Causas y evolución de la segunda guerra mundial segunda parte

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CAUSAS Y CONSECUENCIAS DE LA

SEGUNDA GUERRA MUNDIAL SEGUNDA PARTE


Causas y evolución de la segunda guerra mundial Rumbo a la guerra Campañas de Europa y el Mediterráneo, 1939-1944 El frente oriental, 1941-1944 La guerra en el Extremo oriente, 1941-1944 Victoria Aliada, 1944-1945 Rumbo a la guerra Los problemas internacionales saltaron al primer plano en 1933, cuando la Sociedad de Naciones (SDN) se mostró incapaz de afrontar la invasión japonesa de Manchuria (1931). En 1935, cuando las fuerzas de Mussolini invadieron Abisinia (Etiopía), la SDN intentó imponer sanciones económicas a Italia, pero pocos países las acataron. Igualmente, entre 1936 y 1939, la Sociedad trató de impedir el envío de armas de guerra a los contendientes de la guerra civil española. Para entonces ya era evidente que la Sociedad de Naciones carecía de influencia y poder significativo. Estos hechos coincidieron con la política alemana de rearme y expansionismo. Después de romper con la Sociedad de Naciones en 1933, Hitler se sintió libre para ignorar el tratado de Versalles. En 1936 envió tropas a ocupar la región desmilitarizada de Renania. La falta de respuesta de Gran Bretaña y Francia, que querían a toda costa evitar una nueva guerra, indujo a Hitler a pensar que si actuaba con cautela, respaldándose en las demandas territoriales de alemanes de origen, deseosos de incorporarse al Reich (república alemana), las democracias occidentales harían muy poco por detenerlo. El 12 de marzo de 1938, Hitler envió tropas a Austria para imponer la Anschluss (la anexión de Austria al Reich alemán), que fue luego ratificada por plebiscito en la misma Austria. Aunque Gran Bretaña y Francia protestaron, no tomaron ninguna medida. Igualmente se abstuvieron de actuar cuando, seis meses más tarde, Hitler reclamó que Checoslovaquia aceptase el derecho de tres millones de Sudetes,


de habla alemana, de unirse al Reich. El 29 de septiembre de 1938, Gran Bretaña, Francia, Alemania e Italia firmaron el tratado de Munich por el que, sin consultar a los checos, se entregó a Alemania la región checoslovaca de los Sudetes. Parecía que la política de apaciguamiento tenía éxito en evitar la guerra. Sin embargo, las esperanzas de una paz duradera se desvanecieron rápidamente. En marzo de 1939, las tropas de Hitler ocuparon el resto del territorio checoslovaco y el país dejó de existir como estado independiente. Apenas un mes después, Alemania ocupó el territorio de Memel (o Kláipeda) de Lituania y Mussolini, aprovechando la crisis, invadió Albania. El 22 de mayo de 1939, Hitler y Mussolini firmaron en Berlín una alianza (el “Pacto de acero”). Cuando finalmente los países democráticos dieron garantías a Polonia, Grecia y Rumania ante una posible agresión y repudiaron la política de apaciguamiento ordenaron el rearme, ya era tarde para evitar la guerra. La siguiente exigencia de Hitler fue la devolución del “corredor polaco” a Alemania, en el verano de 1939. Como sabía que esto podía provocar la reacción adversa de la URSS, Hitler firmó en agosto un pacto de no agresión con Stalin, ante la sorpresa general de los políticos europeos. Este pacto incluía un cierto número de cláusulas secretas. Libres de la amenaza soviética, las tropas de Hitler invadieron Polonia el 1 de septiembre. Francia y Gran Bretaña dieron un ultimátum a Hitler y al cabo de dos días declararon la guerra a Alemania. Campañas en Europa y el Mediterráneo, 1939-1944 La guerra relámpago (Blitzkrieg) alemana llegó rápidamente a Varsovia. Atenazada además en el este por un ataque soviético, Polonia sucumbió. Mientras tanto los británicos enviaron tropas a Francia previendo que se repetiría el Plan Schlieffen de 1914. Tal ataque no se produjo y los aliados no tomaron ninguna iniciativa, enzarzados en lo que se llamó una “guerra falsa”, que duró ocho meses y dio tiempo a Hitler para preparar su siguiente maniobra.


