Educación Musical a Nivel Superior

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Educación Musical a Nivel Superior Raúl Wenceslao Capistrán Gracia Coordinador


Educación Musical a Nivel Superior Raúl Wenceslao Capistrán Gracia Coordinador


Educación Musical a Nivel Superior Primera edición 2015 D.R. © Universidad Autónoma de Aguascalientes Av. Universidad 940, Ciudad Universitaria Aguascalientes, Ags., 20131 www.uaa.mx/direcciones/dgdv/editorial/ D.R. © Raúl Wenceslao Capistrán Gracia (Coordinador) D.R. © Raúl Wenceslao Capistrán Gracia Isaac Namme Galindo Juan Carlos Luna Urdaibay Mara Lioba Juan Carvajal María Vdovina Juan Pablo Correa Ortega María Guadalupe Pérez Martínez Eduardo Francisco Muñoz Esquivel Germán Romero Pacheco (prólogo) ISBN: 978-607-8359-78-3 Hecho en México Made in Mexico


La Universidad Autónoma de Aguascalientes, a través del Centro de las Artes y la Cultura y el Departamento de Música desea agradecer la participación del Doctorado Interinstitucional en Arte y Cultura por la participación de tres de sus miembros, que se constituyeron como Comité Editorial para la selección de los trabajos que conforman este libro.


Índice Nota del editor

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Prólogo

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Germán Romero

Pedagogía del instrumento musical

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Seguimiento de la trayectoria escolar de los estudiantes instrumentistas

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Implementación de rúbricas de evaluación en el Departamento de Música de la uaa

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Métodos y estrategias de estudio: ¿de quién son responsabilidad?

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Producción y creatividad musical: enseñanza práctica

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El uso de las emociones como herramientas para dominar la técnica instrumental

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¿Qué es la música?

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Autores

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Isaac Namme Galindo

Mara Lioba Juan Carvajal María Vdovina

Juan Pablo Correa Ortega María Guadalupe Pérez Martínez

Raúl Wenceslao Capistrán Gracia

Eduardo Francisco Muñoz Esquivel

Juan Carlos Luna Urdaibay

Carlos Alberto Ávila Aréchiga


Nota del editor Estar escribiendo esta nota representa para mí una gran satisfacción. Esta publicación, coordinada por el doctor Raúl Wenceslao Capistrán Gracia, significa un doble logro para la comunidad académica de músicos de la región y del país. Por un lado, refleja el producto del primer esfuerzo del Departamento de Música de la uaa en pro de la formación de redes de intercambio académico; y por otro, un esfuerzo sui generis de abordar una temática poco estudiada a nivel nacional, e incluso internacional. La formación del músico profesional es un tópico indiscutiblemente opacado por la gran cantidad de esfuerzos destinados al estudio de los procesos de enseñanza y aprendizaje de la música en los niveles previos, en particular en el nivel básico. Por esta razón, es probable que ésta sea una publicación pionera en el tema de la educación musical a nivel superior en el país; pero lo mejor es que esperamos que sólo sea el comienzo de un esfuerzo permanente destinado a fortalecer el ejercicio de la docencia, el aprendizaje y las prácticas profesionales de la música en la región y el país. Es por esto que el presente libro no está dedicado solamente a los docentes de las universidades y conservatorios de México, sino


Educación musical a nivel superior Nota del editor

a las generaciones actuales y por venir de estudiantes de música que tendrán como misión el resguardo y generación de nuevo patrimonio y la formación de cohortes futuras de músicos profesionales. Nuestro trabajo como educadores de músicos profesionales va a incidir directamente en cómo las nuevas generaciones de profesionistas de la música difundan nuestro patrimonio musical como ejecutantes y gestores, enriquezcan nuestro acervo a través del ejercicio de la composición, y se comprometan a la formación integral de nuevas generaciones de músicos a través de la docencia. Nuestra materia de trabajo es, por ende, invaluable. Por esta razón, el compromiso que hoy adquirimos con la docencia, el aprendizaje y las prácticas profesionales de la música en la región y el país debe ser equivalente. Sabemos que la tarea no es sencilla. Un primer asomo de tal complejidad resuena en las líneas de la presente publicación. Carlos Ávila Aréchiga nos enfrenta sin tregua ante una pregunta que seguramente no nos hacemos con frecuencia: ¿qué es la música? Ésta, como cualquier otra reflexión ontológica sobre un tema tan profundamente arraigado en nuestra existencia, complejo y escurridizo, como la música, es una labor titánica. Sin embargo, es una obligación enfrentarla de vez en cuando si aceptamos con ética nuestra labor de formadores de profesionistas. Por supuesto, Ávila es prudente, y nos insta a que encontremos nuestra propia respuesta. La definición de música será tal vez una incluyente que responda a las necesidades de este espacio heterotópico que ha representado nuestra contemporaneidad occidental. Sin embargo, nuestra labor requiere de la praxis y esta práctica se define a partir de múltiples aproximaciones. Están presentes los aspectos físicos y anatómicos del aprendizaje de la técnica instrumental en la propuesta innovadora del doctor Namme Galindo, los cuales no dejan de conectarse con su contraparte cognitiva a través de la memoria kinestésica del aprendiz. Aunque es sencillo aceptar que la técnica es una dimensión fundamental en la formación del músico profesional, Juan Carlos Luna nos propone un importante complemento a esta aproximación motriz-cognitiva, a través de una reflexión psicológica sobre el im-

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Educación musical a nivel superior Nota del editor

pacto de un manejo consciente de nuestras emociones durante la preparación y la ejecución de una interpretación musical. Por otro lado, las doctoras Mara Lioba Juan Carvajal y María Vdovina presentan la dimensión afectiva del estudiante universitario de música como un aspecto más de la compleja red de factores motivacionales, comunicativos, sociales, económicos y psicológicos, que un docente/tutor debe tener en cuenta en la planeación de la formación del músico profesional. Entenderse a sí mismo en su contexto social, es uno de los principales objetivos de esta formación integral, y es, a la vez, el punto de partida de la maravillosa experiencia de intervención que nos narra Eduardo Francisco Muñoz Esquivel. La integración de los saberes y habilidades construidos a lo largo del currículo fue el principal objeto de estudio en el Taller de Creatividad y orientación musical que Muñoz describe en su capítulo. Al igual que las nuevas taxonomías de evaluación cognitiva, Muñoz nos demuestra que la creatividad debe ser el fin último de nuestro esfuerzo docente. Finalmente, Raúl Capistrán Gracia y un servidor, ponemos el dedo en un punto álgido: la evaluación. No es suficiente diseñar y administrar estrategias de enseñanza y aprendizaje. Debemos evaluar su eficacia. ¿Se puede evaluar la creatividad?, ¿cómo? La observación y medición del desempeño es una labor cotidiana de los educadores de músicos profesionales, principalmente en lo referente a las prácticas de ejecución. ¿Cuáles son los factores que influyen en los juicios derivados de esta observación?, ¿cómo podemos usar la evaluación como un factor motivacional continuo que promueva el desarrollo de habilidades metacognitivas? Éstas son algunas de las preguntas que intentamos resolver a través de nuestros estudios y son las mismas que dejamos abiertas en un intento de transformar y fortalecer nuestras prácticas docentes y las opciones de aprendizaje de generaciones futuras de músicos profesionales.

Juan Pablo Correa Ortega

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Prólogo Germán Romero Pacheco

La educación musical a nivel superior en México enfrenta una problemática compleja derivada de la confluencia de una multiplicidad de factores de naturaleza diversa. A modo de ejemplo, menciono cuatro que, a juicio personal, son los que tienen un mayor impacto: 1) los pocos espacios existentes en el país para estudiar profesionalmente música desde edades tempranas, lo que origina que la mayor parte de los aspirantes a estudiar una licenciatura en música no tengan el mínimo de conocimientos ni habilidades musicales desarrolladas para afrontar estudios superiores; 2) la inserción de la educación musical a nivel superior en estructuras académicas y administrativas a las que les son ajenas las características y necesidades de una formación artística, propiciando un gran número de situaciones que pervierten los procesos educativos intrínsecamente musicales; 3) la ausencia de mecanismos de medición y regulación de la educación musical a nivel nacional, que propicia una gran disparidad entre los planes y programas de estudio de las escuelas de música del país, y 4) una desvinculación entre la oferta educativa de las escuelas de educación musical a nivel superior –centrada en la formación de mú-


Educación musical a nivel superior Prólogo

sicos de orquesta y en el aprendizaje de un repertorio estandarizado occidental–, por una parte, y los intereses de los jóvenes que aspiran a estudiar música profesionalmente, así como de la realidad laboral, en la que ya no emergen más orquestas estables, y una buena parte de las existentes afrontan situaciones poco favorables. En buena medida, un porcentaje considerable de los proyectos académicos musicales del país se dejan llevar por una inercia histórica que determina metas, objetivos, planes y programas de estudios, que sólo son justificados en la medida que emerjan jóvenes virtuosos que destacan en contextos aceptados socialmente como válidos: conciertos en festivales, becas, estudios en el extranjero, etcétera. De manera contraria a esta compleja realidad, los espacios de reflexión en torno a la educación musical superior en México son casi inexistentes. Es por esto que la iniciativa del Departamento de Música del Centro de las Artes y la Cultura de la Universidad Autónoma de Aguascalientes de convocar a la publicación del libro Educación Musical a Nivel Superior cobra una particular relevancia en el ámbito educativo musical de nuestro país. Y es más significativa aún viniendo de uno de los proyectos educativos más jóvenes del país, lo que demuestra su profundo interés por crecer de una manera más articulada, consciente y autocrítica. Las capítulos seleccionados tienen como denominador común un interés por los autores de encontrar respuestas a preguntas fundamentales sobre aspectos nodales de la educación musical profesional. El siempre recurrente cuestionamiento sobre qué es la música, ineludible si es que se quiere replantear la formación de un músico desde sus principios más básicos y con una mayor vigencia social y cultural, abre paso a investigaciones sobre temas más específicos, pero igualmente trascendentes, como la importancia del fomento de la creatividad y el conocimiento del contexto de todos los actores del quehacer artístico (músicos, gestores, público) para desarrollar propuestas con más impacto social, y la importancia de desarrollar sistemas de evaluación, metodologías y estrategias de estudio que contemplen las características individuales del estudiante. Todas estas reflexiones son urgentes para plantear modelos de educación musical más integrales, tanto desde una perspectiva humana como social.

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Educación musical a nivel superior Prólogo

Como miembro activo de la comunidad educativa en México, tengo esperanzas en que este tipo de publicaciones se consolide, amplíe su capacidad de convocatoria y se convierta en un referente nacional de encuentro de los diversos agentes involucrados en la educación profesional que, a través de una intensa aportación de ideas, contribuyan a mejorar nuestro sistema de educación musical y a la formación de músicos más preparados para enfrentar con más éxito y creatividad su inserción en la vida laboral, así como para aportar a la sociedad productos artísticos de mayor trascendencia.

México, d.f., junio de 2015

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Pedagogía del instrumento musical Isaac Namme Galindo

Introducción Para expresar de manera sucinta la esencia de lo que la pedagogía pianística ha aportado durante más de trescientos años, la sintetizaremos en menos de diez palabras: el oído es el arquitecto de la música. La presente ponencia expone una selección de técnicas básicas de la pedagogía pianística, muchas de las cuales encuentran su aplicación práctica no sólo en el piano, sino en la mayoría de los instrumentos musicales. Desde hace más de diez años surgió en mí la curiosidad por encontrar la manera de adaptar muchas de las técnicas y principios pedagógicos pianísticos a otros instrumentos. Fue así como comencé a trabajar con estudiantes de guitarra clásica de los niveles intermedio y avanzado –un instrumento que nunca he tocado–, experimentando con técnicas del sonido e interpretación. A través de esta experiencia observé que pese a los muchos prejuicios arraigados en la mente de los guitarristas, quienes se aventuraron a


Educación musical a nivel superior Pedagogía del instrumento musical Isaac Namme Galindo

experimentar con nuevas ideas, lograron cosas que no creían o imaginaban posibles en este instrumento tan rico en expresión y colorido. Esta prueba fue enriquecedora tanto para ellos como para mí. La clave consiste en no negar algo, sino experimentar y agotar todos los recursos posibles. Cabe citar lo dicho por John Stuart Mill: “Al estudiante que nunca se le pide que haga lo que no puede, nunca hace lo que puede”.

Antecedentes históricos La historia de la pedagogía pianística se remonta a inicios del siglo xix. Es decir, casi un siglo después de que Bartolomeo Cristofori inventara el pianoforte en 1700 (Good, 2001: 33). Sin embargo, a pesar de la popularidad del pianoforte, la técnica y metodologías pianísticas para explorar sus capacidades tonales, dinámicas y expresivas dieron inicio aproximadamente un siglo después de su invención. A finales del siglo xix y principios del xx surge una nueva propuesta pedagógica basada en la idea de la aplicación del peso del brazo como elemento fundamental de la técnica pianística. Muchos pianistas y pedagogos consideran a Ludwig Deppe como el precursor de este principio. Sin embargo, no fue Deppe, sino algunos de sus estudiantes más brillantes quienes dieron testimonio escrito, describiendo las técnicas y metodologías del maestro, entre los que se encuentran Amy Fay y Elisabeth Caland. A esta escuela de ejecución pianística por el principio del peso del brazo y relajación muscular pertenecen también los pedagogos Rudolf Breithaupt, Tobias Matthay y Theodor Leschetizky. No obstante, la técnica propuesta por Deppe no fue completamente aceptada por todos los pedagogos, como declara Agay (2004). La antigua escuela vienesa, representada por Johann Hummel y Karl Czerny, proponía la técnica de destreza digital, la cual estaba basada en el desarrollo y fortalecimiento equitativo de los cinco dedos de cada mano para lograr un equilibrio perfecto. En la actualidad, la mayoría de los pedagogos en universidades y conservatorios norteamericanos y europeos, ha optado por

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una tendencia ecléctica que engloba no sólo la técnica de relajación y peso de brazo de Deppe, o la técnica de destreza digital de Czerny, sino también aquellas que han surgido durante el siglo xx aprovechando todos los recursos necesarios con el fin de desarrollar un oído crítico que haga posible un sonido de las más altas cualidades acústicas y artísticas. Sumado a la técnica de relajación y peso de brazo, o a la técnica de destreza digital, el objetivo primordial es tomar conciencia de la importancia fundamental que juega el oído crítico para el desarrollo de un sonido de calidad. Sin una verdadera educación centrada en el desarrollo de un oído crítico, resulta imposible el perfeccionamiento de la técnica y, por ende, del sonido. Pero debemos dejar en claro que esta tarea no sólo corresponde al pedagogo, sino también al educando. Boris Berman, concertista y pedagogo contemporáneo comenta: Aunque encuentro bastante fácil enseñar las bases sobre producción del sonido, considero que estas habilidades generalmente no son asimiladas por alguien que es indiferente a las cualidades del sonido del piano, o alguien que no concibe un sonido [imagen sonora] particular. En pocas palabras, no se puede refinar la técnica sin refinar el oído (2000: 3).

Sobre este aspecto, Max Camp declara que un elemento indispensable ligado al proceso de la producción del sonido es el oído: El control auditivo se relaciona con todos los aspectos de producción y recepción del sonido musical; es el oído crítico y reflexivo de un individuo sobre los sonidos que él mismo produce. Esto requiere de una imagen sonora interna que incluye tonos, tempo, dinámica, ritmo y timbre. El control auditivo gobierna el acto de escuchar interna y externamente (1981: 9).

A través de más de tres siglos, se han desarrollado diversas corrientes sobre técnica con la intención de lograr un sonido de la más alta calidad –y todavía hoy en día hay quienes prestan oídos sordos a este primordial elemento–. Ciertamente, no existe un método único o una filosofía del sonido que funcione de la mis-

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ma manera para cada persona. El objetivo de las investigaciones realizadas por los pedagogos, consiste en proponer metodologías alternativas en busca de técnicas encaminadas a lograr la producción de un sonido de calidad, no sólo en el nivel superior, sino antes de llegar a éste, en los niveles básicos.

Técnicas de pedagogía instrumental Antes de hablar sobre la técnica instrumental, será conveniente hacer algunas observaciones respecto a este concepto, con frecuencia mal entendido por profesores de instrumento desde el nivel inicial hasta el profesional. La técnica no consiste en una serie de ejercicios impresos en un libro como Hanon, Schmitt, Giuliani o Abloniz. De acuerdo con el Diccionario de la Lengua Española de la Real Academia, técnica es: “1) un conjunto de procedimientos y recursos de que se sirve una ciencia o un arte; 2) pericia o habilidad para usar de esos procedimientos y recursos […] ” (rae, 1992: 1950). Entonces, la técnica consiste en la habilidad para aplicar procedimientos sistemáticos que conduzcan a un resultado deseado. Por lo tanto, en un mismo ejercicio (o estudio) es posible aplicar tantas técnicas como existan para el aprendizaje de un instrumento. No importa cuál sea la técnica que se elija, el pedagogo debe definir los procedimientos a realizar y aplicarlos de manera sistemática para obtener resultados concretos: “[…] Una buena técnica no es algo que se ve, sino una cualidad que se escucha” (Uszler, Gordon y Mach, 1991: 213). Para hacer una evaluación eficiente es necesario contar con un marco de referencia al que se le dé seguimiento lo más fielmente posible, es decir, un programa o metodología que defina todos los objetivos que conducirán al alumno a la adquisición de una competencia. Dicho programa debe ser del conocimiento, tanto del maestro como del alumno. El manejo adecuado de la técnica como recurso pedagógico es de gran utilidad para el pedagogo en tanto que le permitirá ofrecer retos y objetivos más reales y hacer diagnósticos precisos sobre cada uno de sus estudiantes para determinar el repertorio que les asignará a lo largo de un periodo.

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Técnicas básicas para la ejecución instrumental En unas breves líneas hablaré sobre algunas de las técnicas estándar para la ejecución del instrumento musical. Asimismo, presentaré una metodología alternativa a la que he designado técnica de apoyo-transferencia, la cual fue el tema de mi tesis magistral en la San Diego State University, en Estados Unidos. Hasta aquí se ha hablado sobre la importancia de técnicas orientadas al desarrollo de un oído crítico y un sonido de la mejor calidad posible. Pero, a lado de estas técnicas, es necesario abordar otros elementos indispensables para la ejecución instrumental, tales como el control de la dinámica, ritmo, balance, fraseo, el control de las diferentes articulaciones, matices e, incluso, el desarrollo de una intuición artístico-musical. Además de técnicas para el perfeccionamiento del sonido, el criterio general de la clase de instrumento debe considerar los siguientes aspectos: 1. Técnica para el control de la dinámica y balance. 2. Técnica para el control de las articulaciones.

1. Técnica para el control de la dinámica y balance a. Independencia de manos en dinámica o dinámica cruzada entre ambas manos

Mano derecha f y mano izquierda p.

Mano derecha p y mano izquierda f.

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Educación musical a nivel superior

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Pedagogía del instrumento musical Isaac Namme Galindo

b. Independencia de dedos en dinámica o dinámica cruzada con una sola mano

Voz superior f y voz inferior p; ambas legato, primero, y staccato después.

Voz superior p y voz inferior f; ambas legato, primero, y staccato después.

2. Técnica para el control de las articulaciones a. Independencia de manos en articulaciones o articulaciones cruzadas entre ambas manos

Mano derecha legato e izquierda staccato. Mano derecha staccato e izquierda legato. b. Independencia de dedos en articulaciones o articulaciones cruzadas con una sola mano

Voz superior legato e inferior staccato.

Voz superior staccato e inferior legato.

