Prostitución
De la calle a los pisos
El negocio de la prostitución se mantiene, pero se esconde: en los últimos años se ha trasladado del centro a la periferia y, sobre todo, se ha refugiado en pisos particulares, más discretos que los clubes y blindados para la policía. Nos adentramos en un mundo cada vez más inaccesible, donde siguen escuchándose las voces detrás de las puertas.
Algunas palabras clave Los términos no son imparciales, tampoco en lo que respecta a la prostitución. Detrás de cada uno de ellos reside una carga ideológica que a veces pasa desapercibida. Para dejarla a la luz, Acción contra la Trata y la Universidad de Comillas desgranaron los términos clave. Esta es una selección de los imprescindibles para asomarse a este fenómeno.
Trata de seres humanos
Deuda
Captación, transporte, acogida o recepción de personas a través de la amenaza, uso de la fuerza u otras formas de coacción, rapto, fraude, engaño, abuso de poder o de una situación de necesidad o vulnerabilidad, o a la concesión o recepción de pagos con beneficios para obtener el consentimiento de una persona que tiene autoridad sobre otra, con fines de explotación. El 80% de las personas víctimas de trata son mujeres.
Suma de dinero que un proxeneta obliga a pagar en un plazo de tiempo a una mujer o niña de cuya explotación sexual se beneficia. La deuda es fijada a través de una valoración de los gastos del viaje de la persona desde su país de origen, alojamiento, manutención, seguridad, ropa y complementos para el ejercicio de la prostitución.
Proxeneta Trata con fines de explotación sexual Tipo concreto de trata donde se obtienen beneficios a costa de la prostitución forzada de otra persona. Las personas explotadas son consideradas objetos o productos comercializables para beneficio de la persona explotadora. En Europa, la trata con fines de explotación sexual es la forma más habitual de trata. El 95% de este tipo de trata son mujeres.
Prostitución Intercambio de contactos sexuales por dinero u otro tipo de recompensas. Sólo se considera “libre” prostitución aquella llevada a cabo por personas mayores de edad y sin que medie ningún tipo de coacción, intimidación o engaño, fraude, abuso de poder o abuso de una situación de superioridad, necesidad o vulnerabilidad. Y, además, que no haya un tercero que se lucre, ya de forma directa o indirecta, del mismo ejercicio de la prostitución.
Trata de blancas Término erróneo que a menudo vemos en los medios de comunicación. Se refiere a las mujeres europeas víctimas de las guerras mundiales que, huyendo del hambre y de los horrores de la guerra, fueron presa fácil de los traficantes, utilizadas con fines de explotación sexual y trasladadas a países de Europa del Este, Asia y África.
Putero o prostituidor Hombre que paga por hacer uso de otra persona (generalmente mujeres y niñas) en situación de prostitución, y que por tanto alimenta el mercado sexual y sostiene a las redes de trata y proxenetas que procuran a más mujeres y niñas para su consumo.
Consumidor o cliente Los términos “consumidor” o “cliente” asumen o presuponen el intercambio comercial del sexo en el que el cuerpo está en venta. El 99,7% de los consumidores de prostitución son hombres.
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Persona que se aprovecha de la prostitución de otra persona, obteniendo directamente beneficios de esa o sustentándose a cosa de su actividad.
Coacción Uso de la fuerza, la violencia física o la amenaza para que una persona haga o diga algo.
Cosificación Concebir a una persona como un objeto entendido este como objeto de mercancía, instrumental u objeto sexual.
Modelo regulacionista Legaliza y reglamenta el ejercicio de la prostitución, normativizando la manera de ejercerla, ya sea de modo independiente o a través de licencias en locales determinados, que deben estar sujetos a una normativa (Alemania, Holanda, Austria).
Modelo abolicionista El Estado tolera la prostitución sin intervenir en ella, salvo si se produce explotación o coacción por parte de un tercero al que sí criminaliza (España, Eslovenia, Polonia).
Modelo prohibicionista Criminaliza a la oferta y a la demanda, y en ocasiones sólo a la demanda (Suecia, Francia, Irlanda).
Modelo del “nuevo abolicionismo” Tolera la prostitución autónoma, pero prohíbe la que se realiza en locales o prostíbulos (Bélgica, Portugal, Italia).
Una realidad ignorada
L
a prostitución es
una realidad incómoda de la que se habla mucho de modo superficial. La mejor manera de mostrarla es contar las historias de quienes la protagonizan. Esto es un gran reto. Porque detrás de cada abuso, de cada engaño o de cada herida, hay una mujer con su propia biografía y su propia voz. La sociedad española necesita escucharla para entablar un diálogo durante mucho tiempo enquistado. Cuando uno se enfrenta a la realidad cruda, sin edulcorar, adquiere una visión verdadera. La prostitución es un fenómeno lleno de matices, complejo, que debe observarse desde miradas distintas. Y, cuando uno adquiere una visión panorámica de este fenómeno, cambia su propia concepción y echa abajo sus prejuicios. Nuestra intención, a lo largo de estas páginas, es brindarle al lector la oportunidad de conocer mejor esta realidad. Durante los últimos años, en Pamplona ha tenido lugar un cambio significativo en la prostitución: la calle y los burdeles están en decadencia y el ejercicio se ha desplazado progresivamente a los pisos. Hemos recorrido las calles y los burdeles de Pamplona para retratar la realidad. Y para complementar nuestra visión hemos aprovechado la información de la Guar-
dia Civil, la Policía Nacional y la Policía Foral de Navarra. También nos hemos adentrado en el invisible mundo de la prostitución masculina, tan desconocido para la opinión pública como crucial para sus protagonistas. Al margen de las opiniones a favor o en contra, merece la pena detenerse a pensar sobre una cuestión evidente: no habría prostitución si no hubiera demanda por parte de los hombres que la consumen. Por tanto, no habría trata con fines de explotación sexual si la demanda no fuera tan grande. Quienes la consumen no son personajes extravagantes, como suele pensarse, sino gente corriente. Para conocerlos, hemos hablado con ellos. Y también hemos hablado con quienes la ejercen. En medio de este mundo a veces oscuro existen asociaciones que atienden a víctimas de trata y les ofrecen alternativas. Incluso entre estas asociaciones, unidas por un fin común, hay diversidad de opiniones: sobre la legitimidad de la prostitución y también sobre la vía legal para darle cauce. Es decir: nos encontramos en medio de un debate jurídico, sociológico y hasta filosófico que intentaremos abordar en toda su profundidad. Porque la realidad, a menudo, está solo a un testimonio de distancia.
Índice 4 6 8
Un delito oculto La convivencia con los pisos de prostitución
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Reflejo cultural
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Ruta por burdeles
La prostitución en datos
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Voces protagonistas
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12
Las últimas de la calle
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14
Hablan los consumidores
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Debate sobre la legislación
15
Visión filosófica
36
Anuncios relax
16
Debate histórico
38
Solidaridad
18
La vida escort
40
Pisos de acogida
20
Prostitución masculina
42
Testimonio de trata
La edad dorada de los burdeles La decadencia de los clubes Trata con fines de explotación sexual
Equipo Directora: Irene Guerrero reDactores: Alberto Esparza Jerónimo Ayesta Pablo Gasull Cristina Mogna Laura Carapeto Mikel Sola Josu Álvarez María Dolores García FotograFía: Virgilio González Ana Paula Salas DiseñaDor: Eduardo Jiménez
AgrAdEcimiEntos Nuestro primer agradecimiento es para María Jiménez, la profesora —y reciente doctora en Comunicación— que nos ha acompañado durante estas semanas. También queremos agradecer de modo muy especial a todos los protagonistas de esta historia que han accedido a ayudarnos. A Sabrina Sánchez, Ariadna Cases, Jesús Rodríguez, Francisco, Raúl y, de modo especial, a Hope. A Acción contra la Trata, Médicos del Mundo Navarra, Itxaropen Gune, Imagina MÁS y Abiatze, asociaciones que, con su trabajo desinteresado, contribuyen a mejorar la vida de tantas personas en situación de prostitución. La Policía Nacional, la Policía Foral y la Guardia Civil nos han dedicado mucho tiempo y su colaboración ha sido indispensable. Comprender una realidad tan complicada como esta ha exigido la ayuda de expertos de mucho nivel a los que estamos muy agradecidos: Carmen Meneses, Higinio Marín, Iván Zaro, Ignacio Gomá y Elisa de la Nuez. El periodismo requiere oficio y, para aprender, hacen falta maestros. Queremos agradecer a Gorka Moreno, Eduardo Sanz, Leire Escalada, Samuel Negredo y Javier Errea, periodistas que nos han enseñado mucho. Además de profesionales, ha habido estudiantes que nos han ayudado y a los que nos gustaría extender nuestro agradecimiento: María Fernanda Callejón, Ainhoa Górriz y Sofía Montoro.
FotogrAFíAs dE portAdA y contrAportAdA: AinhoA górriz
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UN DELITO OCULTO
Los pisos de prostitución aumentan en Pamplona un 185% en los últimos trece años La crisis económica acabó con la época dorada de los burdeles, pero no con el negocio. En los últimos años la prostitución en Pamplona se ha trasladado a pisos particulares. La Policía Nacional calcula que hay unos cuarenta en la capital navarra, cuando en 2005, según el Informe del Defensor del Pueblo, había catorce, lo que supone un incremento del 185,7%.
B
oom de
la construcción. Según los datos publicados por el Ministerio de Vivienda, en 2005 se construyeron en España 612 066 casas. La construcción daba a muchos obreros, tanto nacionales como extranjeros, trabajos bien remunerados. En esa época podían llegar a ganar unos 4000 euros al mes. “Estaban trabajando como animales toda la semana y llegaba el sábado y salían de marcheta por ahí con un montón de dinero en el bolsillo. Iban al puticlub con la tarjeta y se gastaban unos 300 o 400 euros en una noche”, afirma un agente de la Brigada de Extranjería de Policía Nacional. La mayoría de los trabajadores de la construcción eran itinerantes, es decir, iban de obra en obra, no trabajaban en sus ciudades, y una gran parte, eran extranjeros, sin conocimiento del español. “Si no eres de la ciudad y, además, no sabes español, ¿te vas a ir a buscar una chica por las discotecas de Pamplona, sabiendo que no vas a tener éxito? No, te vas a lo fácil. Al Private o al Supermodels”, sostiene la misma fuente policial. La crisis llegó y el mundo de la prostitución también se vió afectado. Según el Foro Navarro contra la Trata de Mujeres con Fines de Explotación Sexual, de 2005 a 2010 el número de clubes en Navarra descendió un 32%.
Interior de un piso donde varias mujeres eran explotadas sexualmente.
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El cliente de ahora, asegura Policía Nacional, “va una vez por semana y se gasta lo justito para echarse un polvo”. Incapaces de tener relaciones sexuales con una persona, satisfacen su deseo sexual pagando a estas mujeres. Las prostitutas rotan de una ciudad a otra, y no es por tema de seguridad en caso de que estén controladas por una red de trata, sino porque “el cliente quiere chicas nuevas, le gusta que cambien”. En el caso de Navarra, según la Brigada de Trata de la Guardia Civil, solo el 25 % de las mujeres residen en la Comunidad Foral. Van rotando por los mismos clubes. Una organización delictiva, como la de trata, tiende a reducir los riesgos al mínimo y por eso “tienen sus propios puticlubs, o puticlubs que no son suyos, pero que son de plena confianza, ya que el dueño colabora con la organización”, explica la Guardia Civil. Estas mujeres se mueven entre esos locales y el dueño, a cambio, se beneficia del dinero que dejan los consumidores en las copas y en el alquiler de la habitación, sábanas y condones. La Policía Nacional sospecha que hay trata de mujeres en la mayoría de los clubes: “Dejando aparte todas las cuestiones legales, para el dueño es mejor que le traigan chicas sometidas. Así tiene un número fijo de mujeres que sabe que no le van a dar problemas”. Para evitar estas prácticas y detener a los proxenetas, los cuerpos policiales visitan de forma periódica los burdeles, con el objetivo de asegurarse de que todas las mujeres que allí trabajan lo están haciendo
FotograFía: Brigada de extranjería de policía nacional
bajo su voluntad y que no han sido obligadas a prostituirse, ya que la prostitución no es ilegal ni está regulada por ley y el propio ejercicio de la prostitución no es delito. En estas inspecciones, entregan a las mujeres unos cuestionarios en los que deben indicar su nombre, edad, nacionalidad, cómo han llegado y por qué están ahí, información útil para establecer si hay explotación sexual o no. Además, hablan con las mujeres que tienen dudas sobre si están siendo explotadas o no, intentando crear un clima de confianza para que se abran y denuncien, pero “es muy difícil”, confiesa la Guardia Civil. Estas constantes presiones policiales, junto con la crisis económica y la consiguiente caída de los beneficios del burdel, ha provocado que parte de la prostitución, incluida la trata, se traslade a pisos particulares.
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Mikel Sola
Traslado a pisos ¿Dónde se puede hacer cualquier tipo de actividad con la gran ventaja, además, de poder controlar quién entra y quién no? En los pisos particulares. Hoy en Pamplona hay unos cuarenta pisos. La mayoría de ellos se encuentran en los barrios de Iturrama, San Juan y Mende-
Para el dueño de un club es mejor que le traigan chicas sometidas. Así tiene un número fijo de mujeres que sabe que no le van a dar problemas.
Policía Nacional
baldea. En 2005, según el Informe del Defensor del Pueblo Derechos humanos y prostitución en Navarra, había catorce pisos distribuidos entre Pamplona y la Comarca, “oscilando el número de mujeres por piso entre tres y seis”. En trece años, de 2005 a 2018, el número de pisos en los que se ejerce la prostitución en Pamplona se ha incrementado un 185,7%. Las redes han decidido trasladarse a pisos para evitar inspecciones laborales. Sin una orden judicial, la policía no puede entrar. “En los clubes, como es un establecimiento abierto al público, se accede sin ningún impedimento e incluso si hay una obstrucción a la inspección, se les sanciona”, aseguran desde la División Judicial de Policía Foral. El único problema que tienen es que “el negocio funciona mejor en un local. No es lo mismo en un piso que en un establecimiento normal, que todo el mundo lo conoce y como consecuencia da más dinero”, sostiene la Policía Nacional de Pamplona. La vivienda es un lugar donde se protege el derecho a la intimidad y para poder entrar, asevera la Policía Foral “habría que demostrar que hay un delito y que además es necesario practi-
car un registro para recabar pruebas”. Esta situación se debe a que la prostitución no está prohibida ni regulada, por lo que su actual status no da derecho a practicar ninguna diligencia restrictiva de derechos. Si estuviera regulada por la ley, añade Extranjería, “podríamos realizar inspecciones con mayor eficacia y de esa manera saber que ninguna de las chicas está ejerciendo contra su voluntad, y así perseguir a los delincuentes. Tendríamos acceso a las reconocimientos médicos y a los análisis de riesgos laborales, y de esta manera ella podría denunciar que está siendo explotada como lo puede hacer cualquier trabajador”. Protocolo de actuación Si una mujer confiesa ser víctima de explotación sexual, desde instancias policiales se ponen una serie de mecanismos en marcha. La Ley Orgánica 4/2000 habla del proceso de restablecimiento y reflexión. La ley Habitación desordenada en la que vivían las mujeres. en su artículo 59 bis dice que una vez que la mujer ha confesado ser víctima de trata o que los cuerpos policiales la han detectado como víctima y se número en cuestión. Toda la documentación, ha producido una detención, la presunta vícticitaciones e información que se dé a las partes, ma de trata tiene un plazo de noventa días para debe aparecer con el número que se le ha dado. denunciar. Se le informa que a través de esa Sin embargo, esta ley de testigos protegidos es misma ley, “tiene acceso gratuito tanto a asesode 1994, bastante ambigua porque en sus cuatro ramiento psicológico como derecho al letrado artículos no deja muy claro todos los aspectos. del Servicio de Atención Jurídica a las Mujeres “Esto lleva a un choque de derechos, el de la (SAM)”, explican desde la Brigada de Trata de víctima a mantener en secreto su identidad y la Guardia Civil. En el caso de ser inmigrante el de la defensa a saber quién le está acusando, ilegal y sin papeles se realiza una regularización exprés por la que se le amplían una serie de deEn Pamplona, la mayoría de los pisos de rechos y no es deportada a su país. Además, “le ofrecemos protección policial que puede llegar prostitución se encuentran en los barrios a las 24 horas y le podemos buscar alojamiento de Iturrama, San Juan y Mendebaldea. en pisos específicos que tiene el Gobierno de Navarra o ponerle en contacto con diferentes ONGs y asociaciones”, añaden desde la Policía para asegurar que no se está dando una acuForal. sación falsa”, comentan desde la Policía Foral. Por último, la ley permite a la presunta víctiCon todo ello se busca que la presunta víctima ma pedir la condición de testigo protegido, que tenga fuerzas para denunciar. consiste en garantizar a la víctima que ninguno Tras la confesión, se pone una investigación de sus datos personales van a salir durante todo en marcha. Se inician una serie de escuchas e el procedimiento judicial. La petición es enviaintervenciones telefónicas, seguimientos, conda al juez instructor y este valora su situación y trol de censos... Si toda esa información lleva a decide si la otorga. En caso afirmativo, a la vícti- que en ese club hay explotación sexual y hay ma se le da un número y al juez, en exclusiva, se una organización detrás, se procede a la detenle entrega un documento en el que figura que el ción. En el momento de la detención agentes
FotograFía: Brigada de extranjería de policía nacional
hablan con esas mujeres e intentan que denuncien y que confiesen que son víctimas de trata. Este recurso jurídico, conocido como prueba preconstituida, se refiere a aquellas diligencias que, por referirse a hechos fugaces e irrepetibles, no son susceptibles de ser reproducidos en el acto del juicio oral y por ello deben ser perpetuados o recogidos en el lugar y momento en que acaecieron, por funcionario judicial o policial, y atendiendo a las exigencias formales establecidas. El juicio en este tipo de casos no empieza hasta haber transcurrido un tiempo mínimo de dos años, por lo que, antiguamente, “la víctima de trata era obligada por las mafias a volver a su país y amenazada para que no se presentara al juicio. Estas solían cumplir con su cometido”, afirman desde la Policía Nacional. Como consecuencia, sin confesión expresa de haber sido víctima de trata, el proxeneta no podía ser acusado de este delito. Con la prueba preconstituida, se evitan las amenazas previas al juicio y el mismo día que se procede a la detención del presunto proxeneta, se le toma declaración a la mujer. Si declara haber sido víctima de trata, esa confesión sirve para el juicio y no haría falta que la mujer se presentara a declarar.
Desde 2015 la Policía Nacional no desmantela ningún piso Mikel Sola Un varón y una mujer, dominicano y ecuatoriana respectivamente fueron detenidos en mayo de 2015 como presuntos autores de los delitos de coacciones para ejercer y mantenerse en la prostitución, abusos sexuales y tráfico de drogas. Esta fue la última operación que la Policía Nacional realizó en Pamplona contra un piso en el que se explotaba sexualmente a una mujer. La víctima fue abordada por la detenida en un cursillo de formación en geriatría que ambas realizaban. La detenida propuso a la víctima que una vez finalizado el curso podría trabajar cuidando ancianos en un piso que ella tenía en el barrio de San Juan de Pamplona. Durante la entrevista le comenzaron a explicar las características del trabajo y, además, como la
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víctima no tenía en regla su permiso de residencia, le propusieron para arreglarlo simular un matrimonio y que si quería ganar más dinero podría hacer de correo transportando droga oculta en su cuerpo desde Latinoamérica hasta España. Ante las dudas que le surgían por este supuesto trabajo y las propuestas de actividades ilegales la víctima quiso abandonar la reunión, pero los detenidos le insistieron en que antes de irse se tomase algo con ellos. Tras ingerir una cerveza comenzó a notar somnolencia y a los pocos minutos perdió la consciencia. Al despertarse, había un hombre en la vivienda con el que se vio obligada a mantener relaciones sexuales. Posteriormente fue coaccionada para que continuase en esa vivienda ejerciendo la prostitución y aprovecharon su situación irregular para amenazarla con la deportación. La vi-
gilaban de forma permanente y le impedían salir sola de la vivienda, acompañándola en las escasas ocasiones en las que salía a la calle, generalmente para hacer recados para los detenidos. La denunciante aprovechó una de esas ocasión para huir, produciéndose una pelea con la detenida en la que la denunciante sufrió golpes y arañazos en el rostro y en el pecho, refugiándose en un local cercano donde fue atendida por las propias trabajadoras. Una vez recuperada acudió a denunciar los hechos a la Policía Municipal de Pamplona, quienes dieron traslado del asunto a la Policía Nacional. La investigación finalizó con la detención de ambos y el registro de la vivienda. En el piso se incautó 18,40 gramos de cocaína y la Policía Nacional comprobó que efectivamente la vivienda había sido dispuesta para el ejercicio de la prostitución en dos de sus habitaciones.
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LA CONVIVENCIA CON EL NEGOCIO
En mi edificio hay un piso de alterne Un día cualquiera vecinos de casi cuarenta inmuebles de Pamplona y alrededores se dieron cuenta de que los ruidos a deshoras, las equivocaciones en el telefonillo o los desconocidos que frecuentaban el portal tenían una explicación: vivían pared con pared con el negocio de la prostitución. Esta es la crónica de sus desvelos.
t
oDas las
puertas de un edificio de ocho pisos cuentan con cerradura doble. Los vecinos las mantienen puestas todo el día. Al lado de algunas de las puertas hay unos cartelitos pegados que dan cuenta de las alarmas anti robo que se instalaron hace poco. El ascensor también cuenta con una pequeña cámara de seguridad casi imperceptible que los vecinos colocaron por seguridad. No se fían de la gente que pueda entrar. Parece a primera vista que el edificio pertenece a una zona insegura, pero Mendebaldea no suele ser considerado un barrio conflictivo. En Pamplona y alrededores, la Policía Nacional tiene contabilizados aproximadamente 40 pisos de alterne, en su mayoría ubicados
en los mejores barrios como Iturrama, San Juan o Mendebaldea. Pero este es un número cambiante. Los proxenetas suelen trasladarse constantemente cuando detectan que están siendo investigados, lo cual es una dificultad para identificar las redes de trata por explotación sexual que se ocultan en los edificios. La Policía Nacional lo explica: “Nosotros vamos recopilando información de pisos que se publicitan en páginas web, por mantener algo de información, pero no son sitios donde podamos hacer mucho”. El ambiente que se respira en el edificio de Mendebaldea es tenso. La estrechez de los pisos y la luz tenue contribuyen. Algunos vecinos se rehúsan a abrir la puerta, otros lo hacen de mala manera. Pero no todos se resignan al silencio: “Estamos bastante hartos. No solo me molesta que haya un piso de esas características, sino que trae consigo a gente extraña”, comenta una de las vecinas. Esta sensación de
inseguridad, explica, se agrava con las temporadas en que más consumidores acuden a pagar por sexo: “No hace muchos años, un seis de julio, llamaron a la puerta, y abrí creyendo que era un familiar. Me encontré con dos señores bebidos que no había visto en mi vida y que venían a lo que venían”. Ella y su marido aseguran convivir desde hace cuatro años con el piso en estas circunstancias. Un caso parecido es el de un edificio de la calle Sancho el Fuerte. Una vecina comenta indignada: “Te llaman y te dicen que vienen a hacer el amor”. En este caso, el piso no es conocido únicamente por los vecinos. “Un día venía de verme con mis amigas y ellas me decían:`anda lo que tienen allí´”, relata la vecina que vive encima del piso de alterne. En la comunidad se enteraron al ver el anuncio que colocaron en Diario de Noticias. Si bien al principio había un revuelo de indignación porque no gustaba que se realizaran este tipo de actividades en la vivienda, todos los vecinos concuerdan que, por lo menos, la convivencia no es tan mala como en el caso del edificio de Benjamín de Tudela: “El piso del primero pasa muy desapercibido. Una de las chicas es más conocida, nos saludamos a menudo, pero ya está”. En los edificios de la calle Benjamín de Tudela y de Sancho el Fuerte es habitual que haya mal olor en el portal porque los consumidores
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irene Guerrero Mikel Sola
Estamos bastante hartos. No solo me molesta que haya un piso de esas características, sino que trae consigo a gente extraña.
No todos los vecinos se atreven a denunciar este tipo de pisos ante la comunidad.
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FotogrAFíA: EduArdo sAnz
orinan allí. A veces los vecinos se encuentran basura de botellones o les despierta un timbre a las cuatro de la mañana. El propietario del segundo de Sancho el Fuerte hace memoria: “Una vez los clientes nos rompieron un extintor y suele haber alguna que otra juerga, con bastante ruido”. Pero el verdadero problema es que cualquiera puede entrar al edificio. A un vecino de Mendebaldea le pone nervioso la afluencia de tantos consumidores. Una vez llegó a encontrar en el interior del portal a catorce personas aglutinadas. Otro residente recuerda la vez que entró un mendigo y vivió en el rellano del ático durante una temporada: “Se comentó esta situación en una junta de propietarios y el dueño del piso de alterne con tono chulesco dijo que, si queríamos, él se encargaría de echarlo”. Si el dueño del piso de alterne se presenta en una reunión, como en el caso de Mendebaldea, el malestar entre el propietario y el resto de los
FotogrAFíA: AnA pAulA sAlAs
En la calle Benjamín de Tudela, un edificio alberga un piso de alterne.
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¿Cómo funcionan los pisos? Una mujer joven abre la puerta del piso de alterne en Mendebaldea. Es colombiana. Se encarga de gestionar y cuidar el piso. Ella no se prostituye como el resto de mujeres que viven en el piso. Ella es la madame, una de las figuras en el mundo de la prostitución. “Las chicas no están para hablar”, dice ante la propuesta de entrar al piso. Accede a contestar ciertas
Se comentó esta situación en una reunión de vecinos y el dueño del piso de alterne, con tono chulesco, dijo que él se encargaría. preguntas sobre su funcionamiento: “Este es un piso de extranjeras, de chicas de todos los países. Funciona las 24 horas y los siete días de la semana. Todas rotan cada 15 días. Ellas alquilan su habitación y ellos llaman y vienen. Ya está. A las chicas les cobramos más por la publicidad en internet que por el alquiler de la habitación”. Sitúa la media de edad de los clientes alrededor de los 30 años. Ellos son, como sus chicas, gente de todo el mundo. Cuando preguntamos por la convivencia en el
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edificio, admite: “Gestionamos mal la convivencia con los demás vecinos”. Pero ella opina que no tiene que ver con sus actividades. Se queda callada por unos segundos. “¿Ven que no se escucha nada?”, comenta, queriendo reafirmar su punto. En la calle Sancho el Fuerte, a la vecina de arriba del piso de alterne se le cayó al patio el balón de sus nietos. Expone lo que se encontró al ir a recuperar el balón: “Era un piso muy limpio y lo tenían todo ordenado. La casa tenía cuatro habitaciones, un baño y una cocina. Las chicas me devolvieron el balón y, además, me regalaron una bolsa de naranjas”. Las mujeres que ahí viven son de nacionalidad china y gestionan su convivencia con los demás vecinos de una manera más discreta. No parece haber ningún problema entre ellos. “No hablan castellano, pero cuando se me cae alguna cosa lo recogen, me lo devuelven. Son muy simpáticas”, dice la vecina riendo. La Policía Nacional enumera en su tipología de pisos de alterne a los que funcionan con una madame a la cabeza y a los que funcionan independientemente, como una comunidad. Sin embargo, hay un tercer tipo de pisos: aquellos regentados por organizaciones en los que las mujeres en situación de prostitución “desfilan” ante los hombres que acuden y esperan sentados en un sillón: “En un chalé de Zizur, por ejemplo, había unas siete u ocho chicas que salían una detrás de la otra haciendo el paseíllo y presentándose. Mientras caminan el cliente elige a cuál quiere”. En los tres casos, son pisos que no se distinguen ni diferencian de los demás por algo específico. Son pisos “normales”, por ejemplo de estudiantes, sin mucho lujo y con una habitación exclusiva donde la prostituta mantiene relaciones sexuales con el cliente.
Poca efectividad de las denuncias Los vecinos de los dos edificios han recurrido a diferentes órganos policiales para poner fin al ejercicio de la prostitución en sus respectivos vecindarios, pero se encuentran con la realidad de que nadie puede ayudarles. Una vecina de Mendebaldea se queja: “La ley es muy clara sobre no fumar cuando hay menores y sin embargo permite tener una actividad como esta en un piso donde conviven niños y mayores”. Ella considera que debería haber, por lo menos
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vecinos aumenta y se puede llegar a una situación de gran tensión. “Hemos intentado coger un abogado, pero la gente es poco solidaria y tiene miedo. En las reuniones, el tío intimida. Intenta, también, según qué pueda hacer, tirar de los vecinos a su bando”, comenta un ex presidente de la junta de vecinos. “En alguna de las reuniones, casi llegamos a las manos. Tenía el año pasado su número de teléfono y le dije: ‘La próxima vez que me llamen a mí de madrugada, te voy a llamar a ti para que sepas que están llamando a mi casa’”.