Su intención era asegurar el lado oeste derrotando a Gran Bretaña y Francia con un ataque sorpresa, de modo que sus fuerzas quedaran libres para atacar a la URSS en el este; a pesar del acuerdo de agosto de 1939, los nazis seguían considerando a la URSS como un enemigo principal. La ofensiva alemana comenzó en abril de 1940 con ataques a Dinamarca y Noruega. Las tropas anglofrancesas enviadas para ayudar a Noruega tuvieron escasa repercusión, que se hizo más patente cuando, para dividir la atención de los aliados, el 10 de mayo los alemanes invadieron Francia y Bélgica, Países Bajos y Luxemburgo sin encontrar oposición significativa; los ejércitos aliados, en su retirada hacia el canal de la Mancha, quedaron atrapados en Dunkerque. Los franceses no pudieron resistir el avance alemán hacia París y se rindieron el 22 de junio. Dos tercios del país quedaron bajo el control directo del ejército alemán, mientras que un tercio quedó sometido al régimen proalemán de Vichy, dirigido por el mariscal Pétain. El general De Gaulle escapó a Londres para organizar la resistencia francesa. Gran Bretaña quedó aislada frente a Alemania. Los submarinos y los buques de guerra alemanes amenazaron con cortar las líneas atlánticas de suministro, preparando el camino para una invasión naval de las islas Británicas. La batalla de Inglaterra comenzó en el sur, en el verano de 1940, pero las fuerzas áreas alemanas (Luftwaffe) no lograron imponerse a la aviación británica (RAF). Sin embargo, los bombardeos aéreos (el Blitz) asolaron Londres y otras ciudades británicas hasta mayo de 1941. Estos ataques produjeron tremendas pérdidas, pero no dieron a Hitler la superioridad que necesitaba para invadir Gran Bretaña. En vez de ello, en la primavera de 1941 decidió atacar a la URSS, pese a la falta de seguridad en su flanco oeste. A resultas de la declaración de guerra italiana a los aliados el 10 de junio de 1940, el conflicto bélico se extendió al Mediterráneo y a África. Mussolini aprovechó de inmediato la debilidad de los aliados para ocupar la Somalia británica e invadir Egipto, pero ambos ataques fueron rechazados. En febrero de 1941, un esfuerzo desesperado para impedir la derrota total de su aliado, Hitler envió fuerzas al norte de


África bajo el mando del general Erwin Rommel (1891-1944), quien hizo retroceder hasta Egipto las tropas británicas y de la Commonwealth. Pero las tropas italianas fueron finalmente derrotadas y debieron abandonar Etiopía. Dos meses más tarde, el ejército italiano fue derrotado en Grecia (que habían atacado en octubre de 1940). Los alemanes invadieron los Balcanes, apoderándose en breve plazo de Grecia y Yugoslavia. También tomaron la isla de Creta, a fines de mayo de 1941, con lo que la presencia británica en el Mediterráneo oriental se debilitó. En junio la invasión alemana de la URSS aflojó la presión, lo que permitió a las fuerzas británicas contraatacar en el norte de África en noviembre (operación “Crusader”), aunque, a comienzos de 1942, las fuerzas dirigidas por Rommel obligaron a los británicos a replegarse a Gazzala. El ataque japonés a Pearl Harbor en diciembre de 1941 fue decisivo para suscitar la intervención de Estados Unidos en el conflicto. De todas formas, la batalla del Atlántico siguió siendo la preocupación principal de los aliados. Su suerte cambió gradualmente con el auxilio del radar para detección de submarinos y la protección de los cazas para los buques mercantes en el Atlántico. En mayo de 1943, Alemania retiró sus submarinos del Atlántico norte a raíz de las grandes pérdidas sufridas. Esto permitió el movimiento de tropas de Estados Unidos y el aprovisionamiento a través del Atlántico. Pero los aliados necesitaban debilitar aún más a Alemania para lanzarse a una ofensiva en el continente europeo. Aunque en 1942 la RAF y las fuerzas aéreas de Estados Unidos coordinaron una campaña de bombardeos contra las ciudades y la industria alemanas, no lograron neutralizar la capacidad ofensiva de las tropas alemanas. En el norte de África, las fuerzas británicas, compuestas también por soldados coloniales y de la Commonwealth, y las francesas sufrieron una derrota en la batalla de Gazala y perdieron Tubruq (mayo-junio de 1942). No obstate, la situación se tornó favorable a los aliados en octubre de 1942: el ejército británico dirigido por el general Bernard Montgomery (1887-1976) derrotó a las tropas de Rommel en la batalla de El-Alamein, en el oeste de Egipto, esto coincidió con la invasión


