La Vida es Acción
SELECCIÓNDEPASAJES
PARAELESTUDIODELASENSEÑANZASDE
J. KRISHNAMURTI
I.
II.¿QUÉESLAACCIÓN?
III.LAACCIÓNTOTALYLAACCIÓNINCOMPLETA
IV.IMPEDIMENTOSPARALAACCIÓNTOTAL
A.La
B.Las
C.La
V.LAACCIÓNTOTAL
A.Ver,
B.La
C.La
D.El
Una perspectiva general
El aprender no tiene fin, y esa es la belleza…, lo sagrado de la vida.
De manera que juntos vamos a investigar. No se trata de que aprendan algo de mí ni de que consigan algo para llevárselo, porque si hacen eso se tratará de una simple acumulación, de memorizar algo para luego recordarlo. En lugar de eso, a medida que les hablo, escuchen por favor con todo su ser, con toda su atención, con intensidad, como escucharían algo que amaran de verdad, si es que alguna vez han amado. Porque aquí no están recibiendo ninguna enseñanza, no son alumnos; están aprendiendo un arte, y eso es exactamente lo que quiero decir. Estamos aprendiendo juntos y, por tanto, la distinción entre maestro y discípulo ha desaparecido por completo. Es muy inmaduro considerar a una persona el maestro que lo sabe todo y a uno mismo un ignorante. En esa relación, ninguna de las dos partes tiene humildad y, por consiguiente, ninguno está aprendiendo. Esto no es sólo una expresión verbal o una afirmación pasajera, como podrán comprobar por sí mismos si escuchan y no se limitan a buscar orientaciones sobre lo que deben o no deben hacer. La vida no puede comprenderse a través de una serie de pautas: uno debe seguir ciertas instrucciones para utilizar una dinamo o una radio, pero la vida no es una
máquina sino algo que está siempre vivo, que se renueva constantemente. Así pues, no existe ningún método; esa es la belleza del aprender. La mente inmadura, instruida, adiestrada, sólo tiene la capacidad de fortalecer la memoria, como sucede en todas las universidades y colegios, donde se limitan a cultivar la memoria para aprobar exámenes y conseguir un trabajo. Eso no es ser inteligente; la inteligencia surge cuando uno está aprendiendo, y el aprender no tiene fin. Eso es belleza, eso es lo sagrado de la vida. De manera que juntos vamos a aprender, investigar, pensar, y vamos a comunicarnos mutuamente con relación al tema de la acción.
Para la mayoría de nosotros la vida es acción, y por ‘acción’ entendemos algo que hemos hecho, que hacemos o que haremos. Sin acción no podemos vivir, y acción no significa únicamente un movimiento físico como ir de un lugar a otro, sino que también existe la acción del pensamiento, de la idea, del sentimiento, de la opinión, de la ambición, del entorno, de la alimentación y de las influencias psicológicas, de las cuales la mayoría no somos en absoluto conscientes. Están las acciones de la mente consciente así como las acciones de la mente inconsciente, y también existe la acción de la semilla plantada en la tierra, la del hombre que consigue un trabajo y ahí sigue hasta el fin de sus días, la acción de las olas que rompen en la orilla, del calor moderado o de la lluvia, y existe toda la acción de la tierra y los cielos, ¿no es así? De modo que la acción no tiene límites. La acción es un movimiento tanto dentro como fuera del tiempo. Estoy pensando en voz alta con ustedes, estoy explorando. Vine aquí con una sola cosa en mente: ‘acción’, y quiero que lo discutamos, lo investiguemos y exploremos con cuidado, despacio, sosegadamente, para que juntos lo comprendamos.