No hablan castellano, pero cuando se me cae alguna cosa lo recogen, me lo devuelven. Son muy simpáticas. a nivel local, una ley que regulara que no haya pisos de alterne en edificios de vivienda. Un vecino de la calle Sancho el Fuerte indica que han recurrido a otras instancias: “La policía lo sabe, Hacienda lo sabe, el administrador del edificio lo sabe”. La situación alegal de la prostitución, que no permite a la policía irrumpir en pisos de alterne sin una orden judicial, ha provocado que los vecinos traten de solucionar el conflicto por sí mismos a través de acciones civiles. Una de ellas, quizá la más arrolladora, fue realizada en Badostáin en 2009. Unos 150 vecinos de la localidad del municipio del valle de Egüés se concentraron a unos cincuenta metros del chalet de alterne. Protestaron con carteles de rechazo a las actividades que ahí se llevaban a cabo y con una chistorrada popular, lo que espantó a los consumidores. En el edificio de Mendebaldea también se han planteado este tipo de acciones, pero no ha habido suficiente apoyo por parte de los vecinos.
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LOS DATOS
La prostitución va por barrios De los veintinueve clubes de alterne que había en Navarra hace diez años, hoy solo quedan dieciséis. El negocio se ha trasladado a los pisos particulares, que se concentran en los barrios de Mendebaldea, Iturrama y la Milagrosa.
JoSu álVarez
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a prostitución ha
sufrido un gran cambio en los últimos años y se ha convertido en un problema prácticamente imperceptible tanto para las autoridades como para la ciudadanía. Así, este negocio es una de las realidades más desconocidas para la mayoría de la población, pero es un problema que existe y que afecta a un gran número de personas. En Navarra, se estima que entre 700 y 800 mujeres se encuentran en situación de prostitución. Actualmente, hay una mujer atrapada en la prostitución por cada 700 habitantes en nuestra Comunidad Autónoma. Harían falta dieciséis Parlamentos de Navarra para darles cabida a todas. La prostitución ha cambiado enormemente en los últimos tiempos. Hace 10 años, según el estudio “Prostitución y exclusión social” realizado por la UPNA, había veintinueve clubes de alterne repartidos por toda la geografía navarra. No era extraño encontrarse con un prostíbulo dando un paseo por la ciudad o recorriendo la Comunidad por carretera. Hasta dieciocho clubes se encontraban en Pamplona o su comarca. El pequeño barrio de la Chantrea, contaba con cuatro prostíbulos para sus 20 785 habitantes. Otras ciudades de tamaño considerable, como Tafalla y Tudela disponían de tres clubes de alterne cada uno. Según los datos del Defensor del Pueblo de Navarra, a principios de siglo aproximadamente el 85% de las mujeres en situación de prostitución se encontrarían en clubes. Entre ellos, destacaban algunos “puticlubs” de grandes dimensiones, como el Carioca en Berriozar, el Eros en Tudela o el Rosalex en la Milagrosa, donde podían llegar a concurrir hasta 50 mujeres. Hoy, la situación es completamente distinta. Es extraño encontrar un club de alterne abierto y, los que continúan, han reducido enormemente su actividad. Solo quedan abiertos 16, por lo que han cerrado prácticamente la mitad. De ellos, siete se encuentran en Pamplona o su comarca. El barrio de la Chantrea ya no tiene ningún prostíbulo en sus calles. En Tafalla y Tudela, sigue habiendo dos clubes en cada una de estas ciudades. Actualmente, es evidente que los clubes de alterne ya no forman parte del paisaje habitual de las localidades de esta Comunidad. Además, el número de mujeres que se encuentran en ellos no llega a 300. En este momento, los clubes suelen ser de un tamaño medio, con entre diez y veinte mujeres a su servicio. Los grandes clubes de la década anterior han reducido notablemente su capacidad.
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Sin embargo, que haya disminuido el numeProcedencia ro de clubes de alterne no significa que se haya En Navarra, un 98% de las mujeres en situación aminorado la prostitución. Simplemente se ha de prostitución son extranjeras frente a un modificado el modelo de negocio, orientado 2% de españolas. Esto indica el trabajo “Prosahora hacia los pisos particulares. Este cambio titución y exclusión social” realizado por la se ha producido en los últimos años, ya que seUPNA, que añade que “la llegada de prostitugún el informe del Defensor del Pueblo, solo el tas extranjeras ha desplazado a las nacionales, 10% de las mujeres en situación de prostitución extinguiéndose casi totalmente la prostitución -menos de 100- ejercían en pisos a comienzos ejercida por mujeres españolas”. En cuanto a la de siglo. nacionalidad, según los datos del Ministerio de Hoy en día, el número de pisos donde se ejer- Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, Rumace la prostitución ha experimentado un gran as- nia es el país con mayor número de mujeres censo. Su localización es muy compleja, por lo prostituidas en España (el 32%), seguida de que es muy difícil obtener datos fiables. MédiNigeria, país de origen del 27% de las mujecos del Mundo, en su “Diagnóstico participatires. Aunque en menor medida, esta situación vo” de 2017, considera que hay un mínimo de 30 también afecta a las personas de República pisos de estas características en Navarra. Acción Dominicana (5%), Brasil (5%), Bulgaria (4%) y Contra la Trata aumenta considerablemente el Paraguay (4%). número y estima que puede haber más de cien En cuanto a la edad, según el “Diagnóstico domicilios dedicados a la prostitución en esta Participativo” realizado por Médicos del Mundo Comunidad. Desde Policía Nacional dejan la en 2017, la mayoría de las mujeres en situacifra en 40. ción de prostitución, el 79,4%, tienen entre 25 Según nuestro estudio, la mayoría de ellos y 40 años. Sin embargo, también hay casos de se encuentran en los barrios de Mendebaldea mujeres que son prostituidas siendo menores e Iturrama. En el caso de la Milagrosa, según de edad. De hecho, el Ministerio de Sanidad, nuestro estudio, hay un total de seis pisos, pero dos de ellos Las mujeres en situación de prostitución en Pamplona se encuentran el la zona de el estadio El Sadar. Estos datos euroPa occidental 4% asia 2% coinciden con los proporcioÁfrica 6% nados por la Policía Nacional, aunque se trata de una realieuroPa del este 12% dad muy compleja de analizar. Otra población que destaca en cuanto al número de pisos, distriBución sEgún procEdEnciA aunque no sea del Ayuntamiento de Pamplona, es Barañáin, donde se han localizado cinco pisos. En otros pueblos latinoamérica 76% como Huarte o Burlada, también existen pisos donde se ejerce la prostitución, aunque en mucha menor medida, ya que solo se ha localizado uno en cada pueblo. Donde sí hay un acuerdo total es al señalar que la prostitución callejera es ya prácticamente inexistente. En la década anterior había unas treinta mujeres que practicahasta 24 años ban la prostitución en la calle. 3,3% Sin embargo, actualmente, tan de 45 en adelante 17,3% solo hay alrededor de cinco mujeres procedentes de Nigede 24 a 35 años 35,8% ria y Sierra Leona que ejercen en la calle durante el fin de semana y algunos días concredistriBución por EdAdEs tos. También hay que destacar que se ha desplazado de la de 35 a 44 años Plaza del Castillo y de Carlos 43,6% III a polígonos industriales de FuEntE: médicos dEl mundo / disEño: AnA pAulA sAlAs y josu álVArEz las afueras de Pamplona.
Distribución por barrios de los pisos de prostitución en Pamplona
buztIntxurI
chantrea
rochaPea
1 piso
4 pisos
San Jorge
caSco antIguo
2 pisos
2 pisos
San Juan
PrIMer enSanche
2 pisos
Mendebaldea 6 pisos
barañáIn 5 pisos
IturraMa
MIlagroSa
4 pisos
echavacoIz
MendIllorrI
1 piso
4 pisos
Segundo enSanche
azPIlagaña 1 piso
Mapa: WikiMedia Miguillen/Fuente: policía nacional y Médicos del Mundo icono: iyikon/diseño: eduardo JiMénez
Servicios Sociales e Igualdad señala que el 50% de las mujeres víctimas de cualquier tipo de trata (explotación sexual, laboral, mendicidad, extracción de órganos o matrimonio forzoso) son menores de edad. En cuanto al nivel educativo de estas mujeres, el 52,17% tiene un nivel formativo de secundaria según los datos de Médicos del Mundo. Destaca que ocho de cada cien mujeres en situación de prostitución tienen una diplomatura o una licenciatura. En el caso contrario, se encuentra el 1,45% de ellas, que no sabe ni leer ni escribir, es decir, están en una condición de analfabetismo funcional.
¿Cómo funciona el negocio? Según la asociación Abiatze, la trata de personas con fines de explotación sexual está detrás de dos tercios de las mujeres y niñas que se prostituyen en Navarra. En la mayoría de los casos, ellas han sido atraídas por la figura del proxeneta, que capta a las mujeres en su país de origen y les ofrece un trabajo en su destino, generalmente en Europa. Una vez allí, la mujer engañada se encuentra sin empleo y el proxeneta le exige el pago de una deuda para pagar el viaje que puede llegar a los 80.000 euros. Aquí comienzan la esclavitud de las mujeres y el negocio de los proxenetas. Según
los datos de ANELA (Asociación de propietarios de clubes de alterne), el proxeneta ingresa unos 45.000 euros por cada mujer al año. La otra pieza clave en el negocio es la figura del consumidor de mujeres en situación de prostitución. El 99,7% de los consumidores son hombres de todas las edades, niveles socio-económicos, formación, profesiones, estado civil y origen sin distinciones. Según una estimación de Médicos del Mundo, 2.000 hombres pagan cada día por tener sexo con mujeres en Navarra. Si continúa habiendo prostitución en Navarra es porque sigue habiendo muchos hombres dispuestos a pagar por ello.
¿Qué ocurre durante los Sanfermines? Del 6 al 14 de julio, la pequeña ciudad de Pamplona llega a quintuplicar su población. Durante las fiestas, en la capital navarra puede haber un millón de personas. Una cifra totalmente alejada de las 194.000 personas que residen en ella durante todo el año. Ante esta situación, es normal que los clubes de alterne quieran obtener el mayor beneficio posible. Debido al aumento de la población y, con ello, de la demanda de prostitución, los prostíbulos aumentan notablemente su oferta. Un claro ejemplo es el caso del Club Supermodels, que anuncia en sus redes sociales la llegada del llamado “San Fermodels” desde el año 2015. En el cartel publicitario de 2015, se
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anuncia la llegada al club de “2 toros y más de 100 chicas de todos los países”. De esta manera, la cantidad de mujeres en situación de prostitución en el prostíbulo podría llegar a multiplicarse por 4 o 5, al mismo ritmo que aumenta la población de la ciudad debido a la llegada de foráneos. La campaña volvió a repetirse en el año 2016, con mensajes tan explícitos como: “donde esté una buena corrida que se quiten los toros”. En esta edición, se volvía a dar la bienvenida a 100 mujeres nuevas. Este número descendió ligeramente en 2017, cuando llegaron a este club de la capital navarra 80 personas en situación de prostitución durante los Sanfermines. Este año, a pesar de las numerosas cam-
pañas de sensibilización contra la violencia machista, el club SuperModels volvió a publicitar la entrada de 100 chicas nuevas en el prostíbulo durante las festas. Aunque este es el único club que se anuncia en las redes sociales, se puede deducir que la llegada de un gran número de mujeres en situación de prostitución durante los Sanfermines es también una práctica habitual en el resto de prostíbulos de Pamplona. Según fuentes de Policía Nacional, el consumidor de prostitución durante la fiesta de San Fermín es alguien ajeno a la fiesta. Estas personas ni siquiera suelen ir con la vestimenta típica de la festividad y son habitualmente consumidores habituales del club.
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VOCES PROTAGONISTAS
“Cierro los ojos y pienso en mí, en mi niño y en el dinero” C
chica de 23 con homBres de 80
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armen, 47 años. Barcelona. Es soltera ara, 23 años. Nigeria. Empezó ejerciendo Kepa Astráin y y no tiene hijos. Empezó a ejercer la en la calle, donde sufría mucho: “A veces, Koro Ormaetxea prostitución porque se arruinó tras una venían chicos malos a atacarme con inversión fallida en una empresa inmobiliaria. cuchillos y con pistolas. Yo corría y la policía son miembros de la Le gusta mucho viajar: aprovecha para conocer venía a detenerles. Ahora, me prostituyo en Asociación Abiatze, nuevas culturas y vivir un estilo de vida distinto un club, que es más seguro”. Por mucho que que lleva más de al que llevaba antes. Disfruta la libertad que le las condiciones en una casa de citas sean algo brinda su ocupación: no depende de nadie. De mejores, Sara no considera la prostitución un veinte años trabajando hecho, reconoce que sería incapaz de tener patrabajo: “Tener sexo con hombres de 80 años con las mujeres que reja mientras ejerce la prostitución: “No me sen- no me gusta. Hago esto por buscarme la vida”. ejercen la prostitución tiría nada a gusto. Aunque parezca contradicto- Y asegura que, si tuviera papeles, buscaría un rio, no está dentro de mis principios”. Trabaja buen trabajo. en Navarra. Para siempre en pisos y solo atiende a clientes espaayudarlas, se acercan ñoles y más o menos jóvenes. Guarda un mal a los lugares donde se recuerdo de los clientes de los clubes: “Son lo todo es malo salVo el dinero peor de la sociedad: beben mucho y consumen ejerce la prostitución cocaína”. En su opinión, los consumidoLga, 42 años. Europa del Este. Su marido y les ofrecen atención mucha res de prostitución buscan saciar un afán que y sus dos hijos viven en Rusia. Se empesocio-sanitaria tienen todos los hombres —promiscuos por zó a prostituir por necesidad. Tenía que naturaleza según Carmen— de ir variando las hacer dinero en España para sacar adelante a en los Centros de mujeres con las que están; y encuentran en la su familia: la hipoteca no perdona, y la carrera Atención a la Mujer prostitución un tipo de sexo que sus esposas no de su hija —que lleva más de siete años estudel Servicio Navarro les pueden dar. Sin duda, tiene personalidad: diando—, tampoco. Su marido no sabe a qué se recibe en chándal —para no andar poniéndose dedica y Olga le es fiel desde Pamplona; como de Salud. En 2014, tacones y medias entre cliente y cliente— y les ella dice: “No se me ocurre tener relaciones con Astráin y Ormaetxea hace pasar a la ducha mientras, en broma, les otro hombre si no es por trabajo”. Su familia entrevistaron a llama marranos y les acusa de tener miedo al piensa que se dedica al servicio doméstico y agua, “como los gatos”. que también es camarera. Contra la opinión dieciséis mujeres habitual, ella piensa que su profesión es, sobre en situación de todo, de cabeza. Sus clientes son gente normal prostitución en con muchos problemas y, según Olga, “más que sexo, necesitan psicología”. Ella, sobre Navarra. Las esposa, madre y prostituta todo, escucha. Muchos son adictos al alcohol y entrevistaron para aFaeLa, 38 años. República Dominicana. a la cocaína. Está agotada y no tiene nadie con escuchar lo que ellas Cinco años ejerciendo en un piso. Está quien hablar de sus cosas en España. Para ella, casada y tiene dos hijos. Cuenta como la prostitución no tiene nada bueno. Lo único tenían que decir, empezó: “Siempre había trabajado de camareaceptable es el dinero. “Lo demás es todo malo”, para desmitificar los ra, pero en una ocasión me quedé sin trabajo explica. estereotipos y para y tuve que prostituirme en un piso. No me fue muy bien, pero tenía que alimentar a la cría”. manifestar que las Hoy, ha conseguido un trabajo que compagimujeres en situación na con la prostitución, que es como sus horas por amor a su hija de prostitución son, extras. Rafaela bromea: “Siempre me he dado el gustillo de elegir a mis clientes. Son gente Licia, 24 años. Colombia. Se vino a Espaante todo, mujeres, madura que sabe a lo que va”. Son gente soltera ña con su pareja y dio a luz a su primera madres, hijas, que busca compañía. Algunas veces, ni siquiera hija. La familia de él dejó de ayudarles amigas. Recogieron buscan sexo: solo alguien con quien ir a tomar- por haberse venido a España. Decidió a emse un bocadillo o ver las noticias. Rafaela es un pezar a prostituirse porque, como dice ella, la transcripción caso peculiar porque compagina la prostitución “cuando tuve a mi hija y sentí el dolor del parto, de las entrevistas y con su vida en pareja. “Yo con mis clientes uso supe que lo iba a hacer todo por ella, que estasu contexto en un preservativo y con mi pareja no —explica—. ría dispuesta a lo que fuera para conseguir lo Con mi pareja hago cosas que nunca hago con mejor para ella”. Cuando tiene sexo con clientes documento de 97 mis clientes. Con mi pareja, cambio el chip”. La no siente lo mismo que con su pareja. Pero él no páginas titulado prostitución nunca ha supuesto un problema sabe nada de su trabajo. “No se lo digo porque Ellas también cuentan. para su relación porque Rafaela es muy cuida- sé que voy a estar poco tiempo en esto —exdosa en su relación con los clientes y su marido plica Alicia—. Por todo el prejuicio que hay Aunque los nombres sabe que es prostituta por razones económicas. contra nosotras, podría dejarme de hablar e son falsos, los datos incluso podríamos tener problemas con mi hija. son verdaderos. Estas Nunca ha valorado las cosas que yo he hecho y ya estoy cansada de ser buena”. Para Alicia, lo diez historias son una mejor de la prostitución es el dinero rápido — síntesis del contenido que no fácil— y lo peor, algunas de las personas de las entrevistas. que le llegan. Muchos de sus clientes son “muy perturbados” y llegan hasta a hacerle daño; Leerlas es hacerse otros, recrean con ella sus fantasías sexuales. cargo de lo que ellas Y algunos le han dicho que, como tiene pinta tienen que decir. de buena persona, no inspira sexualidad. Para
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tras la ruina inmoBiliaria
JeróniMo ayeSta
Yo me siento orgullosa de mi trabajo porque sé que no todo el mundo podría hacerlo bien: es difícil Paula. 30 años
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Alicia, lo que sienten los clientes está claro: “No es ni sexualidad, ni fogosidad: es puro instinto”.
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A
He decidido no tener pareja ni vida afectiva para no tener que dar explicaciones a nadie. Pero es complicado porque tener mucho sexo no significa que estés llena de amor.
María. 44 años.
terapeuta de parejas
orgullosa de su traBajo
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auLa, 30 años. Paraguay. Un año trabajan-
do en un “centro de masajes”. No tiene hijos. Nunca se había planteado dedicarse a la prostitución hasta que las circunstancias la obligaron. Sus clientes son “gente normal, educada, que necesita evadirse”. “Creo que muchos hombres pagan por estar con una mujer porque en los matrimonios a veces hay muchos estrés —explica—. Suele faltar intimidad con la pareja. Muchas veces, ni siquiera tienen media hora para estar solos. En cambio, entran en una sala en la que nadie les va a contar nada. Son ellos los que cuentan sus problemas y yo les escucho mucho”. Paula tiene pareja: un hombre al que conoció en el club en el que ejercía antes. “Él piensa que yo trabajo en un centro de
masajes —cuenta—, pero que ya he dejado la prostitución”. Separar la faceta privada del sexo de la faceta laboral le resulta muy complicado. “El sexo es sexo al final. Aunque hacer el amor es diferente, yo me lo paso bien con mis clientes. No puedo separar el sexo con mi pareja del sexo por trabajo, especialmente si mi cliente me atrae físicamente”. Aunque le gustaría trabajar en otra cosa si pudiera, cree que la prostitución le ha aportado mucho: se ha quitado prejuicios de encima y ha conocido “un montón de historias enriquecedoras”. Lo peor de su trabajo es que no puede compartirlo con nadie. Como ella misma dice: “Yo me siento orgullosa de mi trabajo porque sé que no todo el mundo podría hacerlo bien: es difícil”.
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aría,
44 años. Venezuela. Tiene dos hijas y está separada. Llevaba seis años trabajando en un piso. Nunca se había planteado ejercer la prostitución hasta que llegó la necesidad económica. Y, al empezar, le resultó durísimo: sentía un gran dolor físico y psicológico. Aunque, como ella misma explica, “después de estar todos los días en lo mismo, te mecanizas y organizas tu mente para protegerte y ser capaz de hacer sentir bien a tus clientes”. A ella acude gente de todo tipo de edad y clase social. Sobre todo, buscan — además de un sexo distinto del habitual— alguien que les escuche. María se ha encontrado muchas veces haciendo de terapeuta de parejas: explicándole a sus clientes hombres cómo son las mujeres para que pudieran entender mejor a sus esposas. María destaca el descubrimiento de la masculinidad como uno de los aspectos positivos de la prostitución. Aunque lo realmente importante es el dinero, que necesita para sacar adelante a sus hijas. “Quiero formar a mis hijas como personas para que no les pase lo mismo que a mí. Tienen que hablar dos idiomas, ser profesionales y tener opciones en la vida”. Sin embargo, lo peor es la hipocresía social y la inestabilidad económica. Además, ser prostituta le obliga a no tener pareja. “He decidido no tener pareja ni vida afectiva —explica María— para no tener que dar explicaciones a nadie. Pero es complicado porque tener mucho sexo no significa que estés llena de amor”.
miedo hasta al teléFono
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mi sueño: camBiar de traBajo
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22 años. Nigeria. Empezó ejerciendo en la calle. Ahora, está en un club y lo prefiere por seguridad, por comodidad y porque pasa menos miedo. Su sueño sería tener cambiar de trabajo: “A mí no me gusta nada esto. Lo que me gusta es tener un trabajo que me permita salir por la mañana de casa, comer y volver por la tarde”. Piensa que la prostitución no es un trabajo y lo pasa muy mal con los clientes. Su pareja no sabe que ella ejerce la prostitución, y ella tiene muy claro que el sexo con él es distinto al que tiene con los clientes: “Con el cliente estoy por dinero y, con mi novio, con el corazón”.
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oFía,
FotograFía: ana paula salas
el traBajo más duro del mundo
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LauDia,
35 años. Rumanía. Tiene un hijo. Conoció a su pareja mientras ejercía la prostitución en un club y se separó de él un tiempo después. Pasa la mitad del año en España prostituyéndose y la otra mitad en Rumanía. “Este es el trabajo más duro del mundo. Hay veces que te dan ganas de llorar y de matar al cliente. En esos momentos, solo cierro los ojos y pienso en mí, en mi familia, en mi niño y en el dinero que tanto necesitamos”. Claudia cree que el 99% de prostitutas lo son por necesidad y no por placer. Y que cada una tiene su problema que le ha llevado allí. Los hombres que acuden a ella le suelen explicar que no encuentran en casa lo que les dan en el club. “El sexo en mi vida privada es diferente —cuenta ella—, pero no tengo vida privada”. Ante las peticiones de los clientes —algunos borrachos y bastante indeseables— cierra los ojos y aguanta.
35 años. Colombia. Dos años ejerciendo en un piso. Tiene una hija y está separada. Cuando llegó a España, empezó con un trabajo convencional, pero lo perdió y no pudo encontrar otro. Nunca pensó que llegaría a ser prostituta. Está contenta con sus clientes: piensa que son personas buenas, normales y que la tratan con paciencia. “He terminado cogiéndoles hasta cariño por la manera en que me tratan”, relata. En su opinión, la mayoría de los clientes están solos o muy insatisfechos con sus mujeres. “Pero si estuviera en mis manos trabajar en otra cosa —dice— no me lo pensaría dos veces”. No cree que la prostitución tenga ninguna faceta positiva. Solo pasa miedo: miedo a que su familia se entere, miedo a contraer una enfermedad, miedo hasta al teléfono, que indica que se tendrá que acostar de nuevo con un hombre no por amor, sino porque le pagan. En su opinión, “este es el trabajo más difícil del mundo”. Por eso, anima a todas las mujeres en situación de prostitución a dejarlo a la mínima oportunidad.
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Dieciséis mujeres en situación de prostitución han dado su testimonio a la asociación Abiatze.
LejanDra,
Hay veces que te dan ganas de llorar y de matar al cliente. En esos momentos, solo cierro los ojos y pienso en mí, en mi familia, en mi niño y en el dinero que tanto claudia. 35 años. necesitamos.
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PROSTITUCIÓN FUERA DE PISOS Y BURDELES
Las últimas de la calle La Unidad de Extranjería de Policía Nacional recogió en 2016 que 212 de 366 mujeres explotadas sexualmente eran nigerianas. La historia de Mercy, nombre ficticio para una mujer subsahariana de 35 años, es también la de las pocas que aún se prostituyen en las calles en el extrarradio de Pamplona. Cristina Mogna
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ran las
doce menos veinte de la noche del 9 de noviembre de 2018 cuando seis hombres y una mujer, todos ellos españoles, rodearon a Mercy (nombre ficticio), una nigeriana que estaba sentada en unas escaleras de la calle Soto Aizoáin. Solo habían conversado con ella unos minutos cuando dos de los sujetos le acompañaron al interior de un coche. Mercy se prostituye en la periferia de Pamplona y quienes se subieron al vehículo con ella no son puteros, sino policías encubiertos. Dos horas antes, el Toys ‘R’ Us y el hipermercado Eroski, ambos ubicados en la misma calle, seguían abiertos al público. Había pocos coches aparcados y hacía mucho frío. Reinaba el silencio. Cuando las luces se apagaron, poco después de las diez, cuatro mujeres negras atravesaron el parking de la juguetería. Una de ellas era Mercy. Todas iban a lo mismo, pero caminaban separadas. En Pamplona la prostitución se ejerce cada vez más en pisos y solo un grupo pequeño de mujeres de origen subsahariano esperan en Berriozar a que algún coche se detenga. Ellas son las últimas de la calle. Marisa trabaja en el Punto Limpio de la Mancomunidad de la Comarca de Pamplona que está enfrente del Eroski. Habitualmente no tiene el horario de noche, pero hoy hay una avería y por eso, a las once, sigue aquí. Todos
los días observa a las chicas subsaharianas en situación de prostitución que dominan aunque sea las competencias básicas del castellano. Son jóvenes y “muy educadas” con los demás, pero “se pelean entre ellas por el sitio”. Los clientes, dice Marisa, suelen ser hombres mayores que vienen en coches de gama alta, aunque también ha visto a sujetos borrachos o drogados que piden a las chicas que les hagan “lo que sea sin tener que pagar un solo euro”. Si la discusión entre estos y las mujeres se agita es probable que aparezca el chulo, que es “como un armario y que vigila a las chicas desde una rotonda cercana donde se aparcan camiones”. Esto fue lo que ocurrió en verano cuando un grupo de adolescentes llegó a la zona en bicicleta con la intención de molestar a las mujeres que estaban allí. Al final, fueron ellas mismas quienes les ahuyentaron. Todas las mañanas Marisa se encuentra con preservativos, jeringuillas y sangre en el suelo. Algunos negocios de la zona, como el hipermercado y una farmacia, han puesto quejas ante la Policía Municipal. Los cuerpos de seguridad frecuentan la zona, pero la empleada de este centro de recogida de residuos piensa que ellos “tampoco pueden hacer gran cosa”. Aunque algunos protesten, otros han optado por la indiferencia. A las once y media había veinticuatro hombres sentados —casi todos eran adultos jóvenes— y seis mujeres en el Burger King que queda a tres minutos caminando del parking. Uno de los encargados se encogió de hombros
Cuando Mercy llegó a la calle Soto Aizoáin, las luces ya no estaban encendidas y solo se oía el ruido de los coches que pasaban.
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y explicó con apatía que la prostitución en esta zona es “de toda la vida”. Mercy, de 35 años, es de contextura gruesa y tiene cicatrices de acné sobre sus mejillas. Asiste a clases de español y puede defenderse en inglés. Ese día llevaba el pelo alisado y vestía con vaqueros, botas y un anorak. Tenía el semblante triste y hablaba en un tono de voz muy bajo. No entendía por qué se le acercaban dos chicas extrañas, pero accedió a contestar a casi todas las interrogantes que le hicieron. Solo guardó silencio cuando se le preguntó sobre el trato que recibía de sus clientes y sobre la idea que tenía de España antes de salir de su país y cuando se acercaron, durante la conversación, dos hombres rubios y jóvenes que bajaron la mirada y se fueron rápidamente al darse cuenta de que estaba acompañada. Más tarde explicó que se trataba de “clientes” habituales. Tras unos minutos de diálogo, Mercy confesó que había llegado a Pamplona hace tres meses “buscando mejores oportunidades” y que vive sola, aunque si no encuentra trabajo en la noche debe ir a dormir a casa de su “jefa”, la madame. En las mafias nigerianas de trata y a la explotación sexual de mujeres es común la figura de la madame o mami, una mujer que controla y “protege” a las mujeres en situación de prostitución y que usualmente es una exvíctima de trata de la red criminal de la que todavía forma parte. Mercy no tiene amigos ni familia en España y se comunica por el móvil con sus tres hijos,
FotograFía: ainhoa górriz
Las subsaharianas en situación de prostitución esperan a que cierren los comercios para cruzar al aparcamiento de Toys ‘R’ Us.
