EARTHING CON LOS PIES DESNUDOS Colección
Terapias Energéticas
editorial
irio, s.a.
Autores: Clinton Ober, Stephen T. Sinatra, Martin Zucker
¿Dónde está la solución a tantos problemas de salud? ¡Está bajo tus pies! Las suelas de goma, el cemento o el alquitrán han interrumpido el circuito que nos recargaba constantemente. La tierra emite una sutil señal eléctrica y, nosotros, nos hemos desconectado.
Earthing describe cómo esa desconexión provoca trastornos psicológicos, dolor, cansancio o insomnio. Presenta multitud de estudios científicos que confirman esta teoría e indica los cambios que podemos hacer para reequilibrar nuestro organismo y recuperar la salud.
ISBN: 978-84-7808-896-6 Págs. 344 Tamaño: 15 x 23 cm Encuadernación rústica Precio: 15,95 €
AUTORES Ober, que alcanzó gran éxito en las telecomunicaciones, superó una grave enfermedad y se embarcó en una búsqueda personal. Durante sus viajes, descubrió Earthing y se ha centrado en promover su investigación y las aplicaciones prácticas de la conexión a tierra. El Dr. Sinatra, cardiólogo y psicoterapeuta, lleva más de treinta años dedicado a la prevención y recuperación de enfermedades coronarias. Zucker ha escrito ampliamente sobre curación natural, entrenamiento personal y medicina alternativa durante treinta años.
✓✓ Descubre con Earthing la poderosa, sorprendente y, a la vez, ignorada, energía curativa de la Tierra ✓✓ La Tierra posee una energía curativa ilimitada en forma de electrones que se van recargando con el sol.
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Índice
Earthing........................................................................................................ 7 Prólogo......................................................................................................... 11 Primera parte. ¿Por qué tenemos mala salud? El eslabón perdido................... 17 1. Eres eléctrico y tu planeta también....................................................... 19 2. El síndrome de la desconexión............................................................. 31 Segunda parte. Descubrimientos personales................................................... 45 3. Reconectando: la historia de Clint Ober............................................... 47 4. Los desafíos de un científico aficionado................................................ 59 5. El descubrimiento de un cardiólogo: la historia de Steve Sinatra............ 73 Tercera parte. Conectando con la conciencia............................................... 81 6. El antiinflamatorio original.................................................................. 83 7. Atando cabos....................................................................................... 105 Cuarta parte. Las crónicas de Earthing......................................................... 133 8. Earthing: cómo conectarte................................................................... 135 9. Catorce años de Earthing: las observaciones de Clint Ober.................... 149 10. Testimonios: lo que dicen sobre Earthing............................................ 161 11. La conexión del corazón: la perspectiva de Steve Sinatra...................... 213 12. La conexión femenina: Earthing y las mujeres..................................... 233 13. La conexión deportiva: Earthing en acción.......................................... 251 14. La autoconexión: Earthing en marcha................................................. 267 15. La conexión animal: Earthing y las mascotas....................................... 271 16. La conexión futura: la revolución de Earthing sigue adelante............... 279
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EARTHING Anexos.......................................................................................................... 287 A. Notas técnicas sobre la conexión a tierra y los métodos de Earthing...... 289 B. Debate sobre la comprensión actual de la física de Earthing.................. 297 C. Recursos............................................................................................. 313 D. Lista de verificación de síntomas y registro de la evolución................... 315 Bibliografía................................................................................................... 317 Agradecimientos........................................................................................... 323 Índice temático............................................................................................. 327 Sobre los autores........................................................................................... 335
