A7 7.1Santiago, el hermano de Jesús

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Santiago, el hermano de Jesús Mayo-Junio de 2003 John H. Ogwyn (1949-2005) Recientemente, arqueólogos en Israel anunciaron el hallazgo del osario de Santiago, el hermano de Jesús. ¿Quién era Santiago? ¿Qué sabemos sobre su vida y sus enseñanzas, y de su importancia para los cristianos hoy en día? ¡La respuesta puede sorprenderle!

En el otoño de 2002 una sorprendente historia, con un significado religioso muy importante sacudió los medios de noticias seculares. Eruditos afirmaban que el osario (o caja fúnebre) de Santiago, el hermano de Jesucristo, había sido descubierto en el área de Jerusalén. Tanto los principales programas como revistas de noticias publicaron la historia, basada en la información presentada en el número de noviembrediciembre de 2002 de Biblical Archaeology Review (BAR). El descubridor y autor del artículo de BAR, por sus siglas en inglés, fue el Dr. Andre Lemaire, un profesor que dirige la sección de filología y epigrafía hebrea y aramea en la Sorbona de París. Lemaire es uno de los mayores especialistas del mundo en inscripciones antiguas, y ha publicado más de 400 artículos y documentos. Cuando una persona de su reputación hace una aseveración tan sorprendente, capta inmediatamente la atención de las personas. En el 2002, Lemaire estuvo durante seis meses en el Instituto de Estudios avanzados de la Universidad Hebrea en Jerusalén, donde conoció a un coleccionista privado quien tenía un osario que databa del primer siglo d.C. Cuando el Dr. Lemaire examinó la caja y leyó la inscripción, quedó sorprendido por sus posibles implicaciones e inició una investigación académica para determinar si la caja era auténtica. Osarios como el que encontró Lemaire fueron utilizados en el área de Jerusalén desde el año 20 a.C. aproximadamente hasta el asalto de Roma a la ciudad en el 70 d.C. Los entierros en el área de Jerusalén normalmente tenían lugar en cuevas de piedra caliza excavadas en las laderas. El cuerpo del difunto era envuelto en un sudario de lino y puesto en una cornisa dentro de la cueva funeraria familiar. Aproximadamente un año después, la familia regresaba y depositaban los huesos del difunto dentro de un osario. La caja llevaba inscrito el nombre del fallecido y se apilaba con cajas similares que contenían los restos óseos de otros miembros de la familia que habían sido enterrados en la cueva. De ahí proviene la 000


frase que comúnmente se utiliza en el Antiguo Testamento, cuando habla de que una persona una vez muerta duerme con sus padres” (1 Reyes 11:21, 43). Con frecuencia, la misma cueva funeraria guardaba los restos óseos de una misma familia por generaciones. ¿Qué hizo que el Dr. Lemaire y las otras personas concluyeran que este osario en particular había contenido en algún momento los restos óseos de un miembro de la familia de Jesucristo? Para empezar, en la inscripción al costado se leía: “Santiago, hijo de José, hermano de Jesús”. Normalmente, las inscripciones utilizaban el patrón, “x hijo de y”. Sólo se mencionaba a un hermano en raras ocasiones, cuando ese hermano tenía un protagonismo inusual. Teniendo en cuenta que la Biblia habla acerca de un Santiago que era hijo de José y hermano de Jesucristo, y sabemos que este Santiago murió en Jerusalén en el año 62 d.C., cuando estos osarios eran empleados comúnmente, inmediatamente surge la pregunta: ¿estaba vinculado este osario a ese famoso Santiago? Determinar la edad de la caja y la inscripción en ella, era uno de los primeros pasos que había que dar. ¿Era una falsificación? La caja fue llevada al Servicio Geológico de Israel (GSI, por sus siglas en inglés) para su estudio y ayudar a establecer su autenticidad. Los especialistas del gobierno israelí examinaron la caja y la inscripción con lupas binoculares y examinaron algunas muestras de esta con un microscopio electrónico de barrido. En una carta dirigida al editor del BAR, Hershel Shanks, los Drs. Amnon Rosefeld y Shimon Ilani, del Ministerio de Estado israelí para el Estudio Geológico, decían: “No se halló evidencia del uso de una herramienta o instrumento moderno. No existe evidencia que detracte la autenticidad de la pátina [la delgada capa que cubría la superficie causada por el paso del tiempo] ni de la inscripción encontrada”. Un falsificador que añadiera la inscripción tendría que haber sido capaz de imitar las formas de las letras arameas y evitar cualquier error en el uso del siglo I. Antes de publicar el artículo acerca de su descubrimiento, los editores del BAR se lo mostraron a Joseph Fiztmyer, antiguo profesor de la Universidad Católica de América, considerado uno de los mayores expertos del mundo en arameo del siglo I. Fiztmyer estaba convencido de que la inscripción era auténtica. Desde la publicación del artículo en el BAR, otros académicos han cuestionado la autenticidad de la inscripción y han descartado la conexión del osario con Santiago el hermano de Jesús. Sin embargo, la mayoría de estos contendientes sólo han visto fotos de la inscripción y no la han examinado cómo el Dr. Lemaire y sus colaboradores tuvieron la oportunidad de hacerlo. Aun así, es probable que no haya manera de determinar de forma indiscutible si en esta caja en particular reposaban realmente los huesos de Santiago, al que se le llamaba "hermano del Señor" en el Nuevo Testamento. ¿Cuál es, entonces, la verdadera importancia de este hallazgo? Continúe leyendo.