288 individuos investigados por este delito son nigerianos. Un informe publicado en junio de 2018 por la oenegé Movimiento por la Paz indica que los motivos que explican estos datos se resumen en “la pobreza, la guerra, el bajo nivel educativo, la desigualdad de género y la falta de perspectivas” que experimentan las mujeres nigerianas, sobre todo en las zonas rurales de su país. El viaje desde Nigeria a España suele durar más de un año. La Unidad Central de Redes de Inmigración Ilegal y Falsedades Documentales (UCRIF) sostiene en un artículo publicado en El Mundo en octubre de 2018 que este trayecto suele ser traumático para las víctimas: "A las que son menores las meten rápido en una patera. Al resto las prostituyen para pagar el viaje a España". La ruta más común, como indica un agente de la Policía Nacional en Pamplona, es aquella en la que se llega a España a través de Marruecos. Movimiento por la Paz afirma que, en este caso, los países de tránsito suelen ser Níger, Malí y Argelia. Otra ruta alternativa que busca escapar de los controles de seguridad consiste en salir desde Libia hasta Italia para luego llegar a España. Este fue el recorrido que siguió Mercy. Para llegar a Europa las mujeres nigerianas asumen una deuda con los hombres que gestio-
nan su traslado que aumenta progresivamente. Los integrantes de estas redes criminales aseguran la sumisión y el correspondiente pago de las mujeres utilizando el vudú como método coercitivo. El informe de Movimiento por la Paz advierte que, cuando una víctima no cede ante este tipo de chantaje, se recurre al secuestro o amenazas a sus familias. Un investigador de la Ertzaintza en Vitoria, Iñaki Arteaga, relató en El Correo que este compromiso adquirido “puede ascender a entre 20.000 y 40.000 euros” y que “no se acaba nunca”. Mercy, en cambio, insistió dos veces en que, aunque tuvo que pagar un “impuesto” para llegar a Pamplona, ya no debe dinero al hombre con el que había contraído su deuda. Los policías que acompañaron a Mercy forman parte de la brigada que investiga la trata de mujeres en Navarra. En este momento no tienen jefe superior y “están en una situación precaria”. Lo que pretenden esa noche es documentar a la mujer, “tienen que saber quién es”. Uno de los funcionarios resaltó que lo primero que buscan en estos casos es procurar que no consuman drogas y averiguar si alguien las está obligando a ejercer la prostitución. Esto último, señala, es “muy difícil”. El informe de Movimiento por la Paz explica
FotograFía: Virgilio gonzález
que, además de las dificultades a la hora de comunicarse, las amenazas y la “dualidad paradójica de protección-agresión” que caracteriza el vínculo que establecen con las redes criminales; estas mujeres sienten que exponer su situación ante cuerpos de seguridad del Estado es un riesgo. Uno de los funcionarios policiales que estaban esa noche en la calle Soto Aizoáin afirmó que Mercy “no tiene papeles”. Sin embargo, es improbable que se produzca un retorno forzoso o voluntario. En estos casos, “la mayoría de las mujeres pide asilo y si denuncia se le protege”. Así lo recoge la reforma de la Ley Orgánica 4/2000 sobre derechos y libertades de los extranjeros residentes en España. Desde el 2009, cuando las autoridades competentes sospechen que “una persona extranjera en situación irregular ha sido víctima de trata de seres humanos”, deberán informar al interesado sobre la posibilidad de que se le conceda un “período de restablecimiento y reflexión” de 30 a 90 días, en el que la supuesta víctima deberá decidir si colabora en la investigación del presunto delito. Si Mercy acepta esta concesión se velará por su subsistencia y seguridad durante este período y se estudiará qué oenegés pueden brindarle apoyo.
Del centro de Pamplona al extrarradio Durante los años 80 y 90 casi todas las mujeres en situación de prostitución en Pamplona eran españolas que se situaban en medio de la Plaza del Castillo. Se trataba de una práctica ligada al alcoholismo y a la drogadicción. La peatonalización de la avenida Carlos III y el descenso del consumo de heroína —propiciado por el surgimiento de programas de desintoxicación con metadona y otros sustitutivos— trajo consigo un descenso del consumo de prostitución en la capital navarra. Sin embargo, según la Policía Nacional, “tras la llegada de inmigrantes a España
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en la década de los 2000, aparecieron en Pamplona sudamericanas, rumanas y nigerianas que ejercían la prostitución en pisos, pero también en la calle”. Estas chicas ya no vivían en el centro, sino en Berriozar y en Buztintxuri, y ejercían en la Avenida de Guipúzcoa, donde hoy se encuentra un Mercadona. Fueron expulsadas de esta zona debido a protestas vecinales y a la consiguiente presión policial. Actualmente solo hay unas pocas mujeres que se prostituyen en la calle: todas son subsaharianas y se instalan cada noche en la zona del Polígono Agustinos.
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HABLAN LOS CONSUMIDORES
Quienes pagan por sexo Según datos de Médicos del Mundo, la demanda de prostitución es, numéricamente, mucho más grande que su oferta: 2 000 hombres se convierten cada día en consumidores solo en Navarra. No obstante, muy pocos estudios se preocupan por trazar su perfil. Tres hombres cuentan cómo empezaron a pagar por sexo, qué los mueve y sus reflexiones sobre el consumo de prostitución.
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ra una
noche de agosto cuando Jesús Rodríguez, que en aquel entonces tenía 15 años, fue por vez primera a un prostíbulo. Lo convenció un amigo para pagar por tener sexo con una brasileña. “Al principio dudé mucho, pero al final accedí”. Con cierta distancia, a los 32 años, Jesús observa que aquel nerviosismo se trataba de un estigma asociado a pagar por sexo: “Una vez que comencé a contratar servicios sexuales con frecuencia, comprendí que la realidad era muy distinta. El mundo interno de la prostitución está mucho más estructurado de lo que parece”. Jesús es un caso excepcional, puesto que la población de hombres que llevan a cabo las mismas actividades tiende a ocultarse, a pesar de que el 39% de los hombres en España han pagado por tener sexo al menos una vez, según la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito. Numerosas investigaciones sobre los demandantes de prostitución, incluyendo la titulada “¿Por qué los hombres jóvenes consumen prostitución?” de Beatriz Ranea Triviño, detallan en sus metodologías las dificultades de encontrar sujetos de estudio, lo cual les impide ser representativas. Jesús tiene una intención al revelar su identi-
dad: “Solo estoy poniendo cara a la figura para que se pueda apreciar que no somos bestias, ni hombres embrutecidos”. Juan, que decidió llamarse así para mantener el anonimato, coincide con Jesús en que la mala fama del consumidor se debe a la ignorancia: “Antes, pensaba que ir al prostíbulo era de perdedores y asociales, de gente que no la querían ni en su casa, según mi familia y los medios”. Juan lleva alrededor de quince años consumiendo prostitución y escribe un blog sobre los debates que rodean la prostitución. En su primera vez, como en la de Jesús, el incentivo fue un grupo de amigos que lo animaron a probar el sexo de pago luego de romper con su novia. Gerardo Tirado, emigrante venezolano de 28 años, dice con una seriedad que contrasta con su talante desenfadado: “La imagen que yo tenía de las prostitutas era de mujeres ninfómanas que lo que querían era tirar y más nada, y no es así”. Su primera vez y las que la sucedieron fueron por divertirse con sus amigos: “Sus tíos siempre nos compraban alcohol y cigarros, y nos invitaban a todos lados. Cuando salíamos, siempre terminábamos en esa clase de sitio”. Según un estudio de Acción Contra la Trata, más del 99% de los consumidores son hombres sin distinción de edad, educación, profesión, estado civil, raza, religión, y hay actitudes inadecuadas. Gerardo lo ha observado: “El hombre promedio que va para allá cree que la mujer está ahí para satisfacerlo a él. Cuando tú ves
Las visiones que predominan en el debate sobre el consumo de prostitución se dividen entre la regulación y la persecución.
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Prostitución. de la calle a los Pisos
FotograFía: Virgilio gonzález
que la chica está bailando desnuda, la reacción de los hombres es lanzarle billetes como si le estuvieran lanzando comida a los cerdos”. Un argumento a favor de la regulación es que permitiría establecer una relación más profesional al pagar por sexo, incluyendo una etiqueta particular. “Son las trabajadoras sexuales quienes ponen las normas—cuenta Jesús—y nunca se discuten las reglas que ponen las profesionales”. Jesús enumera algunas de las más fundamentales: usar siempre preservativo, pagar por adelantado; si quieres más tiempo, vuelves a pagar, los besos en la boca están fuera del servicio, no pedir el teléfono, la higiene es lo primero, no hacer preguntas personales, no acudir a contratar sexo después de haber consumido alcohol de manera excesiva. “Sobre todo está el respeto y sentido común”, sentencia Jesús.
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Irene Guerrero VIrGIlIo González
Yo siempre preguntaba a las prostitutas si estaban obligadas y nunca me dijeron nada, todas se reían.
Las puertas de entrada a este mundo son diversas. Gerardo, que trabaja como taxista, dice que los taxis son un medio especializado para los interesados en consumir sexo: “Los mejores prostíbulos le pasan dinero a los conductores cuando refieren el sitio. Llevo a pasajeros porque me pagan por cada uno que llevo. Entonces yo también entro para pasar el rato, sin beber ni contratar a ninguna chica porque sigo trabajando”, añade entre risas. Las predilecciones de Juan se ven amenazadas por la evolución del servicio: “Yo prefiero salir a la calle. Me parece más natural acercarme a la chica y darle conversación. Ahora con los pisos y los servicios de internet hay menos actividad ahí fuera y me parece una lástima”. Por su parte, a Jesús le gusta contar con más opciones: “Tomo la decisión de dónde contratar en función de la comodidad. Si quiero un perfil de mujer concreto, recurro a una agencia, pues suelen tener web o enviar fotos a los clientes previamente. Si quiero contratar una trabajadora sexual habitual, acudo a un club de confianza”. Frente a los que acusan a los consumidores de legitimar la explotación sexual de mujeres y de complicidad con delitos como la trata, los consumidores no se sienten aludidos. Jesús considera que “en la medida que se pretendan resolver las cuestiones que plantea este fenómeno social, no conviene confundir prostitución con trata”. Gerardo habla desde su experiencia: “Yo siempre le preguntaba a las prostitutas si estaban obligadas y nunca me dijeron nada, todas se reían. Incluso les preguntaba qué podíamos hacer antes de ir a la habitación”.
HIGINIO MARÍN, FILÓSOFO
“Se paga por la disponibilidad física, pero no se puede comprar el deseo ajeno” La Audiencia Nacional ha anulado recientemente el sindicato de prostitutas tras considerar que la prostitución no puede tener un contrato de trabajo válido. El debate actual no atañe únicamente a una discusión jurídica o a un problema de explotación sexual. La acción ética que se manifiesta en el ejercicio y en el pago de servicios sexuales se ha convertido en un argumento fuerte para prohibir o abolir la prostitución. Higinio Marín, profesor de Antropología Filosófica, ha investigado la sexualidad en el pensamiento contemporáneo.
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No puedes tratar lo humano como mercancía sin que la condición de lo humano se deteriore. ¿Es la prostitución una forma de violación? No es una violación si entendemos esta como violencia coercitiva. Pero si entendemos mi argumento, en el sentido de que se toma la intimidad de otro –aunque sea con su consentimiento–, entonces hay violencia en el sentido en que una cosa se fuerza cuando se trata de manera impropia, como no le corresponde. La diferencia es que por un lado se soslaya el consentimiento por la fuerza y por otro, se soslaya el consentimiento por la remuneración. En relación a la intimidad, ¿qué significa que su valor depende de su conservación? Tiene intimidad quien no la exhibe indiscriminadamente. La exposición de la intimidad es un daño y por eso nos empuja a ponerla a salvo, a preservarla y, al hacerlo, se confirma. Pensemos en el simbolismo del vestido. El estar vestido y
el no exponerse el uno al otro en su desnudez implica que la intimidad está puesta a salvo, que no hay libre disponibilidad de lo íntimo para cualquiera. Lo realmente excitante es que la otra persona se manifieste de manera libre y particular, es decir, que su intimidad expresada físicamente te resulte a ti disponible. Pero, ¿no cree que cuando una mujer se prostituye y se desnuda está ofreciendo su intimidad? Si entendemos la intimidad como una intimidad física, sí. Pero ese no es el problema. El problema está en el objeto del deseo sexual. En el deseo sexual no está solo la corporalidad ajena, sino el deseo ajeno. Y eso es lo que uno no puede esperar en la prostitución. Por eso se finge. En el hacer sexual, está toda la erótica de la conquista de una intimidad que no estaba disponible. Otra cosa es que digamos que se puede comprar esa conquista. Pero tú no puedes comprar el deseo ajeno. El que compra ya sabe que no está comprando eso. Sabe que paga por una disponibilidad física, el continente sin el contenido, es decir, sin la intimidad. Y quien está vendiéndolo declara
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¿Qué entiende por sexualidad? Tenemos un planteamiento de la sexualidad por lo general un tanto despistado porque solemos pensar que es lo más animal del ser humano. Pero en realidad, cuando uno estudia la sexualidad humana, se llega a la conclusión de que se parece poco a la sexualidad animal. La sexualidad humana no es propiamente genitalidad, excitación y frotación, que es al fin y al cabo en lo que se acaba la sexualidad animal. Si entendemos la sexualidad humana así, el problema es que colapsa, es decir que se desvanece, que deja de tener consistencia propia. ¿Cómo se da la sexualidad en la prostitución? En la prostitución hay de todo menos sexualidad porque se trata de una mercancía. La sexualidad humana o incluye la intimidad o no es sexualidad. Hay un hecho físico y obvio en el que se implica la genitalidad, pero tiene muy poco de sexualidad. En su ejercicio, la prostituta se ausenta de su propio cuerpo, de manera que este puede ser cosificado. Y en tanto que se la cosifica, se convierte en objeto de mercancía. ¿El cuerpo humano no puede llegar a ser mercancía? Este es el punto por el que hay que empezar a entender la sexualidad. El problema de la prostitución es muy semejante a la maternidad por alquiler o la venta de órganos. No es tanto la práctica sexual, sino si cabe la posibilidad de reducir el cuerpo humano en cualquiera de sus dimensiones a una mercancía a través de una remuneración. A nivel moral, ¿qué diferencia hay entre dos personas que tiene sexo esporádico por placer y la prostitución libre? En lugar de placer mutuo, placer y dinero. No tiene nada que ver. En una el consentimiento es mutuo. Y por ello, hay sexualidad humana, y aunque merezca el juicio
moral que corresponda, hay un mutuo consentimiento a la accesibilidad de la intimidad. Y esa comunicación íntima es lo que da forma humana a la relación sexual. Pero hay que tener en cuenta que el valor de la intimidad de la persona depende de su conservación. En cambio, en la prostitución, quien contrata el servicio puede tener deseo sexual, pero él da por supuesto que en la parte ajena no lo hay. Cuando hay deseo por una parte y en la otra no, lo que no hay es relación sexual. Quien contrata los servicios de la prostitución, lo que está procurando es un acto de la misma naturaleza que la violación, con la modificación de que hay consentimiento, en el sentido de que es un intercambio por dinero, pero sigue siendo un acto solitario y, en cierto modo, violento.
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Pablo GaSull
Tú no puedes comprar el deseo ajeno. Se compra el continente sin el contenido, sin la intimidad.
que su comercio físico con el cliente no alcanza al núcleo de su persona. Intentan dejar su persona a salvo del cliente y, por consiguiente, ausente del cuerpo que ponen a su disposición. Esta es otra de las cosas singulares de la práctica de la prostitución y es que coincide en esto con el puritanismo. ¿Con el puritanismo? Los puritanos también tienen un problema grave para localizar el núcleo de su persona en el cuerpo porque consideran que el cuerpo es una cosa sucia. Y por tanto lo repudian, y al repudiarlo, se
FotograFía cedida Higinio Marín es profesor de Antropología Filosófica de la Universidad CEU Cardenal Herrera desde 2006, doctor en Filosofía por la Universidad de Navarra y fue profesor de esta universidad entre 1990 y 1997. Es autor de numerosos libros entre los cuales cabe destacar La sexualidad en el pensamiento contemporáneo (2002), La invención de lo humano. La génesis sociohistórica del individuo (2008) o Teoría de la cordura y de los hábitos del corazón (2010).
ausentan, porque para ellos la práctica sexual es una práctica sucia. Ese dualismo entre la persona y su cuerpo es típica del puritanismo y del permisivismo. En los dos casos, en un sentido distinto, coinciden en lo mismo. ¿Dónde reside, por tanto, el hecho inmoral de la prostitución? En la denigración a causa de la comercialización. Esto no se debe únicamente a la comercialización del cuerpo, sino a su consecuencia, porque la comercialización implica una denigración. Tú no puedes tratar lo humano como mercancía sin que la condición de lo humano se deteriore. La prostitución perfecta sería la compra del deseo ajeno y la de
su disposición a comunicar en su propio cuerpo su interioridad. Pero claro, eso es impensable porque la intimidad es del tipo de cosas que solo se puede dar gratis. Cuando uno intenta comunicar su intimidad sin que sea gratis, el carácter íntimo desparece. Se puede fingir y, por ello, la mejor prostituta es la que mejor finge. Es un talento dramático y por eso hablamos de una representación de la intimidad. En la prostitución de alto standing aparecen muy bien elaborados los elementos de la sexualidad de forma simbólica: el vestido, el cortejo, la comida, incluso la exclusividad, que no es la propia de la intimidad, pero sí la de un producto de lujo.
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DEBATE HISTÓRICO
Abolición vs. regulación: el feminismo en la historia de las prostitutas Era 1995, y el debate sobre la prostitución se empezó sentir, una vez más, en las calles de descriminalizar la prostitución como actividad independiente. Pero la historia de la prostitución en este país va mucho más atrás. Aunque ha tenido momentos de silencio es un tema que siempre ha estado presente en la política española, a veces respaldado y a veces atacado por el movimiento feminista.
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i queremos,
podemos viajar en el tiempo al siglo V d.C. y comprobar que, de hecho, el debate en aquel entonces ya existía. En la época visigoda, la prostitución era perseguida y castigada. Incluso se reprendía a la familia de la prostituta. No obstante, a mediados de la Edad Media se comienza a regular. De ahí en adelante, la narrativa de la prostitución española se vuelve cíclica. Algunos monarcas la prohibían, como Felipe IV, quien cerró burdeles y forzó la mudanza de la prostitución a la calle. Otros la permitían –y reglamentaban— como Isabel II, quien fomentó la creación de reglamentos como las Disposiciones de Zaragoza, en 1845, o el Reglamento para la represión de los excesos de la prostitución en Madrid, en 1847. En las primeras décadas del siglo XX, la prostitución era ilegal en España. El primer artículo del decreto de 1935 sobre sanidad decía: "Queda suprimida la reglamentación de la prostitución, el ejercicio de la cual no se reconoce en España como medio lícito de vida". Esto coincide con el auge de la segunda ola del movimiento feminista. Esta fase del movimiento es conocida por sus metas sufragistas, pero ya entonces también se empezaban a tratar estos temas. En esta época se crean las primeras asociaciones
abolicionistas, como la Federación Abolicionista Internacional que se fundó en 1875. Y es justo por la atención que estaba recibiendo internacionalmente que el gobierno español llega a la conclusión de que había que ilegalizarla. Aunque, incluso antes, en España también se crearon instituciones como la Sociedad Española del Abolicionismo, fundada 1864. Aunque no todos estuvieron de acuerdo con la decision de hacer ilicita la prostitución. La contraparte feminista alzó la voz, acusando al decreto de perpetuar una concepcion conservadora de la mujer. Por ejemplo, una de las personas que se posicionó a favor de las prostitutas fue Hildegart Rodríguez Carballeira, una de las voces más conocidas de la revolución sexual. La llegada del franquismo vuelve a cambiar las reglas del juego. Tras la guerra civil, los números de la prostitución suben como resultado de la búsqueda de nuevas maneras de subsistir en un entorno tan decadente. Tanto es así que en 1941 se cambian las leyes abolicionistas. Sin embargo, la regulación de esta actividad no es prioridad para el gobierno, así que las mujeres en situación de prostitución se vuelven vulerables. Hubo un debate interno: la prostitución se toleraba, pero se veía mal. A tal extremo que el mismo gobierno comenzó a crear instituciones para combatirla, como el Patronato de Protección a la Mujer. Su presidenta, Carmen Polo de Franco, buscaba impedir la explotación de las prostitutas, apartarlas del “vicio” y educarlas con las enseñanzas de la religión católica. Y como,
Al plantear la cuestión de la prostitución, se dan choques dentro de las corrientes del feminismo.
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FuEntE: oslVAdo gAgo
tras la guerra civil, muchas de las principales figuras del feminismo habían sido exiliadas, el contrapeso a esta perspectiva era muy débil, aunque no inexistente. Mujeres como María Salas Larrazábal seguían luchando por hacerse escuchar y trataron de forma indirecta el tema de la prostitución. Pero, al menos en esa época, más que tratarlo como una situación en sí, se anexaba a la situación de la mujer: buscaban que las mujeres tuvieran derechos en una sociedad que se les limitaba jurídicamente. La prostitución continuó legal y en silencio hasta que resurgió en el foro público en 1956: en ese año pasa a ser alegal. Unos años antes, en
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ana Paula SalaS
Cuando empecé a leer sobre feminismo entendí que mi historia no era solo personal. amelia tiganus 1949, la Convención para la supresión del tráfico en personas y de la explotación de la prostitución por otros de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) declaró que "la prostitución y el mal que la acompaña, la trata de personas para fines de prostitución, son incompatibles con la dignidad y el valor de la persona humana y ponen en peligro el bienestar del individuo, de la familia y de la comunidad". En 1962, España ratificó dicha convención y un año después modificó su Código Penal. Así es como se vuelve, una vez más, un país oficialmente abolicionista. Pero no se criminalizaba la prostitución como tal; se criminalizaban muchas actividades a su alrededor. Además, no se diferenciaba entre la gente que era obligada a hacerlo y la gente que lo hacía voluntariamente. Ambas posibilidades eran un ataque a la dignidad de las personas. Por otro lado, conforme el posicionamiento del gobierno va tomando forma, las mujeres que seguían dedicándose a la prostitución quedan en una situación vulnerable. Más allá, en 1970 se aprueba una ley sobre la peligrosidad y la rehabilitación social que consideraba a las prostitutas individuos peligrosos. Por tal motivo, se podían mandar a centros especiales –como manicomios—, o prohibir su entrada a lugares públicos. En esta época también comenzaba la tercera ola del feminismo, conocida por hacer especial énfasis en temas sexuales. Y la prostitución era asunto central. En España, esta ola se sintió en forma de cuestionamiento: como feminista, ¿qué posición se debe tomar con respecto a la prostitución? Era una pregunta que hasta ese momento estaba implícita dentro de otros cuestionamientos. Había gente
a favor o en contra desde siempre, pero justo en esas décadas –cuando las mujeres empezaron a luchar por su libertad sexual— la respuesta se vuelve significativa. A grandes rasgos, el feminismo se divide en dos vertientes que se mantienen hasta hoy: la abolicionista y la regulacionista. Tras el franquismo, los gobiernos democráticos se dan cuenta de que las leyes con las que se habían regido hasta ese momento criminalizaban a las prostitutas. Sin embargo, las normas se suspenden hasta 1995. Esto vuelve a dejar a las mujeres en situación de prostitución en un vacío legal. El artículo 177 bis del Código Penal establece que el proxenetismo es ilícito, pero la prostitución queda en el limbo: “El que determine, empleando violencia, intimidación o engaño, o abusando de una situación de superioridad o de necesidad o vulnerabilidad de la víctima, un persona mayor de edad a ejercer la prostitución o a mantenerse en ella, será castigado con las penas de prisión de dos a cuatro años y multa de 12 a 24 meses. En la misma pena incurrirá el que se lucre explotando la prostitución de otra persona, aun con el consentimiento de la misma”. No es ilícito ser prostituta, pero tampoco es un trabajo reconocido ante la ley. Además, otro factor en este último debate es el de la trata de personas. Aunque es un tema igual de antiguo, en la segunda mitad del siglo XX, se hace muy visible. Y con esa panorámica se recibe el nuevo milenio. Voces actuales La prostitución ni se prohibe, ni se reconoce. Y el movimiento feminista, que ha ganado fuerza y alcance a lo largo de estos años, cada vez tiene más encuentros entre abolicionistas y regulacionistas. A nivel local, ese enfentamiento se ha visto en el Gobierno de Navarra. Con casos como el Amelia Tiganus, superviviente de prostitución y trata, se ha llevado el foco a este tema y sus posibles resoluciones. Tiganus es rumana de nacimiento, y a los 18 años fue vendida por 300 euros a un proxeneta español. Pero ella no se consideraba víctima de trata hasta despues de salir del mundo de la prostitución: “Cuando empecé a leer sobre feminismo y me sumergí en él, entendí que mi historia no era sólo personal y que había sido coaccionada. Conocí la existencia del patriarcado”. Su testimonio ha sido, al menos en el norte del país, clave para el feminismo abolicionista. Aunque aún no se ha
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En la prostitución no vendemos nuestro cuerpo, usamos nuestro cuerpo como en cualquier otro trabajo. concha borrel
avanzado mucho en la materia legal de la actividad, sí han ocurrido cambios en temas aledaños que dejan entrever el camino por el que se está optando. Primero, el Gobierno de Navarra le retiró las ayudas económicas a medios de comunicación que publicaran anuncios sobre prostitución. Además, el 12 de abril, el Parlamento de Navarra aprobó proposiciones de ley para incluir el concepto de prostitución como manifestación de violencia de género. En contraste, también hay entidades que se han pronunciado en defensa de la regulación. Tal es el caso de la asociación Askabide, que se creó hace 32 años, en 1985, en el barrio de Cortes en Bilbao. La crearon un grupo de vecinos que notaron el aumento de mujeres ejerciendo la prostitución. Veían que tenían unas necesidades muy concretas, y que nadie daba respuesta a las carencias y demandas que hacían. Askabide reconoce que hay distintas situaciones bajo las que se puede dar la prostitución. Y, aunque ayuda a diferentes perfiles, su misión desde el inicio ha sido ayudar a las personas que ejercen este trabajo voluntariamente. Esta asociación
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El año 2018 ha marcado un antes y un después en los movimientos sindicales.
también ha respondido a un problema social: el estigma. Diego Lodeiro, educador social de Askabide, explicó que “no importa si lo has hecho por años o por un día, toda tu vida la gente va a ver a una prostituta”. Mencionó que uno de los problemas más recurrentes a los que se enfrentan las personas ejerciendo voluntariamente la prostitución es la denigración que sufren por parte de la sociedad. Por eso, Askabide ve la necesidad de que se regularice esta situación: para que no tengan que llevar una doble vida. En cuanto al debate abolicionista-regulacionista, Lodeiro argumenta: “Independientemente de en qué posicionamiento estés, que la propia sociedad les niegue derechos es incomprensible. Analizar desde nuestros propios valores y creencias es un error. Más aún cuando las propias implicadas te están diciendo lo que necesitan”. Los sindicatos A nivel nacional, el conflicto regulacionista-abolicionista es visible gracias a los sindicatos de trabajadoras sexuales. En los últimos años han surgido grupos de prostitutas que ejercen por voluntad propia, unidas para reclamar su derecho a mejores condiciones de trabajo. En contraste, son muchos los colectivos feministas que se oponen a la sindicalización. Argumentan que reconocer sindicatos es otra forma de violencia machista. Uno de los casos más actuales es el del sindicato OTRAS. El mes pasado una serie de instituciones, lideradas por la Comisión para la Investigación de Malos
Fuente: thelmadatter
Tratos a Mujeres y la Plataforma 8 de Marzo de Sevilla, recaudaron más de mil firmas para que el gobierno ilegalizara dicho sindicato. Este es su manifiesto: “La prostitución y todas las formas de explotación sexual de las mujeres y niñas son expresiones de dominación y violencia patriarcal. Son actos incompatibles con la igualdad real entre mujeres y hombres que no pueden ser legalizables ni amparables bajo ningún paraguas de normalización de dichos comportamientos”. Tras la demanda, la dirigente de OTRAS, Concha Borrel (Paula VIP, como se hace llamar), salió a defender su profesión: "En la prostitución no vendemos nuestro cuerpo, llevo doce años y no me falta ni la uña de un pie, usamos nuestro cuerpo como en cualquier otro trabajo". El pasado 14 de noviembre se llevó a cabo en Madrid una primera visita al juzgado, a la que OTRAS se presentó respaldada por un escrito donde académicas, políticas y participantes de diversos colectivos feministas exigían la retirada de la demanda contra el sindicato. Y, aun cuando esa primera visita parecía favorecer al sindicato, finalmente la Audiencia Nacional anuló sus estatutos. El 19 de noviembre se hizo público el fallo en su contra: “No resulta admisible que el ámbito de actuación de un sindicato comprenda actividades que por su naturaleza no pueden ser objeto de un contrato de trabajo válido”. Ahora que el sindicato ha sido bloqueado, no puede seguir trabajando como tal. En respuesta, el sindicato OTRAS cambiará sus estatutos para poder operar nuevamente.
“Patriarcado y capital, ¡alianza criminal!” es lema de la marcha feminista abolicionista en Galicia.
Fuente: amaianos
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ARIADNA CASES Y SABRINA SÁNCHEZ, ESCORTS
Orgullosas y a precios de lujo No toda la prostitución son servicios breves y baratos en la calle. Tampoco burdeles en decadencia. Existe un sector de alto standing ejercido por mujeres en sus pisos particulares a precios elevados. No solo ofrecen sexo: también acompañan a los clientes a comidas o eventos actuando como si fueran sus novias o amantes. Son las llamadas escorts o prostitutas de lujo.