Técnica para la producción del sonido Antes de continuar con el siguiente tema, será conveniente definir algunos conceptos fundamentales respecto al sonido. Toda actividad física tiene su origen en la mente. Por lo tanto, antes de aplicar cualquier técnica o procedimiento para la produc-


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ción del sonido, es necesario explicar claramente las cualidades que éste debe tener, así como el procedimiento apropiado para lograrlo. Para transmitir las herramientas de producción de sonido de buena calidad, es indispensable que el pedagogo tenga claro el concepto de una imagen sonora. A través de ello será capaz de transmitirla al alumno y enseñarle a ejecutar una serie de movimientos o acciones físicas –es decir, una técnica– que conduzcan a la realización de la imagen sonora preconcebida. Una vez realizado lo anterior, la intervención crítica del oído será la que determinará si el sonido resultante corresponde a la imagen sonora registrada mentalmente. Si es así, entonces se ha logrado el objetivo por el cual se desarrolló o aplicó la técnica. Pero si el sonido producido no es el esperado, deberá cuestionarse si la técnica no fue aplicada correctamente o, en último caso, si la técnica no ha resultado adecuada para lograr este propósito. En el primer caso deberá repetirse el procedimiento hasta lograr asimilarlo y reproducirlo sin pensar en ello, es decir, hasta que se convierta en un hábito. En el segundo caso, podrán hacerse los ajustes o correcciones necesarios para lograr el objetivo, u optar por aplicar otras técnicas orientadas hacia este mismo objetivo. La calidad del sonido producido por un ejecutante depende, en parte, de la acción física realizada por dedos, manos, brazos y torso. Pero existe otro aspecto sin el cual resultaría imposible lograr un sonido de calidad: la capacidad de escucharse con atención y evaluar críticamente el resultado obtenido. Puede decirse que el oído es el intermediario entre la mente y la acción física. Si el oído escuchó lo que esperaba, es decir la imagen sonora preconcebida, se formará el hábito de reproducir los mismos movimientos musculares (memoria kinésica) para lograr el mismo resultado. Pero si lo que escuchó el oído no es compatible con su imagen sonora, entonces el cerebro ordenará hacer los ajustes necesarios en los movimientos específicos, hasta lograr satisfacer las exigencias del oído crítico. Por lo tanto, para producir un sonido de calidad es necesario enseñar al alumno: 1) las cualidades del sonido que deberá producir, es decir, la imagen sonora ideal; 2) la técnica para reproducir esa imagen, y 3) cómo escucharse críticamente. Para esto será necesario implementar un sistema que

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integre los elementos psicomotrices que intervienen en el proceso de producción del sonido. El cuadro siguiente presenta, de manera esquemática, el proceso psicomotriz que interviene en el desarrollo de un sonido de buena calidad. Elementos psicomotrices para el perfeccionamiento del sonido Imagen sonora

=

CONCEPTO MENTAL

Técnica

=

ACCIÓN FÍSICA

Escuchar críticamente

=

OBSERVACIÓN AUDITIVA

Comparación con imagen sonora

=

EVALUACIÓN CRÍTICA

La técnica apoyo-transferencia La técnica apoyo-transferencia se propone como una herramienta para la enseñanza y perfeccionamiento de la producción del sonido en el piano; y su elemento medular consiste en el desarrollo de un oído crítico –resultaría imposible cualquier intento de moldear el sonido si no se aprende a escuchar–. Esto implica aprender cómo debe sonar aquello que se ha de escuchar, es decir, la creación consciente de una imagen sonora. Ante esta situación, surge una serie de interrogantes: 1) ¿qué es exactamente lo que debe escuchar el oído crítico? Y, más importante aún, 2) ¿cómo debe ser ese sonido de calidad que se pretende producir? Se trata, en este caso, de un elemento intangible, abstracto, el cual complica concretar las cualidades de esta materia prima. Pero si en lugar de definir tales cualidades, se buscan los mecanismos que nos conducen a una imagen sonora satisfactoria, tomando como referencia a concertistas de reconocido prestigio –quienes destacan especialmente por esta cualidad–, por consenso o, incluso, confiando en nuestra percepción estética del sonido si es necesario, la respuesta puede

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ser más sencilla de lo que parece. Esta idea ha generado, precisamente, una diversidad de técnicas enfocadas a la materia prima de la música. Y de esta misma manera surgió la técnica aquí expuesta.

Definición de terminología Símbolo de apoyo-transferencia Esta imagen ilustra el símbolo utilizado para indicar los ataques de apoyo y transferencia. La raya al inicio de la flecha indica el ataque de apoyo, y la punta el de transferencia.

Símbolo de la técnica apoyo-transferencia

Ataque de apoyo El apoyo es el primero de dos componentes de la técnica apoyo-transferencia, el cual consiste en un ataque producido al dejar caer el antebrazo libremente, y a una distancia uniforme sobre una tecla, sosteniendo el peso del brazo sobre un dedo firme, sin flexión de la muñeca. Este procedimiento es aplicado durante el periodo de práctica de ejercicios o piezas. La importancia del ataque de apoyo radica en que representa la imagen sonora, y es aplicado en tiempos débiles o en fragmentos débiles de cada tiempo (nunca en pulsos fuertes o fragmentos fuertes de un pulso). Para la interpretación del repertorio, realización del fraseo, dinámica y otros aspectos de expresión musical, la caída libre del brazo ya no aplicará para el ataque de apoyo. En este caso, el ataque de apoyo será reemplazado por un ataque controlado de brazo relativo a la dinámica indicada. La calidad del sonido producido por el ataque de apoyo deberá reproducirse por el ataque de transferencia.

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Preparación y ejecución del ataque de apoyo

1. Preparando el ataque de apoyo 2. El dedo firme recibe el peso del antebrazo, oprimiendo la tecla hasta desde un centímetro de altura soel fondo sin flexionar la muñeca. bre las teclas, aproximadamente.

Fotografías: José Luis Lobo.

Inmediatamente después de que el ataque de apoyo ha sido ejecutado, el ataque de transferencia es introducido mediante un ataque de dedo desde la falange de éste hasta la punta del mismo sin la aplicación del peso del brazo sino, más bien, ejerciendo la fuerza necesaria, de tal manera que este ataque iguale el sonido producido por el ataque de apoyo.

Ataque de transferencia Se entiende por ataque de transferencia el segundo de dos componentes de la técnica apoyo-transferencia, el cual consiste en un ataque realizado por la acción de un dedo firme con soporte en la falange, aplicado en tiempos fuertes o fragmentos fuertes de cada tiempo (nunca en pulsos débiles o fragmentos débiles de un pulso). La calidad del sonido del ataque de transferencia debe igualar a la imagen sonora producida por el ataque de apoyo. (En este caso, el término transferencia no se refiere a una transferencia del peso del brazo, sino a la aplicación de una fuerza de un dedo, requerida

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para igualar la calidad y cualidad del sonido producida por el ataque de apoyo). El ataque de apoyo seguido por el de transferencia

1. La tecla ha sido presionada con un ataque de apoyo, dejando caer el brazo sobre el dedo firme.

2. Sin levantar el brazo, el ataque de transferencia es aplicado con el dedo dos sobre la siguiente tecla presionando con firmeza.

Fotografías: José Luis Lobo.

Una vez que el ataque de transferencia ha sido realizado, es necesario determinar si la calidad del sonido de las dos notas que han sido ejecutadas es igual. Este proceso debe repetirse en cada ciclo de apoyo-transferencia manteniendo un oído crítico en todo momento para evaluar constantemente la calidad de sonido producido. Las sensaciones entre la relación de los ataques de apoyo y transferencia deberán mantenerse constantemente en la ejecución del repertorio y ejercicios de técnica. Los tipos de movimiento que representa el símbolo de apoyo-transferencia deben aplicarse tantas veces como sea necesario en un ejercicio o en una pieza, y en los pulsos débiles y fuertes con divisiones binaria y ternaria, incluyendo notas punteadas, etcétera. Con el fin de no perder de vista todos los ataques de apoyo, se recomienda contar de la siguiente manera: un-y dos-y tres-y cuatr-y. En este caso, todas las y representan ataques de apoyo, es decir, las notas en las que debe aplicarse la caída libre del brazo.

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Cuando se practique a un tempo lento, aproximadamente =60, con valores de semicorcheas, los ciclos de apoyo-transferencia pueden suceder cada dos notas. En este caso aparecerá el símbolo de apoyo-transferencia en cada par de notas consecutivas.

Alloys Schmitt, No. 5 de Ejercicios Preparatorios Op. 16. Ilustrando los ataques de apoyo y transferencia en las notas implicadas.

La única excepción a esta técnica será aquella en que una frase concluya con una nota en el pulso débil del compás, o en un fragmento débil del pulso. En este caso, los principios de interpretación dictan que estas notas deben declinar sensiblemente en intensidad. Conforme se incrementa la velocidad ( =70 o más), cada ataque de apoyo aparecerá a mayor distancia uno del otro, es decir, cada cuatro notas. Esto significa que habrá más de un ataque de transferencia entre cada ataque de apoyo. Cuando haya dos o más notas entre ataques de apoyo, cada una de éstas deberá recibir un ataque de transferencia, es decir, sin la caída libre del antebrazo, pero siempre igualando la calidad de sonido de la ejecutada con el ataque de apoyo. Las notas adicionales de transferencia que se encuentran entre las de apoyo serán indicadas por flechas con líneas interrumpidas señalando los puntos de ataques de transferencia. La primera nota del ejercicio (o frase) deberá recibir un ataque de apoyo seguido por los correspondientes ataques de transferencia. Después de tocar la última nota de apoyo, se levanta el antebrazo para preparar la caída sobre el siguiente ataque de apoyo.

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Alloys Schmitt, No. 5 de Ejercicios Preparatorios Op. 16. Ilustrando ataques de transferencia adicionales indicados por flechas con líneas interrumpidas.

Aplicación de la técnica apoyo-transferencia sin la separación entre notas Una vez que la técnica apoyo-transferencia con la separación de ciclos ha sido asimilada, el siguiente paso consiste en remover esas separaciones y tocar con la articulación apropiada, indicada en la partitura. Sin embargo, será conveniente contar, como se ha recomendado, con la y cuando sean ataques en pares de notas, de tal manera que se ubiquen claramente las notas de apoyo para ser imitadas, en cualidad, por las de transferencia. En otras palabras, la diferencia consistirá básicamente en que la caída del antebrazo, del ataque de apoyo o imagen sonora, será sustituida por un ataque firme del dedo con soporte en la falange; y este sonido deberá ser igualado por el o los ataques de transferencia. La siguiente figura ilustra el proceso de práctica de escalas sin la separación de los ciclos de apoyo-transferencia (indicado por la ligadura que se extiende del inicio al final de la escala). No se olvide mantener un oído crítico en cada instante para poder evaluar constantemente el sonido producido. Se calcula que el estudiante del nivel intermedio asimilará la aplicación de la técnica apoyo-transferencia en un lapso aproximado de dos a cuatro meses. Después de este tiempo, se recomienda pedir al estudiante que aplique la técnica con la caída libre del brazo, primero, y posteriormente sin este efecto mecánico. Como se ha mencionado anteriormente, es de suma importancia mantener un oído crítico para evaluar todos los ciclos de apoyo-transferencia y la calidad del sonido producido.

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Aplicación de la técnica apoyo-transferencia en articulaciones non legato, legato o legatissimo, sin la separación de ciclos de apoyo-transferencia.

Reflexión Basta con observar a nuestros músicos profesionales –habrá que definir lo que se entiende por este término en México–, para ubicarnos de la manera más honesta posible en el nivel en que nos encontramos respecto a los países con los sistemas más actualizados en pedagogía musical e instrumental. La creación de programas del nivel profesional en música, encaminados a una pedagogía consciente y comprometida, que aseguren niveles reales de excelencia en nuestros educandos, más que una necesidad es una urgencia. La educación musical académica en México –si se le puede llamar educación– ha consistido, lamentablemente, en perpetuar la transmisión de vicios desarrollados y arraigados durante décadas –todos hemos sido víctimas de este proceso–. Y si no estamos dispuestos a asumir el compromiso de una educación verdaderamente de excelencia, nuestros estudiantes se verán reflejados en nuestro espejo generación tras generación, comenzando por el ciclo escolar que está por iniciar. Parafraseando al escritor francés Daniel Pennacchioni podemos preguntarnos: ¿qué tipo de profesionistas

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Educación musical a nivel superior Pedagogía del instrumento musical Isaac Namme Galindo

podemos llegar a formar si no mostramos un genuino interés por la pedagogía? Parece que la especialidad de pedagogía en materias teóricas, teórico-prácticas y de instrumento musical, en el sentido rigurosamente formal, se ha subestimado a lo largo de la historia de la educación musical profesional en nuestro país, frecuentemente con la idea de que importando concertistas extranjeros –en lugar de pedagogos–, nuestros jóvenes obtendrán la mejor educación musical, idea que ha conducido nuestros talentos a la frustración y desesperanza. Ya han pasado un par de siglos y, a la fecha, la importación de concertistas no ha demostrado ser la solución. A fin de cuentas, los estudiantes de música mexicanos que han luchado por alcanzar niveles internacionales de excelencia han tenido que salir de su propio país para lograrlo. ¿Qué sentido tiene una educación que sigue por un camino errante? o peor aún, ¿una educación que ni siquiera ha definido un camino?, ¿por qué no reconocer que hemos estado equivocados? La creación de una especialidad en pedagogía musical a nivel superior requiere de una suma de voluntades entre funcionarios, directivos de conservatorios y universidades y maestros verdaderamente comprometidos con la educación. Si se desea maximizar el potencial artístico de nuestros jóvenes y probar que con su talento y disciplina, pueden lograr niveles de excelencia. Pues, según versa el proverbio alemán, “¿qué sentido tiene correr cuando estamos en la carrera equivocada?”. Las técnicas y metodologías de la pedagogía instrumental que han hecho posible la creación de concertistas del más alto nivel de excelencia no son dominio exclusivo de conservatorios y universidades norteamericanas, asiáticas o europeas. También se encuentran al alcance de nuestras manos. Hoy es el momento perfecto para tomar la decisión de aprovechar estas herramientas que prometerán un futuro inmediato de excelencia en la educación superior de nuestros educandos. El objeto de la enseñanza es formar criterios que permitan al educando prescindir del maestro y proponer iniciativas para continuar construyendo el camino.

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Educaci贸n musical a nivel superior Pedagog铆a del instrumento musical Isaac Namme Galindo

Ap茅ndice Biehl Selecci贸n de ejercicios Op. 30

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Educación musical a nivel superior Pedagogía del instrumento musical Isaac Namme Galindo

Biehl: “Notas tenidas” Selección de ejercicios Op. 30

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Educación musical a nivel superior Pedagogía del instrumento musical Isaac Namme Galindo

Bibliografía Agay, D. (Ed). (2004). The Art of Teaching Piano. Nueva York: Yorktown Music Press, Inc. Berman, B. (2000). Notes from the Pianist’s Bench. New Haven: Yale University Press. Camp, M.W. (1981). Developing Piano Performance: A Teaching Philosophy. Chapel Hill, SC: Hinshaw Music, Inc. Clementi, M. (1974). Introduction to the Art of Playing on the Piano Forte. Nueva York: Da Capo Press. Good, E.M. (2001). Giraffes, Black Dragons, and Other Pianos. Palo Alto, CA: Stanford University Press. rae. (1992). Diccionario de la Lengua Española. Madrid, España: Espasa. Uszler, M., Gordon, S. y Mach, E. (1991). The Well-Tempered Keyboard Teacher. Nueva York: Schirmer Books, A Division of Macmillan, Inc.

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Seguimiento de la trayectoria escolar de los estudiantes instrumentistas Mara Lioba Juan Carvajal y María Vdovina

Introducción El conocimiento de la trayectoria escolar de los estudiantes constituye una premisa fundamental para el desarrollo de las políticas de planificación y perfeccionamiento curricular y didáctico, en tanto describe el historial del rendimiento académico y las posibles problemáticas a superar durante la carrera. Existen diversos estudios al respecto, la mayoría con un marcado carácter cuantitativo que refiere calificaciones académicas, resultados de evaluaciones en actividades colectivas o de estudios comparativos sobre criterios estadísticos predeterminados. Sin embargo, en pocos casos se valora el avance individual, la interacción grupal, el condicionamiento socioeconómico o el desarrollo físico-motor que tienen los estudiantes durante la carrera y la relación que éstos puedan tener en la eficiencia terminal. Este trabajo pretende presentar la relación existente entre motivación, comunicación, condiciones sociales, económicas y psicológicas, y su impacto en la trayectoria del estudiante de instru-


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mento, con base en las experiencias que como docentes y tutoras han tenido las autoras. En la música, específicamente en la enseñanza para los instrumentistas, el desarrollo de clases individuales propicia una relación profesor-estudiante semejante a la tutoría, amplio concepto que lleva implícito el seguimiento de la trayectoria del estudiante. No obstante, la propia formación de este profesor (dirigida a la música como profesión), unida a su procedencia (en muchos casos son músicos sinfónicos con horas que se dedican a la enseñanza del instrumento) limita, por la escasa preparación pedagógica, su desempeño como docente, que agrupa en su concepción como una unidad dialéctica tres dimensiones relacionadas con los planos instructivo, educativo y desarrollador acorde con la especificidad del proceso formativo (Rodríguez, 2013). Quizás en otros campos, este seguimiento tenga muchos años de experiencia en su aplicación y la unidad dialéctica entre las tres dimensiones especificadas se manifieste con mayor claridad; pero en la música, los profesores aún trabajan, por lo general, la dimensión instructiva con algunos elementos de la educativa; es decir, el aspecto técnico de la partitura, el solfeo y la interpretación musical donde en ocasiones es objetivo el plano afectivo. Esto ocurre con mayor frecuencia en los estados que no son capitales, ahí está manifiesta la novedad, que consistente en ofrecer al docente-instrumentista elementos metodológicos contextualizados de la concepción y articulación de componentes del proceso de enseñanza-aprendizaje que viabilizan el seguimiento de la trayectoria escolar del estudiante. El desempeño del instrumentista en la actualidad, donde predomina un vertiginoso desarrollo científico-técnico, se torna cada vez más complejo por las dinámicas del quehacer diario que provoca el aumento de las necesidades cognitivas, las cuales se satisfacen con los contenidos del proceso de enseñanza-aprendizaje (pea) que resumen, a decir del doctor Gerardo Borroto (2006), los sistemas de conocimientos, de modos de actuación, de experiencias de la actividad creadora y de normas de relaciones (Diagrama 1).

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Contenidos del proceso de enseñanza-aprendizaje

Sistema de conocimientos Hechos Conceptos

Sistema de modos de actuación

Experiencias de la actividad creadora

Sistema de normas y relaciones

Teorías Leyes

Operaciones y hábitos

Acciones y habilidades

Diagrama 1. Composición de los contenidos de un pea.

Como puede apreciarse en el Diagrama 1, sólo en el tratamiento de los contenidos, el docente instrumentista tiene una extensa gama de conocimientos que compartir con el estudiante, lo que en el contexto educativo actual se complejiza a partir de las constantes mejoras en su estructura organizativa, reformas curriculares, incorporación de tecnologías de informática y comunicaciones en el trascurso de la formación del profesional, nuevas líneas de gestión del proceso pedagógico (Jiménez, 2012) o de la interacción entre asignaturas que complementan la preparación del futuro instrumentista y que le exigen mayor dominio de la técnica, la interpretación, la metodología y la estética, con un conocimiento básico en su desarrollo integral, lo que demanda una actuación más comprometida del docente. Una particularidad de los procesos pedagógicos que enfrenta el docente-instrumentista es la vasta y diversa cantidad de obras musicales acumuladas por la humanidad en su evolución, la cual se incrementa de manera vertiginosa a partir del siglo xx. Contradictoriamente, este desarrollo no es equitativo cualitativa ni cuantitativamente; esta desigualdad se manifiesta en unas especialidades más que en otras, ya sea por el instrumento, la época de su surgimiento y desarrollo, la cantidad de obras escritas o por la posición y función que ocupan dentro de una agrupación; lo que exige de los docentes la búsqueda de alternativas para dar continuidad a un proceso pedagógico que inserte sistemáticamente las nuevas revelaciones, asegure el estudio contextualizado de cada obra y dé seguimiento a una coherente trayectoria escolar de sus estudiantes.


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Metodología En la búsqueda de concepciones que posibilitaron identificar la relación entre las categorías motivación, comunicación, condiciones sociales, económicas y biológicas, y su impacto en la trayectoria del estudiante, se emplearon los métodos: análisis y síntesis (Gómez, 2012); sistémico y observación (Martínez, 2008). Para determinar las características conceptuales trabajadas se empleó la síntesis y el análisis documental.

Análisis de los resultados Para una mayor comprensión del trabajo, partimos de la concepción de trayectoria escolar declarada por Barranco y Santacruz (1995) y citada en el artículo “Un estudio escolar de los estudiantes de doctorado en Pedagogía”: El análisis de la trayectoria escolar implica la observación de los movimientos de una población estudiantil a lo largo de los ciclos escolares especificados en una cohorte (García, R. y Barrón, C., 2011: 95).1 En el Diagrama 2 se muestra el resultado del análisis del artículo mencionado, donde se ilustra la relación de estos términos con la trayectoria del escolar.

1 No se pretende detallar cada aspecto implicado en esta definición, sólo los que puedan disminuir la deserción o aumentar la eficiencia terminal.

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Trayectoria escolar

es la

Historia académica

del

Alumno

incluye

incluye

refiere

Deserción Eficiencia terminal refiere

Promedio

Ingreso

basado en

Egreso Reprobación

Relación cuantitativa

porcentaje de alumnos que

entre

Alumnos que ingresan es un

Cohorte

se considera

Alumnos que egresan

acumuló el 100% de créditos

problemas de carácter

económico

social

psicológico

alumnos

que no

se inscriben en periodos

de su cohorte cursados

del

plan de estudios

Diagrama 2. Trayectoria del escolar.

