¿Quién era el Dios del Antiguo Testamento? Enero-Febrero de 2009 Roderick C. Meredith (1930-2017)
¿De dónde provino? ¿Por qué su vida es tan valiosa como para constituir la paga por todas nuestras vidas, miles de millones de vidas juntas? Es muy importante entender la verdad acerca de este tema ¡Y verdaderamente es muy inspiradora!
LOS ORÍGENES DE JESUCRISTO
El apóstol Juan deja muy claro que Aquel que se convirtió en Jesucristo existió desde la eternidad: “En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios Este era en el principio con Dios 00000
¿Le dio Dios el Padre instrucciones obsoletas al antiguo Israel, las cuales Jesucristo tuvo que venir a cambiar? ¿O fueron los antiguos israelitas guiados por el mismo ser que más adelante nació como Jesucristo? ¡La respuesta podría sorprenderlo! Muchos cristianos tratan de diferenciar al Dios del Antiguo Testamento de la persona de Jesucristo Sin embargo, su Biblia muestra que Jesucristo, quién preexistía con Dios desde la eternidad, ¡fue el que habló con Abraham y Moisés y dio los Diez Mandamientos! La mayoría de los eruditos y comentaristas religiosos conocen claramente las escrituras que vamos a discutir en este artículo. Son conscientes de lo que una serie de pasajes bíblicos dejan muy claro. ¡Pero la mayoría de ellos evitan estas escrituras como si fueran una plaga! O por el contrario, lo que hacen es una pequeña “danza” verbal en torno a ellas, refiriéndose a ellas con sus comentarios técnicos, para después deslizarse a temas más “seguros” sin explicarlos completamente de una manera u otra. ¿Por qué? ¿Por qué los líderes del cristianismo tradicional deberían estar asustados con el hecho de que Aquél que se convirtió en Jesucristo preexistió con Dios el Padre desde la eternidad? ¿De que Él era el Dios del Antiguo Testamento, el Dios que habló con Abraham y Moisés, el Dios de David, aquel quien de hecho les transmitió los Diez Mandamientos? ¿Por qué temer a estas claras enseñanzas bíblicas? Explicaremos los oscuros orígenes de ese temor más adelante. Pero primero, necesitamos entender el verdadero origen de Jesucristo, aquel que murió por nuestros pecados. ¿Quién fue Jesucristo realmente?
Esto también lo vemos en Génesis 18. Aquí el Logos se le apareció a Abraham. No se aparecía en su plena gloria cuando trataba con Abraham, Moisés y otros, sino más bien en una forma humana; no obstante, a “diferencia” que le permitió a Abraham reconocer que estaba hablando con el 7) Después de que el Eterno le explicara a Abraham sus intenciones de destruir a bido a sus perversiones, Abraham preguntó: “El Juez de toda la tierra, ¿no ha de v. 25).
Analicemos que el versículo 8 anterior, se refiere a Cristo como “oh Dios”. Es descrito como aquel que “hizo el universo” (v. 2) y de quien dice “fundaste la tierra” (v. 10). ¡No hay absolutamente ninguna indicación de que alguno de estos versículos escritos por Pablo o Juan fuera “poético” o metafórico!
En varias escrituras el apóstol Pablo por inspiración divina resalta el mismo punto. En Colosenses 1:15 16, Pablo habla acerca de Jesucristo: “Él es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda creación. Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él” Y el libro de Hebreos nos dice que Dios: “en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo” (Hebreos 1:2). Y de nuevo: “Mas del Hijo dice: Tu trono, oh Dios, por el siglo del siglo; Cetro de equidad es el cetro de tu reino” (v 8) Y finalmente: “Tú, oh Señor, en el principio fundaste la tierra, Y los cielos son obra de tus manos” (v 10)
Analicemos lo que Dios dijo, “Hagamos al hombre a nuestra imagen”. Así que el Padre y el Logos o “Verbo”, quién más adelante nació como Jesús de Nazaret, estaban incluidos aquí. Aquel que se convirtió en Jesucristo, actuando en nombre del que nosotros llamamos Dios el “Padre”, se hizo cargo de la humanidad.
Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho” (Juan 1:1 3). Aquí Juan señala que el Verbo, el Logos o vocero, ha estado con Dios desde el principio Fue el agente creador actuando en nombre de Dios el Padre al crear todas las cosas que existen. Más adelante dice: “En el mundo estaba, y el mundo por él fue hecho; pero el mundo no le conoció. A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron. Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios” (vs 10 12)
¡Simplemente afirma el hecho de que el Ser que se convirtió en Jesucristo, estuvo “desde el principio” con el Padre, que Él era el “Verbo” o el vocero del Padre y que todas las cosas fueron creadas directamente por medio de Él, Jesucristo! ¿Cómo sucedió todo esto?
Si vamos a Génesis 1:1, leemos: “En el principio creó Dios los cielos y la tierra” Todos los académicos saben que la palabra hebrea que se traduce aquí como Dios es “Elohim” , un sustantivo plural, como iglesia o familia, que significa una familia con varios miembros. Y ahora veamos en Génesis 1:26: “Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra”
Jesús desafió a los líderes religiosos en Mateo 22:42 45: “diciendo: ¿Qué pensáis del Cristo? ¿De quién es hijo? Le dijeron: De David Él les dijo: ¿Pues cómo David en el Espíritu le llama Señor, diciendo: Dijo el Señor a mi Señor: Siéntate a mi derecha, Hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies? Pues si David le llama Señor, ¿cómo es su hijo?”. Los fariseos no pudieron responderle. Porque sabían que el rey David ciertamente no tenía un “señor” humano. Esta escritura tenía que estar describiendo dos seres de la familia de Dios, uno mayor que el otro. Y, como debería ser obvio para nosotros, el “señor” inmediato de David, el que más adelante se convirtió en Jesús de Nazaret, se le dijo que se sentara a la diestra del Padre hasta que llegara el momento de que se convirtiera en Rey de Reyes.
¡Aquí Abraham ciertamente estaba hablando con Aquel que se convirtió en Jesucristo! Más adelante el mismo Jesucristo reveló: “Porque el Padre a nadie juzga, sino que todo el juicio dio al Hijo” (Juan 5:22) Definitivamente, Abraham no estaba hablando con Dios el Padre. Porque la palabra inspirada también nos dice: “A Dios nadie le vio jamás” (Juan 1:18). Jesús mismo dijo: “Abraham vuestro padre se gozó de que había de ver mi día; y lo vio, y se gozó Entonces le dijeron los judíos: Aún no tienes cincuenta años, ¿y has visto a Abraham? Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: Antes que Abraham fuese, yo soy” (Juan 8:56 58). Los judíos reconocían que la expresión “Yo Soy” se refería al Dios de Israel. Pensaron que Jesús estaba mintiendo y blasfemando. Así que “tomaron entonces piedras para arrojárselas” (versículo 59). ¡Estos judíos estaban cegados al hecho de que Jesús había sido el mismo Ser que había sido el Dios de Abraham, de Isaac y de Israel! ¡Estaban justo allí en ese momento hablando con Aquel que era su Dios! Y no lo aceptaban.
CRISTO ERA EL “DIOS DE ISRAEL”
Hasta el momento, como hemos visto, Jesús dijo: “nadie” ha visto a “Dios”, por supuesto refiriéndose a aquel que nosotros llamamos el Padre. Sin embargo, justo después de haberle d Israel los Diez Mandamientos y algunos de los estatutos, ¡vemos que “el Dios de algunos de los líderes de Israel! “Y subieron Moisés y Aarón, Nadab y Abiú, y se 000
Aun así, los judíos sabían que el Mesías venidero sería literalmente un “hijo de David”. ¿Cómo es posible que éste también fuera el "Señor" de David y que, sin embargo, tuviera un Señor aún "más grande" que le dijera lo que tenía que hacer?
En 1 Corintios 10:1 4 leemos que el antiguo Israel fue bautizado en Moisés “y todos comieron el mismo alimento espiritual, y todos bebieron la misma bebida espiritual; porque bebían de la roca espiritual que los seguía, y la roca era Cristo”. De nuevo, es claro que, como lo reconocen muchos comentarios, el mismo ser espiritual que trató con el antiguo pueblo de Israel fue aquel que se convirtió en Cristo.
¿Puede ser más claro?
