Zielinski. Dossier de prensa

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Zielinski. Novela de Nina Jäckle Traducción de Carolina Previderé.

Dossier de prensa: 

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Julio de 2013. Editorial Serapis www.editorialserapis.com CATÁLOGO 2013 Rosario, Argentina.


MÁS INFORMACIÓN SOBRE EL LIBRO Edición alemana La novela Zielinski de Nina Jäckle fue publicada originalmente en alemán, a fines de febrero de 2011, por la editorial Klöpfer & Meyer Verlag Tübingen. Ese mismo año fue elegida entre 141 presentaciones para estar dentro de los 30 candidatos que componen la Hotlist de editoriales independientes alemanas. Más noticias acerca de la primera edición aquí.

Portada de la edición alemana

Nuestra edición La traducción de Zielinski a cargo de Carolina Previderé es la primera que hace al español. Es, asimismo, la traslación inaugural de la obra en su conjunto de Nina Jäckle, inédita hasta ahora en nuestro idioma. La versión propuesta por Previderé apela a los recursos propios del habla rioplatense y sus variantes sin por ello caer en los acotados márgenes del regionalismo. Los derechos de la presente edición comprenden todo el territorio de habla hispana. La portada, por su parte, toma un fragmento de la obra Queridos vecinos I, de Federico Duret (Óleo sobre cartón, 36 x 36).

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VIDEOS EN YOUTUBE En español:

Nina Jäckle habla de su novela Zielinski. Este texto pregunta acerca de cómo funcionan los sistemas o las religiones, acerca de cómo es posible sucumbir en una idea sin poner ya en cuestión la idea misma. Traducido del alemán por Carolina Previderé. En voz de la autora:

Nina Jäckle über ihren Roman Zielinski "Zielinski" von Nina Jäckle Buchtrailer zum Roman "Zielinski" von Nina Jäckle, 2011 erschienen im Verlag Klöpfer & Meyer. Es liest Marco Wedel, mit Musik von Felix Volkmann. Como realizadora, junto a Michael Schröder: Das möblierte Zimmer Einer der Tage Editorial Serapis · www.editorialserapis.com serapis@editorialserapis.com.ar

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TRADUCCIÓN DE ARTÍCULOS CRÍTICOS, RESEÑAS Y REPORTAJE

Leipziger Volkszeitung – 4 de Noviembre de 2011 Publikationsorgan

Nina Jäckle: Zielinski – Tan cercano a la ofuscación de una novela de Kafka, hay apenas un libro: Nina Jäckle cuenta la historia de una progresiva despersonalización. Al comienzo el protagonista aún distingue que él, a ese inesperado huésped Zielinski que anida en su habitación en una caja forrada de azul, sólo se lo imagina. Más adelante es la veneración de ese fantasma lo único que lo sostiene: “mi existencia tiene sentido por la estancia de Zielinski aquí junto a mí.” Ya no va a trabajar, come muy poco, tiene a su vecina encerrada por un tiempo. Lo cautivante es el enfoque: Jäckle sustituye el “él” kafkiano por un “yo”. Al comprender éste el mundo únicamente desde su punto de vista desplazado, sobreviene en el lector una inquietante sensación de pérdida de control. “No hubiera juzgado posible que uno pueda instalarse en la marginalidad sin ser importunado”, piensa el yo en un momento de lucidez. Jäckle pone incluso en evidencia lo rápido que se desarticula la vida y se cae en el propio aislamiento.

Traducido del alemán por Carolina Previderé.