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e anuncian a través de redes sociales, foros
y, habitualmente, tienen su propia página web. Allí, además de fotos, vídeos, e información de contacto, publican los servicios que realizan y sus precios. Y no admiten que les regateen ni un céntimo. Pero no en Navarra. Según la Brigada de Extranjería de Policía Nacional: “Si existiera, se tendría que anunciar en algún sitio. Pero no se ve por ningún lado. Y, además, si la hubiera, los cuerpos policiales nos habríamos enterado”. Para la socióloga Carmen Meneses, esto no es del todo así: “En Pamplona hay prostitución más selecta, principalmente de universitarias, pero son circuitos muy cerrados y discretos, muy difíciles de penetrar”. Para conocer de cerca la realidad de las escorts, hemos contactado con dos que viven en Barcelona. Una de ellas se llama Ariadna Cases. Es de la ciudad condal, tiene 30 años y lleva desde los dieciocho ejerciendo la prostitución. Otra es Shirley McLaren, cuyo nombre real es Sabrina Sánchez. Nació en Ciudad de México hace 37 años y es transexual y lesbiana. Lleva doce años ejerciendo la prostitución.
La voz de Ariadna suena insegura y suave. Habla, a través de Skype, de los comienzos en la prostitución: : “Acabé la ESO y me puse a trabajar en el quiromasaje. Siempre he sido una persona bastante asocial. En clase tuve problemas con los profesores, con la educación que impartían, con las cosas que se permitían. He sufrido bullying y creo que algunos profesores lo permitieron. Empecé a autoprotegerme y me volví un poco asocial. Eso ha marcado mucho mi vida. Me volví bastante mía”. Ariadna no aguantaba los trabajos en los que le imponían un horario y unas condiciones con las que no estaba de acuerdo. Buscando trabajos sin ataduras, encontró una opción de trabajo como camarera en un club de estriptis. Por transgresor, le llamó la atención y lo contó a su familia. “Lo primero que me dijeron —explica— es que me echarían de casa si empezaba ahí”. Pero la decisión ya estaba tomada. “Busqué trabajos eróticos que no tuvieran ninguna atadura y empecé en un piso como masajista erótica. Me di cuenta de que eso lo podía hacer: en esa época tenía una vida sexual bastante activa y tenía muy interiorizados los masajes”, cuenta ella. Le fue muy bien: se divertía, interactuaba con gente y el peor mes ganaba 3 000 euros. Seis horas
Sabrina Sánchez se hace llamar Shirley McLaren. Se autodefine como “mujer transexual, puta sindicada y bollera”.
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FotograFía: saBrina sánchez
de lunes a viernes. “En el fondo , me pareció bastante inocente”, apostilla. Mientras, le dijo a su familia que trabajaba como comercial: así no podían ir a comprobar el lugar de trabajo. Con la buena experiencia, buscó servicios que incluyesen relaciones sexuales para ganar más dinero y pagarse un curso de quiromasaje. Sabrina nació en una familia de clase media en Ciudad de México. Su madre, profesora de inglés, y su padre, abogado, hicieron muchos esfuerzos económicos para que fuera a colegios privados bilingües. Estudió Comunicación en la Universidad Autónoma de México y, allí, inició un “viaje de autoconocimiento”. Su voz, contándolo a través de Skype, suena estridente y muy segura: “Fue un proceso muy complicado porque
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JeróniMo ayeSta
La mayoría de mis clientes buscan pasárselo bien. Algunos vienen para superar un trauma y esos son los servicios más difíciles.
AriAdnA CAses
me sentía mujer, pero no me enamoraba de los hombres. Sufría mucho porque me miraba al espejo y no me quería ver como me veía. Vine a Europa con la ilusión de trabajar en algo de comunicación. En México era muy complicado por ser mujer trans. Y aquí me topé con la misma transfobia, aderezada con que no tenía documentación en regla. Los ahorros se me acababan y decidí ejercer el trabajo sexual. En México había estado en cuartos oscuros [habitaciones en locales de ambiente homosexual donde se practica sexo] y me había acostado con muchos desconocidos, así que no tenía problema en hacerlo a cambio de dinero. No fue una decisión traumática”. Llegó a Barcelona, alquiló una habitación y se anunció en un periódico. Se dio cuenta de que, en sus palabras, “no era eso tan horrible que me habían contado toda la vida”. El día a día de una escort Sabrina no es una mujer muy familiar. Le importa sobre todo su madre, a la que le costó saber que su hija era prostituta: “Ahora mi madre está orgullosa de lo que estoy haciendo, de mi activismo, de que me mantenga yo sola a 12 000 kilómetros de donde yo nací —explica Sabrina—. Su primera reacción no fue de indignación, sino de preocupación por si yo estaba bien. No sé si lo sabe toda mi familia y la verdad es que no me interesa mucho”. Un día normal empieza a las ocho de la mañana. Va al gimnasio, revisa su publicidad y arregla el apartamento. “Y me pongo como los bomberos, en alerta para empezar a hacer citas”, bromea. Habla de sus clientes como de gente “muy normal”, aunque reconoce que, al principio, esperaba encontrarse a alguno con una imagen parecida a Torrente. Buscan variedad, complicidad y cariño. “Ellos buscan la
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diferencia. Un hombre casado busca una trans porque eso no lo encuentra en su casa, y es muy difícil que haya una relación no comercial con una trans. Y lo que buscan en mí es el pene, básicamente”, sentencia Sabrina. No se considera una escort. Le parece una división impuesta por la sociedad: “Al final, yo soy trabajadora sexual. Yo puedo cobrar por una hora en un servicio y
superar un trauma y estos son los servicios más difíciles. Hay hombres que me cuentan que en su infancia han abusado de ellos en colegios de curas. Esas personas vienen traumatizadas. Procuro poner mucho cariño, mucha paciencia y en la primera cita no suele haber sexo, pero sí sensualidad”. Los límites están claros: solo sexo con preservativo. Y, cuando alguien no lo entiende, Ariadna es inflexible: “Me pongo muy pesada con el no y lo acaban entendiendo. O les amenazo y les digo que van a tener que irse. Pero esto no es muy diferente a lo que nos encontramos las mujeres con los hombres en nuestro día a día. Cuando tienes una vida sexual activa, te encuentras muchos hombres que insisten en hacer prácticas sexuales que han visto en el porno. Pero esto me lo he encontrado más en las relaciones personales y de pareja.
Si volvieran al momento en que empezaron, ambas lo volverían a hacer. Y Sabrina puntualiza que cobrando más. Están contentas de ejercer la prostitución. Pero no todo son ventajas. Lo que más las hace sufrir es el estigma.
El peso de los prejuicios Ariadna sufre mucho con la visión social que Hablando con mis compañeras, todas hemos se da sobre la prostitución y con la que tiene que contar ella en su ambiente para no sentirllegado a la misma conclusión: nos duele y se juzgada. “Hablando con mis compañeras, nos afecta muchísimo llevar una doble vida. todas hemos llegado a la misma conclusión: nos AriAdnA CAses duele y nos afecta muchísimo llevar una doble estar tres días sin trabajar cuando las compavida. Mi hermana y algunas de mis amigas sí ñeras de la calle van haciendo servicios de 20 saben que me dedico a la prostitución, pero la minutos durante los mismos días y a lo mejor mayoría no; y creo que otras también lo saganan más”. Además, Sabrina también explica ben, pero les da vergüenza hablarlo”, confiesa Ariadna. Este estigma social está, según ella, causado por la moral y la religión: “Cada moral es individual y todas son respetables. Yo no quiero cambiar la moral de nadie siempre y cuando no me la cambien a mí. Ellos pueden opinar que el trabajo sexual es denigrante... poco les diría. Pero, si intentan imponer su moral, les diría que yo defino mi vida, que, si no cometo un delito contra nadie, tienen que respetarme. ¿Por qué no nos dan derechos? ¿Por qué no reconocen nuestro trabajo?”. Con su voz decidida y guerrera, Sabrina explicita aún más los culpables del estigma: “La gente se tiene que quitar esa moral judeocristiana respecto al sexo y que solamente hay que darlo gratis y a quien quieres y vas a querer para siempre. El gran problema es mezclar el sexo, el cuidado y los sentimienAriadna Cases empezó a ejercer la prostitución con 18 años. Ahora, tiene 30 y lo compagina con el quiromasaje. FotograFía: ariadna cases tos. El sexo es una actividad humana más, como la cocina. que las mujeres trans suelen hacer menos servi- La mayoría de los clientes respetan tus límites”. El problema de la moral judeocristiana y de cios de acompañamiento porque a los hombres Tampoco acepta que le regateen los precios. todas las morales es que te juzgan. Hablan de les da vergüenza que se les vea con ellas. No Son los que son y están claros en su web: 45 lo bueno y lo malo y se olvidan de lo que te se considera una escort, pero cobra como tal. minutos, 150 euros una hora y media, 250 euros; hace bien y lo que te hace mal a ti”. Aunque prefirió no comentar sus precios en la una noche, 1 200 euros. Eso sí: hace un 20% de Sabrina tiene pareja y no le causa ningún conentrevista, una tarifa habitual oscilaría entre los descuento a mujeres por la brecha salarial. flicto compaginarlo con la prostitución: “Con ella 70 y 120 euros, por una hora entera. Tanto Ariadna como Sabrina rechazan que se me voy de vacaciones, salimos juntas, conocemos Ariadna alterna la prostitución con el equipare la prostitución con una violación. Para a nuestras familias... El sexo con ella es distinto al quiromasaje. Está dada de alta como autónoellas, las prostitutas pactan con el hombre sus sexo por trabajo. Pero, al final, el sexo es sexo: no ma. Hay temporadas en las que no le apetece límites y reciben dinero a cambio del sexo. Se da importa tanto el acto en sí, sino la persona con la tener sexo con clientes y dedica más horas consentimiento por ambas partes. En cambio, la que estés”. Además, prefiere que sus clientes sean al quiromasaje; y al revés. Lo que más valora mujer violada no pone límites. Tampoco les cues- hombres casados —la mayoría lo son— porque es la independencia laboral y económica: no ta compartir su intimidad con hombres a los que así no se “andan con tonterías” con ella. Sabrina trabaja muchas horas, carece de horarios y jamás se ha enamorado de un cliente. tiene mucho tiempo libre. Ariadna es una mu- En México me había acostado con muchos Pero algunos clientes de Ariadna sí que se jer inquieta. Cuando no trabaja, lee, escribe han enamorado de ella. Alguno llegó a ideadesconocidos, así que no tenía problema y hace senderismo. Disfruta leyendo todos lizarla tanto que la acosaba y la iba a ver a su en hacerlo a cambio de dinero. No fue una los géneros, salvo uno: “Me gusta mucho leer, casa fuera de horario. Ella tampoco se ha enadecisión traumática. aunque no me gusta la ciencia ficción. Como sAbrinA sánChez morado nunca de un cliente. Pero sí ha tenido mi cabeza ya es mucha ciencia ficción, sería parejas: “Algunas lo han llevado mal por las una sobredosis”. Su ilusión de pequeña era ser no conocen de nada. Para Sabrina, “no hay cariño desconfianzas y por las relaciones de posesión. escritora y ya lo ha conseguido: aparte de sus porque cada uno sabe el papel que tiene. Vienen, Pero yo no creo en la fidelidad solamente en la escritos personales, ha escrito dos novelas que pagan, están la hora conmigo y se vuelven a sus relación sexual. Tú puedes ser fiel no porque aún no han visto la luz. Y afirma con rotuncasas con sus familias. Pero puede llegar a ser una tengas sexo únicamente con tu pareja, sino didad que La casa de los espíritus, de Isabel relación de negocios amistosa como la de una a través de la honestidad, la comunicación, Allende, le cambió la vida. cajera de supermercado que ve a alguien todos el respeto. Creo que todas las opciones son Ejerce la prostitución en su piso. La mayoría los días y acaban hablando”. Y están seguras de válidas. Una pareja puede pactar relaciones de sus clientes son gente muy normal: desde haber aprendido mucho tras años ejerciendo la exclusivas o que no lo sean. Lo importante es panaderos y electricistas, hasta abogados y prostitución. “El trabajo sexual me ha enseñado comunicarse”. Ariadna perdió la virginidad políticos. Desde los 18 hasta los 76. Comienza a comunicarme, a conocer mi cuerpo y a darme con dieciocho años. “Mientras a mi alrededor pasando a la ducha con ellos para lavarles. Y cuenta de que mi sexualidad es mía, no depende todas buscaban romper con el puritanismo que se acuesta con ellos en la misma cama en la de la persona con la que estoy. Antes, esperaba habían vivido, yo buscaba el amor romántico. que duerme, aunque tiene varios juegos de que la otra persona adivinara lo que me gusta. Y lo sigo buscando. Me considero una persona sábanas y protectores de colchón. “La mayoría Ahora, puedo disfrutar incluso con una persona romántica y me gustaría envejecer junto a una buscan pasárselo bien. Algunos vienen para que no me atrae físicamente”, explica Ariadna. persona querida”.
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IVÁN ZARO, SOCIÓLOGO Y EXPERTO EN PROSTITUCIÓN MASCULINA
“La prostitución masculina es la demostración de que se puede ejercer sin ser víctima de trata” Iván Zaro es vicepresidente la ONG Imagina MÁS, una organización que lleva siete años ofreciendo asistencia a trabajadores sexuales y luchando contra el estigma que los acompaña. Con la ayuda de su experiencia, traza una panorámica general sobre la situación de los hombres que, invisibles a la sociedad, ejercen prostitución.
la antigua Grecia y Roma, pero la Europa moderna la silenció en un mundo lleno de tabúes religiosos católicos y feroz represión”. Con esta contundencia clama el poeta Luis Antonio de Villena contra la espiral de silencio que rodea a los hombres que ejercen el sexo de pago. Lo hace en el prólogo del libro La difícil vida fácil, donde Iván Zaro, sociólogo y fundador de la ONG Imagina MÁS, recoge los testimonios de doce hombres a los que se refiere como “trabajadores del sexo”. Su obra pretende ser un grito en el vacío, un fragor que zarandee a la sociedad para, como si la despertase de un letargo, decirle: “¡Existimos, estamos aquí, la prostitución masculina es una realidad!”. Hablar de prostitución en la España de hoy, como en la de ayer, es evocar un rostro femenino. Aunque los datos varían (a veces en extremo) en función de la fuente, parece que el número de mujeres que practican la prostitución en España sobrepasa las 40 000 mujeres, según el Centro de Inteligencia de Análisis de Riesgos de la Policía Nacional. En el caso de los hombres, Iván Zaro estima unos 4 000. Si se suman ambas cifras, se puede concluir que casi el diez por ciento del trabajo sexual en España está protagonizado por hombres. Las diferencias entre la prostitución femenina y la masculina son abismales. Tanto que, si se hiciera un estudio comparativo entre ambas, se arrojaría mucha luz sobre la relación (más compleja, polifacética y heterogénea de lo que muchos quieren ver) entre el ser humano y el sexo de pago. La principal disparidad es que en el mundo de los escorts no se conoce la trata de personas, un mal endémico que sí sufren algunas prostitutas. Por lo general, todos los chicos que ejercen lo hacen de forma libre y voluntaria, sin que esto signifique que no se vean arrastrados por la penuria económica o que, una vez dentro, sean inmunes a las heridas emocionales. “Si estuviéramos hablando de otra actividad económica, no mencionaríamos esto, pero la prostitución es una de las actividades más estigmatizadas y, por tanto, aunque se ejerza de forma voluntaria, todos se ven afectados en algún momento del proceso. Pero no por la prostitución en sí misma, sino por el estigma asociado. Cuando lo haces por necesidad y te disgusta o lo ves sucio, tiene un impacto en
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La prostitución es una de las actividades más estigmatizadas y, aunque se ejerza de forma voluntaria, todos se ven afectados emocionalmente en algún momento del proceso. que eligen el trabajo sexual como un medio de subsistencia hasta que legalizan su situación. Cuando lo hacen, suelen dejar atrás la prostitución y saltan al mercado laboral. Aún así, hay quienes, ya con documentación, deciden seguir ejerciendo para mantener, dice, su poder adquisitivo. Más allá de la diversidad de su origen, no existe un perfil definido del trabajador sexual. La mayoría, eso sí, se mueve entre los 20 y los 35 años. A partir de ahí, la pluralidad es absoluta: “He visto chicos que han sufrido dificultades económicas, han estado en prisión y han padecido una vida de exclusión, pero también otros con educación universitaria que ejercen la prostitución por toda Europa y ni viven mal ni han tenido grandes dificultades”. Tampoco hay un prototipo físico uniforme: “Quienes se anuncian en internet responden más al canon hegemónico de masculinidad, con cuerpos grandes y viriles, mientras en los pisos te encuentras efebos, chicos de diecinueve que aparentan quince. Y en las saunas se ve de todo, desde hombres que parecen levantadores de troncos a otros más afeminados”, describe Zaro. Las vías de ejercicio de la prostitución entre hombres son cuatro: las saunas, los pisos, internet y, de forma ya casi testimonial, la calle. En las saunas, el cliente contacta con los chicos que se ofrecen en su interior y puede mantener las relaciones sexuales allí mismo. Aquí el beneficio de los trabajadores sexuales es
moderado, pues la entrada que de forma obligatoria deben pagar no les garantiza conseguir un servicio. Los pisos, por otro lado, son una de las modalidades más recurrentes: proporcionan discreción y los chicos pueden vivir dentro sin necesidad de alquiler. A cambio, tienen que entregar la mitad de sus ganancias al encargado. Es en internet, sin duda, donde los chicos amasan mayores cantidades de dinero, pues su único gasto es, si acaso, el precio del anuncio. Al margen de eso, quienes se mueven en la red son los que más autonomía tienen para fijar sus tarifas y administrar los beneficios. Esta libertad que rige la prostitución masculina causa que las ganancias sean, en promedio, muy superiores a las que se obtienen en la prostitución femenina. Iván Zaro calcula que, de media, un trabajador sexual que ejerza de manera prolongada puede embolsarse más de 2 000 euros cada mes aunque, como en todo, influyen cientos de variables.
Contra el abolicionismo
Entre los males que asolan a la prostitución masculina despuntan dos: las drogas y el VIH. En torno al 20 % de los trabajadores sexuales está infectado con el virus, aunque Zaro recalca que no por efecto de su profesión: “Con los clientes suelen usar preservativo porque es una manera de distanciarse del cliente, es una barrera física que en la vida personal se diluye y es ahí donde ocurre la transmisión”. Y aunque los tratamientos actuales inhiben el virus y hacen imposible el contagio, el VIH continúa siendo un estigma, “un arma arrojadiza” que condena a los afectados a ocultar su condición y convertirla en un secreto más de los muchos que cargan en su día a día. Las drogas también están muy unidas a la prostitución masculina: “Los clientes entienden la
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“L
a prostitución masculina existió en
tu autoestima”, apunta Iván Zaro. De hecho, para Zaro, la prostitución tiene que ver con las desigualdades económicas. En Madrid, donde él lleva a cabo su labor social, el 70 % de los chicos que la practican son extranjeros y un 30 %, autóctonos. Este último grupo, que antes era minoritario, se ha triplicado desde que comenzó la crisis. Resulta llamativo el caso de los universitarios: cada septiembre, el número de anuncios de jóvenes españoles en las webs de contactos se duplica, según comenta Zaro. “Este aumento está relacionado con la subida de las tasas universitarias, que lleva a chicos que nunca se habían prostituido a hacerlo puntualmente para afrontar los gastos de la matrícula”, explica. Respecto a ese 70 % de inmigrantes (en gran parte latinoamericanos), Zaro cuenta
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alberto eSParza
He visto chicos que han padecido una vida de exclusión, pero también otros que ejercen la prostitución por toda Europa y ni viven mal ni han tenido grandes dificultades. prostitución como algo lúdico, igual que la droga, por lo que numerosos clientes consumen durante el servicio y, con ellos, los chicos”. Y, aunque no sea muy habitual, no en pocos casos los trabajadores desarrollan fuertes adicciones: “El chemsex, que ahora se oye tanto, lo llevamos escuchando aquí diez años. Nosotros lo hemos denominado siempre cliente de colocón, e implica sesiones con metanfetamina, mefedrona o cocaína”.
ivÁn Zaro, fundador de imagina mÁs.
En su libro, ya citado, llama la atención la vivencia de un trabajador sexual, Mario, que interpretaba su profesión como un “servicio social”. Argumentaba que cuando atendía a ancianos en situación de abandono o a discapacitados, sentía que les cubría una necesidad que no habrían podido satisfacer de otro modo. Preguntado por esta cuestión, Iván Zaro suscribe la postura de Mario: “Hay personas ancianas que necesitan intimidad y el calor de otro cuerpo, o personas con discapacidad que son seres sexuados, aunque esta sociedad paternalista crea que no. Evidentemente no existen voluntarios sexuales, así que la prostitución viene a cubrir una demanda. Y voy más allá: hay personas que no tienen discapacidad, pero son muy tímidas
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Hay un feminismo aceptado que niega la existencia de otras voces y afirma que el feminismo o es abolicionista o no es feminista, cosa que me parece superfascista. o quieren explorar ciertas prácticas y acuden a profesionales. Es lícito”. Se apoya en estos ejemplos para lanzar una crítica al movimiento abolicionista: “Hay un feminismo aceptado que niega la existencia de otras voces y afirma que el feminismo o es abolicionista o no es feminista, cosa que me parece superfascista. Tratan de ver la prostitución como si fuera algo, primero, exclusivamente femenino, cosa que es mentira, y segundo, como si fuese todo trata, que también es falso. Entonces eso hace mucho daño, decir eso implica afirmar que las mujeres son todas víctimas o todas tontas, como si una mujer libremente no pudiera decidir vivir de su cuerpo. Y lo que más me molesta es que obvian a los hombres que ejercen, porque claro, son la demostración de que se puede ejercer prostitución sin ser víctima de trata”.
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FotograFía cedida
“Una de las mejores amigas de mi abuela era prostituta y siempre he conocido a esas mujeres con sus nombres, sus apellidos y sus historias. Luego crecí y vi que todo el mundo hablaba de ellas como si fueran un colectivo ajeno, como si fueran escoria. Pero para mí eran personas con historias a las que sentía muy cercanas”. Así cuenta Iván Zaro (Madrid, 1980) el origen de su interés por la prostitución, que lo llevó a estudiar Sociología y, en 2004, a empezar a trabajar en la Fundación Triángulo con hombres que ejercían el sexo de pago. Otro momento marcó su trayectoria: “Cuando salí del armario sentí que debía participar de la comunidad LGTB y ayudar a reducir los estigmas que había en todos los ámbitos, en especial en lo relativo al VIH”. Con ese impulso fundó en 2011 Imagina MÁS, una ONG que brinda atención sociosanitaria a trabajadores sexuales: “Coordiné el proyecto desde cero porque pensábamos que era hora de formar algo distinto que nos permitiera crecer. Así nació Imagina MÁS, donde ahora llevamos el programa de prostitución masculina del Ayuntamiento de Madrid y, además, hemos creado un piso de acogida para chicos en situación de calle que está funcionando muy bien”.
La prostitución masculina en Navarra, un fenónemo testimonial alberto eSParza
El primer dato sobre la prostitución masculina en Navarra se remonta a 2005. En ese año, el informe del Defensor del Pueblo titulado Derechos humanos y prostitución en Navarra recogía la cifra de veinte hombres dedicados a ella, en su mayoría de origen magrebí y con un precio medio por servicio de entre 60 y 90 euros. Hasta 2010 no se hace público un nuevo cálculo, esta vez elaborado por el periodista Jesús Morales, de Diario de Noticias, para un reportaje de investigación. En ese momento el número de escorts se situaba en torno a los quince. Para encontrar una estimación sobre el número de hombres que practican prostitución en la Comunidad Foral en 2018 hay que acudir a Abiatze, una asociación que presta atención sociosanitaria a personas que ejercen el sexo de pago. Uno de sus responsables, Kepa Astráin, asegura que en su centro atienden a entre cinco y seis hombres cada año, quienes por lo general acuden a pedir análisis del VIH. Astráin advierte de que la cifra global en Navarra es mayor, pero solo puede dar testimonio de los que se dirigen a su organización. Respecto al 2005, cuando abundaban los magrebíes, hoy en día la práctica totalidad es de Brasil, con una edad comprendida entre 20 y 35 años. Kepa Astráin asegura que la prostitución masculina en Navarra es itinerante y temporal, pues los hombres suelen permanecer unas semanas
aquí y, después, se desplazan a otra comunidad autónoma. Respecto a los lugares de ejercicio, el responsable de Abiatze apunta a los mismos pisos de prostitutas, donde en algún caso se reserva una plaza para un hombre. Junto con estos, sobresalen quienes ofrecen el servicio en hoteles. Una búsqueda en las principales webs de promoción de la prostitución masculina arroja que alrededor de veinte chicos se anuncian en Navarra. De ellos, solo diez perfiles han podido comprobarse como fiables. El resto o publicaba números de teléfono inoperativos o llevaba meses sin conectarse a la red. De los 10 en activo, seis son brasileños, uno es venezolano y los otros tres no especifican su procedencia. Ocho de ellos ejercen en Pamplona y dos en Tudela. De estos últimos, uno llamaba la atención porque se definía como de origen español. No obstante, tras llamarlo por teléfono para pedirle una entrevista se advierte que su acento es latioamericano, por lo que puede concluirse que ninguno de los hombres que se anuncian para ejercer la prostitución en Navarra en 2018 es español. Además de desmentir su origen autóctono, el chico que ejerce en Tudela rechaza la entrevista alegando que al día siguiente se marchará de Navarra para continuar en otra comunidad. Esta confesión valida el diagnóstico de Kepa Astráin sobre la itinerancia de la prostitución masculina en la Comunidad Foral y provoca, también, que los datos aquí expuestos puedan quedar obsoletos en poco tiempo.
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RAÚL, JOVEN QUE EJERCIÓ LA PROSTITUCIÓN
“Ejercer la prostitución me afectó muchísimo, pero me volvió una persona más empática” Raúl ejerció como trabajador sexual en un piso de Madrid. Su historia arroja luz sobre una de las profesiones más invisibles de España: la prostitución masculina.
F
ue HorriBLe,
la hora más larga de mi vida, nunca había sentido tanto asco de mí mismo”. Así recuerda Raúl (nombre ficticio), de 27 años, la experiencia con su primer cliente, un hombre de 70 cuya primera petición fue que lo besara. “Casi todos buscan besos, tienen necesidad de cariño. Y si te niegas, pueden echarte”, cuenta. Se refiere al piso de prostitución en el que vivía y que constituye, junto con las saunas e internet, uno de los principales lugares de ejercicio del sexo de pago para hombres. La prostitución masculina, por una u otra razón, permanece oculta a la opinión pública. Para llamar la atención sobre un mundo del que se conoce tan poco, existen testimonios como el de Raúl, un joven venezolano para quien la prostitución supuso el único modo de supervivencia en España. Su niñez transcurrió muy feliz en un pueblo del centro de Venezuela. La tranquilidad solo se vio alterada cuando, con doce años, decidió contar a sus padres que le gustaban los chicos. “Fue un escándalo. Mis padres eran muy religiosos y decidieron llevarme a un psicólogo que me trató fatal”. Evocar aquella etapa, dice, aún le estremece hoy. Pero nada cambió lo que no puede cambiarse: “Fui un adolescente bastante rebelde y planté cara a mi familia, siempre les dije que no había dejado de ser gay porque eso era imposible”. La consecuencia fue una vigilancia constante de lo que hacía y de las personas con quienes se relacionaba: “No podía hacer lo que me gustaba, me inscribí en ballet y me sacaron, incluso tuve que dejar de ver a mis amigos”. Raúl no conoció la libertad hasta que, con dieciséis años, se graduó en bachillerato y comenzó a estudiar Medicina en otra ciudad. Era un buen estudiante, pero no le agradó la carrera y la abandonó para formarse como educador social en Cuba. A su regreso, ya con dieciocho años, intercaló varios trabajos hasta terminar como encargado en una cafetería de Maracay. En la primavera de 2015 fue víctima del mayor éxodo de Latinoamérica de las últimas décadas: la crisis venezolana. Perdió su empleo y llegó a España gracias a dos amigos que vivían en Madrid y se ofrecieron a pagar el billete. Su propósito era desplazarse desde allí a Barcelona, donde otro conocido le había ofrecido un puesto de camarero en un restaurante. Aterrizó en el aeropuerto de Barajas con 25 años, un visado de turista y una promesa que se
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truncó nada más cruzar la puerta de la terminal. “Escribí al conocido de Barcelona para avisarle de que había llegado. Leyó el whatsapp y me borró. Quise respirar y dije bueno, seguro que no tiene cobertura y enseguida reaparece”, rememora Raúl. Nunca supo nada más de él. Aún hoy sigue sin entender por qué aquel chico lo traicionó y puso la primera piedra en el camino que lo llevaría a la prostitución. Aconsejado por los dos amigos de Madrid, se abrió perfiles en aplicaciones como Grindr o Tinder. Era un mecanismo, explica, para tejer una red de contactos que le permitiese dar con un trabajo o una vivienda.
