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Stefano Cattinelli y Daniela Muggia
Mano con pata hasta el final Acompañamiento empático y cuidados paliativos para los animales al final de la vida Traducción de Susana Muñoz López Cubierta: Amritagraphic
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1ª edición: 2016 - ISBN 9788897951452. Portada y maquetación: Amritagraphic Imagen de cubierta: Amritagraphic Traducción de Susana Muñoz López Título original: Tenersi per zampa fino alla fine. Accompagnamento empatico e cure palliative per gli animali alla fine della vita. © 2014 BlossomingBooks™/Edizioni Amrita srl, Torino - Italia. (Reservados todos los derechos para la presente edición) BlossomingBooks es una marca registrada de: Edizioni Amrita srl Corso Stati Uniti, 41 10129 Torino - Italia www.blossomingbooks.com Impreso en Italia por Digital Book. Reservados todos los derechos. Ninguna parte de esta publicación, incluido el diseño de la cubierta, puede ser reproducida, almacenada, transmitida o utilizada en manera alguna ni por ningún medio, ya sea eléctrico, químico, mecánico, óptico, de grabación o electrográfico, sin el previo consentimiento por escrito del editor.
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a nuestros lectores
Los libros que publicamos son nuestra contribución a un mundo que está emergiendo, basado en la cooperación en vez de en la competitividad, en la afirmación del espíritu humano antes que en la duda de su valor, y en la certeza de que existe una conexión entre todos los individuos. Nuestro propósito es tocar tantas vidas como nos sea posible con un mensaje de esperanza en un mundo mejor. Detrás de estos libros hay horas y horas de trabajo, de búsqueda, de cuidado: desde la elección de qué publicar –realizada por los comités de lectura– hasta la traducción meticulosa, pasando por las investigaciones a menudo extensas y apasionantes de la redacción. Deseamos que los lectores sean conscientes de ello para que puedan saborear, además del contenido del libro, el amor y la dedicación brindados en su realización. Los editores
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advertencia de los autores y agradecimientos
Los dos autores de este libro comparten una corriente conductual y de convencimientos basada en sus experiencias, aunque hayan sido individuales y vividas en campos distintos. Comunicar al lector la coexistencia de estas dos fuentes de inspiración (experiencia individual, necesariamente distinta, y base unitaria, necesariamente similar) ha sido de por sí una bonita aventura, que ha dado como resultado un libro escrito verdaderamente a cuatro manos, palabra por palabra, sentados a la misma mesa, y sin una distribución de los capítulos como suele ocurrir. En cuanto a la procedencia de las historias, las fuentes son la experiencia de acompañamiento de quien escribe pero también de los voluntarios de la asociación Tonglen1 (que desde hace tiempo extiende también a los animales el método de Acompañamiento empático al final de la vida) y de numerosos amigos: a todos ellos va nuestro más sentido agradecimiento.
1 Tonglen onlus (Tonglen onlas) es una asociación sin ánimo de lucro, apartidista y laica, aunque se inspira en la tanatología tibetana; organiza cursos de formación en Acompañamiento empático al final de la vida y ofrece el servicio de acompañamiento, este último efectuado por voluntarios expertos. Para más información: <www.tonglen.it>
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Stefano Cattinelli y Daniela Muggia Hemos especificado, en cada momento, quién era el narrador, y hemos querido enuclear con un recurso gráfico las historias del resto de cuestiones tratadas porque sabemos que estas facilitan la explicación del método a los niños, y creemos que tanto maestros como padres desearán poder hacerlo sin obstáculos teoréticos que de nada servirían a los pequeños.