El seguimiento de la trayectoria del escolar tiene un componente afectivo intenso en el que la motivación y la comunicación juegan un papel fundamental. Una condicionante peculiar que prima en las carreras de licenciatura en instrumentos es la motivación; la tarea del instrumentista va más allá del aprendizaje técnico-interpretativo, el componente afectivo asume un rol protagónico en los modos de interpretar las obras, ya que en ello se ponen de manifiesto necesidades y motivos del artista. La motivación, como motor impulsor de satisfacción de necesidades que regula el comportamiento de la persona, cobra mayor relevancia en relación con la trayectoria escolar: mientras más motivado esté el estudiante, más horas de estudio dedicará al instrumento, y con mayor énfasis, lo que influye en la calidad del aprendizaje y, por tanto, en su promedio y en la eficiencia terminal. A decir de Viviana González –y el colectivo de autores–, por motivación hacia el estudio se entienden “los procesos psíquicos que regulan la dirección e intensidad de la actividad hacia el cum-

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plimiento de la necesidad y exigencia social de que el individuo se prepare (adquiera los conocimientos, habilidades, capacidades y rasgos característicos necesarios) para que, posteriormente, pueda trabajar, ser útil a la sociedad y convivir con ella” (2001: 164). Estar motivado para la interpretación con calidad significa que el estudiante orientará sus acciones para el estudio de todo lo que complemente esta finalidad, que comprende la necesidad de estudiar de manera sistemática y durante un tiempo prolongado, de dominar la técnica, de estudiar cada idea meticulosamente, hasta lograr la expresión de su percepción a partir de los conocimientos histórico-culturales que tenga del autor, el contexto de la obra y la época; es decir, toda la gama de saberes que tiene alrededor de ésta, combinada con sus emociones, que moldean la intensidad de la interpretación, lo que contribuye a disminuir la probabilidad de deserción. Cuando se estudia el instrumento de forma creativa, es decir motivado, se pueden encontrar y mejorar las siguientes habilidades: 1. La capacidad de poner las metas y resolverlas en cada momento del estudio, coordinando lo que suena con la idea general del resultado final (unir lo que va saliendo con el ideal). 2. La capacidad de “preoír” y presentir lo que va a sonar en el siguiente momento, con la belleza, expresión y precisión, aunque todavía no suene de esa manera (a lo que se aspira y hacia lo que se trabaja). 3. La capacidad de poder concentrarse en los momentos más importantes y no en los secundarios, en el sentido interpretativo (puntos clave del desarrollo del contexto interpretativo general). 4. El conocimiento de los procesos psíquico-físicos personales o individuales (funcionamiento de la mente), lo que puede hacer más rápido y efectivo el aprendizaje. 5. La capacidad de distribuir el tiempo, la atención y el manejo de las fuerzas por días, semanas y en los lapsos (planificación del trabajo). En la clase de instrumento habitualmente hay un plan: entender la forma exterior de la obra, o cómo se quiere que suene;

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entender la meta que pide el pedagogo (artística y técnica); encontrar y estabilizar las sensaciones para poder interpretar con la seguridad necesaria (el trabajo meticuloso y técnico de aprender los pasajes con base en el esfuerzo mental). Finalmente, unir los logros con las tareas del nivel destacado: las artístico-interpretativas. Estos elementos deben estar recogidos en el perfil vocacional y profesional de la carrera, de manera que reflejen, además de las características propias de la especialidad y las particularidades del ejercicio de la profesión, los intereses de los estudiantes. Ello asegura un nivel inicial en el desarrollo motivacional hacia el estudio, y le entrega al docente herramientas para el trabajo con los estudiantes durante su trayectoria escolar. Para lograr que durante el tiempo de la carrera2 los estudiantes mantengan su vocación, es importante que el docente tenga en cuenta la comunicación: alcanzar una comunicación abierta con el estudiante, que rompa todas las barreras, principalmente las semánticas, psicológicas y cognitivas, y posibilite el diálogo afectivo. Para eliminar estas barreras es preciso conocer en qué consisten, en sentido general, y analizar cómo se producen, tomar conciencia de cómo establecer la interacción con los demás y qué aspectos de la propia conducta pueden estar dando lugar a su existencia (Comunicación educativa, 2013). El profesor debe entregar herramientas para que consigan expresarse sentimientos, necesidades, motivos, inquietudes y gustos durante las interpretaciones, y así se pueda planear la ruta de desarrollo cultural del estudiante. La orientación del educando estará relacionada, además, con el estudio teórico de la música hacia qué obras escuchar y la preferencia de intérpretes reconocidos, lo que tendrá un impacto en su percepción y gusto, y por tanto, en el incremento de las motivaciones hacia el estudio; propiciará mayor intercambio y romperá barreras comunicativas, esencialmente cognitivas y culturales entre el pedagogo y el discípulo, pues el conocimiento y la percepción 2 En México puede iniciarse desde la niñez, la adolescencia o directamente en la universidad. Estos últimos tienen la desventaja del desarrollo físico no congruente con las habilidades motoras o de memorización, hábitos posicionales, tensiones físicas y psíquicas o falta de tiempo de estudio, entre otros.

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que tienen los estudiantes acerca del ejercicio de la profesión facilita el trabajo en aras de lograr aumentar la motivación y, por tanto, la eficiencia terminal. Una buena comunicación entre el docente y el estudiante permite al primero explorar las inquietudes, las necesidades y los problemas por los que está transitando el segundo y que pueden afectar su rendimiento escolar o cambiar su comportamiento. En este caso, una vez conocida la situación, tendrán la posibilidad de planear acciones en conjunto que viabilicen la solución de los conflictos y aseguren la continuidad del estudio. La comunicación es, entonces, un aspecto importante cuando de seguimiento de trayectoria escolar se trata. Hay varias formas generales de impartir las clases de instrumento: a) El sistema autoritario. Forma estricta de imponer con indicaciones precisas todas las variantes técnico-interpretativas, y las resoluciones a cualquier problema. Esto puede afectar incluso la vida emocional del alumno, su expresión, personalidad y autodesarrollo. b) Las clases pasivas. Un esquema elemental en el que el maestro escucha, dice generalidades y manda a estudiar sin ilustrar la resolución de los problemas. Los estudiantes con interés deben desarrollar por sí mismos la creatividad o desestimar los estudios por falta de motivación. c) La forma democrática. El maestro conoce al alumno y trata de desarrollar sus capacidades individuales, pero no hay una exigencia real, ni una meta más allá de su propia visión. d) La variante creativa. Se toma en cuenta la personalidad del alumno y el proceso de su desarrollo. El pedagogo parte del conocimiento del alumno y, además, toma en cuenta su yo y trata de entender cómo éste se imagina a sí mismo. El progreso del estudiante se basa en entenderse a sí mismo y aprender a juzgarse encontrando sus propias resoluciones. La confianza y la visión a futuro son bastante amplias.

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Existen diversos estudios que esbozan los fenómenos que inciden en la deserción estudiantil; los que más se reconocen se relacionan con las condiciones económicas, sociales, psicológicas y organizacionales. La economía, sobre todo en la época actual, tiene gran influencia en el rendimiento escolar, por lo tanto en la continuidad de los estudios. Los estudiantes de carreras de música (instrumentistas), una vez vencida la etapa del aprendizaje técnico-interpretativo elemental, pueden ejecutar obras con cierto grado de dificultad, lo que les permite incorporarse a orquestas y ensambles que no exigen un alto nivel, o buscar fuentes de ingreso fáciles que les ayuden a satisfacer necesidades presupuestarias; esto provoca que el tiempo que deben dedicar al estudio lo empleen en el ejercicio de un trabajo remunerado y aunque pueden continuar estudiando, disminuyen la calidad y concentración, por lo tanto, su desempeño escolar, o en el peor de los casos, motivan la deserción. En lo relativo a lo social, existe también una influencia marcada en la trayectoria escolar: la familia y la tradición. En el primer caso, la familia en ocasiones no quiere que el estudiante, que ya tiene vencidos los niveles previos en el instrumento, dé continuidad a los estudios especializados de licenciatura y prefiere provocar su deserción. En el segundo caso, en el entorno regional prolifera el aprendizaje empírico por tradición y se fomentan agrupaciones sin formación y, en muchos casos, cuando se solicita el ingreso a la universidad, los jóvenes no tienen el ideal ni la visión de proyección del instrumento deseado y el significado de la carrera en sí; entonces el docente debe realizar un trabajo de persuasión para orientarlos al respecto. Las condiciones psicológicas están presentes en la trayectoria escolar del músico desde su propia concepción; hablar de expresión de motivaciones, intereses, necesidades, percepciones, comunicación o intercambio afectivo, aptitudes, adquisición de habilidades y de conocimientos teóricos para su desarrollo precisa características particulares en el instrumentista que definen condiciones peculiares en su trayectoria escolar. Desde el punto de vista organizacional, este seguimiento demanda del docente acciones de gestor en lo que respecta a la pla-

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nificación, la organización y el control de las acciones del estudiante relacionadas con el instrumento o con la disciplina que imparte. Actualmente, el acelerado desarrollo científico y técnico estimula a que los estudiantes tengan tantos medios para el aprendizaje como el docente para la enseñanza, lo que exige al maestro mantener un proceso de formación continua para tratar de estar a la par de la evolución de la sociedad y, por tanto, poder establecer una comunicación abierta. En todo este proceso cobra mayor importancia la planeación docente, en general, y de las clases, en particular, la observancia de las individualidades, y las motivaciones y expectativas de los estudiantes, todo lo que repercute en el trazado de estrategias de seguimiento de la trayectoria escolar, la calidad educativa y la eficiencia terminal. El diseño de los planes y programas en los niveles previos al universitario donde se aprecie la relación directa con el currículo del profesional, aviva el interés en los estudiantes, lo que los motiva a la búsqueda del desarrollo de habilidades, con el fin de enfrentar interpretaciones de calidad o alcanzar como profesionales un reconocimiento que ellos imaginan como umbral, a partir de los criterios de valoración de los que se van apropiando en el transcurso de su carrera; ello se convertirá en la imagen del ejercicio de la profesión y, por tanto, en el impulso para la continuidad de los estudios. El despertar de nuevos intereses profesionales, entonces, será un punto de partida en la vocación. La búsqueda de interés por el avance hacia lo desconocido, el cuestionamiento sobre qué falta para poder alcanzar una interpretación con determinada calidad, o para tener herramientas para diseñar una clase con la destreza de sus profesores y motivar a los que serán sus alumnos, pueden ser los destellos que, reflejados en el perfil vocacional, prendan la llama de la motivación y redireccionen los intereses de los estudiantes, lo que repercute en la efectividad terminal y la calidad educativa.

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Conclusiones El seguimiento de la trayectoria escolar en los momentos actuales toma un rol protagónico, debido a la posibilidad que le brinda al docente de realizar el perfeccionamiento o rediseño del programa de estudio, de desarrollar una comunicación que elimine barreras –principalmente culturales y afectivas–, eleve la motivación hacia el estudio, el interés por la interpretación y, por tanto, asegure la continuidad de estudios y calidad educacional. Mantener una comunicación directa y abierta con los estudiantes propicia el conocimiento de características del estudiante, los problemas de orden económico, social, psicológico u organizacional que le afectan o estimulan y, por tanto, facilita el trabajo con vistas a elevar su motivación hacia el estudio y garantizar la calidad de la eficiencia terminal.

Bibliografía Borroto, G. (2006). El contenido. Su papel en la instrucción, la educación y el desarrollo. En Colectivo de autores: preparación pedagógica integral para profesores integrales. La Habana, Cuba: Félix Varela. Comunicación educativa. (15 de mayo de 2013). Obtenido de Ecured: [http://www.ecured.cu/index.php/Comunicaci%C3%B3n_ Educativa]. García, R. y Barrón, C. (2011). Un estudio escolar de los estudiantes de doctorado en Pedagogía. Perfiles Educativos, 131, 94-113. Gómez, S. (2012). Metodología de la investigación. Tlalnepantla, Estado de México: Red Tercer Milenio, SC. González, V., Castellanos, D., Córdova, M., Rebollar, M., Martínez, M., Fernández, A., Martínez, N. y Pérez, D. (2001). Psicología para educadores. La Habana, Cuba: Pueblo y Educación. Jiménez, R. (2012). Manual de procedimientos. Programa institucional de tutorías. Zacatecas: uaz. Juan, M. (2014). Notas de Clase de Metodología de la enseñanza del instrumento. Impartidas por María Vdovina el 25-03-2014

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y el 29-04-2014 en la Unidad Académica de Artes. Zacatecas: uaz. Martínez, M. (2008). Métodos de investigación educacional: lo cuantitativo y lo cualitativo. En Borroto, G. Metodología de la investigación. La Habana, Cuba: Félix Varela. Rodríguez, D.F. (2013). La preparación pedagógica de los formadores del músico profesional. Revista Cubana de Música Clave (2).

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Implementación de rúbricas de evaluación en el departamento de música de la uaa1 Juan Pablo Correa Ortega y María Guadalupe Pérez Martínez

Introducción Si enseñamos a nuestros estudiantes a entender y dominar “los diferentes elementos de la música, para luego integrarlos en una forma artística coherente, [los maestros] también deberíamos evaluar estos elementos en la ejecución musical [de nuestros estudiantes] y emitir un juicio integrado” (Winter, 1993: 37). El presente estudio resalta tres características fundamentales de esta difícil tarea. Primero, su inevitable subjetividad, en tanto la evaluación no es más que la medición de las impresiones del docente generadas a partir del estímulo de la ejecución (Radocy, 1986); segundo, asignar calificaciones que informen y acrediten los aprendizajes alcanzados por los alumnos que les permitan entender su desempeño y lo que requieren para mejorarlo (Butler y McMunn, 2006); y, finalmente, cumplir con los propósitos de toda 1 Una versión previa de este documento fue publicada en la revista Neuma, Año 6, Vol. 2, de la Universidad de Talca.


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evaluación: “1) recolectar evidencias para informar las decisiones de enseñanza; y, 2) motivar a los estudiantes a continuar aprendiendo” (Stiggins, 2008). Este triángulo de factores enfatiza la necesidad de diseñar estrategias que mejoren la validez y confiabilidad de nuestras evaluaciones. La estrategia de evaluación por rúbricas presentada en este estudio responde a esta necesidad, ya que delimita elementos observables y medibles de la ejecución musical, y define sus niveles de desempeño. Esto la convierte en una herramienta que propicia la retroalimentación estructurada del desempeño de los estudiantes y la planeación de metas y métodos para su mejora. Esta estrategia fue implementada en las cuatro academias que administran la educación en instrumento principal en el Departamento de Música de la uaa: piano, guitarra y percusión, cuerdas y alientos. La metodología de trabajo para el diseño de las rúbricas consistió en sesiones de reflexión y diálogo al interior de cada academia. Los docentes no recibieron capacitación técnica. Después de dos años de implementación, la presente investigación plantea conocer las percepciones de docentes y alumnos sobre la estrategia, identificar su impacto en los procesos de enseñanza y aprendizaje de instrumento principal, reconocer variaciones en la implementación y sus causas potenciales, así como contribuir a la literatura sobre evaluación de la ejecución musical.

Revisión de la literatura El objetivo de esta revisión es identificar factores que puedan influir en el uso e impacto de rúbricas en los procesos de enseñanza y aprendizaje. El marco de referencia central será el modelo de McPherson y Thompson (1998). En éste se plantea la interacción de elementos involucrados en el proceso de evaluación de la ejecución musical. En los hallazgos del presente estudio destacan factores contextuales, como el propósito de la evaluación o el tipo de instrumento; factores musicales, como el tipo de repertorio o el desempeño de instrumentistas acompañantes; y factores no musicales inductores potenciales de sesgo, como el orden de intervención de

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los intérpretes o su aspecto físico. Adicionalmente, algunas de las características del evaluador señaladas por McPherson se observan también en los resultados del estudio: la experiencia –particularmente la asociada a su etapa estudiantil y laboral–, la familiaridad con el intérprete (alumno), y la capacitación en el uso de instrumentos de evaluación. Otra variable importante mencionada en el modelo y observada en la presente exploración es la percepción del evaluador respecto a la pertinencia de instrumentos basados en escalas o criterios. En esta variable en particular, la disyuntiva se centra en cómo alcanzar la validez y confiabilidad sin fracturar la integralidad del fenómeno de la ejecución musical. En la literatura revisada, Mills (1991) argumenta en favor de una evaluación holística que represente la realidad compleja de la ejecución musical, mientras que otros como Saunders y Holahan (1997) y Wesolowski (2012) argumentan a favor de la validez y confiabilidad del uso de criterios específicos. Un elemento en particular, que no ha sido ampliamente comentado en la literatura, es el grado variable de subjetividad intrínseca de las diferentes dimensiones esbozadas en los instrumentos de evaluación. Radocy (1986, p. 26) toca tangencialmente este problema al admitir que “algunos criterios ofrecen un campo más amplio de acuerdo que otros”. Éste es sugerido como una aportación del presente estudio a la discusión general sobre la delimitación de criterios o dimensiones a evaluar. Otro aspecto considerado como aporte central del estudio es el impacto de la experiencia del evaluador, desde el punto de vista de su formación y experiencia profesional. Dicho aspecto o variable, el cual no se encuentra incluido en el modelo de McPherson y Thompson (1998), es sugerido en las conclusiones como una línea de investigación. Finalmente, los posibles usos pedagógicos de dichas prácticas evaluativas tampoco son incluidos en su modelo. Latimer et al. (2010: 179) encontraron que “evaluadores y directores de escuela [de un festival musical de educación media, percibieron] en el uso de rúbricas un mayor potencial pedagógico si se comparan con otras estrategias que no usaron rúbricas”. La percepción y el uso

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de las rúbricas como herramientas para los procesos de enseñanza y aprendizaje es también una idea fundamental para el desarrollo y aportación del presente trabajo.

Método Después de realizar una revisión preliminar de la literatura que señalara posibles rutas de análisis, el investigador realizó un grupo de enfoque por cada uno de los tres grupos generacionales de estudiantes que habían sido evaluados con la estrategia de rúbricas. Adicionalmente, se realizaron entrevistas semiestructuradas a los cuatro coordinadores de las academias mencionadas, así como al jefe del Departamento de Música, y se revisaron las rúbricas que se habían usado desde el inicio de la implementación (un total de nueve documentos). Finalmente, se entrevistaron a seis docentes más (dos de cuerdas, dos de piano, uno de alientos y uno de guitarra y percusión), con el fin de corroborar y profundizar en los resultados de las primeras entrevistas. Para validar los resultados de dichas entrevistas, el investigador sometió a valoración de cada entrevistado una síntesis escrita de sus respuestas.