angloamericana del noroeste de África (operación Torch) que amenazó la retaguardia de las fuerzas de Rommel. La victoria aliada en mayo de 1943 que liberó la costa del norte de África hizo factible una campaña en el Mediterráneo para derrotar a Italia. Estados Unidos prefería que se atacara por el canal de la Mancha, pero Churchill persuadió a Roosevelt para que apoyase una operación contra Italia. En julio de 1943, los aliados ocuparon Sicilia. Entre tanto, en la península Itálica Mussolini fue depuesto y un nuevo gobierno italiano inició negociaciones con los aliados. Hitler reaccionó rápidamente enviando unidades alemanas a Italia, lo que forzó a los aliados a luchar encarnizadamente para abrirse paso hasta Roma, que finalmente cayó en poder de los aliados el 4 de junio de 1944. El frente oriental, 1941-1944 Hitler dio inicio a la llamada operación “Barbarroja” contra la URSS l 22 de junio de 1941. Se proponía realizar una guerra relámpago de gigantescas dimensiones. Tres millones de soldados atacaron en tres frentes y ocuparon los estados bálticos de Lituania, Letonia y Estonia en el norte, antes de penetrar en Rusia al suroeste de Leningrado. Las ciudades de Minsk y Smoliensk fueron cercadas, y en ellas quedaron atrapados 300,000 soldados rusos. La resistencia soviética en el sur hizo perder impulso a los invasores. El 19 de julio Hitler destinó al norte la mitad de los blindados Panzer de la división central para apoyar el ataque alemán contra Leningrado (actual San Petersburgo) y la otra mitad al sur para profundizar sus avances en Ucrania. Pero las tropas que volvían al norte para atacar Moscú a fines de septiembre se vieron obligadas a interrumpir su marcha porque las lluvias de otoño habían empezado dejando el terreno convertido en un barrizal. Aunque algunos tanques llegaron a 32 km de Moscú, las nevadas del invierno y la falta de suministros no permitieron a los alemanes continuar. En 1942, Hitler reorientó con mayor energía sus ataques hacia el sur, por donde intentaba penetrar hasta el Cáucaso para apoderarse de los vitales yacimientos petrolíferos. Después de ocupar Crimea, el grueso


