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REVISTA HALÓGENA ABRIL MAYO 2014

Entrevistas: Música: CRASO INEFABLE, Creador: Héctor Antonio Olivares Fernandez Letras: Cristóbal Gaete CONTINUA DE MARZO ROLANDO RAMOS ENSAYO, POESÍA, MICROCUENTOS, FOTOGRAFÍA, TEATRO

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https://soundcloud.com/crasoinefable/me-haces-ser-valiente

Cristóbal Gaete, escritor crucino de nacimiento, hincha de San Luis de Quillota y porteño por cosas de la vida, afirma que escribe para controlar sus “enfermedades”. Su mayor producción literaria la ha desarrollado en la ciudad de Valparaíso, sin embargo, reconoce que siente un deber con su tierra. En este sentido, con énfasis nos comenta, de una, su próximo proyecto.

Por Rodrigo Flores Estay

Fotografía: Gabriel Estay Jiménez

Yo soy crucino (La Cruz), entre medio de Quillota y La Calera, la comuna del “Palta Realismo” (ficción).

Escribí un libro que se llama así. Va a salir pronto en una editorial de Arica, no quería que saliera cerca tampoco.

¿Por qué?

No sé, es un texto súper personal. Tu cachai que cuando llegas a la entrada de La Cruz, hay una palta sacándote una foto, hay una funeraria que se llama “Los Paltos”, en la municipalidad, los funcionarios andan todos vestidos de verde, como si fueran paltas moviéndose en su interior, en la publicidad del Permiso de Circulación, sale una palta manejando. Entonces, hay toda una iconografía que es para volverse loco.

¿Cómo llega la palta a ser un ícono de La Cruz?

Es la lógica de Latinoamérica, productor de materia prima no más, entonces, la tierra es buena allá (La Cruz) y crece la palta y crece súper bien, igual que en Cabildo, La Ligua, entonces ahí La Cruz tiene su poder, pero cualquier cosa que es así, se vuelve perversa con el tiempo. Para un pendejo que no tiene posibilidad de seguir estudiando no sé que puede haber más allá. ¿Tú te identificas con la palta?

No, para nada, como cualquier símbolo, lo odio, como podría odiar una bandera. Igual yo escribí el Palta Realismo para agarrar para el hueveo la hueá, para ser cáustico, escribir todas esas cosas para llevarlo a un extremo desagradable.

No sé si me quiero burlar en realidad, pero el problema es que, a menos que sea un escritor profesional como los que salen en la Belleza de Pensar, yo creo que escribir es como una enfermedad o para controlar una enfermedad. identidad, trabajo con Carlos Pezoa Veliz (para algunos, el primer poeta chileno, 1879 -1908), trabajo con el mercado (El Cardonal de Valparaíso), trabajo con los ambulantes, pero tengo otra línea de ficción en dónde yo cacho que estoy escribiendo mis enfermedades, todo el tiempo.

Cuando escribí Valpore (2009), era porque estaba metido, absorbido por la vorágine de la ciudad, el Palta Realismo es porque siempre pensé que tenía que volver a La Cruz de alguna u otra manera para escribir un libro de allá. No quiero ser un escritor porteño, así como a priori, pero habitualmente se me identifica así porque gran parte de mi producción está concentrada en este territorio (Valparaíso). Entonces sí quería volver y darle una vuelta a La Cruz, igual me gustaría que, antes de morirme, la calle dónde viven mis viejos se llamara Cristóbal Gaete.

¿Cómo llegas a la literatura?

Cuando era chico viví una infancia súper bacán en La Cruz, porque no existían todas estas pesadillas de la pedofilia y cosas por el estilo, entonces, mis dos viejos trabajaban y mi hermano, que tiene cinco años más que yo, jugaba a la pelota todo el día en la calle, yo iba detrás de él y éramos libres, o sea, después del colegio, que era como la cárcel, éramos libre, llegábamos a la casa de mi abuelo, almorzábamos y salíamos a la calle y de ahí no volvíamos hasta que estuviera oscuro. Era un lugar sumamente maravilloso, en ese sentido.