Hallazgos y discusión Las rúbricas varían en dimensiones y descriptores, según la academia. Cada dimensión tiene una ponderación que puede cambiar de acuerdo con el tipo de examen o nivel. Se partió de la idea de que “cada instrumento requiere ser evaluado de manera diferente” (McPherson y Thompsom, 1998: 13) y esta estrategia de trabajo ha resultado conveniente, en opinión de todos los entrevistados. Sin importar las diferencias, todas las rúbricas incluyen un punto destinado al trabajo en clase, el cual evalúa únicamente el maestro titular. En el estudio, este aspecto se caracterizó como altamente subjetivo, ya que ningún profesor demostró claridad sobre sus descriptores y los testimonios señalan interferencia de las relaciones personales docente-estudiante. Sin embargo, su inclusión se pro-

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pone como un aporte a la discusión sobre el diseño de herramientas de evaluación. ¿Debe el trabajo en clase ser incluido en una rúbrica de evaluación sumativa al final del semestre?, ¿bajo qué posibles criterios se evaluaría tal aspecto?, ¿hay opciones más adecuadas para evaluarlo? Continuando con el diseño de rúbricas, los testimonios indicaron que sólo dos de las academias continuaron realizando revisiones semestrales a sus rúbricas. Esto se pudo constatar en los documentos revisados del archivo del Departamento de Música. La percepción de utilidad pedagógica de las rúbricas en estas dos academias fue alta. Por el contrario, de las otras dos, una las encontró poco útiles, y en la otra sus docentes no ofrecieron una opinión consensuada. Sobre el proceso de diseño, los docentes reportaron dificultades al definir dimensiones o criterios debido a su interrelación, por ejemplo: afinación y calidad sonora, o ritmo, articulación y limpieza. Esta interrelación, no en el diseño, pero sí en la aplicación, fue reportada por Latimer et al. (2010), quienes sugieren estudios relacionados con la pertinencia de aspectos específicos y su delimitación de acuerdo con las diferentes dimensiones de la ejecución musical. En conexión con esto, se observó un cambio en la adición, fusión o substracción de aspectos, respecto a las primeras rúbricas empleadas, así como la intención de agregar aspectos no contemplados previamente, por ejemplo: la fusión de limpieza, ritmo y control del pulso en alientos; la fusión de interpretación y memoria en guitarra; la inclusión del concepto de estilo dentro del aspecto de interpretación –a pesar de que originalmente se acordó no incluirlo por su alta subjetividad intrínseca–, o la propuesta de incluir desenvolvimiento escénico. Estos hallazgos sugieren que la metodología empleada promueve la concientización de lo que los docentes están enseñando y/o quisieran enseñar. No obstante, las fusiones descritas también pueden interpretarse como una falta de claridad, evidenciando la necesidad de estrategias que propicien una definición válida y confiable de ejecución de calidad Se identificaron, en particular, dos aspectos que presentan una alta subjetividad intrínseca y dificultad para delimitar sus descriptores: la calidad de sonido y la interpretación. Sobre el primero, los docentes argumentaron que depende de tres factores: la

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escuela de formación del docente, la obra y el concepto de estilo empleado. Además, consideran difícil evaluar el sonido de un instrumento diferente al de su especialidad y encontrar una terminología adecuada para sus descriptores; esto, en particular, en la Academia de alientos, donde los diferentes especialistas de maderas y alientos están reunidos. Sobre la interpretación, argumentaron acerca de su evidente complejidad, y su posible confusión con el aspecto de estilo. Sobre las variaciones en el uso de las rúbricas, se encontraron dos extremos: los docentes que las usan en la práctica, y los que no. Estas dos variaciones guardan relación con dos perfiles de docentes caracterizados de la siguiente manera: Perfil A: No siente haber recibido atención integral como estudiante, su maestro se centraba en cuestiones técnicas; nunca tuvo claridad sobre qué y cómo lo evaluaban; no recibía retroalimentación o era limitada; ha suplido estas carencias de manera autodidacta y declara un interés en cubrir en su enseñanza las deficiencias de su formación. Perfil B: Percibe que recibió una atención justa, que sus profesores de instrumento abordaban la materia de una manera integral, y le trasmitían los elementos esenciales de la enseñanza y evaluación del instrumento. El presente estudio no puede definir causas posibles de la variación observada en el uso de las rúbricas, sin embargo, sus hallazgos señalan que los profesores con perfil A usan las rúbricas y las encuentran útiles; no sólo para la evaluación y retroalimentación al alumno, sino para la planeación de su enseñanza. Por el contrario, los profesores con perfil B no las usan, y continúan apegados a la definición de criterios personales y a una concepción holística de la evaluación. Sólo se encontró una excepción entre los cinco maestros de perfil B, quien ha encontrado las rúbricas de utilidad. Respecto a la calificación, todos coincidieron en que les era difícil seguir la rúbrica para asignar una nota, y, al igual que sus estudiantes, no la consideran un factor promotor del aprendizaje. Este hallazgo es identificado como un área de oportunidad importante

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de la estrategia, en tanto representa un desconocimiento de uno de los rasgos fundamentales de la evaluación caracterizados en la introducción de esta ponencia: asignar calificaciones que informen y acrediten los aprendizajes alcanzados por los alumnos, y les permitan entender su desempeño y lo que requieren para mejorarlo (Butler y McMunn, 2006). Asimismo, en cuanto a los efectos de la capacitación para la evaluación con criterios (Winter, 1993), las dificultades generales reportadas por los docentes pueden representar una consecuencia de la falta de capacitación sistemática. Un hallazgo revelador fue que ningún docente pudo definir la rúbrica de manera integral. Sus definiciones demostraron una falta de reflexión profunda sobre el concepto. Finalmente, en cuanto a la percepción de los estudiantes, la mayoría cree que esta estrategia es útil sólo para los docentes. No demuestran conciencia del efecto que, a juzgar por los testimonios de sus profesores, la estrategia está teniendo en los procesos de enseñanza y aprendizaje. Los estudiantes que reportaron un conocimiento más profundo de las rúbricas coincidieron con ser alumnos de los profesores con perfil A. Por otro lado, los estudiantes revelaron preocupaciones acerca de factores que corroboran o complementan el modelo de McPherson y Thompson. Se preguntan hasta qué punto jornadas largas de evaluación afectan la percepción de los docentes. En el Departamento era frecuente tener jornadas de exámenes de instrumento principal que duraban entre cuatro y seis horas. También advierten sobre el sesgo potencial al escuchar primero a alumnos de semestres avanzados, capaces de ofrecer ejecuciones de mayor nivel, y luego a los de semestre inferiores. Reportan haber experimentado detrimentos importantes en su ejecución a causa del desempeño del pianista acompañante, la cantidad y dificultad del repertorio, y las condiciones desfavorables de su instrumento. Y alertan sobre el efecto de los cambios en el sínodo dentro o entre sesiones de evaluación, hecho que conduce a cuestionar la confiabilidad de los instrumentos.

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Conclusiones En general, el estudio constata los retos de la evaluación de aprendizajes en ejecución musical: resalta su subjetividad, su impacto en los procesos de enseñanza y aprendizaje, y la necesidad de reconocer la función pedagógica de la calificación. En particular, aporta a la literatura sobre los factores que condicionan este tipo de evaluaciones, a través de los siguientes señalamientos: dificultades en la definición de aspectos; subjetividad notoria en la apreciación de las dimensiones que definen calidad sonora, interpretación y estilo; necesidad de incluir la evaluación del desempeño en clase; impacto de la duración de las sesiones de examen en el juicio de los docentes; e influencia de las condiciones del instrumento musical, del desempeño del pianista acompañante, y de la cantidad y dificultad del repertorio. Asimismo, los hallazgos respaldan las conclusiones de estudios que señalan el uso de criterios específicos y rúbricas como herramientas idóneas para organizar y comunicar la retroalimentación (Saunders y Holahan, 1997; Wesolowski, 2012; Chacón, 2012). Adicionalmente, el estudio encontró que para un cierto perfil de docente, pueden ser además útiles en la planeación de su enseñanza. La investigación no puede establecer relaciones causales entre los dos perfiles docentes caracterizados y las variaciones en el uso de las rúbricas, pero sirve como base para sugerir estudios que exploren relaciones entre la experiencia estudiantil del docente, su ideología y su práctica evaluativa. La revisión de experiencias en el diseño y validación de rúbricas, estudios sobre la capacitación para la evaluación, y hallazgos como el efecto de la variación del sínodo, sugieren que el caso investigado presenta áreas de acción importantes. Es probable que las dificultades que los docentes aún siguen experimentando en el diseño de rúbricas y las inconsistencias que presenta la estrategia estén, en gran parte, relacionadas con la falta de una capacitación técnica inicial y una subsiguiente reflexión y revisión continua. Finalmente, la falta de conciencia de los estudiantes respecto al efecto en la enseñanza y aprendizaje reportado por sus profesores, es un signo que alerta sobre la brecha existente entre las

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acciones pedagógicas del docente y la comprensión de las mismas por parte de los estudiantes. Mantener las reglas del juego ocultas para nuestros alumnos restringe su aprendizaje (Brown, 2004). Sólo la comunicación directa de nuestras creencias, acciones y propósitos como docentes puede aminorar esta brecha.

Bibliografía Brown, S. (2004). Assessment for Learning. Learning and Teaching in Higher Education, 81-89. Butler, S., y McMunn, N. (2006). A teacher’s guide to classroom assessment. Understanding and using assessment to improve student learning. San Francisco, California: Jossey-Bass Teacher. Chacón, L. (2012). ¿Qué Significa “evaluar” en música? Revista Electrónica Complutense en Educación Musical, 9 (1), 1-25. Latimer, M., Bergee, M. y Cohen, M. (2010). Reliability and Perceived Pedagogical Utility of a Weighted Music Performance Assessment Rubric. Journal of Research in Music Education, 168-183. McPherson, G., y Thompsom, W. (1998). Assessing Music Performance: Issues and Influences. Research Studies in Music Education, 12-24. Radocy, R. (1986). On Quantifying the Uncountable in Musical Behavior. Bulletin of the Council for Research in Music Education, 22-31. Saunders, C., y Holahan, J. (1997). Criteria-specific rating scales in the evaluation of high school instrumental performance. Journal of Research in Music Education, 259-272. Stiggins, R. (2008). Assessment Manifest. A call for the development of balanced assessment systems. Portland: ets. Wesolowski, B. (2012). Understanding and Developing Rubrics for Music Performance Assessment. Music Educators Journal, 98, 36-42. Winter, N. (1993). Music Performance Assessment: A Study of the Effects of Training and Experience on the Criteria Music Examiners. International Journal of Music Education, 34-39.

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Métodos y estrategias1 de estudio: ¿de quién son responsabilidad? Raúl Wenceslao Capistrán Gracia

Con cierta frecuencia podemos escuchar a algunos alumnos de instrumento quejarse diciendo: “Mi maestro no me exige”. Casi siempre, después de escuchar comentarios como ése, surgen las preguntas: ¿de quién es la responsabilidad?, ¿del maestro o del alumno?, ¿dónde termina la responsabilidad del maestro y dónde comienza la del alumno? Las respuestas a estas interrogantes podrían encontrarse en la práctica de la evaluación. Ana María Córdova Islas, catedrática de la Universidad Nacional Autónoma de México (unam), delimita el término evaluación como: […] un conjunto de estrategias destinadas a la mejora de la calidad de la enseñanza. Mediante la evaluación podemos obtener respuesta a muchas preguntas. ¿Qué deben aprender los estudiantes? ¿Hasta qué punto lo están aprendiendo? ¿Están aprendiendo lo que 1 Para efecto de esta investigación, llamaremos método a un modo ordenado y sistemático de proceder para aprender una obra; y llamaremos estrategias a las acciones planificadas sistemáticamente para vencer los retos técnico-musicales y lograr el aprendizaje de la obra de manera eficiente.


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estamos enseñando? ¿Cómo podemos mejorar el proceso de enseñanza-aprendizaje? (2010).

Sabemos que la definición de maestro se ha modificado radicalmente en los últimos tiempos. Algunos autores consideran que, dada la abundancia de información disponible en los medios electrónicos, el maestro ya no enseña, sino que favorece o facilita el aprendizaje. Independientemente de lo anterior, es muy probable que la mayoría estemos de acuerdo en que, como maestros, debemos saber con certeza lo que queremos que nuestros alumnos aprendan, y en ese sentido, debemos saber también lo que queremos evaluar y cómo lo vamos a evaluar. Es a partir del axioma anterior como pueden delimitarse con mayor claridad los límites entre la responsabilidad del maestro y la del alumno. Pongamos por ejemplo el proceso de enseñanza-aprendizaje de una fuga de Johann Sebastian Bach. Todos sabemos que el aprendizaje de este tipo de obras, con su intrincada textura contrapuntística, representa un reto para cualquiera y que un pequeño descuido puede causar un desastre en el escenario. Así, su aprendizaje amerita: analizar la obra, dividirla en secciones, establecer objetivos a corto, mediano y largo plazos, digitarla cuidadosamente, practicarla con manos separadas, practicar con metrónomo, memorizarla célula por célula y sección por sección, practicar de manera piramidal, aislar los pasajes difíciles y otros recursos similares. Adicionalmente, asegurar la memorización puede involucrar: tocar la mano derecha mientras se solfea la izquierda, y viceversa, visualizar ambas manos, crear un mapa mental, establecer puntos de apoyo o referencia en caso de olvido, y pretender que uno ha olvidado algo para continuar a partir de esos puntos, por mencionar algunas estrategias. Un trabajo como el anterior requiere de concentración, esfuerzo y disciplina. Es justo aquí donde deben establecerse con claridad las responsabilidades del maestro y del alumno. Toca al maestro darse a la tarea, primero que nada, de conocer al estudiante y realizar una evaluación inicial o de diagnóstico. ¿Qué técnicas y estrategias de práctica conoce el estudiante y cómo las utiliza? A partir de aquí, el maestro puede reforzar aquellas técnicas que el estudiante ya conoce, guiarlo en el descubrimiento de otras y comenzar a enseñarle

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algunas técnicas nuevas para practicar. Debe también discutir con el estudiante qué técnicas funcionarían mejor para resolver los retos de la obra y establecer objetivos a largo, mediano y corto plazos. Al igual que en cualquier otro curso o clase, buena parte del éxito dependerá de darle continuidad o seguimiento a los objetivos y compromisos adquiridos en la fase inicial. Estamos hablando ahora de la evaluación continua. No basta escuchar al estudiante y decirle: “No estás estudiando como quedamos”, “tienes que estudiar más tiempo con metrónomo”, o “no estás practicando lo suficiente”. Es necesario constatar que el estudiante en verdad está aplicando aquellas estrategias que, de común acuerdo, se consideraron necesarias para vencer los retos de la obra. El éxito no es producto de la fortuna. Si volvemos al ejemplo de la fuga de Bach, muchos tenemos la convicción de que subir al escenario sin habernos preparado siguiendo un procedimiento como el mencionado anteriormente es sinónimo de fracaso. Si estamos conscientes de lo anterior, ¿por qué no cerciorarnos de que nuestros estudiantes hayan cumplido con ese protocolo? Constatemos, pues, que el estudiante pueda tocar la obra a manos separadas y de memoria, que la pueda tocar lentamente con metrónomo, o que sea capaz de partir de cualquier punto de apoyo sin titubear. Sobre todo, constatemos que la ejecución de la obra es resultado de un trabajo cien por ciento consciente y no producto de una asimilación puramente kinestésica. Muy a menudo, muchos de nosotros hemos sido testigos de cómo los estudiantes se desempeñan mal en el escenario, a pesar de haber tenido una soberbia lección unos días antes. Muchas veces los estudiantes y profesores culpan al nerviosismo y al pánico escénico por ese fracaso. Sin embargo, la mayoría de las veces esa desilusión es la consecuencia de la falta de preparación sólida. Seymour Bernstein escribió en ocasión de una experiencia traumática en el escenario: “Por haber permitido que mi estado de euforia dictase cómo practicar, mis sentimientos no estaban suficientemente respaldados por un análisis razonado y por lo tanto, mi interpretación carecía de seguridad” (Bernstein, 1981: 226). En otras palabras, los resultados presentados en la clase o en el salón de práctica pueden ser engañosos, es por eso que los instructores debemos

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asegurarnos de que el proceso de aprendizaje –es decir, la práctica– sea apropiado. Muchos de nosotros recordamos cómo el maestro de matemáticas nos quitaba puntos por no haber seguido el procedimiento indicado, no obstante haber obtenido resultados correctos en un problema. El maestro sabía que el resultado bien podía haber sido producto de la suerte más que de una labor consciente, y que la posibilidad de llegar a resultados similares en ocasiones posteriores sería improbable. Del mismo modo, debemos hacer conscientes a nuestros estudiantes, por ejemplo, de que están en grave riesgo de fracasar si se limitan a memorizar una obra muscularmente. No permitamos que el estudiante se engañe porque pudo tocarla impecablemente alguna vez. No seamos cómplices de ese “si me salió en casa, ¡no sé por qué ahora no me sale!”. El trabajo del maestro, en circunstancias como ésta, es responsabilizar al estudiante. Podemos resumir lo anterior de la siguiente manera: • Por cada lección debe haber objetivos específicos que deben alcanzarse. • Para cada objetivo específico a alcanzar, debe haber métodos y estrategias específicas de práctica diaria. • Por cada método específico y estrategia de práctica diaria debe haber una evaluación. En otras palabras, los estudiantes deben demostrar realmente que practican de la forma esperada y, por lo tanto, para cada evaluación, el instructor debe ser capaz de medir adecuadamente la calidad de la práctica del estudiante. Para ese propósito, el maestro deberá crear instrumentos de evaluación adecuados. Éstos no tienen por qué ser complicados. Sin embargo, deben ser claros y específicos en cuanto a las dimensiones o aspectos que pretenden medir. Usted puede crear fácilmente una rúbrica con criterios específicos acompañados de escalas Likert. Los estudiantes deben conocer esas rúbricas de antemano, ya que necesitan saber exactamente lo que se espera de ellos. Los instrumentos de evaluación no tienen por qué imprimirse.

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Una opción es crearlos utilizando Microsoft Word y enviarlos por correo electrónico a los estudiantes después de la evaluación. Por último, tenemos la evaluación final o interpretación de la obra en el examen o recital. Si hemos seguido con atención los procesos de evaluación de diagnóstico y evaluación continua, podremos sentirnos seguros de que nuestros estudiantes harán un buen papel. Recordemos que la calidad de una interpretación musical está más íntimamente ligada a la calidad de la práctica, que a la cantidad de tiempo que se dedica al estudio de una obra. No basta sentarse al piano o tocar el violín por horas, sino que las estrategias que se utilizan para aprender, dominar y memorizar una obra son vitales para obtener un excelente resultado interpretativo sobre el escenario. De acuerdo con John Sloboda (citado en Jorgensen, 2002) “el nivel de destreza depende casi totalmente de la cantidad de práctica relevante”. El término práctica relevante se refiere a la calidad de la práctica, es decir, al establecimiento de objetivos claros a lograr en cada sesión y al uso de estrategias bien definidas para lograrlos. Susan Hallam utiliza el término práctica musical eficiente (o calidad de práctica) y lo define como: “Aquella que logra el producto final deseado, en un tiempo tan corto como sea posible, sin interferir negativamente con los objetivos a largo plazo” (2012: 653). Finalmente, recordemos el proverbio: “Si un hombre tiene hambre, no le des un pez, enséñale a pescar”. De acuerdo con Susan Hallam, los músicos profesionales exitosos tienen como principal característica haber logrado desarrollar una actitud metacognoscitiva, lo que se refiere a que han asumido responsabilidad por su propio aprendizaje, han desarrollado en grado sumo un conocimiento de sus debilidades y fortalezas, y saben seleccionar estrategias de práctica adecuadas para el logro de sus objetivos. En un estudio realizado a veintidós músicos profesionales, Hallam (2001) encontró que: Ellos demuestran un conocimiento profundo de sus fortalezas y debilidades, un conocimiento extenso de la naturaleza de las distintas tareas, así como de los recursos necesarios para realizarlas satisfactoriamente. También poseen un amplio rango de estrategias que pueden ser adoptadas en respuesta a sus necesidades. Todo esto no

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solamente abarca cuestiones técnicas, interpretativas y de ejecución, sino también, cuestiones relativas al aprendizaje, como por ejemplo concentración, planeación, monitoreo y evaluación (2001: 30).

La motivación tiene una extraordinaria importancia en el proceso de enseñanza-aprendizaje, debido a que crea y estimula el interés del estudiante por expandir sus conocimientos. Corresponde al docente motivar al alumno a comprometerse en la práctica estratégica y eficiente de sus obras, enfatizando su importancia, convenciéndolo de los beneficios, involucrándolo en un aprendizaje significativo y desarrollando en él una actitud metacognoscitiva. Al principio será el maestro quien establezca las estrategias de práctica. Se espera que gradualmente el estudiante se haga cargo de crear sus propias estrategias, y de utilizarlas de acuerdo con sus necesidades. Las evaluaciones representan en sí mismas una motivación para los estudiantes, sobre todo para aquellos que las ven como retos, y buscan tener buenas calificaciones. Para aquellos que están reacios a aceptar el uso de estrategias de práctica, la imposición y evaluación de las mismas favorecerá que se familiaricen con ellas y puedan experimentar los beneficios derivados de su uso. Además, recordemos que los estudiantes tienden a creer que aquello que no se evalúa no es importante. Demos a los métodos y estrategias de práctica diaria la importancia que merecen.

Conclusiones En su libro, With your own two hands, Seymour Bernstein escribió: Debido a que carece de conocimiento y experiencia, un novato puede ser perdonado por no prepararse adecuadamente para una actuación. Pero un músico experimentado no tiene excusa por no estar preparado al ignorar las exigencias de su arte. Confiar en la suerte, no estudiar para una actuación, o no practicar en absoluto no son sólo signos de audacia sino actos de irresponsabilidad extrema (1981: 262).

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Como maestros de música a nivel superior, debemos tomar cartas en el asunto y evitar que nuestros alumnos, por su juventud e inexperiencia, caigan en la audacia y la extrema irresponsabilidad que Bernstein menciona.