de las fuerzas alemanas viró hacia el este rumbo a Stalingrado (actual Tsaritsin) debido a que una vez más Hitler había cambiado de opinión ordenando al sexto ejército alemán, dirigido por el general Friedrich von Paulus, tomar Stalingrado en vez de apoyar el avance principal de las divisiones blindadas. En septiembre, los alemanes conquistaron la ciudad tras una encarnizada lucha casa por casa; en noviembre los soviéticos contraatacaron y cercaron la ciudad, en la que quedaron atrapados alrededor de 200,000 soldados alemanes. El 2 de febrero de 1943 en general von Paulus se rindió. Los soviéticos expulsaron a los alemanes del Cáucaso y avanzaron hacia el oeste, aunque les fue cortado el paso por resistentes alemanes que, en julio de 1943, les atacaron, con mediocres resultados para el ejército germano: la batalla de Kursk, la mayor batalla de tanques de la historia, en la que los alemanes perdieron más de 2,000 carros blindados. La pérdida de iniciativa de los alemanes dio oportunidad a los soviéticos para efectuar un avance aplastante que liberó a Kíev, Leningrado y Crimea. Las fuerzas alemanas se retiraron a los países bálticos. En mayo de 1944, los ejércitos soviéticos estaban cerca de la frontera polaca anterior a la guerra. En octubre los soviéticos entraron a Prusia Oriental. La guerra en el Extremo oriente, 1941-1944 La guerra no quedó confinada a Europa. La guerra chino-japonesa, iniciada en 1937, llevó a Estados Unidos a imponer sanciones económicas a Japón. Sin embargo, esto no frenó la expansión japonesa sobre los otros países del Extremo oriente y del Pacífico occidental con el objetivo de apoderarse de recursos. EL 7 de diciembre de 1941, la aviación japonesa bombardeó la flota americana del Pacífico en Pearl Harbor, Hawai. Los ataques simultáneos en el atolón de Wake, Hong Kong, las Filipinas y en Malaca sorprendieron a los aliados. En febrero de 1942 los británicos capitularon en Singapur. Tres meses más tarde Estados Unidos perdió las Filipinas. Para esta fecha las tropas japonesas habían desembarcado en Nueva Bretaña


(archipiélago Bismarck) y en Nueva Guinea, se habían apoderado de las Indias Orientales neerlandesas (Indonesia) y habían comenzado a amenazar a Australia. Los aliados lograron transformar paulatinamente esta desfavorable situación. En mayo de 1942, una flota japonesa con destino a Nueva Guinea fue derrotada en la batalla del mar de los Corales; un mes más tarde cuatro portaaviones japoneses fueron hundidos en las batallas de Midway. Los ataques de las tropas australianas en Nueva Guinea lograron que las fuerzas de infantería japonesas se retiraran. El general Douglas MacArthur (1880-1964), al mando de los marines estadounidenses, desembarcó en Guadalcanal (islas Salomón) en agosto. Tras una encarnizada lucha, MacArthur consiguió que los japoneses se batieran en retirada en febrero de 1943, lo que permitió a Estados Unidos avanzar desde las islas Salomón y Nueva Guinea a Rabaul (Nueva Bretaña). Entre tanto el almirante Cheste Nimitz (18851966) contraatacó en el Pacífico central; un asalto a Tarawa (islas Gilbert) en noviembre de 1943, fue seguido por la toma de las islas Marshall y las Marianas. Los japoneses enviaron tropas para oponerse al desembarco estadounidense en Saipan, pero fueron vencidos en la batalla del mar de Filipinas (junio de 1944). El ataque japonés contra Imphãl y Kohĩma al este de la India, en marzo de 1944, fue bloqueado por tropas británicas e indias. Victoria aliada, 1944-1945 A mediados de 1944 Japón y Alemania estaban claramente a la defensiva, pero eran necesarios aún grandes esfuerzos para derrotarlos. Los aliados occidentales en Europa organizaron una campaña llamada operación Overlord para liberar el continente. Comenzó el 6 de junio de 1944 (día D) cuando las tropas aliadas dirigidas por el general americano Dwight D. Enseinhower (1890-1969) desembarcaron en la costa de Normandía (norte de Francia) contando con el auxilio de la resistencia francesa. París fue liberado el 25 de agosto y en la campaña que siguió los aliados liberaron rápidamente el resto de Francia, Bélgica, Luxemburgo y el sur de Países Bajos,