Pero después, cuando mi hermano se fue a estudiar a Viña, yo me quedé solo y me convertí, o no me había dado cuenta que era una persona introspectiva y esa introspección es perfecta para la literatura. A mi igual me gusta estar solo pero tengo la excusa de estar leyendo, en el fondo me permite viajar también, en ese momento, en una provincia tan chiquitita, con un arco de movimiento limitado, leer a autores que viajaban por Estados Unidos o México era y es sumamente divertido, todavía, lo veo como el “viaje quieto” en la literatura. Me ha ayudado mucho a estar, a desarrollarme, pero es como una pasión, siento pasión por los libros, siento pasión por la lectura. No me gusta estudiar

POESÍA POESÍA

El GRITO

Cuando siento el grito que emerge de la boca de mi corazón y me detengo en medio de la calle…a mirar… y suplico por tus ojos al cielo, Se me hace irónico el latir de mi pecho Se me hace cruel los besos de los amantes Se me hace una farsa las más dulces palabras y las más radiantes sonrisas… y en silencio retomo mis pasos hacia un destino incierto y mi corazón protesta con cada latido, con cada bombeo de sangre y así, con esta guerra, y las bombas haciendo explosión en mi pecho, sigo…

VISIÓN

La inclemencia del viento, cuando la vida te desintegra en llamas, el apoyo de una espalda sobre la otra, la sudorosa sensación de la piel que te contiene, el festín del alma entre los labios, la canción primera en la nota que inicia, la sinfonía de la contradicción....y de la vida.... y de una ciencia...y de un poema atado a los mundos del amor, amor azufrado, amor universal... AMOR, ROMA ARDE! ....y nuestras almas arden en nuestra herencia....OXIDENTE NOS OXIDAS....y seguimos soñando en muerte.

Carolina Aparici

BESOS EN LA ALFOMBRA

En la radio, Tracy Chapman solloza su huida en el auto rápido de su novio, mientras yo le pongo freno a mis manos. Afuera la calle está vacía y gris, pero no me importa, porque desde hace tiempo que caminas por las avenidas iluminadas de mi memoria. Hoy es fiesta en este cuarto de hotel, porque acabas de llegar, atardecida e inquieta, tu pecho jadea como la primera vez. Los arreboles de tu piel, acusan un pudor contenido en el cielo rubicundo de tus mejillas, cuando mi mano baja, lentamente, el cierre eclaire que desciende por tu espalda. Te dejas caer, como el pétalo de una rosa sobre el prado cómplice de la alfombra y llega el beso en el que bebo ese aire pesado que va y viene, mientras tus ojos y mis ojos son un solo ojo que se mira y es mirado en un único universo… Entonces tiemblas entera, como una luna en el agua, mientras yo ciñendo voy tu cintura encendida de deseos con un cordón de besos que baja hasta ese: tu secreto… Mis besos y mi lengua le pusieron jáquima a tus caderas que encabritadas sentenciaron tu vocación de rotunda hembra…

encuentro encerrado ladridos de mi conciencia, escapan palabras trancadas interrumpen la salida

el pesimismo se vuelve propio la realidad se vuelve inquieta

hinchazón de mis pies

los concursos no buscan esto, tampoco los publicistas, ni los abogados

“Mis amigos recogen los cadáveres ahuyentan los cuervos murmuran que sobreviviré Lo sé desde un comienzo”. Juan Cameron

Me dañara esta nostalgia lo sé ya, desde ahora. Se ha cerrado el ciclo de toda destrucción y el amor y el amor se combaten. Nos hemos desgarrado como quien, tercamente, hora tras hora, regresa al mismo sitio a tocar muecas disecadas. Un rencor en pupilas de ceniza anunciado en el fuego, así también endurecimos. Es posible que llegue el día en que ya no quiera hacer ningún esfuerzo, ni por reconstruir tu mirada más débil, aquella que borraba hasta el presagio de la pesadumbre. Nos matamos con los adioses simples, con la sonrisa puesta mal en la frontera eterna de la noche. También morimos, cuando una cuchara cae desde la mesa con un terremoto impresionante a la mitad de nuestros dos silencios. Un día, este tal vez, tan luminoso descubriremos que podemos vivir un minuto lo mismo que diez años con la llaga del otro en ambas manos. Dirás entonces “ya no es posible continuar”. Y sumidos, dentro, en la inconciencia nos besaremos por última vez como si una espada de suavidad te penetrara. Y sufrirás, y temblaras entonces. Porque oscilamos péndulos, uno del otro. Despedirse y desprenderse separarse así del propio cuerpo. Todo el amor derrota y convulsión, todo un sencillo aprendizaje: El de enseñarse a morir y estar muerto.

Marcela Paz Guajardo Castillo

un autoencierro sin derecho a sentirse obligado estando cerca, dentro y fuera de todo con facilidad mi poesía es bruta y pesada al oído flaiter o sin sentido

la estructura se tacha al borde de la esquina los ladridos son de putamadre pasado a perro con leva se repite la escena,