Bibliografía Bernstein, S. (1981). With Your Own Two Hands. Nueva York: G. Schirmer, Inc. Burwell, K. y Shipton, M. (2013). Strategic Approaches to Practice: An Action Research Project. British Journal of Music Education, 30 (03), 329-345. Bruser, M. (1997). The Art of Practicing. Nueva York: Bell Tower. Capistrán Gracia, R.W. (2014a). La práctica hace al maestro. Docere, 5(10), 36-39. Capistrán Gracia, R.W. (2014b). Resultados de la Encuesta a los Alumnos del Departamento de Música de la Universidad Autónoma de Aguascalientes. Sin publicar. Córdova, A.M. (2010). Evaluación de la Educación. Congreso Iberoamericano de Educación, 2021. Gaunt, H. (2008). One-to-one Tuition in a Conservatoire: The Perceptions of Instrumental and Voice Teachers. Psychology of Music, 36, 215-245. Hallam, S. (2001). The Development of Meta-Cognition in Musicians: Implications for Education. The British Journal of Music Education, 18 (1), 27-39. Hallam, S. (2012). The Development of Young People in Practicing Strategies. Psychology of Music, 40 (5), 652-680. Jorgensen, H. (2002). Instrumental Performance Expertise and Amount of Practice Instrumental Among Students in a Conservatoire. Music Education Research, 4 (1), 105-119. Kostka, M.J. (2002). Practice Expectations and Attitudes: A Survey of College-Level Music Teachers and Students. Journal of Research in Music Education, 50: 145. Niels, S. (2001). Self-Regulating Learning Strategies in Instrumental Music Practice. Music Education Research, 3(2).

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Producción y creatividad musical: la enseñanza práctica Eduardo Francisco Muñoz Esquivel

Introducción Si el arte es un medio de expresión que se ejerce a través de una determinada técnica, quizás lo único en lo que podemos ser científicamente eficaces como educadores de cualquier arte es en la técnica. Las escuelas de arte pocas veces usan en sus matrículas materias en las que los alumnos analicen y diagnostiquen los contextos que los determinan como individuos, como integrantes de una sociedad que se mueve, cambia, evoluciona en un tiempo y un espacio determinados. Tal condición da como resultado que tengamos alumnos cuya principal característica radica en ser especialistas en la técnica y sus usos. Las vinculaciones sociales de la música, la puesta en práctica de la creatividad y su lugar en un tiempo y espacio determinados son asuntos reducidos a términos menos importantes. Desde que la didáctica académica se apoderó de la profesión de ser músico, hay un pequeño vacío entre lo que enseñamos y los usos de la enseñanza misma. Es el mundo ideal, didáctico, platónico y onírico de las escuelas contra


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el mundo real, crudo, competitivo, burocrático y funcional de la profesión del músico. La mayoría de las veces, no existe un sentido relacionante, un sentido operacional para la función del músico en una sociedad que cambia cada vez más rápido. Es un hecho que la música, como casi todas las artes, parte de un sistema de tradiciones, usos y costumbres que se movieron a la par de acontecimientos históricos importantes, con líneas de pensamiento, tiempos, lugares y espacios distintos que se retroalimentaron y expandieron dejando su eco en la semiótica artística. Esa historia, que junta lo artístico con lo social, es la que debería respaldar la manera en la que hoy enseñamos a otras personas a ser músicos de una manera más activa. Por lo tanto, esto pretende ser un complemento que ayude a evolucionar la profesión del músico como sujeto artístico en una sociedad que cambia cada vez más rápido. Al respecto, habla Néstor García Canclini en su texto La producción simbólica. Teoría y método en sociología del arte: Si queremos hablar de sujeto, si todavía es posible, debe reelaborarse el concepto para limpiarlo de ilusiones egocéntricas y volverlo capaz de designar un lugar a la vez condicionado y creador. Hay que abandonar toda referencia al artista como genio o dios y nombrarlo mensajero, transmisor, o como dicen los poetas brasileños del grupo “Praxis”: “un producto que produce” (2001: 41).

El Taller de creatividad y orientación musical tuvo varios fines de estudio que se relacionan con preguntas específicas, a saber: a) Los ámbitos del “conocimiento aplicado”: ¿cómo aplicar lo que estoy estudiando en las materias regulares del nivel medio superior terminal de la Escuela de Música del icl?; b) El desarrollo de la creatividad: ¿cuáles son las mejores formas de expresar, a través del conocimiento del lenguaje musical que yo domino, lo que yo siento, pienso, o tengo la necesidad de expresar?; c) La presencia escénica: ¿cuáles son las técnicas, los procesos, la búsqueda del equilibro de una presencia escénica adecuada para mi concepto musical?; d) La experiencia en el contexto sociocultural en el que un estudiante de música se desenvolverá: ¿cuáles son los aspectos a considerar entre mi propuesta musical y mi entorno sociocultural?,

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¿qué me ofrece mi entorno en festivales, becas, oportunidades y foros para mis propuestas artísticas?, ¿por qué son importantes los estudios en este aspecto y en qué me benefician?

Análisis de resultados El taller de producción y creatividad fue diseñado con los siguientes objetivos: 1. Que el alumno elabore un proyecto musical para utilizar, de una mejor manera, los conocimientos que adquiere en la escuela de música y los enfoque en una propuesta que no se limite sólo a la interpretación de música clásica. 2. Que el alumno elabore su proyecto musical tomando en cuenta tres puntos esenciales en la creación de un proyecto cultural: I) la visión de los dirigentes culturales y los institutos encargados del desarrollo cultural vigentes en la región; II) el análisis sobre los consumos culturales de la población hacia la que se dirigirá el proyecto, y III) la realización de prácticas creativas musicales que ayuden a individualizar sus proyectos de una mejor manera, realzando las posibilidades de éxito en la visión del dirigente (el gestor cultural), del público (el consumidor cultural) y del artista (el productor cultural). 3. Que sea partícipe de la dinámica cultural de la región desde su etapa como estudiante de música (lo que en otras universidades se conoce como “prácticas profesionales”). El taller se impartió de manera experimental en la escuela de música de León, Guanajuato, de enero a diciembre de 2011, con el permiso del coordinador de la escuela en ese entonces, el doctor Francisco Javier González Compeán. Se trabajó con dieciséis estudiantes de entre dieciocho y veinticuatro años de edad. El taller se desarrolló en cuatro etapas con un total de treinta y dos sesiones totales, divididas en una sesión por semana, con una duración de dos horas por sesión. Las etapas se desarrollaron de esta manera:

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1. El análisis de contexto sociocultura de la región, sus dirigentes y protagonistas en que los proyectos serán construidos Contreras Soto afirma que: “Abordar la complejidad de fenómenos culturales que se dan dentro de un territorio no es una tarea fácil, ya que en ella se inciden y circunscriben varios procesos sociales, así como agentes e identidades sociales, tanto en campos diferenciados y específicos (académico, artístico, político, religioso, etcétera), como en relaciones más amplias de los procesos socio-culturales, en dinámicas amplias de luchas simbólicas en procesos históricos (por ejemplo: cultura popular- cultura dominante, en la expresiones territoriales)” (2007: 7). Esta sección se conformó por ocho sesiones:

• Dos sesiones se utilizaron para presentar un análisis sociocultural de la región, enfocado en programas, becas, foros de importancia, mapas curriculares de los dirigentes, etcétera. • Dos sesiones se utilizaron en presentar una síntesis sobre un documento llamado Análisis Crítico de la Cultura en Guanajuato. Reflexiones sobre la Encuesta Nacional de Prácticas y Consumo Culturales. Realizado en el 2007 y coordinado por Ricardo Contreras Soto. • Dos sesiones se utilizaron para analizar propuestas artísticas musicales dentro de la región. • Dos sesiones se utilizaron para presentar un análisis de la información recabada en cinco entrevistas, previamente asignadas a diferentes personajes y artistas importantes, partícipes de la dinámica cultural de la región.

2. Análisis de otros proyectos musicales que han tenido éxito y su relación con sus contextos socioculturales A través de la historia de la música, se han destacado compositores que son influenciados por un sinnúmero de situaciones sociales, movimientos culturales e incluso territoriales e históricos que se in-

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tegran, recrean y retroalimentan para dar como resultado un movimiento artístico importante. Es por eso que el alumno escoge un grupo o solista de trascendencia musical (entiéndase como trascendente aquel grupo o solista que haya sido reconocido y/o consumido más de lo común por cierta sociedad), sin importar el género o la época, y lo analiza a través de una serie de cuestionamientos que, entre otros, son los siguientes:

• ¿Cuáles son sus principales características musicales? • ¿Qué determinó la propuesta musical en los contextos sociales que la rodearon y cuáles pudieron ser las causas?

• ¿Cuáles son las influencias musicales, históricas, culturales y sociales de los grupos o solistas a analizar? • ¿Cuáles son las causas de su reconocimiento social? • ¿Cuáles son los aparatos mercadológicos de los que parte el grupo o solista para vender su propuesta? • Si se pudiera clasificar, ¿a qué grupo de gente está dirigida la propuesta de consumo? Es importante resaltar que el alumno siempre tendrá la libertad de agregar más cuestionamientos al análisis; la intención principal de esta sección es que el alumno investigue uno o varios proyectos musicales con características similares a las que pretende poner en práctica en su proyecto. Durante ocho sesiones, dos estudiantes en cada sesión expusieron a diferentes artistas y proyectos musicales disímiles.

3. Prácticas creativas, conceptuales y de composición musical Esta sección estuvo pensada para complementar los procesos musicales de las agrupaciones. Hablamos de proceso musical, cuando nos referimos a la composición original o de arreglos de una pieza musical, de su integración, su forma, su estructura y su interpretación. ¿Por qué necesitaban los alumnos complementar ese proceso? porque normalmente, cuando el alumno escucha música se atiene

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sólo al disfrute de la misma en el plano sensorial y no integra, en el lenguaje que desea dominar, lo que escucha. No puede nombrarlo como nombra y describe, por ejemplo, una película. Porque cuando dejamos analizar al alumno una partitura, éste no escucha realmente lo que analiza y se atiene sólo a lo que el plano teórico-visual de la misma puede ofrecerle. Cuando el alumno hace ejercicios de interpretación como el aprenderse una pieza para tocarla, en la mayoría de los casos sólo se atiene al plano físico-repetitivo de la misma y abandona la integración de la música. La creatividad como concepto está casi siempre, pero no en todos los casos, fuera de todos estos procesos, cuando puede servir para integrar todo y hacer un músico más completo y que pueda utilizar mejor lo que aprende. La enseñanza de la música ha tendido hasta hace relativamente poco tiempo a excluir los verdaderos elementos del juego imaginativo (creación, composición, improvisación), y en su lugar se ha orientado al dominio de destrezas de ejecución y apreciación o también a escuchar música en público, siendo ambos modos propuestas imitativas por antonomasia (Swanwick, 1992: 49).

Se trabajó no sólo en estimular la originalidad de la persona, sino también en darle la claridad de plasmar de la mejor forma posible lo que quiere decir con su obra. Trabajamos durante diez sesiones dividas en los siguientes segmentos:

• Dos sesiones para identificar algunas posibilidades de la persona. En esta sección colaboramos con el maestro en psicología Isaac Hernández Álvarez realizando diversas actividades, entre las que destacan: o Autorretrato artístico. La persona tiene que describirse por medio de un dibujo que será interpretado por todos los otros participantes para terminar siendo explicado por el autor mismo. o Sensibilización descriptiva. Utilizamos diversos tipos de música y pedimos a los alumnos que describieran con un concepto lo que esa música les hacía sentir.

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• Sesión de sensibilización al movimiento. Fue otorgada por el maestro Roberto Mosqueda, quien es coreógrafo y actor egresado de la Escuela de Música y Danza de Monterrey, donde ya había sido partícipe de este tipo de sensibilizaciones. • Dos sesiones de producción y uso de la música. En esta sesión lo importante era que el alumno tomara una pieza de algún género en específico y la convirtiera en otro género totalmente diferente. Algo que logró este ejercicio fue determinar quiénes tenían más imaginación al componer y al organizar la producción musical, por lo que se seleccionó a cuatro líderes para trabajar en las siguientes sesiones. • Cuatro sesiones de composición dirigida. Se dividió a los alumnos en cuatro grupos diferentes dirigidos por los líderes de la sección anterior. Ellos tenían como encomienda hacer una pieza donde participaran todos los integrantes, con requerimientos específicos que variaban, por ejemplo: que la pieza tuviera un tiempo determinado, que tuviera una letra específica, que tuviera partes improvisadas, que tuviera una forma musical determinada, etcétera. • Sesión de composición alterna. Tuvimos la recomendación del maestro Isaac Hernández Álvarez para hacer una sesión aparte sin los líderes de grupo. Combinamos en un grupo a los cuatro líderes y a los otros grupos los dividimos al azar. La razón por la que lo hicimos fue porque algunos líderes no saben trabajar en equipo y era importante que un taller de este tipo enseñara, sobre todo a los líderes, a aprender a ceder. El resultado fue que el grupo de los líderes fue el único que no pudo terminar su pieza a tiempo.

4. Presentaciones en vivo, laboratorios escénicos para músicos y elaboración de dossier artístico En este punto hay varios aspectos que se estudiaron en las primeras sesiones:

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1. La redacción por escrito de una carpeta artística o dossier. 2. Los festivales, foros y teatros donde la propuesta puede ser llevada a cabo. 3. La búsqueda de patrocinios. Las últimas sesiones del taller fueron conciertos experimentales para los cuatro grupos resultantes. Al finalizar los conciertos, el público, que en su mayoría fueron estudiantes y maestros de música, sugería respecto a su experiencia o visión musical, la mejoría en ciertos aspectos, como la composición del concierto, el uso de instrumentos correctos, correcciones sobre los arreglos musicales, etcétera.

Conclusiones A través de la historia conocida se han destacado, entre otros, los músicos integrales, como Liszt, Paganini, Beethoven, Mozart, Bach, Brahms, Bartok, entre otros. Personas que interpretaban, componían, gestionaban, teorizaban y enseñaban música. Sin embargo hoy un estudiante de música se especializará en la interpretación, en la enseñanza, en la composición, en el trabajo grupal (música de cámara), en estudios teóricos, etcétera. Lo que se propuso es que en la vida estudiantil, la creatividad fuese orientada para la integración de la enseñanza que actualmente puede ofrecer la organización academicista de la música. Un ejemplo de ello, es cuando se hace un análisis musical de determinado estilo o compositor en alguna de las materias que se imparten hoy en las escuelas de música, en la mayoría de los casos, queda sólo la revisión de resultados del análisis mismo. Si el análisis pudiera funcionar para que el alumno pueda conocer a fondo un estilo, manejarlo o estructurarlo de maneras diferentes, asociarlo y disociarlo en elementos más simples o más complicados, quizás resultaría en herramientas cada vez más precisas para resolver tanto problemas interpretativos, como de composición y creación musical. Este análisis, aterrizado en otros casos prácticos, puede ser orientado en un lenguaje musical sencillo que

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el alumno controle, conozca y le sea familiar, incluso que le guste y apasione. Y con una educación musical tan enfocada en resultados inmediatos es complicado lograr esto en cada materia teórico-práctica que tenga este tipo de dificultades. Por esta causa la música popular, el jazz, el blues y otros géneros que no se estudian actualmente en la mayoría de las escuelas de música orientadas a la música de concierto occidental, deben ser considerados para tal ejercicio, pues es importante mencionar que un porcentaje importante de alumnos que entran a las escuelas de música especializadas en música de concierto (o clásica), lo hacen llamados principalmente por otros géneros musicales en los que el academicismo no tiene una oferta educativa pública, óptima, con un grado académico de respaldo, entre otras cuestiones. El dominio de estos géneros, a veces más sencillos en su forma y en su estructura, podría ayudar en la comprensión y el entendimiento de los diferentes estilos y géneros, mucho más complicados, que la música ha adoptado a lo largo de la historia. Si todo este conjunto de conocimientos va de la mano de un buen proyecto práctico, como la creación de un grupo musical o una propuesta artística diversa, el alumno añadiría un buen acercamiento a su vida laboral, desde su etapa como estudiante. Una buena propuesta artística no es suficiente si sólo se elabora en la parte musical, tiene que ser también en la parte escénica, en la parte social, en la parte donde la gente, el público, entrará en interacción con lo que el alumno pueda presentar. Para esto se necesita recorrer un poco los saberes de la tradición, los usos comunes y las formas culturales que van definiendo a una sociedad determinada por un tiempo y espacio particulares. Pero esos saberes serán el pináculo de una buena propuesta artística, hecha por artistas de la región para el público de la región, haciendo una dinámica cultural más activa y con una retroalimentación que al ser más simple, provocará vínculos de unidad, de identidad, de comunicación cultural y social. El taller dio como resultado cuatro grupos que se volvieron parte importante de la dinámica cultural de la región, que a continuación se señalan.

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• Felixia Felixia fue inspirado en la combinación de géneros como el jazz, el rock y el klezmer. El concepto sobre el que el grupo trabajó fue la feminidad posmoderna, contrastada en la moda de la década de 1920. Felixia ha tenido diversas participaciones en conciertos y festivales en todo el estado de Guanajuato. Destacan sus presentaciones en el programa de radio Ventana Auditiva (2012), el Congreso Nacional de Medicina General (2012), la Conferencia Anual de los Municipios de Guanajuato (2013), el Festival Internacional de Arte Contemporáneo (2013) y en la Feria Nacional del Libro (2014), todo esto en León, Guanajuato; el cierre de la Semana de la Mujer en los municipios de Salvatierra y Manuel Doblado, y el Festival de Arte Contemporáneo de San Francisco del Rincón (2014).

• Siroco Siroco está inspirado en la música flamenca. Al principio, este grupo funcionó haciendo covers de distintas agrupaciones de la música flamenca y después comenzó a producir sus propias canciones. Siroco tuvo presentaciones entre las que destacan el festival Un recorrido por la Madero, que organizó el comité del Centro Histórico de León, Guanajuato (2012), la presentación en el programa radiofónico Ventana Auditiva (2012), el III Festival de la Guitarra de León (2012) y también en el “Work Camp” Organizado por el Instituto Tecnológico de León (2013).

• Soren Proyecto basado en música instrumental de improvisación, inspirada en grupos como Sigur Ros y Porcupine Tree. Soren trabajó en propuestas audiovisuales con diseñadores como Julián Quiroz y Daniel Valtierra. Soren tuvo presentaciones exitosas en el Teatro Jorge Ibargüengoitia, la Plaza de los Mártires, el Parque Hidalgo y la Plaza del barrio de San Juan del Coecillo, todas en la ciudad de León, Guanajuato, y también una presentación en el programa radiofónico Ventana Auditiva, de Radio Universidad de Guanajuato (2012).

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• Derwen Ensamble Está inspirado en la música celta y de la Edad Media. Derwen se ha presentado en el Museo de la Ciudad de León dos veces (2012), también en el programa de radio Ventana Auditiva (2012), en la Feria Nacional del Libro de León, Guanajuato (2011 y 2012), la Casa-museo Gene Byron de la ciudad de Guanajuato, Guanajuato (2012) y en la Escuela de Música de la Universidad de Guanajuato (2014).

Bibliografía García Canclini, N. (2006). La producción simbólica: Teoría y método en la sociología del arte. Buenos Aires, Argentina: Siglo XXI. Contreras Soto, R. (2007). Análisis Crítico de la Cultura en Guanajuato. Reflexiones sobre la Encuesta Nacional de Prácticas y Consumo Culturales. México: Edición electrónica gratuita. Swanwick, K. (2006). Música, pensamiento y educación. España: Ediciones Morata.

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El uso de emociones como herramientas para dominar la técnica instrumental Juan Carlos Luna Urdaibay

Marco teórico Al decidir dedicarme seriamente al estudio de instrumento e interpretación musical, mi principal motivación ha sido siempre compartir con el resto del mundo la pasión y emoción que la música despierta en mí. Pareciera ser una meta muy accesible, sin embargo, la libertad expresiva es algo que depende de muchos factores que no siempre tenemos en cuenta al estudiar una carrera como ejecutante de instrumento. Después de años de práctica, muchas veces hay algo que no fluye con suficiente constancia, los momentos de máxima inspiración y control suceden espontáneamente y no parecen tener suficiente estabilidad en relación con las largas horas de estudio o la capacidad técnica de la cual somos poseedores. Cuando en la práctica o en escena uno tiene un momento de fluidez técnica e inspiración, que parece demostrar que la plenitud como artista está dentro de nuestras capacidades, cabe sólo una pregunta: ¿no es acaso posible sostener este estado de habilidad e inspiración permanentemente?