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Reseña Publicado: Diciembre de 2011 Fuente: Litrix.de. German Literature online

Es una pesadilla de sólo imaginarlo: volverse loco de a poco y contemplarse a uno mismo volviéndose loco; advertir cómo se van colando en la vida de uno tics y actitudes de tinte patológico que al principio pasan por hábitos caprichosos pero que luego anidan en el cerebro convirtiéndose en obsesiones y conductas compulsivas. Es un día martes del año 2010 cuando el señor Schoch comprueba que empieza a sentirse ajeno a su propio alrededor. No está bien predispuesto frente a los demás ni logra ser amable: lo que siente es una furia indomable, la furia que le provocan la vecina, los colegas de trabajo en la carpintería y el supermercado a la vuelta de la esquina, donde causa un revuelo una vez que decide pelar cuatro bananas antes de ponerlas sobre la balanza. ¿Por qué debería pagar por las cáscaras si no se comen? Este hombre de unos cuarenta y cinco años no tiene hijos, es soltero y vive en una ciudad sin nombre. Y pese a que resulta atractivo a las mujeres, hay indicios de que ha sido abandonado. El apartamento de estilo en el que vive solo estaba pensado originariamente para dos, pero parece que hubo otro hombre. Schoch es el narrador en primera persona de Zielinski, la novela de Nina Jäckle. Se trata de una historia extravagante que no tarda en atrapar al lector. Rara vez se ha descrito en forma tan incisiva la decadencia psíquica de una persona. Jäckle se centra por completo en la figura de Schoch, describe su repliegue al laberíntico mundo de los pensamientos con una prosa que cautiva y a la vez desconcierta. A lo largo de la lectura a menudo cuesta distinguir entre las circunstancias de la realidad y las elucubraciones de una psiquis excéntrica. Por ejemplo, cuando Schoch cuenta que un día llegan obreros a su casa para quedarse durante días trabajando a puerta cerrada en la más grande de sus habitaciones. No sabe, sin embargo, qué están haciendo exactamente ahí. Cuando terminan, los muebles de la habitación han desparecido, al igual que sus libros y cuadros. Lo que Schoch encuentra en el cuarto es una enorme caja de madera que llega al techo y ocupa la mitad de la habitación. Sobre un lateral hay una puerta y el interior de la caja está forrado de seda azul cobalto. Del techo cuelga una araña. Schoch no tiene idea de qué hace la caja en su habitación. Y menos sabe qué intenciones tiene la extraña persona que la habita: un hombre refinado que da en llamarse Zielinski, que viste traje y camisa relucientes. Se lo ve impecable desde la cabeza calva e inmaculada hasta los zapatos radiantes. Anda con un bastón de madera de ébano y empuñadura (la cabeza de un galgo) de marfil. ¿Qué hacer frente a un hombre que ha decidido instalarse en la casa de uno sin invitación? ¿Llamar a la policía? ¿Ponerlo patas en la calle por la propia fuerza? Al señor Schoch no se le ocurre pensar en ninguna de esas cosas. Por el contrario, se queda mirando a Zielinski como alucinado. Zielinski se presenta cordialmente pero dando por sentado que se quedará a vivir en la casa. “Quizás todo esto no sea más que una broma pesada de la sinapsis neuronal”, se dice así mismo Schoch. Es poco probable, de hecho que Zielinski

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realmente exista. Pero Schoch lo escucha, lo huele, y hasta recibe golpes por parte de Zielinski. ¿Entonces? Nina Jäckle retrata un hombre que da cuenta de cómo se está volviendo loco de a poco. Un hombre que hasta considera la posibilidad de tomar medicación y de ir al hospital. Pero que no se anima a dejar su casa. Y así es como sí deja que Zielinski viva con él. Ha dejado de ir a trabajar y en su contestador automático se amontonan los mensajes telefónicos. Llega un punto en el que ya no le sorprende que Zielinski parezca tener la capacidad de leerle la mente ni que pueda subsistir a lo largo de semanas sin comer ni ir al baño. Poco a poco Schoch se repliega del mundo, se atrinchera en el laberinto de sus pensamientos. Secuestra a su vecina y prende una fogata en su sala de estar cuando le cortan el suministro eléctrico. “Usted es el adecuado, eso es todo” responde Zielinski cuando Schoch le pregunta por qué lo ha elegido justamente a él para convivir. La novela de Nina Jäckle es un estremecedor policial de corte psicológico. Demuestra de modo admirable cómo la soledad y la fragilidad del ánimo pueden llevar sin más a que alguien pierda el contacto con la realidad, se quede sin empleo, adeude meses de alquiler, pierda el control, se refugie en diálogos consigo mismo. Si uno no habla con nadie, las palabras no dichas provocan un caos mental, reconoce Schoch. Para él, todos nosotros no somos más que “pequeños engendros de la estupidez, residentes en nuestras cajas”. Es asombrosa la forma en que Nina Jäckle logra penetrar una de esas cajas con mirada escrutadora. Y lo que allí se ve no se olvida fácilmente. Daniel Grinsted Traducción de Carla Imbrogno En línea: http://www.litrix.de/buecher/belletristik/jahr/2011/zielinski/buchbesprechung/esindex.ht m