MICROCUEMICROCUENTOS

va al colegio como los demás niños ni a qué

Ana ha aprendido, con el tiempo, con esfuerzo, a querer a su hija. Mariana ha aprendido, por el tiempo, por esfuerzo, a temer a su madre. ANA YA DUERME Ana resiente sus posibilidades, su cuerpo, sus anhelos, sus cosas. Aún no se conforma. Mariana vive a través del silencio y la amargura de su madre. No conoce del mundo más allá de las conversaciones (Peregrine Scriptor) fortuitas, risas nerviosas mal intencionadas. Ha configurado su mundo I gracias a la oreja y la nariz. Mariana mira hacia el piso, su mundo es visualmente suelo. Ana, nombre femenino de origen hebreo que quiere decir compasión o Dios se ha III compadecido. Mariana, mujer de veintitodos, con la cara dividida entre lo que es y Ana, mujer de veinticuatro, madre de una niña de seis, habitante de los escasos recursos, ser menor por categoría económica, social, sexual, moral y política. Ana, existe en una pieza en la que vive con su hija, junto a otras varias piezas que habitan otros varios seres que conforman lo que alguna vez fue una casa, ahora un ghetto. Micromundos intergeneracionales que se aúnan por medio de hedores, gritos e infortunios comunes. lo que pudo ser. Se empeña en habitar sola las ruinas de lo que fue el conventillo que habitó con su madre. Rompió relación desde hace demasiado con el resto del mundo, ya ni siquiera sabe cómo hablar. Sin embargo, entiende a la perfección a perros, gatos y ratones, vividores testarudos de la calle, como ella. Mantiene el lado desfigurado de su cara bajo las tiesas mechas crespas que heredó de alguien que desconoce. Revive las paredes, los ruidos y los movimientos restringidos de la mujer a la que más amó y temió al mismo tiempo. No recuerda de ella más que los pies, los zapatos amarillos de tacón dominicales y las alpargatas cafés semanales. No logró mantener de ella más que los espectros de los recuerdos de infancia, tiznados de Ana, diecisiete años, embarazo, cuarto medio. imaginación y carencias. Lo poco que estudiaba lo hacía en el liceo que estaba a ocho cuadras de la que fue su casa. IV Poco le importaba todo, se creía dueña de la Ana no puede dormir, se levanta de la cama de plaza y media que ya vida misma, lo que no es difícil mientras se habitaba la pieza antes que ellas. Se sienta en la silla a los pies de está bajo el alero de alguien más. Sabía que a la cama. Mira como duerme su hija. ¿Lo es? ¿es suya? ¿propia? Por la universidad no podría ir por no tener plata, primera vez en todos estos años siente pertenencia. Mariana es su pero algo podría estudiar en algún institutillo hija porque ella le brindó la vida, la dejó vivir, piensa. Ana cree que si trabajaba de forma paralela para costear Mariana sólo existe debido a ella, piensa que la inventó, la siente aquellos gastos. No importaba qué, había y piensa como su creación. Mariana sueña con su madre, con las que hacerlo; al parecer, sirve de algo. Ana pocas veces que le ha demostrado afecto, sueña con su madre como terminó el liceo y, como ya había asumido, no sólo ella la conoce, como su todo. Ana se para, da tres pasos hacia fue a la universidad. A pesar de lo esperado la cocina parida hace dos décadas en algún país del norte, abre las tampoco fue al instituto ni se puso a trabajar llaves, deja salir el gas sigiloso y mortal, corre la silla, se sienta a paralelamente. Ana parió a Mariana un esperar la muerte. Mariana sueña con un ser bestial que la violenta al nublado veintiséis de Julio. mismo tiempo que le da de comer entrañas de vacas exprimidas. Ana, II intoxicada, cae sin pulso ni aliento, mientras su hija no pude zafarse de la prisión onírica a la que le ha condenado. Ana quería acabar con Mariana, nombre femenino de origen hebreo compuesto por la contracción de los nombres su sufrimiento y no condenar a su niña a uno propio. Ana buscaba paz para ambas, ya han sufrido bastante. María, que significa la amada por Dios, que ya sabemos qué significa. y Ana, No Ana, contigo nadie se ha compadecido. Mariana, una niña de seis años que vive V solo con su madre, que nunca ha sabido de Julio viene de trabajar toda la noche, pasa frente a la puerta del su padre, que no va al colegio porque debe diminuto hogar de Ana y su hija. Se percata del fuerte aroma a gas, ayudar a ganarse el pan. No se cuestiona por golpea con fuerza la puerta una y otra vez hasta abrirla, enciende la qué vive con tanta gente que su mamá se luz, la ampolleta explota, todo se vuelve una sola flama que lo expulsa empeña en aclararle no son ni su familia ni contra la pared. El fuego consume los lamentos de Ana, amenaza con iguales a ellas. No logra entender por qué no marcar la piel de la niña y consumir todo el lugar. vertiginosas de los vecinos, sus canciones, sus olores, miradas curiosas se debe que su madre se encierre con ella Julio se levanta, entra, decide salvar a la niña, terminando de todos los días al llegar del trabajo. condenarla.

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