EL OSARIO DE SANTIAGO: ¿ES AUTÉNTICO? Desde que se anunció el descubrimiento del "osario de Santiago" el otoño pasado, su autenticidad ha sido objeto de gran debate entre los expertos. A estas alturas, prácticamente todos reconocen que el osario en sí es auténtico, que data del siglo I d.C. y que fue un osario real utilizado en la zona de Jerusalén. Pero persisten los desacuerdos acerca de la inscripción: ¿es auténtica o es, al menos en parte, una falsificación? Tal vez, el crítico que más se opone a la autenticidad de la inscripción, es la Dra. Rochelle Altman. A partir del estudio de algunas fotografías de la inscripción, ha llegado a la conclusión de que una parte clave de la inscripción es falsa, añadida en una fecha posterior a la del resto de la inscripción. En un artículo publicado en la revista digital Jewsweek, Altman describió su hallazgo, el cuál postula que la mitad de la inscripción del osario parece estar escrita en una letra y la otra mitad en una distinta. Cree que la frase "Santiago, hijo de José" es la inscripción original, fechada en el siglo I d.C., pero que la frase "el hermano de Jesús" fue añadida uno o dos siglos después por otra mano. Altman cree que la primera mitad de la inscripción está bien ejecutada y representa un grado de alfabetización mucho mayor que la de la segunda mitad. Discute la ortografía aramea de "hermano" y "Jesús" y afirma que la segunda mitad del texto está extirpada, en lugar de incisa (lo que significa que la superficie alrededor de las letras fue cortada, en lugar de que las letras fueran cinceladas en la superficie). Como normalmente se dejan marcos alrededor de los textos extirpados para protegerlos de cualquier alteración, Altman afirma que el marco debió de ser cortado posteriormente del original para hacer sitio al texto añadido. En la edición de enero-febrero de 2003 de Biblical Archaeology Review, el editor Hershel Shanks comentó acerca de la teoría de Altman: "La persona que está más segura y vociferante al afirmar que diferentes manos fueron responsables de la primera y la segunda parte de la inscripción también está segura de que la inscripción está extirpada, y no incisa... Es difícil entender cómo puede estar tan segura cuando nunca ha visto el propio osario. Los expertos que han visto el osario y han estudiado las inscripciones siguen manteniendo que la inscripción está claramente grabada, incisa, no extirpada" (pág. 25). Robert Eisenman, profesor de religiones y arqueología de Oriente Medio en la Universidad Estatal de California, en Long Beach, tipificó la ambivalencia de muchos académicos cuando escribió: "Esta caja está demasiado pulida, demasiado perfecta. En cuestiones de verificación de antigüedades, esto es siempre una señal de alarma". En última instancia, como dijo Uzi Dahari, de la Autoridad de Antigüedades de Israel: "Hay tantas preguntas que nunca tendrán respuesta, que nadie podrá decir nunca con seguridad que éste es el osario del hermano de Jesús".