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La escritora y cineasta alemana Nina Jäckle coloca al lector en espacios ritmados y meditabundos sin referente alguno. Allí es recompensado mediante la refinada comicidad de la situación.

“Me siento muy a gusto en lo abstracto” por Markus Bundi “Para mí, el afán de sentido al que usted tanta importancia le atribuye es meramente una perturbación nerviosa del propio entendimiento.” Quien dice esto responde al nombre Zielinski, y este Zielinski, en la novela homónima de Nina Jäckle, se ha instalado en la más grande de las habitaciones del narrador. Un juicioso y sereno habitante, según parece al comienzo, que vive en aquella habitación dentro de una caja de madera; un hombre de aspecto pulcro que sin pretensiones de ningún tipo le sacude no obstante en ciertos momentos un fuerte golpe en la frente al protagonista. La “perturbación nerviosa” que en esta virtuosa novela no es de hecho otra cosa que Zielinski mismo, quien devasta la mente del protagonista, no obstante se ha independizado y comete sus excesos. El protagonista trata mientras tanto de conservar la calma, de entenderse en una esquizofrenia conciente, de analizar su situación: “La voz de Zielinski suena como si se preocupara por mí, no sé si le corresponde, al fin y al cabo, él es la enfermedad que yo padezco.” Un escenario absurdo a simple vista que la escritora alemana ha imaginado para su sexto libro, pero también uno que, si uno se ha metido en el yo del narrador, sigue una lógica interna. “Uno puede novelarse todo”, piensa Nina Jäckle y menciona el fenómeno de las ideas fijas que se les ocurren una y otra vez a los seres humanos. El arte literario consiste precisamente en eso, figurarle al lector no sólo verosímiles las representaciones de quien narra sino dejarse convertir en esas representaciones mismas. Dinámica del relato. Nina Jäckle posee el talento de hablar de lo grotesco como de lo absurdo con tal naturalidad que apenas si sobrevienen dudas. “Todo se convierte en historias, y no es relevante cuándo o dónde sucedió algo, cómo, o si sucedió. Se relata y por eso mismo algo ocurre. Las historias no cesan, no se sosiegan porque se las narra una y otra vez de manera diferente. Todo en la narrativa es influenciable, y así, nada es tal como es, nada perdura como fue en tanto se narra. Jäckle se sirve de un lenguaje simple y construye sobre el sonido de las palabras, ya que es el sonido de un texto lo que reanima un escenario recordado vagamente, lo que evoca ideas e imágenes. La simpleza, detrás de la cual hay tanto trabajo textual, también se deja ver en el libro precedente “Nai” (2010), el cual no se deja encasillar en ningún género. En sus primeras publicaciones, los cuentos “Hay tales” (2002), y en su primera novela “Noll” (2004) la escritora se manejaba en escenarios realistas, describía historias de familia o el trato con vecinos.