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En las fiestas con cocaína nos metíamos un algodón en la nariz para retenerla y evitar que subiera. Y funcionó. Recorrió tres pisos distintos. Eran hombres que se ofrecían a ayudarle y le proporcionaban un lugar donde dormir pero, con el tiempo, todos acababan por perdirle relaciones sexuales. Y Raúl no estaba dispuesto: “Intentaba dar largas y prolongar la situación todo lo que podía, hasta que me decían que tenía que marcharme”, cuenta. Cuando al fin llegó a la casa de alguien dispuesto a ayudarle desinteresadamente, hubo de hacer frente a los gastos domésticos con un dinero del que carecía. Fue así como, indagando en Facebook, encontró a otro venezolano que se dedicaba a la prostitución. Le habló de un piso en que podía vivir sin pagar alquiler pero donde, a cambio, debía vender su cuerpo y entregar la mi-
tad de sus ganancias al propietario. “No me hacía a la idea de trabajar en el sexo, no por moralismo sino por gusto, porque cuando tengo relaciones con alguien es porque me atrae. Me cuesta mucho manejar esto de acostarme con alguien que no… ¿cómo finjo?”. Pero no vio alternativa. Concertó una cita con el dueño del piso, que le dibujó un futuro ilusionante: “Me dijo que había trabajado con los mejores escorts de España, que me iba a pulir, que iba a aprender idiomas y convertirme en un trabajador sexual de lujo”, relata. Palabras que pronto se convirtieron en ficción. Se incorporó al piso un lunes y en poco tiempo descubrió la dinámica de trabajo: el precio por hora de servicio era de 60 euros, de los que recibía 30 y entregaba el resto al propietario. A cambio, podía vivir allí con un contrato de alquiler como estudiante, pero la comida y la lavandería corrían de su cuenta. Su disponibilidad, a excepción de un día libre por semana, debía ser completa. Además, tenía restringida el agua caliente y las condiciones de vida terminaron siendo muy precarias: “Llegó un momento en verano en que éramos seis en el piso. Dormíamos cuatro en la misma cama y dos en un sofá, sin aire acondicionado. El calor era horrible, estábamos hacinados”. Cuando escuchaban el timbre, los chicos sabían que se trataba de un cliente. Se quedaban en ropa interior y acudían a la pasarela, una formalidad que consistía en exhibirse de uno en uno ante el visitante, que después hacía su elección. Si resultaba elegido, disponía de una hora para
Los clientes a los que atienden los trabajadores sexuales, en un 80 %, superan los 50 años.
FotograFía: greta scholderle
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La mayoría de los chicos que ejercen prostitución tienen entre 25 y 30 años. Solo un pequeño porcentaje rebasa la treintena.
corresponder a sus peticiones. En esa primera semana, Raúl se topó con el peor cliente que recuerda: “Era un español de unos 50 años que me trató muy mal. No sé si tenía fantasías de dominación, pero me llamaba puta, me decía que me estaba pagando para usarme, me intentó penetrar sin condón… Fue muy humillante. Ahí me dije que si eso iba a continuar así, no podía seguir. Pero debía aguantar porque no tenía dónde vivir”. Respecto al uso de preservativo, Raúl derriba una creencia muy asentada sobre los trabajadores del sexo: la proliferación de infecciones de transmisión sexual debido al ejercicio de la prostitución. “Una de las cosas que hay que dejar clara es que la mayoría de las personas que trabajan en el sexo tiene más precaución con los clientes que en su vida personal. Así que cuando alguien que ejerce prostitución se contagia de una infección, por lo general, lo hace en su vida personal”, dice. De hecho, en Madrid proliferan las oenegés que distribuyen preservativos de forma gratuita por los pisos, donde se utilizan casi por norma.
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Llegó un punto en que pasaba mis días libres bebiendo vino sin parar mientras veía vídeos en una tablet que me compré. Ahí dije: tengo que salir de esto. Lo que no es un mito es la presencia de drogas y alcohol. Por una parte, como vía de escape para el propio escort; por otra, como una exigencia dentro de las sesiones con algunos clientes. Se trata de las llamadas fiestas blancas, en alusión a la cocaína. “El cliente de fiesta es el que paga por droga, alcohol y por todos los chicos que haya en el piso, con los que organiza una orgía. Generalmente ocurre en las noches del sábado y la droga la consigue el dueño del piso por su cuenta para luego revenderla al cliente por más del doble”. En el piso donde trabajaba Raúl, había un “cliente de fiesta” que destacaba sobre el resto. Acudía con frecuencia semanal y dilapidaba cantidades desorbitadas de dinero. “Llegaba a la una de la mañana y apestaba lo más grande. Nos elegía a todos los del piso y acabábamos los cinco metidos con él. Pedía una botella de whisky y coca, mucha, mucha coca. Si no consumías con él, te sacaba de la habitación y no cobrabas esa noche. Aunque llegó un punto en que a mí ya no me importaba”, confiesa. Las fiestas eran un arma de doble filo: participar en ellas garantizaba una ganancia suculenta de cerca de 300 euros en una noche, pero también acarreaba consumir
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gramos y gramos de cocaína que derivaban, a menudo, en una adicción. Para evitarlo, tenían ensayadas ingeniosas artimañas: “Íbamos al baño un momento y nos metíamos un algodón en la nariz, de modo que la raya subía pero la cocaína se quedaba retenida ahí y en un descuido te la sacabas”, cuenta. Aún así, era inevitable que tarde o temprano se acabara consumiendo alguna sustancia. Y cuando no eran estupefacientes, se trataba de viagras, tampoco exentas de riesgos. Raúl convivió en el piso con un chico que se había convertido en drogodependiente y un día a punto estuvo de causar una desgracia: “Estaba tan mal que una madrugada armó un escándalo mientras intentábamos dormir: empezó a sacar cuchillos y a amenazar con matar a un compañero, sufría de paranoias, estaba fatal”. Y si bien los clientes que pedían droga o los violentos resultaban los más problemáticos, enfrentarse a un cliente medio distaba mucho de ser una tarea sencilla. A diferencia de la prostitución femenina, donde cada vez es más frecuente que los consumidores sean jóvenes, en la masculina más del 80 % de sus usuarios rebasa la cincuentena, estima Raúl. En el tiempo que trabajó en aquel piso, solo recuerda un cliente que le resultase atractivo. Para el resto, ponía en práctica lo que se conoce en el mundillo como el mareo: “Marear es entretener al cliente lo más que puedas para que se pase la hora y ya, cuando queden diez minutos, hacer algo rapidito y decirle que se ha acabado el tiempo. Yo les proponía tomar una copa y que me contasen cómo les iba la vida”. Más complicado era escabullirse de las salidas: sesiones para las que debían desplazarse fuera del piso. A Raúl le marcó especialmente una en la que atendió a un político cuyo lujoso chalé estaba provisto de, otra vez, bolsas enteras de cocaína. Sobrellevar esa vida sin recibir un impacto psicológico es una quimera. La epidemia de los trabajadores del sexo, afirma, es la soledad. Tienen libertad de movimiento, pero son rehenes de su profesión, de la clandestinidad y los prejuicios que rodean a la prostitución masculina. Raúl trató de comenzar una relación sentimental con dos chicos que conoció mediante una aplicación, pero tan pronto como les confesó a qué se dedicaba, le dieron la espalda. Algo similar ocurría con los amigos. Él sí pudo conocer gente nueva al margen de su trabajo, pero siempre les ocultó su verdadera profesión: “Les decía que lavaba platos en un restaurante, y lo mismo cuando hablaba con mi familia o con alguien de Venezuela”, comenta con una media sonrisa.
FotograFía: jason schjerVen
Tras cuatro meses, se vio en una situación límite. Apenas dormía, padecía una severa depresión y estaba al borde del alcoholismo: “Llegó un punto en que pasaba mis días libres bebiendo vino sin parar mientras veía vídeos en una tablet que me compré. Ahí dije: tengo que salir de esto”. Ni siquiera fue necesario dirigirse al propietario del piso: “Fue él mismo quien me dijo que si seguía
Cuando veo a gente manifestarse en contra de la prostitución me pregunto qué hacéis, además de protestar, para mejorar la empleabilidad de los trabajadores sexuales. así iba a enfermar y que él no quería líos, así que llamó a una asociación para que me atendiesen”. Esa asociación, especializada en asistir a hombres que ejercen la prostitución, le facilitó su primer trabajo y una residencia. A partir de ese momento, la historia de Raúl fue cobrando más luz hasta alcanzar un final feliz. Ahora, tres años después de abandonar aquel piso, está casado, vive con su marido y trabaja como educador social en un organismo público. Ha logrado, dice, lo que quiso desde su adolescencia. Cuando rememora aquellos meses, que se le antojaron lustros, le queda un sabor agridulce: “Es cierto que me afectó muchísimo, necesité asistencia psicológica al dejarlo. Pero no me arrepiento, porque creo que me volvió una persona muy empática. Aparte de eso, una de las cosas que más agradezco de haber ejercido prostitución fue conocer la asociación que luego me llevó donde estoy ahora. No cambiaría lo que viví por nada porque, si bien los meses que estuve ejerciendo fueron duros, me han ayudado a ser lo que soy ahora. Pero, eso sí, espero no volver a ejercer”, zanja entre risas. Su última reflexión aborda la legalización del trabajo sexual. No se considera abolicionista, pero reconoce que es un tema controvertido. “Cuando veo a gente manifestarse en contra o poner cartelitos me pregunto, vale, pero qué hacéis, además de protestar, para mejorar la empleabilidad de las personas que trabajan en la prostitución. Qué pasa con las mujeres trans, que no pueden acceder a un trabajo. Hay quien se queja pero no ofrece alternativas”, lamenta Raúl. Raúl, como el resto de trabajadores sexuales que existen en España, tiene mucho que decir. Aunque hablar suponga luchar contra esa barrera de silencio e indiferencia envuelve a la prostitución masculina en España.
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EL REFLEJO CULTURAL DE LA PROSTITUCIÓN
Perfiles de letra y cámara Los servicios sexuales han recorrido todas las culturas, mentalidades y siglos. En este reportaje se analiza la figura de la prostituta y la aceptación social de su ejercicio a través de las novelas, películas y sus manifestaciones artísticas más representativas a lo largo de la historia. Laura Carapeto
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as cuLturas precristianas
no lo consideraban como un servicio libertino. Era socialmente aceptado e incluso las mujeres que lo ejercían gozaban de una cierta protección jurídica. Según el blog Muy Historia, en su artículo “Prostitutas en la Historia”, ya en Mesopotamia, el Código de Hammurabi (1750 a.C) regulaba los derechos de herencia de las prostitutas. Más tarde, en la Antigua Grecia, Heródoto (484 a.C) y Tucídides (460 a.C) reflejaron que las mujeres griegas tenían la costumbre de prostituirse una vez en la vida como signo de hospitalidad con los extranjeros. Más tarde, los romanos decidieron regular el intercambio sexo-dinero: toda prostituta debía registrar sus datos en la oficina del edil y conseguir una autorización, la licentia Stupri, para ejercer como tal. El cristianismo declaró la prostitución como pecado: una ofensa a Dios y una conducta moral tan deplorable que debía tener castigo divino y social. El Santo Oficio fue un órgano fundamental, pues era el tribunal religioso estatal instaurado El Código de por los Reyes Católicos Hammurabi contempla que luchaba contra las herejías e inculcaba en la la Ley del Talión y los derechos de las sociedad la moral crisprostitutas, en otros. tiana. Por ello, hubo un vacío en el tratamiento cultural de la prostitución durante la Edad Media, del siglo V hasta el siglo XV. Ya no se hablaba de la prostituta, sino de una mujer lasciva, ya no se consideraba la prostitución como un intercambio comercial, sino como un acto de infidelidad y de incontinencia sexual: cambió el perfil de estas mujeres y de su oficio.
Sin embargo, durante el Renacimiento — en los siglos XV y XVI—, la religión y Dios se fueron sustituyendo por un fuerte antropocentrismo y una cierta laxitud moral . Nació un nuevo perfil de prostituta: la cortesana. Destacaban por su instrucción y cultura, pues formaban parte del séquito del rey y eran aceptadas a nivel social, ya que se movían entre la prostitución y la distinción. Se creó el paradigma de mujer independiente, reaccionaria contra las normas tradicionales, rodeada de riqueza y libre de elegir amante. La doble moral era clara: religiosamente condenado, pero socialmente aceptado. La cortesana más famosa del siglo XVI fue Verónica de Franco, cuya vida y conducta fueron reflejadas en la película Dangerous Beauty, estrenada en 1998 y dirigida por Marshall Herskovitz. En el siglo siguiente, el Siglo de las Luces, el modelo de cortesana se mantuvo. Nuevos enfoques, mismas tramas Un siglo más tarde, el romanticismo nació como un movimiento cultural contestario al Siglo de las Luces, en el que primaron la subjetividad y los sentimientos frente a la razón. La prostitución no fue tratada como gran tema en el nivel literario, aunque Manon Lescaut del abad Prévost es una de las pocas excepciones que confirman la regla. Esta novela fue publicada por primera vez en 1733. Debido a su fama de escandalosa, fue corregida y publicada de nuevo veinte años después. Relata el amor trágico entre un joven aristócrata, llamado Des Grieux, y Manon. Por un lado, retrata a una mujer completamente cegada por el ansia de riqueza y la vida cómoda, hasta llegar a la traición y la prostitución. Por otro lado, Des Grieux es el Edward Lewis (Richard Gere en Pretty Woman) del siglo XVIII: un hombre tan enamorado que lucha no solo para sacar a su amada de la prostitución, sino para complacerla en todo. A finales del siglo XIX y principios del siglo XX, el Realismo y el Modernismo volvieron a interesarse por la prostitución. La mayoría de publicaciones destacaron por tener un estilo descriptivo tanto de las situaciones como de
Fotograma de la película Pretty Woman, paradigma del amor romántico en la prostitución.
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los personajes. Se recurre a tópicos, pero se introducen enfoques novedosos. Por ejemplo, se hace literatura sobre la mujer caprichosa que se prostituye para vivir de forma fácil y despreocupada, pero Emile Zolá, en su obra Naná de 1880, introduce la visión naturalista propia de su tiempo. Presenta a Anne Copeau, una mujer bella pero corrompida a nivel espiritual por proceder de la rama bastarda de una familia. Su genética la obliga a adoptar conductas denigrantes: engaños que acaban en suicidios, infidelidades, despilfarros y su entrega a la vida Página de Manon Lescaut a ligera. Es una mujer cargo del ilustrador francés superficial, pero no ha Gravelot. elegido llevar esa vida por voluntad propia, sino que se trata de una exteriorización de su determinación biológica. Por esto, y como se explica en el artículo “Prostitutas en la literatura” de El País, los servicios sexuales se enmarcaban en contextos marginales. También hay otros enfoques más realistas y biográficos. En 1848, La dama de las camelias, de Alejandro Dumas, relató la relación fugaz que mantuvo el autor con Mariette Duplessis, una cortesana francesa. Además, Dumas hace guiños a otra obra parecida: Manon Lescaut. Las dos comparten estructura ya que los dos parten de un encuentro del narrador con un amante roto. Además, ambas protagonistas disfrutan del lujo y se mueven entre la alta sociedad, ambas traicionan a su amante, ambas Portada del libro Naná tienen el mismo final: publicado en París en 1880. enferman y mueren. Aunque quizá la referencia más explícita es en la subasta de los bienes de Mariette, en la que el narrador compra la obra del abad Prévost, puede que como aviso de lo que encontrará el lector en la novela de Dumas. Dos años más tarde, Nathaniel Hawthorne se atrevió a retratar la otra cara de la moneda. Deja de lado la figura de la mujer para explorar la sociedad y sus reacciones. Abordó el tema de manera similar a la del Evangelio: una mujer adúltera, rechazada y declarada como prostituta por su comunidad. Fue María Magdalena en el siglo I d. C y es Hester Prynne en La letra escarlata, novela de 1850. Las dos cometen adulterio. La primera obtiene el perdón, pero la segunda concibe un hijo de un sacer-
dote y es obligada a llevar la “A” de adúltera en el pecho como signo visible del estigma social. Roland Joffé, el director de películas como La Misión o La ciudad de la alegría, llevó esta historia a la gran pantalla en el año 1995. Empoderamiento femenino En un artículo de El País titulado “Prostitutas de novela”, se explica que en los años veinte y treinta del siglo pasado se consolidó el perfil de prostituta como una mujer libre que decide ejercer la prostitución de manera espontánea y voluntaria. Destaca Bella de día, de Joseph Kessel, en 1928, cuya protagonista es Severine. Ella busca la satisfacción carnal que no encuentra en su matrimonio por medio de la prostitución. En 1967, Luis Buñuel adaptó esta historia al cine. Exploró la escenificación sadomasoquista, enfoque que le valió no solo la aprobación internacional, sino el León de Oro, galardón que no ha ganado ningún otro español. En los años treinta, ya se realizaban producciones cinematográficas propias, sin respaldos literarios. Un ejemplo es la película Las hermanas de Gion, del director japonés Mizoguchi, estrenada el mismo año que los Juegos Olímpicos de Berlín y el inicio de la Guerra Civil española. Es una de las pocas novelas que incluye un discurso feminista y defiende la prostitución como forma de liberación para la mujer. Destacan otras novelas como La romana de Alberto Moravia en 1947 y Cowboy de medianoche, de James Leo Herlihy, en 1965, ambas llevadas al cine en 1965 y 1969, respectivamente. Herlihy retrata la vida y milagros de Joe Buck, un tejano recién llegado a Nueva York, donde pretende La letra escarlata es una historia hacerse prostituto de adulterio en la Inglaterra y complacer a las puritana del siglo XVII. mujeres adineradas. En esos momentos, esta fue una de las pocas novelas que acercó al público el fenómeno de los gigolós. Durante los últimos años del siglo XX, Estados Unidos fue el principal promotor de historias de prostitución. En 1976 se estrenó Taxi Driver, de Martin Scorsese. Es una película documental sobre la realidad de la prostitución
Cartel de Taxi driver, protagonizada por Robert De Niro y Jodie Foster. FotograFías: Wikimedia
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infantil en Nueva York durante los años setenta. Cuatro años más tarde, American Gigolo, dirigida por Paul Schrader, volvió a diseminar entre los espectadores una reflexión sobre los gigolós y el aparente mundo oscuro en el que se inserta este servicio. Albert Antón, crítico Fotograma de la película cinematográfico de American Gigolo. El País, tacha esta película de “fría, pretenciosa, superficial, (...) muy onanista y aburrida”. En 1990 llegó a las carteleras la película Pretty Woman de Garry Marshall, que consiguió consagrarse como paradigma de la unión entre el amor romántico y la prostitución. Guillermo Altares, crítico de cine de El País, cree que esta película tiene “un tufillo conservador considerable, Richard Gere solo consigue enamorarse de la prostituta cuando ésta empieza a parecer una señora, y un guión tan pobre como tópico. Su éxito se debe mucho más al marketing que al cine que contiene”. Tras este enfoque acaramelado y descafeinado, el escritor estadounidense Arthur Golden publicó Memorias de una geisha en 1997. Sayuri es entrenada en el arte de la seducción y, como fruto de esta experiencia, asume que el amor es un mito y su virginidad es solo cuestión de dinero. Esta obra será llevada a la gran pantalla en 2005 de la mano de Rob Marshall. En el portal cinematográfico FilmAffinity, expertos del periódico The Washington Post y del semanario estadounidense Variety, destacan la belleza de dicha película y la delicadeza con la que se desenvuelve la trama. Las sombras de la explotación sexual Si el siglo XX estuvo marcado por el sello estadounidense en las tramas de prostitución, la primera parte del siglo XXI es de los latinoamericanos. En 2004, el Nobel de Literatura Gabriel García Márquez publicó Memoria de mis putas tristes. Esta es la historia de un anciano de 90 años enamorado de una menor de edad, obligada a vender su virginidad para aportar ingresos a su familia. Un año después, Gustavo Bolívar publicó Sin tetas no hay paraíso. Los dos autores mencionados hablan de la prostitución de menores, la principal diferencia es que la protagonista de Márquez entra en este mundo por necesidad y la de Bolívar, por una mafia colombiana. En 2008 se retransmitió una serie española homónima emitida por Telecinco, cuyo director fue Alfonso Arandia. Dos años más tarde, Bolívar presentó la versión cinematográfica de su novela que él mismo había dirigido. Alguna de las últimas películas estrenadas sobre este tema son Princesas, en 2005, de Fernando León de Aranoa, en el que se reflejan los conflictos entre prostitutas españolas e inmigrantes, y Aprendiz de Gigolo, en 2014, del director John Turturro. Nuria Vidal, crítica de Fotogramas, califica esta última película como “intrascendente, divertida a ratos, con una banda sonora espectacular y unos personajes con los que acabas sintiendo una simpatía tonta”. En cuanto a argumentación es el polo opuesto a Cowboy a medianoche, pues el ejercicio de la prostitución no es por necesidad sino por oportunidad o conveniencia. Por último, la prostitución también ha ganado terreno en la novela más reciente. Rosa Montero, periodista y escritora galardonada con el Premio Nacional de las Letras Españolas, publicó en 2016 La carne en la que se mezcla el miedo a la vejez, la venganza y el deseo.
Filmografía de la prostitución
1928
La caja de Pandora, de Georg Wilheim Pabst Cine mudo. Mujer que usa su belleza para conseguir sus caprichos. Comparte paradigma con "Naná" de Emile Zola.
1936
Las hermanas de Gion, de Kenji Mizoguchi
Retrato vital de unas hermanas geishas. Integra un discurso feminista: el ejercicio de la prostitución como forma de liberación femenina.
1956
La calle de la vergüenza, de Kenji Mizoguchi
Retrata la historia de unos familiares que obligan a sus mujeres a ejercer la prostitución para solventar las deudas contraídas. Crítica social y familiar.
1963
Irma la Dulce, de Billy Wilder
Un policía destituido acaba siendo proxeneta para sacar a Irma de ese mundo. Inserción del amor romántico en la explotación sexual.
1976
Taxi Driver, de Martin Scorsese Película documental sobre la prostitución infantil en Nueva York durante los años 70. Ganadora de la Palma de Oro del Festival de Cannes y cuatro nominaciones al Oscar.
1990
Pretty Woman, de Garry Marshall Une el amor romántico y la prostitución, todo ello dentro del mundo del lujo. Gracias a esta película, Julia Roberts, una desconocida hasta entonces, saltó a la fama.
1998
Dangerous beauty, de Marshall Herskovitz Figura de Verónica de Franco, cortesana del siglo XVI. Paradigma de mujer culta que elige la prostitución.
2005
Princesas, de Fernando León de Aranoa Retrata la tensión entre las prostitutas españolas y las inmigrantes. Ganó tres Premios Goya: mejor actriz, mejor actriz revelación y mejor canción.
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EL INTERIOR DE LOS BURDELES
La noche desde dentro Se anuncian como hoteles en los alrededores de Pamplona, pero las luces de neón y los porteros dejan poco espacio para las dudas. De puertas para adentro, cada uno tiene su propio ambiente y sus particulares normas de funcionamiento. Entramos en dos de ellos para contar cómo es una noche cualquiera.
Entre diferentes prostibulos existen acuerdos que van desde invitaciones a clientes a la rotación de las mujeres que ejercen.
Virgilio gonzález
M
intentando entrar en el Private, un club nocturno en las afueras de Pamplona con grandes letreros que alumbran los alrededores, un coche de la policía municipal se detiene en frente. La ventanilla se baja y un agente se asoma con una expresión neutra: “Se entra por atrás, chaval”. Atravesando un parqueadero iluminado de rosado aparece un toldo blancuzco. Unos cuatro barriles se encuentran cerca, con ceniceros encima. Todavía es temprano. Hay un sólo hombre afuera intentando encender un cigarrillo. No hay vigilante, y apenas cinco carros ocupan un puesto fuera, ocultos de la carretera por el edificio. Al cruzar dos puertas, diez mujeres voltean para ver quién acaba de llegar. Una hilera de piernas desnudas se alinean casi al mismo tiempo. Un par se apresura en terminar unos envases de yogur y luego se coloca en posición junto a las otras. Las mesas son blancas, así como las sillas giratorias que permiten girarse sin brusquedad. Así es que algunas se quedan conversando con quienes les acompañan y otras se dedican a observar, buscando a alguien que responda a sus encantos. Hay un par de hombres en la barra, pero el bartender no está detrás. Pasan diez minutos antes de que salga de un cuarto que se encuentra en el extremo, mejor iluminado que el resto del lugar, donde parecía estar discutiendo con otra mujer. Este local no está escondido detrás de un monte, como sucede con sus paralelos en otros países donde se ven obligados a existir en la
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ientras estoy
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clandestinidad. La situación de alegalidad que rodea la prostitución española no los fuerza a ocultarse. La ley pena el proxenetismo, pero los dueños de recintos como el Private hacen más bien de arrendatarios que, según el criterio de los poderes judiciales, ceden sus espacios a las mujeres que hacen su oficio independientemente. Hay espejos divididos verticalmente que aparecen entre una columna y otra, como para poder ver en cada uno de ellos una parte distinta del sitio sin enfrentar el reflejo de su totalidad. No es para observarse a sí mismo, sino para echar miradas a lo largo del lugar. Todo el espacio se encuentra bañado en pequeñas luces de colores que revolotean entre las esquinas y el suelo, y detrás de la barra están colgados unos relieves de madera representando una variedad de actos sexuales. Si no fuera por esos detalles, casi parecería un bar normal. De una manera parecida, en el lenguaje de la página web tampoco hay referencias explícitas a los servicios que ofrecen. Además de las fotos de bailarinas en tanga, las maneras más directas en que se pone en palabras incluyen “la mejor compañía”, “caprichos especiales” y la promesa de “cumplir tus fantasías”. Como si lo decente fuera mostrarlo, pero no hablar de ello. Las chicas desocupadas están revisando sus móviles. Hay una caja de bombones sobre una de las mesas. Un hombre vestido de traje entra solo. Parece tener poco más de cincuenta años. En el espacio de media hora pide un trago para él y otro para una chica que se le acerca, conversa un poco, permite que ella le baile un rato y luego suben juntos por las escaleras que se encuentran escondidas detrás de una máquina expendedora de cigarrillos. Hay otras que
FotograFía: Virgilio gonzález
invitan a los “clientes”, término común para referirse al usuario asiduo de prostíbulos, a que les compren un cubata para luego, pero hay algunos que se hacen rogar un poco más. Tal vez prefieran terminarse el trago primero, o discutir lo que planean hacer durante la noche antes de ponerse a galantear. Algunos hombres asisten a los prostíbulos en grupo después de andar bailando en una discoteca o luego de un copeo en casa de algún amigo. Un par de colegas son cercados por sendas muchachas que les preguntan sus nombres con sonrisas deslumbrantes. Una dice que está aburrida y propone cambiar la música, que hasta ahora ha consistido únicamente en éxitos contemporáneos de música urbana y latina. Cuando le preguntan cómo se haría, ella pide dos euros por el encargo. Adriana llegó de Paraguay hace 22 años, aterrizando en Barcelona con su familia, y desde entonces se ha casado (aunque no discute la situación actual de su matrimonio) y tiene dos hijas. Lleva ocho años en Navarra. “De lo raro que vi en este mundo era que había mucho vicio sexual”, dice. “A lo mejor no sabía mucho de sexo cuando comencé. No sé si diría que raro, si te gusta no es raro. Uno quiere que le meta el dedo, otro quiere que le mee encima o que le lama el culo. Quieren ponerte en cuatro, en ocho…”. Un cartel detrás de la barra anuncia, entre líneas rojas y moradas que la compra de una consumición valida al cliente para poder reclamar otra en el bar Miami de manera gratuita. Además, por lo menos tres de las chicas ahí afirman que hacen turnos allá. Hay una relación entre los establecimientos que va más allá de invitar a la asistencia de un sitio al otro. Varias chicas declaran que también trabajan en el Miami,
así como en el Supermodels, que se encuentra cerca del polígono industrial Noáin-Esquíroz. Suele ser la norma que las chicas van rotando cada tantos días para que los consumidores puedan gozar de cierta novedad al volver. Pero llama la atención que ninguna menciona el Carioca, otro club de alterne que se encuentra a diez minutos de caminata. Hay otras posibilidades que se pueden procurar en lugares así. Uno de los clientes se va al cuarto detrás de la barra y el bartender lo sigue. El intercambio es muy discreto: “¿Tienes?” “Todavía no es la hora”. Podrían estar hablando de cualquier cosa, es verdad, pero una de las chicas no considera necesario tanto decoro. “La coca no hace bien,” dice Maray, “pero para un día, una fiesta… Algunas tenemos para nuestro consumo y también compartimos. Pero si tú consumes lo normal es que tú tengas un poquito”. Maray es de República Dominicana y lleva diez años en Madrid, dice que aquí sólo trabaja. Tiene un hijo. “Para qué voy a tener más”, dice entre risas. Fuera hay un par de fumadores. Llegaron hoy a Pamplona, y es su primera vez pasando por aquí. Uno de ellos, Jacobo, de Galicia, cuenta lo que sabe de este lado de España: “Ahí en Irún tenéis Las Palmeras, que es la bomba. Pasé hace algunos años, siempre sale en la tele. Ahí hay ciento y pico de tías, cada una más buena que la otra”. La popularidad y fama de Las Palmeras se deben a una razón muy sencilla. En Francia es ilegal contratar servicios de prostitución, y los consumidores son multados. Muchos franceses atraviesan la frontera para llegar a Irún, amparados por la falta de legislación en el país que tienen por vecino. Si pagar por sexo es una opción, también lo es estar en prostíbulos para pasar el tiempo. “No hablamos con ninguna”, continúa Jacobo. “Sólo vino una búlgara que quiso violar al chaval. Le agarró el paquete”, comenta, riéndose y señalando a su compañero, que no tarda en contestar: “Yo le dije: ‘Tranquila, nena’”. Jacobo adopta una actitud más pensativa luego de relatar la anécdota. “Seguramente ahora nos vayamos. Mañana hay que trabajar”.