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A Cleo, la gatita que ha hecho que nos conociéramos y nos ha acompañado siempre en la escritura, muriendo cuando el libro llegaba a su fin. A los numerosos animales que han hecho y siguen haciendo rica nuestra vida, y que son maestros de amor incondicionado. A todas las personas que nos han entregado, con amor y a veces con mucho dolor, sus historias: sin su valentía en adentrarse por caminos aún inexplorados, este libro no existiría. Por último, pero no por ello menos importante, a todos los grandes maestros de tradiciones distintas que han iluminado y siguen iluminando nuestro camino, por el bien más alto de todos los seres sensibles. A mi madre y a su perrita Diana Stefano A mi padre y a su perrita, que también se llamaba Diana… Daniela
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capítulo
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De la fragmentación a la empatía «Existe una sabiduría universal, una conciencia única, que prevalece en el universo: toda la existencia es la expresión de esta sabiduría. […]En los laboratorios, la experimentamos como información que se articula primero físicamente como energía y luego se condensa en forma de materia». (Schroeder, 2004) Cambiar paradigma: formamos parte de un todo Cuenta Emilio Del Giudice, gran físico italiano que falleció hace poco2, que «El paradigma cuántico nació hace 110 años, en 1900, […] en una época en la que se preparaban, a nivel de la sociedad en general, grandes revoluciones que después tendrían lugar en los años sucesivos. […] Los acontecimientos que se producen en el mundo no son independientes sino que están relacionados entre sí: es decir, la posibilidad de que suceda un gran cambio en un campo cualquiera no es un hecho casual, está […] relacionado con el hecho de que en ese mismo momento 2 Emilio Del Giudice, L’auto-organizzazione degli organismi viventi alla luce della moderna teoria quantistica dei campi [La auto-organización de los organismos vivos a la luz de la moderna teoría cuántica de los campos], intervención en el Instituto de Física Nuclear de Milán, publicado en Youtube, el 11 de junio de 2012.
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Stefano Cattinelli y Daniela Muggia en la sociedad están produciéndose otros cambios. Existe […] una resonancia entre los seres humanos, por lo que en ciertas épocas los ojos de todos se abren». Él resume el paradigma cuántico solo con esta breve frase: “No existe ningún objeto en el mundo que pueda aislarse”, y sigue explicando que en la visión anterior, la de la física galileana y newtoniana, «la naturaleza se concibe como un conjunto de cuerpos que en principio pueden aislarse, siempre que se alejen indefinidamente, y que interactúan entre sí solo desde el exterior a través del uso de la fuerza, es decir, intercambiándose energía: un flujo de energía corresponde a la aplicación de una fuerza. Por lo tanto, en esta concepción, la materia es intrínsecamente pasiva, es decir, hace algo solo si alguien hace que lo haga. […] El paradigma clásico se derrumba no solo obviamente porque contrasta con los hechos experimentales, sino porque es lógicamente contradictorio en sí mismo […] en el sentido de que, en un mundo en que los objetos pudieran separarse, es decir, en un mundo que pudiera definirse como una colección de átomos que interactúan a través de las fuerzas, dentro del límite de la temperatura que tiende al cero absoluto – que significa que todos estos átomos se detienen, dejan de moverse – la entropía (la capacidad de mutación del cuerpo) se convertiría en infinita. Una entropía infinita significa que la naturaleza ya no deviene, […] y que ya no volverá a moverse […] Esto se deduce rigurosamente de las matemáticas, y […] esto no es posible. Entonces, eso significa que la afirmación que establece que la naturaleza física puede describirse como un conjunto de átomos unidos por fuerzas es falsa. Hay algo más. ¿De qué se trata? Hay un nuevo objeto no localizable, que se ha acordado en llamar “el vacío cuántico”. El vacío […] no es el nada. […] Es un objeto susceptible de oscilaciones. […] No coincide con el espacio vacío, porque es una estructura anterior, lógicamente, al espaciotiempo, por tanto, no se puede hacer coincidir con el anti6