La mayoría de los ministros de hoy en día entienden que Dios, por medio de Cristo, ordenó específicamente a su pueblo que guardara el séptimo día, y no cualquier otro día. Ellos saben que Jesús guardó el sábado durante toda su vida terrenal, ¡el mismo día que los otros judíos estaban guardando! Y seguramente también se dan cuenta de que los verdaderos apóstoles guardaron el sábado y no otro día
Fue el Ser que se convirtió en Jesucristo quien literalmente caminó y habló directamente con Adán y Eva en el Jardín del Edén. El que trató directamente con Abraham, Isaac y Jacob. Él fue el que habló “cara a cara” con Moisés (Números 12:8). ¡Fue quien pronunció los Diez Mandamientos desde la cumbre del Monte Sinaí!
otros respetados eruditos, el historiador de la iglesia protestante de la corriente Hurlbut reconoce: “Mientras que la iglesia fuera en su mayoría judía, el sábado historia de la Iglesia Cristiana, pág 45)
¿POR QUÉ ESTA VERDAD ES TAN POCO ACEPTADA?
Israel; y vieron al Dios de Israel; y había debajo de sus pies como un embaldosado de zafiro, semejante al cielo cuando está sereno Mas no extendió su mano sobre los príncipes de los hijos de Israel; y vieron a Dios, y comieron y bebieron” (Éxodo 24:9 11). Así que más de 70 de los líderes de Israel “vieron al Dios de Israel”.
Cuando uno entiende la última frase del párrafo anterior, puede empezar a comprender por qué tantos sacerdotes y ministros que profesan la religión rehúyen explicar el verdadero origen de Jesucristo. Prácticamente a todos ellos se les enseñó que los Diez Mandamientos fueron la obra de un “Dios severo del Antiguo Testamento” y que, de alguna manera, Jesucristo “era más sensato” que su Padre. Incluso en muchas ocasiones dicen, que de algún modo el apóstol Pablo “sabía más” que el mismo Jesús o el Padre, y eliminó los Diez Mandamientos, la ley de Dios Estos hombres engañados puede que sean sinceros. Pero están “cegados” (2 Corintios 4:3 4) como lo está todo este mundo. Recuerde la instrucción de Jesús acerca de la mayoría de los líderes religiosos de su época: “Dejadlos; son ciegos guías de ciegos; y si el ciego guiare al ciego, ambos caerán en el hoyo” (Mateo 15:14) Resulta vergonzoso para las personas a las que les enseñaron que los Diez Mandamientos fueron “abolidos”, admitir que aquel que se convirtió en Jesucristo fue quien dio los Diez Mandamientos a Moisés. Él es quien ordenó, siendo parte integral de la gran ley espiritual de Dios: “Acuérdate del día sábado para santificarlo Seis días trabajarás, y harás toda tu obra; más el séptimo día es reposo para el Eterno tu Dios; no hagas en él obra alguna, tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu criada, ni tu bestia, ni tu extranjero que está dentro de tus puertas. Porque en seis días hizo el Eterno los cielos y la tierra, el mar, y todas las cosas que en ellos hay, y reposó en el séptimo día; por tanto, el Eterno bendijo el día de reposo y lo santificó” (Éxodo 20:8 11)
LA CONSECUENCIA LÓGICA DE ESTA VERDAD
El verdadero Cristo que revela claramente la Biblia, coexistió con el Padre desde planearon la creación de la humanidad El Logos, quien se convirtió en Cristo, habla
De nuevo, la mayoría de los ministros entienden lo que el autor de la epístola a los Hebreos por inspiración nos dice: “Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos” (Hebreos 13:8) Y ellos saben que ni Cristo ni los apóstoles alguna vez intentaron “abolir” el sábado bíblico en ningún momento. Si hubieran hecho tal intento de derribar un precepto tan importante, proveniente directamente de la mano de Dios, los judíos que estaban a su alrededor se habrían amotinado, los habrían perseguido sin misericordia, no les habrían permitido continuar adorando en el Templo como lo hicieron durante años, y rápidamente los hubieran declarado herejes y rebeldes.
