo económico de desarrollo estabilizador, en el que se había establecido como prioridad el control de la inflación de cara a la redistribución del ingreso, por un modelo que daba prioridad a esta última. La política social sería utilizada para este propósito, con un mayor gasto en educación, salud y vivienda y su programa faro, el PIDER. El gobierno siguiente, el de López Portillo, enterró al PIDER e instrumentó dos programas que contaban con enormes recursos provenientes del petróleo: agrupó todos los programas sociales bajo una misma coordinación, la COPLAMAR e implementó el Sistema Alimentario Mexicano que perseguía la autosuficiencia alimentaria. La crisis de 1982 forzó a una importante reducción del gasto público, en especial en el rubro social. Esto obligó al gobierno de De la Madrid a focalizar las políticas sociales para hacerlas más eficaces. Inicia un proceso de descentralización que se proponía permitir una mayor participación de los estados y municipios y estimular el que las organizaciones sociales expresaran las necesidades de los grupos sociales más marginados. El gobierno de Salinas de Gortari creó el Programa Nacional de Solidaridad con los mismos propósitos. No obstante, en vez de descentralizar, Solidaridad terminó con una mayor centralización y un creciente control político. La definición de políticas y estrategias, así como la dotación de recursos, fueron concentradas en el gobierno federal. Por otra parte, el programa fue utilizado políticamente para intentar refuncionalizar el control de las organizaciones sociales corporativas y tratar de recuperar a las regiones que habían votado en contra del PRI en 1988. Además, el programa Solidaridad fue manejado directamente por el presidente, lo que lo personalizó excesivamente y lo convirtió, como plantea Pardo, en una dádiva que él otorgaba o retiraba. El levantamiento zapatista constituyó la prueba de que el propósito había fracasado, ya que Chiapas había sido una de las regiones hacia las cuales se había canalizado la mayor cantidad de recursos. Es por ello que el gobierno de Zedillo pone en marcha el Programa de Educación, Salud y Alimentación (PROGRESA), con el objetivo de despolitizar la política social y regresar a los propósitos descentralizadores. Por otra parte, las políticas sociales de este gobierno como el del siguiente, el de Fox; pretenden ajustarse a los lineamientos del Banco Mundial, que tienen como prioridad el fortalecer el capital humano de la población con menores ingresos. Esto resulta en una focalización aún mayor de la política social: se da apoyo a las familias a cambio del compromiso de que los niños sigan en la escuela y acudan regularmente a los centros de salud. Por otra parte, se regresa el control de estos programas a las dependencias que se habían ocupado de ellas anteriormente. El gobierno de Fox amplía fuertemente la cobertura del programa, que se rebautiza como Oportunidades, elevando el número de beneficiaros de poco más de 600 mil familias en 1998 a cinco millones en 2005. El siguiente capítulo, escrito por Bernardo Mabire, analiza la política cultural, entendida desde su sentido más englobante, de cultura nacional. Es la construcción de una cultura nacio-
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INTRODUCCIÓN
nal acorde al momento histórico del régimen político y de la relación del país con su entorno internacional, lo que determina las características de la cultura y sus transformaciones. Las políticas educativas, así como las culturales en sentido estricto son los instrumentos para construirla. Mabire analiza primero la manera en la cual los primeros gobiernos revolucionarios, a partir de la instauración del régimen de partido hegemónico en 1929, utilizaron las políticas culturales, pero sobre todo la política educativa, como una palanca para desarrollar una idea de nación basada en los ideales de la Revolución mexicana. El impulso de este proyecto no se dio sin contradicciones, como lo analiza el autor dando como ejemplo los agudos conflictos relativos a la instauración de los libros de texto únicos y gratuitos, tanto a principios de los años sesenta, como de nueva cuenta en 1972 y con menos trascendencia en 1992. Este capítulo discute las etapas por la que va transitando este proyecto, entre los distintos gobernantes de la misma corriente, hasta 1982. A partir de esta fecha analiza las consecuencias sobre la política cultural del abandono de la ideología de la Revolución mexicana, la apertura económica, el cambio de modelo económico y la austeridad, lo cual significó, en suma, la transición de una cultura nacionalista poco precisa, hacía un modelo cultural aún más indefinido. Finalmente, a partir del sexenio de la alternancia, con la llegada al poder del PAN, se impone una política educativa que favorece la educación privada, que sigue reduciendo los recursos para la educación pública y un desinterés casi total por el ámbito cultural. El propósito del capítulo de Mabire es muy ambicioso, no sólo analiza las políticas culturales, que como él dice se agotarían rápidamente a pesar de los recursos que en ellas invirtieron sobre todo los gobiernos priístas. Para definir la política cultural es necesario referirse a ésta, pero también, a las políticas educativas, pero en primerísimo lugar a las ideologías generales que ambas intentaban vehicular. Y éstas se reflejan no sólo en estas políticas que hemos mencionado, sino en los mismos contenidos de los libros de texto que mandaba hacer el gobierno, en las políticas de fomento a las artes, pero también en las relaciones con la Iglesia católica, la visión que se tenía del extranjero y de las relaciones exteriores, así como también la relación entre el gobierno y la iniciativa privada. Vasto programa que el lector deberá juzgar en su justa valía. En paralelo con lo reseñado hasta ahora sobre el impacto provocado por el cambio de modelo de desarrollo sobre las políticas públicas (las políticas comercial e industrial) y el cambio del papel del Estado sobre la política social y cultural en los últimos decenios, el narcotráfico se convirtió en uno de los problemas nacionales más graves, lo que requirió políticas estatales precisas. En su capítulo, Froylán Enciso repasa algunos de los episodios más importantes de la historia del narcotráfico en México desde 1969 con el propósito de analizar en qué medida la creciente violencia y corrupción que ha ido dominando las regiones en las que se trafica con las drogas nace de la necesidad económica y la marginación, y qué tanto implica reacciones a los cambios de las políticas gubernamentales y/o de los mercados. El autor analiza tanto los efectos internacionales del combate a las drogas por parte del gobierno estadunidense, la reacción del gobierno mexicano en su territorio, los efectos de las presiones de los gobiernos de México y de Estados Unidos sobre los productores y traficantes de drogas mexicanos, y las consecuencias de estos procesos sobre la sociedad mexicana. Los años setenta estuvieron marcados por la reacción mexicana a la política estadunidense de combate a las drogas, momento en el cual este tema se politizó en Estados Unidos.