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Jäckle sin embargo ve sólo hasta cierto punto un desarrollo hacia lo surrealista: “Yo misma no logro hallar una tendencia en mi escritura, es que para mí cada uno de mis libros es una estructura de lenguaje independiente y aislada, sin referencia al resto de los libros.” Lo que une a los libros quizás sea el claro anhelo de fundar estructuras de lenguaje: “que el propio estilo se vaya formulando de libro en libro y por ende durante el envejecimiento, ese estilo instaurado en vos, fuertemente arraigado, considero que es imprescindible y también condicionante. No puedo sino advertir que me siento muy a gusto en lo abstracto y lo disparatado.” “También empieza así: los pensamientos vienen y los pensamientos van. En la cabeza es así.” En realidad así comienza, y Nai al principio se ocupa de lograr alcanzar el autoconocimiento en apariencia más banal. O sea, qué ocurre con manos y pies, con los dos ojos, la nariz y la boca. Incluso siendo poco claro si se trata de una muchacha o de un muchacho, Nai se prepara, de momento, para una magnífica aventura que se inicia en mitad de la noche; los zapatos bien atados, de pie sobre la cama, a la espera de lo repentino que caracteriza el comienzo de una aventura y que de pronto se encuentra en un río con el agua hasta las rodillas. Así se encuentra también el lector, súbitamente en medio de una aventura, junto con Nai y una voz “que está un poco por todas partes y un poco en ninguna”; una voz femenina que de ahora en más participa en la suerte de Nai y en modo alguno es siempre acorde con lo que Nai desea. Nai encuentra el “ímpetu” y ha superado la prueba más difícil, el encuentro con el sí mismo, con Naidos, sospechando que en el fondo se esconde también Naitres, incluso Naidoce. Nina Jäckle subraya que ella no escribe una literatura en la que el lector se reencuentre. “Más bien, con cada libro coloco nuevamente al lector en una especie de caja en la cual tiene que arreglárselas sólo en un espacio ritmado y meditabundo sin referente alguno.” También una caja puede llamarse Sevilla, hacia donde la protagonista de la novela homónima (2010) huye con un bolso repleto de dinero, hacia donde el cómplice y amante debería seguirla, donde ambos quieren empezar una nueva vida. Pero la vida tiene preparados para la protagonista nuevos enredos de modo que todo ocurre diferente a como se piensa... El acercamiento al cine. Hace unos tres años la escritora descubrió en sí otra faceta artística, se convirtió en cineasta aunque la motivación para ello fue al principio totalmente profana: “Yo quería escribir para Babelsberg Series de TV para ganar mucho dinero. Pero allí no se puede poner ni un pie en la puerta si no se tiene ninguna experiencia en cine. Así que junto con mi compañero cineasta escribí un cortometraje, dirigí, filmé, me enamoré del medio y naturalmente no gano dinero con ello.”

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Junto con Michael Schröder surge el cortometraje “La habitación amueblada”, la historia del encuentro de un hombre y una mujer que transcurre principalmente en una casa abandonada en la que, como el título lo indica, sólo hay amueblada una habitación. Lo que comienza siendo una historia de amor común y corriente, como amable pero también erótico acercamiento de dos personas jóvenes resulta ser a continuación una historia criminal en el sentido más loco, ya que el hombre quiere de la mujer sólo una cosa: que ella lo lleve a la muerte... Si bien no se ha ganado dinero con el proyecto, “La habitación amueblada” trajo al menos mucho honor a ambos cineastas: en el año 2010 el cortometraje fue distinguido en Navarra por la mejor cámara, en Ebensee con el “Oso dorado” y en Klopein con el “Diana dorada” y el premio al mejor guión. ¿Cuáles son para Jäckle las diferencias entre literatura y cine? “Escribir prosa es un proceso solitario, no orientado hacia fuera, se lleva la escritura bien cerca del cuerpo, se tiene un secreto, página a página, así se siente, hasta que se entrega el manuscrito. La prosa, para mí, está siempre ligada al papel.” Escribiendo cine ella tiene en mente la mirada, el ojo puesto en la sustancia externa y en colores. Y Jäckle agrega: “También soy espectadora al escribir. Lo que me seduce mucho del cine es la búsqueda de una imagen estética que se corresponda con el estilo de mi escritura, crear una voz impronunciada que se convierta en un espacio propio en el cual lo relatado tenga lugar.” Traducido del alemán por Carolina Previderé. En línea: http://www.wienerzeitung.at/themen_channel/literatur/autoren/424366_Fuehlemich-im-Abstrakten-wohl.html