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De la fragmentación a la empatía guo éter cósmico que era un estrato de materia, una especie de océano, en el que los distintos cuerpos existentes flotaban. […] El vacío es una estructura de la que después emergerá el espacio-tiempo; por lo tanto, es […] capaz de interactuar con todos los cuerpos. Eso significa que, en la visión cuántica, no existe ningún cuerpo que pueda aislarse, porque un cuerpo siempre se puede aislar de los demás cuerpos, pero nunca podrá aislarse del vacío». Al escribir este libro éramos absolutamente conscientes de que ya estábamos preparados para acoger el nuevo paradigma científico que deriva de la física cuántica, la física que se ocupa de lo infinitivamente pequeño. Esta nos dice claramente que estamos rodeados de / inmersos en /hechos de una onda de energía, que por definición no tiene ni dirección ni confines y, por tanto, es omnipresente. Esta onda es altamente cognitiva, como demuestran ya muchos experimentos. Recordamos, aquí, uno que nos parece especialmente iluminador. En 1998, en el CERN de Ginebra, Nicolas Gisin envió dos partículas subatómicas (fotones) a varios kilómetros de distancia una de la otra, en direcciones opuestas, a lo largo de una fibra óptica. Uno de los dos fotones encontró, hacia el final de su recorrido, un espejo que lo desvió. La desviación de este fotón tuvo como repercusión inmediata la desviación del otro fotón, que no encontró, a lo largo de su recorrido, ningún espejo. ¿Qué es lo que hizo que cambiara de dirección? ¿Quién le informó de los movimientos de su “compadre”? ¿Qué medio propagó la información? La luz, diríais vosotros, cuya velocidad es considerada la mayor del universo. Lástima que, en el tiempo durante el cual la información recorrió todos esos kilómetros, la luz recorriese solo pocos centímetros… Por lo tanto, era claro que la segunda partícula había 7
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Stefano Cattinelli y Daniela Muggia sido informada por la primera en tiempo real, es decir, en un tiempo equivalente a cero, en perfecta simultaneidad; pero esto solo era posible si ambas, además de ser partículas, hubieran sido también copartícipes de una onda (de energía) subtensa a las mismas. Podemos decir que una onda carece, por definición, de límites, de direccionalidad, y aquí se descubre que no solo es “omnipresente” sino que da y recibe información, y dar y recibir información es precisamente lo que define la cognitividad. Por lo que esta infinita energía, la onda, o campo, puede conocer. Y al constituir la base de todos los fenómenos, esta se conoce a sí misma en todos los fenómenos. También puede afirmarse lo contrario: todo fenómeno, al ser copartícipe de la misma, conoce potencialmente todos los demás… La física cuántica afirma, en efecto, que lo que emerge de la onda de energía como un fenómeno individual, aparentemente separado e independiente, es contemporáneamente también la propia onda, subtensa a todo fenómeno. La gota es, en conclusión, contemporáneamente gota y océano. El intercambio de información entre océano y gota, entre onda y fenómeno individual (un hombre, un animal, una célula, un fotón…) es continuo; la onda lo “in-forma” (es decir, le “da forma”) tanto que Aspect3 dijo una vez que todo fenómeno no es otra cosa que el producto de todas las fuerzas del universo que, instante a instante, actúan sobre el fenómeno, haciéndolo tal y como es. Emerge de ello una visión extraordinaria de interdependencia y de infinitas correlaciones, una red de fuerzas, de causas y concausas, de concomitancias, cuyo efecto 3 Alain Aspect es Director de Investigación en el CNRS (la mayor organización de investigación pública de Francia), profesor en el Politécnico, miembro de la Academia francesa de las Ciencias, Medalla de Oro del CNRS en 2005 y ganador del Premio Wolf en 2010 por sus investigaciones en el ámbito de la óptica cuántica y de la física atómica, y del Premio Balzan en 2013.
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De la fragmentación a la empatía somos… nosotros. Pero este “nosotros” cambia en cada momento y tiene poco que ver con la distorsión perceptiva con la que normalmente nos consideramos a nosotros mismos o consideramos las cosas como fenómenos independientes en vez de interdependientes, unitarios, en vez de compuestos y permanentes en vez de no permanentes… «La forma en que interactúa cada cuerpo con el vacío – sigue explicando Del Giudice – consiste en el hecho de que, gracias a la interacción con el vacío, el cuerpo se hace intrínsecamente fluctuante. Es decir: oscila. En este sentido se puede decir que no es verdad lo que afirmaban los latinos, que la naturaleza tiene el horror vacui, o lo que es lo mismo, el miedo al vacío, no: ante todo, el vacío existe y, por tanto, no hay horror; ¡la naturaleza desea el vacío, pues de lo contrario la entropía se acabaría! Pero, lo que es aún más importante, la naturaleza posee un horror distinto, es decir, el horror quietis: la naturaleza, se sabe, no puede estar parada. Ningún objeto físico en el mundo, incluido el propio vacío, es libre de no oscilar. Esto nos ofrece grandes posibilidades. Por ejemplo, dos objetos distintos, o muchos objetos distintos, pueden oscilar en fase entre sí. Naturalmente, […] estos objetos pueden también ejercer fuerzas