Puede que los académicos nunca estén satisfechos de haber encontrado el lugar del descanso final de la muerte de Santiago. Los verdaderos cristianos, sin embargo, pueden encontrar en las páginas de la Biblia un mundo de información acerca de su vida, sus enseñanzas y su ejemplo para nosotros. —John H. Ogwyn Mucho más importante que las discusiones sobre si esta caja en particular era el lugar del descanso final de Santiago, el hermano de Jesús es la atención que el descubrimiento captó acerca de un tema sobre el cual la mayoría de los cristianos tradicionales son completamente ignorantes. Ese tema, cuando se entiende correctamente, tiene implicaciones de gran alcance para todos los que se autodenominan cristianos en el mundo de hoy. U.S. News & World Report abordó el tema: "Como líder de la iglesia madre en Jerusalén, Santiago fue el proponente clave de una marca de cristianismo que conservaba fuertes lazos con el judaísmo... Estos “cristianos de Jerusalén” continuaron adorando en el templo y observando cuidadosamente la ley de Moisés, practicando una forma de la religión. Dice James D. G. Dunn, profesor de divinidad en la Universidad de Durham, Inglaterra, que “hoy apenas reconoceríamos: el cristianismo judío”". ("A Discovery and a Debate", 4 de noviembre de 2002, pág. 50). Dunn reconoce que el tipo de cristianismo practicado por Santiago era muy diferente a lo que hoy se llama cristianismo. La pregunta que debemos responder es: ¿Quién tenía razón? ¿Se equivocó Santiago en su comprensión acerca de cómo debía practicarse el cristianismo? ¿Qué nos dice el Nuevo Testamento acerca de Santiago y del papel que desempeñó en la Iglesia primitiva?

LA LABOR DE SANTIAGO Y LA IGLESIA DE JERUSALÉN A la mayoría de los cristianos tradicionales se les ha enseñado que Jesucristo nunca tuvo hermanos ni hermanas. Erróneamente se les ha enseñado que María fue una virgen perpetua, ¡aunque la Biblia claramente enseña lo contrario! Es correcto decir que María era virgen cuando Jesucristo fue concebido de manera sobrenatural mediante el poder del Espíritu Santo (Lucas 1:31, 34-35). De hecho, Dios incluso envió un ángel para explicarle esto a José, su esposo, quién por supuesto estaba conmocionado ante la noticia del embarazo de María (Mateo 1:19-20). Tengamos en cuenta la clara afirmación bíblica cuando dice que José “recibió a su mujer. Pero no la conoció hasta que dio a luz a su hijo primogénito; y le puso por nombre JESÚS” (versículos 24-25). María era virgen en el momento de la concepción y nacimiento de Jesús, pero después de esto, José y ella tuvieron una relación marital normal y ella dio a luz otros hijos que fueron el fruto de su unión. Analice los comentarios de las personas del pueblo en Nazaret, donde Jesús creció. Había llegado a predicar con fuerza y estaban asombrados. “Y venido a su tierra, les enseñaba en la sinagoga de ellos, de tal manera que