El Miami no está cerca del Private. Los horarios de autobuses no se ajustan a quienes lo frecuentan, y una caminata puede durar más de una hora. En el exterior hay una serigrafía gigante de los rascacielos de la ciudad cuyo nombre toma prestado a un mar de distancia. Una vez dentro, llama mucho la atención una escalera que se curva señalando una puerta blanca donde entran hombres y mujeres juntos y salen por separado. El mensaje es más directo, los asistentes van a lo que van. A diferencia del Private, hay mucha interacción de las chicas entre sí, charlando como amigas. La música alterna entre bachatas, baladas y un blues en español. Un par de mujeres empiezan a bailar juntas, como para llamar la atención de los que están en la barra. Celina, de Brasil, lleva trabajando aquí alrededor de un mes. “Aquí me siento mejor, antes trabajaba en el Bar Latino”, explica mientras se menea con suavidad al ritmo de la canción. “Allá cuando estaba nada más el dueño, nos trataba súper bien. Luego vino su mujer, brasileña también. Ella antes estaba de esto también, ya sabe lo que hay, y se hacía la chula. Les dije que no quería más problemas con ellos y me salí”. Celina ve a otro tipo en la barra, se acerca a él y lo interpela: “¿Nos conocemos?”. Él, sorprendido, le pregunta por su nombre y ella responde: “Ya tú sabes”. Hay dos amigos bebiendo en una de las mesas, charlando animadamente y mirando hacia las mujeres sentadas al otro lado del salón, pero ellas no se les acercan. El protocolo aquí es menos agresivo: los consumidores deben ser los que muestren interés y demuestren que están dispuestos a pagar. “Aquí la gente es muy educada porque vienen a lo que vienen”, dice la bartender mientras ojea a los que quedan en el local. Un hombre que roza los sesenta años tiene en sus piernas a una chica. Puede que me equivoque, pero estoy casi seguro de que lo vi antes en el Private. Al cabo de un rato invita a otra a acompañarlo un rato para conversar, y al final se levanta y sale, satisfecho de cómo terminó su noche.
Legalmente estos locales no se definen como prostíbulos, sino como hoteles y bares.
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FotograFía: Virgilio gonzález
Mabel Lozano: “Prostitución y trata van de la mano” CriStina MoGna
La cineasta Mabel Lozano abandonó el mundo de las pasarelas por la lucha contra la explotación sexual. Para su primer documental, Voces contra la trata de mujeres, viajó a Rumanía y a Moldavia. En su nuevo proyecto el protagonista es un ex proxeneta español. ¿Por qué no se percibe la prostitución o la trata como un problema? Yo no diría “o la trata”. La prostitución y la trata van de la mano. La prostitución se nutre de las mujeres pobres, de las migrantes sin papeles, del sueño de una vida mejor. No puede haber trata con fines de explotación sexual sin prostitución. La prostitución se legitima porque es de “toda la vida”. Está normalizada. Después del estreno de su documental, ¿ha notado algún cambio de actitud? El Músico dice que los encargados de los clubes de alterne están furiosos porque ahora la policía investiga a los testaferros. Este documental hace daño al sistema económico de la prostitución porque da herramientas a la policía para luchar contra ellos. ¿Ve algún avance en materia política? No. El Gobierno dice que es abolicionista y que trabaja por la igualdad, pero, de momento, tenemos un sindicato de prostitutas llamado OTRAS. Escuchamos hablar más de Franco que del abolicionismo. ¿Es posible una prostitución sin trata que no beneficie a los proxenetas? Hay un porcentaje minoritario de mujeres que se autodenominan “trabajadoras del sexo”. Ellas pueden darse de alta en la Seguridad Social y regularizar su situación. Pero, ¿qué hacemos con la mayoría de las mujeres que están en esta situación? Además, ¿en qué circunstancias se elige? La que es pobre y no tiene herramientas siempre va a tener una salida en este submundo. ¿Ha conocido a más personas con el mismo perfil de El Músico? No, es muy difícil encontrar a alguien así. El Músico estuvo en la cárcel, se arrepintió y ahora se juega la vida al romper con todos los códigos de la delincuencia.
Mabel Lozano era modelo, presentadora y actriz cuando conoció a Irina, una chica rusa a quien su novio había vendido por tres mil euros. Después de eso se convirtió en activista. En octubre estrenó El proxeneta. Paso corto, mala leche, un documental protagonizado por El Músico, ideólogo de la trata en España.
¿Qué sucede con las mujeres que logran salir de este mundo? Muy pocas logran salir. Las que quieren entrar lo tienen infinitamente más fácil que las mujeres que quieren salir. La mujer que “no da para más” en los clubes va a la calle, a los pisos, a las rotondas. ¿Está bien visto entre adolescentes el “irse de putas”? Sí, porque es muy barato económica y afectivamente. No hay compromiso ni responsabilidad. La educación sexual de los jóvenes es través del porno, que muestra relaciones violentas, exige sumisión a las mujeres y les cosifica. Ellos buscan en el sexo de pago eso que han visto. Por eso, cada vez se les hace más difícil mantener una relación entre iguales. ¿Por qué la prostitución comienza a trasladarse a los pisos? En los clubes grandes sigue habiendo trata, pero la prostitución se traslada a los pisos porque los cuerpos de seguridad del Estado han aprendido cómo funcionan los burdeles. En los pisos las mujeres son más ilocalizables y resulta más fácil aleccionarlas y coaccionarlas. Los mecanismos de captación siguen siendo los mismos: las mujeres tienen que llegar a los pisos y luego pasan al resto del circuito, a los burdeles. Ha criticado la manera de ilustrar prostitución en la prensa. ¿Cómo se podría lograr una representación más justa? Creo que hay que ilustrar con hombres, con el rostro de los demandantes y de los proxenetas. Hay que enfocar el discurso en ellos.
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FRANCISCO, PROVEEDOR DE BURDELES EN NAVARRA
Un testimonio sobre la edad dorada de los prostíbulos en Navarra Durante las décadas de los años ochenta y los noventa, los burdeles amasaban cantidades desorbitadas cada año. Francisco, un empresario de Tudela que surtió de productos de alimentación a más de cuarenta prostíbulos, desgrana los entresijos de un negocio que, para muchos, continúa siendo un enigma.
prostitución ocurre algo llamativo. Muy pocas veces un tema tabú, tan invisible, tan clandestino, evoca una imagen tan unánime. Prostitución lleva, como en la tercera película de la saga Torrente, a un burdel de carretera, a unas luces de neón que chispean, a una barra con un hombre cercano a la sesentena que apura una copa del peor garrafón. Hubo un tiempo en que este tópico no andaba muy lejos de la verdad. Fueron las décadas de los ochenta y los noventa, donde el sexo de pago se concentraba en clubes que amasaban fortunas de dinero negro cada año, con mafiosos en Mercedes de seis millones de pesetas y Rolex de oro en la muñeca. Hoy, esos locales están en declive y, aunque pensemos en ellos como el paradigma de la prostitución, son ya solo una sombra difusa de lo que fueron. Aun así, no hay mejor manera de entender este sórdido negocio que la de adentrarse en los años dorados de los prostíbulos, en su día a día, en sus secretos y engranajes. Durante veinte años, hubo un testigo privilegiado de todo aquello. Francisco (por llamarlo de algún modo) mantuvo desde 1985 hasta 2005 relaciones comerciales con la red de clubes de alterne de Navarra y se adentró hasta sus entrañas. Contra lo que pueda pensarse, él nunca fue parte de ellos. No hacía falta. Los prostíbulos eran, para muchas empresas de la Comunidad Foral, un cliente más que, al igual que hoteles y restaurantes, necesitaban de su abastecimiento. Francisco, tudelano de 65 años, habla de aquellos días con naturalidad. La compañía alimenticia que dirigió desde 1960 hasta 2009 proveía de suministros a centenares de establecimientos cada semana entre supermercados, cafeterías y almacenes. Los burdeles eran un destinatario más que se colaba con sigilo en las hojas de reparto de sus conductores. Pagaban bien, puntualmente y al contado. La única diferencia respecto al resto de compradores es que allí prefería ser él, en persona, quien entregaba el género. ¿El motivo? Primero, la discreción. El segundo lo confiesa con una media sonrisa: algunas ocasiones había enviado a trabajadores que no regresaban hasta tres horas después. “Imagino que les gustaba el ambiente y… entra-
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El propietario de un prostíbulo me confesó tener cincuenta millones de pesetas bajo el colchón y no saber qué hacer con ellos. mal. Personas con familia a quien nadie creería al margen de la ley. Francisco, tras aquella conversación, incluyó los prostíbulos del empresario en su ruta de reparto. Pronto, su servicio llegó a oídos de otros propietarios y acabó por suministrar a más de cuarenta locales en Navarra y La Rioja. Asegura que todas sus transacciones eran legales. “Ellos pagaban en negro, pero yo lo declaraba todo, no podía no hacerlo. La manera era incluir en el precio el IVA sin que se dieran cuenta y después declarar los beneficios en un apartado genérico de ventas varias, donde iban también, por ejemplo, las ventas a particulares. No solían ser grandes pedidos: unos 300 euros por envío”. Cuando acudía para entregar los repartos, accedía al local desde la cocina, donde la imagen era siempre pintoresca: en una mesa cenaban, hacinadas, las prostitutas, nunca después de las siete de la tarde. Cuenta que la mayoría apartaban la mirada avergonzadas y apenas intercambiaban un saludo. Pero otras, casi a hurtadillas, aprovechaban la visita para zafarse de la soledad y sincerarse con el extraño. “Una
chica me contó, rompiendo a llorar, que tenía dos hijas en su país a las que mantenía con el poco dinero que conseguía y que pensaban que trabajaba como camarera”. Aunque las mujeres recibían una parte de las ganancias, rara vez podían ahorrarlo. Las adicciones al alcohol y las drogas eran una constante que les mermaba la cartera y la salud. “Es una red de la que luego es muy difícil salir, porque ganan dinero, pero se les va. Vienen para un año o dos y se quedan diez trabajando allí”. Y eso les ocurría a las que tenían suerte. El resto (la mitad, sostiene) eran víctimas de trata: “Las traían de otros países engañadísimas y las metían ahí. Les exigían prostituirse hasta saldar la deuda del viaje, que inflaban para que fuese prácticamente impagable”. Francisco también se relacionó con la otra cara de la moneda. “A veces me proponían pasar a tomar algo con el encargado del club. Recuerdo a uno que siempre se me quejaba. Me decía que estaba hasta los cojones porque hacía de todo y no cobraba una mierda”, relata Francisco. En cada club llegaban a trabajar hasta ocho personas además de las prostitutas entre el encargado, camareros, personal de limpieza y el contable. Ninguno nadaba en la abundancia. El único que veía desbordarse sus bolsillos era el propietario, que apenas aparecía por el negocio. Según Francisco, porque estaba demasiado ocupado blanqueando las toneladas de dinero negro. “Uno me confesó tener cincuenta millones de pesetas bajo el colchón y no saber qué hacer con ellos. Eso en la época era una barbaridad” (equivaldría a unos 900 000 euros hoy). La manera de blanquear era adquirir pisos y coches con parte del dinero ilegal y, después,
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ban, les ofrecían una bebida…”. Su primer contacto con los burdeles se produjo por casualidad. “Era 1985. Había un hombre del pueblo que acudía a la sede a comprar con bastante frecuencia, se llevaba kilos y kilos, algo nada normal en un particular. Además, venía siempre con un Mercedes enorme y a mí me extrañaba tanta ostentación. Un día le pregunté para qué necesitaba tanta cantidad y él me contestó que tenía una red de cuatro o cinco clubes con más de 150 personas entre cocineros, camareros y chicas. Me dijo textualmente que había dado en la vida muchos tumbos, que se había dedicado a varias cosas. De pronto cogió un club, vio que el negocio era muy boyante y que ahora tenía cuatro o cinco. Era un hombre al que le gustaba ganar mucho y trabajar poco”, comenta Fracisco. Su relato derriba otro mito del imaginario colectivo. La prostitución no es solo cosa de individuos del hampa, de gánsters con pistola al cinto con acento exótico. A menudo, quienes la manejan son gente común, de apariencia nor-
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alberto eSParza
El negocio tenía tres vías de ingreso: las consumiciones en el bar, el alquiler de la habitación, que lo pagaba cada chica, y el dinero de la relación sexual que abonaban los clientes. revenderlos para regularizar las cuentas. Una práctica que, para Francisco, sería imposible hoy día por el endurecimiento de la ley. La prostitución en España, tanto antes como ahora, se encuentra en un limbo legal. No es un negocio reconocido, pero tampoco se le persigue. El modo de oficializar los burdeles era, como lo es hoy, registrarlo como un negocio distinto. “Legalmente estaban inscritos como
hostales que alquilaban las habitaciones para dormir. Y, de hecho, las chicas vivían, dormían y comían ahí y, a ojos legales, eran clientas del hostal. Y los consumidores de prostitución, teóricamente, lo que hacían es visitar en las habitaciones a una huésped”, explica Francisco. Para generar beneficios, cada burdel era un prodigio de ingeniería económica. Simple, pero diseñado para no dejar escapar una sola peseta. “El negocio tenía tres vías de ingreso: las consumiciones en el bar, el alquiler de la habi-
tación, que lo pagaba cada chica y el pago de la relación sexual de los clientes de prostitución. El dinero de las dos primeras se podía declarar, pero el del sexo era siempre negro. Además, estaba también el kit de cama. Se trataba de un juego de sábana, preservativos y accesorios de limpieza que el cliente estaba obligado a pagar antes de cada pase, pero igual le cobraban un 300% de lo que valía. Costaba cien pesetas y lo vendían a unas 300 o 400. El beneficio del kit era íntegro para el empresario”.
El dinero procedente de las relaciones sexuales y las consumiciones se distribuía, por el contrario, según un sistema de porcentajes: “De los llamados ‘servicios’, la chica se quedaba la mayor parte. Si cobraba 5 000 pesetas, se quedaba 4 000 mil y daba al prostíbulo un diez o un veinte por ciento. De las consumiciones al revés, la chica se quedaba un diez o veinte por ciento y el resto, que era mucho, para el dueño. Se ganaba muchísimo con las bebidas, que además eran muy caras. Yo vi a clientes gastar 25 000 pesetas en champán (unos 400 euros al cambio de 2018). Eran las chicas las que incitaban al cliente a beber. He visto a chicas decir en la barra que pusieran un cubata a uno y luego el camarero le daba a la prostituta un papelito para llevar la cuenta de las consumiciones que conseguía sacar”, comenta Francisco. Ese “papelito” y la familiaridad con el alcohol es lo que provocaba que muchas cayeran en las adicciones, una sus grandes epidemias. La otra preocupación, en especial para las indocumentadas, eran las redadas policiales. “Las hacían una vez por semana. Cuando divisaban el coche patrulla, todas corrían para esconderse en las habitaciones. Aun así, encontraban a las que no tenían papeles y las detenían. Al dueño del club solo le caía una multa”. Más allá de las estratagemas fiscales y las multas, no había mayor preocupación entre los propietarios. Francisco sólo recuerda en especial un caso en que la paz de estos patrones se vio turbada. “Fue un señor al que yo conocía personalmente. Hacía alarde de lo que ganaba con el negocio: enseñaba el fajo de billetes y presumía. Eso no debió de gustar a algún rival y una noche, mientras conducía por una carre-
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A principios del siglo XXI, los clubes entraron en declive y dejó de ser rentable servirles porque ya no cubrían una ruta de reparto.
Cada burdel podía facturar, al cambio, más de un millón de euros al año. Ahora, los que sobreviven lo hacen a duras penas.
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FotograFía: christopher Burns
tera secundaria, se le cruzaron dos coches, lo sacaron, lo desnudaron, le robaron todo lo que tenía encima y lo abandonaron en el arcén. Se retiró poco después”. Francisco tuvo oportunidad de conocer de cerca las historias de algunas de esas mujeres. Tres abandonaron la prostitución y terminaron trabajando en su empresa. A la primera la llevó la Guardia Civil. Había sido maltratada en el burdel en que ejercía y un agente conocido le pidió un puesto para ella. Otra empezó una relación con un empleado de la empresa. «El objetivo de muchas de estas chicas es simplemente encontrar a una pareja de aquí para salir de donde están y liberarse”, dice, y cuenta otro caso llamativo: el de una prostituta que acabó casándose con el encargado de su club. “Y salió bien. Han pasado casi treinta años y siguen juntos. Aunque no es lo común. Por lo general, en cuanto las chicas consiguen dinero y autonomía suficiente, abandonan al hombre y regresan con su familia o forman otra por su cuenta”. El ocaso de los clubes de alterne provocó que la empresa de Francisco rompiese sus relaciones comerciales con ellos al poco de comenzar el siglo XXI. “Entraron en declive y dejó de ser rentable servirles porque ya no cubrían una ruta de reparto. Por una parte, tuvo que ver la crisis económica de 2007. Por otra, el auge de los pisos. En los años ochenta, pasabas a las cinco de la tarde y no se podía ni aparcar, todo lleno, exagerado. Y ahora igual entras a un club y hay cinco hombres”. La decadencia de los prostíbulos no ha traído consigo el fin de la prostitución. Junto con los que sobreviven, el sexo de pago se ejerce cada vez más frecuentemente en pisos y se anuncia por internet. Amparado en el vacío legal, es un negocio en contínua adaptación a los cambios que imponen los tiempos.
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FOTORREPORTAJE
La decadencia de los clubes ana pauLa SaLaS
Cada vez hay menos mujeres prostituyéndose en rotondas oscuras o en estacionamientos solitarios. Bajo la misma premisa, también son cada vez menos los locales nocturnos donde se puede encontrar este tipo de actividades. Y cada vez son más los edificios en ruinas, y aparentemente abandonados, que solían albergar a proxenetas y prostitutas. No obstante, solo hace falta ir a media mañana a cualquiera de estos sitios para darse cuenta de que la decadencia es solamente visual. Varios de ellos siguen en funcionamiento, aunque oficialmente se diga lo contrario. A continuación, se presentan fotos de Huracán 2000, Pub Carrascal y Pub San Gregorio. Los tres están situados en la carretera N-121 entre Pamplona y Tafalla. Estos locales, que en registros y en la web aparecían como “cerrados” o directamente ya ni aparecían, aun viven. Es evidente que gente habita ahí: llega correo, hay restos de comida reciente, se pueden ver personas saliendo. Y, según testigos del lugar, en algunos de ellos hasta se sigue laborando. 1- Cartel antiguo que indicaba, o todavía indica, el camino a los visitantes del pub. FotograFía De ainHoa górriz. 2- La puerta trasera está impecablemente pintada, hay un sistema de aire acondicionado en buen estado, y las tejas del techo no tienen marcas de deterioro. FotograFía De ana pauLa saLas. 3- Bajo un toldo hecho jirones y en una puerta dañada por el sol, un letrero advierte: “Este sitio es vigilado por cámaras de vídeo”. FotograFía De ana pauLa saLas. 4- En la cima de una colina junto a la carretera se esconde la entrada del club San Gregorio. FotograFía De VirgiLio gonzáLez. 5- La reja de entrada al club San Gregorio. Una reja abierta y una puerta azul sin llave. FotograFía De VirgiLio gonzáLez. 6- Un patio viejo en el club San Gregorio lleno de material de construcción relativamente nuevo. FotograFía De ainHoa górriz. 7- En los contenedores de basura había deshechos recientes y un paquete de correo que había llegado cuatro días antes. FotograFía De VirgiLio gonzáLez. 8- En contraste, la fachada del mismo edificio está colapsando y presenta daños de humedad. FotograFía De ana pauLa saLas. 9- De izquierda a derecha, en la tercera ventana de la hilera de abajo, una señora se asoma y se esconde al ver la cámara. FotograFía De ainHoa górriz.
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LA TRATA CON FINES DE EXPLOTACIÓN SEXUAL
Las rutas de la esclavitud España es el primer país de Europa en consumo de prostitución y, según el Gobierno, hay 45 000 mujeres que realizan esta práctica. Gran parte son explotadas sexualmente, es decir, son víctimas de trata. De hecho, es el tercer país de Europa al que más víctimas de trata llegan, según la Asociación para la Prevención, Reinserción y Atención a la Mujer Prostituida (APRAMP). En Navarra, según Abiatze, el 66,16% de las mujeres en situación de prostitución son explotadas sexualmente. Mikel Sola
V
illaViciosa de
la esclavitud del siglo XXI. Según el Protocolo de Palermo, la trata consiste en “la captación, el transporte, el traslado, la acogida o la recepción de personas, recurriendo a la amenaza o al uso de la fuerza u otras formas de coacción, al rapto, al fraude, al engaño, al abuso de poder o de una situación de vulnerabilidad o a la concesión o recepción de pagos o beneficios, para obtener el consentimiento de una persona con fines de explotación”. La trata de mujeres con fines de explotación sexual está relacionada con la pobreza, la falta de oportunidades y de recursos y la desventaja económica y sociocultural. Son mujeres desesperadas, procedentes de países como Brasil, Nigeria o Rumanía, capaces de embarcarse en cualquier periplo si de esa manera consiguen dinero para sus familias. Algunas son conscientes de que en el país de destino van a ejercer la prostitución, aunque en otros casos las mafias les prometen un empleo en nuestro país que no terminan ejerciendo.“La mayoría de las mujeres saben que van a ganarse la vida ejerciendo la prostitución, pero eso no supone que luego no puedan aparecer delitos de trata, porque al llegar se encuentran condiciones muy distintas a las que la red les había prometido”, afirman desde la Brigada de Extranjería de Policía Nacional de Pamplona. Estas mujeres, en sus países de orígen, contactan con redes que les financian el viaje y les dan el dinero suficiente para llegar a España.
Las rutas más comunes En el caso de las redes de trata latinoamericanas, salvan los controles de los cuerpos policiales en los aeropuertos mediante escalas. Entran en España de forma indirecta. “Saben que controlamos ciertos vuelos, no por el tema de trata, sino por la inmigración ilegal. Revisamos vuelos en los que detectamos que vienen muchos viajeros sin la documentación en regla. Entonces, estas redes buscan alternativas, vuelos que no llamen la atención a los controladores”, aseguran las mismas fuentes de Policía Nacional. Las redes saben qué vuelos tienen más posibilidades de ser controlados en España y, por lo tanto, vuelan a otros países. “Hacen el vuelo Bogotá-Hamburgo, que no va a ser tan controlado en Alemania, en vez de Bogota-Madrid, que con total seguridad va a ser revisado
Al Lado es una comedia española dirigida por Ignacio García Velilla en 2016. En la película, a un grupo de amigos del pueblo les ha tocado la lotería de Navidad, pero el décimo premiado se ha vendido en el club de alterne y para no ser descubiertos por sus mujeres y no ser tachados de puteros, nadie se atreve a ir a recoger el premio. La Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC) informa de que España es el primer país en Europa en consumo de prostitución y el tercero en el mundo, solo por detrás de Puerto Rico, en segunda posición, y Tailandia, que ocupa el primero. Según el Gobierno, hay unas 45 000 prostitutas Desde 2012 hasta hoy, el Servicio Municipal en el país, muchas explotadas sexualmente. de Atención a la Mujer del Ayuntamiento La Asociación para la Prevención, Reinserción de Pamplona ha atendido a 18 mujeres que y Atención a la Mujer Prostituida (APRAMP) afirma que España es el tercer país de Europa al denunciaron ser víctimas de trata. que más víctimas de trata llegan y el Centro de Inteligencia contra el Terrorismo y el Crimen por las autoridades policiales. Esa es la jugada, Organizado (CITCO) asegura que en nuestro saber en qué aeropuertos no les van a controlar, país hay 13 983 personas en riesgo de encontrarporque saben que la policía no puede revisar se en situación de trata de seres humanos y/o todos los vuelos”, añaden desde Policía Naciode explotación sexual. nal. Una vez en Europa no encuentran ningún Aún habrá quien piense que estas situaciones problema, ya que existe la libre circulación de solo se dan en ciudades grandes y lugares turísticos como Benidorm o Marbella. Se equivoca, porque Médicos del Mundo estima en “Diagnóstico participativo. La prostitución en Navarra desde un enfoque de género y derechos humanos” (2017) que en Navarra hay entre 700 y 800 mujeres y menores de edad que ejercen la prostitución. Según los datos de la Memoria de Abiatze de 2010, en Navarra “el 66,16% de las mujeres son explotadas sexualmente y con razonable y alta probabilidad en el 33,84% más de los casos”. Así, la trata con fines de explotación sexual está detrás de la mayor parte de la prostitución en Navarra. Además, desde 2012 hasta hoy, el Servicio Municipal de Atención a la Mujer (SMAM) del Ayuntamiento de Pamplona ha atendido a dieciocho mujeres que denunciaron ser víctimas de trata. Un último dato revelador: en 2014 la Policía Nacional atendió en Pamplona a dieciséis personas que habían admitido ser víctimas de trata. De ellas, solo dos se atrevieron a denunciar. Con todos estos datos, ACNUR La ansiedad y el estrés postraumático son algunas de las consecuencias Fuente: andrei lazareV ha definido la trata de personas, que de la explotación sexual. incluye la explotación sexual, como
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personas y la mayoría de veces entran a España por La Junquera. Cuando provienen de países subsaharianos como Nigeria, entrar por vía aérea es casi imposible. Atraviesan el desierto en autobús o a pie hasta llegar a Libia, Marruecos o Egipto. Allí embarcan hasta un país europeo. Hasta hace poco la ruta más habitual era Libia-Italia, ya que la guerra civil en el país africano favoreció la aparición de mafias que trasladaban a los inmigrantes a Europa en unas condiciones muy precarias. Sin embargo, a raíz de los naufragios en el Mediterráneo y las políticas antimigratorias del nuevo Ejecutivo italiano, los inmigrantes están volviendo a entrar a España por Marruecos. En este caso, nuestro país depende de la política migratoria marroquí. “El esfuerzo que destinan ellos a luchar contra la inmigración que va a Europa es interesado porque saben que no
se van a quedar en Marruecos”, aseguran desde Extranjería. Por lo tanto, si España no colabora con ayudas económicas, Marruecos “hace la vista gorda y deja pasar a los inmigrantes”. En nuestro país les espera uno de los miembros de la organización que las lleva al piso o al club. Policía Judicial de la Guardia Civil afirma que “allí les pegan una paliza y les dicen que han contraído una deuda y que la deben saldar acostándose con gente”. De acuerdo con la Guardia Civil, las condiciones son inhumanas, con jornadas laborales interminables y sin horarios: “Si viene un cliente, aunque sea en medio de la madrugada, se tienen que despertar y hacer el paseillo. Si el cliente la elige, tiene que mantener relaciones con él; si no, otra vez a dormir hasta que llegue el próximo, que a lo mejor es dentro de una hora y se tiene que volver a levantar”.
Pocas denuncias Las mujeres víctimas de explotación sexual apenas denuncian, cuando es esencial para que se le pueda acusar de algo punible al proxeneta. ¿Por qué, si se da el caso, la mujer no confiesa? Provienen de Estados fallidos en los que la policía forma parte de un entramado corrupto. Estas mujeres viven en situaciones precarias, son amenazadas constantemente y están psicológicamente hundidas. Además, solo conocen el club o el piso y su vida consiste en tener relaciones sexuales en diferentes ciudades, porque cada quince días rotan y cambian de lugar, por lo que no establecen ningún tipo de relación. En muchos casos, además, los familiares de estas mujeres están controlados por la mafia en su países, por lo que para evitar posibles represalias, se niegan a denunciar su situación ante la policía.
CARMEN MENESES, SOCIÓLOGA
Carmen Meneses estima que un tercio de las mujeres que ejercen la prostitución en España son víctimas de trata Los medios de comunicación han publicitado durante años en sus periódicos anuncios sobre la prostitución. Estos han sido una gran fuente de ingresos. Las campañas para generar conciencia pueden ayudar a entender este fenómeno complejo para ayudar a las mujeres que ejercen la prostitución.
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la trata elaboró un pequeño manual en 2017 con la financiación del Ayuntamiento de Pamplona en el que publicaba un dato alarmante, cuya fuente era un estudio elaborado por la UNODC en 2010: “España es el primer país en Europa en consumo de prostitución y el tercero en el mundo”. A Carmen Meneses, antropóloga y experta de la prostitución, le parece exagerado el dato y critica que muchas veces no se contrasten las fuentes. “Me parece que hay veces que se dicen cosas que no están justificadas. Sí, Naciones Unidas dice cosas y hay cifras que se dicen que a mí me gustaría saber cómo hacen la contabilidad, porque mis cuentas no son las mismas y yo sí que me pongo a hacer cuentas –opina la antropóloga–. Cuando dicen que hay 1 700 clubes de alterne, yo me pregunto dónde están, porque yo contabilizo 1200 y yo los tengo todos en un Excel. Vale que hayan 200 más que a mí se me han escapado, pero 1700…”. Meneses realizó una encuesta aleatoria entre varones de 18 y 70 años para determinar aquellos que habían pagado por servicios sexuales. Calcula que hay un 20-22% como mínimo de hombres que alguna vez han pagado a lo largo de su vida y este porcentaje baja un poco respecto de quienes lo hacen habitualmente. Sin embargo, es difícil realizar estudios de esta naturaleza ya que los hechos sociales relacionados con la sexualidad no suelen ser públicos. Por eso, Meneses estima que puede haber hasta un 30% de varones que hayan pagado por servicios sexuales y cree que este porcentaje se ha mantenido en las últimas décadas. En 1995 cambia el Código Penal en relación con el proxenetismo. Meneses afirma, apoyándose en un artículo de Celia Valiente de 2004, que “de ser un código que tipificaba el proxe-
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netismo, que lo consideraba un delito grave, se pasa a un código que lo tolera en cierta medida. De tal manera que ahí se da la puerta abierta para montar un negocio”. Por ello, y según los estudios de la antropóloga, desde la década de los noventa surge un nuevo empresariado de locales en los que se ejerce la prostitución que no tiene precedentes. Afirma que la principal causa de este cambio jurídico se debe a los grandes periódicos de los medios de comunicación que publican los anuncios de prostitución. “Las veces que ha pretendido el Congreso de los Diputados prohibir los anuncios en prensa se han echado encima los medios de comunicación”, explica. Los anuncios de la prostitución constituían una gran fuente de financiación para los periódicos. Según un estudio de Meneses sobre los anuncios de servicios sexuales en Madrid, los intentos de prohibir estos anuncios en los periódicos resultaron fallidos, ya que para muchos diarios suponía su principal fuente de financiación estimada en 40 millones de euros anuales. Aunque es cierto que en los últimos años los medios han ido cambiando su política de publicidad.