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El veraneante “Zielinski” – Una novela de Nina Jäckle sobre la condición anímica por Rainer Moritz ¿Hay alguien? ¿O no hay nadie en absoluto? ¿Qué significa ese hombre de fastuoso atuendo que descaradamente se aloja en la casa del protagonista cual veraneante y reviste con terciopelo una caja de madera? Quien gusta del realismo en los textos literarios, al leer la novela de Nina Jäckle se planteará al comienzo tales preguntas y esperará una explicación por parte de la autora. En vano, puesto que tal como en sus libros anteriores, Nina Jäckle adora erigir constelaciones absurdas y desdibujar, a modo de juego, las presuntamente bien afianzadas fronteras entre el adentro y el afuera. Cuanto más se prolonga este experimento de un inquilino salido de la nada, tanto más claramente se comprueba que Zielinski ronda como un espectro en la cabeza del protagonista y su casa. En frases tales como “Zielinski hace ya bastante tiempo que está” se advierte que la figura del forzoso huésped llega a convertirse en una gran metáfora que refleja la crisis vital de Schoch. A quien se le ha acabado la buena voluntad. Para refrenar su acuciante furia, no dirigida contra nada en particular, se aposenta dentro de sus cuatro paredes, evita contacto con el mundo exterior, cavila recurrentemente sobre su vecina, sobre su pragmática hermana, quien podría quizás prestarle ayuda, y sobre su crianza en “circunstancias para nada problemáticas”. Schoch es un atormentado a quien la nostalgia, sustento esencial, se le ha extraviado. Entiende que a cada estado del ser le pertenece un cuadro clínico y una medicación, y deduce que nada en este mundo tiene “trascendencia”. Es poco lo que se modifica en esta funesta situación cuando Schoch finalmente emprende el camino hacia el mar para escaparse de su eventualmente violento Alter Ego que lo golpea con un bastón de ébano. El intento de retornar a una vida civil estable se malogra; Schoch está inserto desde hace mucho tiempo en otro “sistema de coordenadas” y la penetrante presencia de ese auténtico fantasma Zielinski es el monumento recordatorio de ese desplazamiento de conciencia. Nina Jäckle emplea mucha energía en sostener esa trastornante tirantez. En breves párrafos engarza unas con otras observaciones y reflexiones teñidas de una comicidad originada en lo irreal descripto de modo realista. Estilísticamente Nina Jäckle se conduce con extraordinaria seguridad. Sus oraciones breves son impecables e intensifican el placer de comprometerse en el juego de la prosa. Y no obstante queda la sensación de que esta autora podría dar saltos más grandes aún. Porque describir una enfermedad y adornarla con elementos argumentativos desatinados crea un cosmos que apenas conlleva riesgo. Lo que Schoch y Zielinski van revelando queda firmemente establecido en la situación inicial, y lo que Nina Jäckle va concibiendo para ilustrar la devastación de su protagonista, es pertinente y en cierto modo irrebatible. Qué interesante sería, observando a esta talentosa autora, si se iniciara en un largo trayecto épico. Traducido del alemán por Carolina Previderé. En línea: http://www.nzz.ch/aktuell/startseite/der-feriengast-1.10761551 Editorial Serapis · www.editorialserapis.com serapis@editorialserapis.com.ar