La enorme conmoción que habría resultado de un acontecimiento como este habría hecho que la discusión de los judíos acerca de la circuncisión descrita en Hechos 15, ¡pareciera una “tarde de té” en comparación! Naturalmente, ni Cristo ni los apóstoles discutieron o instituyeron jamás un cambio de esta índole en la gran ley espiritual de Dios. Durante unos 25 años después de la crucifixión de Jesús, y después de que a la Iglesia primitiva se le concediera el don del Espíritu Santo para guiarla, los verdaderos cristianos todavía eran “celosos” por la ley (Hechos 21:20). Incluso, el apóstol Pablo todavía obedecía los Diez Mandamientos, la ley espiritual de Dios Podemos corroborar esto con el inspirado relato que le da el apóstol Santiago desde “la sede central” a Pablo: “y todos comprenderán que no hay nada de lo que se les informó acerca de ti, sino que tú también andas ordenadamente, guardando la ley” (Hechos 21:24).
Como escribió el apóstol Pablo: “Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí” (Gálatas 2:20). Así los cristianos pueden entender la explicación de Juan, el discípulo amado, acerca del amor de Dios y de cómo funciona: “Pues este es el amor a Dios, que guardemos sus mandamientos; y sus mandamientos no son gravosos” (1 Juan 5:3).Leerían y tendrían un mayor entendimiento de la declaración inspirada de Juan en Apocalipsis 14:12: “Aquí está la paciencia de los santos, los que guardan los mandamientos de Dios y la fe de Jesús”.
Si a todos los que profesan ser cristianos se les enseñara la verdad, que aquel que se convirtió en su Salvador es el mismo que proclamó los Diez Mandamientos, es probable que su actuar fuese diferente. ¡Seguramente el mundo sería un lugar mucho más seguro! Todos se darían cuenta que el verdadero cristianismo es una religión que respeta la ley: un camino de bendiciones y paz basado en la gran ley espiritual de Dios Aprenderían que, aunque nadie se vuelve perfecto de la noche a la mañana y que se nos ordena crecer en el carácter de Cristo, es posible seguir Su ejemplo inspirado por medio de su Espíritu en nosotros.
Al haber comprado y pagado por nosotros, por su muerte en la cruz, ahora nosotros le “pertenecemos” a Cristo por partida doble Él es nuestro Hacedor, nuestro Dios, nuestro Maestro A pesar de todo, después de la muerte de los verdaderos apóstoles, surgió una gran apostasía sobre lo que se denominó el “cristianismo”. Las claras enseñanzas y el ejemplo de Cristo y los apóstoles empezaron a ser alteradas. El concepto mismo de que Cristo es un verdadero "Maestro" comenzó a deshacerse y a alterarse permanentemente Llegó a ser considerado un “Señor” que no exigía la obediencia a la propia ley espiritual, los Diez Mandamientos, que le había dado a la humanidad. Su clara y persistente enseñanza: “Mas si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos” (Mateo 19:17), la intentan explicar como una instrucción exclusiva para los judíos.
dijo: “Hagamos al hombre a nuestra imagen” . Luego, cerca de 4,000 años después, el Logos estaba dispuesto a despojarse de su indescriptible gloria, poder y majestad que siempre había compartido con el Padre Pablo dijo, usando la traducción correcta, que Cristo se “despojó” a sí mismo, “tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra; y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre” (Filipenses 2:7 11).
De esta forma, también desecharon poderosas declaraciones del Apóstol Juan tales como: “El que dice: Yo le conozco, y no guarda sus mandamientos, el tal es mentiroso, y la verdad no está en él” (1 Juan 2:4).
Que Dios le permita entender esto cuando lo lea y así pueda responder a la verdad que Jesucristo nos revela en Su palabra. Como Él dijo: “¿Por qué me llamáis, Señor, Señor, y no hacéis lo que yo digo?” (Lucas 6:46).
Jesús dijo, “Yo y el Padre uno somos” (Juan 10:30) Así que aquel que había sido plenamente “uno” con Dios, y quién era Dios, “se despojó a sí mismo” para convertirse en nuestro Salvador. Su vida, realmente vale más que todas las de nosotros, porque Él no sólo creó la humanidad, sino también el universo entero.
Estas claras declaraciones las explican como si sólo aplicaran para el “espíritu “de la ley o para algunos “nuevos” mandamientos de Jesús. Pero cuando uno estudia estos nuevos mandamientos, se da cuenta que son magnificaciones de los Diez Mandamientos, ¡los cuales dio el mismo Jesucristo en el Monte Sinaí! Y de nuevo, “Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos” (Hebreos 13:8).