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Pablo GaSull
El cliente ve a una persona tan amable, tan agradable, que no se cuestiona si es víctima o no. Meneses considera que las mujeres en situación de prostitución son personas vulnerables, ya sean víctimas de trata o mujeres a las que no les queda más remedio que ejercer porque es la única manera de ganar dinero o de entrar en el país. En las campañas de sensibilización contra la trata, Meneses cree que lo primero que hay que hacer es dar a conocer que hay una realidad y que la gente la conozca. Estima que un tercio de las mujeres que ejercen la prostitución en España son víctimas de trata. “Cuando nosotros hacemos una encuesta, el 90% te dice que algo ha oído sobre trata. Ahora bien, cuando empiezas a indagar en qué consiste, ahí te
FotograFía cedida
Carmen Meneses es profesora de Antropología y Métodos de Investigación Social en la Universidad Pontificia de Comillas. Ha estudiado e investigado muy de cerca el fenómeno de la prostitución realizando numerosos estudios sobre las víctimas de trata con fines de explotación sexual. encuentras con que no hay conocimiento y que la gente no conoce el tema con detalle”, explica. En segundo lugar, considera la profesora que hay que dar pistas a la población para que, si puede colaborar en un momento dado, sea capaz de hacerlo, porque “tú nunca sabes si tu vecina está siendo víctima de trata”. En relación con quienes pagan por los servicios, Meneses cree que hay que elaborar “campañas específicas, porque él es el primero que se va a encontrar con una víctima y esa situación hay que aprovecharla”. Esta situación no es fácil de valorar, ya que las mujeres fingen siendo lo más amables posible con el cliente. “A ellas se les dice clarísimamente: ´o tratas al cliente exquisitamente o prepárate para lo que lo que le va a pasar a tu padre en Nigeria`. Claro, el cliente ve a una persona tan amable, tan agradable, que no se cuestiona si es víctima o no”. Por ello, Meneses advierte de que antes de comprar un servicio hay que cerciorarse de que no hay ningún problema. Y si lo hay, por mínimo que sea, hay que llamar a la policía.
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DEBATE SOBRE LA LEGISLACIÓN
¿Puede ser legal la prostitución en España? El debate sobre la formación del sindicato Organización de Trabajadoras Sexuales (OTRAS) ha puesto otra vez sobre la mesa la legalización de la prostitución y la falta de actuación del Estado. El Gobierno actual ha mostrado su rechazo por su legalización. La directora general de Trabajo, Concepción Pascual, dimitió por la constitución del sindicato por considerarlo un hecho inmoral. El debate, otra vez, está abierto.
Pablo Gasull
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a regulación de
la prostitución debe seguir la lógica jurídica, porque esta refiere directamente a su contenido, es decir, a su legalidad. Ignacio Gomá Lanzón, notario de Madrid y presidente de la Fundación Hay Derecho, ha escrito varios artículos sobre la prostitución. Uno de ellos, publicado en la revista El notario del siglo XXI, plantea la discusión sobre la legalización y la inherente problemática entre la moral y el derecho. Lo escribió a raíz de la dimisión que la directora general de Trabajo, Concepción Pascual, a causa de la constitución de un sindicato llamado Organización de trabajadoras sexuales. Gomá explica que la finalidad de su artículo es destacar “el interesante dilema que se produce cuando, como ocurre en España, una cosa no
está regulada por la ley, pero se pretende que produzca efectos jurídicos o que no los produzca por estar en contra de preceptos morales”. En España la prostitución se encuentra en una situación alegal, es decir, que no está regulada ni prohibida. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, afirmó en un tuit: “La prostitución no es legal en España y el Gobierno no dará respaldo a ninguna organización donde se recoja esta actividad ilícita”. Ilícito, según el DRAE, significa algo “no permitido legal o moralmente”. Esta es la cuestión que Gomá refiere porque, según lo que plantea el presidente, debido al carácter inmoral de la prostitución, esta tiene que tener consecuencias jurídicas. Pero que algo sea inmoral, no implica necesariamente que deba ser ilegal. Y añade que la moralización del Derecho puede llevar a perder las garantías del procedimiento y la seguridad sustantiva que proporciona. “Si la prostitución fuera exclusivamente voluntaria, atañería a un problema ético. El problema es que la prostitución no sólo se da de esta forma y por
eso refiere a un problema jurídico", afirma el notario. El artículo 187 del Código Penal dicta que la prostitución en España es delito cuando el consentimiento está viciado o hay una situación de necesidad. También es delito cualquier forma de lucro por parte de otra persona, generalmente un proxeneta, aun contando con el consentimiento de quien ejerce. La situación de alegalidad ha llevado a un desentendimiento por el problema legal de la prostitución. Elisa de la Nuez Sánchez-Cascado, abogada del Estado y miembro del Consejo Editorial de El Mundo, considera que la actual posición del Estado es “hipócrita” por su pasividad. “El Estado se mantiene en el aire y llevamos muchísimos años así. Hace poco hubo una comisión sobre los derechos de la mujer y no se tocó nada de la ley. Los políticos deben debatir con seriedad este tema y actuar en consecuencia”, opina. La confusión generada por la legalización de la prostitución lleva a reflexionar principalmente tres cuestiones: el consentimiento de la mujer en situación de prostitución, la natura-
Modelos legales de la prostitución
Leyenda Modelo abolicionista: La prostitución no está prohibida ni regulada por la ley. Modelo prohibicionista: Multa a los consumidores y, en ocasiones, a quienes ofrecen servicios sexuales. Modelo regulacionista: Legaliza el ejercicio de la prostitución. Modelo nuevo abolicionista: Tolera la prostitución autónoma, pero prohíbe la que se reliaza en locales y prostíbulos.
MAPA: PABLO GASULL Y SOFÍA MONTORO
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leza de su trabajo y la relación jurídica con el consumidor. El consentimiento El problema del artículo 187 es determinar cuándo el consentimiento está viciado. La ley considera consentimiento viciado cuando hay violencia, intimidación, engaño o abuso de superioridad o de una situación de vulnerabilidad. El artículo 188 hace referencia a menores y personas discapacitadas y estipula como delito el promover o favorecer cualquier forma de prostitución de este tipo. Y el 189 prevé un delito omisivo por no impedir o interrumpir un estado de prostitución en el que se halle el menor o la persona discapacitada. Hay que diferenciar entre la prostitución coaccionada por un tercero o proxeneta, y aquella que es voluntaria. El problema es determinar el consentimiento en aquella que se
hace de forma voluntaria y se hace porque no queda otra salida que ejercer. No hay coacción, pero la situación, a veces extrema, entorpece la libertad de decisión. De ahí que parte del sector prohibicionista afirme que la prostitución nunca es libre. De la Nuez cree que “no hay una respuesta general, sino que tiene que verse caso por caso”. Otra de las dificultades para determinar el consentimiento es que las mujeres a veces mienten a la policía o a las organizaciones que quieren ayudarlas, porque el proxeneta las manipula para que piensen que son organizaciones corruptas. En tercer lugar, la abogada explica que el derecho penal parte de la base de la presunción de inocencia del denunciado y por mucho que los hombres todavía vean la prostitución como un fenómeno aceptado y por mucho que el juez sepa que en un lugar determinado se ejerce la prostitución, se tiene que acreditar con pruebas que efectivamente hay una ausencia de consentimiento. Por último, los hombres todavía aceptan y normalizan la prostitución. “El ejercicio de penar es mucho más difícil porque a la hora de juzgar un hecho, el juez puede tener un prejuicio connotativo de la prostituta —opina De la Nuez—. Por ello, se debería hacer una campaña de concienciación entre los jueces como se hizo con la violencia de género”.
La naturaleza del trabajo de la prostitución
Es evidente que a priori la prostitución no es un trabajo cualquiera. Los defensores de la regularización entienden que cada uno dispone libremente de su cuerpo. Si es de carácter voluntario, ¿por qué no ver la prostitución como un trabajo cualquiera? El sector prohibicionista considera que no puede ser trabajo aquello que denigra a la persona. ¿Debe el trabajo dignificar a la persona? Coinciden Gomá y De la Nuez en que no siempre un trabajo inmoral puede ser prohi-
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Se debería hacer una campaña de concienciación entre los jueces como se hizo con la violencia de género.
elisa De la nuez sánChez-CasCaDo
bido y que el trabajo no tiene por qué dignificar a la persona. Según De la Nuez, “en ningún código se estipula la dignidad de la persona. Hay derecho al trabajo, a condiciones equitativas, a protección contra el desempleo e igualdad salarial, a una remuneración
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elisa de la nuez sánchez-cascado,
Abogada del Estado y miembro del Consejo Editorial de El Mundo.
ignacio gomá,
Notario y presidente de la fundación Hay Derecho FotograFías cedidas
digna… pero no a la dignidad”. Advierte la abogada que esta descripción es relativa al derecho, no a la ética, en la que sí cabría hablar de la dignificación del trabajo. Gomá señala: “No creo que deba prohibirse algo porque no dignifique. Hay cosas que a lo mejor no dignifican tanto como ser un crupier o un corredor de apuestas. A mí no me gustan las apuestas, pero ese señor tiene derecho a tener un sindicato”. En cuanto a las relaciones jurídicas entre el consumidor y la mujer en situación de prostitución, Gomá explica que “en relación a la prostitución, cabe plantearse la nulidad de un contrato de este tipos de servicios por ilicitud de la causa, ex 1275 del Código civil, o por causa torpe del artículo 1306 del mismo”. La causa torpe hace referencia a la inmoralidad del acto. Lo que quiere decir es que en España difícilmente se podrá reclamar a un juez los servicios no cumplidos por parte de la persona prostituida en un contrato de este tipo, precisamente por aplicarse principios de naturaleza moral. Según Gomá, en este caso, sí se atiende a la moralidad porque lo que se está tratando es la causa directa del contrato. Sin embargo, la constitución de un sindicato, opina, hace referencia estrictamente a una cuestión jurídica, porque el sindicato “no tiene por objeto directo el comercio carnal, sino la asociación para la defensa de los derechos de las personas”. Es decir, que la relación jurídica del sindicato con la prostitución es indirecta. Esto está, según él, demasiado alejado para fundar la ilicitud o torpeza de la causa. Por ello, el contrato que regula directamente la prostitución tiende hacia la prohibición y el contrato sindical hacia la autorización. La legislación de este fenómeno está plagado de matices. Hay cuatro modelos jurídicos: el abolicionista, que es el caso de España; el prohibicionista, que multa a los consumidores y en ocasiones también a quienes ofrecen servicios sexuales; el regulacionista, que legaliza el ejercicio de la prostitución; y el nuevo abolicionismo, que tolera la prostitución autónoma, pero prohíbe la que se realiza en locales y prostíbulos. La profesora Carmen Meneses es una antropóloga que ha estudiado muy cerca la prostitución. En el Informe España 2017, realizado por la Universidad Pontifica de Comillas, Meneses menciona a varios expertos que afirman que la legaliza-
ción de la prostitución incrementa los flujos de trata, como ha ocurrido en Alemania, y provoca un aumento del mercado. Según los expertos, a la larga el mercado tendería a sustituir la prostitución coactiva por la prostitución voluntaria. Otros, menciona Meneses, explican que hay una correlación entre los países con legislaciones más restrictivas y los bajos niveles de trata. Sin embargo, estas políticas tienen peores consecuencias para las personas que la ejercen en términos de estigmatización y riesgo. Para Gomá y De la Nuez, la legislación de la prostitución debe ser la más efectiva, es decir, aquella que evite el mal mayor. Ambos se preguntan cuál es la finalidad de la eficacia y si esta busca la disminución del consumo o la
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Si la prostitución fuera exclusivamente voluntaria, atañería a un problema ético. El problema es que la prostitución no solo se da de esta forma y por eso refiere a un problema jurídico. ignaCio gomá
Hay que integrar todas las realidades y cambiar la legislación en aquellos casos que impiden que las personas más vulnerables no Carmen meneses estén integradas. trata y la explotación. Para la abogada, reducir la justicia a efectividad no supone ningún problema y señala que se conformaría con la desaparición de la explotación sexual. Gomá, aunque piensa que la regularización puede llevar a una legitimación ética de la prostitución, cree que el derecho tiene un orden de prioridades que busca evitar el mal mayor, en este caso, la explotación. Ambos coinciden en diseñar un sistema jurídico que disminuya la trata evitando el efecto secundario no deseado, el aumento de la prostitución a través, por ejemplo, de campañas de sensibilización. Concluyen que no supone una contradicción este planteamiento porque un tema complejo requiere tener en cuenta todas sus causas, es decir, jugar con una regulación más matizada y sofisticada. Meneses, por su parte, considera que los modelos existentes “no sirven para nada” y opina que hay que integrar todas las realidades y cambiar la legislación en aquellos casos que impiden que las personas más vulnerables no estén integradas. También aboga por penar la trata y poner los medios políticos y económicos que sean necesarios para erradicarla. Aboga también por establecer medidas sociales de verdad y no de palabra, para ayudar a las mujeres que no tienen otra salida que la prostitución.
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LA RESPONSABILIDAD DE LOS MEDIOS
El renacer de los anuncios relax Los anuncios de contactos sexuales tienen un gran recorrido en los índices de clasificados. Sin embargo, los medios tradicionales han perdido el monopolio de estos anuncios, que han ganado presencia en las plataformas digitales como Sexo Mercado y Switter.
navarro tiene anuncios de contactos sexuales, ni los impresos ni los digitales. El partido político Unión del Pueblo Navarro presentó en febrero de 2018 una propuesta de ley. Su objetivo era evitar favorecer a las redes de trata, subyacentes a la prostitución en Navarra, mediante la retirada de subvenciones a las empresas públicas y medios de comunicación que incluyeran anuncios de contactos sexuales. Fue aprobada por el Parlamento y agregada a la Ley Foral, pero antes se incluyó el presupuesto que la sostiene: se declaró la prostitución como violencia de género. Pero no siempre ha sido así en los periódicos impresos. Diario de Navarra nunca los ha incluido y Diario de Noticias actualmente tampoco los incluye. Intentamos contactar con ellos vía e-mail y por teléfono preguntándoles por sus decisiones al respecto. No hubo contestación. Sin embargo, ambos responden a una misma línea de actuación, pedida por la sociedad y respaldada políticamente: la eliminación de los anuncios de contactos sexuales. No ocurre lo mismo con los diarios nacionales. En julio de 2010, el presidente del Gobierno, Rodríguez Zapatero, instó a la eliminación de dicha publicidad. La Asociación de Editores de Diarios Españoles (AEDE) se pronunció el 16 de julio de 2010, dejando claro que la retirada de estos anuncios “vulneraría los derechos fundamentales reconocidos en la Constitución referidos a las libertades de expresión e información”. Enfatizaron en que solo sería coherente esta propuesta si primero se declaraba ilegal la prostitución. Días más tarde, el 23 de julio, la operación policial Afrodita destapó una red de proxenetas que controlaban la mitad de anuncios de los periódicos nacionales. Mediante estos anuncios ingresaban 700.000 euros mensuales. Esto ejerció más presión en los periódicos.
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No se entiende que los medios no hayan comprendido la urgente necesidad de suprimirlos. Federación de Asociaciones de Periodistas de España (FAPE)
En 2011, ERC, PSOE, PP, PNV, CiU y UPN presentaron una propuesta para la eliminación de los anuncios de los contactos sexuales en los diarios, ante el Congreso de los Diputados. Fue apoyada por el Gobierno y este hizo hincapié en el lucro que reportaba a la empresa periodística, cuarenta millones de euros anuales, según unos informes del propio Congreso. La Federación de Asociaciones de Periodistas de España (FAPE) apoyó esta
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Mis compañeros no quieren hablar de los anuncios de contactos sexuales. Periódico La Verdad de Murcia
publicitan estos anuncios. Ninguno respondió al correo electrónico. Fue el turno de las llamadas telefónicas a todos los diarios mencionados. Se contactó con ellos, pero ninguno aportó una respuesta sobre la cuestión, más bien la evadieron. Solo el diario La Verdad fue claro al referirse a sus compañeros: “No quieren hablar sobre esto”. El negocio de los contactos sexuales ¿Cuánto gana hoy un periódico por cada anuncio de prostitución? Según las tarifas de dominio público, El Mundo cobra por un módulo, formato mínimo contratable, 720 euros en día laborable y los domingos 980 euros, todo esto en blanco y negro. En color y día laborable son 910 euros, mientras que en un festivo cuesta 1 310 euros. Por otro lado, La Vanguardia, también expone sus tarifas en la web. Cobra por un módulo semejante en blanco y negro y en día laborable 255 euros, a color 343,5 euros. Por último, un domingo o festivo se encarece de media de 160 euros. Otra opción de publicidad son el precio por línea o por palabras. La Vanguardia cobra 6,5 euros por cada línea, mientras que El Mundo, de 3,24 a 5,11 euros por palabra. Este último dato procede del artículo “¿Adiós a los anuncios sexuales en prensa?”, de El Confidencial. Cogiendo como referencia los índices de clasificados del día 8 de noviembre de 2018, realizamos una estimación, obviamente con margen de error pero aproximada. La Vanguardia habría ganado 1 217 euros por dos módulos y 118 líneas. El Mundo habría ganado por 8 módulos y 6 palabras adicionales un total de 5 760 euros. A día de hoy solo dos periódicos de tirada nacional han dejado de incluir estos anuncios
desde el inicio de este debate. La Razón eliminó los contactos sexuales en 2010, tras un acuerdo con el Vaticano para publicar el diario católico L´Osservatore. Comenzaron las críticas por incluir líneas moralmente opuestas y optaron por la información católica. Por último, El País publicó en 2017 que había tomado la decisión de eliminarlos tras “un profundo debate interno”, según palabras textuales. El poder estatal recomienda, pero no regula. En definitiva, hay un vacío de consenso deontológico profesional a nivel nacional. Se puede estar favoreciendo a la trata, pero no se prohíbe dicha publicidad; se afirma que es un ámbito ajeno al Periodismo, pero la FAPE recomienda su eliminación y no se explica dicha controversia. Nuevas plataformas de anuncios El auge de la comunicación online hizo que los medios perdieran el monopolio de los anuncios. La página web más representativa a nivel nacional es Sexo Mercado. Tiene una entrada para cada Comunidad Autónoma y para las dos ciudades españolas por excelencia: Sexo Mercado Madrid y Sexo Mercado Barcelona. Es básicamente un foro en el que los usuarios comentan y comparten sus experiencias en secciones concretas. No hay ni una comunidad ni un contacto directo con las ofertas. Dentro se promocionan tanto prostitutas independientes, como clubes y pisos, como el “Piso en Guanarteme” de las Islas Canarias, los “Pisos de Asiáticas en Barcelona” y los
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ingún periódico
exigencia gubernamental y dijo que “no se entiende que los medios no hayan comprendido la urgente necesidad de suprimirlos”. Este es el debate: ¿es lícito lucrarse periodísticamente de anuncios, detrás de los que puede haber casos de proxenetismo? Pedro J. Ramírez, en un tweet de 2011, condensa la principal razón a favor: “Nadie sabe si se anuncia una mafia o una persona ejerciendo su libertad. Es la poli no los editores quien debe averiguarlo”. Es decir, la detección de mafias tras los anuncios es competencia policial no editorial. Pero, ¿hay alguna otra razón? Los anuncios de contactos sexuales de la página anterior pertenecen al Heraldo de Aragón, el Diari de Tarragona, La Verdad de Murcia, El Mundo, La Vanguardia, el periódico Hoy de Badajoz y el Periódico de Cataluña. A todos ellos se les envió un correo. Como se apuntó en el e-mail, el objetivo era dejar que los medios dieran su postura y explicaran la razón por las que
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Nadie sabe si se anuncia una mafia o una persona ejerciendo su libertad. Es la poli no los editores quien debe averiguarlo.
Pedro J. Ramírez
“Pisos y Agencias Girona”. A nivel internacional, hay una plataforma que está cambiando el mundo de los anuncios sexuales. Switter, una nueva red social creada por Mastodon, es propiedad de la compañía australiana Assembly Four. Imita la estructura de Twitter y es el paradigma de red social especializada en contactos sexuales. Switter es un fenómeno de máxima importancia para este ámbito, pues no solo ha conseguido centralizar a nivel internacional estos anuncios , sino que además permite una bidireccionalidad inexistente en los periódicos, foros y páginas webs. Ha conseguido crear una comunidad. Señoras, señores, hemos llegado al futuro de los anuncios sexuales: la conexión bidireccional, inmediata y directa de la demanda con la oferta. Si parecía que los anuncios de contactos perdían terreno publicitario, vemos que han renacido transformándose ellos mismos y cambiando el concepto de mercado subyacente a esta publicidad: de uno lineal y unidireccional a uno comunitario y bidireccional.
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CARLOS DE LA PORTILLA, VOLUNTARIO DE ITXAROPEN GUNE-LUGAR DE ESPERANZA
“Estas chicas no se hunden, se levantan de sus propias cenizas” En España, 10 091 mujeres en situación de prostitución fueron atendidas, según el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad. Itxaropen Gune-Lugar de Esperanza, Abiatze y Médicos del Mundo son tres entidades que trabajan coordinadas en Pamplona y en estrecha relación con la Policía Nacional, la Guardia Civil y los Servicios Sociales.
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o sé qué hacéis, no hago más que
oír risas y aplausos”. Este es uno de los comentarios que dirige a Carlos una de sus compañeras al salir de clase. Carlos de la Portilla empezó a acudir como voluntario a Itxaropen Gune-Lugar de Esperanza hace seis años. Ahora es también uno de los vocales de la organización. Empezó dando clase de matemáticas a una chica recién salida del mundo de la prostitución que, hoy, trabaja como auxiliar de enfermería. Actualmente, Carlos continúa siendo voluntario de la organización, pero con una diferencia: ahora da clases de español. El aula donde da clase consiste en una mesa de comedor con diez sillas de despacho anaranjadas a su alrededor y otras tres mesas arrinconadas contra la pared con ordenadores sobre ellas. Las chicas del taller de español salen riéndose entre ellas, continuando con el buen ambiente que
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tenían ya durante la clase. Carlos nos espera con una sonrisa para explicarnos el porqué de tanta alegría: “Mi objetivo no es dar clase únicamente, sino que pasen un buen rato. Que se rían”. Y lo consigue. Las risas se escuchan desde fuera. Nos cuenta también cómo, para ellas, el simple hecho de chocar los cinco cuando aciertan una respuesta las hace sentirse protagonistas, las ayuda a crear un ambiente distendido. En sus clases juegan a las palabras encadenadas por equipos, hablan de cómo preparar conejo y descubren que la diferencia entre “ordenar” y “ordeñar” es un palito sobre la “n” que cambia completamente el significado. También descubren que “no me des la lata” no hace referencia a ninguna lata. Los talleres de español tienen lugar cuatro días a la semana: lunes, martes, miércoles y jueves y se reparten en cuatro niveles diferentes. Carlos da clase los lunes y los miércoles, de nivel básico. En su clase hay unas dieciséis mujeres, la mayoría de ellas nigerianas. Su pulsómetro para saber cuánta gente va a asistir a la clase es la fotocopiadora: si hace doce fotocopias, ya sabe que aparecerán seis personas; si hace cuatro, unas cuantas más.
Carlos de la Portilla empezó a colaborar con Itxaropen-Gune cuando se prejubiló. Da clase de español a mujeres que han ejercido la prostitución.
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FotogrAFíA: AnA pAulA sAlAs
Reconoce que, en algunas de ellas, no ve un verdadero avance en el manejo del español. La falta de interés no las impulsa a implicarse completamente en la tarea, pero por lo menos les hace pasar un buen rato. Las ve reírse y aprende de su alegría y de su fortaleza. Al preguntarle si nota cierta desconfianza por parte de las chicas por el hecho de ser hombre, contesta que no lo nota pero sí lo cree: “No lo noto porque les veo confianza conmigo, pero sí que sé que con las mujeres se abren más”.
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María DoloreS GarCía eDuarDo JiMénez
Mi objetivo no es dar clase únicamente, sino que pasen un buen rato. Que se rían.
Carlos no se dedica únicamente a dar clases. También recibe formación para poder detectar problemas en el comportamiento de las chicas como, por ejemplo, indicios que le lleven a pensar que han sido víctimas de trata. En una ocasión desenmascaró a una mujer que acudía a sus clases para captar chicas e introducirlas en una red de trata. La descubrió porque permanecía siempre muy callada y observando. Al final, esta señora entró en prisión. De entre todos sus años de voluntariado, recuerda una anécdota en particular de una de sus alumnas: “Era una chica que pasó de estar en clase de forma casi pasiva, sin participar (de forma educada, no pasota), a empezar a venir a las clases con música”. Carlos recuerda cómo, en su último día de trabajo, el día antes de su jubilación, se sorprendió poniendo música en el coche y cantando de camino. “Estaba tan contento, que iba a trabajar con música”, cuenta. Llevaba ya años sin hacerlo, porque estaba desencantado profesionalmente. Esa es la misma sensación que tuvo cuando vio a aquella chica aparecer de esa forma en clase. Puede sorprender que, en un mundo como el de la prostitución, ligado a situaciones especialmente duras, se escuchen risas. Risas auténticas, que dejan sonrisas que se extienden hasta la mirada y se instalan también ahí. La chica de la que hablaba Carlos, en concreto, fue víctima de trata. Y aun así, durante unos días, llegó a clase con música y una sonrisa en la cara. Itxaropen Gune-Lugar de Esperanza es una de las organizaciones que busca ofrecer ayuda a mujeres en situación de prostitución, gracias a la labor de voluntarios como Carlos. Entre visitas
a los clubes, a la calle y las propias visitas de las mujeres a la organización, llegan a contactar, anualmente, con unas 400 mujeres. La organización nació en 2004 de la mano de varias personas que se habían dedicado, en uno u otro ámbito, a la atención a mujeres en riesgo de exclusión social. Contemplaron una realidad emergente, la llegada de nigerianas a las calles de Pamplona, y vieron la necesidad de hacer algo. El principio de la actividad siempre estuvo claro: acercarse a las chicas y conocerlas. A raíz de ese primer contacto, se vio la necesidad de atenderlas de forma organizada. Así nació el Programa AGAR, que pretende ofrecer una ayuda integral a la mujer y cuyo objetivo principal es la recuperación de las mujeres en situación de prostitución que así lo deseen. El proyecto cuenta con un programa de acompañamiento con varios talleres educativos, como las clases de Carlos. Pero también ofrece talleres de cocina, limpieza, cuidado de ancianos, jardinería o informática, entre otros. Lo novedoso de este proyecto de ayuda es la posibilidad de que las mujeres que lo necesiten puedan acudir a los llamados “pisos de acogida”. Itxaropen Gune cuenta con nueve plazas repartidas en tres pisos diferentes: el Piso de Emergencia, el Piso de Larga Estancia y un piso destinado especialmente a víctimas de trata, ofrecido por el Gobierno de Navarra, con el que han empezado a contar este año. Itxaropen Gune cuenta con treinta y tres voluntarios. En su mayoría son gente jubilada con estudios superiores. Cuentan con un proceso formativo dirigido al voluntario en el que tratan temas como la confidencialidad, el trato con las chicas y el propio efecto que pueda tener la interacción con ellas a nivel personal. La atención a los propios voluntarios y trabajadores de la asociación es fundamental. A diario, tratan situaciones muy problemáticas que exigen una respuesta y que, inevitablemente, pasan factura. Por ello cuentan, desde hace dos años, con un psiquiatra voluntario que realiza una supervisión con todo el equipo al menos una vez al mes. Aprendizaje en doble sentido Las chicas no son las únicas que aprenden durante los talleres. En palabras del propio Carlos: “Menos a hacer conejo, de ellas he aprendido muchas cosas”. Lo que más sorprende a los voluntarios y a los trabajadores de la asociación es la alegría de estas chicas: el hecho de que, aun habiendo atravesado situaciones tan extremas y problemáticas, sean capaces de levantar cabeza, tirar hacia delante y seguir sonriendo. Carlos recuerda a una chica de Nigeria que le contó algunas cosas sobre su paso por Libia (uno de
los principales enclaves de las rutas migratorias y del tráfico de personas). Estuvo encerrada durante tres meses en una cárcel donde la amenazaban todos los días, mientras veía cómo torturaban y mataban a la gente a su alrededor. “Yo vivo con eso y no sé si levanto cabeza”, reconoce Carlos. “Estas chicas no se hunden. Son fuertes y se levantan de sus propias cenizas”. Kepa Astráin es miembro fundador de la organización Abiatze, que se dedica a la asistencia sanitaria de mujeres que ejercen la prostitución. Astráin aclara que las mujeres subsaharianas Kepa Astráin atiende a mujeres que ejercen la FotograFía: eduardo jiménez que quieren dejar la prostitución recorren todo prostitución y les ofrece apoyo sanitario y jurídico. un proceso. La mayoría de ellas no sabe español, por lo que la barrera del ofrecen también asesoramiento administrativo: idioma y el choque cultural constituyen grandes preguntan si tienen la tarjeta sanitaria o si están obstáculos cuando intentan salir del mundo de empadronadas para ofrecerles ayuda también en la prostitución. Abiatze utiliza la sanidad para ese campo. A los quince días vuelven a ver a las entrar en contacto con esas personas, princichicas para darles los resultados de las pruebas palmente mujeres. Llevan con el programa de e informarlas sobre el VIH, las distintas enferatención sanitaria desde 1990 y en el último año medades de transmisión sexual y los distintos han atendido a 514 mujeres. El protocolo que simétodos anticonceptivos. “Al principio hay más guen con ellas empieza con la elaboración de una contacto”, relata Astráin, “nos vemos cada mes o historia clínica que incluye una revisión ginecocada dos meses. Si sale todo bien, a los seis meses lógica completa. A partir de ese primer contacto, vuelven para llevar a cabo todo el protocolo de la revisión”. Médicos del Mundo lucha por mejorar las condiciones de las mujeres en situación de prostitución e intenta ofrecerles medios para, si así lo desean, salir de esta situación. Ofrecen talleres donde enseñan castellano, la cultura española y tratan algunos aspectos médicos. Desde el año 2006 hasta 2016, han atendido a un total de 2 715 personas (2 628 mujeres, 40 mujeres transexuales y 47 hombres) con las que han realizado un total de 217 cursos de formación, 797 de intervención educativa, 181 atenciones psicológicas y 2 932 intervenciones sanitarias. Destaca también uno de los últimos proyectos que han puesto en marcha, Ejercicios que Carlos de FotograFía: maría dolores garcía el “Diagnóstico Participativo” (realizado en 2017), la Portilla hace con sus que pretende realizar un profundo análisis de la alumnas en las clases de realidad de la prostitución a partir de entrevistas español. a las mujeres protagonistas.