entre sí, y la aplicación de una fuerza rompe la oscilación en fase. […] Mientras el mundo de la fuerza requiere el espacio-tiempo, el mundo de la oscilación (en la jerga técnica de la física, esta oscilación se suele denominar, precisamente, “fase”: un lenguaje muy claro, por ejemplo, para los radiotécnicos o los electrotécnicos), […] está fuera del espacio-tiempo. Lo que significa que una relación de fase se puede propagar a una velocidad infinita, puede conectar entre sí dos objetos distantes no solo en el espacio sino también en el tiempo, hacerlos resonar. La palabra resonar nos hace pensar en la telepatía: yo, en este momento, puedo resonar, es decir tener una relación telepática, con una persona que está en la constelación de Andrómeda, a 700 millones de años luz de mí, y esto 9
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Stefano Cattinelli y Daniela Muggia infringe el principio de causalidad. El principio de causalidad no se aplica a la fase, se aplica a la fuerza; la fuerza, la energía y la materia siguen el principio de causalidad, en el sentido de que no se puede tener un efecto antes de que el agente causal esté presente en el lugar. Es decir… ¡mi cabeza no se mueve antes de que la bofetada llegue a mi mejilla! Pero puedo resonar, es decir puedo tener una relación telepática, con alguien que está en la constelación de Andrómeda, o lo que es aún más increíble, con alguien […] que vivió hace miles de años o que vivirá dentro de mil años, con Julio César o con alguien que aún no existe o que existirá. Estas son las maravillas del paradigma cuántico»4. Como recuerda Sogyal Rinpoche5, «la ciencia moderna nos habla de una extraordinaria gama de interrelaciones. Los ecologistas saben que el incendio de un árbol en la selva tropical amazónica altera de algún modo el aire que respira un habitante de París, y que el aleteo de una mariposa en Yucatán afecta a la vida de un helecho en las Hébridas». Nosotros (humanos, animales u otras formas de vida) conocemos a través de algo que llamaremos por razones de brevedad “principio conocedor”, que es una parte de esa cognitividad global, que ya no tiene sentido vincularla o circunscribirla al cuerpo o al cerebro. Ahora sabemos que tenemos al menos cuatro cerebros6, y los estudios sobre las Experiencias de Muerte Inminente 4 E. Del Giudice, ibíd. 5 Sogyal Rinpoche, El libro tibetano de la vida y de la muerte, Ed. Urano, Barcelona, 2006. 6 Además del encéfalo, se ha descubierto que el corazón es un cerebro; después está el cerebro intestinal, e incluso existe un cerebro epidérmico. Para el cerebro del corazón recomendamos la lectura de Di Luzio S., El Corazón es una puerta, una hipótesis científica de evolución, BlossomingBooks, 2015 y de Marquier A., El maestro del corazón, Ed. Luciérnaga, Barcelona, 2010;
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De la fragmentación a la empatía (EMI), en las que se vuelve a la vida después de haber sido declarados clínicamente muertos (el corazón deja de latir, y además el encefalograma es plano), hacen incuestionable el hecho de que no se puede reducir nuestra conciencia al cerebro: podemos citar el caso sorprendente de las personas ciegas de nacimiento que, después de una muerte aparente, “vuelven” llenas de experiencias visuales reales, verificables. Escribió Schnetzler7, un gran psiquiatra e investigador francés que murió hace poco, refiriéndose a los estudios relativos a Ring y Cooper8. «Ring y Cooper describieron 21 casos de EMI y 10 casos de experiencias de descorporación en 14 ciegos de nacimiento. Lo más sorprendente es que dichas experiencias son idénticas a las de las personas que ven bien, de modo que las personas ciegas declararon que habían visto su cuerpo en la cama, al personal del hospital trabajando con todo tipo de detalle, el ambiente interno o externo correspondiente a la realidad, y después el túnel, la luz, a los seres del otro mundo, a sus padres muertos y así sucesivamente. Estos sujetos nunca habían tenido ningún sueño visual antes de la EMI. Algunos han hablado del fenómeno de la vista a 360º, lo mismo que a veces se señala en las EMI de los videntes. Es difícil no llegar a la conclusión de que tiene que existir una percepción extrasensorial, a cargo de la conciencia, que trasciende el cerebro». para el cerebro del intestino cfr. Michael Gershon, The Second Brain [El segundo cerebro], Ed. Harper Perennial, 1999; para el cerebro epidérmico, cfr. Fumagalli S., Gandini F., Dermorreflexología®: Dialogar con el inconsciente a través de la piel, BlossomingBooks, 2016. 7 Jean Pierre Schnetzler, De la mort à la vie, Editions Dervy, París, 2006. 8 Ring K., Cooper S., Mindsight, Near-Death and Out-of-Body Experiences, Institute of Transpersonal Psychology, Palo Alto, CA, 1999.
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