LA PEDAGOGÍA DEL CAPITALISMO Breves ejercicios arqueológicos sobre la existencia social del presente
Tomo II Eduardo José Alvarado Isunza
Portada: Oswaldo GuayasamĂn LĂĄgrimas de sangre
La pedagog铆a del capitalismo Breves ejercicios arqueol贸gicos sobre la existencia social del presente Tomo II
La Pedagogía del Capitalismo / Breves ejercicios arqueológicos sobre la existencia social del presente / Tomo II Edición: Foro San Luis A.P.E. Diseño y maquetación: Editorial Tintafuerte Impresión: Artes Gráficas Publicidad San Luis Potosí, S.L.P., Mayo de 2016 Todos los derechos reservados 1a Edición
La pedagogía del capitalismo Breves ejercicios arqueológicos sobre la existencia social del presente Tomo II
Eduardo José Alvarado Isunza
Mayo, 2016
Índice Presentación Pág. 11 Nota introductoria Pág. 15 La tiranía del profesor Pág. 19 Conservadurismo magisterial Pág. 25 Profesorado y conservadurismo Pág. 31 Contribución a una didáctica crítica de la criminalidad Pág. 37 Monografías del crimen como elemento didáctico Pág. 41 El crimen y el despojo como medios de riqueza Pág. 47 Enajenación de la infancia Pág. 53 Obesidad infantil: otro producto de la criminalidad Pág. 59 Televisión, consumo y obesidad infantil Pág. 65 Criminalización de la infancia Pág. 69 Mujer, sexualidad y poder Pág. 73 Aborto, estado laico y religión Pág. 77 Asesinato en la escuela Pág. 81 Ejecuciones en el campus Pág. 85 Jornadas épicas de fin de semana Pág. 89 Marihuana y otras drogas Pág. 93 Impidamos otra catástrofe urbana Pág. 97 El fracaso deportivo mexicano Pág. 101 Globalización y educación Pág. 107 Petróleo, escuela y enajenación Pág. 111 Mexicanos al grito de guerra Pág. 117 Colectivos de hermenéutas Pág. 121 Hacia una teoría y práctica de las okupaciones Pág. 125 De okupaciones, colectivos y educación popular Pág. 129 Los okupa y los miserables del capitalismo Pág. 133 Habitantes de la demósfera Pág. 139 Hacia una democratización del acceso a la cultura Pág. 143
La pedagog铆a del capitalismo Breves ejercicios arqueol贸gicos sobre la existencia social del presente Tomo II
PRESENTACIÓN
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os textos que se incluyen en la presente obra del maestro Eduardo José Alvarado Isunza constituyen la segunda parte de lo que ha denominado como “Breves ejercicios arqueológicos sobre la existencia social del presente” y que en conjunto ha titulado como “La pedagogía del capitalismo”. En la primera parte o Tomo Uno, el autor analizó las manifestaciones cotidianas de la realidad social mexicana siguiendo el método del materialismo dialéctico, fundado en la teoría marxista; esto es, fue develando las distintas mediaciones políticas e ideológicas que impiden que la mayoría de la población pueda emanciparse de la sujeción a los modos del saber anclados en el poder del mito y de la falsa conciencia. Punto nodal de su cuestionamiento ha sido el papel que, en tal sentido, ha venido jugando el sistema educativo nacional, particularmente en los últimos años en que se ha agudizado la orientación mercantilista del modelo de acumulación de capital que conocemos, al punto de volverse ya un lugar común, como neoliberal. Sin embargo, ya desde esa primera parte, el autor fue explorando otros aspectos de la realidad en los que es posible advertir una pedagogía del capitalismo que contribuye, consciente o inconscientemente, abierta o veladamente, a la reproducción de un esquema de enajenación material y cultural de la vida social puesto que tal es, en primera y última instancia, el corazón de las relaciones de dominación de dicho sistema de acumulación. En esa línea de análisis, el maestro Alvarado ha recuperado las aportaciones de autores como Michel Foucault y Antonio Gramsci, cuando aborda los
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diversos espacios de la realidad en los que es posible verificar el ejercicio de los poderes de dominación de los distintos personeros del capital, sea el Estado y sus funcionarios, sea lo que ahora se conoce como “poderes fácticos”, llegando al punto de plantear, con estimulante provocación intelectual, tesis como la de que “todas las fuentes del poder son criminales”. En la segunda parte de su obra, y que es la que propiamente corresponde al presente trabajo editorial, el autor continúa por la senda de ampliar la reflexión a otros aspectos de la vida cotidiana en la que se manifiesta esa carga pedagógica que limita la emancipación de las personas, tanto en lo individual, pero sobre todo socialmente, con capacidad de construir alternativas a lo existente social o cuando menos de “re-significarlo”. Pero las experiencias que se mueven más allá de nuestras fronteras, en el marco de la inevitable globalización de nuestros días, permiten atisbar esperanzas de que las cosas puedan ser diferentes, a condición de que se pueda avanzar, por supuesto, en la práctica de una educación liberadora como eje fundamental de la transformación cultural, tarea que concierne a la sociedad en su conjunto y no sólo a quienes, por adscripción sistemática, deberían hacerlo pero que, incluso, frecuentemente, tampoco lo hacen. Esto último tiene que ver con el papel que juegan los educadores, en los distintos niveles de la instrucción pública del país, acosados por deficiencias formativas y materiales que el propio Estado provee, así como por la devaluación que del trabajo intelectual se va auspiciando y hasta por la naturaleza misma de un sistema escolar que insiste en estandarizar la impartición del conocimiento, impidiendo el goce del aprendizaje y las posibilidades de ensanchar la creatividad de los educandos.
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Frente a esta realidad, el autor reivindica las experiencias de colectivos y agrupaciones, particularmente de jóvenes, que buscan hacerse de su propio espacio de convivencia y aprendizaje, como el caso del movimiento “okupa”, que en otras latitudes se manifiesta como el ejercicio de un derecho vital para el uso y disfrute de un lugar en el que se pueden compartir saberes y experiencias, sin necesidad de formalidades propias de un sistema escolar “normalizado”. También está el caso del deporte, que ha pasado de ser tenido como una disciplina formadora de valores, como la tolerancia y la competencia respetuosa o amigable, a un mero espectáculo consumista en el que, por cierto, además de la mercantilización de cuerpos que implica contar con jugadores presuntamente superiores en sus condiciones y habilidades físicas, también se fomenta el despliegue de una violencia social pretendidamente catártica que, empero, termina contribuyendo a legitimar el uso “racional”, institucional, de la fuerza estatal. Justo en este punto, el autor es persistente en el cuestionamiento a ese carácter específico de la violencia desplegada por los personeros del capital que, como se precisó antes, se desdobla tanto como un poder formal gubernamental como por una multiplicidad de poderes fácticos o informales entre los que destaca el papel de ciertos empresarios venales que han erigido sus fortunas mediante el despojo sistemático de la riqueza nacional, producida por la mayoría de la población. Personajes que son hasta oficiosamente premiados como promotores de una quimérica y utilitarista “felicidad para el mayor número”, así sea que se trate de gerentes o dueños de grandes corporaciones que devastan o envenenan el ambiente y la salud pública, pero que son tenidos por el poder estatal como “prohombres de excepción”, como ejemplos de trayectorias que debieran seguirse por quienes aspiran a escalar
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su estatus socio-económico y, por tanto, señala el autor, servirse de tales “monografías del crimen”, así sea como elementos didácticos perversos. En suma, el presente trabajo del maestro Alvarado es un amplio muestrario de los modos en que procede la pedagogía del capitalismo para despojarnos de nuestra capacidad de cuestionar lo social existente, planteando otros temas que hasta se consideran “prohibidos” en nuestro peculiar medio, pero que, gracias a la persistencia del pensamiento crítico, han pasado a ser considerados, por lo menos, como “controvertidos”, así sea que se trate de re-significaciones que posibiliten abrirlos a una promisoria discusión: laicidad, aborto, religión, legalización del consumo de drogas, impacto de nuevas tecnologías de la información, brecha científica, entre otros aspectos de la realidad social prevaleciente. Para Foro San Luis APE, la presente obra constituye una estimulante convocatoria a la reflexión social sobre los usos enajenantes del poder político en nuestra realidad existente y las posibilidades de su confrontación y eventual superación mediante un ejercicio arqueológico del saber que permita desentrañar la verdad de las cosas. En la medida en que tal esfuerzo fructifique, la posibilidad de contar con mejores ciudadanos será promisoria y, por supuesto, capaz de ampliar el horizonte de alcanzar una democracia plena, ese gran reto que sigue marcando el quehacer social del día a día.
Miguel Ángel Hernández Calvillo Presidente de Foro San Luis APE San Luis Potosí, S.L.P., Mex, a Mayo de 2016.
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NOTA INTRODUCTORIA
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l Primer Tomo de “La pedagogía del capitalismo / Breves ejercicios arqueológicos sobre la existencia social del presente” apareció en el año de 2011 bajo el sello de “Pedagógica / Cuadernos de Divulgación”, editado por la Universidad Pedagógica Nacional en esta Cd. de San Luis Potosí. Esto sucedió por haber sido distinguido con el segundo lugar en una convocatoria de esa Casa de Estudios para la publicación de obra con pensamiento pedagógico. A poco más de cuatro años de aquella publicación aparece este Segundo Tomo bajo los auspicios del “Foro San Luis”, asociación política con registro ante el Consejo Estatal Electoral y de Participación Ciudadana en San Luis Potosí, y de Tintafuerte, organización editorial establecida en esta misma ciudad. Un rasgo distintivo de ambas obras es rescatar del olvido trabajos periodísticos realizados por su autor a inicios de la primera década del 2000 y publicados en las fechas indicadas en cada uno de ellos en distintos medios informativos del Estado de San Luis Potosí, además de algunas ponencias presentadas en distintos foros. En todos los escritos aquí recuperados existe una misma intención, que es estudiar los hechos de la cotidianidad con el microscopio ofrecido por la teoría crítica de la educación y por el marxismo. Su fin es contribuir a una didáctica crítica para la explicacióncomprensión de los problemas sociales para invitar a una transformación de la sociedad a un estadio en donde puedan florecer con toda plenitud la vida y el ser humano.
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En el momento en que fueron escritos cada uno de estos textos su autor tenía por interés develar a ojos de la opinión pública y de estudiantes de pedagogía con quienes trabajaba como profesor, cómo es que la existencia material determina nuestras acciones y subrayar que esas acciones, aunque personales, no son determinadas por la conciencia individual. Es decir, lo que llamamos la mente individual en verdad corresponde a una mente social, porque son una serie infinita y constante de situaciones en donde se ve sumergido el ser humano quienes van modelando sus juicios, acciones, relaciones, gustos, predisposiciones, mitos, sentido común, etc. Así, cuestiones como violencia escolar y de género, sexualidad, drogadicción, grafiti, corrupción, delincuencia, pobreza, etc., corresponden a hechos cuyas causas no debemos ubicar en personas específicas, sino en una sociedad establecida sobre bases criminales y destructivas, como es la sociedad capitalista, una sociedad cuya lógica es la depredación de cuanto existe, incluido el propio ser humano. A partir de los datos de la cotidianidad el autor se afana por demostrar a partir de análisis teórico que el núcleo de todos nuestros problemas y de esa destrucción de cuanto existe sobre nuestro hogar planetario, son las relaciones sociales de producción capitalista; y que son ellas quienes modelan y determinan el ser de los sujetos. Son esas relaciones sociales de producción capitalista quienes se constituyen como la gran pedagoga o educadora y no los establecimientos propiamente organizados para un fin educativo, como son las escuelas y sus profesores. En todo caso,
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dichos establecimientos y cuanto en ellos sucede no son otra cosa sino expresión ideológica de este tipo de civilización. Como se dijo en la Nota Introductoria del Primer Tomo de esta obra, aquello que recibe por nombre el de “educación” dentro de la sociedad capitalista no es sino una coartada inventada y promovida por la burguesía y grupos de poder, a fin de esconder a los ojos de una enorme masa empobrecida y hundida en el fetichismo cuáles son los verdaderos medios de obtención de riqueza. Dichos medios no son otros sino la criminalidad, la guerra, la rapiña, el despojo, la usura, la corrupción, y cuantos actos inmorales reciban nombre. Es decir, existe una pedagogía propia del capitalismo, que constituye una red de hilos apenas perceptible y que se llegan incluso a desvanecerse entre la infinidad de microscópicas situaciones diarias, en donde se hallan atrapados los seres humanos y que determinan aquello cuanto son y sus maneras de experimentar su existencia. San Luis Potosí, S.L.P., a Mayo de 2016.
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LA TIRANÍA DEL PROFESOR
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ebido al pésimo servicio que ofrece la educación media superior mexicana ha sido planteada su reforma integral. Entre otros factores, aquella situación es producto de la pertenencia de su profesorado a viejos modelos pedagógicos y su resistencia a cambiar. Dicha reforma busca introducir a dicho profesorado en nuevos modelos pedagógicos. Muchos de ellos pueden ser expertos en las disciplinas que trabajan en las escuelas. Pero carecen de los elementos que ofrecen aquellas nuevas corrientes. Además, de la unificación de los distintos planes y programas de educación media superior en un currículum de competencias y una pedagogía constructivista, dicha reforma busca la formación o la actualización del profesorado para que transformen o cambien su práctica docente. Como parte de la corrupción y la mentira con que gobiernan los grupos de poder en México, la educación en general en nuestro país por decenios ha estado sumergida en una terrible crisis que ya ha comenzado a cobrarnos la factura. No solamente nuestro país ha sido incapaz de producir ciencia y tecnología, reduciéndose así a consumidor de ese conocimiento, cuya elaboración y posesión es básica para el desarrollo y la existencia de los pueblos. Quien tiene conocimiento, tiene poder. Además de eso, las nuevas generaciones han visto limitado su progreso intelectual y material, toda vez que el servicio educativo que reciben es bastante mediocre y hasta patológico. Hay la grave idea de que el único propósito de la escuela es vigilar y castigar. Muchos profesores no sólo no son expertos en los campos de conocimiento que trabajan en las escuelas. Trabajan en ellas porque les han sido asignadas sus
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plazas docentes por compadrazgos, favoritismos, recomendaciones y tráfico de influencias. También actúan como tiranos y déspotas en sus grupos escolares, haciendo víctimas a sus estudiantes de sus propias frustraciones o prolongando en ellos las acciones de poder que también han sufrido en otros ámbitos de su propia vida. Debido a las condiciones de existencia y al desorden que siempre ha prevalecido en el país, muchas personas han encontrado en el ejercicio docente una posibilidad para obtener un salario para sobrevivir, aunque sea miserablemente. Es decir, buscan conseguir un empleo como educadores no para desempeñarse profesionalmente en esa actividad, cosa que implicaría obtener una formación consecuente con el trabajo que realizarán en las aulas, sino solamente para obtener un sueldo. Profesionales de distintos campos de saber (ingenieros, médicos, químicos, físicos, abogados, etc.) han sido reclutados para desempeñarse en la docencia, porque han obtenido una formación disciplinar. Pero eso no significa que conozcan modelos pedagógicos. A través de recomendaciones muchos se ven favorecidos para enchalecarse puestos en la educación y trabajan en estos sin conocer ni jota de corrientes educativas. Actúan por pura imitación o como acto reflejo de su propia historia personal como estudiantes. “Así me enseñaron a mí”, es la estructura ideológica con la que guían su desempeño, dañando por consecuencia las vidas futuras de centenares de estudiantes, a quienes hacen víctimas de su efímero y reducido poder y hasta de su frustración. Podría no tener remedio esta corrupta práctica social de asignar puestos en la docencia a amigos, ahijados y recomendados. Sin embargo, una política responsable sería la de ofrecerles espacios de formación o de actualización docente.
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Esto no sucede lamentablemente, porque, como dijimos arriba, si algo caracteriza a los grupos de poder que nos gobiernan es precisamente la irresponsabilidad. Parecería que están muy conformes con envolver al pueblo con esa farsa llamada “educación”. Y así es por lo que vemos que de nuestras escuelas no egresan miles de cerebros capaces de desarrollar pensamiento matemático, físico, químico, biológico. Tampoco pensamiento crítico y reflexivo. Ni mucho menos pensamiento creativo. Por ejemplo, un estudio reveló que el dominio de nuestros estudiantes sobre dos de los principales sistemas simbólicos de la humanidad: matemáticas y lenguaje materno están por debajo de los adquiridos por pares suyos en Botswana, cosa que sería ya grave. Sucede que una inmensa mayoría del profesorado en las escuelas (en este caso hablamos del sistema de educación media superior) no sabe cómo enseñar, admitiendo de buena fe que además sepa qué enseñar. Es decir, una cosa es el dominio personal que se tiene sobre un determinado campo de conocimiento; y otra cosa es saber crear condiciones pedagógicas para que el estudiantado adquiera esos mismos conocimientos del experto. Como los burócratas y políticos encargados por los grupos de poder de cuidar de esta que es una trinchera estratégica en el control del pueblo, no ofrecen a sus docentes espacios de formación y actualización pedagógica, éstos sólo dan palos de ciego. Desconocen las diferencias epistémicas entre los viejos modelos disciplinares y memorístico, respecto de los nuevos modelos constructivistas y cognitivos, llegando a crear monstruosidades híbridas que afectan emocional y vocacionalmente a sus estudiantes. He escuchado estudiantes que me han revelado cómo todavía existen profesores en Preparatoria que
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llegan a decirles absurdamente que ellos tienen el poder en el salón de clases. Un signo éste del patológico credo del poder de que están contaminados. En las condiciones educativas actuales carece de sentido que el profesorado se crea depositario del poder y, por consecuencia, legitimado para ejercerlo. Si estos docentes actúan así es porque requieren de ayuda psicológica. Si admitimos que la educación no es sino una estrategia cognitiva a partir de la cual los sujetos cognoscentes interactúan a través de sus sentidos con los objetos cognoscibles, admitiremos que el acto educativo es un acto diseminado en una intrincada red social. Es decir, los actos de educación, en tanto actos de conocimiento, se dan entre muy diversos agentes y a través de toda una dialéctica social de la que no están ausentes ni los propios familiares ni las amistades ni los grupos humanos a donde uno pertenece. Si de esto fuesen conscientes no tendría sentido buscar ni ejercer poder alguno sobre una comunidad escolar, toda vez que bajo los actuales modelos pedagógicos el mismo papel de la docencia se ha transformado, igual que todas las didácticas. Sin embargo, proceden como en acto reflejo de su situación anterior, de la misma forma en que ellos fueron víctimas del poder encarnado en el profesor dentro de los salones de clase. Para ellos, educar es más bien enajenar, en vez que emancipar. Decíamos que también proceden así, además de cargar con frustraciones y patologías, porque carecen de los referentes epistémicos que les permitan conocer cuáles son y cómo son los nuevos modelos pedagógicos en la actual sociedad del conocimiento. Como carecen de una formación pedagógica que les permita reconocer cómo la acción dentro de las aulas se ha descentrado del profesor hacia los encuentros
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mismos de los sujetos cognoscentes con los objetos cognoscibles, se protegen con actos de violencia. He sabido, por ejemplo, cómo existen profesores de matemáticas en educación media superior que exigen a sus estudiantes contestar acertadamente los ejercicios que les imponen para un momento determinado del curso, correspondiente a la examinación. Les prohíben sacar sus libretas de anotaciones y ninguna consideración académica ofrecen al desempeño en el proceso, a partir de tareas, trabajos y participación grupal. Desconocen por igual que hoy no debería privilegiarse el error, sino el esfuerzo. Y con su conducta hunden a centenares de estudiantes en el horror académico. Los oprimen con saña patológica, como si esos pobres muchachos y muchachas fuesen causa de su frustración. Ciegan vocaciones. Es la tiranía del profesor que debemos derribar. San Luis Potosí, S.L.P., a 5 de febrero de 2009.
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CONSERVADURISMO MAGISTERIAL
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s posible que a muchos profesores del sistema público, entre quienes tengo excelentes amigos y estupendos maestros que me han acompañado en distintos procesos formativos, haya molestado mi texto: “Mexicanos al grito de guerra”. Quiero disculparme solamente por eso con aquellos buenos profesionales y mejores seres humanos que dan el servicio magisterial. De seguro ellos comparten mi opinión de que su oficio se ha derechizado en este país o siempre lo ha sido. No con todos me disculparé por mis palabras. Como parte de la mitologización y fetichización de la vida social capitalista, estamos acostumbrados a creer que ya nomás por ejercer como maestro ya es bueno a la humanidad. No es así. Existen personas que entran al oficio de la enseñanza sólo porque no encuentran forma de sobrellevar su vida. Flotan de muertito en su ejercicio docente, porque tampoco buscan complicarse mucho la existencia. De aquello de la derechización del oficio de enseñante veo allí una hipótesis para ser investigada. Salvo unos cuantos profesores de pensamiento revolucionario, es muy posible que siempre hayan sido mayoritariamente conservadores. Algo debe existir dentro de las mismas escuelas formadores de enseñantes, que en México todavía reciben por nombre el de “Normales”, como si aún fuese necesario “normalizar” el mundo social, cosa semejante del siglo XIX. Es un “algo” que bien podemos conocer como “habitus”, de acuerdo al concepto de Pierre Bourdieu.
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Sus representaciones y hablas están dadas por su formación como intelectuales al servicio del modo de producción capitalista. Bourdieu propone aquel concepto para entender cómo sucede la interiorización de simbolizaciones (imaginarios, hablas, discursos), objetivados institucionalmente y concretados en prácticas y actitudes de los sujetos. A decir de quienes ya han abordado esta cuestión, los maestros normalistas han sido producto de un dispositivo de sometimiento en su formación. Por tanto, sus prácticas y actuaciones son prescriptivas y su cultura normalista es tiesa. Dicha cultura magisterial está fuertemente determinada por costumbres, imitación y juicios de sentido común. Todo ello no requiere de pensamiento profundo sobre lo existente social. Es más, ni siquiera se lo complejizan. Sus discursos y prácticas pedagógicas condensan propuestas político ideológicas que buscan constituir ciertos y determinados sujetos, acordes con la cultura política que pretende inculcar el Estado capitalista, como dice Pineau. Por consecuencia, el profesor del sistema público mexicano es un disciplinado intelectual formado por la bárbara dictadura del capitalismo. A ésta sirve con fidelidad, ya sea consciente o inconscientemente. Digo que la dictadura del capitalismo es bárbara porque su violenta y salvaje imposición de esta forma de existencia social ha puesto en riesgo de extinción a la humanidad y a toda manifestación de vida sobre el planeta. Sin embargo, el profesorado al servicio del régimen de la depredación y la depravación carece de lecturas profundas acerca de cuáles son las causas verdaderas que ocasionan miseria, destrucción, violencia e inmoralidad.
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Como es producto ideológico mismo de la dictadura de la burguesía, a través de su paso por las escuelas “normalizadoras”, ese profesorado se contenta en dar lecturas comodinas y facilonas a los graves desafíos de la humanidad. A partir del escaneo de juicios acerca de lo existente social a que le han sometido en aquellos establecimientos de reclutamiento, repite como muñequito de ventrílocuo cada una de las oraciones con que la burguesía diagnostica la realidad. Además de ser enajenados durante su proceso de formación como enseñantes por la ideología del régimen de la destrucción, muchos se identifican plenamente con el burgués porque han obtenido un cierto nivel de bienestar. Nunca serán ese burgués a quien admiran y justifican, debido a su condición de clase asalariada. Para eso tendrían que hacerse de capital y poseer medios de producción que les permitan agandallarse la riqueza producida por el obrero. Sumidos en una bruma mitificante se creen burgueses. Copian cuanto identifica a esa burguesía. Compiten por traer el mejor auto. Se frustran cuando es otro quien lo adquiere. Y tratan de vestir como artistas, aunque se vean ridículos. Extraño es el caso del profesor consecuente con su discurso. Si pregona respeto al medio ambiente, jamás es visto como uno más entre sus iguales en una manifestación callejera a favor de la preservación ecológica. Sienten hasta pena. Cuando mucho se contentan con ubicar un bote de acopio de pilas en la escuela o en obligar a sus alumnos a recoger botellas de pet de las calles. Ya con ello creen hacer una gran labor educativa para bien de la humanidad.