Villa Teresita: así empezó la ayuda a las mujeres que se prostituyen en Pamplona La ayuda a las mujeres en situación de prostitución en Pamplona comenzó de la mano de Isabel Garbayo Ayala, fundadora de Villa Teresita, en el año 1942. Isabel Garbayo nació en Pamplona el 23 de febrero de 1905. Con 20 años comenzó a atender a niños de etnia gitana en el hospital, muchos de ellos sin familia. En una de esas visitas, empezó a escuchar gritos provenientes de otro pasillo. Preguntando a las monjas que cuidaban el lugar, acabó descubriendo —después de haber insistido mucho— que aquellos gritos venían de un pabellón apartado en el que escondían a las mujeres enfermas de sífilis (enfermedad muy habitual en las personas que se dedicaban a la prostitución). Después de insistir todavía más, consiguió que le dejaran visitarlas.
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Cuando Isabel entró en el pabellón, las mujeres la tomaron como una prostituta más. Nadie se acercaba a ellas por propia voluntad. Sin embargo, Isabel habló y les dijo que ella había ido allí a visitarlas, y que quería ser su amiga, si la dejaban. Comenzó así su relación con aquellas mujeres, a las que continuó visitando también en los prostíbulos. Hablando con ellas, descubrió que más de una, si tuviese la oportunidad, dejaría aquella vida. “Pero, ¿a dónde ir? A mí no me des conventos”, recoge Isabel en su diario. Así, a partir de conversaciones con ellas y atendiendo siempre a su criterio y necesidades, nació la idea de Villa Teresita. Y, en 1942, acabó encontrando lugar, en un chalet situado en el barrio de San Juan, alquilado por 250 pesetas al mes que daría un espacio seguro y de atención integral a aquellas mujeres que desearan Isabel Garbayo, fundadora de Villa Teresita. dejar atrás el mundo de la prostitución.
FotograFía cedida
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PISOS DE ACOGIDA
La vida después En los pisos de acogida de Itxaropen Gune-Lugar de Esperanza viven nueve mujeres que hasta hace poco tiempo se encontraban en situación de prostitución. Llegan a través de la Policía y los Servicios Sociales para pasar un tiempo sin tener que preocuparse de vivienda y comida mientras encuentran nuevas maneras de continuar su vida. María Dolores García
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una de ellas compartida y con su propio baño, sala de estar, cocina y comedor. ¿Su día a día? El de una familia normal: se levantan a las 9 de la mañana, hacen sus tareas, limpian entre todas la casa, se duchan, recogen su habitación… Después, cada una se dedica a la actividad que le toca, normalmente ir a clase. Se organizan los turnos de comida según sus horarios para poder coincidir todas y pasar un rato juntas con el objetivo de crear un sentimiento de comunidad. Comen y, por la tarde, tiempo libre: ven la televisión, van a visitar a alguna amiga o aprovechan los bonos para el gimnasio y la piscina de San Jorge que le proporcionan desde la asociación. Los pisos de acogida de Itxaropen Gune– Lugar de Esperanza son inaccesibles por temas de seguridad, pero hemos podido entrevistar a María Dolores Orduna, que desde 2015 es educadora en el Piso de Emergencia de la asociación, donde convive de 10 de la mañana a 6 de la tarde con mujeres que acaban de abandonar la prostitución. Actualmente, las cuatro plazas están ocupadas por cuatro mujeres nigerianas. Tres de ellas han sido víctimas de trata y son testigos protegidos. En frente de ellas, en el mismo rellano, vive un grupo de educadoras voluntarias que se encargan de que las mujeres estén atendidas las 24 horas del día. Cuando llega una chica nueva al piso al piso, se prepara a las mujeres que ya están residiendo ahí. La primera reacción al avisarles es unánime: preguntan de dónde es. La última vez que esto sucedió y la respuesta fue “Nigeria”, se formó una fiesta en la casa. Se vuelcan completamente con la recién llegada. Si la ven llorando, no tardan en acudir a consolarla. “Se regalan de todo”, nos cuenta María Dolores. “Ropa, zapatos… Hubo una chica que dijo que no tenía pijama, y esa misma tarde aparecieron tres en su habitación”. También se suele preparar a las chicas que van a entrar en el piso—y que entran siempre voluntariamente—, aunque hay casos en los que esta preparación es mínima. María Dolores relata que un día recibieron una llamada a las 9 desde Policía y a las 12 llegó una chica nueva con ellas. En estos casos, la llegada al piso es aún más incierta: no saben dónde están, solo saben que han salido de un piso para meterse en otro. En estas situaciones lo primero que intentan transmitir desde el equipo es un sentimiento de normalidad. Procuran que la chica vaya entrando poco a poco en la dinámica de la casa: “¿Que toca poner la mesa? Pues venga, tú también”. Ayuda mucho ver a sus compañeras relajadas, que hagan alguna broma y todas se rían.
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res habitaciones,
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“El sentido del humor funciona de cine”, afirma María Dolores. Estas chicas viven sometidas a una presión muy fuerte. En el piso hay una chica que, al ver un coche de policía, vomita y se desmaya por la ansiedad que le causa. Hay otra que se desvanece durante periodos de media hora únicamente por causas psicológicas, como un mecanismo de defensa ante las situaciones de tensión. Cuando una chica viene derivada desde la Policía, se le ofrece un periodo de “reflexión y restablecimiento” que dura 90 días, durante los que contemplan si van a colaborar o no con las autoridades. En ese tiempo, se les ofrece ayuda en temas sanitarios, psicológicos y jurídicos. Otra de las cosas en las que desde Itxaropen Gune hacen mucho hincapié es en el ahorro: el objetivo es que, una vez salgan del piso, se encuentren en una situación mejor, no simplemente por haber abandonado la prostitución y haber empezado a superar los distintos traumas asociados a estas experiencias, sino también por haber obtenido cierta estabilidad y recursos económicos. Desde el momento en que entran, las chicas se ven obligadas a firmar un contrato con una serie de compromisos, y uno de ellos es llevar a cabo un plan de ahorro. Se comprometen también a cumplir un horario: entre semana, deben estar en el piso antes de las 10 de la noche y los fines de semana, si se van a quedar a dormir en el piso, tienen que volver antes de las 11.
Las chicas se comprometen también a participar en las actividades de la casa, como las excursiones o los talleres de cocina que se organizan en el piso. Como la asociación no cuenta con otro espacio, los talleres de cocina española tienen lugar ahí los miércoles y viernes. “Son los días que como más a gusto”, reconoce María Dolores. Porque una de las cuestiones en las que tienen que trabajar bastante es en las diferencias culturales: desde cosas tan simples como la cocina o los menús hasta barreras más importantes como el idioma, especialmente ahora que coinciden cuatro nigerianas en el piso. Por esa misma razón, hacer vida entre ellas es un poco más complicado. María Dolores reconoce que cuando estaban viviendo latinas allí era más sencillo: se reunían para jugar a las cartas en el salón o quedaban para hablar tranquilamente. Las nigerianas son mucho más herméticas, tienden más a aislarse en su habitación y, cuando hablan, suelen hacerlo en inglés, en igbo o en una mezcla de ambos. Su incapacidad de defenderse con el español las lleva muchas veces a levantar la voz, cosa que complica la convivencia cuando entran chicas de otras nacionalidades, pues interpretan el aumento de volumen como un enfado. Pero, como dice María Dolores, “algo estamos haciendo bien. Si quieres que algo sea tu casa, va a ser también un espacio donde puedes estar relajada y donde, a la vez, te puedes permitir una mala contestación”.
María Dolores Orduna trabaja como educadora en el Piso de Emergencia de Itxaropen-Gune.
FotograFía: ana Paula SalaS
quilas, en el que tienen sus necesidades cubiertas durante un tiempo y no tienen que preocuparse de tener un techo donde dormir. Y es un lugar del que se van a ir en algún momento. El tiempo aproximado que suelen estar ahí ronda entre los 10 y los 12 meses. Son ellas mismas, normalmente, las que deciden cuándo se van a ir, son conscientes de cuándo se va acercando el momento en que la asociación no puede ofrecerles mucho más. El último día en el piso, nos cuenta María Dolores, es bastante ajetreado: “Vienen sin nada, con una bolsica, y se van con quince maletones”.
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Para solventar problemas de convivencia, generados por las diferencias culturales o por el día a día, todas las semanas tienen al menos una reunión donde intentan ayudarlas con sus habilidades sociales y formarlas en conocimiento del medio, en cosas tan simples como para qué hay que ir a un hospital o qué tienes que hacer cuando te duele el estómago. Una de las cosas que están discutiendo a día de hoy en estas reuniones es la Navidad y cómo van a decorar la casa: si hacer un árbol con vasos de plástico, hacer figuras de plastilina o si llenar todo de mandalas como el año anterior. Mientras lo deciden, cantan villancicos en todos los idiomas. Como hacen cuando toca celebrar algún cumpleaños, que cantan en todos los idiomas y a todas las chicas “les hace una ilusión tremenda”. Les regalan también algún detallito, cualquier tontería que hayan comprado en el chino, y se prepara algo especial en la comida —normalmente paella, que el arroz les gusta a todas, y carne—. Durante el postre, invitan a las educadoras que viven junto a ellas para tomarse con ellas, ya en la sala de estar, la tarta que han preparado y el café. Después se quedan bailando y cantando, que les encanta. Desde el momento en el que llegan, estas mujeres son conscientes de que el piso no es ni un piso corriente ni un hotel. Su estancia ahí es temporal. Es un lugar en el que se pretende que estén tran-
Si quieres que algo sea tu casa, va a ser también un espacio donde puedas estar relajada y te puedas permitir una mala contestación. Lo que María Dolores se lleva a casa El trabajo en el piso es un trabajo bastante duro. “Me afecta porque siempre están presentes”, reconoce María Dolores. Cuando empezó a trabajar en el piso, en 2015, coincidió con que había dos mujeres latinoamericanas que tenían también trastornos mentales: los horarios no se cumplían y ella era incapaz de irse mientras alguna de las chicas estaba en plena crisis. Se iba con la sensación de que le habían “chupa-
do la energía”. ¿Por qué continúa haciéndolo? Porque le gusta. No tiene problema en quedarse un rato más si las chicas lo necesitan, no por obligación, sino de forma completamente voluntaria. Con la experiencia ha aprendido ha abordar todo desde una perspectiva más profesional, para no volver a casa con esa sensación. “Es una tontería”, reconoce, “pero hoy estoy súper contenta porque una chica que ha llegado hace poco y que siempre anda bastante triste ha sonreído, ha sido su primera sonrisa con los ojos”. También cree que les aporta cosas que ellas no tienen: “No entienden el tomar un café con alguien para nada”, confiesa, “me preguntan qué me van a regalar, no entienden que sea solo para hablar y estar a gusto. Y a mí poder darles eso me gratifica”. Además del Piso de Emergencia, Itxaropen Gune cuenta también con otros dos pisos: el Piso de Larga Estancia, con 3 plazas, y un piso recién cedido por el Ayuntamiento de Pamplona, de 2 plazas, destinado especialmente a mujeres que han sido víctimas de trata. En todos los casos surge una cuestión: estas mujeres, después de todo lo que han pasado, ¿pueden volver a ser felices? María Dolores dice que sí. Porque cuando están bailando, cuando están cantando, se les ilumina la cara. Y, al menos por un momento, la alegría inunda sus ojos.
PATRICIA DE LA FUENTE, PSICÓLOGA
"Ningún daño psicológico es irreversible" La psicoterapeuta Patricia de la Fuente asegura que cualquier superviviente de prostitución puede tener una vida digna y saludable tras una terapia adecuada.
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n la ronda del
Obispo Barbazán, sobre las murallas de Pamplona, tiene su despacho la psicoterapeuta Patricia de la Fuente. La sala blanca, acogedora y espaciosa pretende ser precisamente eso, una muralla que proteja a los pacientes de sus traumas. Patricia nos recibe con una sonrisa y, al igual que a las personas que trata, nos ofrece una conversación “sin agenda ni límites de tiempo” sobre la prostitución, campo al que llegó de la mano de Alicia Jiménez, coordinadora de Acción Contra la Trata. ¿Cómo es el primer contacto con la mujer en situación de prostitución? El primer contacto nunca es en la consulta. Estas mujeres han basado su supervivencia en no mostrar su vulnerabilidad y tienen su confianza terriblemente dañada. Ten en cuenta que les han engañado, muchas veces hasta a sus propias familias. Yo suelo empezar noviembre 2018
acompañándolas a un médico porque tienen que ir al dentista o tienen que ir a hacer algo y les sirvo como traductora. Si empieza a haber confianza y se sienten seguras, les ofrezco venir a esta consulta y poder ir poco a poco. ¿Se sienten culpables de la dura realidad que han vivido? Cuando eres abusado y no puedes salir de esa situación tu sistema va a tender a sobrevivir. Y una manera de sobrevivir es convercerte de que eso no es tan malo o de que no vales para otra cosa. Al final, son estrategias que te ayudan a poder mantener una vida que es insostenible. Pero eso lo vemos en esta violencia y también en la machista o en la que se dirige a los niños. ¿Cómo se consigue que la mujer no se sienta culpable de todo lo que le ha pasado? Para que ellas puedan acceder a esa verdad necesitan primero estar fuera. No podemos hacerles ver eso mientras están dentro del sistema prostitucional. Antes de eso hay que facilitar que estas mujeres puedan tener un trabajo, un sueldo digno, una vivienda y puedan estar fuera. Si no, sería dejarlas totalmente desprotegidas, porque eso
es lo que les está ayudando a mantenerse ahí. En el momento que están fuera pueden reconocerse como víctimas y supervivientes a la vez, pero mientras están dentro es imposible. ¿En qué consiste una terapia a alguien que ha estado en situación de prostitución? Siempre se trabaja en una ventana de tolerancia. El sistema nervioso autónomo de estas mujeres está terriblemente dañado porque estas vienen de haber vivido múltiples violencias desde la infancia. Tienen sistemas nerviosos autónomos muy reactivos. Están continuamente pasando, como pasa cualquier persona que ha sufrido traumatización y heridas de desarrollo, de hiperactivación a hipoactivación. Su sistema nervioso está continuamente alerta, sintiéndose inseguro. Entonces lo primero que trabajamos es que esas mujeres puedan volver a sentirse bien dentro de sus propios cuerpos. La mayoría de ellas están disociadas porque para poder ejercer la prostitución necesitan disociarse, salirse de sus cuerpos y no sentir lo que les está pasando. La base de este trabajo, al igual que con
cualquier otro ser humano, es establecer un espacio de amor, confianza y tiempo sin ninguna agenda. ¿Hay algún daño que sea irreversible desde el punto de vista psicológico? Ahí te contestaremos diferente distintos profesionales. Para mí no hay nada irreversible. Puede haber daños muy severos, puede costar mucho tiempo, puede haber mucha necesidad, pero con la adecuada atención, tiempo y recursos… Igual no podemos devolver al cien por cien a esa persona al lugar que le corresponde como ser humano, pero desde luego podrá tener una homeóstasis. Yo sí que creo que puede llegar a regularse emocionalmente de manera que pueda tener unas relaciones sociales saludables y pueda tener una vida lo suficientemente digna, humana y saludable. Las mujeres en situación de prostitución comen y duermen cuando pueden. ¿Es bueno imponerles una serie de rutinas para su rehabilitación? No, yo nunca lo hago. Mi perspectiva es compasiva, es aceptación. Yo confío en que las personas van recuperando los ritmos que necesitan de manera natural conforme
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Josu Álvarez
van encontrándose bien y van regulándose emocionalmente. Algo fundamental que hay que trabajar con ellas, y con cualquier ser humano, es la capacidad de concentración, de poder estar en el momento presente. Nuestra mente tiende a estar en el pasado y en el futuro constantemente.
Las mujeres en situación de prostitución necesitan disociarse, salirse de sus propios cuerpos y no sentir lo que les está pasando. Si a estas mujeres les damos la posibilidad de que tengan un entorno de seguridad, en el que sepan que mañana van a poder comer y van a tener dinero para sobrevivir, les daremos también la posibilidad de que puedan ir trabajando la presencia. Así, pueden tener conciencia de su cuerpo y del momento en el que están viviendo. ¿Hay diferencias a nivel psicológico entre ejercer en un club o en un piso? Yo creo que es igual en una situación que en la otra. Da igual que los barrotes sean de oro, de plata o de madera, siguen siendo barrotes.
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HOPE, TESTIMONIO DE UNA VÍCTIMA DE TRATA
El resurgir de una superviviente Hope es el nombre inventado para una mujer nigeriana de 45 años que con 37 entró en el mundo de la trata de mujeres con fines de explotación sexual. Al llegar a Pamplona escapó de la esclavitud. Ahora emplea su libertad en la lucha contra la trata.
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ope vivió
dos semanas en un albergue de Cáritas al llegar a Pamplona. Estaba muy confundida. Era 2017 y había emprendido un viaje hacia Noruega, donde pretendía vivir mejor que en los últimos siete años. No sabía español, ni tenía papeles, pero por lo menos había dejado de estar a merced de terceros, y de prostituirse en las calles para pagar una deuda que solo se engrandecía. Hope es alta y muy elegante. Lleva unos pendientes largos y dorados que brillan entre sus cabellos negros, cortos y rizados. Se ha puesto pestañas postizas y se ha hecho la manicura. Su presencia no deja indiferente a nadie en la cafetería pamplonesa donde nos encontramos. Parece casi inverosímil pero, en 2010, con 37 años, Hope fue captada y llevada a Europa. Como la mayoría de los casos que atiende Policía Nacional en Pamplona, las mujeres nigerianas atraviesan el desierto en autobús o a pie hasta llegar a Libia, Marruecos o Egipto. Allí, toman una patera o una embarcación muy rudimentaria hasta un país europeo a través del mar Mediterráneo que, en el caso de Hope, fue Italia. Ella tenía entonces una relación muy cercana con su madre. Sin embargo, no le reveló sus intenciones: “No se lo dije porque sabía que me iba a rogar que no fuera”.
Su destino final fue Viena (Austria). Hope ya había vivido antes en esta ciudad cuando llegó por primera vez a Europa con su “novio”, en 2001. Muchas mujeres nigerianas viajan con el llamado “novio de camino”, un hombre que promete cuidarlas de las violencias durante el tránsito si ellas se comprometen a tener disponibilidad sexual y atender labores domésticas. A veces, como parte del pacto, las mujeres les pagan también el viaje a Europa. Cuando se separó del hombre con el que viajó, Hope se casó con un hombre vienés para poder obtener papeles. “Era un hombre blanco, y no tenía hijos”. La muerte de su padre la empujó a regresar a Nigeria, no se acuerda si fue en el 2006 o 2007, aunque pagó por ello un precio alto: no pudo recuperar sus documentos y volver por vía legal. Para regresar a Europa, cayó en manos de las redes de trata de personas. La mujer que la ayudó a viajar por segunda vez y la hospedó en Viena obligó a Hope pagar una deuda de 20 000 euros. Sin documentación, Hope se vio obligada a prostituirse en las calles. “Es muy doloroso trabajar para ganar dinero y dárselo entero a otra persona. Convives con muchos riesgos en las calles, que ni si quiera los estas asumiendo por ti misma”, relata. Y el gran riesgo eran los hombres que solo deseaban descargarse con ellas después de pelearse en casa con sus mujeres. Hope lo explica sin ambages: “Muchas chicas mueren en las calles”.
Hope, de 45 años, empieza una nueva vida en Pamplona después de siete años ejerciendo la prostitución en las calles y un año de recuperación.
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La convivencia con la mujer a la que debía dinero en Viena era caótica. Se peleaban a diario, algo que Hope cuenta con indignación. “Ella me decía cosas como: «¿Por qué no me traes más dinero? No se supone que debas tener novio. Se supone que debes traerme todo mi dinero antes de que puedas tener un novio». Y tú esperas de pie cinco o seis horas en la calle por la noche y le das todo ese dinero a una persona que está durmiendo plácidamente en su casa”. Sigue enumerando las vejaciones a las que fue sometida. “¡Ella no era mi madre para decirme esas cosas! No sé en qué momento se me ocurrió comentarle que estaba embarazada”. Para, se estremece y dice con una voz disminuida: “No quiero, no quiero recordar más de esto”. Hope cuenta que contactó con una amiga para escapar de sus circunstancias, que le ayudó a viajar a Serbia. Como era poco lo que ahí podía hacer, decidió emprender un viaje hacia Noruega, donde le esperaba una compañera, aún más trabajo en las calles y la promesa de una mejor vida.
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irene Guerrero
Yo quiero que estas chicas no sean esclavas de nadie, que puedan caminar solas, que no se olviden de sí mismas.
El viaje hacia Noruega comprendía pasar unas cuantas semanas en Pamplona. Le habían dado el contacto de una mujer de la ciudad con la que viviría, y seguiría prostituyéndose en las calles para pagarse su estancia y ahorrar dinero para su viaje final. “Pero cuando llegué, todo cambio”. Hope no pudo contactar con la mujer cuando llegó a la estación de autobuses. Un trabajador del lugar la llevó a Cáritas y, luego, a un albergue. “Fueron dos semanas de confusión. Solamente quería un lugar donde poder quedarme. Una voluntaria que ayudaba en el comedor del albergue escuchó mi historia, la que he contado ahora, y me llevó a la policía”. Allí, al contar su historia a las autoridades, Hope se reveló como víctima de trata con fines de explotación sexual. Las mujeres que ejercen la prostitución en las calles de Pamplona suelen ser jóvenes. Algunas tienen 16 o 17 años. Casi todas son nigerianas. “El problema —explica Hope— está en los países pobres. Muchas personas se aprovechan de esta situación FotogrAFíA: AnA pAulA sAlAs y las llevan a otros lados para explotarlas, para pros-
FotograFía: ana paula salas
Ahora, Hope dedica sus días a asistir a clases para ser camarera o señora de la limpieza, y para ayudar a otras supervivientes de violencia de género y trata.
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Aprendí en Las Poderosas que las mujeres debíamos permanecer en toda circunstancia unidas como un equipo. Me encantó esto, me ayudó muchísimo. mar parte de los talleres de empoderamiento feminista de ACT. Las Poderosas, que se concibió como un evento aislado en 2017, es desde marzo de 2018 un lugar de encuentro mensual para mujeres supervivientes de violencia de género. “Ahora solo intento convencer a chicas para que dejen de trabajar como prostitutas en las calles”, cuenta con impotencia. Su tono cambia de pronto. Se vuelve decidido y maternal: “Yo quiero que no sean esclavas de nadie, que puedan caminar solas, que no se olviden de sí mismas”. Se le ilumina el semblante cuando cuenta que el próximo año saldrán a las calles en búsqueda de chicas,
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para explicarles que “la prostitución no lo es todo”. Quizá lo más llamativo de su carácter es cómo termina un silencio largo y reflexivo con una sonrisa ligera. Algo le devolvió ánimos para incorporarse a la primera fila de la lucha contra la trata con fines de explotación sexual, después de su largo viaje: “Ahora sí que entiendo lo que hago en Las Poderosas. Recuerdo un taller en el que me quedó claro que las mujeres debíamos permanecer en toda circunstancia unidas como un equipo. Me encantó esto, me inspiró mucho, muchísimo”. Hope opina que, al contrario de los hombres, que tienden a apoyarse entre sí, las mujeres son más duras entre ellas. En especial cuando les suceden cosas como violaciones. “Tendemos a preguntarnos: ¿En qué estaba pensando esa chica? Pero no podemos caer en esos errores. Debemos protegernos la una a la otra”. Hope experimenta sentimiento de unión y apoyo en los talleres de Las Poderosas. “Les hablo a las chicas sobre lo que me pasó, y nos enseñamos cosas mutuamente”. Superstición y racismo como moneda de cambio Hope matiza el optimismo con el que encara el crecimiento de su grupo de empoderamiento. “Muchas chicas, por no decir casi todas, tienden a negarte su situación”. Son diez participantes, a veces más y a veces menos, pero casi todas nigerianas. Es imposible saber si fueron o no víctimas de trata. Esto lo explica, en primer lugar, porque tienen miedo a las ceremonias de juramento que sus captores realizan para atarlas a la deuda que tienen que pagar. Su incumplimiento desataría una especie de maldición, de acuerdo a sus creencias. “Ellos suelen convencerte de que no es nada malo. A mí me dijeron que era por protección”. Hope confía en que esto se remediará con la decisión que el rey de su pueblo, Oba Ewuare II del reino de Benin, ha tomado el 9 de marzo de 2018. El líder político y espiritual revocó la obligatoriedad espiritual
de todas las víctimas a pagar sus deudas y la puso sobre sus captores. Así, reconoció también el mal uso de ceremonias de juramento para la trata de personas en Nigeria. Ahora es mucho más fácil advertirle a una mujer, en sus propios términos, que no esta obligada a permanecer y pagar una deuda si fue engañada para hacerlo: “Solo tienen miedo de las cosas que podrían pasarles a ellas o a sus familias por incumplir esa promesa”. Por otro lado, está el racismo con el que los inmigrantes subsaharianos se enfrentan en Europa: “Siento que la gente blanca nos sigue viendo como esclavos, de generación a generación”. Este es uno de los temas que han surgido mediante la discusión de una conferencia impartida por Chimamanda Ngozi, una activista nigeriana feminista. Entre las actividades que llevan a cabo Las Poderosas, destaca la danza,
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tituirlas”. También la Policía Nacional detecta un alto porcentaje de trata entre las mujeres subsaharianas en situación de prostitución. Hope sabe leer, escribir y hablar inglés—idioma en que se desarrolla la entrevista—. Esto es casi un lujo en el estado nigeriano de Edo, una zona costera ubicada al sur de Nigeria y donde vive actualmente la familia de Hope, incluyendo su hija de 22 años. De aquí provienen, según Hope, la mayor parte de las supervivientes de trata con las que ha tenido la ocasión de charlar en Pamplona. La policía puso a Hope en manos de Itxaropen Gune-Lugar de Esperanza, una asociación que dedica sus esfuerzos a ayudar a mujeres inmigrantes y en situación de prostitución. Aquí, se acabó el viaje y empezó la vida. Hope conoció a una voluntaria llamada Alicia Giménez, que también es miembro de la asociación Acción contra la Trata (ACT): “Alicia me inspira mucho. Ella te entiende, no se fija en tu historia”, relata. Alicia no solo la ayudó a recuperarse, sino que también la invitó a for-
Muchas chicas, por no decir casi todas, tienden a negarte su situación. porque consideran importante reconectarse y entender el cuerpo, y autodefensa feminista. Esta última no trata sobre defensa física, sino sobre la defensa de los propios derechos y del propio valor mediante estrategias como lo son posicionarse de forma más segura, salir del papel de víctima aprendido y tomar conciencia de las propias capacidades, entre otras. Ahora, a final de año, las reuniones de las Poderosas se centran más en reflexionar sobre las enseñanzas adquiridas desde marzo. Hope ha empezado a asistir a clases para poder trabajar como camarera y como señora de limpieza en hoteles. Le agradan los trabajos que le permiten relacionarse con personas: “Conoces a muchas personas de todo el mundo, compartes historias”. Todo esto lo compagina en la semana con la asistencia que presta a talleres de sensibilización sobre trata, organizados por ACT en Pamplona y diferentes localidades en Navarra.
Prostitución. de la calle a los Pisos
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