Sin embargo, cuando uno reduce la acción meramente a «¿qué debo hacer?», «¿debería hacer esto y no aquello?», «¿es
esto lo correcto, o aquello otro?», entonces la acción se convierte en un asunto trivial. Lógicamente nos vemos obligados a actuar dentro del tiempo: tengo que terminar sin falta dentro de una hora, tengo que ir a la oficina, a la fábrica, tengo que comer a determinadas horas…, acciones que suceden dentro del tiempo, y eso es todo cuanto conocemos, ¿no es verdad? De hecho, no conocemos nada más que la acción que es posible reconocer y que pertenece al campo del tiempo. Por ‘tiempo’ nos referimos al ayer, al hoy y al mañana; el mañana es el futuro infinito, el ayer es el pasado infinito y el hoy es el presente, y el conflicto entre el pasado y el futuro origina lo que llamamos el ‘actuar’. Por eso siempre buscamos cómo debemos actuar dentro del campo del tiempo, del reconocer; siempre preguntamos qué debemos hacer, si casarnos o no casarnos, si dejarnos llevar por la tentación o resistirla, si tratar de hacernos ricos o buscar a Dios. Las circunstancias, que en realidad son lo mismo que el tiempo, me obligan a aceptar un trabajo porque tengo una familia, necesito ganar dinero, y en consecuencia existe todo ese conflicto, confusión y esfuerzo; por tanto, la mente queda atrapada en el campo de la ‘acción dentro del tiempo’. Eso es lo único que conocemos. Cada acción genera su propio resultado, su propio fruto, pero siempre dentro del tiempo. Este es un primer paso, ¿no les parece?, darnos cuenta de que estamos atrapados en la acción del tiempo.
Existe además la acción que es producto de la tensión. Por favor, sigan esto, estamos explorando juntos. Existe la acción que nace de la tensión entre dos opuestos, que implica un estado de contradicción interna: querer hacer una cosa y hacer exactamente la contraria; ya conocen eso, ¿verdad? Un deseo les impulsa a hacer algo y otro deseo les dice que no lo hagan; uno siente enojo, violencia, agresividad y, al mismo tiempo, otra parte dice que debe ser amable, considerado, cor-
dial. En la mayoría de nosotros la acción nace de la tensión, de la propia contradicción. Si se observan a sí mismos lo verán. Cuanto mayor es el esfuerzo y la contradicción, más drástica y violenta es la acción. Debido a esa tensión, el hombre ambicioso trabaja sin piedad, en nombre de Dios, de la paz, de la política, de su país, etc. Esa tensión genera una enorme actividad. Una persona que esté presionada por la agonía de su propia contradicción posiblemente logre crear un poema, un libro, un cuadro, porque cuanto mayor es la tensión interna, mayor es la actividad y la productividad.
Ahora bien,si siguen observándose a sí mismos verán que existe también la acción de la voluntad: debo hacer esto y no aquello, debo disciplinarme, no debo pensar de esta manera, debo rechazar, debo protegerme. De manera que están la acción positiva y la acción negativa de la voluntad. Sólo estoy describiéndolo, pero si realmente están escuchando verán que se da una acción de verdadera comprensión, la cual investigaré dentro de un momento. La acción de la voluntad es la acción de la resistencia, ya sea positiva o negativa. Con lo cual hay diferentes acciones y, sin embargo, la mayoría sólo conocemos la acción de la voluntad porque no tenemos grandes presiones, no somos importantes, no somos grandes escritores, grandes políticos, o grandes santos, como los llaman; realmente no son santos porque se han comprometido con cierta forma de vida y, por tanto, han dejado de aprender. Nosotros somos personas comunes, no demasiado brillantes; ocasionalmente miramos un árbol o una puesta de sol y sonreímos felices, pero en casi todos nosotros la acción nace de la voluntad, de oponer resistencia, y la voluntad es el resultado de muchos deseos, ¿no es cierto? Como seguramente saben, nuestra acción es voluntad. Siento pereza y me gustaría quedarme en la cama un rato más, pero debo ser disciplinado y levantarme. Siento deseos sexuales, deseos pecaminosos, pero