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Refieren con palabras muy bonitas y elocuentes acerca de nuestra cultura democrática y cuánto hacen por ella en sus escuelas. Pero obstaculizan toda propuesta de evaluación de su trabajo y cierran sus puertas a la sociedad. Persiguen a quienes cuestionan su desempeño o no acceden a sus exigencias, como si fuesen criminales. Dentro de las escuelas no existe una verdadera cultura democrática. Es reflejo del salvaje modo de producción a que pertenece. Dentro del profesorado hay expresión de la lucha de clases, a consecuencia de sus diferentes formas de relacionarse con la mercancía del capitalismo. Unos ganan como si fuesen ejecutivos de grandes corporaciones. Otros apenas comen. Hay algo en ese proceso de reclutamiento e imposición del “habitus”, que incluso estos últimos carecen de identificación de clase. Raramente (como en Oaxaca o en las normales rurales) el profesorado es vanguardia del pueblo. Da tristeza ver cómo esa enorme fuerza intelectual y física del profesorado miserable actúa mansa y obediente a los dictados de la burguesía y de su Estado. Se contenta con su papel de reproductor de ideas falsas por unos cuantos pesos. Muchos de ellos ni siquiera conocen de oídas los nombres de colegas suyos, verdaderos próceres del movimiento revolucionario, como el de los profesores Arturo Gámiz, Pablo Gómez Ramírez, Lucio Cabañas y Genaro Vázquez. Arturo Gámiz y Pablo Gómez Ramírez formaron el Grupo Popular Guerrillero. Murieron durante el ataque a un cuartel en Cd. Madera, Chihuahua, un 23 de septiembre de 1965. Su gesta inspiró a otros grupos revolucionarios, como la Liga Comunista 23 de Septiembre. Algo semejante hicieron Lucio Cabañas, con su Partido de
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los Pobres; y Genaro Vázquez, con su Acción Cívica Nacional Revolucionaria. A diferencia de esos heroicos profesores con enorme compromiso ético por entregarse a las causas del pueblo miserable, nuestros actuales maestros nadan en las aguas del narcisismo y la indiferencia. Por más que también son miserables. San Luis Potosí, S.L.P., a 8 de febrero de 2008.
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PROFESORADO Y CONSERVADURISMO
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e mi última experiencia como educador acaso la más digna de análisis haya sido observar cómo, en el sitio donde trabajaba, fuerzas conservadoras emergían frente a mí, materializadas en la expresión verbal de varios profesores. En Rioverde trabajé un curso de “Género en el Aula”, como parte de acciones interinstitucionales entre la Universidad Pedagógica Nacional, el Instituto de las Mujeres de San Luis Potosí y la Secretaría de Educación del Gobierno del mismo estado. Dicho programa de formación fue dirigido a profesores y profesoras del sistema de educación básica en todo el territorio potosino. En México este sistema incluye los niveles de inicial, preescolar, primaria y secundaria. Nuestro propósito consistía en ofrecer elementos teóricos, metodológicos y didácticos a dichos profesionales, a fin de incorporar a las comunidades educativas esta perspectiva del género en todas aquellas formas de vertebrarse la cultura escolar. Partimos de la idea de colaborar en la estructuración de una cultura nacional más democrática, equitativa y justa, basada en un sustento ético desde donde nuestra civilización humana pueda avanzar hacia estadios de mejor convivencia entre todos y todas. En el desarrollo de estas acciones se partió de observarse cómo muchas prácticas educativas y formas de convivencia escolar son determinadas por viejas formas de pensamiento, cuya permanencia carece de sentido y de las cuales no tenemos conciencia.
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Se ha visto cómo muchos profesores y profesoras desempeñan sus actividades con los “lentes del género” puestos, a pesar de haber ingresado ya esta humanidad a momentos distintos a aquellos donde la cultura androcéntrica fue configurándose. Hasta donde han podido averiguar nuestras ciencias humanas, estas culturas misóginas o falócratas comenzaron a articularse con la aparición de la propiedad privada, cosa situada hace unos 3 mil años, más o menos con la agricultura. Aquella experiencia representó un grave golpe a la posición de las mujeres dentro de las culturas arcaicas. Si bien la agricultura facilitó nuestra supervivencia, por un mayor acceso a los alimentos, dio un duro manazo a la existencia histórica de las mujeres. Junto a la derrota del “comunismo primitivo”, entre cuyas características estarían el matriarcado, la no existencia de relaciones de propiedad, incluso ni sexuales ni afectivas monogámicas, se admite un deterioro de la persona femenina en la comunidad. Desde trabajos como El origen de la familia, la propiedad privada y el estado de F. Engels, en la antropología marxista se da por cierto cómo las mujeres fueron reducidas también a propiedad del hombre, de la mano de los recursos intelectuales, físicos y materiales. Bajo esta tesis de la transición del matriarcado al patriarcado, al mismo tiempo del paso del nomadismo al sedentarismo, se acepta cómo a partir de entonces fue elaborándose una cultura diferenciada. De esas nuevas condiciones de la base económica fueron reproduciéndose también, con los siglos, funciones diferenciadas de “femenino” y “masculino” sobre una genética de hombres y de mujeres. Unos masculinos en el poder y otras femeninas en la servidumbre. En Ética a Nicómaco de Aristóteles, escrito en el siglo IV a.n.e., en donde se advierten “razonamientos” del
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por qué las mujeres griegas no podían participar en los asuntos de la polis, vemos este ejercicio de poder del “masculino” sobre el “femenino”. Es decir, durante más de 2 mil años uno de los ejes donde ha rotado la experiencia cultural de gran parte de la humanidad es el de considerar a las mujeres como seres inferiores, comparados por Aristóteles a los imbéciles, a los niños y a los esclavos. Contra opiniones dóxicas (no científicas) en donde la perspectiva de género es vista como sexismo, existe la elaboración epistémica (científica). Es la cultura desde donde se carga de significado y de sentido al “ser hombre” y al “ser mujer”. Es decir, la posición subordinada y sometida de la mujer durante siglos no ha derivado de su condición genética; ni tampoco la posición privilegiada del hombre tiene relación con sus hormonas, como quieren sostenerlo todavía opiniones dóxicas. Al principio de este escrito describía cómo acudí a un evento donde se materializaron estas mismas fuerzas históricas conservadoras en el discurso de los profesores. En su voz se expresaba más bien la opinión dóxica y no la epistémica. Esto es cosa grave porque hablamos de profesionales del conocimiento, en cuya acción se ha depositado la función de formar generaciones en el “espíritu científico”. Dentro de las escuelas debe trabajarse con el método científico y no con el mito. En el discurso de los profesores advertí cómo muchos de ellos (no todos) sólo son reproductores de una conciencia mítica de lo existente. Por ejemplo, en voz de uno de ellos, estaría en los genes incluso el registro del tipo de juego a seguir por sexo. Después de un día de afanarnos en conocer cómo sobre el cuerpo sexual es a partir de la tradición desde donde se amasa lo “culturalmente dado” para el com-
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portamiento “masculino” y “femenino”, hubo quien al día siguiente reveló su ansiedad. Como si ese rompimiento epistémico y psicológico le hubiese impedido dormir, nos hizo volver a los primeros minutos de nuestro ejercicio al decirnos como “científicamente” se había demostrado aquella diferencia. Para dar credibilidad a su argumento, citó un experimento según el cual un niño y una niña habían sido puestos dentro de una “Cámara de Gesell”, a fin de observar su inclinación por un tipo de juguete. Según él, se observó cómo el niño/hombre decidía por juguetes “masculinos” (pistolas y pelotas, por ejemplo) y cómo la niña/mujer lo hacía por juguetes “femeninos” (muñecas y enceres de cocina). Ergo: por determinación hormonal y no cultural o histórica, niños/hombres tendían a elegir aquellos juguetes a partir de los cuales simbolizarían su desempeño social; igualmente como hacían niñas/mujeres. Traducido esto significa cómo por genética niños/ hombres tienden a obtener el poder y el éxito; mientras las niñas/mujeres se gratifican con la crianza y labores domésticas. Es obvio cómo esa es una posición incorrecta. Por supuesto, aquel argumento fue despedazado en cosa de minutos por sus mismas compañeras. Aquí nos interesa mostrar cómo se materializó aquella conciencia mítica en el discurso conservador del profesor. Es curioso observar además cómo muchos hombres continúan aferrados a la cultura androcéntrica donde fueron formados, a pesar de mostrárseles y ellos mismos experimentar cómo se ha transformado la base económica donde fue configurándose. Aquellos días en donde las mujeres sólo desempeñaban la función de parir hijos para incrementar la fuerza de trabajo en las tierras de cultivo del patriarca
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y de atender labores domésticas, sólo quedan en la memoria humana. Otra vez dijimos cómo esa poderosa e invisible mano del capitalismo ha arrebatado a centenares de mujeres de hogares donde el hombre también ha sido derrotado como patriarca y proveedor. Miles de ellos jamás tendrán tierra ni empleo seguro. Aún así, fuerzas históricas y culturales impiden a esos mismos hombres/profesores renunciar al esquema donde fueron modelados. Cuando se muestra su equívoco, sufren dolor y angustia. Por eso, mejor se refugian en la comodidad del conservadurismo. San Luis Potosí, S.L.P., a 30 de octubre de 2008.
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CONTRIBUCIÓN A UNA DIDÁCTICA CRÍTICA DE LA CRIMINALIDAD
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uienes trabajan en busca del establecimiento de un sistema de convivencia más racional y otra antropología, deben elaborar una didáctica crítica con cuanto sucede cotidianamente. En la ciudad de San Luis Potosí han venido dirigiéndose acciones de grupos de poder fáctico empresarial, que controlan el aparato estatal y medios informativos, para consumar hechos criminales. Su última embestida fue dirigida el sábado 12 de enero en contra de los dueños de la comunidad de San Juan de Guadalupe para despojarlos de su propiedad con una brutal operación policiaca y judicial. Desde su centro de mando en la oficina del gobernador Marcelo de los Santos, estos delincuentes que ocultan su detestable personalidad con casimires caros y finos aromas vetiver, buscan apoderarse de un botín. Por años, quienes han hecho espantosas fortunas al adueñarse de tierras ejidales y comunales en la periferia de la ciudad con prácticas fraudulentas, han ambicionado los suelos de San Juan de Guadalupe. En ellos proyectan construir fraccionamientos campestres (regados con agua gratuita que igual pertenece a la ciudad y sin pago de impuestos), zonas hípicas y centros comerciales de acceso restringido. Especie de zona de reserva para ricos, muchos de ellos, ejecutivos de empresas multinacionales, principalmente estadounidenses, que aquí se han establecido como aves de rapiña migratorias.
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Para concretar su proyecto primero es indispensable despojar a campesinos, de fenotipo despreciable al sentido de los descendientes de conquistadores europeos, de lo que legalmente es suyo. Uno de los primeros pasos fue dado en días del corrupto y vicioso gobernador Fernando Silva Nieto. Éste dio una extraordinaria cantidad de dinero a la familia González Ramírez por un terreno. Dicho predio, conocido como “La Ladrillera”, no era propiedad de esa familia, cuyos patriarcas fueron prestanombres de la iglesia católica y cuyos nombres están asociados a la historia del despojo y la corrupción. “La Ladrillera” pertenece a la comunidad de San Juan de Guadalupe y no a la familia González Ramírez. (Juan Diego, uno de sus miembros, ha sido presidente del patronato del Santuario de Guadalupe). Como no vivimos en una sociedad donde impere el “estado de derecho” y los poderosos pueden violar leyes impunemente, aquella operación criminal jamás fue investigada; mucho menos castigada. No fue todo. En ese mismo régimen donde florecieron corrupción y vicio público, igual como en este de Marcelo de los Santos, un buen trozo de “La Ladrillera” fue donado a los dueños de la Universidad San Pablo. Singular ejemplo de la generosa entraña que muestran personajes sin principios cuando logran encaramarse al poder público. Suelen ser excesivamente bondadosos con lo que no es suyo. Convidan a sus cómplices trozos de lo que hurtan al pueblo, como estos dueños de la mencionada universidad. Contrasta su nobleza con el dato de centenares de niños pobres sin espacios educativos adecuados.
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Estos planes de ocupación (copia miniatura y ridícula de la criminal ofensiva del capitalismo que ahora dirige George Bush) sobre la zona de la comunidad, son ahora concretados por el actual gobierno panista. Previamente al ilegal desalojo policiaco del sábado 12 de enero y la persecución judicial de campesinos, hubo otra confrontación, aquella vez con hombres vestidos de policías, supuestamente de una fuerza privada. También Carlos Slim, considerado como “el hombre más rico del mundo” y propietario de la corrupta empresa “Teléfonos de México”, torció las cejas e hizo cálculos cuando supo de San Juan de Guadalupe. Aquel golpe de fuerza, hoy impune, reveló que este personaje ya figuraba entre los accionistas de la “desarrolladora” inmobiliaria que pretende adueñarse de parte de la Sierra de San Miguelito. Meses antes, Slim fue paseado en helicóptero por empresarios que han hecho su feudo mediante operaciones fraudulantes, como Vicente Rangel, quien conoció momentáneamente la cárcel a principios de los 90s. En nuestra base de datos tenemos información que refiere cómo Rangel, entre cuyos despojos a la ciudad figura haberse apoderado de un pedazo del parque Tangamanga, fue detenido por defraudación fiscal. Ante lo que nos encontramos es ante el hecho de que un grupo de hombres de negocios criminales buscan despojar de sus bienes a los dueños legítimos de las tierras de San Juan de Guadalupe. En un país avanzado (y no hablamos precisamente de los Estados Unidos, cuyo gobierno dirige acciones criminales para despojar a otros de lo que les pertenece), esa operación hubiese sido castigada.
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Aquí estamos ante un dato de lo existente y no de la retórica publicitaria de grupos criminales en el poder y sus empresas periodísticas, que debe incorporarse a aquella didáctica crítica que proponemos. Educadores y periodistas que buscan el establecimiento de otro tipo de convivencia social más racional y una nueva antropología, tienen allí material para dirigir a las personas a una epifanía liberadora. Con el uso criminal del poder público para favorecer intereses particulares, como este dirigido contra los propietarios de San Juan de Guadalupe, pueden elaborarse varias y muy ricas lecciones. Salvo casos excepcionales, una tiene que ver con el hecho de que la verdadera riqueza no se obtiene con trabajo y esfuerzo. Subrayo eso de “verdadera riqueza”, porque aquí se creen ricos nomás por tener coche. Para hacerse de riqueza hay un camino y no es de la ética y los valores. Debe actuarse como delincuente. He aquí el insight que deja la lección acerca del éxito y del derecho en una sociedad capitalista. Otro conocimiento más de lo verdadero existente es que bajo este sistema no existe democracia efectiva, sino una dictadura que a veces se viste de casimir y a veces de campaña militar. Dictadura que sirve a intereses económicos de grupos de poder. Ellos deciden cuándo y cómo despojarán a grupos vulnerables aquello que legítimamente les pertenece. Incluso de lo más vital a la existencia. San Luis Potosí, S.L.P., a 17 de enero de 2008.
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MONOGRAFÍAS DEL CRIMEN COMO ELEMENTO DIDÁCTICO
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orenzo Servitje nos proporciona un buen ejemplo de cómo utilizar monografías del crimen organizado como elemento didáctico para una buena educación en diversas materias, que lo mismo incluirían economía, política, ética y valores. Constituye uno de los grandes ejemplos que sería útil a todo educador y comunicador ético para acercar a otros al conocimiento de la perversa y torcida personalidad de los miembros del exclusivo círculo de la riqueza. Presidente honorario del grupo “Bimbo”, poseedor de una riqueza estimada en 1 500 millones de dólares, Servitje representa la personalidad cínica y desvergonzada de quienes acumulan inmensas fortunas en el mundo. Servitje se ha convertido en magnate gracias a sus mentirosas campañas publicitarias que han llegado al extremo de hacer posible lo imposible, como hacer “hablar” a un gansito y convertir a un osito en tierno panadero. Sus campañas publicitarias en televisión, que explotan la fantasía e ingenuidad de millones de niños mexicanos, están entre los principales factores que han vulnerado la cultura alimentaria mexicana. Por el triunfo de sus comerciales, que constituyen una flagrante violación a la ley, cosa que debería merecer la cancelación de concesiones a los operadores
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de televisión, la obesidad es hoy uno de nuestros principales problemas. Debido al “milagro” de hacer hablar un gansito y a la fraudulenta asociación de los pasteles de “Bimbo” con un osito inexistente, Servitje debería ser considerado como uno de los principales enemigos públicos del orbe. Casi toda la gama de productos de esta empresa capitalista (excepto acaso aquellos artículos con materias integrales) figura entre los principales factores causantes de caries dental infantil y juvenil, así como diabetes e hipertensión. Preocupados por esta amenaza sobre la salud de los mexicanos, hubo intentos por legislar una prohibición a vender “alimentos chatarra” –como los de “Bimbo”– en las tiendas escolares. Sus lacayos obstaculizaron este avance. Servitje ha gozado de impunidad por décadas y merecido trato preferencial de gobiernos. En San Luis Potosí se le han prácticamente obsequiado cientos de millones de pesos para comprarle uno de sus productos. Es el caso del museo interactivo “Laberinto de la Ciencia”. Se trata de una construcción con aparatos electrónicos, supuestamente destinados para llevar conocimiento a niños y jóvenes de esta ciudad. No fue construido en terrenos suyos. Fue arrebatado un enorme terreno al parque público Tangamanga Uno, espacio que constituye uno de los pocos de que dispone el pueblo para recrearse y la ciudad para oxigenarse. Tampoco “Laberinto de la Ciencia” se construye con dinero de “Bimbo” ni hay aportación alguna de los 1 500 millones de dólares que hacen la fortuna de Ser-
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vitje. Para ello se destina dinero público, sin auditorías confiables. Ha trascendido que un aparato tipo “Nintendo”, cuyo costo no sería de más de 2 mil dólares, aparece adquirido en 20 mil dólares. Se teme que la nómina del museo, que dirige su hija Marinela, sea transferida al ayuntamiento. “Don Lorenzo” –como gusta que le llamen sus sirvientes– sufre bipolaridad, como todos los de su estirpe. A pesar de la corrupción que promueve, es feroz defensor de la “moral” y de los “valores cristianos”. Por décadas, se ha enfrentado contra “conspiraciones comunistas internacionales”, aunque sólo se trate de posiciones políticas a favor del respeto al “estado de derecho” y al reconocimiento de los derechos de los pobres. Quizás como producto de una “crisis de conciencia” –suponiendo generosamente que “Don Lorenzo” tenga conciencia–, fundó en 1996, en alianza con la jerarquía católica, la organización “A Favor de lo Mejor en los Medios”. Paradójicamente ese agrupamiento se ha quedado mudo ante los anuncios fraudulentos que hacen “hablar” al gansito Marinela y convierten a un oso de caricatura en honrado panadero, pese a las prohibiciones legales. Tampoco tuvo empacho en participar en el grupo de empresarios criminales que costearon la multimillonaria “guerra sucia” en televisión y en radio en contra de Andrés Manuel López Obrador. De esa forma, su “conciencia ética” volvió a reducirse a una pragmática y sucia “conciencia mercantil”.
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Ningún empacho tuvo en conspirar contra los intereses de la democracia y pagar anuncios mentirosos, como el del gansito. Prepotente, abusivo, perverso, Servitje es también un fiel católico. Su mojigatería deslumbraría a Jesucristo, quien seguramente diría a éste lo que a Pedro: “Antes de que cante el gallo, me habrás negado tres veces”. Nacido en 1918 en la ciudad de México, fue el primer gerente de “Bimbo”, empresa fundada en 1945. En 1957 creó una filial mexicana de la Unión Internacional Cristiana de Directores de Empresa. Por la Unión Social de Empresarios de México han pasado funcionarios y políticos panistas, como el fallecido Carlos Castillo Peraza, así como el flamante titular de la Oficina de la Presidencia, Gerardo Ruiz Mateos. Ha sido promotor de las redes ultraderechistas desde mediados del siglo XX y financiado organizaciones católicas de diferentes tipos, como el IMDOSOC, Instituto Mexicano de Doctrina Social Cristiana. No parece tanto seguidor de Jesucristo, sino más bien de Poncio Pilatos. Es enemigo recalcitrante de la libertad de expresión. Ha usado su poder para censurar anuncios o programas en contra de la postura del alto clero. En 1997 amenazó a Canal 40 con quitarle su publicidad de anuncios fraudulentos por varios millones de pesos, de seguir denunciando los abusos sexuales de Marcial Maciel, fundador de los Legionarios de Cristo. Éste fue señalado entonces como pederasta por ex miembros de dicha agrupación católica que sufrieron
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violaciones sexuales. También pretendió convertirse en censurar programas de “Televisa”, como “Big Brother”. Servitje amenazó a esta poderosa empresa, que también actúa contra los ordenamientos legales, de quitarles sus campañas publicitarias con un costo de 40 millones de dólares, por transmitir “Big Brother”. Debido probablemente a esos chantajes del bipolar Servitje se debe la ofensiva de “Televisa” en contra de la obesidad y de la recuperación de los hábitos alimenticios saludables. Servitje no sólo quiere imponer ahora métodos pedagógicos, como es por medio de su “Laberinto de la Ciencia”. También quiere dictarnos cómo debemos actuar el resto del mundo. Es enemigo de que la mujer trabaje fuera del hogar, del uso del anticonceptivo y de una cultura sexual permisiva y experimentadora. Aquí un ejemplo de una monografía de un criminal como elemento didáctico. San Luis Potosí, S.L.P., a 19 de junio de 2008.
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EL CRIMEN Y EL DESPOJO COMO MEDIOS DE RIQUEZA
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fuerza de discursos hipócritas ha sedimentado la creencia en el imaginario colectivo de la sociedad capitalista de que el trabajo es la fuente por excelencia de la riqueza. Esto es en parte cierto, porque la única fuente de agregación de valor a las cosas es el trabajo humano. Sin embargo, este no es el sentido por el cual ha sido elaborada y ampliamente difundida esta idea. Más bien, cuando en el discurso hegemónico burgués se habla de aquello es para encubrir cómo los verdaderos medios de riqueza son el crimen y el despojo. Cuando a las clases sociales desposeídas se les da a comer aquel discurso de que por medio de su trabajo pueden mejorar sus condiciones de existencia, en realidad está tratándose de engañarlos y de ocultar cuál es el verdadero origen de la diferenciación social Es cierto que el trabajo humano es la única fuente de valor, como descubrieron Marx y Engels y de entre cuyos trabajos destaca, entre otros, “Crítica de la Economía Política”. Sin embargo, el trabajador es despojado de ese mismo valor por el burgués. Entonces el burgués, como propietario de los medios de producción, logra enriquecerse no porque sea muy trabajador, sino precisamente porque por recursos jurídicos que el mismo sistema ha legitimado se adueña de la riqueza que no produjo. A cualquier trabajador le parecería esta una verdad del tamaño de un elefante, porque ha sufrido directamente este proceso de expropiación del régimen
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burgués. Pero busca engañársele diciéndole que su situación miserable es porque no trabaja lo suficiente. En cambio, a través de todo un arsenal de instrumentos ideológicos, entre los que figuran la escuela burguesa y el profesor al servicio del régimen, se difunde la creencia de que el burgués es un personaje enriquecido y poderoso debido a su esfuerzo y tesón. Igual ha endurecido como costra en el imaginario colectivo la aceptación de que el burgués debe quedarse con la mayor tajada de la riqueza socialmente producida (todas las cosas que usamos son social y no individualmente producidas), porque arriesga su capital. A través de este acto de enajenación se trata de impedir a la masa humana desposeída y miserable descubrir, como una episteme, que su triste situación no es a consecuencia de su holgazanería, de una falta de capacidad intelectual o de su ignorancia. Por ejemplo, he escuchado a muchas personas repetir como tarabilla, como si hubiesen dado con una enorme verdad, esa frasecita de: “Si quieres ayudar a alguien no le des un pescado, mejor enséñalo a pescar”. Y ponen a la educación como el medio para que los seres humanos miserables mejoren sus condiciones de existencia. Todo ese sofisma sólo tiene el propósito de ocultar cómo es que el sistema económico donde vivimos apresados está basado en la rapacidad. Ya dije como la única fuente de valor es el trabajo agregado a las cosas en el proceso de producción. Pero ese valor o riqueza socialmente producida se la apodera el burgués, como si fuese un robo, aunque eso sí impecable. Y ésta sí es una verdad científica.