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Si bien las lesiones son comunes entre los músicos que pasan una gran cantidad de horas por semana en su práctica instrumental, son aún más comunes los momentos de frustración que sufren por carecer de un grado de control más elevado en el uso de su energía corporal. Parte del problema es que, a diferencia del intérprete de danza, el intérprete de música requiere el manejo de un instrumento ajeno a su cuerpo (con excepción de los cantantes), pero que a la vez debe ser activado por el cuerpo mismo. Se puede deducir que el bailarín requiere un entrenamiento físico integral para lograr un grado de respuesta kinestésico competente, mientras que el instrumentista entrena sólo las partes de su cuerpo que son requeridas para ejecutar el instrumento; sin embargo, en ambos casos es el cuerpo la herramienta inicial y el primer paso generador de la expresividad artística. Algunos claros ejemplos del problema en cuestión incluyen tensión física (ya sea en alguna parte específica del cuerpo o en su totalidad), tensión mental, falta de concentración, dificultad para memorizar la música, falta de precisión rítmica, y en consecuencia, la limitación de la expresividad y naturalidad íntegra del talento. Se puede afirmar, entonces, que el instrumentista requiere desarrollarse tanto de manera intelectual como física o corporal, ya que de la destreza técnica del instrumentista dependerá de su competencia en el uso de las herramientas interpretativas principales, tales como dinámica, timbre, articulación, fraseo y control rítmico. Las ideas aquí expresadas surgen como un proyecto de investigación doctoral, y parten de la premisa de que un estado emocional es algo que el cuerpo entero vive a través de una forma específica de energía intrínsecamente relacionada con múltiples experiencias vivenciales, y que puede ser detonador de un alto grado de respuesta en cuanto a coordinación fina, así como una herramienta para profundizar en la interpretación expresiva; sin embargo, no existen suficientes técnicas de estudio especializadas que aborden esta idea a profundidad. En esta investigación en desarrollo no está primordialmente en cuestión el grado de control que cada individuo pueda tener de sus emociones espontáneas o de sus cambiantes estados de

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ánimo, tanto como lo están el análisis de los efectos resultantes de dichas emociones en el cuerpo y sus reacciones desde un punto de vista objetivo, el aislamiento de las emociones prácticas que resulten útiles en la ejecución diaria del instrumento y el desarrollo de ejercicios y esquemas adaptados de estudio que con el tiempo resulten en un mayor y mejor control de la energía y la expresividad en escena, logrando así acercar de forma natural al intérprete de música a su más alto potencial en la ejecución instrumental. El principal planteamiento de esta exposición es, entonces, que no sólo existe una interrelación entre la energía emocional y la respuesta final del cuerpo (kinestésica) en el desempeño del instrumentista, sino que además, mediante el control aplicado y sistematizado de las emociones generadoras de movimientos corporales específicos en la práctica del instrumento, es posible desarrollar cierto grado de inteligencia intrínsecamente relacionada con la ejecución musical, una inteligencia práctico-emocional que ayude al intérprete a profundizar en la experiencia musical en escena y a controlar los estados de tensión y distensión con un alto grado de memoria corporal referenciada a través del sistema nervioso central. ¿Qué sucedería si al ejecutar un allegro fuésemos capaces de utilizar una emoción que se transfiera al cuerpo (nostalgia, por ejemplo) y que no le permita a las manos generar más tensión de la necesaria?, y más aún, ¿será posible encontrar un bagaje de emociones que, al aprender a usarlas, nos faciliten diversos estados físicos para encontrar momentos de fluidez al ejecutar música con una condición de referencia mucho más estable? Comencemos por hacer un repaso muy breve de los principales elementos que la pedagogía de la música nos ha aportado en función al tema que nos referimos, estableciendo así un pequeño marco teórico. El siglo xix parece un punto de partida satisfactorio, debido a que, si bien no marca el inicio de la pedagogía musical, es a partir de este punto que las demandas de creación de métodos, conceptos y técnicas de enseñanza fijan un modelo estándar que hasta cierto punto se mantiene casi inalterable en la época actual (al menos respecto a la música occidental). Es en este periodo que aparecen los primeros conservatorios de música con programas de estudio definidos, los métodos

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sobre desarrollo técnico instrumental comienzan a ser impresos, las dimensiones finales de los principales instrumentos de concierto son fijadas y los grandes virtuosos, tanto compositores como intérpretes, son percibidos como héroes. La creciente fuerza económica adquirida por la burguesía a través de la Revolución Industrial, y la consecuencia en la gestación de orquestas de mayores dimensiones, desatan un nuevo interés por desarrollar músicos entrenados profesionalmente, músicos entrenados de manera más sistemática. Los sistemas educativos Tonic Sol-Fa y el método de Maurice Chevais, que son conocidos como precursores de los modelos activos, continúan teniendo vigencia en muchas escuelas de educación superior en la actualidad, pero es hasta las primeras décadas del siglo xx, cuando las influencias del movimiento pedagógico de la Escuela Nueva hacen su aparición en la pedagogía musical, que comienza a gestarse la aparición de los denominados métodos activos. Los autores de los métodos activos aportaron conceptos que derivan de la preocupación por conseguir una mejor alfabetización musical a temprana edad. Sus ideas nos exponen la importancia de las funciones somáticas (el uso de cuerpo y movimiento), la expresión intuitiva de la lengua materna como primer acercamiento a la enseñanza musical e, inclusive, nos han ofrecido la posibilidad de concretar, a través de la enseñanza de la música, la unión de los principales aspectos que componen la experiencia del ser: la unión entre intelecto, las emociones y el cuerpo físico. Los principales exponentes de los métodos activos son: Émile Jaques Dalcroze, Carl Orff, Zoltán Kodály, Edgar Willems, Maurice Martenot y Shin’ichi Suzuki. En la opinión de Jonquera Jaramillo: El elemento central en el concepto de Dalcroze es la formación auditiva, que se consigue mediante la actividad corporal; en Kodály el peso mayor lo asume la lectoescritura a partir del canto del repertorio de tradición oral, es decir, podríamos afirmar que su concepto corresponde a la alfabetización musical; para Orff es determinante el concepto de música elemental, sin fijar materiales específicos, aunque su poética compositiva domina en el modo de realizar los

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productos creativos; para Willems es fundamental la formación auditiva, en particular dirigida hacia el aprendizaje de la música tonal de Occidente; para Martenot la preocupación fundamental es el aprendizaje de la lectoescritura musical, es decir, de una alfabetización musical; para Suzuki el aprendizaje de la música consiste en asimilar la técnica instrumental (2004: 51).

Podemos decir, entonces, que las aportaciones de los autores de los métodos activos nos han tenido ocupados durante cierto tiempo, en gran medida tratando de comprender las connotaciones filosóficas de sus teorías y en parte tratando de adecuar sus métodos en la enseñanza empírica. Aun cuando conceptos como encontrar la energía de la frase a través de la euritmia (Dalcroze), o la unificación de mente-corazón-instinto e intelecto (Willems) tienen un sinfín de aplicaciones en la enseñanza musical, son hasta cierto punto conceptos que dependen mucho de la aplicación que cada maestro decida otorgarles, conceptos que, aunque revolucionarios, no terminan por definir la fuente de un problema mayor: las limitaciones en las capacidades intelectuales y físicas de los estudiantes, la raíz de los problemas psicológicos que resultan en frustración y pérdida de aptitud competitiva. De acuerdo con Jonquera Jaramillo, El problema principal de todos ellos es la falta de elaboración teórica [debido a que] los conceptos citados se han generado esencialmente a partir de la práctica y sólo posteriormente, algunos de los autores han percibido la necesidad de elaborar una teoría [para justificarlos]: Cada uno de los conceptos se plantea la tarea de resolver algunos aspectos de la educación musical, pero ninguno logra abarcarla en toda su amplitud. Es precisamente la parcialidad de ellos la que los vuelve insuficientes para realizar las tareas de la educación musical, con el riesgo de que la práctica pueda transformarse en una realización rígida. Los conceptos expuestos corresponden, por consecuencia, más bien a posiciones personales, es decir opiniones, que no llegan a constituir teorías en sentido propio y, por ello, tampoco pueden

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calificarse como metodologías. Sin duda son el producto de una necesidad de solución de los problemas del aula, aunque implican una solución sólo temporal, porque una vez agotado el recurso propuesto por uno u otro concepto, será necesario buscar otro, y luego otro... Se genera así el círculo vicioso del consumo de métodos, sin promover lo que en realidad contribuiría a la solución real de los problemas que se plantean en el trabajo cotidiano del aula, es decir la práctica reflexiva, el constante análisis y la revisión de nuestras actuaciones, para poder elaborar nuevas estrategias. (2004: 53-54).

El artículo escrito por la doctora Katherine H. Leddick titulado Letting go of Performance Anxiety and Optimizing Musical Performance in a Case of Traumatic Loss (2004), es una referencia relevante en cuanto a la conexión existente entre actividad cerebral, estado de respuesta del sistema nervioso central y aspecto emocional. En este artículo, la autora propone la combinación entre psicoanálisis y el uso del sistema de neurofeedback Zengar NeurOptimal como una asociación útil para tratar un caso de ansiedad escénica y resolver dificultades limitantes en la práctica de un instrumentista profesional. El sistema de neurofeedback (neurorretroalimentación) es un método basado en la electroencefalografía, en el cual las señales eléctricas que transmite el cerebro son captadas por electrodos y computadas por un sistema informático especial. Este sistema tiene como objetivo obtener una modificación selectiva del tipo de respuestas proyectadas por el cerebro y le permite al paciente obtener información acerca del funcionamiento y respuesta de sus ondas cerebrales, relacionando sus reacciones con las emociones que siente. La autora comenta que en este proceso, la mente humana tiende a autorregularse después de determinado tiempo de acudir a las sesiones; sin embargo, requiere cierta cantidad de dominio en el control de las propias corrientes cerebrales. Según Leddick, la información obtenida por el sistema neurofeedback, que no está usualmente disponible para el cerebro, funciona como un espejo que le permite al paciente verse a sí mismo y hacer ajustes que optimicen el funcionamiento del sistema nervioso central.

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A la par con el uso del sistema de neurofeedback, la autora utiliza técnicas de psicoanálisis, reforzando la conciencia del paciente respecto a experiencias que su mente asocia con emociones negativas, que a su vez apunta como detonadoras de reacciones en el sistema nervioso central que resultan limitantes en el uso de las facultades motrices, ansiedad y falta de emotividad expresiva. Este artículo esclarece la importancia de las emociones positivas en el funcionamiento del sistema nervioso central, el cual es fuente de la motricidad y producto de nuestra capacidad de competencia locomotora; sin embargo, es sensato considerar que no todas las emociones afectan de igual manera dicha capacidad, por lo que es necesario reflexionar sobre las cualidades, origen e interconexión entre los estados mentales y las emociones vistas desde un punto de vista biológico y psicológico, para comenzar a entender la manera en la que las cualidades de respuesta emocional o expresiva pueden o no afectar al sistema nervioso. En uno de los libros menos conocidos de Charles Darwin, titulado La Expresión de las Emociones en los Animales y en el Hombre, se analizan los principios fundamentales de las respuestas expresivas de carácter corporal ante diversos impulsos emocionales. Darwin propone tres principios fundamentales en la expresión de las emociones que tienen una relación tangencial con el principio de selección natural: hábitos útiles asociados, antítesis y acción directa del sistema nervioso. Darwin propone la acción directa del sistema nervioso como una fuerza generada en situaciones de gran excitación y que también da lugar a movimientos expresivos. Estas expresiones se canalizan a través de los cauces fisiológicos que están condicionados por hábitos programados por repetición, cuya dirección es condicionada por descargas neuronales que a su vez están determinadas en parte por la estructura del sistema nervioso.El caso más intrigante, aunque raro y anormal, que puede ser adscrito a la influencia directa del sistema nervioso en el cuerpo, cuando ha sido fuertemente afectado, es la desaparición de color en el cabello, que ha sido observado ocasionalmente al sufrir extremo terror o pena. (Darwin 1873: 67). Los puntos de vista expuestos en este libro observan con detenimiento los estados mentales que definen nuestras reacciones

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somáticas y que, a su vez, son generados por emociones. Las teorías expuestas por Darwin en este libro son de especial relevancia, debido a que marcan de cierta forma el origen de todas las teorías biológicas sobre la emoción. En el artículo denominado Emotion, Intent and Voluntary Movement in Children with Autism. An Example: The Goal Directed Locomotion (2011), por Longuet, Chapus y otros publicado en 2011, se realiza una revisión sistemática de un experimento realizado a un grupo de niños con autismo. En este experimento se parte de la hipótesis de que las emociones están directamente ligadas a la motivación motora. En el experimento se obtienen respuestas de las capacidades motoras de un grupo de niños con autismo comparadas con las respuestas obtenidas de un grupo de niños sanos, al que se le aplicó una réplica exacta del experimento. Los resultados fueron obtenidos durante 15 días consecutivos. La mecánica básica del experimento consiste en realizar una tarea simple de locomoción al desplazarse de un lado al otro de una habitación para alcanzar un objeto. Los objetos son clasificados como O+, cuando el objeto tiene una valencia emocional positiva, y como O-, cuando el objeto tiene una valencia emocional adversa. Las determinaciones de la valencia emocional de los objetos son establecidas por el niño de manera individual. Un análisis kinemático gait (análisis de la marcha) fue usado a través de un analizador automático de movimiento (sistema vicon) con seis cámaras percibiendo las funciones motrices a través de 22 esferas retroflectivas circulares posicionadas en el cuerpo de los niños como marcadores. Las esferas fueron ubicadas en lugares estratégicos del cuerpo de los niños para una mejor evaluación de motricidad: cabeza, vértebras, codos, espina dorsal, omóplatos, articulaciones metatarsales y tobillos. Los resultados obtenidos muestran que cuando la valencia otorgada al objeto es positiva, ambos grupos obtienen resultados similares, es decir, no se observaron diferencias significativas. Sin embargo, cuando la valencia emocional otorgada al objeto es negativa, se observa que el grupo de niños con autismo mostraron

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una trayectoria oscilante y en los casos de autismo más severo, se observa que la motricidad llegó a ser detenida por completo. De este experimento se puede deducir que el valor emocional efectivamente resulta en una fuente de motivación para activar la motricidad básica del cuerpo, y el hecho de que esté basado en niños con autismo no necesariamente desacredita la influencia de las emociones en la capacidad del cerebro para planear trayectorias locomotoras: “Las emociones pueden contribuir, en el marco de la hipótesis, a maximizar el grado de control óptimo de los parámetros cinemáticos (distancia, ángulos articulares, velocidad y aceleración) en el origen de la planeación de la trayectoria” (Hogan, 1984). Así pues, podemos deducir que las emociones tienen una influencia directa, tanto en el adecuado funcionamiento del sistema nervioso central como en el origen mismo de las funciones cerebrales de la planeación del movimiento del cuerpo, y que en el caso de los ejecutantes de instrumento, dicha influencia está igualmente presente. Podríamos concluir que el desarrollo de esta investigación depende en gran medida de la obtención de resultados positivos y la adecuada medición de los mismos. Sin embargo, de probarse correcta la hipótesis, cabe preguntarse ¿cómo podemos definir el tipo de emociones que resulten útiles para ayudar a nuestro cerebro a proyectar una planeación motriz virtualmente óptima, que nos permita conducir desde nuestra práctica instrumental a nuestros cuerpos a utilizar el más alto grado de respuesta kinestésica? Generar ejercicios diseñados en función de la manipulación emocional no es tarea fácil. De entrada, y aún de ser posible, cabe mencionar que el desarrollo de la adecuada técnica del instrumentista es un elemento externo a esta investigación; el estudio de la música y de la técnica de instrumento continúan siendo absolutamente esenciales para el desarrollo de los instrumentistas. La aplicación de un sistema alterno que utilice la respuesta del cuerpo ante estímulos emocionales es una propuesta que puede resultar como un apoyo para controlar esos llamados momentos ideales de fluidez física y emocional. Sin duda, el grado de éxito dependerá siempre de la adecuada alineación muscular en combinación con el grado de control que cada estudiante consiga a través de su entrenamiento.

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Existe mucho terreno por abordar para comprender el origen de nuestras verdaderas capacidades, y en el marco de esta investigación, aún más por definir.

Bibliografía Acero, J., y Villanueva, N. (2012). Arte, música y emoción (Comentarios sobre Music, Art, and Metaphysics, de Jerrold Levinson). Teorema 31 (3), 223-236. Darwin, C. (1872). Expression of The emotions in Man and Animals. Londres: John Murray. Díaz, L. (2010). Música, lenguaje y emoción: una aproximación cerebral. Salud Mental 33(6), 543-551. Flores-Gutiérrez, E., y Díaz, J. (2009). La respuesta emocional a la música: atribución de términos de la emoción a segmentos musicales. Salud Mental 32 (1), 21-34. Gainza, V. (2003). La educación musical entre dos siglos: del modelo metodológico a los nuevos paradigmas. Victoria-Buenos Aires, Argentina: Universidad de San Andrés. Jonquera Jaramillo, M. (2004). Métodos históricos o activos en educación musical. Revista Electrónica de leeme (Lista Europea de Música en la Educación) 14 (1), 3-55. Leddick, K. (2004) Letting Go of Performance Anxiety and Optimizing Musical Performance in a Case of Traumatic Loss. Association for Applied Psychophysiology & Biofeedback, 39 (1), 35-39. Longuet, S., Ferrel, C. Joëlle, M. Chamot, J. y Vernazza, M. (2011). Emotion, Intent and Voluntary Movement in Children with Autism. An Example: The Goal Directed Locomotion. Springer Science+Business Media, LLC 2011. Penuel, J. (2002). Emoción y música “Silvio en el Rosedal” De Ribeyro. Revista De Crítica Literaria Latinoamericana, 28 (55), 221-228.

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¿Qué es la música? Carlos Alberto Ávila Aréchiga

Escuchar y hablar sobre música hoy en día es algo sumamente cotidiano. Si nos detenemos a pensar un momento en cuánto tiempo cotidianamente estamos rodeados de dicho fenómeno, con seguridad encontraremos que, de manera directa o indirecta, la música nos permea a diario y gran parte del día. Este hecho es prácticamente irrefutable, tomando en cuenta que resulta poco común no encender la radio del automóvil cuando nos disponemos a conducir. Aún más raro es encontrarnos en alguna reunión social o celebración en la que no haya música o se hable de ella. Caminando en la calle, en el centro comercial, o pasando el tiempo en algún bar o lugar público, este fenómeno aparece ante nosotros en forma invasiva. Como dice el musicólogo Rubén López Cano, “al despertar, antes de poner un pie en la tierra, encendemos el estéreo, como si deseásemos inundar de música ese espacio vital/real que nos da pereza o temor allanar” (2004). La música es, entonces, una manifestación artística que nos acompaña, pero que resulta misteriosa, es decir, sumamente compleja de definir. Es por ello que el presente ensayo tiene como principal objetivo la acota-


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ción de dicho fenómeno a través de diversas ideas y posturas de lo que se entiende por música en la cultura occidental actual, aunque sin tratar de establecer una definición ideal o definitiva que limite la percepción del lector en cuanto a dicha manifestación artística. Asimismo, trata de establecer lo que se entiende por arte sonoro y de qué manera éste se distingue de la música. Si bien existen muchas definiciones de música, es cierto que ninguna da cuenta exacta de lo que el término significa. Pensemos en dos de las más tradicionales y sencillas: “Arte de combinar los sonidos de un modo agradable al oído” (García-Pelayo y Gross, 709) y “el arte de organizar sensible y lógicamente una combinación coherente de sonidos y silencios utilizando los principios fundamentales de la melodía, la armonía y el ritmo, mediante la intervención de complejos procesos psico-anímicos” (Wikipedia, 2013).1 La primera de ellas define el fenómeno musical como algo que debe ser agradable al oído, lo que implica que las manifestaciones que combinen sonidos de forma desagradable no se pueden reconocer como eso que llamamos música; mientras que la segunda no menciona si dicha combinación debe ser agradable o no, sino que se limita a recalcar que para que una manifestación sonora pueda llegar a ser considerada música debe valerse de ciertos elementos, específicamente de melodía, armonía y ritmo. Ambas definiciones son excluyentes y anacrónicas respecto a la realidad musical actual. El siglo xx está lleno de obras que prescinden de alguno o incluso de los tres elementos anteriormente señalados, tal y como ocurre en la décima de las piezas postales del compositor norteamericano James Tenney titulada Having Never Written a Note for Percussion, la cual fue escrita el 16 de agosto de 1971, y en la que no podemos percibir o hablar de armonía y melodía, al menos no desde el punto de vista tradicional, pues para ello tendríamos que replantear dichos conceptos, es decir, actualizarlos o ampliarlos para que puedan tener cabida en la mayoría de las manifestaciones musicales 1 Es sabido que las referencias de Wikipedia, entre otras fuentes de Internet, no son deseables ni adecuadas para el trabajo académico. Sin embargo, consideré pertinente utilizar esta definición por ser precisamente la más común y corriente entre el grueso de la población.