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PRIMERA PARTE
¿POR QUÉ TENEMOS MALA SALUD? EL ESLABÓN PERDIDO
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Capítulo 1
Eres eléctrico y tu planeta también
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as notado alguna vez un sutil cosquilleo o una sensación de calor subiendo por los pies mientras caminabas descalzo por una playa arenosa o un prado de hierba resplandeciente con el rocío de la mañana? ¿Te sentiste revitalizado al final de tu paseo? Si fue así, es que percibiste cómo la Tierra llenaba de energía tu cuerpo. En realidad, vivimos en un planeta vivo, con energías naturales. Su superficie rebosa con frecuencias sutilmente palpitantes, un fenómeno que la mayoría de la gente desconoce. ¿Quién considera a la arena, la hierba, la acera o el suelo que pisa como un campo de energía? Pues el suelo es precisamente eso y siempre lo ha sido. Dicho de otro modo, tu planeta es una batería de seis mil trillones (es decir, un seis seguido de veintiún ceros) de toneladas métricas que se recarga continuamente por la radiación solar, los rayos y el calor de su núcleo fundido en lo más profundo de su interior. Y lo mismo que la batería de un coche mantiene el motor en marcha y hace girar las ruedas, las pulsaciones rítmicas de la energía natural que emana de la superficie terrestre sustentan la maquinaria biológica de la vida 19
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g lobal, haciendo funcionar rítmica y equilibradamente todo lo que vive en la tierra o en el mar. • Las personas. • Los animales. • Los peces. • Las plantas. • Los árboles. • Los insectos. • Las bacterias. • Los virus. A lo largo de la historia los humanos se han sentado, han paseado, han permanecido de pie y han dormido en el suelo —con la piel en contacto con la corteza terrestre— ajenos al hecho de que ese contacto tan simple transmite una señal eléctrica natural al cuerpo. Hace muy poco que los científicos expertos en geofísica, biofísica, ingeniería eléctrica, electrofisiología y medicina han empezado a explorar el saber y la trascendencia de esta conexión. Gracias a ellos, estamos aprendiendo que la energía eléctrica de la Tierra mantiene el equilibrio de nuestras frecuencias corporales como un director que controla la cohesión y la cadencia de una orquesta. Todos vivimos y funcionamos eléctricamente en un planeta eléctrico. Cada uno de nosotros somos una serie de circuitos eléctricos dinámicos. En la matriz viviente de nuestros complejos organismos, miles de millones de células transmiten y reciben energía constantemente en el curso de sus reacciones bioquímicas programadas. Piensa en ellas como aparatos electrónicos microscópicos. El desplazamiento de nutrientes y agua en las células está regulado por campos eléctricos, y cada tipo de célula posee un rango de frecuencias en el que actúa. Tu corazón, tu cerebro, tu sistema nervioso, tus músculos y tu sistema inmunitario son ejemplos de subsistemas eléctricos operando dentro de tu cuerpo «bioeléctrico». En realidad, todos tus movimientos, comportamientos y acciones están dinamizados por la electricidad. 20
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Eres eléctrico y tu planeta también
NUESTRAS PERDIDAS RAÍCES ELÉCTRICAS
La mayoría de la gente, incluso en esta época científica, no es en absoluto consciente de su naturaleza bioeléctrica. Prácticamente nadie tiene la más mínima idea de que existe una conexión energética o eléctrica entre su cuerpo y la Tierra. No se aprende en la escuela, así que nadie sabe que, en gran medida, nos hemos desconectado y separado de nuestro planeta. Puede decirse, especialmente en las sociedades desarrolladas, que hemos perdido nuestras raíces eléctricas. Nuestros pies descalzos, con su rico entramado de terminaciones nerviosas, raramente tocan el suelo. Llevamos zapatos con suelas sintéticas aislantes. Dormimos en camas altas hechas de materiales aislantes. La mayoría de nosotros vivimos en un moderno mundo industrializado, desconectados de la corteza terrestre. Aunque seguramente ni te lo has planteado, podrías estar sufriendo innecesariamente a causa de esta desconexión. Y podrías estar haciéndolo gravemente y de una forma que ni siquiera imaginas. A modo de analogía, piensa en una bombilla con una conexión floja. La luz parpadea, ilumina débilmente o no se enciende. Al igual que esa bombilla, muchas personas van por