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Queda entonces claro que uno de los medios de riqueza en este tipo de sociedad que vivimos es el despojo y no el trabajo y el esfuerzo, como también es todo acto criminal. En realidad, esta expoliación del valor que pertenece a otros ya es un crimen. Hay otros delitos contra la masa humana trabajadora y miserable igual o más detestables. En una sociedad tan degradada como la mexicana nos acostumbramos a mantener parásitos en el aparato administrativo y a que éstos delincan impunemente. Quizás esté errado al decir que nos hemos acostumbrado, porque más bien no nos queda otra, porque este sistema depredador ha cercado todos nuestros movimientos y actos como ciudadanos con bandas de criminales de distintas denominaciones políticas. Así, el sistema burgués blinda el núcleo donde sucede la práctica central del despojo de valor con una esfera política en donde queda atrapado todo acto o movimiento ciudadano. Llegado un momento electoral, sólo queda votar entre uno u otro bandido. Allí mismo los y las políticos de cualquier color miran la cosa pública como botín. Y así surgen nuevos ricos a quienes el propio sistema burgués consiente (de consentir) porque son útiles para distraer a la masa miserable de la cosa verdaderamente importante. Llega incluso la hora en que los burgueses miran a la cosa pública como tesoro para incrementar sus riquezas o salvarse de la ruina. Pero saben que deben conceder pedazos del plato a los y las políticos, porque ellos sirven para contener exigencias más peligrosas. Como vivimos hundidos en la ignorancia, porque son también funcionales a este régimen el fanatismo y la ignorancia de la masa, pocos observan que la cuestión
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política no es sino un distractor, útil para impedir darse cuenta del verdadero origen de la miseria. Asimismo, a través de sus infinitos recursos ideológicos, la burguesía esconde su propio espíritu criminal en las innumerables historias de delincuentes violentos, como las de los narcotraficantes, extorsionadores y vendedores de mercancía en forma ilícita. Son criminales, pero no menos que la burguesía. Quizás sean hasta mejores que ésta. Por ejemplo, a De Beers (imperio holandés de los diamantes) no se le movió una fibra de humanidad el horrible baño de sangre en que hundió a varios países africanos. Está documentado cómo las grandes empresas estadounidenses (entre ellas las petroleras) se han beneficiado extraordinariamente con la salvaje agresión militar a Irak. Ni la matanza de seres inocentes, muchos de ellos infantes, paró su ambición de riquezas. Sucede igual con millones de familias latinas y mexicanas hundidas en la más grave situación económica (hambre, desempleo, hacinamiento, violencia, drogas) a causa de políticas impuestas por corporaciones empresariales extranjeras. Aquí mismo durante los últimos años ha operado una empresa extranjera, denominada “Minera San Xavier”, cuyas tareas han sido totalmente criminales. No sólo ha torcido leyes y cometido atrocidades. Representa un riesgo a la vida humana en la zona. De manera que la violencia relacionada con el narcotráfico, la extorsión y la venta de mercancía en forma ilegal, si bien espeluznante y jamás justificable, es otra expresión más de cómo en esta sociedad capitalista los medios de riqueza son el crimen y el despojo. En todo caso, las prácticas de los llamados “delin-
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cuentes organizados”, con excepción de los infames secuestros, mutilaciones y asesinatos de personas inocentes, sean menos terribles que las ejecutadas por el régimen de la burguesía en diversos planos. Muchos de ellos están relacionados con ajustes de cuentas entre sus miembros o en guerras territoriales entre pandillas. Vuelvo a subrayar que en otro cajón debe ubicarse la destrucción física y moral de personas ajenas a esas luchas, cosa que debería repudiarse. Sin embargo, el sistema burgués trabaja incesantemente en dos esferas: en la del despojo de la riqueza o del valor agregado a las cosas en el proceso de trabajo y en la de la elaboración y distribución de material ideológico que encubre su criminalidad. De manera que incluso las propias víctimas de estos actos criminales llegan a justificar que así sucedan las cosas y considerándolas como perpetuas. “Así ha sido siempre”, se dicen, mientras sueñan calladamente en convertirse también en criminales. Y es que el propio sistema alienta en forma universal a la humanidad a poseer riquezas y acumular bienes materiales, pues quien no logra concretarse de esa forma en “ser humano” es sometido al desprecio. “Aquel es un pobre loser”, dirán. De ahí que cuando se habla de luchar contra el crimen en realidad no se habla sino de la pura superficie. Es un tirarle al monigote de paja, sin concentrarse de verdad en combatir el núcleo de la delincuencia, que es el de las relaciones sociales burguesas. San Luis Potosí, S.L.P., a 29 de enero de 2009.
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ENAJENACIÓN DE LA INFANCIA
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lamamos “enajenación” a todo acto humano a través del cual se despoja de lo que pertenece a otra persona, sea de sustancia material o de conciencia; o se hace uso del otro sin que éste pueda asumir un juicio crítico del acto sobre sí. En el caso de la infancia observamos cómo ésta es víctima de actos de enajenación, dirigidos por grupos de poder o a veces simplemente reproducidos también sin juicio crítico por otros agentes culturales. Es el caso de quienes forman parte del sistema escolar. En forma quizás bienintencionada quienes trabajan en el aparato ideológico escolar creen que sus actos sobre otros, en este caso la infancia, son buenos per sé. Y así suponen con una fuerte convicción que cada una de las situaciones a que someten a los niños y niñas a su cargo en las escuelas, son convenientes para su formación como seres humanos y para su propio futuro. Sólo quienes han efectuado un sólido trabajo filosófico logran descubrir cómo los indefensos seres que son confinados en las escuelas son envueltos por una red conformada por innumerables e imperceptibles acciones de poder. Se les atrapa en esa especie de manto invisible a pretexto de darles conocimientos útiles para mejorar sus condiciones de existencia; o para modelar su conducta a partir del concepto que de conducta tienen las élites.
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Aquello no es sino una perversa coartada para encubrir los constantes y cotidianos actos de poder que son ejercidos sobre la infancia. De lo que se trata es de imponer sobre esos seres una concepción del mundo de los otros. Es un conjunto de actos, iniciados desde la más temprana edad en la que niños y niñas son arrebatados de sus padres por el Estado, a nombre de la educación, de la ciencia y del bienestar. Muchas objeciones podrían hacerse a las prácticas que son cometidas en contra de la infancia en esos establecimientos. Primero tendríamos que decir que en realidad dichas escuelas semejan más bien centros de reclusión. Una constante arquitectónica de las escuelas es que son semejantes a cuartos de tortura, en donde las personas son encerradas y obligadas a permanecer sentadas y calladas por muchas horas. Esta aprehensión del cuerpo de otros que hace el Estado es vista como necesaria, como si se apelara aún a la anciana creencia religiosa de que es a través del castigo del cuerpo como puede purificarse la conciencia. Dicha cruel práctica sucede justo cuando niños y niñas pueden dedicar su existencia a jugar y a aprender a través del juego. Sin embargo, también el juego es visto en el arcaico juicio religioso como un acto despreciable. Recordemos cómo a la Iglesia Católica se le ha involucrado en la desaparición del libro dedicado a la comedia por Aristóteles y que formaba parte de su Poética. Fue también enajenado para hundirnos en el silencio.
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Eco expone en “El nombre de la rosa” cómo la Iglesia consideraba a la risa como una expresión diabólica, pues dibujaba en el perfecto rostro humano una expresión simiesca. No deja de ser paradójico que la sociedad capitalista y sus agencias de aculturación o de enajenación, como su aparato ideológico escolar, sigan sustentando muchas de sus prácticas en apolilladas ideas religiosas. De ahí viene la gloria de Foucault y la revaloración de Nietzche. Ellos nos trazaron la necesidad de hacer una genealogía de la moral, como método para explicarnos cuántas cosas detestables suceden contra nuestra voluntad. Tampoco los padres de niñas y niños pueden intervenir en el acto educativo de sus hijos e hijas. Obediente e ingenuamente todos sucumbimos a la idea de que es bueno para ellos que el Estado tome en manos su formación. Como pocos saben filosofía o sociología, desconocen que el Estado no es neutro ni persigue ese rebuzno que refiere al “bien común”. El Estado es un aparato de dominación, cuya única finalidad es sostener el orden existente. Y en nuestra sociedad dicho orden existente no es otro que el derecho de unos pocos a privatizar en su beneficio la riqueza social. Por eso vemos cómo cuando la masa humana quiere ir a otro lado, es molida a palos por la policía. Esta enajenación de la existencia material determina igualmente la enajenación de la conciencia. Nuestras escuelas son precisamente esos espacios en donde el
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Estado inyecta en la conciencia infantil la cosmovisión del poder. Decíamos que los padres de niñas y niños son despojado por el Estado del acto educativo de sus hijos e hijas, cosa que también es una enajenación de su derecho a dotares de una cultura, de una ciencia y de una cosmovisión propia. También es cierto que en la sociedad capitalista dichos padres de familia ya han sido igualmente enajenados. Es decir, tampoco sabrían en qué ni cómo enseñar a sus hijos e hijas. Sin embargo, tampoco pueden intervenir en la definición de los currículums o de las prácticas escolares a que niñas y niños son sometidos. Aquellos ya han sido diseñados y son ejecutados por “expertos”. ¿Cuántas veces se permite el acceso de los padres de familia a las escuelas a donde acuden sus hijos? Quizás dos o tres y eso porque se requiere pedirles dinero para hacer alguna cooperación de la que se beneficiará el director. Cuando tratan de intervenir en las reuniones con los maestros, inmediatamente éstos les indican que no están capacitados para discutir cuestiones académicas. Un padre de familia no puede pasar un centímetro más allá de la puerta del centro de reclusión escolar si no es autorizado por el celador. Quienes controlan estos edificios los miran solamente como proveedores de dinero. De manera que en las escuelas de la sociedad de clases capitalista observamos cómo el Estado burgués a través de sus intelectuales, formados igualmente en la enajenación normalista, produce seres enajenados.
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Muchos pedagogos nos preguntamos si esto sucede exactamente así en todo el mundo. A falta de estudio sobre otras realidades, en este escrito suponemos tentativamente que no. Si así fuese sencillamente no habría hombres y mujeres de ciencia, estetas, críticos, transformadores de la realidad. Y entonces si no es así, parece que nuestro sistema educativo sólo tiene un propósito: producir autómatas. ¿Por qué querría el Estado y la burguesía crear una masa irracional, acrítica y enajenada en las escuelas mexicanas? Parece que la respuesta va por el rumbo de la ideología del poder. Como ya hemos dicho en otros escritos, el poder es buscado y ejercido bajo una lógica de manicomio. Y, en ese sentido, se cree que una masa humana verdaderamente educada sería irreverente, cuestionadora, ingobernable. Por eso hay que enajenarla, desde la infancia. San Luis Potosí, S.L.P., a 23 de abril de 2009.
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OBESIDAD INFANTIL: OTRO PRODUCTO DE LA CRIMINALIDAD
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ltimamente ha merecido atención especial, por parte de especialistas de diferentes campos del conocimiento e incluso de actores políticos y sociales con sentido ético sobre la existencia humana, el problema de la obesidad infantil y su relación con la alimentación. Existen datos empíricos que muestran el tamaño del problema de salud y de tragedia humana que se precipita sobre los y las mexicanas. A decir de esos datos, tenemos el segundo lugar mundial en obesidad, solamente superados por Estados Unidos. En San Luis Potosí (que es el sitio geográfico donde vivimos) se estima que 26 por ciento de nuestros niños y niñas tienen ya problemas de obesidad. Es decir, 2.6 de cada 10 menores de edad sufren de esta enfermedad, a causa de una deficiente nutrición. Fue por ello que el Congreso del Estado, después de escuchar a especialistas y hacer un análisis de la cuestión, elaboró el decreto 351. Entre sus acciones prohíbe categóricamente la comercialización de “alimentos chatarra” dentro de las escuelas. Antes de llegar a esta decisión, los y las legisladores escucharon a los sectores implicados en esta situación. Entre ellos estuvieron las principales empresas beneficiarias de la venta de alimentos sin valor nutricional y altamente nocivos para la salud. De voz de una funcionaria del sistema educativo, he sabido que la compañía “Coca Cola” se opuso ferozmente a la promulgación del decreto que prohibiera la venta de sus productos embotellados dentro de los establecimientos escolares.
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Por medio de sus representantes dicha trasnacional, cuyas utilidades financieras superan por año a los ingresos de varios países en conjunto, trataron de ablandar la posición de los y las congresistas. En contra del cierre de puertas a la introducción de productos dañinos a la salud infantil, alegaron que “Coca Cola” tiene “un alto sentido de la solidaridad”. Sostuvieron que es una de las que más dinero aporta al desarrollo de actividades escolares. Con una exposición basada en los trofeos que aportan, uniformes, equipamiento de canchas deportivas y hasta de pinta de bardas de edificios escolares, buscaron ocultar a los y las diputadas el hecho de que los productos de “Coca Cola” son una amenaza a la salud. Como entre quienes hablaron en contra de los “alimentos chatarra” figuraron médicos, nutriólogos y químicos, finalmente logró salir adelante la prohibición a la comercialización de estos productos en las escuelas de San Luis Potosí. Con todo, el Decreto 351 no ha podido concretar en acciones y hechos consecuentes dentro de los centros educativos, a pesar de que dicho mandato de ley entró en vigor en el pasado mes de marzo. ¿Por qué nos resistimos a obedecer la ley? Ante lo que nos encontramos es ante otro producto de la criminalidad y de la corrupción que lamentablemente se han convertido en parte de la sociología contemporánea de los y las mexicanas. Es de conocimiento popular, y ni siquiera es necesario hacer indagaciones con todo el arsenal del método científico para llegar a ese conocimiento, que las denominadas “cooperativas escolares” son uno de los más estupendos negocios de las directivas. Una estimación superficial establece que directivos de una escuela pública con una población de 500 estudiantes obtienen ganancias diarias por 2 mil pesos.
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Si multiplicamos esa cantidad por 20 días hábiles del mes, tenemos que la utilidad es de 40 mil pesos. De esa forma, nos encontramos que entre los principales aliados de las empresas industrializadoras de “alimentos chatarra” se encuentran las propias directivas de las escuelas públicas. Operan las “cooperativas” como si fuesen abarrotes particulares. Como las escuelas y cuanto sucede en torno a la educación pública en México es una especie de “señorío feudal”, el Decreto 351 ha quedado en una especie de “letra muerta”. Un “acátese pero no se cumpla”, como sucedía con las órdenes virreinales. A siete meses de que aquella orden jurídica entró en vigor, todavía las directivas de las escuelas que pertenecen al pueblo y no a grupos particulares de poder (como el del SNTE) esperan por escrito una lista con los productos que sí pueden comercializarse. Todavía se está en proceso de análisis cómo hacer concreta aquella disposición jurídica en actos y procedimientos dentro de las escuelas, en vez de que esa misma orden simplemente se obedezca y cumpla sin más. Se trata de burocratizar una política pública, de imponer obstáculos a la misma ley, de encontrar puntos ciegos a la norma para impedir el exterminio de estupendos negocios monetarios de los que a nadie se da cuenta, ni a la propia Secretaría de Hacienda. Vemos revelado aquí como dentro de las propias comunidades educativas existen actos pedagógicos ocultos que “enseñan” a los y las menores cómo deben darse las relaciones sociales en nuestro país y cuáles son los métodos para avanzar en la vida. ¿De qué sirve que a los y las estudiantes les atosiguen con dictados de planas acerca de valores o les sometan a discursos soporíferos acerca de la ética,
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si ellos y ellas mismas “aprenden” de los actos concretos y de la praxis inmoral de sus profesores? Estamos ante un juego perverso de simulaciones y complicidades que implica a distintos órdenes de gobierno. Beneficiarios de apoyos incondicionales de la masa magisterial, funcionarios políticos cierran los ojos a estos actos contra la ley y la salud. Aunque es evidente a los ojos de toda la comunidad que dentro de las escuelas públicas sus directivas hacen negocios ilícitos, jamás existen ni investigaciones ni menos sanciones contra sus implicados. Es el ecosistema de la criminalidad y la complicidad. Mientras tanto, nuestras niñas y niños siguen siendo victimizados por este ambiente de rapacidad y delincuencia. A fin de cuentas personas en desarrollo psicogenético, están convertidas en degustadoras compulsivas de grasas, dulces y sustancias químicas dañinas. Es cierto que la obesidad infantil es multifactorial y que entre sus causas están desde la pobreza que sufren nuestros menores de edad, hasta la enajenación que el desarrollo capitalista ha hecho de toda la existencia humana. Nos referimos, por ejemplo, al hecho de que nuestros niños y niñas cada vez menos tengan espacios para recrearse, jugar y hacer deporte sin peligro para sus vidas, atrapados en estas masas de concreto y fierro que son las ciudades donde vivimos. O bien, a que la pobreza ocasiona igualmente un empobrecimiento de la dieta. Para los pobres no es fácil consumir verduras, frutas y cereales integrales, simplemente porque cuestan más de lo que ganan. Y cuando se tiene hambre, uno come cualquier cosa. Otro tanto tiene que ver la destrucción de la cultura alimentaria mexicana, que era de las más ricas del mundo, a causa del mismo proceso capitalista. Aguas
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frescas, sopas de verduras y cocidos elaborados en casa para comer, son ya recuerdo del pasado. Y claro que las empresas capitalistas (Coca Cola, Sabritas, Bimbo, Marinela, etc) se conducen con una enorme irresponsabilidad, vacías de todo prejuicio ético. Tal como lo demostró Marx hace casi dos siglos, su religión es “el dinero contante y sonante”. Está claro que la obesidad infantil y, en general, toda la salud del pueblo mexicano debe constituirse en prioridad de las políticas públicas y en tema que ocupe la agenda de organizaciones y actores sociales. Debemos pensar si también “lo mexicano” está en peligro de extinción. Uno de los espacios vitales para esta lucha contra la depredación capitalista sobre la existencia humana desafortunadamente está en descomposición. Esta es la escuela pública. San Luis Potosí, S.L.P., a 16 de octubre de 2008.
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TELEVISIÓN, CONSUMO Y OBESIDAD INFANTIL
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ace poco fue vetada en la Cámara de Diputados una iniciativa de ley que pretendía prohibir la venta de “alimentos chatarra” en cooperativas escolares. Expresaba preocupación por la multiplicación de niños mexicanos obesos. Ese proyecto fue desechado porque quienes verdaderamente gobiernan a nuestra nación son los denominados “grupos de poder fáctico”. Es decir, aquellos anidados en corporaciones empresariales con enormes capitales. Y son de “poder fáctico” porque nadie les ha dado facultades para gobernar a través de un proceso electoral, como sucedería en un sistema democrático. Sin embargo, esas corporaciones deciden con más poder que cualquier gobernante. Sucedió así durante las últimas elecciones presidenciales. Dichas corporaciones emplearon enormes cantidades de dinero para desprestigiar con mentiras a un candidato que aparecía como riesgo a sus intereses capitalistas. Vuelven a mostrarnos su poder con el veto a la iniciativa de ley para impedir que en las cooperativas escolares vendan “alimentos chatarra”, porque muchos diputados y senadores, en su mayoría analfabetos, operan como sus empleados. Triste y ofensivo escenario éste de una democracia que costó asesinato de ciudadanos (nomás por decir algo, acordémonos de lo sucedido en Coyuca de Benítez), movilizaciones, encarcelamientos y persecuciones. Presidencialismo y burocracia corrompida constituían un sistema autoritario y despótico que actuaba contra los intereses de los ciudadanos. Éste fue sus-
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tituido por otro más autoritario, corrupto y despótico, que es el poder corporativo. Es evidente que fueron estériles las muertes y movilizaciones de ciudadanos de muchas décadas (por ejemplo, el primer alzamiento navista fue de 1959 y de la matanza estudiantil de Tlatelolco están por cumplirse 40 años). Con el veto de aquella iniciativa sobre la venta de “alimentos chatarra” en las escuelas, de nuevo queda revelado que no está en el interés de las corporaciones empresariales que todos y todas tengamos acceso a una vida plena e íntegra. Recuperar espacios perdidos de nuestra cultura alimentaria y construir proyectos de vida saludable en todos sentidos (físicos, intelectuales y emocionales) dentro de las escuelas, no está en el interés de esas corporaciones. Empleados suyos en el poder legislativo, que son vividores y aventureros de pobre o nula conciencia, actuaron como defensores del fabuloso negocio de los fabricantes de chatarra alimenticia, más que de la salud de los pequeños. Empresas como Coca Cola Co., Marinela, Bimbo, Pepsico, Barcel, Nestlé, etc., conspiran contra la reconstrucción de una cultura alimentaria mexicana que ya fue destrozada y del derecho a una vida plena de niñas y niños. Recogen con pala montañas de dinero en todos los centros educativos, producto de la venta de productos que constituyen una dulce y apetitosa amenaza a la salud de los escolares. Y lo hacen igual con la complicidad de sus directivos. Es la comunidad médica quien expresa preocupación por los trastornos que ha ocasionado la ingesta desproporcionada de bombas de carbohidratos, grasa y sodio en la población infantil, acompañada del escaso ejercicio.
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Últimamente se ha disparado en exceso el número de niños con obesidad, hipertensión arterial, caries, dolores en huesos y articulaciones, fatiga e incluso alteraciones emocionales, como irascibilidad e hiperactividad. Para nuestros médicos está clara una relación de causa y efecto entre aquellos trastornos de la salud infantil y el consumo de “alimentos chatarra” en forma desordenada. Otras investigaciones han demostrado cómo la apología embustera de esos productos por televisión y un impresionante dispositivo de mercadeo que cubre cada rincón geográfico, han trastornado nuestros hábitos de consumo. Un estudio de investigadores de la UNAM, financiado por la UNESCO en la ya lejana década de los 80s, mostró cómo cambiaron las costumbres alimenticias de pueblos mexicanos a partir de la operación del Sistema de Satélites Morelos. Si no se cree porque seamos muy jóvenes, preguntemos a nuestros padres y madres cómo era la comida que hacían en sus casas. En nuestras mesas había agua de distintas frutas, leche recién ordeñada, tortillas hechas a mano, etc. Un niño llevaba una manzana de lonche a su escuela, un birote con huevo y frijoles hechos en casa y una cantimplora con agua de limón. Si entre comidas había hambre, uno podía satisfacerla con tacos de nata o con un elote cocido. Esa rica cultura alimentaria mexicana fue destruida por los enormes intereses capitalistas de corporaciones empresariales de tanto poder que incluso trazan políticas públicas en los escritores de sus propietarios. Es funcional a una economía capitalista que publicistas y fabricantes de “alimentos chatarra” dirijan campañas de apología perversa y embustera a través
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de la televisión, cuyos propietarios obtienen igual un fuerte pedazo de ganancia. Sería la escuela un espacio básico en la construcción de una sociedad democrática, cosa que incluye derechos como el de la información veraz, acceso pleno a todo tipo de conocimiento científico y formación de ciudadanos íntegros. Escuelas con directivos con más conciencia ética, compromiso social y conocimiento de los alcances de su ejercicio, han reglamentado el tipo de alimentos en los escolares, cerrando las cooperativas a chatarra dietética. Quizás sea cierto que una iniciativa de ley que proscriba la venta de bombas de carbohidratos, azúcares, grasa y sodio en las cooperativas escolares constituya una restricción a la libertad de mercado. Igual es mentir sobre las características de esos productos. No entremos en esos dilemas que no enfrascarán en una polémica estéril. Queda en las propias comunidades escolares un espacio de acción contra la hegemonía corporativa. Lamentablemente hay gran cantidad de directivos corrompidos por el mismo sistema de acumulación y que utilizan su posición para enriquecerse. Convierten nuestras escuelas públicas en feudos personales. De modo que se antoja imposible una reconstrucción de nuestra destrozada cultura alimentaria, acción que debería ser muy fina y paciente, así como la formación de ciudadanos en plenitud de derechos en nuestras escuelas. Vemos así cómo nuestro país continúa despeñándose irremediablemente. Parecería como si fuésemos ya gobernados por extranjeros, sólo que con acta de nacimiento y fenotipo de mexicanos. San Luis Potosí, S.L.P., a 17 de mayo de 2007.