se maravillaban, y decían: ¿De dónde tiene éste esta sabiduría y estos milagros? ¿No es éste el hijo del carpintero? ¿No se llama su madre María, y sus hermanos, Jacobo, José, Simón y Judas? ¿No están todas sus hermanas con nosotros? ¿De dónde, pues, tiene éste todas estas cosas?” (Mateo 13:54-56). Evidentemente, Jesús tenía hermanos y hermanas, y la gente de su ciudad natal los conocían bien. Aunque Santiago y los demás no fueron discípulos en el tiempo del ministerio terrenal de Jesús, Él se le apareció a Santiago después de la resurrección (1 Corintios 15:4-7). En 1 Corintios 9:5, Pablo describe a los “hermanos del Señor” como ministros que difundían activamente el evangelio. Claramente, la familia de Jesús, después de su resurrección, se convirtió (Hechos 1:14). Ahora sabían que aquel con quien habían crecido, su hermano mayor, era en realidad el hijo de Dios. Desde el comienzo de la historia de la Iglesia del Nuevo Testamento, Santiago, el hermano del Señor, desempeñó un papel de liderazgo. En Hechos 15 se le describe como el que presidía la Iglesia en Jerusalén y el importante Consejo de la Iglesia que se reunía allí. En Gálatas 2:9, Pablo lo menciona como uno de los tres “pilares” de la Iglesia junto con Pedro y Juan. Cuando Pablo regresó a Jerusalén. Lucas dice que “entró con nosotros a ver a Jacobo, y se hallaban reunidos todos los ancianos” (Hechos 21:18). Santiago y Judas, su hermano menor, escribieron los libros del Nuevo Testamento que llevan sus nombres. Judas, identificándose en el primer versículo como el hermano de Santiago, prosigue a dar una exhortación muy importante: “Amados, por la gran solicitud que tenía de escribiros acerca de nuestra común salvación, me ha sido necesario escribiros exhortándoos que contendáis ardientemente por la fe que ha sido una vez dada a los santos” (Judas 3). ¿La fe que ha sido una vez dada? Piense en las implicaciones de esta afirmación. ¿Entendieron Santiago y Judas el mensaje que Jesucristo llevó al mundo? ¿Sabían lo que Él enseñó y practicó? Si la forma de cristianismo reconocida en el mundo actual difiere drásticamente de la practicada por Santiago y Judas, como han observado Dunn (mencionado anteriormente) y otros, entonces ¿quién tiene la razón? ¿Cuál forma del cristianismo es la más fidedigna a la que fue una vez dada por Jesucristo, el verdadero fundador del cristianismo? Judas continuó explicando que, incluso en sus días, lo que se conocía como cristianismo empezaba a seguir caminos muy diferentes. ¿Cómo era esto posible? “Porque algunos hombres han entrado encubiertamente, los que desde antes habían sido destinados para esta condenación, hombres impíos, que convierten en libertinaje la gracia de nuestro Dios, y niegan a Dios el único soberano, y a nuestro Señor Jesucristo” (Judas 4). El Webster's Unabridged Dictionary (Diccionario extendido de Webster) define la palabra libertinaje como “no estar sujeto a la ley”. Incluso en el primer siglo, algunos distorsionaban el significado de la gracia para insinuar que la ley de Dios ya no era obligatoria para los cristianos. Judas dejó claro a sus lectores que debían esforzarse por mantener el mensaje que Jesucristo había entregado en el principio.