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posteriores a la Segunda Guerra Mundial. Esto significaría tratar de mantener, de una u otra forma, el fenómeno musical dentro de un terreno que ha sido delimitado en sus fronteras por conceptos que han dejado de tener rendimiento en la actualidad. Ahora bien, si la música, para poder denominarse como tal, debe constar de la combinación de sonidos agradables al oído, como se señala en la primera de las definiciones expuestas, quedaría por sentado que toda manifestación musical es una cuestión meramente de gusto, lo que nos lleva a las siguientes preguntas: ¿quién decide, entonces, qué es música y qué no lo es?, y ¿en qué se basa para decidirlo? De hecho, esta definición es quizás la que predomina en la población, de ahí, y que no nos sorprenda que la mayoría se atreva a aprobar o descalificar las manifestaciones musicales que concuerdan o no con sus gustos, pese a que se conozca profunda o parcialmente el tema, o incluso se ignore por completo. Por lo que no es nada raro escuchar decir a un melómano que se encuentra ante una música desprovista del elemento melódico: “Eso no es música”, enmarcando a la obra musical en un cuadro particular que obedece principalmente a intereses de índole personal, convirtiendo al juicio de gusto en algo subjetivo y que, desde una perspectiva kantiana, resulta impuro pues. Para Kant, los que pretendan ir más allá del gusto deben ser puros e imparciales, es decir, no deben inmiscuir un mínimo interés, para que el acto pueda convertirse en juicio. Un juicio de gusto debería ser meramente contemplativo, y cito: “El gusto es la facultad de juzgar un objeto o representación mediante una satisfacción o un descontento sin interés alguno” (Kant, 1876). No obstante, la sensación que nos produce el discurso sonoro cuando lo escuchamos no es la que lo define, es decir, el hecho de que existan combinaciones sónicas que nos agraden o nos desagraden, no es lo que hace que la música exista; en pocas palabras, que la música sea música o no. Por lo que, si queremos juzgar la música a través del gusto, debemos hacerlo en forma imparcial y desinteresada. Esto para llegar a una definición incluyente que responda a la realidad musical actual. Por otra parte, el gusto es algo que cambia según el lugar, época y sociedad en que se viva, lo cual nos conduce necesariamente a una constante transformación del concepto música. Cabe

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señalar que dicha transformación no ocurre de manera inmediata, puesto que el gusto se forma a partir de conceptos y paradigmas heredados, los cuales, de manera general, seguimos casi automáticamente, siendo la minoría de personas la que rompe el paradigma para luego convertirse en mayoría (Kant, 1876). Por ejemplo, un músico de avanzada dedicado a estudiar lo último en tecnología, teorías y educación musical, difícilmente aprueba la repetición de modelos antiguos, es decir, no compondrá una obra al estilo barroco, sino que utilizará las técnicas y recursos que responden a las necesidades de su herencia inmediata, en otras palabras, las transmitidas por sus antecesores (maestros). Tampoco enseñará el canto a la manera de los monjes gregorianos, ni compartirá las mismas teorías musicales que ellos; sin embargo, es gracias a las teorías predecesoras y al proceso histórico que sufren, que se hace posible el cambio. Hoy resulta pertinente dejar el gusto de lado al momento de juzgar la obra para establecer si aquello que oímos es buena música o no lo es, o peor aún, si lo que escuchamos alcanza a ser música o no, lo que nos lleva nuevamente a las preguntas planteadas con antelación: ¿quién decide qué es música y qué no lo es?, y ¿en qué se basa para decidirlo? Y digo que resulta pertinente dejar el gusto de lado para establecer la calidad y valía de la obra musical, ya que dicho parámetro es en extremo subjetivo y, por tanto, no puede dar cuenta del valor o mérito del fenómeno. No se trata aquí de propiciar una neutralidad al momento de juzgar la obra, mucho menos de otorgar objetividad a dicho acto. Es en la semántica de la oración en donde radica el meollo del asunto, ya que el gusto no pertenece ni corresponde a la obra artística. Esto quiere decir que el gusto no es pertinente al acto sonoro. En todo caso, éste le pertenece al que la genera, es decir, al artista. Hasta aquí, queda claro que basarnos en el gusto o, mejor dicho, en el buen gusto,2 para decidir qué manifestaciones sonoras caben dentro de eso que llamamos música no responde a la 2 Entiéndase como buen gusto la satisfacción de la élite del comercio y economía del arte, es decir, la aprobación de un producto gracias a la satisfacción de los críticos y coleccionistas de arte, que en el caso de la música, son los directores artísticos y jurados de festivales y concursos.

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actualidad del fenómeno. Esto se debe a que la mayoría de las expresiones musicales de hoy obedecen a otros factores que nada tienen que ver con la idea de gusto gestada en el siglo xviii con la consolidación de la burguesía como clase dominante, la cual seguimos arrastrando de forma anacrónica. Yves Michaud pone en claro que el arte ya no responde a una cuestión meramente de gusto: Algunos advierten la muerte del arte con A mayúscula en el sentido de que ya no cumple una misión clara, tampoco tiene un fin reconocible y se encuentra trivializado en cualquier elemento de la cultura comercial [...]. Otros verifican con realismo el advenimiento de un nuevo régimen de la cultura y el arte. Mundialización y comercialización señalan la entrada en un mundo en el que el arte está más cerca de la moda, del clip y del tiempo libre turístico que de la búsqueda metafísica. Ya no existe el Gran Arte, tampoco las grandes obras y efectivamente hemos entrado en una nueva economía, la del triunfo de la estética (Michaud, 2007: 86-87).

En resumen, desde principios del siglo xx, esa categoría o rama del arte que había trabajado exclusivamente con el sonido (música), comenzó a difuminarse en cuanto a su uso y función social. Aquello que durante siglos estuvo al servicio, aunque no exclusivamente, de la espiritualidad (rituales religiosos) y que posteriormente pasó a servir a la realeza, más tarde a la burguesía, se transformó su misión, forma y contenido, y empezó a regirse con relación a necesidades que nada tienen que ver con el gusto del burgués, con los caprichos del rey o con la necesidad de comunicación con Dios. Para entender dónde nos encontramos es necesario precisar lo siguiente: la música ha transitado por muchísimos procesos a lo largo de la historia; por ser un fenómeno vivo, ha ido evolucionando3 con el paso del tiempo, tal como sucede con cualquier organismo 3 Aquí uso el término evolución en un sentido muy distinto al de la ciencia moderna, ya que lo presento a partir de una perspectiva crítica y desde una concepción no de mejora, sino más bien de cambios y transformaciones, mismos que son inherentes al ser humano, a su conocimiento y a su pensamiento; a su geografía y a su cultura.

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viviente de este planeta; dicho de otra forma, éste se desarrolla y modifica de acuerdo con las necesidades de su tiempo. Si nos ponemos a reflexionar cómo surgió la música más antigua, casi nadie nos dirá que dichas manifestaciones se hacían a través de lo que hoy conocemos como afinación temperada igual4 o sonidos susceptibles a ser domesticados bajo el concepto de nota musical, y aún menos probable es que se piense en el sistema tonal,5 el cual parte y se basa en los principios fundamentales de la melodía, la armonía y el ritmo que se mencionan en la segunda de las definiciones de las cuales ya hemos hablado. Entonces, ¿por qué suele encasillarse a la música dentro de dicho sistema, siendo que la mayoría de la música del siglo xx y xxi no se vale de éste para su constitución? Esto se debe al hecho de que el discurso hegemónico del fenómeno se construye a partir del siglo xviii, momento en el que surge el temperamento igual y se posiciona la tonalidad como sistema dominante y oficial para la composición musical (para hacer la música). Además, cabe señalar que dicho régimen predomina en Occidente, mientras que la música oriental, por ejemplo, está dotada de otra clase de sonidos que no se restringen a la tonalidad, ni a la afinación temperada igual. La respuesta a la pregunta de por qué estamos donde estamos resulta relativamente fácil de responder. La música occidental se ha preocupado principalmente por la depuración del sonido. Citando al futurista Luigi Russolo (1913): “El arte musical buscó y obtuvo en primer lugar la pureza y la dulzura del sonido, luego amalgamó sonidos diferentes, preocupándose sin embargo de acariciar el oído con suaves armonías”. En resumen, llegó a un nivel de simplificación tal en el que le quedaron doce sonidos (notas musicales), los cuales fueron desprovistos del ruido, de ahí que use el término depurar. Si uno escucha el sonido de una cascada, de un río, la erupción de un 4 Se conoce como temperamento igual o sistema de afinación temperada igual a la afinación actual de los instrumentos musicales, en donde Do# suena igual que Reb, es decir, son sonidos enarmónicos (que se escriben diferente pero suenan igual). 5 La tonalidad es un sistema en el que se ha compuesto la mayor parte de la música occidental de los últimos 300 años; se basa en los principios armónicos de la resolución de tensión a una nota o acorde que se toma como fundamental. Dicho sistema trabaja con sonidos que se han denominado notas musicales y que tienen una afinación determinada.

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volcán, un derrumbe o incluso el canto de algún ave exótica, resulta bastante complejo trasladarlos a la afinación temperada igual, es decir, ¿qué notas producen esos sonidos? Se trata, en general, de sonoridades que no son domesticables bajo el concepto de la nota, “porque ningún solfeo y ninguna armonía, aunque sea atonal, puede dar cuenta de cierta clase de objetos musicales, especialmente de los utilizados por la mayoría de las músicas africanas o asiáticas” (Schaeffer, 2004: 21). En otras palabras, se trata de sonidos concretos; la música, desde mediados del siglo xvii, todo el xviii y la mayor parte del xix, fue desprovista de esos sonidos, es decir, fue simplificada, se hacía con sonidos depurados y no del nivel de complejidad que presentan los sonidos concretos. Citando al compositor mexicano Rogelio Sosa (2013), “la música es una abstracción sencilla de una realidad compleja”. No obstante, cabe señalar que para llegar a dicha simplificación, la música tuvo que pasar por todo un proceso que fue en extremo tardado y complejo. Por otro lado, si nos ceñimos a la definición de música del compositor norteamericano John Cage, quien señala que la música son “sonidos organizados en el tiempo” (Rocha Iturbide, 2013), toda manifestación sonora puede llegar a ser música, lo cual se vuelve en extremo rico, puesto que da pie a repensar el fenómeno y plantearlo desde una perspectiva más amplia, lo abre a posibilidades que se habían cerrado mediante la simplificación antes mencionada. Por ejemplo, en épocas anteriores, específicamente en el periodo estilístico de la música que se conoce como Barroco, los instrumentos musicales llegaron a un punto álgido en cuanto al perfeccionamiento de su construcción para poder producir sonidos en afinación temperada igual. En otras palabras, la construcción de instrumentos y la composición de la música se enfocan en usar sonidos en los que se puede percibir una emisión fundamental, que hoy conocemos como notas. En contraste con la tendencia tradicional, en el siglo xx, con la llegada de los movimientos de vanguardia y específicamente en 1913 con El arte de los ruidos de Luigi Russolo, se abre la puerta para incluir el ruido en el discurso musical. “Hoy el arte musical, complicándose paulatinamente, persigue amalgamar los sonidos más disonantes, más extraños y más ásperos para el oído. Nos

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acercamos así cada vez más al sonido-ruido” (Russolo, 1913). Esto tuvo consecuencias que cambiaron el curso de la música, llevándola a la exploración y experimentación en diversos sentidos, desde la creación y desarrollo de nuevos instrumentos, hasta la aplicación de tecnologías análogas y digitales, dando cabida, en ocasiones, a sonidos mucho más complejos que la nota musical, pero sobre todo, y lo más interesante, a sonidos nunca antes escuchados, sonidos que fueron capaces de generar sorpresa y emociones nunca antes suscitadas en el escucha. Imaginemos qué habrían compuesto Bach, Mozart y Beethoven, por poner el ejemplo de la trinidad canónica, si hubieran escuchado y tenido a su disposición la tecnología para grabar y manipular el sonido del motor de un avión, o la amplia gama de ruidos producidos por las máquinas de una fábrica, tomando en cuenta que “la máquina ha creado hoy tal variedad y concurrencia de ruidos, que el sonido puro, en su exigüidad y monotonía, ha dejado de suscitar emoción” (Russolo, 1913). Ahora bien, se ha mencionado que bajo el concepto de música de John Cage, toda manifestación sonora puede ser interpretada como dicho fenómeno. Sin embargo, no todo lo que suena se considera como tal, tan es así que recientemente ha surgido el concepto de arte sonoro, el cual nace con la finalidad de dar cuenta de ciertas manifestaciones sónicas que rara vez son consideradas música. Citando al compositor y artista sonoro Manuel Rocha Iturbide: Arte sonoro tiene que ver en general con obras artísticas que utilizan el sonido como vehículo principal de expresión, que lo convierten en su columna vertebral. La mayor parte de estas obras son de carácter intermedia, es decir, que utilizan distintos lenguajes artísticos que se entrecruzan e interactúan dándole una dimensión temporal a la experiencia plástica (en el caso de obras sonoro-visuales). (2013)Por otra parte, se debe reconocer que esta manifestación es bastante nueva en comparación con lo que llamamos música, puesto que aparece por primera vez en 1913 con Dada6. Además, si a esto le agregamos

6 El dadaísmo es un movimiento artístico de vanguardia que tuvo su origen a principios del siglo xx. Su primer manifiesto es el de 1918 y fue escrito por Tristan Tzara y publicado ese año en el número 3 de la revista Dada de Zúrich.

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que el concepto es aún más reciente (posterior a la década de los setenta), tratar de definir lo que arte sonoro significa quizás resulte una labor aún más complicada y ardua que en el caso de música, puesto que la misma historia no ha dicho aún qué significa eso.

Una de las explicaciones más apropiadas para las manifestaciones sonoras que caben o son entendidas como arte sonoro, resulta ser la del Inglés William Furlong, la cual señala lo siguiente: El sonido nunca se ha convertido en un área discreta y distintiva de la práctica artística al igual que otras manifestaciones y actividades que sí lo fueron en los años sesenta y setenta. Nunca hubo un grupo de artistas identificable que trabajara exclusivamente con el sonido (a pesar de que fue usado consistentemente por ellos a través del siglo xx), de manera que no podemos aceptar un campo de práctica artística etiquetada como “arte sonoro” así como uno podría estar de acuerdo con categorías como las de Arte POP, Arte Minimal, Arte Paisaje, Arte del cuerpo, Video Arte, etc. Otro factor es la diversidad de funciones y roles que el sonido ha ocupado dentro del trabajo de varios artistas. Este fracaso del sonido por intentar construir una categoría distintiva en sí misma, se ha convertido de hecho en una ventaja, dado que las categorías al final se vuelven restrictivas y que el trabajo circunscrito se marginaliza. Entonces, a pesar de la frecuencia con que el sonido se ha utilizado dentro de los trabajos de varios artistas, sigue estando remarcablemente libre de asociaciones a priori, y no depende de precedentes históricos o del peso de la tradición. El sonido ha proveído incluso un ingrediente y una estrategia adicionales para el artista, el potencial de dirigirse e informar a los sentidos que no son visuales. (s/f)Debe señalarse que William Furlong utiliza el término artista refiriéndose exclusivamente a aquellas personas dedicadas a lo que hoy se conoce como artes visuales, dejando fuera del campo artístico al músico, lo cual nos confirma que incluso hoy, en pleno siglo xxi, no todo lo que suena es aceptado como música, ni siquiera cuando el discurso sonoro ha sido organizado. Sin embargo, vale la pena decir que toda manifestación sonora es susceptible de convertirse en música o ser musicalizada.

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Arte sonoro puede entenderse como un campo de acción que abarca diversas manifestaciones artísticas como la poesía sonora, el radioarte, instalaciones sonoras7 y obras de carácter conceptual que utilizan el sonido, ya sea como soporte principal o simplemente como referencia. En la opinión de Manuel Rocha (2013), “todas estas obras sonoras de artistas de carácter conceptual son trabajos auditivos hechos por artistas, y que pertenecen a la rama de audio artes, término utilizado en los años setenta antes de que surgiera la definición de arte sonoro”. Hasta ahora, lo que se conoce como arte sonoro es utilizado para identificar lo que parece ser el nacimiento de una nueva disciplina, la cual resulta ser en sí misma multidisciplinaria. Cómo responder a la pregunta sobre quién decide entonces qué es música y qué no lo es. Todo parece indicar que quien tiene la última palabra para encasillar al fenómeno sonoro dentro de las diversas categorías existentes (música, arte sonoro o audioartes) es el que hace y escucha la música, y por hacedor me refiero al compositor, artista e intérprete. Por ello, la definición de música que propone John Cage parece ser la más apropiada respecto a las necesidades sónicas actuales, puesto que a partir del planteamiento de que exista una organización del material sonoro, queda por sentado que la música es un acto creativo que puede ser muy variado dependiendo de las necesidades estéticas (sensibles) del que organiza, dando pie a la posibilidad de agrupar o amalgamar conceptos. No es novedad que desde mediados del siglo xx, el arte se enfoque cada vez más en la producción de experiencias sensoriales, y la música no es la excepción. De tal suerte que no debemos sorprendernos de que el compositor se encuentre cada vez más interesado en la manera en la que afecta con su música al escucha y al intérprete; y es preciso señalar que utilizo el término afectar no de manera peyorativa, sino en el sentido de lograr la impresión de una idea o asunto en una persona, es decir, influir en. Por lo anterior y desde finales del siglo xix con los románticos, específicamente con Baudelaire, se pone nuevamente en tela 7 Término utilizado para referirse a espacios que han sido intervenidos con objetos o elementos que producen sonidos. Dichos objetos o elementos pueden ser de materiales y carácter diverso.

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de juicio el concepto de lo bello en las artes; es en la autonomía y subjetividad de la experiencia estética vislumbrada por Kant en la que el poeta francés comienza a buscar la belleza en donde no se había encontrado. Si nos remontamos al concepto de belleza del filósofo alemán, “bello es lo que, sin concepto, es conocido como objeto de una necesaria satisfacción” (Kant, 1876), es decir, lo que sin concepto place, entonces: ¿cómo puede ser bello lo que en esencia parte del concepto, de la idea con la cual se quiere afectar? Pensemos en alguna obra contemporánea cuyo valor radique en el concepto de la misma y no en lo que resulta como objeto o experiencia estética, y que además, ésta necesariamente genere en nosotros desagrado y descontento, en otras palabras, que la sensación que resulte en nosotros de facto sea todo lo contrario a placer. Difícilmente diremos que es bella, incluso cuando luego de reflexionar develemos el mensaje (concepto o idea) y éste nos produzca placer, lo más probable es que se diga que dicha obra es interesante, ingeniosa, profunda o genial, pero casi nunca se le atribuirá belleza, pese a que al revelar el mensaje genere placer. De ahí que la definición de belleza de Kant se encuentre aún vigente, puesto que lo que necesita ser pensado (conceptualizado) para producir placer rara vez llega a considerarse bello. Lo anterior puede explicarse partiendo del hecho de que resulta imposible borrar la carga cultural y de información que el mundo occidental nos ha heredado respecto a la obra de arte. Sabemos que el arte en el siglo xx tiende a la reflexión, a la crítica social y a la producción de sensaciones que no suelen ser agradables más que al deleite, lo cual dificulta, y en ocasiones imposibilita, la adecuada apreciación de muchas de las obras actuales respecto a la idea de lo bonito, es decir, de lo bello, haciendo que la valoración de las mismas se realice, al igual que con el gusto, bajo un concepto que ha dejado de rendir. Esto es que se valora la obra bajo un concepto que no puede dar cuenta de ella. Urge renovar el modo en que entendemos e interactuamos con la obra artística, ya sea que pertenezca a la música, pintura, escultura, cine, fotografía, o cualquier otra categoría que esté por surgir. Esto con la finalidad de abandonar el pensamiento marginal

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y etnocentrista dominante que nos ha impuesto la manera en la que se hace y aprecia eso que llamamos arte. Como dice Rubén López Cano en su artículo titulado Música de la posthistoria: Los artefactos que producen los artistas de nuestros días, los artistas de la posthistoria como los denomina el filósofo Arthur Danto (1999), no funcionan del mismo modo. Los dispositivos semiocognitivos que echamos [a] andar con ellos o a partir de ellos, no permiten que los aprendamos con las mismas estrategias del arte “histórico” [...]. Para que yo considere esas producciones como arte, debo replantearme por entero mis nociones básicas de lo que es el arte y de cómo soy yo cuando percibo arte.En pocas palabras, y como se había señalado anteriormente a través de Michaud, la manera en la que comprendíamos y valorábamos la obra de arte ha caducado, se ha perdido la misión de la misma. “Esa pérdida se agudiza con la emergencia de actividades que sin ser ni pretender ser artísticas, hacen de la estética su campo de trabajo. La moda, el diseño, la cocina y la publicidad, son actividades económicas de gran pujanza que imprimen a nuestra vida cotidiana una estetización intensa y sin precedentes [...] (López Cano, 2004).