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CRIMINALIZACIÓN DE LA INFANCIA
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n nuevo tema ha venido a polarizar a una de por sí polarizada sociedad mexicana. Es el asunto del antidoping a escolares, propuesto por el espurio presidente Felipe Calderón. Jamás lo reconoceré como presidente legítimo. Lamentablemente y como es mucha la ignorancia de nuestro pueblo, esa estupidez de criminalizar a nuestra infancia ha encontrado suelo fértil. Muchos han comenzado a aceptarla mansamente y otros incluso la promueven gratis. Esta burrada debería merecer una condena generalizada. Sólo es un elemento más de una estrategia propagandística que busca entretener a la sociedad de los verdaderos problemas nacionales. Parece que ya olvidamos una de las principales propuestas de Calderón, como candidato a la presidencia. Fue ser “presidente del empleo”. Como nuestro pueblo es mayoritariamente analfabeto, creyó sus mentiras. Y he ahí que no solamente tenemos una economía estancada, cuyos sectores más dinámicos son producción petrolera, bracerismo y narcotráfico. Incluso quizás deberíamos poner primero al comercio de drogas. Además de eso, el primer año de Calderón, como usurpador del poder presidencial, ha sido de una terrible depreciación de los salarios y una incontenible escalada de precios. Estas alzas golpean más a una sociedad de por sí empobrecida. Como están incumplidas las promesas de un “mañana que será mejor que ayer”, pronunciadas socarronamente por Fox, hay que distraer a esa masa de pobres.
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En vez de concentrarnos en resolver esa tremenda miseria que sufrimos y consecuentemente en reclamar a quienes están en el poder su incapacidad para hacerlo, ahora nos enfrascamos en asuntos como narcotráfico y drogadicción. De “presidente del empleo”, Calderón modificó, tan cínicamente como su antecesor, su discurso a “presidente contra los criminales”. Alzas a precios de productos y servicios básicos y miseria fueron sofocadas. Todo el año ha sido encuadrarnos en un tema, impuesto a la agenda pública por los propagandistas de Calderón. Es el asunto del narcotráfico. Dado que también el Estado ha perdido esa guerra, ahora cambia el foco. Quizás no sea una guerra perdida, porque el Estado del capital es su conciencia misma. O sea, toda su lógica gira en el concepto de la defensa y preservación de los intereses criminales de unos cuantos sobre la masa mísera. A saber cuáles hayan sido las causas de la guerra entre carteles de la droga. Por muchas razones, siempre ha sido una actividad funcional a este régimen del capital. Quizás todo fuese pleito de territorios. Esta ficticia guerra contra el crimen organizado (cuyos nervios llegan hasta las cámaras de representantes y a distintos órdenes de gobierno, incluido el ejército) dio a Calderón magnífico pretexto para embobarnos. Como esa guerra mentirosa quizás cumplió sus propósitos propagandísticos e incluso amenaza con crear sicósis, ahora debe inventarse otro tema que nos entretenga. Es como si todos viviésemos un “reality show”. Es detestable el asunto escogido. Todos deberíamos ofendernos y protestar por esa propuesta calderonista de practicar el antidoping a nuestros niños. Debemos preguntarnos si estaba “moto” cuando lo dijo.
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Estamos ante una estúpida criminalización de nuestra infancia, cuyo intento debería ocasionar alzamientos o protestas. No ha sido así porque ya dijimos cómo es la ignorancia uno de los principales problemas nacionales. Quienes hablan a favor de eso lo hacen con un terrible desconocimiento de las cosas. Por ejemplo, hablan de narcotráfico y drogadicción como si fuese la misma cosa. No lo son. Alguien vende algo ilícito y otro es simple consumidor. También dicen que será el gobierno quien pagará el antidoping a los escolares. Ya aceptan que fuerzas extrañas a la familia metan sus naríces dentro de ella. Además no será gratuito. Ya ni la educación es gratuita. Tampoco piensan qué cosa es una “droga” y qué tipo de “drogas” detectaría un antidoping. Miles de niños viven sumidos en nubes de monóxido de carbono y nicotina. Sus padres fuman encima de ellos desde su nacimiento. Análisis de sangre mostrarían que un buen porcentaje de nuestra infancia tiene altas concentraciones de nicotina y monóxido de carbono en sangre y pulmones. ¿Serán tratados como enfermos? ¿Sus padres perderán su custodia? Si viven cerca de talleres donde son empleados alcoholes y disolventes, un análisis mostrará esas sustancias. ¿Caerá sobre ellos el sospechosismo de que son adictos? ¿Serán prohibidos los marcadores con tíner y alcohol en escuelas? Igual escuché personas que, sin suficientes indagaciones científicas, enlazan drogas con delincuencia. Tienen algo de razón. Hay que ver las estadísticas para ver cómo el alcohol tiene relación con muerte y violencia. Existe permisividad sobre el comercio y consumo de alcohol. Ni siquiera la policía atiende llamados del vecindario para detener escandalosos o conductores
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briagos. Y la iniciación en el alcoholismo está en el hogar. Pero identifican esa violencia y criminalidad con drogas, como mariguana y otras. Diría que sí hay relación de una droga con la delincuencia. Es la cocaína que consumen círculos de gran poder económico y político. Pero esa gente ya es criminal de por sí y no porque la cocaína los haga delinquir. Consumen cocaína porque acumularon grandes cantidades de dinero malhabido. Esa droga es como parte de su estatus o rasgo de identidad. Es cierto que hay muchos escolares consumidores de cocaína. Están ubicados en costosas universidades y tecnológicos, lejos de las aspiraciones de las clases medias y pobres. ¿Esos muchachos de la élite serán analizados? Tampoco hablaré mal de ellos solamente porque empolven sus naríces. De verdad que cada persona debe ser dueña de su cuerpo y hacer con éste lo que desee. Aquí la única limitación es no causar daño a otro semejante. Menos asociaré acríticamente el consumo de alcohol con violencia. Existen casos en la historia del crimen de asesinos que cometieron sus atrocidades sin estar alcoholizados. Un alcohólico puede ser pacífico. Quienes abogan por el antidoping a escolares apoyan de buena fe, por ignorancia o pura identificación con un candidato por el que votaron, una idiota propuesta de Calderón de criminalización de nuestra infancia. Esta iniciativa constituye un acto despreciable contra nuestros niños y contra la sociedad. Como un golpe de poder, trata de eliminar conquistas que costaron muchas vidas y sacrificios, concretadas en principios de derecho. A pretexto de luchar contra bandas criminales, cuya composición el Estado conoce perfectamente, ahora pretende introducirse hasta lo más íntimo de nuestras personas. Todo por distraernos de la terrible miseria que sufrimos. San Luis Potosí, S.L.P., a 12 de julio de 2007.
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MUJER, SEXUALIDAD Y PODER
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scuché de una mujer un argumento acerca del aborto y de la píldora de emergencia que me confirmó cuál es la visión mitificada que de la sexualidad de las mujeres ha sido inculcada a través de instancias hegemónicas. Opinaba ella que la legalización de la suspensión del embarazo antes de las doce semanas de gestación, como sucedió recientemente en el Distrito Federal, así como el uso de la píldora de emergencia, convertiría a las mujeres en libertinas. En su idea quedaba claro que las mujeres debían sobrellevar con responsabilidad y entereza todas las consecuencias de sus actos, principalmente el de embarazos imprudentes, ocasionados por no contener sus deseos sexuales. Por consiguiente, las mujeres no podían abortar el feto, sino asumir su maternidad, sin importar que tuviesen 13, 14, 15 o 16 años. Yo había expresado mi intuición de que quienes más abortan están en ese rango de edad. Comenté que esas muchachas no pueden asumir esa responsabilidad plenamente y que generalmente trasladan aquella a sus propios padres, o bien deciden ocultar su tropiezo y provocarse abortos en los baños de las escuelas. Ella parecía convencida de que su posición era correcta, pese a que yo batallaba por hacerle ver cómo ninguna mujer menor de edad puede convertirse en madre antes de los 18 años. Esta situación incluso afecta al nacido, porque está condenado a sufrir una vida de limitaciones, tragedias y tristezas. Cuando una mujer es madre soltera y además menor de edad, sólo puede disponer del apoyo de su propia familia.
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Pero incluso si el joven padre asumiera su corresponsabilidad en el embarazo y se casara con la muchacha, no es seguro que ambos afronten responsablemente sus compromisos. No están preparados para ello. Quienes están en contra de la suspensión del embarazo antes de las 12 semanas de gestación quizás están a favor de que el nacido viva penurias o sea tirado en una banqueta. Más si los padres de la joven le quitan su apoyo. Ante este escenario lo que deben hacer las mujeres consiste en reprimir sus deseos sexuales, cosa que aquí sí es antinatural y enfermiza, porque la sexualidad es parte fundamental de toda persona, sea masculina o femenina. Parece que muchas mujeres son portadoras inconscientes de la cultura misógina y falócrata que por cientos de años ha constituido el entorno social de buena parte de la humanidad y en casi todos los continentes. Encontramos esas perversiones masculinas en Oriente. Había costumbre en China de imponer cajoncitos de madera en los pies de las mujeres, desde pequeñas. Tenían el propósito de impedir el crecimiento de esas extremidades. Obvio que causaban terribles atrofias y sufrimiento en las niñas a causa de vivir cada segundo de su existencia con un cajón de madera que cercenaba sus pies. A diferencia de ellas, experimentaban un gran y perverso placer los varones. En países árabes y africanos rasuran a las mujeres sus órganos sexuales, como el clítoris, a efecto de impedir el gozo. Sin llegar a tanto, tiene igual significación aquí inhibir sus deseos o pagar con sacrificios sus deslices. Decía que aquella mujer con quien conversaba también estaba en contra del uso de la píldora de emer-
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gencia, supuestamente porque causa daños físicos y emocionales a quienes la ingieren. Toda píldora causa daños. Ingerir constante y frecuentemente hormonas afecta en muchas formas a las mujeres. A unas les aparecen manchas en la piel. Otras ven deformar su cuerpo. Hay quienes caen en depresiones emocionales. Estamos ante una ecuación ideológica, semejante a la operada con el aborto. No es que cause más daños que cualquier otra píldora anticonceptiva, sino que provoca interrupción del embarazo y eso no debe hacerlo una buena mujer católica. Nuestra sociedad misógina y falócrata, bajo regencia ideológica del catolicismo y del capitalismo, mantiene la creencia de que la mujer debe ser pura, limpia, casta, virginal, fiel, abnegada, sumisa, callada, dispuesta a todo sacrificio. Su contraparte es el hombre. Como dice la Biblia que dios creó al hombre para compartir con él sus creaciones, por consiguiente lo masculino adquiere mayor significación. Son dios (masculino) y su hijo (el hombre). Como según el cuento bíblico éste experimentaba ansiedad y quizás corría riesgo de hacerse onanista, su padre lo sumió en profundo sueño y le quitó una costilla. De ésta hizo a la mujer. Y por su pecaminosidad fueron echados del edén. O sea, la ecuación religiosa es: Primero que nada dios (fuerza masculina), enseguida su hijo hombre (más fuerza masculina) y finalmente para entretenerlo una mujer que no es hija en línea directa de dios, sino de un hueso de hombre. Así explicamos muchas cosas. Por ejemplo, que la Iglesia Católica niegue persistente, aunque irracionalmente, su derecho a las mujeres de esa religión a ocupar puestos de sacerdocio y papado. Ellas sólo pueden ser sirvientas.
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Argumentamos cómo son negados a muchas de nuestras mujeres sus derechos al placer sexual. No sólo no deben practicar el coito. Si lo hacen debe ser sin experimentar gozo y únicamente con fines reproductivos. No hace mucho había costumbre en México de hacer una sábana con un pequeño orificio, aunque eso sí muy adornada con listones y costuras, para que la casada la usara en sus relaciones maritales. Era un regalo de bodas que le ofrecían otras mujeres mayores de su familia. Podían darlo su madre, su abuela o alguna tía. Su propósito era cubrirse totalmente el cuerpo, a fin de que el esposo no conociera sus intimidades. Por el orificio sucedía el encuentro sexual, que era solamente con fines reproductivos, como decimos. Un estupendo relato de esta práctica la encontramos en la novela “Como agua para chocolate” de Laura Esquivel. Nuestras mujeres deben embarazarse cuántas veces quiera dios. No deben suspender el embarazo. Deben afrontar sufrida, callada, abnegada y sumisamente su maternidad. Su contraparte es el hombre, quien puede huir del compromiso. Lo más absurdo de esta construcción ideológica de la mujer que ha hecho la cultura misógina y falócrata es que muchas de ellas estén convencidas de que ese es el orden natural de las cosas y que deben asumirlo plenamente. San Luis Potosí, S.L.P., a 10 de mayo de 2007.
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ABORTO, ESTADO LAICO Y RELIGIÓN
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uizás como en la cuestión del aborto no haya otro tema donde lo privado y lo público estén tan estrechamente interconectados y donde
la proclamada división del derecho occidental entre religión, moral y derecho esté tan comprometida. A la hora de censurar un debate que debería darse más abierto y sincero, a partir del cual pudieran idearse salidas adecuadas y ofrecerse soluciones más amplias en la cuestión del aborto, ha sido definitiva la enorme influencia de la Iglesia Católica en nuestra región. Frente a otros problemas más graves, llama la atención que sectores de la jerarquía de este credo, monolítica y monopólicamente masculino, concentren sus energías en el control de la sexualidad de las personas, y con más énfasis de las mujeres. Entre los gravísimos problemas sociales y políticos existentes figuran la pobreza extrema, represión armada a comunidades indígenas, desarraigo y desocupación laboral de millones de personas o la pérdida de sentido de la vida misma en infinidad de jóvenes. Sin embargo, aquellos sectores ultraconservadores de la Iglesia Católica continúan empeñados en controlar ideológicamente el cuerpo y la sexualidad, sobre todo de las mujeres, a través del fanatismo y la ignorancia. A través de la cuestión del aborto podemos observar un abanico de problemas sociales. Por un lado, la discriminación sexual, hipocresía y doble moral que rodean las relaciones sexuales en nuestra sociedad. Éstos dificultan muchos de los intentos de educación y formación en la sexualidad, así como de pre-
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vención con el uso de métodos anticonceptivos y de relaciones más igualitarias, que conducirían a reducir embarazos no deseados o evitar abortos. Asimismo, la conjugación de material fetichizante, baja autoestima, falta de recursos económicos, desesperación frente a los problemas que ocasiona un embarazo indeseado, ha llevado y lleva a la muerte o a la invalidez a miles de mujeres. Al peso de las cuestiones físicas debe agregarse el de la sanción legal que sólo es ejercitada contra las mujeres, concediendo total impunidad a la contraparte masculina en la relación sexual. Esta sociedad misógina echa su culpa totalmente sobre la mujer. Son tan alarmantes las cifras de muertes y enfermedades por esta causa que pueden equipararse a las del genocidio, sólo que las cargas ideológicas de una sociedad falócrata impiden aceptar estas tragedias humanas en su verdadera dimensión. Este sacrificio de vidas no despierta las mismas preocupaciones en las clases política y empresarial, ni en los sectores ultraconservadores de la Iglesia Católica, ni en los medios de difusión, precisamente porque la desgracia de la mujer es vista con lentes masculinos. La complejidad de los intereses de los distintos sectores, su capacidad de presión e influencia, las dificultades para construir argumentos, surgen de las distintas propuestas legislativas, análisis jurisprudenciales y producción bibliográfica de cada país. Sus tendencias han sido identificadas por el Centro Latinoamericano de Estudios Sobre la Mujer (CLADES) en una investigación sobre el tratamiento legal del aborto en América Latina y el Caribe. Un informe mexicano de la cuestión fue realizado, hace algunos años, por Claudia Isabel Barrón Martínez y Minerva Nájera Nájera. En México, las mujeres abortan, pero queremos creer que no lo hacen.
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Como el Estado “cree” que castiga al aborto, en consecuencia quiere “creer” que no existe. A decir de aquel informe, desde que están en vigor las leyes con las cuales busca castigarse a las mujeres abortivas han sido millones de ellas quienes lo han practicado. Sin embargo, el número de mujeres juzgadas y sentenciadas por este “delito” es casi imperceptible. Nos encontramos ante una situación invisible en términos jurídicos; aunque existente en términos sociales. Es decir, la sociedad mexicana, hegemonizada por sectores católicos fanáticos, ignorantes y ultraconservadores, cierra los ojos ante la práctica abortiva de miles de mujeres igualmente católicas. Ellas prefieren practicarlo a escondidas, sometiéndose a intervenciones clandestinas y poniéndose en manos de personas o sitios no calificados en términos médicos, aún a riesgo de sus propias vidas. En su cuerpo y en su vida sufren un acto de poder masculino. A pesar de esto y de que la cuestión del aborto continuará en aumento por las mismas condiciones de precariedad laboral y económica, el Estado de naturaleza laica que construimos se mantiene instalado en un comodino e hipócrita puritanismo. De acuerdo con la Enciclopedia de México, en 1774 fue creado el Departamento de Partos Ocultos. Su función consistía en recibir el producto de las mujeres españolas que concebían fuera del matrimonio. En un anexo del Hospicio de Pobres de la ciudad de México se practicaban sus partos con la mayor secrecía posible. Las mujeres embarazadas llegaban solas, con el rostro cubierto y así permanecían en celdas aisladas, aún en el momento del parto. Su nombre sólo era conocido por el confesor, quien lo anotaba para evitar problemas si sobrevenía la muerte. Así, se consideraba que se cuidaba el honor de las familias y se evitaba el aborto, penalizado éste de acuerdo con la influencia religiosa.
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Es decir, nuestras mujeres continúan padeciendo la misma condición de sometimiento del propio cuerpo y de su propia sexualidad, como lo sufrían sus semejantes hace más de doscientos años. Debemos preguntarnos hasta dónde persistirá este pensamiento fanático y estúpido. Sobre todo porque hablamos de evitar tragedias humanas, sin impedir al mismo tiempo la limitación del mayor de los gozos del ser humano, como es su sexualidad. San Luis Potosí, S.L.P., a 11 de diciembre de 2008.
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ASESINATO EN LA ESCUELA
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o que muestra el asesinato de una estudiante de preparatoria en uno de los colegios más afamados de la ciudad, ocurrido apenas este fin de semana, es el nivel de violencia existente en toda la sociedad. Nuestras escuelas y nuestros estudiantes no pueden considerarse marginales a ese ambiente de violencia y criminalidad, que impregna a una sociedad cuyos valores son los de obtener el éxito y el placer narcicista a cualquier costo. Esta violencia que hoy vemos aterrorizados con el bárbaro crimen de esta jovencita, incluye muchas formas y está instalada en una crisis de valores de la sociedad, a consecuencia del privilegio de la satisfacción del ego individual. Una crisis estimulada por la conducta de personajes que acumulan grandes cuotas de poder político y económico, que delinquen sin recibir castigo. Estos personajes se convierten en modelos a imitar. No nos referimos, por cierto, a esos acobardados seres, exhibidos por el aparato policíaco cuando son capturados en flagrancia del delito y que constituyen una galería fotográfica en que la sociedad expía sus propias culpas. Aquellos modelos a imitar son más bien gobernadores faraónicos, personajes que adquieren descomunales pedazos de poder y que acometen infinidad de crímenes, sin que sean castigados penalmente por sus delitos. Podemos ubicar a otros personajes criminales en toda la estructura del gobierno y en los negocios privados. Aparecen emperifollados y catrines en las páginas de sociales. Estos criminales de alcurnia representan el éxito.
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Nuestros muchachos reciben así el mensaje de que la criminalidad es una práctica a imitar, porque con su práctica pueden adquirir fortunas descomunales, acumular poder y convertirse en figuras de éxito. Ahora es natural a nuestro ambiente social toda práctica de violencia. Al no conseguirse lo apetecido con frenesí, puede tomárselo. Iguales abusos contra la integridad de las personas existen cotidianamente en casi todas las escuelas. Existen profesores y funcionarios escolares metidos en el narcomenudeo y en prostitución de alumnos. Mis estudiantes de licenciatura me narraron cómo hay escuelas, incluso de cierto prestigio social, en donde suceden esas prácticas. Sólo puedo explicarme que las autoridades carezcan de oídos para conocer esto que el pueblo sabe abajo, porque esas mismas autoridades carecen de sensatez y están metidas ellas mismas en la criminalidad. Es más sencillo criminalizar a niños y adolescentes. Hacerlos ver ante una opinión pública analfabeta y fanática como actores centrales de una actividad criminal como el narcomenudeo en las escuelas. Comenté arriba que mis propios estudiantes me han referido cómo en esas operaciones y otras más detestables, como la prostitución de escolares, intervienen profesores y funcionarios de esos mismos establecimientos. Igual suceden acontecimientos de enorme violencia entre los muchachos. Alguien me comentó que por estos días podía observarse un video en el célebre “You Tube” en donde se muestra un pleito entre muchachas escolares de aquí. Casi en todas nuestras escuelas ocurren a diario ese tipo de acciones. Muchos chicos han preferido renunciar a sus estudios. También hay robos de celulares, calculadoras, monederos. Entre los estudiantes hay información.
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Sin embargo, como el medio ambiente social es el de la criminalidad, muy poco podrá hacerse. No con un gobierno hundido en la delincuencia, que ha cedido cuotas de poder para hacerse de cómplices. Para remediar este clima de violencia que infecta a nuestras escuelas y amenaza a nuestros muchachos, debe comenzarse por reducir poder a directores y burócratas en escuelas que no son suyas, sino del pueblo. Significaría confrontarse con uno de los sindicatos más nefastos que todavía existen y que esa payasada democrática panista ha dejado intocada. Me refiero, por supuesto, al Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación. Esa mafia ha hundido a la educación mexicana en una cosa detestable. Sus cuadros en el control de las escuelas y del propio aparato administrativo, impiden a la sociedad vigilar y resolver cuanto sucede en esos establecimientos. Por eso es más fácil criminalizar a niños y adolescentes con operativos como “mochila” y “antidoping”. Sería más sencillo comenzar a integrar comités ciudadanos de vigilancia escolar, pero en forma democrática. Subrayo esta forma de organizar a la sociedad para avanzar en la recuperación de los espacios educativos, porque los actuales métodos de organizar sociedades de padres de familia son reflejo del gangsterismo magisterial. Es decir, debería impedirse que sean los propios profesores y sus organizaciones sindicales quienes manoteen e impongan sus intereses, llegado el hipotético caso de permitirse el acceso de la sociedad al gobierno escolar. Ofrecemos un escenario ideal. Ya sabemos que esto no sucederá, porque sería tanto como contradecir nuestro argumento de que el medio ambiente natural a esta sociedad en que vivimos es el de la criminalidad y el imperio del ego.
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Por eso, podemos proyectar otro escenario. Lo sucedido el fin de semana en uno de los colegios religiosos más afamados de la ciudad es un signo de la tremenda violencia en que estamos instalados. Habrá un incremento en la consumación de casos igualmente horribles. De la mano, sucederán todo tipo de acciones contra la integridad y salud física y psicológica de nuestros muchachos, mientras no exista control social de escuelas. Aquel suceso de la jovencita masacrada es muy escandaloso, porque tiene por actores un colegio confesional y una hijastra de un jefe policíaco. Pero actos criminales suceden todos los días en casi todas las escuelas. No aparecen publicados en periódicos ni causan tanta escandalera porque se consuman en escuelas públicas y sus víctimas son hijos de familias anónimas. San Luis Potosí, S.L.P., a 25 de octubre de 2007.
