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PÁGINA ROYAL CANIN: Clientes “caprichosos” que miman a sus mascotas
from Especies 180
by Grupo Asís
Clientes "caprichosos" que miman a sus mascotas
Para estas personas la novedad es un factor importante, y suelen estar dispuestas a pagar más por productos que sean especiales para sus mascotas.
luis cadenas
executiVe education de esic – Business & marketing school ceo en
luiscadenas.com
Los clientes que miman, a veces hasta extremos que podrían parecer exagerados, a sus mascotas son un subgrupo curioso de clientes. Quieren lo mejor que se puede comprar para sus mascotas. Quieren mostrarle al mundo que su mascota y ellos mismos son diferentes, únicos, muy especiales. La moda, el glamour, es lo que importa.
Los accesorios y muebles exclusivos que demuestran el status de su mascota están en su punto de mira. Proliferan las boutiques de ropa que van más allá de la típica mantita a cuadros, exhibiendo artículos destacados, originales, que potencian la sensación de que su mascota es única.
No es un fenómeno nuevo
En nuestro país es un fenómeno relativamente reciente, pero en países más potentes económicamente el fenómeno existe desde hace mucho tiempo. A finales de los años 70 del pasado siglo, en Londres, tuve la ocasión de visitar por primera vez el Pet Kingdom. El Reino de las Mascotas estaba situado en la cuarta planta del edificio de los almacenes Harrods, en la exclusiva zona de Knightsbridge. Y ha estado ahí nada menos que desde 1917.
En un principio los clientes de la sección de mascotas de Harrods mostraban su exclusividad con la originalidad de la propia mascota. Así fue hasta la aparición de la Ley de Especies en Peligro de Extinción aprobada por el Parlamento británico en 1973, que prohibió la venta de animales exóticos en tiendas. Hasta ese momento Harrods había vendido desde tigres y serpientes hasta panteras, pasando por camellos y monos. Gertie, el pequeño elefante comprado en 1967 por el entonces actor Ronald Reagan es quizá una de sus ventas más famosas. Aunque ya en 1951 el autor teatral británico Noel Coward había adquirido un águila como regalo de cumpleaños.
La citada ley, junto con el aumento de la clase media y de los ingresos de los británicos en general, hicieron que se reconvirtiera y se orientara a un público más amplio. Pero no dejó de ser “elitista”.
En aquella primera visita vi selectas razas de perros para aquellos que se las podían permitir. Camisetas, chaquetas de invierno, zapatos y hasta trajes de gala. También un supermercado con galletas, pasteles y otras exquisiteces aptas para el consumo animal. Y todo ello a unos precios que a mí, un estudiante universitario español de finales de los 70, me parecían desorbitados. Es posible que no lo fueran tanto (creo recordar que mi presupuesto era de unas cinco libras al día), pero aun así no eran precisamente precios bajos.
Cuidado con los estereotipos
Al cliente caprichoso le gusta considerarse único, le gusta lo exclusivo, lo diferente. Cuidado, no necesariamente es un cliente de posición acomodada. Es cierto que cuando pensamos en exclusividad la mente se nos va al lujo, pero hay gente que la consigue cosiéndose su propia ropa, recurriendo a los mercadillos de artesanos o combinando de forma creativa prendas antiguas de tiendas de segunda mano.
Insisto, cuidado con los estereotipos. Aunque como en cualquier colectivo humano hay de todo, tampoco debemos caer en el error de considerarlos superficiales o frívolos.
En los años 70, en la sección de animales exóticos de Harrods, un cachorro de león dormitaba en una jaula. Dos jóvenes australianos con pantalones Oxford y el pelo largo a la moda, John Rendall y Anthony Bourke, ven por casualidad al pequeño felino africano y deciden comprarlo.
El pequeño león pronto se hizo muy popular en el barrio de Chelsea, donde John y Anthony regentaban una tienda de antigüedades. La tienda se llenaba de admiradores que jugaban con él y lo abrazaban, o simplemente lo observaban por el escaparate mientras se tumbaba sobre una mesa del siglo XVIII. Era la mayor atracción de la zona, y los residentes estaban encantados con él.
“Hoy pienso que nunca debieron permitirnos comprar un león. Pero eran los años 70”, dijo en su día John Rendall. Yo no puedo estar más de acuerdo con él.
Porque cuando tu “gato” alcanza los 100 kilos y juega con una fuerza descomunal empiezas a tener un serio problema. La solución fácil hubiera sido entregarlo al zoológico de Londres. Pues no, los dos amigos removieron todos sus contactos y no pararon hasta incluir a Christian (así se llamaba) en un programa de reinserción en la vida salvaje en Kenia. Lo visitaron, ya libre, en dos ocasiones durante los años 70 y han gastado parte de su tiempo y no poco dinero en apoyar fundaciones de protección de la vida salvaje. Su experiencia con Christian les dejó una huella imborrable.
Novedosos y especiales
Para este tipo de clientes la novedad es un factor importante, y suelen estar dispuestos a pagar más por productos que sean verdaderamente novedosos y especiales para sus mascotas.
Al cliente caprichoso le gusta lo exclusivo, pero no necesariamente ha de ser de posición acomodada.
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Sara Borbala Balogh/shutterstock.com
Las investigaciones de la neurociencia, y más concretamente del neuromarketing, afirman que existe un proceso determinado por el cual las personas tomamos las decisiones de compra. Este proceso dista mucho del análisis lógico y racional y se acerca más bien a la decisión de tipo emocional. Por lo tanto, se puede influir de una forma intencionada en las decisiones de compra aunque los consumidores nos esforcemos en autoconvencernos de lo contrario. Resumiendo, todos tenemos un “botón de compra” que convenientemente pulsado… nos impulsa a la compra: “no todo el mundo puede apreciar la calidad del cuero de este collar”; “es un diseño elegante pero muy novedoso y atrevido”; ”los nutricionistas más avanzados…”. Con frases de este estilo estás tocando los resortes que dispararán el deseo de compra de estos clientes.
Buscan sobresalir, destacar. Les gusta estar a la vanguardia de la moda. Son los primeros compradores de un producto o servicio.
Este tipo de cliente tiene un componente exhibicionista que te puede ayudar en tu negocio. Les gusta ser líderes de opinión en su entorno. Su experiencia con el producto es la que marcará la moda futura y les encanta mostrarle a todo el mundo sus adquisiciones. No solo son buenos clientes; pueden ser, además, una gran publicidad para tu tienda de mascotas.
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