la vida con una salud débil o parpadeante. Creemos que este libro es el primero que se ha escrito sobre las vibraciones naturales de la Madre Tierra y sobre por qué pueden mantenernos sanos y curarnos, si nos conectamos a la fuente. Si el cuerpo permanece desconectado, se vuelve frágil y tiende a fallar, a inflamarse y, por tanto, a enfermar y envejecer prematuramente: es una teoría asombrosa que empieza a cobrar impulso científico. Este es el tema de nuestro libro. Las frecuencias naturales de la Tierra de las que hablamos son ondas de energía producidas por los movimientos de las partículas subatómicas denominadas electrones libres. Nadie ha visto nunca un electrón, pero puedes pensar en ellos imaginándote una colmena. Las abejas, zumbando alrededor de la colmena, son como electrones que se mueven alrededor del núcleo atómico en una «nube» de energía. Otra analogía utilizada a lo largo de los años es la de los planetas girando alrededor del Sol. El núcleo contiene protones con una carga 21
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p ositiva y neutrones que, como su nombre indica, no tienen carga. Los electrones, por su parte, tienen una carga negativa. ERES UN CONDUCTOR ELÉCTRICO
Para comprender la relación primordial entre tu ser bioeléctrico y tu planeta eléctrico, piensa por un instante en tres tipos de materiales utilizados en electricidad: conductores, aislantes y semiconductores. Un ejemplo de conductor es el cableado de cobre que hay en las paredes de tu vivienda o en el cordón de un aparato eléctrico que conectas en la toma de corriente. En los conductores, las ondas exteriores de los electrones —que corresponderían a las abejas que están fuera zumbando alrededor de la colmena o a los planetas remotos que orbitan alrededor del Sol— están tan débilmente unidas que se mueven con facilidad en el espacio entre los átomos. Forman una especie de gas en torno a los átomos y fluyen libremente por todo el material conductor sólido. Por este motivo son denominados electrones libres. Piensa en ellos como espíritus libres, por decirlo de alguna manera, que no están unidos con ningún átomo de los que componen el material sólido. En los materiales aislantes, los electrones se hallan fuertemente enganchados por sus átomos. No hay electrones libres y, por tanto, la corriente no puede circular por esos materiales. Entre los ejemplos de materiales aislantes se encuentran el plástico, la goma, el cristal y la madera. Ahora entenderás por qué estás separado de la Tierra la mayor parte del tiempo. Las suelas de tus zapatos están hechas de plástico o caucho, y tu casa construida principalmente con madera. Los semiconductores están a medio camino; a veces conducen, otras no. Su conductancia eléctrica no es tan buena como la de un conductor ni tan mala como la de un aislante. Los semiconductores son la columna vertebral del moderno equipo eléctrico porque su conductancia puede controlarse mediante la aplicación de un campo eléctrico. Al igual que la Tierra, tu cuerpo está constituido fundamentalmente por agua y minerales, y ambos son excelentes conductores de electrones. Los electrones libres que vibran perpetuamente en la superficie conductora terrestre, alimentados por un fenómeno natural 22
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—la radiación solar, los miles de rayos lanzados por minuto, y la energía generada desde el núcleo interior del planeta—, son fácilmente transferidos por todo tu cuerpo siempre que tu piel esté en contacto directo con el suelo. Hace unos cientos de miles de generaciones, el Homo erectus no sabía nada de todo esto. Ni tampoco los cazadores-recolectores que siguieron en la secuencia evolutiva humana. Lo mismo puede decirse de las civilizaciones agrícolas que trabajaban la tierra hace cuatrocientas generaciones. Y otro tanto de quienes vivieron durante la era industrial más reciente. Incluso en la actual época electrónica e inalámbrica, son pocos los que conocen el almacén rebosante de energéticos electrones libres de la Tierra. Los científicos de finales del siglo xix que midieron las sutiles corrientes del suelo terrestre en diferentes partes del mundo las describieron utilizando palabras como «apacibles» y «silenciosas». La ciencia actual se refiere a ellas como «corrientes telúricas» y las considera una parte de un sistema más amplio denominado el «circuito eléctrico global», que incluye a las nubes y al conjunto de la atmósfera. Los geofísicos creen que este banco de energía casi ilimitada se reabastece continuamente