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EJECUCIONES EN EL CAMPUS
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n el reciente masacramiento de estudiantes de la University Virginia Tech estamos ante un síntoma de enfermedad social. No sólo es evidente la patología del multihomicida. También son las humillaciones y vejaciones sufridas por él. Con limitada elaboración intelectual y pobre percepción política hay quienes condenan duramente al criminal. Dóciles a una realidad manipulada y recortada por grupos hegemónicos, le anatemizan como loco, frustrado, inadaptado, torcido. Tendríamos que preguntarnos por las causas de esa enfermedad. Todo juez que verdaderamente busca dar justicia debe indagar en las causas que llevaron a alguien a cometer un crimen o algo antisocial. Son conocidas como atenuantes. Otro precepto de la ciencia jurídica establece: “la causa de la causa es causa de lo causado”. Significa que deben reconstruirse los hechos en una especie de arqueología para conocer aquellas causas que llevaron a alguien a delinquir. Tenemos la historia de una mujer que echa cocido hirviendo al esposo, causándole quemaduras graves. Nomás con ver a ese cuadro horrible del hombre despellejado muchos demandarían duros castigos a la mujer. Otra es la de una mujer que mata con múltiples cuchilladas al marido mientras duerme, causadas por su instrumento de cocina. Totalmente desquiciada, troza pacientemente el cuerpo en pedacitos y con esa carne hornea tamales. Ambos casos forman parte de la historia del crimen. Es evidente que deberían sufrir duros castigos. Pero qué sucede cuando sus juzgadores se enteran que
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constantemente eran vejadas, violentadas y humilladas por sus maridos. Otro principio jurídico establece que nadie debe hacerse justicia por su propia mano. Pero están la obnubilación y la demencia como atenuantes, que serían una pérdida de las capacidades racionales del ser humano. Como rayo enceguecedor y paralizante, cruza la ira por un momento, haciendo perder a cualquiera sus capacidades racionales, que son reflexivas y analíticas, constituyentes del equilibrio entre nuestros pares animal y humano. Cualquier persona puede ser víctima de ese momento de ira. Para sufrirlo dependería de la combinación de dos variables: cuánta ha sido la dosis de la violencia sufrida y cuánta capacidad personal existe para neutralizar ese castigo. En el asesinato de estudiantes de la University Virginia Tech deben indagarse las causas que llevaron al homicida a cometer sus crímenes, en vez de condenarlo apriorísticamente. Su acto es sólo signo de la enfermedad social. Influidos por el discurso de programas de televisión que recortan la realidad a partir de estructuras ideológicas de grupos hegemónicos, entre los que están los dueños de esas empresas, hay quienes condenan injustamente al multihomicida. Sin duda, mueve cuerdas emocionales cualquier atentado contra la vida, más si las empresas informativas nos presentan a las víctimas como seres angelicales, rebosantes de juventud y belleza, con futuros promisorios. Esa emocionalidad debería detonar actos de una reflexión social más profunda, que permitan comprender por qué están sucediendo casos evidentemente demenciales y que nos lleven a asumir posiciones para impedirlos.
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En ese ejercicio debemos tener cuidado de no contaminar el análisis relativo a otros hechos de violencia que están cruzando por las escuelas. Ya son frecuentes los videos que muestran pleitos entre escolares a las afueras de los colegios. Estemos ciertos de que esa violencia presente en nuestras escuelas mexicanas y que adquiere diversas manifestaciones, es una enfermedad social con causas y contextos diferentes a lo sucedido en Virginia y otros campus. A mi modo de ver, lo sucedido recientemente tiene sus causas en el espíritu racista y supremacista que todavía resopla duro en círculos hegemónicos de la sociedad estadounidense. Sigue considerándose a la caucásica como raza superior. Pensemos por un momento en la cadena de abusos, maltratos, humillaciones y violencia que debió sufrir el muchacho coreano. Estamos entonces ante un acto de reivindicación del yo individual, aunque se piense detestable. No es difícil suponer que fuese víctima de constantes agresiones. En la mayoría de las escuelas de altos estudios en Estados Unidos existen sólo tres clases de discípulos: el hijo del burgués, el atleta superdotado y el pobre becario brillante. Aunque sean estereotipos de la clase elevada estadounidense, que es una de las más poderosas del mundo, en algunos programas de televisión podemos acercarnos a su comportamiento. Allí está por caso la serie “Laguna Beach”. Como además con su poderío agreden a cualquier nación, arrebatan sus recursos, imponen programas gubernamentales y acciones culturales, considera el supremacista estadounidense que puede tratar peor que perro al resto. En la perversa concepción del hegemonista estadounidense se considera que en el mundo sólo
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pueden existir y gozar sus recursos quienes poseen sus atributos físicos: cabello rubio, piel blanca, ojos claros, estatura alta. Su torcido entendimiento de lo existente humano les hace creer que su posición privilegiada en lo económico y la posesión de armas y tecnología altamente desarrollada, es producto de una superioridad genética propia. Como inferiores son vistos negros, chinos, árabes, latinos, comunidades étnicas diversas e incluso europeos que en el pasado alcanzaron posiciones hegemónicas, y que las siguen ocupando frente a pueblos empobrecidos. A esos pueblos genéticamente distintos a los caucásicos les son endilgados juicios como: viciosos, criminales, corruptos, holgazanes, dementes, perversos, enfermos y cuanto concepto peyorativo exista y muestre desprecio hacia ellos. Consecuentemente pueden justificarse cualesquier acciones militares o políticas en contra de esos pueblos, ya sea dentro de las fronteras del propio imperio o fuera de ellas. Un ejemplo es lo sucedido en la agresión a Irak. Mucho de ese espíritu supremacista caucásico debió sufrir el muchacho que decidió matar estadounidenses en Virginia y retratarse antes de su acción militar como si fuese un mensajero de los centenares de niños iraquíes masacrados. Como decía, este ajusticiamiento debería motivar actos de reflexión, principalmente de los grupos hegemónicos en cualquier punto en que estén. Pronto pueden aparecer nuevos vengadores, obnubilados y enceguecidos por la ira social. Nuestros hegemonistas, copias chuecas del hegemonista estadounidense, deben estar ciertos de que su desprecio y maltrato hacia obreros, campesinos y sirvientas puede traer consecuencias semejantes a lo acontecido en Virginia. San Luis Potosí, S.L.P., a 21 de abril de 2007.
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JORNADAS ÉPICAS DE FIN DE SEMANA
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ntre las varias tareas pendientes de la educación entre niños y jóvenes destaca la formación de una conciencia entre éstos en contra del alcoholismo. Constantemente debería trabajarse para hacerles ver cómo consumir alcohol les lleva a su degradación. Como producto de prácticas publicitarias criminales, en miles de muchachos se ha logrado insertar la estúpida creencia de que sólo puede disfrutarse de la vida y experimentar momentos de placer por medio de la intoxicación con alcohol. Es inconcebible un fin de semana sin una parranda en el antro, el auto, el departamento, una azotea o una banqueta. Esperan los fines de semana con ansia, como si acudiesen a una jornada épica en donde mostrarán sus facultades para alcoholizarse. Por alguna razón (que seguramente no será sólo de relación causa = efecto, como en forma reduccionista lo ve el positivismo, sino más bien sistémica y dialéctica), los jóvenes miran el consumo de alcohol en fin de semana como acto epopéyico. Alborotados por la llegada de esos días hacen agendas sobre los antros que recorrerán en busca de aventura, como haría Héctor para planear combates en suelo troyano. Después contarán la cantidad de mililitros de alcohol ingerido y con orgullo los harán públicos en sus perfiles en Hi5 o en Metroflog, como Custer daba crónica de la cantidad de cueros cabelludos que arrancaba de las cabezas de los indios Sin reflexionar en los daños físicos y morales que se autoinfligen, ingieren grandes cantidades de veneno. Totalmente borrachos cometen actos denigrantes contra sus personas o abusos en contra de otros, y se
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colocan en situación de riesgo. Peleas callejeras, violencia sexual, accidentes automovilísticos graves, son algunos de los hechos que acompañan a esta especie de ritualidad entre los jóvenes para quienes los fines de semana constituyen una forma de mostrarse como aventureros y libres. A menudo dan escenas despreciables para el género humano, como desplomarse en el suelo, bañarse en sus propios vómitos, orinar en la vía pública y mojar su ropa, buscar pleitos con otros, acosar mujeres o exteriorizar problemas psicológicos. Víctimas de una doble personalidad que suele brotarles de lo más profundo de su interior a causa de la intoxicación alcohólica, llegan a cometer actos criminales de la peor naturaleza, como asesinar, golpear, violar, robar causar daños a otros en grupo. Ocasionan daños graves a su organismo e incluso irreversibles, principalmente al hígado; y acompañan su intoxicación con el consumo de otras drogas, como la aparentemente más inofensiva que es el tabaco. Ellos se inician en un estilo de vida degradante que les acompañará por muchos años en su existencia o que quizás no les dejará sino hasta el cementerio. Sus primeros años en las parrandas de fin de semana puede convertirse en alcoholismo crónico. Muchos que comenzaron bebiendo ocasionalmente o durante los fines de semana en antros o en fiestas domésticas están convertidos en adultos cuya existencia fue un desperdicio a causa de su alcoholismo, y mueren tristemente abandonados y criticados. Debido a la rapacidad de los políticos, nuestros investigadores y científicos sociales deben asumir como su obligación el comenzar a estudiar los motivos por los cuales los jóvenes miran el alcoholismo de fin de semana como si fuese un acto heroico. En seguida deben emprender campañas educativas para impedir que ellos continúen cayendo en el alcoholismo. Debe fomentarse ya una conciencia a favor de
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la vida sana, del gusto por practicar deportes y respeto a la vida de sí mismo y de las de otros. A quienes actúan en el mundo con una visión ética y solidaria urge apurar esfuerzos para hacer ver a los jóvenes cómo los fines de semana no deberían dedicarse necesariamente a apuñalar sus propias vísceras con las filosas dagas del alcohol. Pueden divertirse de otra forma que no sea consumir cerveza y “agua loca”; y tener conciencia de que por esa vía no serán más aventureros, intrépidos, valientes y dueños de sí mismos. En esas alcoholizantes jornadas inician una vida de esclavitud y decadencia. De esclavitud, porque no serán más dueños de su propio cuerpo, sino que serán tributarios de la riqueza criminal de los fabricantes de estas sustancias. Y de decadencia, porque su cuerpo y su dignidad humana irán deteriorándose. Conozco casos de adultos cuya vida ha sido un desperdicio; no porque sean pobres o humildes desconocidos, sino porque dilapidaron sus mejores años de existencia en estado de embriaguez, en vez de dedicarlos a gozar plenamente de su existencia. Cada hora de su vida la destinaron no a producir obra artística, intelectual o manual. Tampoco a hacer de su cuerpo un templo de virtudes; a esculpirlo como si fuesen las manos de Miguel Ángel con el trozo de piedra de donde surgió el espléndido David. Día tras día buscaron la forma de satisfacer la necesidad de alcohol a sus entrañas, en obediente e irracional acto para satisfacer el vicio en que iniciaron en su juventud. Hoy mueren abandonados por hijos, familiares y amigos; sometidos al escarnio y al desprecio. Si es conservadora esta propuesta de que el cuerpo y la existencia humana deberían consagrarse a las virtudes, entonces seré conservador. Un conservador liberal mejor, porque tampoco creo que deban emprenderse campañas contra el comercio de alcohol.
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Cada quien debe ser libre de andar su camino. Sin embargo, a la niñez y a la juventud debe formárseles para ser capaces de tener gobierno de su cuerpo y de su existencia, en vez de ser un hilacho a merced de los criminales intereses empresariales. Lamentablemente el personal político, que debería asumir como suya esta responsabilidad, pues para ello se les pagan mejores sueldos que a muchos investigadores y científicos, carece de ética y de espíritu de solidaridad para con su sociedad. Ese personal político es totalmente mediocre y bandido; sólo busca vivir parasitariamente en los puestos públicos. Deberán ser investigadores y científicos quienes hagan suya esta responsabilidad de crear conciencia sobre el respeto a la vida y al cuerpo. Por medios diversos e ingeniosas campañas debe hacerse ver a niños y jóvenes cómo los fines de semana no representan fechas para combatir heroicamente en las barras de los antros o en las azoteas donde se encuentran, hasta escupir el hígado y la bilis. En vez de crear arenas en donde sea posible contrarrestar la semiótica del alcoholismo, nuestros encuentros escolares están impregnados de prédicas o acciones idiotas, como esa degenerada lucha contra el corte del cabello o el uso del uniforme. Este del alcoholismo es también un aspecto de la realidad social que constituye una muestra de la degeneración de la especie humana. Y, sin embargo, no vemos suficientes esfuerzos entre los intelectuales (incluidos los profesores) para contrarrestarlo. Parecería como si todos aceptásemos como natural esta ritualidad de la destrucción del cuerpo y de la existencia que inicia en los campos de batalla que simbolizan discotecas y antros. En ellos se demostrará bravura y heroicidad con el estúpido acto de ingerir alcohol. San Luis Potosí, S.L.P., a 15 de enero de 2009.
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MARIHUANA Y OTRAS DROGAS
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omo cualquier país capitalista, México es absurdo. Existen millones de pobres en una de las economías más ricas. Aquí vive el cuarto hombre más rico del mundo con 70 por ciento de la población con un consumo de 2 dólares diarios. Estúpido, por eso, que el gobierno gaste sumas impresionantes de dinero en fingir una guerra interna contra las sociedades de drogas. Ese dinero debería invertirse en programas de asistencia social que suavicen la miseria. Decimos que el gobierno “finge” una confrontación militar contra los carteles de la droga. Conoce perfectamente cómo es su estructura interna, en dónde operan, cuáles son sus negocios y hasta dónde viven sus jefes. Sus acciones militares no dan resultados. Están dirigidas con ánimo de intimidación, negocios y publicidad. Quieren disuadir a la población de mantenerse en paz y evitar conflictos; no para despedazar ese negocio. Una forma efectiva de acabar con el multimillonario comercio de drogas es despenalizar la producción y consumo de algunas de éstas, como marihuana y hoja de coca. Sin un balazo, acabaría una red de complicidades y criminalidad. No es así porque simultáneamente colapsarían otros negocios. Este mercado ilícito de drogas ofrece un importante yacimiento financiero a la economía capitalista (o mejor dicho: únicamente a los capitalistas). Como el consumo de ciertas drogas está criminalizado en casi todo el planeta, existe una especie de guerra de baja intensidad a escala planetaria. Esto dinamiza una fracción de la industria capitalista, como la del armamento. Si consumir y comerciar con drogas sólo es posible en la clandestinidad, igual sucede con el comercio
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de armas. Estas sociedades de negocios deben pertrecharse fuertemente para defenderse de otras y proteger territorios. Son buenos clientes en el mercado de armas y gastan millones de dólares en eso. Más por extravagancia que con intenciones guerreras. Muy excepcionalmente hacen operaciones contra el ejército. Ni deberían hacerlas. Esto produce una espiral hacia el infinito en los negocios balísticos. Como las sociedades de negocios de drogas consumen equipo militar, también debe hacerlo el Estado para equipar policías y ejército. Iguales beneficios tienen los dueños de fábricas automotrices y sus concesionarios. Como no existen muchas guerras en el orbe, hay que inventarlas. Tampoco es políticamente rentable declararlas a cualquier nación. Pero sí ha venido popular guerrear contra productores y comerciantes de drogas. Entonces las armadoras de automóviles (y los negocios en ese clúster) obtienen su pedazo de chorizo. Todo a pretexto de estar bien equipado. Camiones, autos blindados y ahora hasta vehículos exóticos con sofisticados aditamentos de información satelital, como los Humer, deben comprarse para defender a la patria o a los territorios narco de la agresión. Llevamos dos fracciones del negocio capitalista que hacen dinero de la guerra a las sociedades de las drogas: armamentista y automotriz con cuantos más participan de ese clúster, como proveedores de materiales y tecnología. Nos faltan algunos más sabrosos: farmacéutica y refrescos. Deberíamos decirlo al revés. Coca Cola es la corporación más poderosa del mundo, quizás sólo debajo de Microsoft, monopolio de software para computadora personal).
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Escriba cualquier googlenauta la expresión: “hoja de coca para elaboración de Coca Cola” en la barra de búsqueda. Encontrará información maravillosa en una impresionante cantidad de sitios web. Suficientes denuncias de cómo el refresco más popular del mundo es elaborado con una hoja satanizada y perseguida por gobiernos. Bien podría inscribirse a sus propietarios en la lista de “hombres más buscados del FBI”. De ser cierto (carezco de análisis químico para sostenerlo tajantemente), nos encontramos ante la prueba de cómo poderosas corporaciones nos han enajenado el derecho a producir y consumir una yerba, como la hoja de coca. Es interesante que ningún Estado (ni siquiera en la Unión Americana) obligue a la poderosa Coca Cola a imprimir en cada envase de su refresco una etiqueta con detalle de sus ingredientes. O sea, no hay derecho del consumidor. Muy barato sería plantar coca como si fuese manzanilla, o comprarla en yerberías, y prepararse una infusión, como hacemos con la prodigiosa. Pero no es posible, porque parece que el negocio es de Coca Cola. Igual sucede con la marihuana. Desde que existe memoria esta planta ha acompañado a la historia humana. En rituales religiosos, guerras y prácticas médicas, allí estuvo la buena motita. Pero le fue arrebatada al pueblo. No es que un marihuano sea más peligroso que un borracho. Así como hay alcohólicos amables, hay psicóticos, depresivos y maniacos. Hay que ver la cantidad de asesinatos o actos de violencia cometidos por alcohólicos. Pasa que esta planta igual fue secuestrada, como un derecho de la humanidad, por las corporaciones empresariales, farmacéuticas en este caso. Es una
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planta terapéutica y analgésica que el pueblo había utilizado. Debería seguir siendo buena opción medicinal para quienes carecen de dinero para comprar drogas encapsuladas de laboratorio. Sin embargo, todo nos lo ha enajenado el sistema de producción de la mercancía capitalista. Para curar un dolor debe comprarse una pastilla, hecha por una corporación. Igual para una terapia de fin de semana debe comprarse una droga poseída por una sociedad privada, como sucede con el alcohol. Tendría muchas ventajas plantar marihuana en casa o comprarla en una yerbería. No sólo habría ahorro de dinero. Un cigarro de mota costaría cien veces menos. También dejaría de criminalizarse su producción y consumo. Más que por una verdadera posición ética de que carece el sistema capitalista, no sucede así porque dejarían de funcionar muchos negocios. Uno más que nos falta mencionar es la fracción financiera de esta economía. Todo este gasto criminal de dinero público y de violencia sólo puede argumentarse bajo el supuesto de que un ciudadano cualquiera no puede echarse un toque de mota o un té de hoja de coca cuando le da gana hacerlo. Y no puede hacerlo por el estúpido argumento de que debe cuidar su salud. (Sugerencia: a los anuncios de la lucha contra el narcotráfico deberían acompañárseles de la leyenda: “Come frutas y verduras” o “Haz ejercicio diario”. San Luis Potosí, S.L.P., a 12 de marzo de 2009.
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IMPIDAMOS UNA CATÁSTROFE URBANA
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ierto día encontré un anuncio pegado en una caja metálica de conexiones telefónicas en avenida Carranza, mientras caminaba por el centro. Era una invitación a los habitantes para manifestarse a favor de una nueva política de desarrollo de nuestra ciudad. Dicha manifestación sería con el uso de medios alternativos de locomoción, como bicicletas, patines o a pie. También podrían emplearse “carritos avalancha” o patinetas. Por ningún motivo se emplearían medios con motor, ni siquiera de pila. Se trataba de una protesta por el uso masivo de automóviles. En ese desfile ciudadano estaría implícita una demanda por instrumentar ya una política de desarrollo que privilegie otras formas de transporte. Como leí rápidamente esa “placa” (ese término forma parte de una nueva taxonomía de la comunicación), olvidé cuál era la organización convocante. Pero seguro que ni era una cámara empresarial ni un partido político. Ellos andan en otros negocios. Me reconfortó saber de la existencia de personas que buscan crear una conciencia sobre la urgencia de contener la masificación del automóvil y que dan espacio en su cerebro y en su agenda a cosas que no sean sólo ir de antros o consumir chismes de artistas. Estamos ante un signo de preocupación que deberían advertir los responsables del gobierno y también quienes ocupan posiciones de fuerza política o económica en la estructura social. En la dirección que vamos, pronto estaremos ante una catástrofe. Cualquiera ve las dimensiones del problema que ha ocasionado la masificación del automóvil en ciudades
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como México. Al ritmo en que aumenta el número de esos vehículos, ninguna cantidad de dinero es suficiente para atender las necesidades viales. Es absurdo que el problema vial sea hoy prioritario para los gobiernos de las ciudades. Existen problemas de mayor impacto humano, como hambre, desempleo, salud y educación; y otros ecológicos, como el abatimiento de acuíferos. Proporciones importantes del presupuesto público son destinadas a construir avenidas y puentes para desahogar esa masa de automóviles que crece frenéticamente en las ciudades. Hoy toda la existencia humana gira sobre el eje del automóvil. Si no existe una política de desarrollo que comience a inhibir esa necesidad ficticia y más bien narcisista de la posesión del automóvil, nuestras ciudades pronto quedarán estranguladas en sus ámbitos financiero, urbano, ecológico y paisajístico. Existen ya en San Luis esquinas o rutas de alta velocidad por donde es imposible cruzar y quien lo hace puede seguramente morir atropellado. Caminar por la ciudad es casi una práctica extrema. Pronto también los puentes peatonales serán una carga. Otra mañana supe por un noticiero de televisión nacional que en la Ciudad de México existen más de 500 puentes peatonales. Debe dárseles mantenimiento cada seis meses. Claro que eso no sucede porque no hay suficiente dinero. Quien camina debe hacerlo con temor. Muchos están agujerados. Puede caerse el puente que usa o fracturarse un pie. Es absurdo que deba gastarse dinero en estas obras, cuando hay escuelas infames o niños sin albergues y con problemas de salud. Construir enormes vialidades y puentes vehiculares termina siendo negocio de unos y fuente de corrupción y derroche que afecta a los habitantes. Siempre habrá necesidad de hacer nuevas avenidas y puentes de no frenar el uso masivo de autos.
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Hoy existe además un apuro ecológico que presenta el abatimiento de acuíferos. Como las concentraciones urbanas han crecido desmesuradamente, bajo el absurdo de que son sinónimo de progreso, también han reducido las zonas de recarga de agua. En vez de estar aplicados en hacer todos los días nuevas vialidades para que los automovilistas puedan correr sin contratiempos, quienes gobiernan deberían crear frecuentemente parques y jardines para favorecer la recarga de acuíferos. Mi hermana que radica en Guadalajara dice que en su ciudad esto es ya un problema. Un reglamento municipal exige, a quien construye una casa o un fraccionamiento, hacer un agujero de buena dimensión en el patio para permitir la infiltración del agua de lluvia al subsuelo. Una forma de inhibir el uso del automóvil tiene que ver con el pago de impuestos a su uso y tenencia. Esto es impopular, como hemos visto con las frecuentes manifestaciones de inconformidad que han acompañado al pago de tenencias de automóviles. No sólo debe cobrarse dicha tenencia, sino que debe ser más cara. Deben tener conciencia los automovilistas que usan calles, avenidas y puentes que estas obras cuestan millones de pesos construir y mantener. Ese dinero debería ser para programas de mayor impacto social. Dirán que los gobernantes sólo roban dinero. Ese es otro problema. Urge detener el crecimiento del uso narcisista del automóvil y dirigir la inversión pública a otros ámbitos. En vez de hacer vialidades y mantenerlas en buenas condiciones, debería dirigirse ese dinero a rubros como salud, educación, deporte y recreación. Qué tan absurdo no será esto, que preferimos tener puentes que casas de cultura en cada colonia y barrio. Simultáneamente debe fomentarse el uso de medios alternativos de locomoción, incluido el transporte co-
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lectivo. Un transporte que no sólo fuese de camiones urbanos. ¿Por qué todavía no tenemos un tren ligero de oriente a poniente y de sur a norte? Tendríamos varias ventajas sociales con caminar rutas cortas o dirigirse en bicicleta al trabajo o la escuela mejoraría. Muchas familias verían un ahorro en sus ingresos, porque no gastarían en camión o gasolina y mantenimiento de autos. También habría una mejoría en la calidad de vida de centenares de personas sedentarias, que ya sólo caminan de la televisión a la puerta del refrigerador. Nuestros niños tendrían posibilidades de salir a las calles a correr, sin verse amenazados. No sé si porque a nadie de quienes han gobernado le interesa verdaderamente su ciudad o es muy grande la ignorancia. Algunos proyectos han sido para jalarse de los cabellos. Eso me sucedió cuando ví esa mala imitación de ciclopista en lo que fue el río Españita, entre Diagonal Sur y Anillo Periférico. Un pedazo de tonto que diseñó esa obra quizá cree que andar en bicicleta es sólo para niños. Digo eso porque no entiendo por qué diseñó un sendero serpenteante sobre el camellón de esa vialidad, como si sólo fuese para andar en triciclo. Dicho “diseñador” (y así entrecomillas) no entiende todavía que la línea más cercana entre dos puntos es la recta y que los ciclistas también requieren avanzar rápidamente, no solamente los automovilistas. ¿Quién usaría esa supuesta ciclopista? Quienes creemos que es urgente hacer algo para hacer de San Luis una cosa distinta del horrible mazacote de cemento en que está convirtiéndose e impedir su catástrofe urbana, debemos promover movilizaciones para demandar otro escenario distinto para nuestra existencia, como aquella que les he comentado, y crear conciencia sobre la renuncia al uso del automóvil. San Luis Potosí, S.L.P., a 12 de febrero de 2009.