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Paralelamente, se produjo una mutación de los actores criminales: mientras que en los años sesenta y setenta, el tráfico no estaba organizado, básicamente lo llevaban a cabo jóvenes turistas, desde mediados de los años setenta, los grupos criminales en México lograron un nivel organizativo y de penetración de los órganos del Estado mexicano cercano al actual. En el siguiente decenio, las políticas de erradicación selectiva, cierre de rutas de trasiego y la intercepción fronteriza obligaron a un salto cualitativo en el estilo del tráfico de drogas. Según Enciso, las consecuencias sociales de estos procesos fueron una creciente violencia en algunas regiones del país y la aparición de una cultura de la producción de drogas como estilo de vida que, con el tiempo, mermó la presencia del gobierno mexicano de manera focalizada pero, afirma Enciso, casi permanente. La década de 1980 se caracterizó por el inicio de la política estadunidense que se ha dado en llamar la “guerra contra las drogas”. Según el autor, el objetivo de fondo era utilizar políticamente la corrupción y el auge del narcotráfico en México como un adversario externo que alimentara discursivamente en las elecciones en Estados Unidos. En los hechos, por un lado se proporcionaba ayuda para el combate al narcotráfico y, por el otro, se creaba un proceso de “certificación” para condicionarla. La reacción mexicana a este proceso interno a Estados Unidos fue el intento por limpiar los aparatos judiciales y su militarización. En respuesta, los traficantes mexicanos tomaron control de la producción nacional. Por una parte, la producción se desplazó del tradicional “triángulo dorado” hacia otros lugares, como Guadalajara. Además, se empezó a crear un mercado interno de drogas, para contar con una válvula de escape para los momentos en que arreciaba la guerra contra el narco y los gobiernos cerraban la frontera norte al paso de drogas. Durante el sexenio de Salinas, el debate sobre el narcotráfico fue opacado por la prioridad otorgada por ambos gobiernos al Tratado comercial. No obstante, se marcaron giros importantes, como fue el que el gobierno se acomodara a los enfoques estadounidenses del tema de las drogas, al definirlo como un asunto de seguridad nacional. El rasgo más importante de la política frente a las drogas durante el sexenio de Ernesto Zedillo fue el aumento de la participación de los militares y, correlativamente, las evidencias públicas de su corrupción. Por parte de los narcotraficantes, Enciso analiza cómo esta política redundó en un proceso de “cartelización” o pulverización de los territorios y rutas de tráfico en las que se dividió el país. Los cuatro últimos capítulos de este tomo analizan la política exterior mexicana. En su capítulo, Humberto Garza discute cómo se ha ido abandonando la política exterior tradicional, de carácter nacionalista, independiente y de principios que caracterizó la actuación de México en el mundo desde fines de la segunda guerra mundial hasta los últimos años del decenio de los ochenta. La conclusión de Garza es que si bien la política exterior ha dejado atrás su carácter cerrado y defensivo, la promoción de la apertura y de las acciones concretas a favor de una creciente integración con el exterior no se han traducido en una mayor autonomía, sino por lo contrario, en una mayor dependencia. La política exterior tradicional había permitido al país escapar de los reclamos estadounidenses de hegemonía en el continente. Según Garza, durante muchos años la vecindad con Estados Unidos definió un trato hacia nosotros distinto al del resto de los países de América Latina: esto porque la estabilidad política era el objetivo más importante de la política estadunidense hacia nuestro país. El valor estratégico de dicha estabilidad permitió que el gobierno de Estados Unidos se mostrara relativa-
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