¿ERA DIFERENTE EL CRISTIANISMO DE PABLO AL DE SANTIAGO? La explicación popular que se da entre los círculos teológicos es que el apóstol Pablo enseñó una versión del cristianismo adaptada a los gentiles, y que ésta era diferente de la que se practicaba en Judea y Jerusalén. Evidentemente, lo que popularmente se conoce hoy como cristianismo tiene sus raíces en la antigua Roma y no en Jerusalén, como abiertamente lo admiten muchos eruditos. Sin embargo, la pregunta que nos debemos plantear es, si realmente el cristianismo romano tuvo sus orígenes con Pablo. ¡Piense en ello! Jesús enseñó y entrenó hombres que pasaron literalmente cientos de horas con Él. Fueron testigos de su conducta en innumerables situaciones, escucharon Sus enseñanzas públicas, tuvieron la oportunidad de pedirle que les explicara puntos que no les quedaban claros. Adicionalmente, presenciaron sus milagros y tuvieron muchas horas de conversación personal con Él. ¿Pero quién había pasado más tiempo con Él, que Santiago y Judas, los hermanos de Jesús? ¿Quién conocía más a fondo el tipo de vida que llevaba, las costumbres y prácticas que Él observaba? ¿Tiene sentido que Jesús diera un ejemplo específico durante toda su vida, y que les dijera a todos aquellos que Él había entrenado que enseñaran todo lo que Él les había instruido a todas las naciones (Mateo 28:20), como para que unos años después, trajera a Pablo y lo hiciera enseñar doctrinas muy diferentes? ¡Eso es absolutamente absurdo! De hecho, Pablo en ningún momento hizo tal afirmación, Él enfatizó que sólo existe un verdadero evangelio (Gálatas 1:6-7) y una fe verdadera (Efesios 4:5). Esta única fe a la que se refería Pablo claramente era la que Judas indica que fue una vez dada a todos los santos. El apóstol Pablo no sólo no predicó en contra de la ley de Dios, sino que personalmente guardó la ley y enseñó a sus conversos a seguir su ejemplo personal (1 Corintios 11:1). Observe lo que Pablo dijo a los ancianos de la comunidad judía cuando fueron a visitarlo mientras estaba bajo arresto domiciliario en Roma. Él les dijo: “Yo, varones hermanos, no habiendo hecho nada contra el pueblo, ni contra las costumbres de nuestros padres, he sido entregado preso desde Jerusalén en manos de los romanos” (Hechos 28:17). Si Pablo hubiera desechado el Sábado, las leyes de las carnes limpias e inmundas y otros mandatos bíblicos, no podría haber hecho tal declaración. No obstante, incluso mientras Pablo estaba con vida, se hicieron falsas acusaciones acerca de sus enseñanzas. Cuando regresó a Jerusalén en el año 56 d.C., después de su tercer viaje evangelístico, fue a reunirse con Santiago, el hermano del Señor, y con otros líderes de la Iglesia en Jerusalén. Después de escuchar las noticias de los recientes viajes de Pablo y del crecimiento de la obra en las áreas de las que estaba a cargo, Santiago le contó a Pablo lo que había estado sucediendo en el área de 0000000


Jerusalén. Le hizo saber que miles de judíos más se habían convertido y que todos eran “celosos por la ley” (Hechos 21:20). Sin embargo, se estaban difundiendo rumores horribles acerca de Pablo, según los cuales él enseñaba a los judíos que vivían en la diáspora a “apostatar de Moisés, diciéndoles que no circunciden a sus hijos, ni observen las costumbres” (versículo 21). Santiago sabía que el rumor era falso e ideó un plan que pensó que convencería a los judíos en Jerusalén de que Pablo se tomaba muy en serio cada uno de los detalles de la ley de Dios. Está claro que Santiago y Pablo no estaban enfrentados por la doctrina, por el contrario, tenían una relación basada en el afecto y el respeto mutuo. La mayoría de la gente ignora por completo el hecho de que casi todos los primeros conversos gentiles de Pablo provenían de un grupo llamado “temerosos de Dios” o prosélitos. Estos eran gentiles que asistían a la sinagoga regularmente y escuchaban la lectura de las escrituras hebreas. Estaban familiarizados con el Sábado y las Fiestas Santas, y las guardaban. Sin embargo, los “temerosos de Dios” no estaban circuncidados y no podían ingresar en los atrios del templo de Jerusalén ni participar en los rituales que allí se llevaban a cabo. Veamos el relato de Hechos 13, cuando Pablo llegó por primera vez a Antioquía de Pisidia, parte de la provincia romana de Galacia. Se dirigió a la sinagoga local, su audiencia consistía en (versículo 16), judíos por nacionalidad (“varones israelitas”) y los devotos gentiles que había entre ellos (“los que teméis a Dios”). Después de su discurso, muchos de los gentiles presentes le pidieron que les hablara el “siguiente día de reposo” (Hechos 13:42). En Hechos 18:4 vemos un relato similar, donde dice que Pablo discutía cada sábado y persuadía tanto a judíos como a griegos. Los gentiles devotos que escucharon por primera vez el mensaje del Evangelio eran los que ya habían abandonado la idolatría pagana y se reunían con los judíos todos los sábados para escuchar la lectura de las Escrituras hebreas y así aprender más acerca del Dios de Israel. Muchos malinterpretan la enseñanza de Pablo sobre la justificación. La mayoría desconoce que Pablo basó sus enseñanzas acerca de la "justificación por la fe" no en una nueva revelación de Jesús, sino en la Torá, los cinco primeros libros de la Biblia. A lo largo de Romanos y Gálatas, los libros en los que discutió más a fondo la justificación, Pablo llevó a sus lectores a la historia de Abraham registrada en el libro del Génesis, el primer libro de la Torá. Explicó que la fe era la base de la relación de Abraham con Dios, el medio por el que fue justificado y llegó a ser justo (Romanos 4:3). Es evidente que esa también debe ser la base de nuestra relación con Dios. Pablo hablaba de una fe viva, una fe que produce el sometimiento y la obediencia en nuestras vidas, al igual que en la de Abraham. Santiago también habló de la fe viva en el libro que lleva su nombre, e igualmente utilizó el ejemplo de Abraham para demostrar su punto (Santiago 2:19-23). La explicación de Pablo acerca de cómo estar en armonía con Dios es tan antigua como el libro del Génesis, y está en completa armonía con las enseñanzas de Santiago, Pedro, Juan y Judas.