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EL FRACASO DEPORTIVO MEXICANO
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omo sucede cada cuatro años, cuando vienen a celebrarse los denominados “Juegos Olímpicos”, vuelve a desplomarse sobre el espíritu de los mexicanos una especie de síndrome de frustración y desconsuelo, a causa de las derrotas de nuestros deportistas. Preguntas acerca del por qué no somos capaces de triunfar en las distintas disciplinas deportivas y cuáles son los motivos de las derrotas, acompañan a los fracasados esfuerzos de nuestros jóvenes en esas competencias. Es como si cada esfuerzo inútil de nuestros muchachos en el tartán, en el césped o en el agua, por conseguir una medalla olímpica, consistiese en un acto de reivindicación de la raza mexicana frente a las otras razas y pueblos del planeta. Cada tropiezo de nuestros atletas es como un navajazo en la piel de nuestro espíritu. Parecería como si estuviésemos condenados por un dios maldito a sufrir eternamente las derrotas, todo por haber sido derrotados en la defensa de Tenochtitlán. Buena culpa de este sentimiento de fracaso y dolor la tienen nuestras empresas informativas, principalmente aquellas de la televisión, aunque ninguna otra escapa a tener su pequeño pedazo de culpa. Ellas han participado en la enajenación del deporte. Por supuesto, también participa nuestro sistema educativo y nuestros profesores de este sentimiento de ruina y tristeza, que nos mete hasta los huesos cada esfuerzo inútil de nuestros deportistas en el escenario Olímpico.
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Nuestras escuelas son parte del sistema de dispositivos de enajenación, diseñado por el capitalismo depredador y criminal para hundir a la humanidad en la idiotez; y los profesores son disciplinados ejecutantes, aunque sean inconscientes de esa tarea. Está claro que los mexicanos no sufrimos alguna deficiencia genética que nos impida competir de igual a igual frente a otros. Allí está el reciente caso en Pekín (como a mí me enseñaron, aunque ahora dicen que es Bijing) del hijo de una bracera mexicana. Henry Cejudo, cuya familia huyó del hambre y la imposibilidad de tener una vida digna en México, así como millones más, y que bien pudo haber terminado aquí como drogadicto o perseguido vendedor de piratería, ganó oro en lucha. Tampoco es cosa de psicología, como quieren hacerlo creer quienes medran de ese conocimiento. Eso de que los mexicanos no ganemos ni siquiera medallas de piúter en las competencias olímpicas, tiene muchas posibles explicaciones. Todos sabemos cuáles son sus causas. Indudablemente unas tienen que ver con la corrupción, que es el tremendo cáncer que sufrimos. ¿Cómo es posible que un mafioso como Mario Vázquez Raña tenga más de 30 años como dirigente deportivo? Sin embargo, creo que todo es resultado de un perverso proceso de enajenación, dirigido por grupos de poder para convertirnos en costales de cebo y en simples espectadores de las hazañas de personas que nos presentan como cuasidioses. Tenían razón los espartanos con su forma de educación. Ellos sabían bien que el verdadero ciudadano de su patria debía saber defenderse a sí mismo, a su familia y a su patrimonio. Dormía junto al arado y junto al escudo y la espada. Durante muchos años en México, después del triunfo de la Revolución, se consideró aquella es-
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cuela espartana como un modelo a seguir por la educación del Estado. Desde niños debía prepararse física, intelectual y militarmente a los ciudadanos. Casi todos los deportes tienen origen militar. Allí están la lucha, el lanzamiento de jabalina, el boxeo, el judo, el tae kwon do, la carrera con obstáculos, el triatlón, etc. Además todo deporte constituye una forma de disciplinar el cuerpo; de controlar apetencias. También por años vivimos bajo aquella tesis: “Mente sana en cuerpo sano”. Y, de esa forma, en nuestras escuelas buscaba ofrecerse una disciplina deportivomilitar. Esos niños serían los ciudadanos que construirían una patria en donde todos tuvieran justicia. Con ese ideal se organizó el servicio militar obligatorio. Nuestros viejos recuerdan todavía cómo, al cumplir 18 años, debían ir a los cuarteles a recibir adiestramiento castrense. Debían aprender a disparar y limpiar armas, así como otras técnicas de guerra. Sin embargo, la derrota política de los revolucionarios (cosa que quizás sucedió en la sucesión presidencial de Lázaro Cárdenas) y la profundización de la injusticia social en el campo y la ciudad, ocasionó también este proceso de enajenación que hoy sufrimos. Debido a los alzamientos armados y movilizaciones masivas, como la del 68 y su secuela en la “Guerra Sucia” de los 70s, los grupos de poder y su Estado quizás observaron que debía renunciarse a seguir con aquel ideal pedagógico. Después de la matanza de Tlatelolco fue prohibida la venta de armas y municiones en los comercios. Yo era todavía niño y no podía explicarme la razón de ese suceso. Asimismo, el servicio militar obligatorio se convirtió en una idiotez sin sentido. Comenzó a desaparecer la educación deportivomilitar en las escuelas. Por cierto, este espacio de la cuestión sigue teniendo una flamita encendida. Existen escuelas y profesores que buscan seguir por ese
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camino. Pero el Estado se encarga de apachurrarlos. Otra nota de esta política puede observarse en la situación de abandono en que se encuentran las instalaciones deportivas populares, construidas todavía por el Estado que se daba el nombre de “nacionalista revolucionario”. No sólo se dejó que esos campos fueran siendo destruidos por el tiempo y se acumulara basura en ellos; también se renunció a tener profesores que condujeran sabiamente a los niños en las distintas disciplinas deportivas. En vez de conducir a los niños hacia una disciplina deportiva y hacia la formación castrense, los grupos de poder y su Estado han concentrado sus esfuerzos en la enajenación televisiva, que convierte a los ciudadanos en espectadores obesos de la hazaña deportiva. Esta cuestión del deporte se ha constituido en una práctica reservada a protohombres. Bajo un discurso político perverso se hace creer a la sociedad que hay esfuerzos para llevarnos a las glorias olímpicas, a través de Centros de Alto Rendimiento. Así nos encontramos ante otro momento de este proceso histórico de enajenación. Una de las cuestiones básicas de la práctica deportiva tiene que ver, como decía arriba, en la formación disciplinar del ser humano y en convertirse en dueño de su propio cuerpo. También tiene su relevancia en cuanto acción humana que nos permite interactuar con otros semejantes, entretenernos, recrearnos y mantenernos saludables. ¿Qué me importa a mí si un taekwandoín mexicano ganó oro en Pekín, si yo soy un bulto fofo? Este detestable sistema de la barbarie capitalista ha convertido una actividad humana tan disfrutable, como las distintas disciplinas deportivas, en una mercancía más. Vemos en pantalla cómo el deporte lo practican seres notables, mientras comemos basura.
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Otro aspecto de este proceso de enajenación tiene que ver también con la cruel explotación de los sentimientos de patria y de raza que hacen los medios masivos de difusión. A nadie debería importar si un mexicano pierde o gana en una Olimpiada. Esos juegos deberían verse como una fiesta de la humanidad, en la que sólo debe reconocerse el esfuerzo de cada deportista en forma individual. Esto llevaría a renunciar a tocar himnos nacionales, mostrar cuadros de medallas por naciones y mostrar banderas. No es así precisamente porque estos Juegos Olímpicos (y todos los de su especie) forman parte de la artillería ideológica con la que el sistema del agandalle y la crimininalidad capitalista nos dispara incesantemente para mantenernos sumidos en la estupidez. San Luis Potosí, S.L.P., a 21 de agosto de 2008.
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GLOBALIZACIÓN Y EDUCACIÓN
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urante última década nuevos conceptos, tales como “globalización”, “economía de mercado”, “neoliberalismo”, han asaltado cotidianamente la discusión pública. ¿A qué nos referimos cuándo hablamos acerca de tales hechos? Parece claro que por “globalización” nos referimos al hecho de que el planeta se ha hecho uno; es decir, que no existen más diferencias entre las culturas locales y que sólo hay una posibilidad para estar en este mundo, consistente en producir y consumir mercancías. Por “globalización” también estamos refiriéndonos a otros fenómenos, tales como “economía de mercado” y “neoliberalismo”. Tentativamente podríamos decir que son elementos que denominan una misma situación, la cual está dada por la mundialización y la regencia de la civilización de la mercancía. En un intento por dilucidar la cuestión diremos que este proceso inició hace más de 400 años, precisamente con la conquista, expansión y dominación hecha por los europeos sobre los nuevos territorios descubiertos. Pero también, a partir del proceso histórico mediante el cual fue derrocada la aristocracia feudal por la entonces naciente burguesía. Efectivamente, la conquista, expansión y dominación de los territorios americanos, africanos y asiáticos supuso la separación de dos órdenes sociales: “el mundo civilizado” o europeo y el “mundo bárbaro” o dominado. A partir de entonces, vino a sentarse una base para hacer posible este proceso que hoy nos ocupa de “globalización”, y que consistió en imponer un mismo código de significación y referencia a todos los pueblos sometidos. En este caso, la cultura euro-
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pea y las nuevas coordenadas de orden y progreso, impuestas por la victoriosa burguesía revolucionaria. Sin embargo, un tropiezo en el siglo XX con el triunfo de algunas revoluciones, llamadas populares o socialistas encontró este doloroso, cruel e inhumano proceso histórico de globalización de la economía capitalista que vino a destroncar no solamente las cabezas de los guerreros que se resistían, sino también a degollar las culturas vernáculas y a reducirlas también en mercancía. Recordemos, por ejemplo, cómo las expresiones artísticas locales han tenido que pasar por el filtro de las hegemonías cultas para convertirlas en productos adecuados al gusto refinado que poseen las élites; y aquí me referiría a cómo música y danza tribales del tipo “La Danza del Venado”, fueron virtualmente reconstruidas en sus estructuras a fin de hacerlas del gusto del consumidor burgués o culto. Por otra parte, las propias burguesías nacionales debieron enfrentarse, durante buena parte del siglo XX, a luchas armadas para pelear por la hegemonía y la posesión de nuevos mercados y territorios, como fueron las llamadas Primera y Segunda Guerras Mundiales. Con lo anterior me refiero al hecho de que el proceso de “globalización de la economía capitalista” iniciado en el siglo XV, el cual está denominado fundamentalmente por la apropiación del valor que el trabajo incorpora a las cosas producidas y por la creación de la mercancía, quedó interrumpido un buen tramo del siglo XX a causa de la disputa entre bloques nacionales por la posesión del mundo y por el establecimiento de sociedades que se dieron el nombre de socialistas, como fueron la URSS, China, Vietnam, Cuba, Corea del Norte, Checoslovaquia, Alemania Federal, etc. Sin embargo, la demolición del bloque socialista euroasiático a fines de las década de los ochenta posibilitó que este proceso de “globalización de la civilización de
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la mercancía” pudiera tocar hasta los más apartados y exóticos confines del planeta, a grado tal que hoy es difícil suponer una economía local aislada de la lógica del mercado y del consumo Al mismo tiempo, los códigos culturales que sostienen a la llamada “cultura del consumo” encontraron en la nueva base científico tecnológica un arsenal estratégico que posibilitó la uniformación del sentido; de tal suerte que cada vez resulta más difícil encontrar una diferencia entre los gustos culinarios entre los chinos y los mexicanos, o entre los rusos y los guatemaltecos. Todo mundo consume, casi más o menos, los mismos artículos que, a su vez, son producidos por las mismas corporaciones en todo el planeta. En forma simultánea, el proceso de “globalización del capitalismo” ha venido acompañado de un nuevo proceso político que es conocido como “neoliberalismo”, el cual está sustentado en las viejas ideas económicas del liberalismo que acompañaron a la burguesía inglesa y francesa en su lucha contra los regímenes aristocráticos, durante las revoluciones del siglo XVII y del siglo XVIII. Este “neoliberalismo”, a grandes rasgos, propone que toda la vida social y productiva viva sometida o gobernada por los llamados “espíritus del mercado”, también conocidas como “leyes de la oferta y la demanda”. La entronización del “neoliberalismo”, al mismo tiempo, demanda la reducción del aparato del Estado y, por consiguiente, el desmantelamiento de todas aquellas esferas que le acompañaban, como servicio educativo, intervención en la economía, otorgamiento de servicios, etc. Puede mencionarse que casi únicamente el aparato de Estado quedará confinado a su única función estratégica: preservar el orden militar del derecho burgués; o sea, la dictadura de la burguesía.
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De este ambiente, como ha quedado tenuemente esbozado en el párrafo anterior, no escapa el sistema educativo o lo que se ha llamado “escuela pública”. Este sistema no sólo está amenazado con desaparecer, para entregársele a los “espíritus del mercado”. En una palabra, que la educación pierda el carácter que la propia burguesía le impuso en los siglos XVIII y XIX, de ser pública, gratuita y laica. Vemos como lenta, pero firmemente, avanzamos hacia este proceso, a través de la reducción de los presupuestos públicos destinados a la educación. Las universidades públicas, por ejemplo, cada vez disponen de menos recursos para atender las demandas educativas de los grupos populares; y su respuesta ha venido por el rumbo del incremento a las cuotas y al establecimiento de nuevas tarifas de recuperación que hoy están fuera de las posibilidades económicas de los más desfavorecidos. Por su parte, en el sistema de educación básica se construyen cada vez menos escuelas y la contratación de nuevos maestros ha venido drásticamente a reducirse, bajo el supuesto de que en poco tiempo ya no habrá niños que atender. Otro tanto tendría que discutirse sobre la calidad del trabajo educativo en las escuelas públicas. Pero en donde la “globalización” clava su colmillo es, sin duda, en el currículum escolar. Todas las personas, cualquiera que sea su posición económica, su credo ideológico y su filiación política, sueñan con tener hijos disciplinados, aplicados en la escuela, capaces, en una palabra, de recitar correctamente y asimilar las conocimientos que les dan en sus escuelas, bajo la esperanza de que así podrán enlistarse en las filas de los más favorecidos del planeta. De esa forma, vemos como la educación o el tránsito de las nuevas generaciones por el sistema educativo, cualquiera que sea su denominación (público o privado) acompaña al proceso de “globalización de la civilización de la mercancía”, quiéranlo o no, estén conscientes o no de ello sus profesores. San Luis Potosí, S.L.P., a 22 de enero del 2003.
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PETRÓLEO, ESCUELA Y ENAJENACIÓN
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se enorme héroe del pueblo que fue Antonio Gramsci, cuya elaboración teórica fue hecha principalmente en prisión, advirtió que el control de la conciencia es un campo de lucha política, como el control de las fuerzas productivas. A diferencia de las viejas escuelas idealistas que miran en la “conciencia” un rasgo divino, Gramsci traza esta nueva línea de comprensión sobre los procesos de elaboración del juicio, a partir de las elaboraciones del marxismo. Marx había advertido en su Ideología alemana cómo el “espíritu” nace ya tarado, con la maldición de estar preñado de materia. En todo caso, si dicho “espíritu” o “conciencia” fuese expresión divina, será un dios idiota. Trataré de explicar estos párrafos iniciales y buscaré asociarlos con la amenaza a que nos enfrentamos de ver expropiado nuestro petróleo, como parte de una conspiración de grandes corporaciones empresariales y sus cómplices. Si el control de la conciencia es un campo de la lucha política, como resultado del aseguramiento de la privatización de la riqueza social, como dice el Gramsci marxista, por eso es que estamos ante una masa mezquina. Frente al afán privatizador del petróleo y la profundización de los muchos problemas que ya tenemos (depauperación de la gran masa humana mexicana, patologías de toda clase, destrucción de familias), muchos están como mensos. Es resultado de una “educación” deplorable, diseñada y ejecutada desde sus primeros años de existencia, como acto perverso para enajenar a esa gran
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masa humana popular e impedirles desarrollar su “conciencia” de lo existente. Como esa burguesía que tiene el poder económico y político no es sonsa y va para más de tres siglos en su ejercicio de dominación global, ha entendido que la “educación” a la masa es una forma de controlar su conciencia. Más que crear condiciones para que el “espíritu” deje su estado de “taradez” y avance cualitativamente hacia mayores niveles de conocimiento de lo existente y de sí mismo, la “educación” a la masa es para amensarla. Aquí un dato empírico: entre las varias cosas que hago para sobrevivir, está la de trabajar como profesor. Ayer la organización de que forma parte dicho establecimiento escolar hizo una concentración frente a Palacio de Gobierno. Fuimos convocados para estar en el sitio, incluso los estudiantes, para limosnear apoyos paternalistas. En el escenario existía un sitio de protesta contra el criminal Felipe Calderón y socios por su afán de privatizar el petróleo. Entonces dije a mis estudiantes que debían expresar su repudio por esta amenaza, cosa que sería bastante simple: estampar su firma en un manifiesto de protesta. Ninguno hizo eco de mi iniciativa; y todavía uno de ellos cuestionó: “¿Y cuánto me voy a ganar por eso?”. Ponga esto en boca de un universitario y así veremos que la “educación” mexicana ha dado un tremendo triunfo a la burguesía en sus afanes enajenadores. En su voz expresó la mismidad del sujeto atrapado en la pulsión de los deseos primarios, la opacidad del pensamiento para penetrar en los más oscuros secretos, el cuerpo propio como único universo existente. Fue incapaz de mirarse asimismo y aceptar que su propia existencia, la comodidad con que transcurren sus días como clasemediero, su formación en un esta-
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blecimiento escolar privado, han venido del ingreso petrolero. Es hijo de un profesor de telesecundarias. Hablo de un intelectual al servicio del Estado que aquí es de los mejor pagados del sistema educativo. Un profesor de telesecundarias puede ganar hasta 3 500 dólares mensuales. Tomó a sorna cuando se le dijo que él y su padre ya han sido beneficiados por el petróleo. Como los cheques de la burocracia no especifican cuánto de su salario procede de ese concepto, creen que nada sacan de ese tesoro. Muchos ciudadanos, incluso aquellos que trabajan en la burocracia, carecen de herramientas intelectuales que les permitan descifrar los signos de la acechanza del proyecto privatizador de esta enorme riqueza mexicana. Son incapaces de ver que todo está entramado en lo social. Y así, aunque uno no fuese burócrata (como los profesores) una educación desalienante nos permitiría conocer que hasta un acto simple tiene múltiples consecuencias. Puede ser que a uno ni un quinto llegue a su cartera por la venta de petróleo. Sin embargo, hasta un productor de gordas de chicharrón puede favorecerse con clientes con dinero en el bolsillo para comprar su mercancía. Una mayor masificación de la miseria, como amenaza esta medida criminal de Felipe Calderón y sus amigos delincuentes Favio Beltrones y Emilio Gamboa, vulnerará nuestros ya frágiles espacios de vida y convivencia. Bastante idiota, por cierto, ese argumento del usurpador, aceptado como silogismo aristotélico por los merolicos de programas de radio y televisión, de que ahora sí seremos dueños del petróleo a través de la compra de bonos.
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Quienes creemos que las siguientes tres medidas (desnacionalización del petróleo, de la energía eléctrica y del agua potable) pulverizarán los últimos espacios de vida civilizada que tenemos, debemos esforzarnos en su defensa. Debemos buscar argumentos en la historia y en la vida cotidiana, que nos permitan hacer despertar a esa “conciencia” de la masa popular, tarada por años de “educación” enajenante, al conocimiento de sí misma y de lo existente. Muchos jóvenes desconocen que en el pasado uno estudiaba licenciatura con apenas 5 dólares de mensualidad, pues quizás sus profesores se conforman con reproducir el “currículum” diseñado perversamente por la burguesía. Tampoco saben que obras que siguen beneficiándolos, como los extensos parques recreativos (aquí disfrutamos del Parque Tangamanga), fueron hechos por el ingreso petrolero, pues somos avaros con nuestras obligaciones fiscales. En el colmo de la ignorancia, esos cuasi profesionales universitarios ni siquiera saben que el gobierno no produce dinero para atender necesidades sociales, como clínicas de salud, electrificación de comunidades, agua potable. Quién sabe de qué fuente misteriosa adivinarán que el gobierno saca dinero para resolver nuestras graves carencias y rezagos. Claro que para esa masa comodina de universitarios, su único universo de posibilidad es sí mismo. Contra el discurso oficial, como el de la bruja Elba Esther Gordillo, impuesta por el Estado burgués como capataz de profesores, en la defensa del petróleo mexicano vemos cómo esa “educación” no despierta “conciencia”. Más bien, es útil para extraviar más al “espíritu”, hacer que se pierda y se distraiga, en vez de buscar
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su “trascendencia”, como diría Hegel. Esa es la estrategia de la burguesía en su vil afán de programar a la conciencia. San Luis Potosí, S.L.P., a 17 de abril de 2008.
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MEXICANOS AL GRITO DE GUERRA
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ienen razón nuestros muchachos cuando reniegan de los honores patrios en los patios escolares. ¿De qué sirve desgañitarse con las estrofas del Himno Nacional, si ven cómo empresarios y políticos entregan la nación al extranjero? Nuestros muchachos se encuentran con el dato de que aquellas son ceremonias sin sentido. Sirven solamente como escenografía para mantener viva una mentira oficial. Son ritos escolares vaciados de contenido. Si fuese cierto que los honores patrios buscan conformar y fortalecer una conciencia y un sentido de identidad como mexicanos, nuestros profesores en las escuelas ya estarían convocando a movilización en defensa de la patria. Deberían estar organizando jornadas de información a padres de familia y escolares para develar esa tremenda mentira contra los intereses nacionales que han maquinado empresas extranjeras a través del usurpador Felipe Calderón. Eso es mucho pedir. Política e informativamente hablando, nuestros profesores son uno de los sectores más atrasados y analfabetos de la sociedad mexicana. Está el dato empírico de su postura frente a la cuestión del petróleo. Frente a esta tremenda traición a la patria que buscan consumar el gobierno fecalista y sus cómplices, en nuestras escuelas no se mueve una sola hoja del árbol. No hay una manta de protesta. En sus periódicos murales sólo vemos babosadas. Eso sí, cada lunes el director de la escuela, en cualquier sitio de la geografía donde esté parado, saca a los grupos al patio; y muy orondo, con el pecho inflado y
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el paso marcial, saca su desteñida bandera del cajón donde la guarda. Como es prefecto de un Estado compuesto por criminales y vendepatrias, ordena entonar el Himno Nacional. Tanto para él como para los ignorantes cobrasueldos que atienden a los escolares, ese canto carece sentido. Admitamos que para esos mediocres “intelectuales” al servicio del Estado burgués, eso del Himno Nacional y otros cánticos marciales son una especie de fósil ideológico. Buena parte del año dedican a su interpretación con fines narcisistas. Un buen profesor o un buen director iniciarían sus clases o los honores patrios con una interpretación de la letra del Himno Nacional. Trabajar sobre el significado de cada frase de nuestro canto, en vez de hacer recitarlo como pericos. “Mexicanos al grito de guerra”. Ni más ni menos eso dice una de las estrofas del glorioso canto que nos hace vibrar cuando lo escuchamos cada que un hijo del verdadero pueblo mexicano (campesino, obrero, marginal) obtiene un triunfo. Si somos verdaderamente mexicanos deberíamos estar hoy al grito de guerra, porque el usurpador gobierno fecalista y sus cómplices (priístas, panistas y traidores perredistas) intentan quitarnos uno de nuestros más valiosos tesoros. Me refiero obviamente al petróleo. Bajo una mentira, en cuya reproducción participan gustosamente los dueños de los medios masivos de información, principalmente electrónicos, intentan encubrir este criminal despojo. Escucho profesores con estudios de posgrado que aseguran que no hay más remedio. Petróleos Mexicanos debe ser operada por capitalistas extranjeros. Según ellos, ya está por acabarse nuestro petróleo. Así que de perdido saquemos algo.
