Masculinidades subalternas o subordinadas Estas masculinidades son encarnadas por individuos sujetos al poder de las masculinidades hegemónicas. En la mayoría de los casos, estos varones no cumplen con los estándares o prototipos construidos por las masculinidades dominantes –señalados anteriormente–, lo que genera la reproducción de la violencia patriarcal y machista hacia otros hombres, considerados menos hombres.
Esta circunstancia permite reflexionar que: El hecho de ser hombre, no te hace un sujeto de poder y con poder, por lo tanto, el sistema patriarcal involucra a los modelos hegemónicos de masculinidad. Sumado a lo anterior, existen otras variables que condicionan a las masculinidades patriarcales y, de manera consciente o inconsciente, refuerzan el elemento de la violencia. Se trata de: Homosociabilidad: Amistades apasionadas entre varones, no necesariamente en una relación sexo afectiva. Este concepto se vincula con la camaradería, el apoyo entre varones e incluso las muestras de cariño y afecto siempre y cuando se realicen en espacios y situaciones “adecuados” que no pongan en duda “la masculinidad” u “hombría” ¿Tienes algún ejemplo, puedes reflexionarlo cuando realices tu tarea? Heterosexualidad: Lo hemos mencionado anteriormente y lo retomamos porque gran parte de los crímenes de odio –hacia varones perteneciente a las poblaciones GBTIQ– es a causa de esta variable, al ser juzgados desde la hegemonía en ese deber ser hombre, muy hombre. En este sentido y dentro del sistema patriarcal, lo contrario es desviación, enfermedad y desde una tónica religiosa, pecado.
Virilidad: Dentro de la violencia simbólica, machista y patriarcal un hombre de verdad o un verdadero hombre tienen y deben demostrar que es viril. En la antigüedad se visibilizaba con énfasis en torno a una familia numerosa, en la descendencia. Actualmente, hay mayor interés en demostrar la virilidad entre varones a través de la violencia sexual, sexista y misógina, por ejemplo, al tener múltiples parejas sexuales, en donde la mayoría de las veces no existe un acuerdo entre las personas involucradas, generándose violencia psicológica, codependencia, así como violencia física. Esta variable tiene siglos de historia, en diferentes momentos encontramos situaciones relacionadas, en donde se romantiza la violencia sexista al considerar a las mujeres como propiedad, objetos de satisfacción masculina y que cumplan con los denominados deberes de esposas aunque realmente se trate de violaciones al interior de la esfera privada e incluso, íntima. Así lo ejemplifica la frase:
Pancho Villa y sus dos viejas a la orilla.
Si bien el objetivo no es juzgar a las masculinidades históricas desde una postura actual, sí es importante reflexionar que ello, esos esquemas son parte de nuestros antecedentes y que con el objetivo de configurar sociedades más empáticas e igualitarias se requiere trabajar en estrategias tanto personales –ámbito privado e íntimo– como colectivas –ámbito público o profesional–.
Reproducción de estándares masculinos Tanto las masculinidades hegemónicas o dominantes como las masculinidades subalternas o subordinadas no son permanentes o estáticas, éstas cambian de posición y/o jerarquía dependiendo del contexto. Por ejemplo, algunas masculinidades subordinadas se pueden convertir en hegemónicas o dominantes en el espacio privado, al interior del hogar o del espacio que se cohabita, reproduciendo la dominación a través de la violencia en sus diferentes manifestaciones y etapas de vida.
Imágenes: Hombres Diversos, S. C. http://hombresdiversos.org/
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