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Nina Jäckle, Zielinski. Novela. Klöpfer und Meyer, primavera 2011 Por Ruth Fühner La autora Un hombre se borra del mundo. Schoch ya no va a trabajar, no cruza la puerta, no atiende el teléfono. Pero no está solo por mucho tiempo. De pronto está Zielinski, un señor pulcro, de buenos modales y un bastón de paseo. Zielinski se hace construir en la habitación de Schoch una gran caja de madera y la hace forrar con terciopelo azul, azul real. Zielinski se instala en la vida de Schoch. Cita Entre de una vez, tráigase su silla, sea bienvenido, me grita Zielinski desde el interior de su caja. Su voz es extraordinariamente agradable. No sé qué hacer. Quiero Zielinski y es bueno querer algo. Sin embargo no sé si es bueno acercarme a él... Busco una silla de la cocina, luego entro silenciosa y lentamente al mundo azul real de Zielinski. La autora Schoch sabe que no es normal el modo en que se sustrae del mundo –ni que aloje consigo a alguien como Zielinski. También sabe que ninguna de las dos cosas habla bien de su salud mental. ¿Hay Zielinski o no lo hay? Schoch sospecha cómo reaccionaría el mundo frente a su dilema: en el peor de los casos, con internación psiquiátrica. Nina Jäckle ha escrito con “Zielinski” una de esas historias que se balancean por el delgado borde entre enfermedad y metáfora. Ambos, desplazamiento y corrimiento de lo real, se encuentran en ella: síntoma patológico y poético. Ella no le entrega su personaje a la psicología, no le adosa ningún rótulo, toma en serio a Schoch, incluso y sobre todo, concediéndole un lenguaje propio. Es un lenguaje de auto-afirmación, paratáctico, asertivo, semejante a como se clavan los clavos. Así habla aquel a quien se le ha ido extraviando la espontaneidad, a quien la vida cotidiana se le ha vuelto extraña. Las frases de Schoch, sus pensamientos, dan vueltas continuamente en torno a las mismas cosas y, como él tiene que aferrarse a ellas, no hay tiempo Editorial Serapis · www.editorialserapis.com serapis@editorialserapis.com.ar

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para adornarlas. La cortante aspereza es suavizada por Nina Jäckle mediante una sutil comicidad. El inventario del mundo de Schoch emana, aun en su restricción, una calidez que fulgura como un resto de la infancia. Cita No hay que cuestionarse por qué se está sentado en el sillón y se llevan puestas botas de goma. Es mucho lo que no hay que cuestionarse. No sé si las botas fueron grandes desde siempre. Pienso en si acaso los pies se vayan achicando cuando uno se mueve demasiado poco, claro que no, me río... Las botas son cómodas, aquí en el sillón, mis rodillas están coloradas, no sé por qué. La autora Todo bien por ahora. Y sin embargo a esta novela, que quiere a uno moverle el piso, le falta algo crucial: el espanto. No será realmente palpable la furia que Schoch supuestamente a duras penas sofoca. Furia por la irreflexión y mediocridad del mundo para él incomprensibles, por lo penetrante del olor a spray que inunda la escalera del edificio si la vecina estuvo a la peluquería. Es verdad que Zielinski, el hombre en la caja, constituye un contrapeso en cuanto a estilo y belleza pero la sensación de que su vida no tiene ningún sentido no se aparta. Que Schoch no enloquezca, sólo lo protege contra eso el hecho de que ni siquiera está en su poder lograr descubrir ese sentido. El caso de Schoch habría sido apto como parodia desde la cual la nada le muestre a uno los dientes, pero Nina Jäckle prefiere no ser tan dañina. Es cierto que desplaza un poco el marco de la realidad, resquebraja lo real de modo tal que lo ignorado se atisba a través de la hendidura. Sólo se dará a ver, con Zielinski en su caja de madera forrada de azul real, una obra de títeres, con el bastón de cabeza de galgo haciendo las veces de inofensiva palmeta. Al menos queda en suspenso hacia dónde conduce el camino que Schoch, escindido en vos y yo, emprende junto a la alentadora mano de su hermana. Traducido del alemán por Carolina Previderé. En línea: http://www.kloepfer-meyer.de/Default.ASP?ShowNews=215

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Herman Melville ∙ María Margarita Jouve ∙ Wallace Stevens ∙ Sonia Contardi ∙ César Vallejo ∙ Héctor A. Piccoli ∙ Juan L. Ortiz ∙ Fernando Birri ∙ Victor Hugo ∙ Sergio Cueto ∙ Sor Juana Inés de la Cruz ∙ Tadeo P. Stein ∙ Luis de Góngora y Argote ∙ Diego E. Suárez ∙ José Portogalo ∙ Bernardo Couto Castillo ∙ Nina Jäckle ∙ Paul Zech

PRÓXIMOS TÍTULOS Árboles junto al Río de la Plata de Paul Zech Edición bilingüe con ilustraciones fotográficas de cada uno de los árboles. Traducción de Héctor A. Piccoli. Serie traslaciones, 5.

Sufrimiento de otro en su cuerpo de Diego E. Suárez Serie contemporánea, 8.

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