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Nuestros profesores son aplicados en reproducir cuanto escuchan sin razonar. Fueron disciplinados en ese arte en las escuelas normalistas. Dicen exactamente la misma mentira que oyen. Tampoco leen mucho, cuando mucho el ESTO o la TV Novelas. Por eso nuestros muchachos tampoco leen. Me refiero a desarrollar gusto por la buena lectura y hacer ese ejercicio con el cerebro. No solamente a identificar una grafía. De ahí que si sus profesores y directivos se hacen mensos con la cuestión de la defensa de la patria, justo cuando ha llegado el momento de luchar por ella, no podemos esperar que nuestros muchachos tengan gusto por los honores escolares. Dichas ceremonias deberían tener un significado mucho mayor que el de un simple acto ritual, vaciado de contenido. Está claro que esta opinión es bastante idealista. Nuestros profesores no forman en el aprecio por la patria. Y no lo hacen además por ser ellos mismos iletrados, como decía arriba, porque forman gustosamente filas en la columna de burócratas cobrasueldos. Para ellos, eso de la educación pública es otra de las curiosidades del siglo XIX. Viven de ella porque es su modus vivendi. No saben hacer otra cosa para sobrevivir, como no sea pararse frente a un grupo de inocentes niños y jóvenes a quienes atiborran de ideas estúpidas. Si fuesen verdaderos intelectuales al servicio de una sociedad miserable (campesinos, obreros y marginales) y emplearan la educación como arma de la libertad (como dijera nuestro querido Freire) sus escuelas serías hoy trincheras. Utilizarían publicaciones periodísticas o artículos de escritores libres que pueden encontrarse por Internet, con propósitos alfabetizadores. Ellos mismos observarían un proceso de cognición liberadora.
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Se darían cuenta de que han sido víctimas de una patraña. Verían que el petróleo mexicano es un inmenso tesoro que quieren arrebatárnoslo empresas extranjeras como Halliburton, Texaco, Shell, y no un bulto estorboso. Utilizarían esta información para mostrar a nuestros muchachos que casi cuanto escuchan y miran en la televisión y en la radio es parte de una conspiración contra nuestra patria. Verían que el usurpador Calderón ha recibido más de 200 mil millones de pesos tan sólo en 2007, como producto de excedentes por los elevados precios del hidorcarburo en el mercado internacional. ¿Dónde está la quiebra de PEMEX? Dirían a sus estudiantes que el destino de todo ese dinero está oculto en fideicomisos ajenos al escrutinio social. No ha sido empleado para construir escuelas, hospitales, universidades, puertos. Tampoco se ha destinado a proteger la economía de sus familias, cada vez más empobrecidas por una economía especulativa. O que con la mitad de ese dinero sería posible construir tres refinerías y dejar de importar gasolinas. En vez de eso, el gobierno fecalista y sus cómplices se han beneficiado con una administración delincuente de esa descomunal masa de dinero. Recuerden que hablamos de 200 mil millones de pesos. Ante esta traición a la patria del gobierno fecalista, deberíamos recordar esas estrofas de nuestro Himno Nacional y comenzar a organizar la defensa de la patria. Eso sí tendría sentido y no los absurdos y burocráticos honores escolares. San Luis Potosí, S.L.P., a 1 de febrero de 2008.
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COLECTIVOS DE HERMENÉUTAS
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e un estudiante de un curso “Tecnología Educativa” que trabajo de en la UCAP, escuché un testimonio acerca de la tortura a que son sometidos los internos en el Centro de Prevención y Readaptación Social de La Pila. Acepto que ingenuamente creía que con el gobierno de un partido distinto al que gobernó por más de 70 años y de supuesta vocación cristiana, el trato a reclusos en la Penitenciaría sería más humanitario. Estudiábamos cómo los profesionales de la educación, en cualquier nivel o grupo, pueden utilizar videos y fragmentos de la producción emitida por las empresas privadas de televisión, a fin de integrar comunidades hermenéuticas. Veíamos cómo pueden formarse ciudadanos críticos desde la infancia; y, por consiguiente, personas con una acción política más consecuente con un sistema social democrático, mediante la desestructuración de mensajes. Eso de “comunidad hermenéutica” no es sino un círculo de personas que hablan acerca de un tema o asunto y producen una versión de la realidad entre todos, a partir de sus hablas particulares y experiencias. Dicha experiencia dialógica y experiencial comienza con la exposición de cualquier mensaje. Puede corresponder a un medio impreso o electrónico. En nuestro caso fue electrónico. Estudiábamos el uso pedagógico del video. Nuestra epifanía o insight de la tortura como método carcelario en un gobierno de supuesta filiación democristiana, sucedió sin idea preconcebida o sin la intención del profesor de llegar a ese punto de conocimiento.
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Reconstruiré esta experiencia para otros educadores. No necesariamente deben ser profesores; mejor que no lo sean. Dicha función pedagógica nos ha sido despojada por el Estado. Debemos retomarla padres de familia y colectivos. Dividí el grupo en equipos de trabajo. A partir del escrito “Estrategias para el uso de la televisión” (del barcelonés Joan Ferrés), cada equipo debía identificar un fragmento de video emitido por alguna empresa televisora. Debían decidirlo a partir de alguna intención o propósito educativo. Enseguida debían llevarlo al grupo, encuadrarlo en su interés pedagógico, presentarlo y abrir el circuito de la palabra. Un equipo llevó un anuncio de la Comisión Nacional de Derechos Humanos. En éste son presentados niños que corresponderían a diversos fenotipos o grupos étnicos. Evidentemente mentía la del niño indígena. Este niño lucía muy saludable, pulcro y con ropas todavía muy blancas y nuevas. A quienes saben leer y escribir (no esa masa ignorante, falsamente alfabetizada por el gobierno y mansa) surgía claramente aquella mentira. Dicho mensaje buscaba sembrar en la masa televidente la creencia de que en nuestro país existe trato equitativo para todas y todos, independientemente del aspecto físico. Y para garantizarlo existe aquel organismo de la CNDH. Aquí el propagandista utilizaba el más perverso de todos sus recursos: presentar imágenes infantiles para conmover. No existe imagen más enternecedora que el rostro de un niño. Quizás sólo un enfermo diría que no. Sobre la imagen de un niño proyectamos nuestra propia infancia. Por algún motor dentro de la cabeza vemos en tiernos rostros infantiles nuestra historia psíquica, hecha de placeres y castraciones, de sueños y castigos. No es al otro a quien miramos; nos miramos a nosotros mismos. Y como aquel motor dentro de la cabeza
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nos impulsa a instalarnos en el placer y a olvidarnos del dolor, encontramos una especie de cura en esas imágenes. En esos rostros de niños felices, sanos, sonrientes, creemos que el mundo felizmente ha cambiado. Es una instalación perversamente calculada de quienes ejercen el poder, que nos hace creer como cierto un fantasma. Nuestro equipo de estudiantes no llegaba todavía a esa epifanía o insight y reclamaba una intervención del educador que les permitiera desanudar ese truco; y quizás encontrar su cura, dicho en lengua del psicoanálisis. Más todavía, alguien expresó honestamente su angustia, quizás desgarrado por una crisis de identidad. ¿Cómo saber quién tiene la verdad en un mundo atravesado por la lucha, el conflicto y los intereses grupales? Allí es donde intervienen los círculos de hablantes o comunidades hermenéuticas. No es quien tiene la razón o qué personaje del grupo posee el saber. Es una verdad histórica y cada grupo o comunidad tiene su historia. En otra sesión llevé un video del “Canal 6 de Julio” (es el denominado “Contracorriente” y producido en 1991). Allí hay la historia contada por “los de abajo” acerca de los Derechos Humanos en México, hasta ese momento. Creo que a los estudiantes sacudió la historia de cuatro heroicos muchachos de 17 años (sus propias edades) del Frente Democrático Nacional, asesinados por Carlos Salinas de Gortari o por mafias, durante el golpe de 1988. Sufrieron miedos y angustias cuando reconocieron que el sistema que nos mantiene secuestrados, masacra cobarde y salvajemente, como a perros rabiosos, a jóvenes que luchan por una sociedad justa. Vieron cómo la CNDH, presidida hoy por un soldado del Opus Dei (me refiero a José Luis Soberanes), fue
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concebida en el enfermo cerebro de Salinas como parte de una “política de relaciones públicas”. Expertas han sido las corporaciones económico-militares estadounidenses en construir el campo “científico” de las denominadas “public relations”. Utilizan ese conocimiento como arsenal en otro ámbito de guerra. Está muy estudiado cómo las guerras de dominación de las corporaciones estadounidenses (dirigidas para apoderarse de recursos naturales y riquezas de otros pueblos), utilizan medios de destrucción y medios de convencimiento. Para convencer a una acrítica, despolitzada e ignorante opinión pública de la conveniencia de dirigir una invasión militar contra otros pueblos y ocultar sus acciones criminales, dirigen campañas de “public relations”. Cuando “Americas Watch” dio a conocer en 1990 un crudo reporte de la represión y tortura, empleadas como un sistema de control basado en el terror por el gobierno de Salinas, éste respondió con la integración de la CNDH. Desde entonces, dicho organismo funciona como una pieza más del escenario donde nuestros grupos de poder montan su obra de teatro para mentir y convencer a nuestra masa analfabeta y terriblemente compulsiva. Al término de la exposición del video “Contracorriente”, un estudiante comentó: “Tengo un familiar detenido en La Pila. Nos ha contado cómo son sacados de sus celdas a medianoche, colgados de un techo y golpeados”. Y agregó, mientras yo veía en sus ojos algo de coraje: “Nos ha mostrado los golpes en la espalda”. Todos descubrimos que la tortura y el castigo siguen empleándose como método carcelario en el gobierno de un partido cristiano. San Luis Potosí, S.L.P., a 7 de junio de 2007.
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HACIA UNA TEORÍA Y PRÁCTICA DE LA OKUPACIONES
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uando menos cometí un error en mis primeros acercamientos al fenómeno de las “okupaciones”. Pensé que quienes participan en ese movimiento referían a éste con “k” más por extravagancia que por razón política. Es justo reconocer cuando uno está equivocado. Ya en mi primera indagación del tema advertí el equívoco. “Okupación” refiere a un movimiento específico que es designado así para diferenciarse de otras “ocupaciones”. Aquí es necesario decir que “ocupación” (con “c”) es una voz que designa varias cosas. Cuando alguien obtiene su comida de un trabajo determinado, como zapatero, fontanero, mecánico, entonces hablamos de una “ocupación”. También cuando alguien está dentro de un espacio físico determinado, como una vivienda o un cuarto, decimos que está “ocupado”. Igual sucede cuando una construcción es habitada por una persona o grupo. Tiene asimismo significación militar. Después de una confrontación bélica, un ejército victorioso “ocupa” el territorio conquistado y sobre sus ruinas despliega otra ofensiva, ahora económica, ideológica, política, estética. “Okupación” (con “k”) tiene otro sentido. Es un movimiento de inspiración “anarko-punk”, surgido en la década de los 70s en Europa. Su antecedente es el movimiento “squartt” de los 60s en Inglaterra. Surgió de las necesidades del pueblo miserable, que igual sufre en Europa que en América, por su carencia de vivienda digna donde satisfacer sus nece-
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sidades básicas, como descanso, comida, aseo, afecto e identidad. Un cuarto o vivienda no sólo es un espacio donde dormir o protegerse. Es vital en la constitución de lo humano. Allí van vertebrándose afectos, ilusiones, costumbres, prácticas culturales, sentidos de pertenencia, etc. Con esto decimos que disponer de espacio físico es fundamental en la integración de lo humano. Su carencia debe ser denunciada como un hecho de tremenda injusticia y exigida la restitución de ese derecho. Enfatizamos que nos referimos a una vivienda digna y no a esos cuartuchos que el Estado de la burguesía mexicana ha construido desde los 80s cada vez más reducidos y sin zonas para esparcimiento y deporte. Este derecho está inscrito en una lucha milenaria del pueblo por acceder a bienes indispensables para su existencia. En el pasado esa masa empobrecida luchó por un pedazo de tierra de cultivo; ahora por un cuarto para vivir. Otra diferencia entre “ocupación” y “okupación” está dada por el sentido con que personas y cosas establecen una relación. “Ocupar” designa una acción sobre un espacio abandonado para hacerse su propietario. En cambio, “okupar” significa el hecho de estar dentro de un espacio o territorio físico por un tiempo y junto con otro grupo de personas para establecer una comunidad, sin la intención de hacerse su propietario. “Posesión” y “propiedad” ofrecen una diferencia sustancial entre “okupar” y “ocupar”. Cuando una persona o grupo busca “ocupar” un espacio es para adueñárselo; una “okupación” no tiene ese propósito. No debería hacerlo porque va contra el pensamiento del anarquismo del cual deriva ese movimiento “okupa”. En el anarquismo no debería existir la propiedad privada. Ésta es considerada inmoral e ilegal.
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Si alguien “okupa” un espacio físico es con intención de darle función social. Dura un tiempo determinado, según necesidades y evoluciones de la propia comunidad. Quedarse a vivir sería más bien “ocupar” el sitio. Entonces una “okupación” tiene sentido en los fines sociales de la acción. Aquí puede haber controversia. Si una familia miserable “ocupa” un cuarto abandonado estamos ante un uso social del espacio. Allí hay una relación educativa y un sentido socialmente construido de lo existente. Pero una “okupación” tendría además un sentido de contracultura y resignificación de lo dado. Aquí lo dado es la “civilización de la mercancía”. Por consiguiente, una verdadera “okupación” es un espacio físico en donde convive un grupo de personas (quizás incluso habitan). No sólo para satisfacer necesidades de techo. También para crear otro sentido de lo existente. Si en una “okupación” existe una relación educativa y tiene un sentido distinto a la educación impuesta por grupos hegemónicos, entonces allí hay un currículum diseñado a partir de los intereses de los “okupas”. Contenidos temáticos, prácticas educativas, desempeño de enseñantes, organización de la agenda, etc., son radicalmente distintos a los de una institución escolar, oficialmente admitida como tal. Quien enseña no es un profesor designado por el poder para desempeñar esa función. Puede trabajar como profesor en otros espacios. En una “okupación” es simplemente un compañero enseñante. Tampoco recibe sueldo. Esa relación educativa entre educador y educando no está dada por una jerarquía institucional o por designación exógena del poder. Esa relación sucede a partir del trabajo con un área de conocimiento y tiene un carácter dialéctico. En la “okupación” alguien es maestro cuando enseña algo (como tocar guitarra). Es maestro no con una denominación cargada de poder. Es solamente
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un compañero enseñante, que puede convertirse en aprendiz en otro momento. Quizás una de las contradicciones más fuertes que tenga el movimiento sea el de evitar contacto con el Estado. Como es un movimiento de inspiración anarquista, no puede tener negociaciones con ese complejo institucional. Supongamos teóricamente que el Estado sea un espacio contradictorio y no una entidad cerrada, en donde es posible luchar políticamente para obtener beneficios de diverso tipo para las comunidades, sean campesinas o urbanas. Hablo de comunidades y núcleos de la sociedad conformados por miles de personas excluidas por diversos procesos de violencia de clase, muchos de ellos ancestrales. Nomás decir que el Estado es un espacio contradictorio en donde es posible la lucha, crea polémica. En la teoría del Estado existe una línea dura y otra suave, de donde deriva una estrategia de lucha política e incluso militar. En la línea dura de la teoría del Estado tal cosa es un complejo institucional que sólo sirve a intereses de la dictadura del grupo dominante; y en la línea suave es posible arrancar privilegios a esa clase dominante. Estas últimas reflexiones acerca de la naturaleza del Estado y el movimiento de “okupaciones”, abre un horizonte de reflexiones del que derivaría una estrategia de acción en diferentes ámbitos de la política. Incluso aunque sólo fuese de resignificación de lo existente. San Luis Potosí, S.L.P., a 28 de junio de 2007.
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DE OKUPACIONES, COLECTIVOS Y EDUCACIÓN POPULAR
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scribí hace poco unas notas acerca de un tipo inédito de organización de jóvenes en nuestra ciudad. Más exactamente me referí a la experiencia de la denominada ocupación “La matriz de las cenizas”. A través de unas primeras líneas traté de aproximarme al conocimiento de esa forma de agrupamiento de los núcleos más avanzados de nuestra juventud. Quedaron pendientes muchos detalles relevantes de su experiencia. Aquello me pone en condición de retomar el tema de las ocupaciones. Además incorporaré al análisis otra expresión organizativa de la juventud, identificada por sus miembros como parte del “movimiento no alienado”. Esta otra forma de quebrantar la “serialidad” de que hablaba Sartré en los ya lejanos 70s, como parte de la filosofía existencialista, por él fundada, recibe por nombre el de “colectivos”. Construiré unas definiciones, no sin riesgo de equivocarme. Pasa con los antropólogos, que miran con propios ojos una cultura ajena y lo hacen sin estar incorporados a ella. Recordemos a Levy con su “De lo crudo y de lo cocido”. “Ocupación” es un espacio entre el caserío y las pistas de cemento que constituyen la exterioridad de una masa humana sumida en una cotidianidad intrascendente, corrompida, absurda y sumida en relaciones cosificadas. Una casa abandonada, digamos. Ésta es entonces “ocupada” por un grupo de jóvenes, con varias inten-
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ciones. Puede ser solamente el punto urbano en el cual se encuentran con otros iguales y comienzan a romper su “serialidad”. “Serialidad” es una voz que remite a esa “cosificación” en que el capitalismo nos convierte. Sistemáticamente despliega acciones muy diversas para troquelarnos a todos como una pieza igual. Como hace con tornillos. Entre esas acciones figura la proscripción del derecho a construir una identidad sobre el propio cuerpo. Este ejercicio de poder comienza en las escuelas de primera enseñanza. Va de la mano de la imposición del uniforme. A la escuela no van los niños a obtener conocimiento. Es un esfuerzo continuo de imposición de códigos de significación a través de la violencia, encubierto en un discurso democrático y “normalizador”. Esta última expresión de “normal” fue aplicada a las escuelas formadoras de profesores. Aparecieron con el tránsito del feudalismo al capitalismo, más exactamente por el siglo XIX. Empoderada, la “burguesía” impuso su propio concepto de “normal” a su imagen y semejanza. Y creó sus trabajadores intelectuales para “normalizar”. Por eso a los profesores de primera enseñanza les llaman “normalistas”. En la prescripción del corte de cabello, encarna el poder en el profesor. Como ese hay otras castraciones a la determinación individual sobre el propio cuerpo. Rastas, tatuajes, trenzas, rayas, todos son proscritos como delitos. Abundan evidencias de estas acciones de “normalización” sobre tendencias a la diferenciación sobre el cuerpo. Esta semana en Cd. Juárez un dictador en una Secundaria hizo una pira con mochilas rayadas. Dice Schenquerman en una interpretación de Sartré: “Todo ser humano lucha contra un orden que lo aplasta en su cuerpo real, propiciando fenómenos
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de impotencia que se traducen en situaciones que lo gobiernan”. No deja de evocarme esa voz de “ocupación” una situación militar. Ya 500 años antes de nuestra era, los filósofos griegos, como Platón, percibían cómo dentro de una misma ciudad se desarrollaban condiciones de guerra. Es un punto en el escenario de la guerra. Sucede silenciosamente allí una conspiración contra la “serialidad”. Impulsan una dialéctica de la liberación, como toma de conciencia de su propia alienación. Una “ocupación” es una trinchera sobre el mapa de la lucha. Actúa allí un colectivo, especie de comando. Sus integrantes despliegan ofensivas contra el orden capitalista. Su acción está en la esfera de lo simbólico y no de las armas. Sujetos aislados, idénticos, seriales, sustituibles, encuentran en el “colectivo” un espacio –ahora no físico, sino relacional–. Allí se encuentran con otros y se afanan por reconstruirse con una nueva identidad. Cada sujeto aislado en el caserío y las pistas de cemento de las urbes se transforma en sujeto agrupado y organizado en los “colectivos”. Su praxis está orientada por la multiplicidad de intereses de sus integrantes. Nombres de “colectivos” evocan realidades ocultas por el régimen de la burguesía. “Jugo Gástrico”, “Flores Negras”, “Cucaracha”, “Mugre”, desfragmentan la “serialidad” a que estamos condenados hombres y mujeres. Su poesía y música de excremento es un eco venido de las cavernas. Una devolución al estiércol que incesante e impune produce la “civilización” de la mercancía. Un canto de los albañales en que está convertido el planeta entero. Reivindicación de la “cucaracha” como insecto despreciable. Es la dictadura de la burguesía y sus trabajadores intelectuales –como el profesorado “nor-
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malista”– quien produce “cucarachas” humanas por decenas. De gargantas como la del “Cuino” –forma poética del “Cerdo”– surgen voces desgarradoras. Ya no es el belcanto de barítonos y sopranos. Parece ruido de piedras cacarizas en un bote de agua de sulfuro. No es música armoniosa de ángeles y querubines de una religión oficial que cumple su función en la cadena productiva de la “serialidad”. Es una música de cuerdas bucales azotadas y chirridos eléctricos, que muestran espíritus igualmente destripados. En “ocupaciones” y “colectivos” hay una recuperación del sentido más puro de lo educativo. No existen currículums diseñados por tecnócratas del sistema de la burguesía, planes de estudio ejecutados por “normalistas” o papeles oficiales de la “serialidad”. Es lo educativo como espacio “ocupado” –ahora ni en sentido físico ni relacional, sino simbolizante– por sujetos identificados por sus propios intereses en un “colectivo”. Luchan por romper la alienación con el diseño y ejecución horizontal de su agenda. Construyen en “colectivo” sus códigos de significación o de simbolización, que es donde debiese trabajar lo “educativo”. Allí la relación pedagógica adquiere otro sentido. No es el “normalista” que disciplina o sirve a la “serialidad”. Es el compañero enseñante que domina un oficio o un arte y lo ofrece al sujeto del “colectivo” interesado en aprenderlo. Pintores, guitarristas, discjockeys, plaqueros, bailarines, poetas y científicos, dan sus saberes y reciben los de otros. Unos y otros sujetos “no alienados” que buscan romper la “serialidad”, elaboran su palabra en “colectivo”; que es lo mismo decir que dan un sentido diferente a la existencia humana. San Luis Potosí, S.L.P., a 8 de marzo del 2007.
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LOS “OKUPA” Y LOS MISERALES DEL CAPITALISMO
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omenté con un amigo periodista con quien conversaba del relanzamiento de un proyecto editorial que sería bueno dedicar una investigación y espacio a informar sobre la experiencia del “Okupa: La Matriz de las Cenizas”. Me preguntó qué cosa era eso. No me extrañó que desconociera sobre su existencia y denominación. También comenté con él que un personaje político perredista igual me había externado su desconocimiento del asunto. Ambas expresiones de sorpresa acerca del funcionamiento en nuestra ciudad de una “ocupación” y de lo que es un sitio así, me dieron el dato del desconocimiento general acerca de la existencia de esos sitios. Si políticos y periodistas ignoran la existencia de criptas donde hay otra forma de sentir la vida y relacionarse con otros, mayor será el desconocimiento entre ciudadanos comunes, dedicados a vender tortas, jugos de naranja o cacahuates fritos en ajo. En mi esfuerzo explicativo empecé por decodificar el término “okupa”. Dije que es un neologismo. Refiere a una “ocupación” hecha por una familia o un grupo de personas a una finca abandonada por cuestión de litigio judicial. Una “ocupación” consiste precisamente en eso: ocupar o introducirse a un sitio que debería pertenecer a otros, en estrictos términos jurídicos. Una finca puede estar ocupada por un grupo de personas, pero no necesariamente por sus dueños. Cortázar dice en su cuento “La casa tomada” que incluso fantasmas llegan a ocuparlas. No son de su propiedad en el sentido del derecho burgués. Aún sí las personas llegan a tomarlas con risas, miedos y sueños.