con electrones libres gracias a los cinco mil rayos por minuto que caen permanentemente alrededor del planeta. Sin entrar en tecnicismos, el potencial eléctrico presente en la superficie de la Tierra sube y baja según la posición del Sol. La intensidad es más positiva y potente durante el día, por lo que te sirve de ayuda en tus actividades diarias, desde que te levantas hasta que te acuestas, y menos positiva y potente durante las horas nocturnas, para favorecer las ondas del sueño. Este patrón diario que sube y baja pone en marcha y organiza los mecanismos internos del cuerpo que regulan los ciclos del sueño y el despertar, la producción de hormonas y el mantenimiento de la salud. LAS CONEXIONES DEL PASADO
Los fenómenos básicos de la electricidad se conocen desde la Antigüedad, pero su aprovechamiento para uso industrial y particular solo se produce desde hace unos ciento veinte años aproximadamente. 23
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El electrón en sí fue descubierto en 1897, de modo que casi durante toda la secuencia evolutiva humana nadie supo nada sobre los electrones. Sin embargo, sí se conocía, y desde hacía mucho tiempo, que la corteza terrestre poseía una energía curativa especial y se consideró un aspecto básico de la conexión con la naturaleza. La Tierra era sagrada. Este conocimiento, transmitido de generación en generación, ha sobrevivido de un modo u otro. Las civilizaciones de todo el planeta reconocieron la importancia de los ciclos de la naturaleza para la supervivencia y la salud y se sintonizaron con ellos. Fueron conscientes de los ritmos fundamentales que regulan, por ejemplo, los ciclos del sueño y la vigilia y el mantenimiento de la salud, y también de que funcionamos coordinados con los ciclos y los ritmos terrestres. Se conocía la conexión entre la Tierra, la vida y la salud, pero cada época tuvo su forma diferente de expresarla. El Qi (pronunciado chi) es un principio fundamental en la larga historia del conocimiento chino y se considera que es la energía o fuerza natural que impregna el universo. Del pasado védico de la India procede un término equivalente, prana, que significa «fuerza vital». En la tradición china, el Qi del cielo está compuesto por las fuerzas que los cuerpos celestes ejercen sobre la Tierra, como el calor del sol, la luz de la luna y el efecto de esta sobre las mareas. El Qi de la Tierra, influido y controlado por el Qi del cielo, está configurado por líneas y patrones de energía, así como por el campo magnético de la Tierra y el calor oculto bajo su superficie. Y dentro del Qi de la Tierra, los individuos, animales y plantas tienen su propio campo Qi. Según este concepto, todas las cosas naturales crecen y están influidas por los ciclos naturales del Qi del cielo y el Qi de la Tierra. El Qi de la Tierra se absorbe, aunque no nos percatemos de ello, cuando caminamos descalzos, lo que explica por qué es tan relajante pasear sin zapatos y por qué los ejercicios dirigidos a fortalecer el cuerpo y relajar la mente (yoga, tai chi y qigong, por ejemplo) se suelen practicar habitualmente sin calzado. Una cuestión primordial en los ejercicios chinos consiste en «arraigarse» o «enraizarse» y tiene que ver con la comunicación íntima entre la planta de los pies y la 24
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Tierra. Este proceso se realiza a través del «punto yong quan», también conocido en acupuntura como el «punto riñón 1». Los antiguos griegos seguramente conocían este concepto. Hércules, uno de los grandes héroes de la mitología griega, luchó contra el gigante Anteo, un guerrero de gran fama, a quien venció. La historia cuenta que Anteo era invencible siempre que sus pies se mantuvieran en contacto con la Tierra, de la cual extraía su fuerza. Nunca había sido derrotado. Enterado del secreto de Anteo, Hércules levantó al gigante del suelo y lo asfixió. Los nativos de Norteamérica reverenciaban la conexión con el planeta. Ota Kte (Oso Erguido), uno de los últimos jefes de la tribu sioux de los lakotas, escritor y educador, lo resumía de la siguiente forma: Los ancianos amaban literalmente el suelo. Se sentaban en la tierra con la sensación de estar próximos a un poder maternal. Era bueno para la piel tocar la Tierra y a los ancianos les gustaba quitarse los mocasines y caminar con los pies descalzos sobre la Tierra sagrada. El suelo era balsámico, fortalecedor, purificador y curativo. CONECTA CON LA TIERRA Y CÚRATE