Para que cierta música pueda ser confirmada como tal, ésta debe ser consumada por el oyente, como es el caso del paisaje sonoro que no ha sido intervenido por un músico (compositor), es decir, aquel en el que no se ha realizado una composición a través de la manipulación del material sónico grabado. En este caso, no basta con la intención de que aquello que ha sido grabado y será escuchado por alguien se convierta en música, sino que requiere la culminación por parte del oyente, lo cual implica una confirmación y apertura hacia el fenómeno audible (acepto lo que escucho como una manifestación musical). Otros casos interesantes son aquellos en los que parece requerirse algo más allá de una participación aural activa de quien oye; por ejemplo, en situaciones en las que el escucha debe generar los sonidos que conformarán la obra, independientemente de que lo haga de manera consciente o inconsciente, como podría ser el caso de la famosa pieza 4’33” de John Cage, en la que el

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auditorio, por medio de la expectativa, termina produciendo el discurso sonoro, lo cual confirma el planteamiento de que el silencio no existe. Lo anterior nos indica que en la actualidad algunas manifestaciones musicales requieren ser aceptadas por aquellos a quienes van dirigidas para que tengan efecto. Para concluir y responder a la pregunta: ¿en qué nos basamos para decidir si una manifestación sonora es música o no lo es?, diré que el ser humano muestra una tendencia clara por catalogar y etiquetar las cosas, la cual tiene la finalidad básica, en ocasiones, de evitar que nos compliquemos, aunque por lo visto, esto no siempre se logra, sino que sucede lo contrario, puesto que el arte no es un deber ser. Al surgir categorías artificiales, como es el caso de arte sonoro, comienza a dibujarse la línea que contorneará lo que dicha categoría debe ser, dando como resultado el empobrecimiento y la falta de entendimiento del campo artístico. Como si los músicos fueran músicos sólo por el hecho de trabajar y desarrollar el dominio de ciertos parámetros como el ritmo, las notas musicales, la armonía y los instrumentos diseñados específicamente para producir música, o peor aún, por el buen manejo8 de cierto material (sonido). Este catálogo de etiquetas con dichas pretensiones termina complicando al público en general, al grado de que cuando estamos ante una obra que no cabe en cierta casilla, en otras palabras, que no corresponde a la etiqueta que se nos ha dicho que debe ser con tales o cuales características, no sabemos qué hacer con ella. Esto se debe a que hemos perdido la capacidad reflexiva en torno a la obra artística, puesto que en estricto sentido, se nos ha hecho creer que la música, la escultura y el teatro, por poner algunos ejemplos de categorías, son artísticos en tanto hayan sido legislados y descritos sistemáticamente como tales. Esto quiere decir, parafraseando a Larry Shiner, que para que algún producto pueda llegar a ser obra de arte, requiere pasar y ser valorado por instituciones u organizaciones (museos, galerías, salas de concierto, festivales o eventos avalados por la crítica, etcétera); de ahí 8 Entiéndase por buen manejo del sonido el uso de éste bajo reglas estrictas que obedecen a formas e ideologías canónicas.

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que la mayoría de los artistas del siglo xx se vean en la necesidad de explicar y defender sus obras con el objetivo de contrarrestar el efecto de ciertas figuras (el crítico, el curador o director artístico que funge como jurado, entre otros) del sistema antes mencionado, las cuales se encargan de aprobar o desaprobar los productos generados por los artistas. Por ello no prescribiré una definición del fenómeno musical ni tampoco aceptaré, al igual que Furlong, ese campo de acción al cual se le ha etiquetado como arte sonoro, sino que, por el contrario, pretendo hacer pensar al lector respecto a lo que él ha encasillado bajo dichas categorías (música y arte sonoro), según su bagaje y percepción de esos fenómenos. Esto con la finalidad de que ejerza el derecho que toda obra de arte lleva implícito en sí misma por ser producto de la sapiencia del artista, el de ser pensada como tal, ya que la obra, legislada o no, siempre es interpretada de acuerdo con el saber de cada persona, concerniendo el análisis y la lectura de ésta a todos aquellos que entren en contacto con ella, otorgándole así una multiplicidad de sentidos, independientemente de si el sentido que cada uno le otorga equivale al significado de la misma, puesto que toda obra está sujeta a la percepción más que a la significación que ésta pueda tener. Y es por esta razón, que el sistema del arte y todos sus agentes legitimadores muestran claramente un punto de fuga, una fisura, una especie de rendija o espacio por el cual la obra artística escapa, y con esto me refiero a la decisión y pensamiento del artista.

Bibliografía Blanco, S. (2004). Palabras al viento. Madrid, España: Trotta. Furlong, W. (s/f). ¿Qué es el arte sonoro? Recuperado de: [artesonoro.net:http://www.artesonoro.net/artesonoroglobal/QueEsElArteSonoro.html]. Gadamer, H.G. (1991). La actualidad de lo bello. Barcelona, España: Paidós Ibérica. Kant, I. (1876). Crítica del juicio seguida de las observaciones sobre el asentamiento de lo bello y lo sublime. Madrid, España: Editorial.

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Kant, I. (s/f). Observaciones sobre los sentimientos de lo bello y lo sublime. Consultado el 11 de octubre de 2014 en: [http:// www.ugr.es/Docencia/Kant_sublime]. López Cano, R. (2004). Música de la posthistoria: apuntes para una semioestética cognitiva de los nuevos comportamientos musicales. En Muro, M.A. (Ed.), Actas del X Congreso de la Asociación Española de Semiótica (Arte y Nuevas Tecnologías). Logroño: Universidad de La Rioja/aes. Michaud, Y. (2007). El arte en estado gaseoso. df: Fondo de Cultura Económica. Música. (s.f.). Recuperado el 22 de octubre de 2013, de [http:// es.wikipedia.org/wiki/M%C3%BAsica]. Rocha Iturbide, M. (s/f). ¿Qué es el arte sonoro? Artesonoro. Recuperado el 26 de junio de 2013 en: artesonoro.net [http://www. artesonoro.net/artesonoroglobal/QueEsElArteSonoro.html]. Russolo, L. El arte de los ruidos. Manifiesto Futurista, 1913. Artesonoro. Recuperado el 5 de noviembre de 2013 en [http://www. uclm.es/artesonoro/elarteruido.html]. Schaeffer, P. (1988). Tratado de los objetos musicales. Madrid, España: Alianza. Shiner, L. (2004). La invención del arte. Barcelona, México: Paidós Ibérica. Sosa, R. (s/f). En el contexto del Taller de arte sonoro del Segundo Encuentro Acústico de Sucesos Simultáneos Punto ciego 2.0. Aguascalientes, México, del día 14 al 19 de octubre de 2013.

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Autores RAÚL W. CAPISTRÁN GRACIA Universidad Autónoma de Aguascalientes Departamento de Música Raúl W. Capistrán Gracia recibió su licenciatura en Ejecución Pianística en 1992 en la Escuela Superior de Música y Danza de Monterrey; su maestría en Ejecución Pianística en Baylor University en 1999; y el doctorado en Artes Musicales de Texas Tech University en 2005. En 1994 ganó una de las becas de la primera convocatoria del Consejo para la Cultura y las Artes del Estado de Tamaulipas para grabar un casete con música para piano de compositores mexicanos titulado México y su música. El mismo año fue invitado por el Consulado de Rumania en Monterrey para dar una gira de conciertos en Rumania. En el año 2001 viajó a la ciudad de Viena, Austria, para tomar clases de perfeccionamiento pianístico con el maestro Wolfang Watzinger. Capistrán Gracia también ha tomado cursos de perfeccionamiento con Tim Carey, Abbey Simon, William Westney, Samir Golescu y Piotr Paleczny.


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El doctor Raúl W. Capistrán ha tocado como solista con La Grande Ronde Symphony Orchestra en Oregon, Estados Unidos, la Orquesta Sinfónica de la Universidad Autónoma de Nuevo León, la Orquesta Sinfónica de la Universidad Autónoma de Tamaulipas, la Orquesta Sinfónica Juvenil de Nuevo León y la Orquesta de Cámara Ars bajo las batutas de los maestros Leandro Espinosa, Félix Carrasco, Antonio Baptista, Juan José Maldonado, Arturo Esquivel Brandt, Guillermo R. Villarreal y David García. Su labor como intérprete, musicólogo y educador lo ha llevado a presentarse en importantes foros de los Estados Unidos de América, México y Sudamérica, así como en Rumania. En el 2005 Capistrán fue distinguido con una beca otorgada por el Programa de Estímulo a la Creación y al Desarrollo Artístico de Tamaulipas para la realización de un disco compacto y la publicación de un libro titulados La música para teclado en México durante el periodo colonial y panorama de la Música para instrumentos de teclado en México durante el periodo colonial, respectivamente. Adicionalmente, ha publicado numerosos artículos en diversas revistas de divulgación. En la actualidad, el doctor Capistrán labora como jefe del Departamento de Música de la Universidad Autónoma de Aguascalientes, en donde coordina y es representante de esta Casa de estudios ante el Doctorado Interinstitucional en Arte y Cultura.

ISAAC NAMME GALINDO Escuela de Música del Noroeste Originario de Tijuana, Baja California, el maestro Isaac Namme Galindo inició sus estudios de piano, en 1976, con la profesora Margarita Valles de Estrada. En enero de 1992 fue admitido en la University of California, San Diego (ucsd), en donde continuó su educación musical, estudiando piano con el concertista Aleck Karis y composición con los profesores Rand Steiger, Roger Reynolds, Richard Moor, Yuasa Joji, Joël François Durand y Frank Cox. En junio de 1995 obtuvo el Stewart Prize en esta institución, distinción que se otorga a quien presenta el concierto más destacado del año. En

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junio de ese mismo año se graduó con altos honores (magna cum laude), recibiendo el título de Licenciatura en Piano y Composición. Posteriormente, realiza la maestría en Pedagogía Instrumental en San Diego State University (sdsu), bajo la dirección de la doctora Mitzy Kolar, concluyendo en diciembre de 2005. En esta institución también estudió piano con la doctora Karen Follingstad y el maestro George Katz. En 1988 es cofundador de la Escuela de Música del Noroeste (emno), en la cual funge como coordinador desde agosto de 2001. En esta institución se encuentra aplicando una técnica de enseñanza pianística desarrollada por él mismo desde 1991, que fuera su tema de tesis magistral. En el verano de 1997 realizó una gira de conciertos por Ecuador, Costa Rica y Venezuela, auspiciada por el Fondo Estatal para la Cultura y las Artes y el Instituto de Cultura de Baja California, así como el patrocinio de las embajadas de México en estos países. En junio de 2013, el Instituto Municipal de Arte y Cultura de Tijuana (imac), bajo la dirección de la licenciada Elsa Arnaiz, publicó su libro titulado Teoría Práctica de la Música, En el 2009, con la autorización oficial de la compañía Make Music Inc., publicó en Internet un manual para el manejo de uno de los softwares más importantes en el mercado internacional: “finale®: Breve Manual en Español para Escribir y Escuchar Música en la Computadora”. El maestro Namme ha sido productor y conductor de programas de radio para el Instituto Tecnológico de Tijuana y la Universidad Autónoma de Baja California, así como crítico musical para el suplemento cultural Identidad, del periódico regional El Mexicano.

MARA LIOBA JUAN CARVAJAL Universidad Autónoma de Zacatecas Unidad de Artes Es doctora en Ciencias sobre Arte y licenciada en Música por el Instituto Superior de Arte de La Habana. Es, además, doctora en Historia y máster en Filosofía e Historia de las Ideas por la Universidad Autónoma de Zacatecas, donde se desempeña como do-

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cente-investigador de tiempo completo impartiendo materias como viola y ensambles o conjuntos de cámara. Participa regularmente en eventos de investigación científica presentando diversas ponencias en foros de carácter nacional e internacional. Su producción académica incluye la publicación de varios artículos, memorias y capítulos de libros, que se enlazan con el trabajo individual y colectivo de las líneas del Cuerpo Académico Consolidado promep-uaz-129 “Investigación, docencia e interpretación musical con énfasis en los instrumentos de cuerdas” del que es líder. También ha publicado los libros: Leo Brouwer Modernidad y Vanguardia, y La zarabanda: Pluralidad y Controversia de un género musical. Asimismo, está en proceso final de impresión el libro Cuerdas frotadas en Cuba, más de medio siglo de creación. Es miembro de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, y lo ha sido del Sistema Nacional de Investigadores en México. Como intérprete de la viola ha colaborado en varios ámbitos como la música de cámara y la sinfónica, además de haber tocado como solista, y haberse presentado en diversos escenarios de Cuba, España, México, Italia, Austria, Francia y Chile. Es fundadora del Ensamble Clásico de Zacatecas con el que ha grabado los discos compactos Música de salón, Joyas musicales de Zacatecas, Ecos perdidos y Música latinoamericana. Actualmente, están en proceso de grabación Música contemporánea para viola y Música latinoamericana (2). Ha tenido a su cargo el estreno mundial de varias obras contemporáneas para la viola.

MARÍA VDOVINA Universidad Autónoma de Zacatecas Unidad de Artes Es doctora en Ciencias sobre Arte por el Instituto Superior de Arte en Cuba y graduada del Conservatorio Tchaikovski de Moscú con diploma honorífico. Llegó al d.f. como miembro del Cuarteto de Moscú en 1990, trabajando como asesora nacional. Como violista ha desarrollado una importante labor como solista y en los ensambles de cámara tanto en Rusia como en diversos países de Europa,

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América y el Caribe. Fue principal de viola de la Orquesta Sinfónica de Aguascalientes. Actualmente, es docente-investigadora de tiempo completo en la Universidad Autónoma de Zacatecas e imparte las materias de Violín, Viola, Ensambles de cámara, Metodología de la enseñanza de los instrumentos e Historia de los instrumentos de cuerdas (violín-viola). Es, además, Perfil Promep y miembro del Cuerpo Académico Consolidado uaz-129 (ca). Ha publicado diversos artículos, capítulos de libros y memorias de congresos, derivados del trabajo colegiado del ca. Ha impartido clases magistrales de viola y música de cámara en varios estados de México y en otros países, y ha sido miembro de jurados de diversos concursos de música a nivel nacional e internacional. Es fundadora del Ensamble Clásico de Zacatecas con el que ha grabado los discos compactos Música de salón, Joyas musicales de Zacatecas; Ecos perdidos y Música latinoamericana. Actualmente, está en proceso de grabación de uno de Música contemporánea para viola y otro de Música latinoamericana (2). Ha tenido a su cargo el estreno mundial de varias obras contemporáneas para la viola.

JUAN PABLO CORREA ORTEGA Universidad Autónoma de Aguascalientes Departamento de Música Es un músico mexicano nacido en Colombia. En 1999 recibió el título de Maestro en Música –guitarrista– de la Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá, Colombia, y durante los años 2000 y 2004 realizó estudios de maestría en Música Contemporánea en la Universidad de York, y de especialización en Educación Superior en York College, Inglaterra. De 1994 a 2002 se desempeñó como guitarrista clásico y de jazz, ofreciendo recitales como solista y en diversos grupos de cámara en Colombia y el Reino Unido. En el año de 2003 inició su carrera como compositor independiente produciendo trabajos para formatos de cámara y música electroacústica que se han estrenado y grabado en México, Cuba y Argentina. Su interés por la educación lo ha llevado a participar en

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foros internacionales como el Primer Foro Internacional Perspectivas de la Educación Artística en 2006, y a organizar el simposio Teaching and Learning Music in Latin-American Universities en la Conferencia Anual 2008 de la Sociedad de Estudios Latinoamericanos en el Reino Unido. Se ha desempeñado como profesor de guitarra clásica y teoría musical en instituciones como la Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá, la Escuela Superior de Artes de Bogotá, y la Universidad Autónoma de Zacatecas. Actualmente, labora como profesor-investigador del Departamento de Música de la Universidad Autónoma de Aguascalientes, distribuyendo su trabajo entre la Maestría en Arte, la Licenciatura en Música y la dirección artística del Ensamble de Guitarras de la uaa, y es miembro de la International Society for Music Education (isme). Sus temas de investigación actuales son: evaluación de aprendizajes en ejecución musical y percepción y cognición de la música atonal.

EDUARDO FRANCISCO MUÑOZ ESQUIVEL Instituto Cultural de León Escuela de Música Estudió piano en la Escuela Superior de Música bajo la tutela del doctor Fernando García Torres, la maestra Yleana Bautista y la maestra Ana María Tradatti, titulándose con mención honorífica en el 2010. Ha sido ganador de diferentes concursos y becas, entre los que destacan el primer lugar en el Concurso Nacional de Piano “María Teresa Rodríguez”, el tercer lugar en el IV Concurso Nacional de Música de Cámara y la beca de la fundación Lorena Alejandra Gallardo, así como la beca de excelencia académica de la sep. Se desempeña desde el 2010 como maestro de diferentes materias en la Escuela de Música del Instituto Cultural de León, así como en la coordinación de piano de la misma en donde actualmente trabaja en la actualización del diseño curricular de las materias de solfeo y piano.

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JUAN CARLOS LUNA Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo Facultad de Artes Juan Carlos Luna comenzó su formación musical en Morelia, Michoacán. Realizó sus estudios de Bachillerato y Licenciatura en Música en el área de Guitarra Clásica en el Conservatorio de las Rosas, bajo la dirección de los maestros Federico Bañuelos y Víctor Pellegrini. En el 2006 fue aceptado en la Universidad de Toronto para realizar un posgrado avanzado de perfeccionamiento para ejecutantes de alto nivel, Advanced Certificate in Performance, con un año de duración y bajo la dirección del reconocido maestro Jeffrey McFadden. En el 2007 continuó sus estudios con Jeffrey McFadden en el programa de Masters in Performance de la Universidad de Toronto, del cual se graduó en el 2009, obteniendo las más altas calificaciones. Durante sus estudios en Canadá, Juan Carlos recibió las becas U of T fellowship por cada año de sus estudios por méritos académicos y la beca Eli and Ann Kassner Guitar Grant para estudiantes sobresalientes de posgrado en guitarra. En el año 2007 fue ganador de los siguientes concursos en Canadá: Peel Music Festival (primer lugar), Guitarra Española y Latinoamericana (primer lugar), Recital de Guitarra (primer lugar), Guitarra contemporánea (segundo lugar), Guitarra del siglo xix (tercer lugar), Guitarra barroca (primer lugar) y la medalla de plata en las finales de Ontario. Durante los últimos años Juan Carlos Luna ha ganado el reconocimiento de audiencias y de estudiantes de guitarra tanto en México como en Canadá por su labor como solista, arreglista, miembro del dúo Luna-Shragge y del trío Fandango para Soprano Órgano y Guitarra. Actualmente, trabaja como maestro de guitarra en la Facultad de Artes de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo y estudia un doctorado en el Doctorado Interinstitucional en Arte y Cultura (diac).

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CARLOS A. ÁVILA ARÉCHIGA Universidad Autonoma de Aguascalientes Departamento de Música Nació el 23 de enero de 1984 en Aguascalientes, Aguascalientes. Se graduó con honores del Conservatorio de las Rosas donde estudió con los maestros Víctor Pellegrini y Rodrigo Nefthalí. Durante su formación profesional realizó diversos cursos de perfeccionamiento y clases magistrales con importantes personalidades del mundo de la guitarra como Leo Brouwer, Norio Sato, David Tanenbaum, Arturo Parra, Guillermo Bocanegra, Whilhelm Bruck y Pablo Gómez, entre otros. Su especial gusto e interés por la música nueva lo ha llevado a realizar diversas giras por México y otros países, además de haber llevado a cabo varios estrenos absolutos en diversos festivales internacionales como el Festival Internacional de Guitarra de Morelia (ediciones XVI, XVIII y XIX); Festival Internacional de Música Contemporánea de Michoacán (ediciones IV, V, VII y VIII); Arte Joven (2008); El Otoño Guitarrístico en Bogotá, Colombia (2009); VII Festival Internacional de Música y Nuevas Tecnologías Visiones Sonoras (2011); y la XLV Feria del Libro Aguascalientes. Es fundador del Dúo Elegía, grupo dedicado primordialmente a la colaboración con compositores de diversas generaciones para la gestación y estreno de obras para dos guitarras. Su primera producción discográfica titulada Música nueva para dos guitarras, se publicó en julio del 2009 y está disponible en el Centro Mexicano para la Música y las Artes Sonoras (cmmas). Ha sido becario del Fondo Estatal para la Cultura y las Artes del Estado de Aguascalientes y del Sistema de coinversiones para la producción artística en Michoacán. Además de haber sido acreedor en 2005 a la beca para proyectos artísticos del Conservatorio de las Rosas, institución donde ejerció la docencia durante cinco años impartiendo clases de guitarra, armonía y apreciación musical. Actualmente, es catedrático de la Universidad Autónoma de Aguascalientes, en donde imparte la materia de guitarra dentro de la Licenciatura en Música. Asimismo, se encuentra trabajando en una colección de música electroacústica titulada Perspectivas

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sonoras, al lado de compositores como Javier Álvarez y Rogelio Sosa, por mencionar algunos, de la cual se publicó en 2011 el primero de tres dvd.

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Educación Musical a Nivel Superior Primera edición 2015 El cuidado de la edición estuvo a cargo del Departamento Editorial de la Dirección General de Difusión y Vinculación de la Universidad Autónoma de Aguascalientes.


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