operando conjuntamente con las unidades que habían desembarcado en el sur de Francia el 15 de agosto (operación Dragoon). En septiembre, los alemanes consiguieron detener el avance de los aliados, que quieran cruzar el río Rin, en Arnhem. Durante los meses de invierno, los aliados perdieron capacidad de movimiento debido a las inclemencias del tiempo y a la falta de suministros. Problemas parecidos afectaron su marcha hacia el norte de Roma, en Italia. Entretanto las tropas soviéticas habían llegado a Varsovia a comienzos de agosto de 1944 y, en el sur, habían penetrado hasta los Balcanes. Allí vencieron a Rumania y a Bulgaria y se dirigieron hacia Grecia, Yugoslavia y Albania. Yugoslavia consiguió liberarse con guerrillas de partisanos, dirigidas por el mariscal Tito (1892-1980), que contaron con la ayuda del ejército soviético. Albania también se liberó de los italianos autónomamente, bajo el liderazgo de Enver Hodja (1908-1985). Hitler organizó un contraataque dirigido a los aliados occidentales en diciembre de 1944 (la “batalla de Bulge”), a los que esperaba derrotar con un avance sorpresa en el noreste de Francia. Mientras los aliados contrarrestaban esta maniobra, los soviéticos avanzaron más de 800 km en el este, entre el 12 de enero y el 4 de febrero de 1945, venciendo la desesperada resistencia alemana y amenazando Berlín. La presión sobre Alemania iba en aumento. Los bombarderos británicos y estadounidenses continuaron devastando las ciudades alemanas: el bombardeo de Hamburgo (julio-agosto 1943) mató a 35,000 personas, y 100,000 civiles perecieron durante el bombardeo de Dresde (febrero de 1945). Las unidades de infantería aliada avanzaron hacia el Rin y cruzaron el río en marzo, antes de abrirse camino hacia el este para unirse a las fuerzas soviéticas. La zona industrial del Ruhr fue ocupada en abril de 1945. Tropas británicas y canadienses penetraron en Países Bajos y el sur de Alemania, demarcando las zonas de ocupación que habían sido acordadas por los aliados en la conferencia de Yalta. El 16 de abril comenzó el ataque soviético contra Berlín. La ciudad quedó cercada en diez días,


pese a la feroz oposición de las tropas alemanas supervivientes. Cuatro días más tarde, Hitler se suicidó. Por esas fechas las tropas soviéticas se habían ya encontrado con los aliados occidentales en el río Elba, mientras las unidades de Estados Unidos habían hecho contacto con las fuerzas aliadas del norte de Italia, donde la ofensiva final se había realizado en abril. Alemania se rindió incondicionalmente el 8 de mayo de 1945. No obstante, la guerra entre Japón y los aliados continuó en el Pacífico. En la batalla del golfo de Leyte (24-25 de octubre), los japoneses fueron derrotados, pese a la actividad de los pilotos suicidas (kamikaze). MacArthur pudo entonces conquistar las Filipinas el 20 de octubre de 1944. Procedió luego a atacar Luzón en enero de 1945. Con grandes pérdidas para ambos contendientes las fuerzas estadounidenses tomaron Iwo Jima (febrero-marzo) y Okinawa (abriljunio). Una campaña aliada igualmente costosa permitió liberar a Birmania en mayo de 1945. Los submarinos aliados destruyeron la flota japonesa a comienzos de 1945; los bombarderos estadounidenses que volaban desde China y las islas Marianas sembraron la desolación en las ciudades japonesas, pero Estados Unidos no consideró que los japoneses estuvieran dispuestos a rendirse. El presidente de Estados Unidos Harry Truman (1884-1972), que sucedió a Roosevelt en abril, decidió que era necesario utilizar una nueva arma: la bomba atómica que había sido desarrollada por científicos que trabajaban en el proyecto Manhattan. El 6 de agosto de 1945 la ciudad de Hiroshima fue destruida por esta bomba, causando la muerte a 78,000 personas; tres días más tarde Nagasaki también fue bombardeada, con un resultado de otros 35,000 muertos. Mientras, los soviéticos iniciaban la invasión de Manchuria el 8 de agosto. Ante este programa, los japoneses optaron por rendirse, el 15 de agosto, y firmaron la capitulación el 2 de septiembre. Seis años de guerra dejaron un saldo de muertos estimado en 50 millones de personas.



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