Este libro te mostrará lo balsámica, fortalecedora y curativa que es la Tierra. Cambiará por completo la forma en que miras el suelo que hay bajo tus pies y tu relación con el planeta en el que vives. Para la mayoría de nosotros, reconectarse con la Madre Tierra normalmente significa irse de camping, de excursión, a la playa, hacer tareas de jardinería o dedicarse a cualquier otra actividad que nos haga regresar —en cuerpo y alma— al seno de la naturaleza. La reconexión de la que hablamos en este libro es muy distinta. Por reconexión queremos decir quitarte los zapatos y los calcetines y sentarte, ponerte de pie o caminar descalzo por el suelo, algo que es totalmente gratis y está a nuestro alcance (naturalmente, donde sea seguro y cómodo). La reconexión también puede implicar el empleo de cubrecolchones conductores o alfombrillas para el suelo unidas por cable a una toma de tierra en el exterior de tu vivienda u oficina, o bien conectadas a 25
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una toma de corriente en la pared con un moderno sistema de puesta a tierra. En cualquier caso, a este proceso de reconexión lo denominamos «Earthing», «conexión a tierra» o «conexión con la tierra», términos que utilizaremos indistintamente. Simplemente significan que estás conectado con la Madre Tierra. Lo que haces es similar a lo que se conoce en el mundo eléctrico como toma de tierra, la práctica habitual de conectar equipos y aparatos a la Tierra para protegerlos contra descargas, cortocircuitos e interferencias. Aplicado a las personas, Earthing protege de forma natural el delicado sistema de circuitos bioeléctricos del organismo contra las cargas eléctricas estáticas y las interferencias. Y lo más importante es que facilita la recepción de los electrones libres, la energía y las señales eléctricas estabilizadoras de nuestro planeta. La conexión con la Tierra corrige la inestabilidad eléctrica y la deficiencia de electrones que nunca imaginaste que pudieras tener. Recarga y reabastece tu cuerpo con algo que nunca creíste que hubieras perdido o... necesitado. La exposición a la luz solar produce en el cuerpo vitamina D, imprescindible para la salud. La exposición al suelo suministra un «nutriente» eléctrico en forma de electrones. Piensa en estos electrones como vitamina T –T de Tierra–. Al igual que la vitamina D, también necesitas vitamina T para tu salud. Como leerás en este libro, los resultados de Earthing con frecuencia se traducen en un aumento significativo, e incluso en una transformación total, de la salud y la vitalidad. Una paciente, mujer de treinta y seis años con esclerosis múltiple avanzada, se puso tan contenta con su mejoría tras la práctica de Earthing que, en una ocasión, salió corriendo de su casa, se plantó en medio de la calle y les gritó a todos sus vecinos que se conectaran con la Tierra. Dijo que quería empezar la «revolución de los pies descalzos» y enseñar a todo el mundo a ponerse bueno. Había probado Earthing por desesperación —porque alguien se lo había sugerido— después de que un médico le aconsejara que se comprara una cama articulada y una gran pantalla de televisión para estar lo más cómoda posible. La enfermedad que 26
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padecía no tenía cura, le dijo el médico. En su caso, sin embargo, la tuvo de forma espectacular. Otra mujer llevaba más de cinco años padeciendo dolores extenuantes, inflamación, fatiga y problemas de sueño tras un grave accidente de coche. A pesar de su larga carrera en el cuidado de la salud, se vio atrapada en una lucha agotadora para recuperar la suya. Fue de un médico a otro, de un tratamiento a otro. «Como le pasaba a Humpty Dumpty en la rima infantil —decía—, ni todos los caballos del rey ni todos los hombres del rey podían levantarme del suelo». Incapaz de trabajar, se dedicó a tumbarse sobre la hierba o a caminar descalza por la playa. Además, en 1999, un amigo le regaló un cubrecolchón conductor. Dormía sobre él durante la noche y, en pocos meses, su dolor, su fatiga y sus problemas de sueño desaparecieron. Este es su testimonio: Después de años de pastillas y carísimos tratamientos fallidos, ¡todo lo que hice fue tumbarme en la cama y dormir! Creo que nuestros organismos tienen capacidad para recuperarse de casi todo mal si eliminamos los desequilibrios causados por el estrés. Para ello, debemos aportarle a nuestro cuerpo los elementos naturales esenciales, incluyendo una nutrición adecuada, agua y aire puros, así como el eslabón perdido, nuestra conexión con los ritmos eléctricos naturales de la Tierra.