¿QUÉ PASÓ CON EL CRISTIANISMO? ¿Cómo, entonces, se desarrolló en Roma una forma de cristianismo tan diferente a la de la Iglesia de Jerusalén? La respuesta se encuentra en una serie de acontecimientos dramáticos que tuvieron lugar del año 62 al 70 d.C. Estos acontecimientos prepararon el terreno para una iglesia del siglo II que se autodenominaba cristiana, pero que era casi irreconocible para Santiago, Pedro y Pablo. Fue en el año 62 d.C., aproximadamente un año después de la liberación de Pablo de la prisión romana, cuando Santiago, el hermano de Jesús y líder de la Iglesia de Jerusalén, fue apedreado hasta la muerte por instigación del sumo sacerdote judío. La tradición ha sugerido que unos cinco años después, durante los últimos meses del reinado de Nerón, primero Pablo y luego Pedro fueron ejecutados. Poco después, estalló una guerra en Judea. La Iglesia de Jerusalén huyó de la zona en el verano del año 69 d.C., y aproximadamente un año después las legiones romanas abrieron una brecha en las murallas de Jerusalén, quemaron el Templo y arrasaron la ciudad. El sentimiento antijudío se extendió por todo el Imperio Romano y se agravó durante las décadas que condujeron a la segunda revuelta judía, aproximadamente 65 años después. La confusión total comenzó a extenderse por la comunidad cristiana durante las últimas décadas del siglo I. En los últimos meses de la vida de Pedro, él había advertido que algunos, a los que calificaba de espiritualmente inestables, habían empezado a distorsionar los escritos de Pablo (2 Pedro 3:15-16). Estos son los mismos a los que Judas se refirió poco antes diciendo que habían entrado encubiertamente. Estos falsos maestros habían comenzado a distorsionar el significado de la gracia enseñando en contra de la necesidad de obedecer la ley de Dios. Influenciados por tales enseñanzas, e influenciados por una atmósfera política antijudía, era sólo cuestión de tiempo antes de que los gentiles en Roma comenzaran a desechar las prácticas que asociaban con los judíos. Lo que comenzó en Roma acabó convirtiéndose en la norma, especialmente tras la alianza que surgió en el siglo IV entre el emperador romano Constantino y el obispo de Roma. El célebre historiador Will Durant, en su libro César y Cristo, describe el camino de desarrollo que siguió la Iglesia de Roma, a diferencia de la Iglesia de Jerusalén. Reconoce que, si bien la Iglesia romana derivó la ética de Judea, derivó su teología de Grecia y su organización de Roma (p. 618). Además, la Roma pagana legó muchos otros rasgos: la estructura eclesiástica, el título y las vestiduras del pontifex máximus, el culto a la Gran Madre, las antiguas fiestas, junto con la pompa y el ceremonial "pasaron como sangre materna a la nueva religión" (p. 672). Muchos teólogos modernos admiten fácilmente que, por su doctrina y sus adornos, la mayor parte del "cristianismo" actual se muestra mucho más heredero de la Iglesia romana que de la Iglesia de Dios conocida por Santiago y los primeros cristianos de Jerusalén. ¿Y usted? ¿Se conforma con las tradiciones de los hombres o va a contender seriamente por la fe una vez dada, la que practicaron Santiago, los Apóstoles y la Iglesia de Jerusalén?


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