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Amisté hace varios años con un hombre. Un pobre padre de familia, con la preocupación clavada en neurósis en la frente, como tantos miserables que ha dejado esta sociedad capitalista mexicana. Vivía de lanzar anatemas y purificar energías con cuarzos y mantras, a falta de un empleo que le diera dinero para mantener hijos y esposa. A fin de encontrarles techo, pues sería lanzado por el dueño de la vivienda que ocupaban, ubicó una abandonada. Ésta era de reciente construcción, sólo que en litigio. Su dueño efectivo era el banco que había prestado dinero a otra persona para comprarla. Como por ese tiempo había sucedido una devaluación de la moneda, el acreditado decidió deshabitarla. Creo que aquel amigo mora desde entonces en esa ocupación. Su caso es uno entre centenares y es útil para explicar lo que son. Una ocupación también sucede cuando muere intestado y sin herederos el dueño de una finca. Desconozco cuál sea la situación jurídica del “Okupa: La matriz de las cenizas”. Andrea, nómada urbana que anda, como se dice, “pata de perro en Converse” por toda la ciudad y es mi informante de la vida en las criptas, tiene una versión. Antes de morir, el dueño permitió a un grupo de personas ocupar el sitio. Lo hizo para que allí hubiese un espacio de cultura y convivencia a los niños y jóvenes, principalmente a los hijos miserables del capitalismo. Debió ser de corazón grande. Abundan casas o terrenos por barrios y fraccionamientos en donde sólo viven el silencio y las yerbas. Quienes acumulan posesiones materiales difícilmente las dan a otros. Prefieren dejarlas comer por el salitre. Aquel fue un hombre distinto. Esta ocupación de “La matriz de las cenizas” está ubicada a un costado del Centro de Difusión Cultural, sobre una acera de la calle de Lanzagorta. Eso es en
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plena Alameda. No podría ser menos paradójica su localización. Decir que el “okupa” está a un costado del Centro de Difusión Cultural es exponer de roce cuál es y a quién beneficia la política cultural del Estado, específicamente del gobierno en nuestra región, que es igualmente decir de la dictadura del capitalismo. Si hay necesidad de una cripta a donde vayan niños y jóvenes miserables a encontrarse y tener otras experiencias, es porque no les importa lo que pasa a esas personas a quienes ocupan (ahora en el tablero del poder) posiciones hegemónicas. Nuestras familias depauperadas por el modo de acumulación capitalista carecen de recursos económicos para inscribir a sus hijos en cursos de formación artística, que ofrece el propio sistema con dinero público. Más directo: el pobre que desea aprender a tocar guitarra debe hacerlo en una banqueta. Si su familia no tiene para comer, menos para sostenerlo en uno de los programas del Instituto Potosino de Bellas Artes, supuestamente de beneficio social. Aquí estamos ante la evidencia de cómo también la asignación y administración de recursos públicos obedece a la lógica de clase. Con el presupuesto deberían atenderse primero las necesidades educativas de los depauperados. Pero no es así. Quienes disfrutan y benefician con el acceso a los programas culturales del Estado de la burguesía son los propios miembros de las familias con mejores ingresos. He aquí la muestra de cómo es la masa miserable quien subsidia el sistema de privilegios. En “La matriz de las cenizas” acuden niños y jóvenes que desean aprender un oficio: torcer alambres y obtener adornos, entintar camisetas con imágenes extraordinarias, sacar en la lira una pieza de reggae, mezclar discos para un rave.
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Nada de esto ofrecen gratuitamente los centros educativos o culturales del gobierno de la burguesía, a pesar de que existen por contribución tributaria de los ciudadanos. Cuando más, un niño aprende en mandolina una aburrida pieza de Estudiantina. Decimos de un niño escolarizado. Sólo que hay centenares de niños y jóvenes miserables a quienes la dictadura de la burguesía ha dejado hasta sin oportunidad de escuela. Allí también en el “okupa” pueden sentarse a mirar una película que difícilmente encontrarán en escuelas, cines y hogares. Oí que pusieron un fin de semana “Naranja Mecánica” de Kubrick. Nuestras masas siguen aguantando las pesadas películas de Cantinflas que pasan por Canal 2. Esta es una ráfaga fresca que nos hace recordar aquellos ideales de llevar el arte a las masas y educarlas a través del arte. Sin embargo, el régimen de la burguesía no descansa. Mantiene su dictadura, porque está especializada en vigilar, controlar, castigar cada acción civil, por insignificante que sea. Mantiene su panóptico en cada esquina y hoy hasta en las computadoras. Intimida, acosa y reprime todo aquel acto que identifica como una posibilidad de alteración o insubordinación en el sistema. De ahí que “La matriz de las cenizas” ha comenzado a ser visto con cuidado y sometido a vigilancia. Varias veces han penetrado agentes policíacos al “okupa”, bajo pretexto de recibir llamadas anónimas que reportan hechos extraños en el sitio. Claro que es extraño que niños y jóvenes puedan reunirse a hacer cosas buenas sin hacer negocio. Es como el león: la burguesía ve a todos a su misma condición. Como la burguesía es delincuente, mira a todos por igual. Sólo desea controlar toda relación de criminalidad.
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Cuando supe por primera vez de la existencia de “La matriz de las cenizas”, lo primero que me entusiasmó fue su propio nombre. Toda una hechura poética. Deseamos con sinceridad que de esas cenizas del género humano surjan muchos artistas. Ya con tener gente de corazón grande, será suficiente. San Luis Potosí, S.L.P. a 8 de febrero de 2007.
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HABITANTES DE LA DEMÓSFERA
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stedes podrían creer que este título corresponde a una novela o película de ciencia ficción. Si esa referencia la hubiésemos encontrado hace todavía unos veinte años, no tendríamos ninguna duda de pensarlo así. Sucede que los últimos avances en ciencia y tecnología han revolucionado todas nuestras formas de interacción simbólica y de relación con los demás. Potencian los medios y estrategias para modificar nuestro sentido de realidad. De suerte que el habitante del planeta hoy también lo es de la “demósfera”. O por lo menos aquellas personas que tienen acceso cotidiano y frecuente a artefactos y códigos tecnológicos de última generación. Nos referimos a computadoras personales, servidores web, telefonía móvil, puertos para intercambio de protocolos inalámbricos, receptores de imágenes y sonidos digitales, software para diseño electrónico, etc. Cualquier habitante del planeta que utilice alguno de esos aparatos o lenguajes de comunicación es considerado como ciudadano, al mismo tiempo, de la “demósfera”. Sus formas de existencia van más allá de lo tridimensonal. Por “demósfera” entendemos un espacio de la realidad, creado por la revolución del conocimiento en áreas como informática, electrónica, telemática y otras. Allí ocurren nuevas formas de interacción simbólica y de sentido. De esta nueva atmósfera o hábitat quedan marginados aquellos miembros de la especie que, por causas diversas, carecen del conocimiento o de los medios para incorporar dichas herramientas a su existencia. Ellos pueden estar junto a nosotros, ser parte de nuestras familias o compañeros de trabajo. Si no em-
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plean alguna de esas neotecnologías y neolenguajes corresponden ya a otro tipo de civilización. Pese a compartir nuestro espacio-tiempo, no existe forma de comunicación o intercambio con ellos. Así pasa con culturas ágrafas o con quienes carecen del código de la lectoescritura o de otras estructuras sígnicas. Es imposible hablar de metalenguajes con quien carece de elementos semióticos para su decodificación o lectura. Cualquier obra (cinematográfica, pictórica, literaria) debe analizarse más allá de su primer plano o de su objeto. Igual autismo sucede entre quienes habitan la “demósfera” y quienes continúan en el anterior nivel de las construcciones simbólicas y del sentido: pizarrón, papel impreso, televisión abierta, ondas de radio en am o fm. Una persona con computadora personal y conexión web de banda ancha puede acceder hoy a estaciones de radio multimedia de cualquier punto del globo, siempre que transmita en neolenguaje wav, mp3, wma, asf, avi, etc. Igual, en la “demósfera” puede crearse y producirse en estación propia, sin tener permiso o concesión del Estado para hacerlo, como sucedía con las anteriores tecnologías que transmitían en frecuencia de onda am o fm. Aquí surgen otras neolimitaciones: conocer neolenguajes (arriba mencionamos algunos), contar con recursos económicos para acceder a las neotecnologías, posicionarse en los motores de navegación de la “demósfera”. Para no decirlo tan abstracto, porque quienes habitan todavía en el nivel de la tridimensionalidad seguro no entenderán, pongamos un ejemplo. Cualquiera puede tener su propia empresa informativa con audio y video.
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Para eso no necesita solicitar permiso al Estado, como sucede todavía con las viejas plataformas tecnológicas. Pero sí debe interiorizarse o ser experto en el uso de las neotecnologías, tanto en hardware como en software. Debe disponer además de recursos económicos para comprar máquinas poderosas en la emisión de neoseñales o resolución de neolenguajes (diferentes en potencia y programa operativo a las famosas peces del magnate Bill Gates). Con una pece puede navegarse por la “demósfera”. Sólo es posible hacerlo con velocidad con una conexión de banda ancha por la pesadez de los archivos de audio, imagen y video. Pero una pece es artefacto limitado para crear sitios. Además de tener dinero y conocimientos para ingresar a ese nuevo espacio de las simbolizaciones y del sentido, enteramente creado por el neohombre, debe buscar posicionarse en los motores de navegación. Esto significa desplegar una estrategia que permita conocer a los habitantes de la “demósfera” sobre la existencia del sitio desde donde emitimos nuestras señales de audio, video, imagen e información. De lo contrario, sería como gritar en el desierto. No habría quien nos identificara entre millares de señales que ya están emitiéndose en todo ese neohábitat, desde diferentes puntos del planeta y con una increíble diversidad. Seguro un horizonte de estas características debe haber sido advertido ya por los grupos hegemónicos, que todo intentan someter a su control y beneficio, menos sus propias actuaciones criminales. Decir que cualquiera (con conocimientos de las neotecnologías y neolenguajes, dinero y tiempo) puede constituir su propia empresa informativa en la “demósfera”, equivale a pensar en el desmantelamiento del Estado.
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Sólo será posible pensar teóricamente en la desaparición del Estado cuando dejen de existir relaciones de poder-subordinación. O dicho más claramente: cuando deje de existir la propiedad privada. Mientras cuanto es indispensable para producir bienes de consumo pertenezca a grupos particulares y reducidos de la sociedad en el espacio terrestre, no es posible pensar en la extinción del Estado. Aprovechando este fragmento de la escritura, diremos de paso que dicho “Estado” no es ni un aparato cosificado ni un órgano concreto, como antes pensaban los teorizadores. Forman parte de ese “Estado” principalmente aquellos elementos de la denominada “sociedad civil” que están empoderados o ejercen hegemonía sobre los demás. A propósito diré que, mientras escribía, llegó a mi cibercuenta un ecorreo, sobre la neoversión de “Windows”, denominada “Vista”. Me dicen que no debe instalarse, porque hará imposible la reproducción de audio y video. Significa que Bill Gates y su “Microsoft” hacen hoy las veces del antiguo “Estado”. Utilizan ciberpolicía y cibercentinelas, infiltrados en las entrañas de nuestras máquinas, para vigilar cada paso de los habitantes de la “demósfera”. No sólo podemos emprender nuestros propios esfuerzos comunicativos o informativos en la “demósfera”. También pueden organizarse neocomunidades de neointereses: educativos, lúdicos, románticos, etc. Ignoro si alguien haya utilizado ese término de “demósfera” con la intención de referirse a estas nuevas formas de simbolización y relación humana. Me ha parecido interesante para referir lo que sucede allí. Y para referir la intensa revolución que está gestándose. Por lo menos en cuanto a producción de las simbolizaciones y del sentido. San Luis Potosí, S.L.P., a 15 de febrero de 2007.
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HACIA UNA DEMOCRATIZACIÓN DEL ACCESO A LA CULTURA1
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ntre los asuntos que van sin rumbo en San Luis Potosí está el relacionado con la cuestión cultural. En la oscuridad de los tiempos se pierde el registro que permita conocer a quién dicha cosa le ha importado en la región. Gobernadores de diversas ideologías, extracciones sociales y slogans han transitado sin que alguno haya definido una política cultural del Estado, más allá de la simple reproducción de espectáculos o del montaje de obras. En su limitada y estéril imaginación dicha cosa ha consistido en emprender ciertas acciones que reducen a las masas humanas a simple espectadores de la creación de seres individuales privilegiados. Quienes han gobernado en los últimos treinta años, jamás han hospedado la idea en sus oscuros cerebros acerca de la necesidad de ofrecer condiciones pedagógicas para que las masas humanas también sean creadoras de arte. Con su precario concepto de que las masas humanas únicamente deben ser consumidoras de hechuras estéticas, se han concentrado en darles a éstas una pobre oferta educativa y algunos espectáculos de cuestionable calidad. Así, la infancia y juventud proletaria y popular solamente son puestas en contacto con ciertas elaboraciones culturales a través de una mediocre escolaridad, condenándoseles a ser espectadoras más no creadoras. 1 Ponencia presentada en los Foros de Análisis sobre el Marco Jurídico de la Cultura en México, convocados por la Secretaría de Cultura del Gobierno de San Luis Potosí, por la LIX Legislatura del Estado de San Luis Potosí y por la LXI Legislatura de la Cámara Federal de Diputados, y celebrados en la Coordinación de Ciencias Sociales y Humanidades de la UASLP el día 9 de julio de 2010.
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Nos encontramos ante una acción perversa, porque con ella se ve limitado el desarrollo intelectual e incluso las opciones profesionales de miles de personas, desde sus primeros años de existencia. De igual forma, la principal contradicción de la base del sistema capitalista de producción se reproduce en su nivel superestructural, como ya lo descubrieran los científicos marxistas desde el siglo XIX. Esa contradicción es la división del trabajo manual y del intelectual. Con ello, la niñez y la juventud proletaria y popular son condenadas a vivir solamente de su fuerza de trabajo, alejándoseles de la elaboración estética. Dichas creaciones quedan bajo posesión de los grupos dominantes. Por eso, dicha niñez y juventud marginadas expresan sus ideas a través de hechuras asimismo marginales o prohibidas por el sistema. Son los casos de hechuras como el graffiti, el heavy metal, el anarcopunk o el reggae, etc., cuya parafernalia histeriza a los celadores del poder desplegados como vigías de su panóptico a lo largo y ancho del croquis social. Durante toda la historia de la sociedad de clases han existido actos de poder para evitar el acceso de los grupos humanos subordinados a su desarrollo cognitivo, físico y militar. Por ejemplo, tras la derrota militar de los aztecas en 1521, los españoles proscribieron el cultivo del amaranto, porque esa semilla daba proteína de calidad a los soldados indígenas. Muchos desobedientes fueron mutilados. En cuanto a la escritura es bien sabido cómo ésta surgió como un código de difícil lectura o trazo para ocultar información y conocimientos a los esclavos y a los desposeídos. Su enseñanza fue reservada a los círculos dominantes. Esta situación no ha mejorado mucho en la actualidad. Quienes dominan saben que una forma de
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sostener sus privilegios es hundir en la ignorancia, la superstición y la degeneración a las masas miserables. Con respecto a la instrucción militar de la juventud mexicana hay que recordar que surgió inspirada por las ideas espartanas del buen ciudadano, dedicado al cultivo de su tierra y a la defensa de la misma. Tras los alzamientos guerrilleros de las décadas de los 60s y 70s, el Estado como buen vigilante del interés del latifundista, del banquero, del industrial y del comerciante limitó a cosa ridícula esa instrucción. Más recientemente, en el régimen del panista Marcelo de los Santos llegó a caerse en el extremo de organizar espectáculos para la élite, pagados con el propio dinero del pueblo, como fue el caso del Festival de San Luis. Con grandes sumas de dinero que deberían emplearse para crear centros de formación artística en colonias populares, comunidades rurales y municipios, fueron pagados artistas de renombre, como Francisco Céspedes. Ese gobernador de patológica inclinación autócrata impuso precios prohibitivos al espectáculo, con lo cual quedaron condenadas a no asistir esas mismas masas miserables, e hizo distribuir los boletos entre sus amigos. Quizás ingenuamente uno creería que, a veces, hay fracturas o intersticios que posibilitan la ejecución de acciones políticas por las cuales pueden mejorar las condiciones de existencia material e intelectual de las clases populares. Eso se pensaría porque el discurso legitimador de la democracia política dice que una facción adquiere compromisos con todas las y los ciudadanos al promover su ascenso al aparato administrativo, como sucede en las campañas. Sin embargo, esas facciones desprecian o ven con peligro la formación física, cognitiva y estética de la
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niñez y de la juventud popular. Es el caso del actual gobierno potosino. Encabezado por Fernando Toranzo, este régimen prosigue con el mismo estilo de anteriores administraciones: ejecutar una política cultural que condena a esas masas humanas a espectadores o consumidores de las obras de otros. No hay un concepto novedoso (ya no digamos revolucionario o transformador) para la formación artística de la niñez y de la juventud popular. Esa masa sigue marginada de tales manifestaciones humanas. Por eso vemos a los viejos y a los nuevos centros de cultura o formadores de artistas casi vacíos. A ellos sólo acuden algunos privilegiados, ya porque sus padres pueden pagar las costosas mensualidades o porque gozan de becas. Asimismo, han quedado intocadas a las mafiecitas de hacedores de obras de distintas disciplinas, como la literatura, la música, la danza y la plástica. Sus jefecitos deciden cómo y de qué forma organizarse las acciones culturales. Durante su campaña electoral, Toranzo se reunió con un grupo de creadores y críticos. Le demandaron una verdadera política cultural, capaz de desarrollar artistas entre la niñez y la juventud popular. Su sorpresa fue enorme cuando el entonces candidato y ahora gobernador se tropezó con las palabras, pues carecía incluso de un esquema de referencia para hablar acerca de lo que es la creación estética y su relevancia. Justo es decir que sus interlocutores salieron de la reunión jalándose de los pelos. En esos días el propagandista se encargó de inventar una excusa: “el candidato no está obligado a saber de todo”. Hoy su ignorancia condena a la niñez y a la juventud popular a tener una existencia limitada. Su única relación con las hechuras civilizatorias son los
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mediocres encuentros con el conocimiento dentro de las escuelas públicas. Podrían ensayarse algunas acciones para mejorar las condiciones de la niñez y de la juventud popular, sin esperar que con ello desaparezca la contradicción fundamental entre el trabajo manual y el trabajo intelectual. Enseguida algunas propuestas: a) Lograr un incremento importante del presupuesto destinado por el gobierno del Estado a los programas de formación artística, siempre y cuando sea aplicado directamente a la iniciación de niños y de jóvenes en una disciplina artística o en su profesionalización. b) Prohibir por decreto el incremento de la burocracia (como funcionarios, secretarias, auxiliares, choferes, veladores), así como del gasto corriente en las instituciones dedicadas a la difusión de la cultura, a fin de que el presupuesto sea aplicado directamente a la formación artística de la niñez y de la juventud popular, así como a la adquisición de instrumentos, tecnología, equipo y materiales utilizados tanto en la enseñanza como en el montaje en escena y exposición de los trabajos preparados. c) Democratización de los establecimientos destinados a la formación artística ya existentes, como el Instituto Potosino de Bellas Artes, la Escuela de Iniciación Musical Julián Carrillo, la Orquesta del Municipio de San Luis, entre otros, así como una auditoría popular permanente de los mismos, pues son manejados a contentillo de sus directivas e impiden el acceso de toda la niñez y juventud interesada en hacerlo. d) Depuración de las estructuras burocráticas de todos los establecimientos públicos destinados a la formación artística, a fin de que sólo queden como empleados aquellas personas que justifiquen su permanencia por su formación curricular o por su trayectoria artística, lo cual se realizaría a través de
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una auditoría administrativa realizada por un órgano mixto de la sociedad civil y de los legisladores. e) Establecimiento de objetivos auditables a cada una de las dependencias relacionadas con la difusión de la cultura y de la formación artística, a fin de obligar a sus funcionarios a rendir cuentas al pueblo sobre sus acciones. f) Articulación del programa de formación artística de esos mismos espacios con el sistema de educación público, a fin de que las escuelas sirvan como extensión de los programas de formación artística que otorgan o para la ampliación de los mismos a partir de las necesidades. g) Abrir todas las escuelas públicas en horarios matutinos, vespertinos y nocturnos, así como en vacaciones escolares, para que dentro de ellas funcionen Centros Populares de Formación Artística en forma totalmente gratuita para las personas que deseen iniciarse en alguna disciplina artística o continuar sus estudios dentro de aquellas que ya hayan adquirido. h) Formar colectivos de educación artística en distintas disciplinas (música, pintura, escultura, literatura, teatro, danza, videocine, fotografía, crítica periodística, etc.) en todas y cada una de las escuelas públicas del Estado de San Luis Potosí con el apoyo presupuestal del Gobierno del Estado y con acceso gratuito para la infancia y la juventud que forme parte de dichos centros escolares. i) Fomento a través de apoyos económicos o becas a la creación libre y autónoma de los colectivos de jóvenes en distintas disciplinas artísticas (literatura, fanzines, fotografía, videocine, danza, música, plástica, etc.). j) Descentralización de los espacios de formación artística, a través de la creación de casas de cultura en todas las colonias populares, comunidades y pueblos campesinos, así como municipios del interior, en
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donde niños y jóvenes tengan acceso a una formación artística gratuita. k) La gratuidad o cuando menos el abaratamiento de los cursos que son ofrecidos en los espacios públicos ya existentes, como Instituto Potosino de Bellas Artes, Centro de las Artes, Cante, Casas de Barrio de San Miguelito, San Sebastián, Tlaxcala, etc., pues sus costos hacen prohibitivos dichos programas a la niñez y juventud popular. l) Acceso gratuito a todos los museos o el cobro de cuotas muy reducidas los hagan accesibles a las familias trabajadores (por ejemplo, un cobro de 5 pesos para los padres y gratis a la infancia y adultos mayores). m) Apertura a las nuevas expresiones de la juventud obrera y popular (graffiti, danza callejera, rock, fanzines, etc) de todos los espacios destinados a la difusión de la cultura y a la formación artística, sin imposición de criterios elitistas o relacionados al poder político y/o económico. n) Cursos de formación en derechos humanos e interculturalidad a las y a los policías de todas las corporaciones, a fin de evitar que criminalicen o repriman a la niñez y a la juventud popular por su pertenencia a una expresión estética o por el uso de su cuerpo y de su vestido. o) Separación inmediata de las fuerzas policíacas de todo aquel elemento que injurie, persiga, reprima, acose o detenga a la niñez y a la juventud por su aspecto o por ser portadora ésta de adornos y preferencias estéticas que ocasionen enojo o sospecha de la policía. Con estas medidas quizás no se resolverá la contradicción entre trabajo manual e intelectual, propia de esta civilización. Sin embargo, quizás sirva para ampliar los horizontes cognitivos y la conciencia de nuestra niñez y juventud. San Luis Potosí, S.L.P., a 30 de junio de 2010.
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La Pedagogía del Capitalismo / Breves ejercicios arqueológicos para la comprensión social del presente / Tomo II terminó de imprimirse en la Ciudad de San Luis Potosí, Mex., en el mes de Mayo del año 2016. El tiraje fue de 500 ejemplares más sobrantes para reposición. Diseño y maquetación: Editorial Tintafuerte Impresión: Foro San Luis A.P.E. Artes Gráficas Publicidad República de Panamá No. 263 Col. Satélite San Luis Potosí, S.L.P. Tel. (444) 820-06-13
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