Incluso los deportistas, acostumbrados a una actividad física de niveles intensos, han aprendido a conectarse a la energía natural de la Tierra. Si tomamos el ejemplo de un grupo, posiblemente el caso más espectacular de la eficacia de Earthing en los últimos años lo encontremos en los victoriosos equipos de ciclismo estadounidense en el Tour de Francia. El desgaste físico y psíquico extremo de esta tremenda prueba produce enfermedades, tendinitis e insomnio en los deportistas. Tienden igualmente a experimentar una cicatrización lenta de las heridas producidas en accidentes. En las carreras celebradas entre 2003 y 2005 y posteriormente en 2007, los ciclistas del equipo se conectaban con la Tierra después de la competición diaria. Aseguraron 27
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Earthing de una ojeada ¿En qué consiste Earthing? Earthing consiste en acoplar tu cuerpo a las delicadas energías eternas de la superficie de la Tierra. Esto supone caminar descalzo en el exterior y sentarse, trabajar o dormir en el interior mientras estamos conectados a un dispositivo de conducción que le proporciona la energía curativa natural de la Tierra a tu cuerpo. Desde hace más de diez años, miles de personas en todo el mundo —hombres, mujeres, niños y deportistas— han incorporado Earthing a sus rutinas diarias. Los resultados están documentados y son extraordinarios. ¿Qué me pasará con Earthing? No creas que te vas a electrocutar, nada de eso. Earthing es uno de los métodos más seguros que puedes llevar a cabo. ¿Qué sucede? Tu cuerpo se impregna con electrones libres cargados negativamente, presentes en abundancia en la corteza terrestre, y se regulará inmediatamente con la misma potencia o nivel eléctrico de energía que el planeta. ¿Qué sentirás? A veces una sensación de calor, hormigueo y, a menudo, tranquilidad y bienestar. ¿Te encontrarás mejor? Por lo general, sí, y con frecuencia rápidamente. El grado de mejoría varía, sin embargo, de una persona a otra. Lo importante es incorporar Earthing a tu rutina diaria y hacer todo lo posible para obtener los máximos beneficios. Cuando Earthing se detiene, los síntomas tienden a regresar poco a poco. ¿Qué hace Earthing? Las observaciones y las investigaciones realizadas señalan los siguientes beneficios de Earthing, aunque esperamos que aparezcan muchos más con los estudios que se están llevando a cabo: • Desactiva la causa de la inflamación y mejora o elimina los síntomas de muchos de los trastornos relacionados con ella. • Reduce o elimina el dolor crónico. • Mejora el sueño, en la mayoría de los casos. • Aumenta la energía. • Reduce el estrés y promueve la calma en el cuerpo, templando el sistema nervioso y las hormonas del estrés. • Normaliza los ritmos biológicos del organismo. • Diluye la sangre y mejora el flujo y la presión arterial. • Alivia la tensión muscular y los dolores de cabeza. • Disminuye los síntomas hormonales y menstruales.
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• Incrementa considerablemente la curación y permite prevenir las úlceras. • Reduce o elimina el jet lag. • Protege al organismo contra los campos electromagnéticos del entorno potencialmente nocivos para la salud. • Acelera la recuperación de la actividad deportiva intensa.
dormir mejor, padecer menos enfermedades, escasos episodios de tendinitis, una recuperación espectacular de la carrera diaria y una curación más rápida de las heridas. La práctica ha resultado ser tan beneficiosa que muchos deportistas de élite —entre ellos nadadores, futbolistas de la Liga Nacional de Fútbol, triatletas y corredores de motociclismo— se conectan con la Tierra de forma habitual. Earthing es sencillo, básico y poderoso. Lo consideramos un auténtico eslabón perdido en la ecuación de la salud, algo con un potencial asombroso que puede beneficiar en gran medida a la humanidad. Conectarse con la Tierra, ya sea descalzándose en el exterior o en contacto con un dispositivo de toma de tierra en el interior, no te cura de ninguna afección o enfermedad específica. Te permite, eso sí, volver a unirte con las señales eléctricas naturales de la Tierra que gobiernan todos los organismos que habitan en ella; restablece los ritmos y la estabilidad eléctrica interna natural que, a su vez, promueven el funcionamiento normal de los sistemas corporales, entre ellos el cardiovascular, el respiratorio, el digestivo y el inmunitario; resuelve la deficiencia de electrones, reduciendo de esa manera la inflamación, causa habitual de muchas enfermedades, y transforma el estado del sistema nervioso dominado por el estrés, propiciando una relajación que te hace dormir mejor. Al reconectarte, capacitas a tu cuerpo para que vuelva a su estado eléctrico normal, se autorregule y pueda emprender un proceso de autocuración. En 1863, el eminente biólogo T. H. Huxley afirmó que «la cuestión de todas las cuestiones para la humanidad, el problema que subyace tras todos los demás y es más interesante que cualquiera de ellos, es lo relativo a la elección de nuestro lugar en la naturaleza y nuestra relación con el cosmos». El contenido de este libro explora este tema 29
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desde la simple perspectiva del lugar que ocupas en la naturaleza, en tu cosmos inmediato; te exige estar directa y habitualmente conectado con la Tierra que tienes bajo tus pies. En las páginas que vienen a continuación, indagaremos las implicaciones que tiene para la salud la desconexión de la humanidad y ofreceremos la curiosa historia de cómo hemos descubierto la desconexión y la reconexión. Leerás testimonios de curaciones sorprendentes de médicos y personas de diversa condición. Es más, aprenderás lo fácil que es reconectarte, tomar contacto con la Tierra y sentirte mejor.
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